¡MISERICORDIA POR FAVOR! Introducción Casi en todas nuestras reuniones hemos hablado del Amor de Dios derramado en nuestros corazones y sus características, pero en esta ocasión vamos a hablar de algo que hemos visto en la Escritura pero no le hemos prestado la atención suficiente porque lo hemos confundido con la lástima o hemos creído que se trata del mismo Amor llamado de otra manera: se trata de la MISERICORDIA. Aunque algunas traducciones de la Biblia han confundido los términos y a veces se ha usado la palabra misericordia o la palabra caridad en remplazo de la palabra Amor, podemos decir que toda la historia humana ha sido la historia de la Misericordia de Dios para con los hombres. Misericordia y Amor tienen mucho que ver una con el otro, pero son esencialmente diferentes. Por eso hablaremos de la Misericordia de Dios en tu matrimonio y de la misericordia del uno hacia el otro como esposos. Nuestro pasaje central será Lucas misericordiosos, como también misericordioso”.
6, 36: vuestro
“Sed, pues, Padre es
1 - LA MISERICORDIA DE DIOS EN NUESTRO HOGAR Decíamos que esa es la historia de la humanidad: ¡que Dios ha tenido enorme misericordia de nosotros! Pues bien, ¡esa también ha sido la historia de nuestro matrimonio! Veíamos hace algunos meses cómo Dios se había esforzado por escogernos como pareja el uno con el otro, cómo Dios se preocupó de elegir muy bien la persona que tiene a su lado como esposa o esposo, teniendo cuidado de acertar en todas las cualidades que del uno complementarían a las del otro. Vimos también como Él había hecho además coincidir las cualidades que usted soñaba ¡con las que tiene su esposa! El nos eligió perfectamente, puso a dos personas que se complementan perfectamente el uno con el otro y eso lo hizo por Amor. ¡PERO DE AHÍ EN ADELANTE NOS HA TENIDO UNIDOS POR SU PURA MISERICORDIA! Por eso ustedes han sido bendecidos porque El mismo ha dicho en Romanos 9, 15 que Él tendrá misericordia del que Él tenga misericordia y se compadecerá del que se compadezca. CARLOS MAURICIO IRIARTE Y MARÍA FERNANDA DE IRIARTE
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Y ¿saben porque Dios es tan grande en misericordia? Abran sus Biblias en Efesios 2, 4: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó…” ¡Sí! ¡Sólo por su gran amor con el que nos ha amado! Veamos qué significa Misericordia cuando ella está asignada como atributo de Dios. En primer lugar observe que cuando la Biblia dice que Dios es grande en misericordia muchas veces esa expresión va acompañada de la otra que dice que Él es ¡lento para la ira! Pues bien, la palabra misericordia en esos versículos y en muchos otros cuando se habla de la misericordia de Dios, o es la palabra hebrea “kjésed” o viene de esa raíz primaria “kjésed” que traduce bondad; por implicación (hacia Dios) piedad; benevolencia, benignidad, bien, clemencia, gracia, hacer merced, misericordia, misericordioso, piadoso, piedad, voluntad. Es la misma utilizada en Éxodo 20, 3 y ss: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”. ¡Ustedes parejas de Dios han estado incluidos entre esos millares! También es usada la palabra hebrea “Kjanán” que es una raíz primaria y significa propiamente doblar o inclinarse en bondad hacia un inferior; favorece, conceder; (i.e. mover a favor mediante petición): amigablemente, apiadarse, compadecerse, etc. Entre seres humanos misericordia por supuesto no es tener bondad desde una posición de privilegio o sobre otros mucho menos de una manera prepotente. ¡Eso es tiene que ver mucho más con la lástima! Pero ahora tomemos Salmos, donde es usada esa palabra “Kjanán” para ver algunos ejemplos prácticos en los que Dios ha prodigado Su Misericordia a nuestros matrimonios: Salmo 6, 2: “Responde a mi clamor, Dios mío y defensor mío. Dame alivio cuando esté angustiado, apiádate de mí y escucha mi oración”. ¿Digan si no es cierto que Dios ha mostrado Su
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inmensa misericordia a ustedes cuando ha habido angustia en sus hogares? Salmo 6, 2: “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.” ¿Digan si Dios no los ha sanado cuando sentían desfallecer? Salmo 9, 13: “Ten misericordia de mí, Jehová; Mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, Tú que me levantas de las puertas de la muerte…” ¿No los ha salvado Dios de sus enemigos? Salmo 25, 16: “Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión, pues me encuentro solo y afligido”. ¿No los ha consolado cuando se han sentido solos y afligidos? Salmo 26, 11: “Yo, en cambio, llevo una vida intachable; líbrame y compadécete de mí”. ¿Acaso no los ha librado de tantos peligros, de tantas tentaciones, de tantas enfermedades? Salmo 27, 7: “Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo; compadécete de mí y respóndeme”. ¿No ha estado el Señor ahí cuando le hemos clamado? Salmo 30, 10: “Oye, Señor; compadécete de mí. ¡Sé tú, Señor, mi ayuda!” ¿Cuántas veces El ha sido nuestro ayudador? Salmo 31, 9: “Tenme compasión, Señor, que estoy angustiado; el dolor está acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi cuerpo!” ¿No nos ha dado alivio cuando hemos estado atribulados? Salmo 51: “Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable. Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre. Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve…” ¿Acaso no ha mostrado Dios su infinita misericordia hacia nosotros cuando hemos pecado, perdonándonos y limpiándonos de toda maldad?
