EL patrimonio industrial vale su peso Como en los tiempos de faena en la fábrica de carne en conserva de Pueblo Liebig, Entre Ríos, Argentina, desde septiembre de 2008 se trabaja laboriosamente para extraer unos 650.000 kilos de hierro. Primero, vinieron por el acero inoxidable; d e s p u é s, bu s c a ro n t o d o e l c o b re ; l u ego c o m p ra ro n l a s m á q u i n a s d e latería, tornería y carpintería; poco a poco se fueron llevando relojes y manómetros; y a h o ra l l e g ó e l t u r n o d e l h i e r ro. La centenaria construcción fabril, Liebig's Extract of Meat Co., en seis meses v e r á d e s p a n z u r r a d a s s u s e n t r a ñ a s, desmanteladas como chatarra y vendidas por su valor en peso: retorchas, caños, conductos, escaleras, barandas, manivelas, esclusas, pisos, rejillas, rieles, tarros de cocción, perf iles doble-T… La memoria tecnológica contenida en los generadores W. H. Allen Sons, de Bedford ; las calderas Mellor - Goodwin, de Glasgow; los compresores Ingersoll-Rand, de New York; los motores M.A.N. Diesel, de Alemania; los refrigeradores York Shipley, de Londres, tendrán un nuevo destino en el proceso del desarrollo y la innovación industrial.
Muy lejos de la preservación, el patrimonio industrial de Pueblo Liebig lucirá mañana como un patrimonio derrotado. Hace décadas perdió el trabajo, se fueron miles de obreros y hoy se llevan las máquinas.
¿Por cuánto tiempo más la silueta altiva de la chimenea será el ícono del paisaje cultural del trabajo de la carne sobre el río Uruguay? Los lugares tienen un significado histórico porque sostienen su memoria e identidad, en Liebig al paso que vamos no quedarán ni los recuerdos del pueblo industrial.
archivo marca LIEBIG
arq. Adriana Ortea
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