INVERTEBRADOS ACUÁTICOS EN EL ESTANQUE Texto y dibujos: Jesús Dorda Fotografías: Jesús Dorda, Tomás Canto, Mario Gª París y Victoria Gaitán
Es impresionante la capacidad de estos pequeños animales para encontrar un estanque recién instalado. Al autor de estas líneas le sorprendió muy gratamente la visita de una gran libélula azul la misma tarde en que se llenó su estanque. Otros invertebrados no insectos, como crustáceos, gusanos y moluscos llegan trasportados de manera pasiva, en la tierra de las macetas, en las plantas, incluso transportados por el viento. Los propios peces pueden ser portadores de parásitos y por eso hay que cuidar el origen de nuestros animales.
1 Los estanques muy cargados de peces, sobre todo si estos son de gran tamaño, raramente se poblarán de una variedad de insectos pues los que puedan llegar serán comidos o huirán de nuestro estanque por ser muy acosados. Sin embargo, si la población es escasa o si se trata de peces de pequeño tamaño, se irá creando un equilibrio que dará un aliciente más a la observación del estanque.
Foto Jesús Dorda ©. Libélula. Foto: Mario Gª París ©
Una superficie de agua en el jardín atrae a numerosos invertebrados como un imán. Así contribuimos a aumentar la biodiversidad de nuestro particular ecosistema en beneficio de la naturaleza. Son especialmente variados los insectos, que al estar en su mayoría dotados de alas llegan con facilidad incluso a estanques muy apartados de zonas acuáticas naturales.
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Libélulas reproduciéndose sobre el estanque. Foto Jesús Dorda ©.
Muchos de los insectos que acuden al estanque en realidad son acuáticas sus larvas o primeras fases de muda. El primer caso, el de los mosquitos, efémeras y tábanos. De escarabajos hay tanto larvas como fases adultas acuáticas. Los segundos son el grupo de insectos que no
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2 Los mosquitos quironómidos forman nubes sobre arbustos, árboles, postes o cualquier punto elevado cercano al estanque donde se cortejan y emparejan. Son totalmente inofensivos, pero hay personas que sin saberlo pueden tenerles alergia.
pasan verdadera metamorfosis como las libélulas y caballitos del diablo así como las numerosas chinches acuáticas. Es francamente raro que se desarrollen mosquitos culícidos, de los que pican, en un estanque tanto porque los peces terminan con ellos como porque no se desarrollan en aguas con corriente y el movimiento provocado por un pequeño filtro o bomba es suficiente para que no se instalen. Además, en medios equilibrados es muy difícil que se críen estos mosquitos que prefieren cualquier otro encharcamiento libre de competencias y enemigos. Una arqueta inundada, el platillo de una maceta, o un cubo abandonado será, en cambio, su medio ideal. Muy al contrario, los quironómidos, que son mosquitos inofensivos que dan lugar a las llamadas larvas rojas (aunque también las hay verdes en aguas con corriente), sí colonizan cualquier estanque y son bien beneficiosas ya que se alimentan filtrando el agua y consumiendo algas flotantes y, además, fijan los lodos que pueden removerse y enturbiar el agua. Las larvas consiguen sobrevivir en el estanque gracias a que se protegen con una mucosidad formando unos refugios que enseguida se cubren con el cieno. Raspando las paredes y el fondo de cualquier estanque o dando la vuelta a los guijarros del fondo se ponen de manifiesto estas larvas con aspecto de gusano de color rojo vivo. Un alimento ideal para cualquier especie de pez y para las larvas y anfibios de tritón.
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Otro animal con aspecto de mosquito que acude con frecuencia al estanque pero es totalmente inofensivo es la efémera, las conocidas “moscas” que los pescadores imitan para capturar truchas. Las efémeras o efímeras se denominan así porque después de un largo periodo larvario emergen, copulan y mueren en unas pocas horas, pero al hacerlo todas a la vez, dan lugar a momentáneas nubes que solo duran el atardecer. Al caer muertas al agua tras poner sus huevos forman un verdadero maná para los peces y por eso “entran” peces y fácilmente al cebo de los pescadores. Sus larvas, igualmente, son alimento para peces y anfibios.
Arriba: larva y pupa de mosquito culicido. Centro: larva de mosquito quiromónido. Abajo: Larva de efémera. Dibujos: Jesús Dorda ©. Todos los derechos reservados.
Escarabajos hay de muchos tipos, algunos temibles carnívoros como los ditiscos (Dytiscus marginalis) que son unos bellos escarabajos de color verde con los márgenes amarillentos y pueden medir hasta 4 cm de longitud, aunque raramente invaden estanques y huyen de la presencia de peces. Y otros vegetarianos como el gigante de los escarabajos acuáticos, Hidrophylus piceus, de hasta 5 cm. Es muy curioso ver moverse a los escarabajos por el agua, los ditíscidos nadan con las patas traseras como remos y suben a la superficie capturando una burbuja de aire debajo de los élitros con la
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parte trasera del cuerpo. Sin embargo los hidrofílidos sacan una antena del agua y por la tensión superficial pasan una multitud de burbujillas a la parte inferior de su cuerpo. Aunque quizás los más curiosos sean los girínidos, de brillantes colores metálicos de giran sin cesar en la superficie del agua capturando las partículas alimenticias que la corriente arrastra. Tan adaptados a la vida en la superficie están, que hasta la mitad inferior de sus ojos son para ver debajo del agua y la mitad superior para ver en el aire.