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Salmo 119, 58: “De todo corazón busco tu rostro; compadécete de mí conforme a tu promesa”. ¿No ha sido fiel dándonos lo mejor de sus promesas? Salmo 123, 3: “Compadécenos, Señor, compadécenos, ¡ya estamos hartos de que nos desprecien!” ¿No ha respondido El cuando hemos sido objeto de desprecios, vejaciones, menosprecios? Bueno, pudiéramos seguir hablando de su misericordia para siempre porque ella es para siempre sobre nuestro hogar y porque ella es nueva cada mañana. 2- LA MISERICORDIA ENTRE LOS ESPOSOS ¿A su matrimonio No le dice nada la expresión “lento para la ira y grande en misericordia”? ¡Claro! Es una expresión que resume las dos caras de una misma moneda: si Dios es grande en misericordia, debe ser también lento para airarse o sino no funcionaría. Oigan bien mis amadas parejas: ES LO MISMO QUE DIOS QUIERE EN USTEDES, ¡QUE SEAN ABUNDANTES EN MISERICORDIA Y ESCASOS PARA AIRARSE! Ahora bien, la Biblia dice en 1 Corintios 13 que la Misericordia, en el sentido de bondad, es de la esencia del Amor, es una característica o manera de expresarse el Amor: “ El Amor es paciente, es bondadoso…” Ya en el Nuevo Testamento las palabras usadas traducidas del griego al español como misericordia fueron: “éleos” que quiere decir compasión o bondad (humana o divina, específicamente activa). De esta “éleos” viene, entre otras, la palabra “eleéo” que quiere decir compasivo (en palabra u obra, específicamente, por gracia divina): -alcanzar misericordia, recibir misericordia. Primero que todo, sepamos que ¡Nosotros somos vasos de misericordia! Dios ha derramado también su misericordia en nuestros corazones y por eso podemos actuar con misericordia. Y cuando actuamos con misericordia estamos dando testimonio de las riquezas de la gloria de Dios. Leamos, para corroborar lo dicho, Romanos 9, 22 a 24: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto
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es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?” Ahora, empecemos a enterarnos de cómo el Consejo de Dios incluye la misericordia, por este hermoso pasaje en Miqueas 6, 8: “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios”. En este punto veamos, por favor, el consejo de Dios en Colosenses 3, 12 a 14: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. Dios nos exige aquí un punto más allá que el de la simple misericordia entre nosotros, ¡nos exige una ENTRAÑABLE! Las palabras usadas son exactamente “una piedad que viene de las entrañas”. ¡A su vez, la misericordia es un don! Miren lo que dice expresamente Romanos 12, 8: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”. ¿Qué aplicación práctica puede darle a este versículo en su matrimonio, en su relación con su cónyuge? Usted mi amado(a) esposo(a) está llamado(a) a actuar con misericordia con su cónyuge, ¡pero no por obligación sino con alegría! También la misericordia es un contenido de la sabiduría de Dios, la que nos viene de lo alto. Leámoslo en Santiago 3, 17: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”. Esa sabiduría que hemos dicho tantas veces que es sencillamente conocer todo el Consejo del Dios Altísimo y llevarlo a la práctica en nuestro matrimonio y en todas las demás relaciones en nuestra vida. ¿Cuántas veces hemos pensado, mirado, actuado, gesticulado u omitido algo en nuestra relación matrimonial sin obrar con
