Filósofo, critico cultural, traductor, historiador, periodista y coleccionista, Walter benjamín es indefinible, siempre decidió escoger la marginalidad. Nació en Berlín en 1892 y era judío, por lo cual fue una de las víctimas del nazismo, se suicidó el 26 de setiembre de 1940 en Cataluña a los 48 años de edad, al parecer desesperado cuando intentaba escapar del avance del nazismo Benjamín tenía una manera muy particular de escribir, era fragmentario, prefería las imágenes muy sugerentes antes que las narraciones, como los ensayos antes que los libros. Le fascinaban las citas, aunque muchas veces citaba fuera de contexto, sin respetar las intenciones de los autores, el resultado es muy bello, pero también muy difícil de leer, lo cual ha llevado a muchas lecturas equívocas de su obra. Pero esta manera de escribir tiene una profunda relación con su filosofía Una de las rarezas centrales de Walter benjamín, es que es a la vez un pensador materialista, cada vez más comprometido con un proyecto comunista y un pensador teólogo, pero claro no podrá ser estas dos cosas a la vez sin radicalmente plantear que significa cada uno. Como materialista de izquierda siempre está pensando en cómo lograr una sociedad justa partiendo desde la vida material económica, pero como teólogo para el finalmente es lo espiritual y lo mesiánico lo que nos va a permitir a realizar un cambio para salir del automatismo desalmado de la vida moderna Una característica de Walter benjamín es su enfoque en la cultura, enfatiza que la clave para la emancipación, son las mentalidades que son a su vez formadas por la cultura. Benjamín es muy crítico de lo que celebramos como la herencia cultural, que el describe como el botín de guerra de los opresores, el prefiere estudiar los desechos, lo que parece no importar, sean libros infantiles, postales, mercancías olvidadas u otras, para darles una nueva interpretación que ayude a abrir mentalidades Una de sus ideas más potentes es que el tiempo no es algo natural , sino una construcción de profundas implicancias políticas, lo que nosotros tomamos como tiempo es decir una sucesión lineal de instantes iguales, benjamín lo interpreta como la base de un mito, el mito del progreso, este mito promete una mejora automática, pero benjamín sostiene que confunde una mejora tecnológica con una mejora social, que hace parecer que no hay nada por lo cual luchar y limita la imaginación al siguiente eslabón de una larga cadena Por esto mismo Benjamín propone otra concepción del tiempo que si haría posible la justicia social, en un pasaje de su texto “Tesis sobre el concepto de la historia”, en base a la descripción de un cuadro de Paul Klee (Angelus novus), describe lo que sería para él, el espíritu de este otro tiempo, un ángel que lucha para volver a casa en el tiempo para realizar un cambio radical, reconstruir lo destruido y despertar los muertos, así para benjamín el verdadero cambio viene del pasado. Benjamín entonces propone que el cambio verdadero necesita una manera particular de hacer historia, a esta la llama el materialismo histórico, en vez de narrar el pasado como los historicistas tradicionales , él propone intervenir el presente con una imagen que reta e interrumpe mentalidades, a esta la llama una imagen dialéctica, que siempre es una imagen del pasado , que da una nuevo significado en el presente, la idea es que el cambio no se logra simplemente fantaseando con un futuro mejor, sino mostrado como algo que ya existe puede servir para una sociedad justa
Una de los ensayos más famosos de Walter Benjamín es “El autor como productor”, donde considera la pregunta de ¿Qué es el buen arte? Por un lado los comunistas de su época pensaban que lo importante era que tuvieran un mensaje explícitamente a favor del comunismo, por otro lado la idea predomínate era que una obra de arte era buena por su forma, Benjamín rechaza esta división entre forma y contenido, describe la obra de arte más bien como técnica que seria las dos cosas a la vez, entonces una buena obra de arte seria la que tiene una buena técnica, que quiere decir que produzca idea y percepciones mejores y se produzco de una forma mejor Otro ensayo muy importante es “la obra de arte en la época de su reproductividad técnica”, donde explica que, tras la llegada de nuevas formas de producción automatizada, como la fotografía, el cine, la producción en serie, la imprenta, ya no se puede seguir produciendo ni consumiendo arte como antes. Para benjamín antes el arte estaba revestido de un aura donde cada pieza era única, cuando recibimos el arte a través de fotos reimpresiones, polos, el valor del arte cambia, ya no sentimos esa aura, sin embargo, él no lo califica como algo exactamente malo, más bien puede resultar liberador. Seguir la herencia de benjamín hoy implica repensarlo y actualizarlo para las necesidades del presente, podemos destacar como reto actual pensar en la política en la era digital, o seguir criticando como la palabra “progreso” sirve para justificar el atropello a comunidades indígenas vistas por lo atrasadas, o justificar grandes gastos en supuestas modernizaciones que en realidad son puro brillo. Pero lo más importante es su gesto de siempre desmitificar y revelar que la historia hasta ahora, una historia del fracaso ante la necesidad de alcanzar la justicia social para todos, no es algo natural e incambiable. Benjamín nos reta a pensar en cada instante la posibilidad a lograr una sociedad justa