No se combate a la violencia con violencia, no se acaba con la violencia pidiendo a otros que no sean violentos, no se consigue la paz pidiendo paz en discursos o en marchas, y mucho menos realizando campañas pasajeras. Todos tenemos una parte de la verdad y de la razón. Convertir nuestra verdad en absoluta significa ignorar la verdad de los otros y nos llevará a un conflicto sin solución. Debemos estar receptivos a la verdad de los demás y reconocerla. La no-violencia es una actitud positiva de oposición al mal y a la injusticia, utilizando la fuerza de la Verdad, la Justicia y el Amor, armas con las que el no-violento enfrenta la fuerza de la razón a la razón de la fuerza.
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