Lectura No. 1

  • May 2020
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  • Pages: 4
Del «portapack» al «minicam»: de la contrainformación al «news» Antoni Mercader El videoactivismo y el vídeo artístico de los setenta en el advenimiento del E.N.G. televisivo de los ochenta: una documentación y una evaluación histórica. Resulta francamente sorprendente comprobar que aún no hace cuarenta años se realizó en Francia la primera difusión televisiva en directo, en 1948, durante la llegada a París de la edición correspondiente del Tour de France. Quizás para muchos de los lectores también lo sea recordar que las primeras grabaciones en vídeo, al margen de las cadenas televisivas, tuvieran lugar en Francia y en Europa poco antes de 1970. Ocho años después de 1948, en 1956, apareció en el mercado de la tecnología televisiva una importante novedad: el vídeo-tape-recorder, de la mano de un grupo de ingenieros de la empresa norteamericana Ampex, de la que muy pocos esperarían -en aquel momento se fuera a convertir en el nacimiento de un nuevo medio de comunicación y expresión audiovisual con especificidad propia. Si bien a partir de 1947 existía la emisión televisiva, regularizada por los grandes operadores comerciales norteamericanos, y se estaban instalando las redes estatales o gubernamentales en Europa, la televisión no poseía una caracterización definida. Será a lo largo de las tres décadas que van de 1955 a 1985 que adquirirá en la base estructural (tecnológica) y formal (lingüística) del sistema vídeo una identidad mass-mediática incuestionable y conseguirá la imposición de un periodismo electrónico televisivo, fruto de un proceso que se ha ido gestando a lo largo de los veinte años transcurridos desde que aparecieron y se popularizaron los magnetoscopios portátiles y practicables hasta la actualidad. El objeto de este trabajo es presentar y sentar unas bases para el análisis de hasta qué punto los primeros movimientos culturales y artísticos generados alrededor de la difusión y evolución tecnológica del vídeo-tape-recording marcaron, señalaron y decidieron el futuro específico periodismo televisivo. UNA PRETENDIDA HERRAMIENTA REVOLUCIONARIA 1965: una joven empresa japonesa que ya se había distinguido en el diseño y fabricación de magnetófonos portátiles presentó el que llegaría a ser mítico portapack o magnetoscopio ligero que utilizaba una cinta magnética de 1/2 pulgada. Quienes primero tuvieron acceso a estos equipos -músicos y artistas de la performance y pintores-

adquirieron rápidamente unos planteamientos radicalmente distintos o diferentes de aquellos que usaban los magnetoscopios de 2” en las estaciones de emisión televisiva. Se trataba de elementos plenamente sintonizados en el entorno de los movimientos sociales críticos con el poder alcanzado por los massmedia, de la oposición al consumismo desbocado de los sesenta, muy aferrados a las peculiaridades de un contexto artístico singular y sensibilizados por el carácter de las pequeñas tecnologías electrónicas distintas de los complejos equipamientos de las compañías establecidas. Resultado de todo ello fue la aparición de un videoactivismo apoyado en la lucha contra el conductivismo televisivo, a imagen y semejanza del combate ideológico a favor de una alternativa a la prensa institucionalizada. Repasando la revista pionera del medio vídeo Radical Software se palpa este espíritu de las reivindicaciones alternativas al establishment de la prensa y la televisión. Véase, si no, la expresión impresa en sus ejemplares relativa a los derechos de difusión: “Para potenciar la diseminación de la información hemos creado en Radical Software nuestro propio símbolo: una X encerrada en un círculo X. Es una marca Xerox, la antítesis de Copyright y que quiere decir HAZ copias” (1). El vídeo sin perspectiva histórica y sin rígidas estructuras jerarquizadas se lanzó en una herramienta ideal, pretendidamente revolucionaria de la televisión. Así es cómo valores históricos, sociales, culturales y políticos entraron en juego para alcanzar al lado de los estéticos (el arte está siempre presto) un avance comunicativo importante con el nacimiento de un vídeo documental fusión del periodismo, la televisión, el documentalismo independiente (film y foto) y el vídeo-arte. Mediante la potenciación de las fuerzas progresistas de los media, en alianza con las del arte, apoyados por la ligera e irreverente electrónica audiovisual japonesa, se consiguió el desarrollo formal tecnológico y conceptual de una nueva forma de periodismo. Nace el E. N. G. (Electronic News Gathering o periodismo electrónico). La presencia contracultural, la operatividad (manejabilidad a bajo costo... ) y la portabilidad del vídeo fueron condiciones idóneas para el activismo informativo radical interesado por un estilo directo, libre de prejuicios normativos y lingüísticos encasillados en los estudios de los todopoderosos operadores televisivos (sea el Estado, sean las grandes compañías) que sólo la iconoclastia de los vídeo-artistas-periodistas podían ofrecer. De esta forma se llegó a mediados de los setenta, con un panorama que apareció “plagado” de colectivos y grupos de acción videográfica que aprovecharon los últimos avatares del consumismo post-industrial, antes de la primera gran crisis del petróleo, para poner en apuros los esquemas rígidos del aparato televisivo occidental. Fue la época de la frase de Paul Ryan del colectivo Raindance “VT is not

