MALOS HABITOS EN EL TRABAJO Los hábitos personales se reflejan en el desempeño laboral, si son buenos pueden ayudarle a destacarse como excelente trabajador y si son malos puede traerle muchos inconvenientes e inclusive ocasionarle la pérdida del empleo. Un mal hábito pude llevar al aislamiento o rechazo en el lugar de trabajo, lo que puede afectar todo, desde la evaluación de desempeño, las relaciones interpersonales y hasta la capacidad para realizar las labores asignadas. Es curioso, pero en la mayoría de los casos, las personas que tienen malos hábitos no lo notan, pues ya hacen parte de su diario vivir y se acostumbraron. Dentro de los malos hábitos de los trabajadores que son frecuentes en las empresas y que son detonantes en la convivencia laboral tenemos: Impuntualidad: Las personas que llegan siempre tarde a todo, mostrando así no solo un incumplimiento a su contrato laboral sino una actitud de irrespeto a sus compañeros que se esmeran por llegar temprano, además refleja un desinterés por su trabajo, pues es muy común que pidan más plazo para la entrega de informes ya que les es muy difícil cumplir con las fechas establecidas. Mentir: Es característico de personas que necesitan dar una imagen que se adapte a las preferencias de los demás y así ser aceptados o simplemente para sacar provecho de cada situación. Las mentiras pueden iniciar desde ganar reconocimiento o apropiarse de créditos por el trabajo y esfuerzo de otras personas hasta llegar a alterar datos o cifras en beneficio propio. Negatividad: Suelen ver lo malo en todo, tienen delirio de persecución, se quejan todo el tiempo y hablan mal de la gente, con frecuencia son vinculados a chismes y malentendidos, convirtiéndose en un dolor de cabeza para los gerentes, pues se vuelve alguien “tóxico” que no permite el avance de un equipo de trabajo. Desorganización: Las personas que no son organizadas suelen decir “yo entiendo mi desorden, es orden para mí y es mi manera de trabajar”, tienen todo su escritorio lleno de
papeles, no siguen una planeación, por tanto nunca les alcanza el tiempo y están corriendo todo el día, acostumbran a dilatar sus tareas y dejan todo para última hora, pues creen que bajo presión son más productivos, aunque esto les signifique comprometer la calidad de su trabajo. No responder correos electrónicos: En el día a día de las empresas todo va muy rápido y se requiere dinamismo en la comunicación, sin embargo hay personas que acostumbran a leer su correo solo cuando les queda tiempo y cuando lo hacen no dan respuesta, lo que puede ser interpretado por sus compañeros como ineficiente y “grosero”. Falta de modales: Palabras como “gracias”, “por favor”, “con mucho gusto”, “disculpe”, “buenos días, buenas tardes…” muchas veces no hace parte del vocabulario normal de una persona, aunque se supone que lo aprendieron cuando eran niños, en su etapa adulta no suelen mostrarlo, lo que puede llegar a ocasionarle rechazo por los demás. Cualquier mal hábito de los empleados que se detecte, debe abordarse oportunamente, con esto se evitará problemas de convivencia en el lugar de trabajo, los que ya se tornen difícil de mejorar o no haya voluntad de cambio por parte del trabajador, requerirán de una evaluación minuciosa para establecer qué tan negativo puede ser para la empresa y así poder tomar la decisión más conveniente. Adicción a las redes sociales. Otro camino común a la pérdida del empleo es la obsesión habitual que muchos empleados tienen con las redes sociales.
Usar los auriculares todo el día Escuchar música para concentrarnos o relajarnos puede ser muy benéfico. Sin embargo, utilizarlos todo el tiempo puede parecer un mal gesto. El hecho de estar desconectados de lo que pasa alrededor.