La Habitación Este es un cuento sin historia, un cuento sin final, el principio sin comienzo, esto es lo que sucedió cuando nada ocurrió, al momento en que él desfalleció, al oír aquel suspiro aterrador la mañana de diciembre del 2002, cuando al cerrar la puerta todo terminó, una gota en el suelo, con su vida acabo. Otelo del Monte, un gran señor, amo del disfraz, el mejor orador, envidiado por la gente, envidiado por temor, un temor sin bases, sustentado por horror, a continuación se sabrá por que murió. Murió en una mañana, tras una larga noche, una noche de ensayo, una noche de práctica, cuando al buscar la perfección, a ella él llegó, por que la perfección es imposible y para un mortal inalcanzable; es así que solo muerto él la encontró. Un recital habría la siguiente noche, todo el pueblo lo esperaba, aunque todos le temían, no por eso no lo admiraban, su manera de hablar, su manera de actuar… cada paso con extravagancia, cada ademan acorde a la situación, él, un gran señor. Un oscuro cuarto, cuatro oscuras paredes, una oscura cama, un oscuro sillón, ese cuarto sombrío, olvidado por el Señor, donde Otelo practicaba esa noche con esplendor; listo él se encontraba, listo para la siguiente noche, el especial de halloween, donde disfrazado recitaría poesía de terror, para infundir el miedo en los corazones espectadores. De pronto, en la oscuridad de la noche una pisada sorprendió a Otelo, sigiloso él buscaba de dónde se habría producido aquel sonido, en aquella mansión, nada vislumbró. Después de parpadear, su mente lo engañaba, imágenes locas en su cabeza él contemplaba, dinosaurios con cuernos de diablos, elefantes con alas negras, serpientes en prosa recitando maldiciones tenebrosas. Loco se sentía, loco de terror, por fin el miedo, él conoció… ruidos escuchaba, ruidos sin cesar, fuertes carcajadas de un horrible lugar, en el sillón, postrado estaba, estupefacto ante la situación, no sabía que hacer, si correr, si reír, si morir… Voces macabras le decían: “toma esa almohada y deja de respirar”, “agarra el cuchillo y déjate sangrar”, “mira la ventana, de ella has de saltar” esas voces asesinas, suicidio hacían gritar. Desesperado estaba, sin un motivo para seguir, todo mundo lo odiaba, todo mundo lo envidiaba, nadie lo quería, todos lo admiraban, hermosa trampa le preparaban. De aquel cuarto salió corriendo, ante las escaleras se encontraba, bajó peldaños sin parar, a fin de cuentas a su misma habitación hubo de llegar, su mente con el jugaba, las voces no cesaban, los ruidos ensordecían, más a nadie le importaba.
La almohada agarró contra ella su cara apretó, el cuchillo pisó, resbaló y por la ventana cayó, mágica sorpresa… en su habitación desfalleció, tal caída de la mansión y de nuevo en aquel cuarto él se encontró, una gota de sangre derramó, vida aún tenia, sus sueños lo remordían, las voces en su cabeza, sin fin ellas seguían, muerto en vida estaba, vida muerta tenía, en su historia él no existía, en el pueblo se decía que la noche antes de halloween, en aquella mansión se oían fuertes ruidos macabros que cuentan un cuento sin historia de un mundo que no existió, de un mundo que no terminó, sin principio ni final, sin desenlace fatal, lluvia mágica entristeció a los aldeanos de aquella población, don Otelo no se sabe si existió, pero en aquella habitación se corre el rumor que habita un hombre, que ya no es hombre, nadie se atreve a entrar, es un pasadizo sin final, mil puertas que te llevan a la habitación principal, donde un día un hombre ensayaba para su recital, esa habitación maldita de la que no se ha de hablar, esa habitación maldita, en un pueblo que no existió más que en tu imaginación.