TV” (2), fue la época de los logros. Periodistas, pintores, músicos, fotógrafos se aliaron y comprometieron. Video gangs, Guerrilla TV, vidéo légére, “vídeo comunitario” son expresiones que pueden significar la radical filosofía de los media y la crítica posición de los planteamientos de quienes a partir de casos pioneros como los de TVTV, con su “Four More Years” en 1972, o de Downtown Community Television, en 1974 con su “Cuba. The People”, iban ganando más y más credibilidad entre heterogéneos sectores minoritarios (artistas vanguardistas, militantes de las minorías étnicas, feministas, estudiantes-intelectuales...). INTENTOS DE RECUPERACIÓN Hasta que las cadenas televisivas, sobre todo las públicas, se vieron en la necesidad de vehicular los productos pretendidamente contestatarios y alternativos de la 1/2” frente al 2”. La aparición de TBC (Time Base Corrector) que junto al portapack constituyeron la broadcast tool (herramienta de emisión televisiva) hace posible el traspaso, de la popularización a la especialización, del off al in. En Europa se vivieron, con unos años de retraso, semejantes experiencias de la mano de grupos, surgidos del mayo francés, con gran carga política. Los vídeo-artistas, los ingenieros electrónicos y los directores de marketing de la recién multinacionalizadas compañías fabricantes de los equipos vídeo permanecieron fieles al proceso descrito. Los primeros -con el apoyo ya definitivo de los TV Lab o laboratorios televisivos y las fundaciones culturales- actuando como campo de experimentación e investigación formal y lingüística y los segundos -en un primer momento “motu proprio” y luego a instancias de las emisoras televisivas- trabajando afanosamente para mejorar la calidad y la portabilidad de los equipos broadcast a fin de asumir la nueva concepción, el nuevo estilo, en suma, la adaptación al nuevo medio. Pueden servir de buen ejemplo los esfuerzos realizados para reducir a más del 50% el peso de las cámaras portátiles (minicam) y la introducción de formatos más dúctiles y polivalentes como el 3/4” o el 1”. Pasadas las euforias de los primeros setenta y con la crisis económica a cuestas mantuvo, con un notable y comprensible grado de desgaste propio del cambio de contexto socio-político y económico, en algunas individualidades o equipos que se van integrando en más o menos grado a las cadenas comerciales o estatales y en algunas políticas de instituciones televisivas, como en el caso del programa Vidéographie de la RTB de Liége, un inquebrantable interés por mantener las constantes del cambio iniciado. Con todo ello, llegamos a los ochenta con un sistema ENG, una línea minicam, unas emisiones preocupadas por la investigación televisiva que recibirán un importante y definitivo espaldarazo con la

elevación gradual de los índices de audiencia de los informativos o news y por la aparición en escena de los “minicamascopios” singularizados en el Betacam de 1/2”, el 1982. Ello dará pie al antiguo miembro de TVTV, Wendy Apple, que haciendo gala de una excelente condición a prueba de cambios, diez años después, afirma que “viendo la programación general de la televisión nada ha cambiado excepto que se han igualado los índices de aceptabilidad de Realidad/News/Documental con los de entretenimiento y ha aparecido una ironía técnica: los últimos equipos han vuelto a la 1/2”, aunque en color y más caros” (3). Y que la historiadora de los media Deirdre Boyle experta en estos temas, replicando al Paul Ryan de “VT is not TV”, diga “VT was TV” (2). NOTAS (1) Radical Software, New York (USA), number 1, 1970, pág. 0. (2) Boyle, Deirdre. “Guerrilla Televisión” en el libro “Transmisión” editado por Peter D’Agostino. Tanam Press, New York, 1985, pág. 213. (3) Send. San Francisco (USA), Summer 1983. “TVTV/Vídeo Pioneers: 10 Years Later” by Chip Lord, pág. 18. ADDENDA Este texto constituye el discurso teórico de la conferencia inaugural de la 3éme Manifestation Internationale de Vidéo et Télévision de Montbéliard (Francia), junto a una presentación audiovisual de documentos y una compilación de vídeos relacionados con el tema, el 5 mayo 1986.

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