UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ENTRE RÍOS
FACULTAD DE HUMANIDADES, ARTES Y CIENCIAS SOCIALES
COMPLEMENTO CURRICULAR EN PEDAGOGÍA
Cátedra: ECONOMÍA Y FINANCIAMIENTO DE LA EDUCACIÓN
Profesor: Lic. DANIEL ALBANO
“Una mirada a la Educación desde la Economía” Por María Elena Brehm Silvina Carraud Isabel Gómez Ramiro Pérez
Gualeguaychú, Diciembre de 2009
La Economía aspira a establecer cómo asignar los recursos a las diferentes actividades económicas y sociales, para maximizar el bienestar social. En el convencimiento de que la educación es uno de los factores determinantes para generarlo, analizar el campo educativo, desde el punto de vista económico, resulta necesario para entender las relaciones existentes entre el sistema educativo y la estructura económica. Éstas son estudiadas por la Economía de la Educación. Se pone en cuestión las complejas interacciones entre el modelo general de desarrollo socio-económico dominante y la naturaleza de las reacciones con las que responde el sistema educativo. El modelo fordista significó un compromiso entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores. Este paradigma se define como sistema de producción de masas, no obstante, de igual forma, se puede aplicar a la gestión keynesiana de la demanda, en la etapa de posguerra mundial, o sea la expansión del consumo de masas, además de la producción de las mismas. La educación, desde la perspectiva económica, se entendía como el primordial factor explicativo del crecimiento de la riqueza de los países, al mejorar cualitativamente uno de los factores de producción: el trabajo, y en consecuencia,
la
productividad del mismo. Desde el punto de vista político, en el estado de bienestar, se regularon los beneficios y los salarios, para conservar las condiciones principales para el crecimiento económico.
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Además, el pacto entre Estado y ciudadano oportunidades
a
cambio
de
impuestos)
(trabajo y sustentó
la
responsabilidad de la educación como prestación, para hacer viable la movilidad social. Esto se evidenciaba en la expansión de la demanda educativa y la necesidad inevitable de los gobiernos en responder a ella, hasta la llegada de la crisis fiscal del Estado. En nuestro país, durante la primera presidencia de Perón, el gobierno
obtuvo
una
mayor
centralización
del
sistema
educativo con la creación del Ministerio de Educación, separado del de Justicia, después de la reforma de la Constitución. También, privilegió la educación técnica, por un lado, por considerarla primordial para sus planes de industrialización ya que aportaría la mano de obra calificada que se requiriera, y por otra parte, hallaba a las escuelas técnicas como un elemento que favorecería a ahuyentar el peligro social y la atracción de “teorías y actitudes extrañas”.
No solamente
ascendieron el número de escuelas y la cantidad de docentes, sino que se diversificaron en su tipo. Así, se fundaron las primeras
escuelas-fábrica,
de
nivel
medio,
especialmente
dedicadas a jóvenes y adultos. Se implementó un sistema de becas para la adquisición de textos y la subvención de viáticos, con el fin de
obtener un aumento masivo de la escolaridad
básica. Igualmente se organizaron los comedores escolares. Además se alcanzó un mayor acceso de las mujeres a la educación primaria y secundaria, que consiguió equipararse con la escolaridad masculina.
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Entre 1947 y 1955 se completó la inserción en el nivel primario de la población argentina en edad escolar; se duplicó la matrícula secundaria nacional, del 14% al 28%, mediante la ampliación de los establecimientos de enseñanza media y el ingreso de mujeres a este ciclo; la asistencia a la Universidad se duplicó: pasó de 25.139 a 47.575 alumnos, gracias a la supresión del arancel estudiantil. Comenzó asimismo una tímida reestructuración de la enseñanza técnica a nivel medio y se fundó la Universidad Obrera, denominada más tarde Universidad Tecnológica Nacional. El 19 de agosto de 1948 se sanciona la ley 13.229, por lo que se organiza para obreros y obreras del ciclo básico de aprendizaje y capacitación de las escuelas dependientes de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional el segundo ciclo de aprendizaje (cursos de perfeccionamiento técnico) con los siguientes objetivos: Proveer a la industria técnicos competentes y especializados para proporcionar a los obreros el acceso a condiciones superiores de vida y de trabajo, y la capacitación necesaria para el desempeño de actividades de mayor responsabilidad en el orden técnico. Ofrecer a los obreros los conocimientos imprescindibles para abordar posteriormente el estudio de disciplinas científico técnicas superiores que constituirán el plan de enseñanza de la Universidad Obrera Nacional. El neofordismo se define por instaurar una flexibilidad mayor de mercado, por medio de
un achicamiento de los gastos
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sociales generales y del poder de los sindicatos; de forma tal que impulsara la privatización de los servicios públicos, y del estado de bienestar; como si elogiara el individualismo competitivo.
Al
contrario,
el
postfordismo
se
puede
conceptualizar en términos del desarrollo del Estado como un comerciante estratégico, que moldea economía
nacional
mediante
la
la
dirección de la
inversión
en
sectores
económicos clave y el desarrollo del capital humano.
