Manolo Rives: Aparecen Los Primeros Buques Blindados

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20-M

NÁUTICA

Domingo, 1 de octubre de 2006 / Diario de Mallorca

HISTORIA NAVAL

Aparecen los primeros buques blindados A mediados del siglo XIX, la poderosa armada francesa, bajo la supervisión personal de Napoleón III, construye los primeros buques blindados. En la historia del buque de guerra, podemos distinguir dos periodos claramente diferenciados. Hasta mediados del siglo XIX, el barco de guerra, en lo primordial no era muy distinto a los de siglos anteriores. Pero en los años siguientes experimentaron profundas transformaciones y cambios, tales como los que afectaron a la propulsión con la aplicación del vapor, las fuertes corazas con las que se protegían, así como, el perfeccionamiento de los medios artilleros y los cañones de retrocarga, cada vez de mayor calibre y por tanto de mayor eficacia. Hacia 1.850, se requería el ojo avezado del hombre de mar para distinguir a que país pertenecía un determinada buque de guerra, dadas las muchas similitudes existentes entre ellos; pocos años más tarde, las diferencias se hicieron más notables y evidentes, tanto es así, que a



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En el siglo XIX, los buques de guerra dejaron de construirse solo en madera, se inició la competencia para los blindajes

partir de 1.875 habría sido imposible cualquier confusión. Las diversas unidades navales seguían adquiriendo dimensiones cada vez mayores y sus particulares fisonomías un significado mucho más amplio. Los buques de uno, dos y tres puentes dejaban el puesto a una infinidad de tipos acorazados, cuya tendencia ya no sufriría grandes cambios, continuando hasta los comienzos de la era atómica y la desaparición del acorazado como tipo de buque de guerra. Durante toda la época de la vela, los buques de guerra fueron objeto de modificaciones marginales: las naves de madera, sí estaban dotadas de un forro de buena calidad, podían jactarse de una resistencia excepcional para aquella época. Existe una documentación completa a propósito del “Royal William”, navío botado en 1.670 y que estuvo regularmente en

Reproducción del primer buque blindado de la historia “Le Gloire”

servicio hasta 1.813. Había tomado parte en tres guerras, existiendo entre la primera y la última un periodo de casi cien años. Está claro que ningún buque de acero puede vanagloriarse de tal longevidad, si bien las unidades de la clase “Queen Elizabeth”, que en su tiempo tuvo mucho éxito, permanecieron en servicio durante más de treinta años y fueron eficazmente utilizadas en curso de las dos guerras mundiales. Corresponde al ingeniero francés Stanislas Dupuy de Lôme, (1.816-1.885), el enorme mérito de haber reformado la marina de su país, estableciendo las bases de lo que serían las futuras flotas mundiales. En 1.850, se botó el buque a vapor “Napoleón”. Sus líneas de agua muy estudiadas le permitían una velocidad de 14 nudos. Pronto se vieron las ventajas de este vapor. Concretamente y por citar algún episodio, en la guerra de Crimea, la flota estaba inmovilizada, por vientos de proa. Fue entonces cuando el vapor “Napoleón”, consiguió remolcar a la fragata “Ville de Paris”, navegando contra los elementos y logrando atravesar el estrecho

de los Dardanelos. La primera denominación usada para el que sería el “acorazado” moderno, fue “Ironclad”, o costados de hierro. Era este un buque de guerra de madera dotado de una coraza protectora de meta que le proporcionaba una cierta protección ante el fuego enemigo. Poco después la madera fue desechada y sustituida primero por el hierro y después por el acero. Los buques de guerra se construyeron de madera hasta mediados del siglo XIX, pero a partir de entonces, se iniciaron toda una serie de experimentos en el sector de las construcciones navales militares. En el origen de todo esto estuvo la botadura, por parte de Francia, de “La Gloire”, según proyecto de Dupuy de Lôme, que ocupaba desde Enero de 1.857, el cargo



La fragata francesa “La Gloire” resistía los impactos de los proyectiles a una distancia de 20 metros

de Director de Material. Por estas fechas Dupuy de Lôme, ya era conocido como un gran innovador y tenido por muchos, como uno de los mejores ingenieros navales de la época. “La Gloire”, (1.857), se consideraba a la altura de las unidades armadas más poderosas y eficaces de la flota francesa, con

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ILUSTRACIÓN: RAMÓN SAMPOL ISERN

una eslora de 76 metros y 16 de manga, contaba sólo con 36 cañones frente a los 90 embarcados en la mayor parte de los navíos de guerra de la época, siendo por ello clasificada como “fragata acorazada”. Los cañones de “La Gloire”, eran de ánima rayada, del calibre de a 16, y modelo 1.855; es decir, de última generación, capaces de lanzar un proyectil oblongo de doble peso que las balas usadas en los cañones de ánima lisa del mismo calibre, a una distancia de unos seis mil metros. La rotación impresa al proyectil por el cañón estriado y el perfecto ajuste de la ojiva confería a estos un alto grado de penetración y eficacia de tiro. Sobre el forro de madera había dispuesta una coraza, constituida por dos capas de plancha de hierro forjadas que iban desde el puente hasta dos metros por debajo de la línea de flotación y de un espesor de 12 centímetros. Esta coraza suponía un peso adicional aproximado de 820 toneladas. El blindaje se extendía a lo largo del casco con una altura de 7,40 metros; de los cuales 2 estaban por debajo de la línea de flotación. Estaba provista, “La Gloire” de velas y de máquinas, cuya potencia de 2.500 CV. le permitía alcanzar una muy estimable velocidad de 12,5 nudos. De esta misma clase se construyeron “La Normandie”, “La Couronne”, “Le Solférino”, “L´Invencible” y “La Magenta”. Inglaterra, la mayor potencia marítima de la época, siguiendo los pasos de Francia, construyó

el Warrior, terminado casi totalmente en hierro con los sectores centrales reforzados, además de



Los ingleses no podían permitirse el avance tecnológico de los franceses y construyeron el Warrior

hierro, con madera de teca. Tenía una eslora aproximada de 114 m frente a los 76 de “La Gloire”, pero su coraza era notablemente inferior. Movido por el vapor y las velas alcanzaba una velocidad de 14,5 nudos, es decir, unos de 2 nudos más que los más rápidos. Ninguna de estas dos unidades pudo demostrar su total eficacia al no participar en ninguna acción bélica. Volviendo a la revolucionaria fragata acorazada, La Gloire, en el transcurso de las pruebas realizadas en el polígono de Vincennes, con el seguimiento y presencia de Napoleón III, con planchas de 12 centímetros de espesor, fueron sometidas a disparos de los mayores calibres existentes en aquellos momentos, resistiendo tanto las propias balas francesas de 50 libras como los proyectiles ingleses de 68 libras, en salvas y fuego abierto y a una distancia mínima de 20 metros. MANOLO RIVES Director Escuela Náutica Palma

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