Mycobacterium Tuberculosis

Descubren dónde se esconde el bacilo de la tuberculosis

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Desde hace tiempo se investigan los mecanismos que permiten que el bacilo de la tuberculosis permanezca latente en el organismo y se reactive pasados los años. En este sentido, un equipo de investigadores hispanofrancés parece haber dado finalmente con la solución: se esconde y se alimenta dentro de unas células llamadas macrófagos espumosos, según describen en un artículo que se publica en la revista PLoS Pathogens. Investigadores del Hospital Germans Trias, de Badalona, han participado en un estudio, que publica la revista de acceso abierto Plos Pathogens, en el que se describe que el bacilo de la tuberculosis se esconde dentro del organismo en unas células inmunitarias denominadas macrófagos espumosos, llenas de lípidos, que aportan nutrientes al patógeno.

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Al parecer, dentro de estas células espumosas, el Mycobacterium tuberculosis no se replica pero permanece vivo y parece absorber los lípidos de la célula huésped. De hecho, los autores del estudio han observado cómo el mismo bacilo induce la transformación de los macrófagos en células espumosas. La investigación ha sido coordinada por Fréderic Altare, del Institut National de la Santé et la Recherche Médicale (Inserm), y ha contado con la participación de científicos del Instituto de Farmacología y de BiologíaEstructural del Centre National de la Recherche Scientifique de Toulousse, en Francia. También ha participado la Unidad de Tuberculosis Experimental del Germans Trias y Pujol. Según el jefe de esta unidad, "los resultados de la investigación pueden ofrecer un modelo para desarrollar nuevos antimicrobianos contra la infección tuberculosa latente".

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Su unidad es la que está desarrollando la vacuna Ruti, que pretende terminar con los bacilos latentes de los pacientes con tuberculosis, ya que de esta forma se puede acortar el tiempo de tratamiento y mantener la respuesta inmunitaria. El gran problema del control de la tuberculosis es terminar con los bacilos latentes, que se drenan hacia el espacio alveolar y tienen la capacidad de generar nuevas lesiones.

Diario Médico