El
postfordismo está cimentado en un cambio hacia la producción y los servicios personalizados de alto valor que emplean a trabajadores con múltiples capacidades. La educación, en una economía de mercado neofordista, propicia la supervivencia del más fuerte, asentada en el acrecentamiento
de
la
libre
elección,
en
un
mercado
competitivo de escuelas, facultades y universidades. Como la financiación, al menos durante los años de escolarización obligatoria, es de origen público, se pretende instaurar un cuasi mercado, en el cual las escuelas compitan. Esta similitud de operar, como en el mercado, se logra tratando de erigir una pluralidad de escuelas, en una economía mixta de instituciones privadas y públicas. En algunos casos, se dirigirán a diferentes grupos de clientes, como las
minorías étnicas o las sectas
religiosas. Esta variedad facilita a los padres la opción de elegir entre diferentes productos, esta elección del producto (tipo de escuela) parece ser suficiente para que suba el estándar general, porque si las escuelas no pueden atraer suficientes alumnos para ser económicamente viables se exponen a ir a la
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quiebra. Esto llevará a los consumidores a optar por cursos y asignaturas en campos en los cuales hay demanda de empleo y, en consecuencia, terminará con el problema de escasez de habilidades. Se puede concluir que la introducción de la elección y la competición proporcionan un mecanismo ventajoso a las clases más favorecidas, asegurándoles superioridad en la competición por las credenciales; ya que no todos los grupos sociales llegan al
mercado educativo como iguales; el capital económico y
cultural se distribuye de forma desigual entre clases y grupos étnicos. La educación, en la economía postfordista, es considerada clave, por su aporte a una economía “imán”, de gran valor añadido, y asimismo, es capaz de solucionar el problema del desempleo. La inversión en educación y formación es entendida como favorecedora para que los trabajadores logren estar capacitados para obtener un empleo. Así, la justicia social garantiza que todos los individuos tengan la oportunidad de acceder a una educación que los capacite para un trabajo. Por medio de una inversión nacional,
que
firme, en infraestructura económica
contiene
transporte,
telecomunicaciones,
investigación y desarrollo y también la inversión en educación y sistemas formativos, se logra esa economía “imán”, apta para atraer el empleo de los trabajadores altamente cualificados y con salarios elevados, dentro de un mercado laboral cada vez más global.
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La globalización y sociedad de conocimiento, que en el contexto mundial son procesos sociales globales, en nuestro país adquieren características particulares, dadas problemáticas como la pobreza, la inequidad en el acceso a la educación, en general, y a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), en particular. La llamada brecha digital no hace más que prolongar las líneas de inclusión y exclusión, que lleva más allá una segmentación ya existente. Se hace imperiosa una mirada superadora que integre tanto lo educativo, como lo laboral y lo productivo. El
modelo
de
sociedad
de
información,
conocimiento
e
innovación se imbrica con la necesidad de procurar respuestas a la exclusión, inequidad, y pobreza, contexto en el cual la educación, se ha ido deteriorando. El vínculo entre educación y trabajo ha mutado. La relación educación-trabajo plantea, hoy, cuestiones tales como que se habla del aprendizaje permanente o de formación continua, y a su vez, el trabajo, a lo largo de la vida, va cambiando. Una persona puede llegar a ocuparse de distintas tareas, dada la poca estabilidad o duración en el mercado de trabajo. Ya la educación deja de ser previa al ingreso a este mercado, éste demanda actualizaciones y nuevos aprendizajes. El vínculo entre la estructura productiva, el mercado de trabajo y la educación puede examinarse desde cuatro dimensiones concurrentes: la sociedad de la información o del conocimiento, un sistema económico y productivo tendiente a la globalización, un mercado o mercados de trabajo segmentado y un sistema educativo de calidad dispar.
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En relación con la llamada sociedad de la información o del conocimiento y la inclusión de las TIC, resulta conveniente enfatizar
que
la
necesariamente,
información
por
conocimiento.
sí
Éste,
misma definido
no
implica,
como
la
capacidad cognitiva ligada a la posibilidad de interpretar y transformar información, es un proceso complejo. También, se debe resaltar el aprendizaje, de modo tal que, a través de éste es
que
el
conocimiento
se
regenera
y
se
amplía
incesablemente, manteniendo su valor. Cuando hablamos de sociedad del conocimiento debemos tener presente
los
desarrollos
softwares, pero, también
en
informática,
especialmente
todos los campos, por lo cual es
imprescindible desarrollar capacidades cognitivas capaces de procesar
la
inconmensurable
cantidad
de
información
disponible. De la misma forma, la ciudadanía se fundamenta en la accesibilidad a la información y a los medios públicos y privados. La manera en que nuestro país se incluye a ese modelo de sociedad es compleja. La mayoría de las empresas vinculadas a las TIC parecería no ser realmente innovadoras. Con referencia al mercado de trabajo, existe una marcada heterogeneidad
estructural
en
la
economía
argentina.
