Mª José Fernández ÁMBITOS
Me llamo Gloria y esta es mi historia: Toda mi vida los que me rodeaban decían que tenía gafe, yo no creía en esas cosas pero, quizás el nacer de culo, fue un augurio de mi mala suerte. De pequeña quería ser profesora y jugaba a los “coles” con mis peluches, los sentaba a todos en filas de dos en dos y le daba la lección. Mi asignatura favorita era matemáticas, recuerdo como pintaba en la pizarrita sumas y restas que les enseñaba a los peluches, mi madre tiene fotos, son graciosas la verdad. Cuando estudié bachillerato exceptuando las mates, el resto de las asignaturas se me daban mal, tuve profesores de apoyo pero apenas mejoraban mis notas y para colmo me juntaba con una pandilla que maltrataba a otros compañeros. Casi me echan del instituto, por ese tema, pero tras repetir 2º de bachillerato dos veces hice selectividad. Yo no sabía qué hacer con mi vida pero pensé que seguiría mi sueño de la infancia, así que me presenté y solicité entrar en magisterio. Pero, suspendí selectividad y como mi nota de bachiller era muy baja, no pude entrar en la carrera. No sabía qué hacer así que me fui de casa y empecé a trabajar de gogó en una discoteca, a los dos mese me echaron por que según el jefe desde que yo curraba allí apenas iba menos gente. Tras eso, viví en un piso con 4 amigos y trabajé cuidando un niño de una familia adinerada de mi ciudad. Al poco tiempo mis amigos me acusaron de robar el dinero de la comunidad; dinero que dejábamos todos los meses en una hucha en forma de cerdito en la cocina. Me echaron del piso, pese a no ser culpable. Después de eso, cuando todo iba mal, el padre del niño donde trabajaba por las tarde me intentó meter mano. Hablé con mi prima que es abogado y me recomendó que lo llevara a juicio, así lo hice. Perdí el caso y encima tuve que pagarle por mancillar su honor. Tras eso, sin saber qué hacer con mi vida, volví a casa de mis padres y me di de alta en el SAE, de todos los trabajos que había realizado no había cotizado por ninguno así que era empezar de cero. Hice cursos de FPO y recibí subvenciones del Estado. Tras tres años, cumpliendo ya los 26, decidí estudiar una diplomatura. Hice empresariales, con eso de que las matemáticas me gustaban no fue mal la cosa. Pero, un chico de mi clase se enamoró de mí y no paraba de mandarme mensajes al móvil. Estaba harta, pedí incluso cambiar de grupo pero no era posible. Tuve que aguantarlo durante 3 años. Cuando terminé la carrera me llamaron del SAE para un trabajo de obra o servicio, me gustaba pero a los 5 meses de estar allí, terminé mi contrato. Me planteé montar mi propia empresa pero fui al banco a pedir un préstamo pero, al no tener avales ni solvencia económica no me lo dieron, -Estamos en crisis señora.- me dijeron. Mi vida era una ruina, no tenía empleo, estaba soltera y todo me salía mal. Cuando creí que nada podía ir peor murió mi abuela. Lo pasé muy mal. Esto que os cuento fue hace 2 meses. Ahora, estoy mejorcilla, mi abuela me dejó en herencia unas tierras, las he puse a la venta y el Ayuntamiento me las ha comprado, ahora tengo dinero para invertir
en mi propio negocio: una empresa dedicada a la venta de material escolar, como las pizarritas que yo utilizaba de chica…