Paramahansa Yogananda Me levanto en la mañana, estoy viviendo con miembros de mi familia y tengo una intención muy piadosa de pasar el día alegremente y hacer las cosas cuidadosamente; sale otro miembro de la familia de su cuarto y dice algo, sin mucho sentido de la responsabilidad, pero dice algo y ello me hiere. En la mañana, a las siete y media, una persona me ha dicho algo, alguna observación muy desagradable o quizás aun hiriente. Experimento la ofensa, me produce dolor, pero el suceso, el momento está terminado, el hecho terminó. Ahora la persona ha regresado a su cuarto o se ha ido a la oficina, y yo cargo la memoria; quería pasar el día alegremente y esa persona lo ha estropeado, continúo repitiendo eso. Después de diez minutos, otro miembro de la familia sale, me da muy alegremente los buenos dias, pero mi rostro está sombrío, estoy herida, estoy deprimida, así que no respondo al saludo alegremente, sólo digo «buenos días», inclino mi cabeza y me voy. Hace diez minutos que el hecho terminó y continúo llevándolo; alimentando la memoria. ¿Por qué no vivir en el momento, cada momento, cada movimiento, cada relación completamente, sea de dolor o de placer, vivirlo enteramente con la totalidad del ser, atentamente, apasionadamente, virtiendo el ser total en el acto de relación y vivir enteramente el dolor o el placer? El goce o el dolor que ello cause hay que vivirlo completamente y al momento siguiente estar libre. Ningún residuo de las acciones, de los movimientos debe ser transferido a la memoria. Si continúo transfiriendo el residuo de cada herida, cada cosa desagradable, y me encontraré con personas con innumerables temperamentos no voy a reglamentarios, organizarlos o hacer lavado de cerebro a la gente, creyendo que todos deben pensar o sentir del mismo modo, y hay temperamentos y hábitos diferentes. Vimala Thakar