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misericordia? Si nosotros hemos sido cristianos acostumbrados a cantar y saltar cuando alabamos a Dios, pero a despreciar y actuar sin misericordia con nuestro cónyuge, hemos sido hipócritas y hoy es el día de arrepentirnos y corregir. Si nosotros nos hemos mostrado compasivos y bondadosos con nuestros amigos o nuestros pastores o nuestros hermanos de la iglesia, pero al entrar a casa nos volvemos inmisericordes con nuestro cónyuge o nuestros hijos, hemos sido hipócritas y hoy es el día para corregir. La misericordia está ligada íntimamente con la humildad y mansedumbre que son fruto del Espíritu. Y si usted no está mostrando misericordia en su relación matrimonial, es tiempo de revisarse a sí mismo y de volver a caminar de acuerdo con la voluntad de Dios. Estudiemos ahora un pasaje muy bello en donde el propio Jesús nos enseña acerca de cómo obrar con misericordia en nuestros hogares. Abran sus Biblias en Mateo 12, 1 y ss: “En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo”. Bello pasaje éste que lo hemos usado para enseñar acerca del día de reposo y de cómo la Ley se hizo para el hombre y no el hombre para la Ley. ¿Cómo aplica para nuestras relaciones matrimoniales? De muchas formas, pero digámoslo de manera general: su cónyuge tiene a Cristo en su corazón y por eso no hay condenación para él o ella. ¡No lo(a) condene con sus palabras, con sus pensamientos, con sus actos, con sus omisiones por algo que hizo u omitió, porque él o ella es inocente, según la justicia de Dios! Más bien muéstrele su misericordia ayudándole, entendiéndole, respondiéndole de una manera amable, enseñándole, perdonándole, ¡siendo compasivo y bondadoso! CONCLUSIÓN CARLOS MAURICIO IRIARTE Y MARÍA FERNANDA DE IRIARTE
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Amados En Cristo: tenemos un Dios grande en misericordia que nos ha perdonado, que nos ha limpiado, que nos ha dado sus promesas que nos ha tratado con misericordia. Demos gracias a Él por nuestros matrimonios, por el milagro representado en nuestra relación con problemas pero con la respuesta y el favor de Dios. Vístase de entrañable misericordia por su pareja. Es hora de actuar de conformidad a esa misma característica del Amor de Dios derramado en nuestros corazones, es decir actuar con misericordia. Usted no debe esperar que su cónyuge ruegue su misericordia porque usted no es Dios. Usted simplemente ande en amor, deje que esa misericordia que es característica de su amor salga en sus palabras y en su actuar. Y hágalo con alegría porque usted es un triunfador, un ungido de Dios, un hijo del Rey. Y para terminar les dejo algo que me causó gran impacto cuando lo leí, pero que a su vez me mostró la misericordia que recibo de gracia de mi Dios diariamente y que puedo dar de gracia a mi esposa amada diariamente. Como está en el Nuevo Testamento, no dude que es para usted. Como está en uno de los Evangelios y en una de las Cartas Generales del Nuevo Testamento, no dude que es para la Iglesia de la cual usted es piedra viva. Son estos dos pasajes que serán bendición para su hogar de ahora en adelante: Santiago 2, 13: “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”. Judas 1, 2: “Misericordia y paz y amor os sean multiplicados”. EJERCICIO: EN 10 MINUTOS: 1. ORE PIDIENDO A DIOS QUE LE MUESTRE EN QUÉ ÁREAS ESPECÍFICAS O CUÁNDO HA ACTUADO SIN MISERICORDIA CON SU CÓNYUGE. 2. APUNTE EN UN PAPEL LO QUE DIOS LE DIJO. 3. PIDALE PERDÓN SINCERAMENTE Y COMPROMÉTASE CON ÉL A CORREGIR. 4. ROMPA EL PAPEL. 5. PIDA PERDÓN A SU CÓNYUGE POR HABER ACTUADO SIN MISERICORDIA MUCHAS VECES.
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