Diferencias en sus demandas, en la productividad entre los sectores económicos
y de significativos “cuellos de botella”
para su recuperación, luego de una fuerte crisis por la que atravesó nuestro país. Es dable subrayar la falta de personal calificado en distintos sectores. Igualmente hay pérdida de calificaciones, debido a
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que la desocupación afecta potentemente las competencias de los sujetos cuando se está fuera del mercado de trabajo, en condiciones
precarias
o
cumpliendo
tareas
de
menor
calificación. El modelo económico de los años noventa perjudicó a la industria manufacturera, que dejó de ser generadora de empleos, desalentando a los jóvenes a estudiar carreras relacionadas
con
la
industria.
Hoy,
las
empresas
que
subsistieron tienen carencias de calificaciones en áreas como el sector industrial, textil, confección, etc. El
esquema
industrial
que
procura
desplegarse,
en
la
actualidad, demanda competencias técnicas específicas, una cultura tecnológica “solvente”, conocimientos en matemática, técnicas químicas, etc. Estas competencias fueron soslayadas, en los años noventa, por priorizar sólo las competencias básicas, como las sociales, resolución de problemas, etc. En nuestro país, los esfuerzos de capacitación y formación profesional estuvieron ligados al momento del ciclo económico, es decir,
que en las épocas de crecimiento, los esfuerzos
crecen y en las épocas de recesión disminuyen de manera considerable. En los últimos años hemos visto de qué manera las nefastas políticas neoliberales han atacado el derecho social a la educación, pretendiendo transformarlo en un bien de consumo. Es evidente el
incremento del número de colegios privados,
alentado por la profunda crisis en que se ha sumido a la escuela
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pública, conforme lo que vivenciamos en nuestra experiencia laboral como docentes. Nos reconocemos acérrimos defensores de la escuela pública, en virtud, por un lado, a que provenimos de ella, tanto en los niveles primario y secundario, como en nuestra formación en los institutos docentes; y por otro, a que desempeñamos nuestra labor en la educación pública. Entendemos que los colegios privados atraen a aquellos padres que están en condiciones económicas de solventar las cuotas, y que se ven entusiastas en proporcionar una educación eficaz para sus hijos. Cabría preguntarse cuáles serían los indicadores que favorecen la educación privada, por sobre la pública y qué lugares sociales y políticos les son asignados a los ciudadanos provenientes de escuelas estatales y a los que se forman en escuelas de gestión no estatal. Resulta incuestionable que la cantidad de alumnos por curso es reducida, por lo que se supone una atención de parte del maestro/profesor más personalizada, lo que no garantiza, a nuestro entender, una mayor comprensión por parte de los alumnos. Esto se ve claramente,
cuando
estos
estudiantes,
por
distintas
circunstancias, pasan a la escuela pública. Otro aspecto a tener en cuenta es el deterioro edilicio y de infraestructura de los establecimientos educativos de gestión pública; o la deficiente manera en que se distribuyen los fondos, paradigmático ejemplo de ello ha sido la entrega de equipos informáticos a escuelas que carecen de electricidad, o aulas preparadas al efecto. En relación con la competencia entre escuelas de gestión pública, sostenemos que en nuestra
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región, tanto los padres, como los estudiantes (en el caso del nivel
medio)
eligen
la
institución
educativa
conforme
a
parámetros que tienen que ver con su nivel socio-económicocultural. Además, hemos observado que, en particular en nuestra ciudad, muchos de los adolescentes, que han pasado de una escuela a otra, para no repetir curso en la misma institución, han finalizado sus estudios en escuelas para adultos. Entonces, lo que hoy pondríamos en cuestión sería: cuáles son las competencias que la escuela puede favorecer; cuántos de nosotros,
docentes,
nos
encontramos
preparados
para
seleccionar o elaborar contenidos educativos digitales, evaluar en la enseñanza virtual, en síntesis, utilizar la Web 2.0 como recurso pedagógico, en esta sociedad del conocimiento; de qué manera abordar la enseñanza en contextos de diversidad, alteridad y exclusión social, para que no resulte sólo un discurso vacío de significación. Referencias: • Arguindeguy, Diego, coord. 2006. Enciclopedia de la historia argentina. Planeta DeAgostini. Buenos Aires. • Bonal, Xavier. Sociología de la educación. Una aproximación crítica a las corrientes contemporáneas. Paidós. • Bonal, Tarabini-Castellani y Verger (compiladores). Globalización y Educación. Textos fundamentales. Ed. Miño y Dávila.
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•
La Historia de la UTN. Disponible en: http://www.frvt.utn.edu.ar/utnhistoria.asp
• Lobato, Mirta. 2006. Atlas histórico de la Argentina. Sudamericana. Buenos Aires. pp. 408,409. • Morduchowicz, Alejandro. Discusiones de economía de la educación. Ed. Losada •
Novick, Marta. 2004. “Transformaciones recientes en el mercado de trabajo argentino y nuevas demandas de formación” en Claudia JACINTO (coord.) ¿Educar para qué trabajo? Discutiendo rumbos en América Latina, Buenos Aires
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