No necesito una bola de cristal para palpar el holograma encendido de lo que fuiste de niña. Pero, por otro lado, algo me dice que nunca fuiste niña porque en tu planeta de infamias la niñez era una cicatriz enorme y redonda. Lo que sí necesito es la templanza de esa imagen, la certeza de ti sin contar verdaderamente contigo -y eso nada tiene que ver con un egoísmo por mi parte, sino más bien con el raro milagro de la resignaciónSaberte niña me redime mis mil años cumplidos a destajo: un pasado lleno de ciudades, una dehesa vana donde se acumulan los rostros. -aunque, dicho sea de paso, los muertos acaparan gran parte de todo elloUn futuro desdoblado en tantos fragmentos que no hay forma de contarlos. Y si los cuento, de su suma extraigo tu rostro imposible, que es también el verdadero, un resumen de lo que fui antes de quedarme a vivir en los respiraderos de las fronteras. -esa tierra de nadie: allí me reúno contigo, si es que existes, ajena al ardor de contrabando, ajena a la absurda hoguera reservada a lo clandestino. Por eso te necesito niña como constatación de ti. Fugitiva y velada. Como los cielos de Botticelli. -----------------------------------------------------
Esdrújula esta lentitud de diccionario abierto. ¿Cómo no haber visto antes ese término, que aúlla de luz, y que viene a rezumar en las noches crucificadas? Fue necesario -y urgente- que la palabra cayese, por mandato gravitatorio, a los pies de tu ausencia, de tu vocabulario fugitivo. Esa feminidad me galopa en el calendario, y en las venas, a saltos mortales, se abre paso tu nombre, proclamando ojos. Mieles ocultas. Abandonos. Certeza de las ruinas. Esdrújula esa rapidez dudosa de la palabra quemada. ¿Cómo haber vivido ciega a tu discurso? ¿Cómo ignorarte si te instalas donde el silencio aturde, donde se acuña la impronta de la omisión, la alerta eterna de tus sueños incumplidos? Si dices más cuando callas, y quiero imaginarte tan lejos que estás al lado, siempre, y dentro, en ese paréntesis que abren a veces las lágrimas para no saberse tan solas. Tan solas,sí. Te acerco el abrazo que es lumbre. Te presiento. -------------------------------------------Me gustaría decirte que no huyas, no sin al menos haber renunciado a los tesoros inconclusos, no sin antes presentir
el fuego en las manos y decidir que eso es un futuro conjugado con gramáticas alquímicas. Qué empeño vano el mío en darte nombre, en bajarte de tu universo de gatos, en traducirte a idiomas que otros entiendan. Y yo,en cambio, vivo tan lejos de esa isla tuya que tú llamas vida con convicción que conmueve. O mata. Mientras, yo me peleo con el mejor síntoma de mí, que es mi capacidad de asombro: o mejor, de discernir el punto en que el dolor anuncia su vacante y un sentimiento nunca antes sentido se acerca con pretensiones inútiles y desarmado de pretextos. Es una medida irreal, esta soledad que crece por encima de los muslos y se encarama en el pecho. Ahí imagino el domicilio de la inmortalidad. O su mejor metáfora. ---------------------------------------------No, la sintonía no tiene fin: la anuncia sin cesar este sudor mío que cada noche recorre la alcoba golpeando mundos vacíos y las muescas que la alborada dispersa a su paso. -son dibujos apenas perceptibles en las muñecas (tatuajes, que no calcomanías). brisa y sueños antiguos, riel antiguo en que los trenes un día olvidaron circularY las gotas se componen de gritos. También las gotas de lluvia
se componen de gritos que nadie oye. En ellas viajan los muertos heridos de vida hasta el tuétano, e inspeccionan devotamente la memoria. -la memoria, qué paraíso si se la avista desde el infierno del tiempoHay en tu silencio una sutil persistencia y una inclinación solemne a la ternura. La tuya o la mía. Aunque la mía sólo dispone de un remoto pasaje de ida. Y no hay retorno una vez que cruza la línea de tus ojos y los continentes que calla. Qué ocultación capaz, la de la palabra tan rotunda en su contexto y fuera de él. Sinfonía de muertos: apretadas bocas buscando la tuya, que no aparece ni siquiera en los registros. Yo los ahuyento (a los muertos) aunque los ame. No quiero que ellos vean mi temblor nocturno ni tus llagas. -ven.abre.canta. un gesto para dormirme o morirme, que es lo mismo. que quieren -quiero-decir lo mismo. --------------------------------------------Quiero el abrazo que llegue de lejos. Con profusión ultramarina. Nada de sonrisas ni diseños. El abrazo, a secas, con su temblor de archipiélago
invocando al cuerpo, provocando su resurrección más allá del desvarío. Esta soledad es un recinto cuadrado. No hay en ella muebles. Algún que otro retrato, la presencia esquiva de una boca, y una noche larga de los huesos, y una aún más larga de la conciencia sin sus alforjas. Y yo, queriendo el abrazo surgido de la tierra, desnudo de palabra, y herido de muertes ajenas. -el colofón del olvidoUn abrazo que me devuelva lo que queda de mí -ese resto de golpe selectivoy una honda miel que te eleve hasta el origen de las lágrimas, un mapa ciego. Y callar contigo, aunque sin verte ni tocarte, compartir una constelación. Un sorbo tú, otro yo. Y saber que ese ritual será el último, porque es el primero. Y viceversa. Añoro ese abrazo en cuya redondez mueren los planetas y maduran los destinos de los viajeros. -ese silencio pertinaz tan tuyo abriga el silencio de silencios nuevos-