3 con sus buenos 6 cm de longitud, lanzan la mandíbula inferior como una tenaza y así capturan a cuanto animalillo se le ponga por delante. No son tan temibles los caballitos del diablo, sus cercanos parientes, pues igual que los adultos son delicados, las ninfas son de pequeño tamaño y no son capaces de atacar nada más que a animalillos ínfimos, aunque una larva de pez recién nacido puede entrar en esa categoría.
Caballito del diablo. Foto: Tomás canto ©.
Escarabajos acuáticos. Arriba: Ditiscus (adulto y larva). Centro: Hydrophilus. Abajo: Gyrinus. Dibujos: Jesús Dorda ©. Todos los derechos reservados.
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Escarabajo ditisco. Foto: Tomás canto ©.
Las fases acuáticas de las libélulas, pues no son verdaderas larvas, son temibles depredadores para las crías de peces, renacuajos y otros invertebrados. Las larvas de las grandes libélulas
Otro orden de insectos con numerosos representantes acuáticos es el de los hemípteros, vulgarmente llamados chinches, aunque la mayoría no son parásitos.
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lacustris, que es su nombre científico. Son esos curiosos insectos negros y estilizados que viven patinando por encima del agua. Se alimentan de pequeños animalillos que caen al agua. Son curiosísimos no solo por su capacidad para flotar gracias a la tensión superficial, sino porque la lámina de agua es también su medio de comunicación y mediante vibraciones de sus patas se cortejan, amenazan y localizan el alimento.
Otra chinche acuática es Hydrómetra stagnorum. Vive sobre la superficie de aguas en zonas de poco movimiento. Foto Jesús Dorda ©.
Zapatero (Gerris lacustris), Foto Jesús Dorda ©.
La más popular sin duda entre las chinches de agua es el zapatero, aclara-aguas o Gerris www.AcuarioProfesional.com
Otra de las “chinches acuáticas” más conocidas es Notonecta, curiosa por su aspecto de barquilla de remos, que flota cabeza abajo en la superficie del agua y se sumerge remando cuando nos acercamos. Pueden ser
4 depredadores de pequeños animales, entre los que pueden hallarse las larvas de peces. Ojo, si se cogen con la mano sin cuidado pueden picar. Y otro pariente próximo y muy semejante en aspecto es Corixa , mucho menos frecuente.
Notonecta. Conocida en algunas zonas como remero. Tomás canto ©.
También son muy llamativos, aunque no es fácil que lleguen a los estanques aislados, los escorpiones de agua, que a pesar del nombre y de que pueden dar algún picotazo en los dedos, no son venenosos. Hay escorpiones de agua de formas aplanadas (Nepa) o largos y delgados (Ranatra). Son depredadores que
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capturan con sus patas anteriores pequeños renacuajos e insectos, pero raramente peces, que nadan en aguas más abiertas. Los ejemplares de Ranatra se encuentran casi siempre entre las plantas mientras que Nepa se pueden encontrar tanto entre las plantas acuáticas como en suelos de cieno y arena, incluso debajo de las piedras alrededor de las charcas cuando éstas se están secando.
Escorpión de agua (Nepa sp.). Tomás canto ©.
Otro grupo de invertebrados que casi siempre termina por aparecer en los estanques son los moluscos y entre ellos los caracoles. Llegan junto con las plantas compradas en los viveros y mucho más frecuentemente, si se utilizan www.AcuarioProfesional.com
plantas recogidas en ríos y lagunas naturales. A veces son una verdadera invasión porque se reproducen con rapidez, pero eso lo que indica es que el estanque está algo desequilibrado, con exceso de alimento a los peces, mucha materia orgánica, exceso de abono o plantas en descomposición. Hay muchísimas especies, casi imposible de describir en esta obra, pero se pueden diferenciar dos grandes grupos, los de formas cónicas más o menos abiertos, entre los que destaca el género Limnaea y los aplanados con forma de cuerno de carnero, llamados Planorbis. Personalmente no aconsejamos la recolecta de caracoles en las masas de agua naturales porque pueden ser transmisores de enfermedades a los peces. Tampoco aconsejamos utilizar productos químicos para intentar eliminarlos, porque la putrefacción de muchos caracoles (y otros invertebrados) muertos a la vez puede ser muy perjudicial. Hay muchos otros invertebrados apenas visibles en el estanque pero sin duda presentes. Los crustáceos, con representantes muy variados y minúsculos, con ostrácodos, cladóceros, copépodos, etc. Algunos son parásitos de peces y pueden llegar con ellos, aunque no se distingan a simple vista, por eso es importante hacer cuarentenas. Los más evidentes de los crustáceos se pueden mantener casi exclusivamente en aguas duras, pues necesitan el calcio para formar su caparazón. Tienen más o menos aspecto de camarón, como los
5 minúsculos Gammarus o de pequeña gambita, como Mysis y Syncaris.
Cangrejo de río. Foto: Victoria Gaitán.
Por último, merece la pena citar a los cangrejos de río para desaconsejarlos totalmente. Se comerán o arrancarán las plantas, atacan a los peces y a los anfibios, además, se matan entre sí. En definitiva, pueden transformar un estanque en un estercolero.
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