Los 4 argumentos principales a favor de la eutanasia 1- Libertad personal Se trata del principal argumento a favor de la legalización de la eutanasia. Toda persona, siendo consciente y libre de tomar la decisión, debe tener el derecho a elegir cuándo quiere morir. El problema se presenta cuando, por circunstancias médicas, no puede acabar con su propia vida. Por eso en muchos países existe el llamado testamento vital, en el que se detalla las preferencias de la persona firmante con relación a qué actuaciones quiere que se tomen en caso de enfermedad grave.
2- Derecho a participar en las decisiones médicas Relacionado con lo anterior, todos los seres humanos tienen el derecho de elegir qué tipo de tratamientos médicos quieren recibir en caso de necesitarlo, y no entrar en lo que se llama “encarnizamiento terapéutico”. Esto no es más que el empeño de mantener con vida al paciente usando los medios que el médico desee. Frente a este encarnizamiento, se reclama la posibilidad de dejar claro que no se desea, por ejemplo, ser resucitado en caso de muerte cardíaca. También se incluye en este argumento el deseo de no recibir determinados tratamientos que prolonguen situaciones irreversibles.
3- Enfermedades que hagan la vida indigna Aunque la vida se considere un derecho, los partidarios de la eutanasia consideran que no debe ser una obligación, especialmente en ciertos casos. Existen numerosas enfermedades que hacen que la persona viva en condiciones que se pueden considerar indignas. Puede ser por el dolor que padece, por el deterioro físico o por la falta de autonomía. Esta última condición fue la que llevó a Ramón Sampedro a reclamar la eutanasia en un famoso caso ocurrido en España.
4- Artículo 2 del Convenio de Derechos Humanos La Convención de Derechos Humanos establece que todo el mundo tiene derecho a la vida, pero también que no podrá ser torturado o sometido a situaciones denigrantes. Para los favorables a la eutanasia, no hay nada más denigrante que ser obligado a vivir en circunstancias que la persona no desea. De esta forma, este argumento se podría resumir en la máxima: “Una vida que no se puede vivir no es un privilegio, es un castigo”.
Referencias