Mater UnitatisTESTIMONIOS Te invitamos a conocer a algunos de nuestros integrantes. Juana Luna Jim�nez Beatr�z Gir�n Sebasti�n Intz�n Guzm�n Antonio M�ndez Intz�n Manuel Lanz LISTA DE CORREO SUBCRIBETE a nuestra lista de correo y recibe periodicamente los pensamientos del C. Van Thuan, adem�s se el primero en enterarte de los eventos y noticias de Mater Unitatis.
Revista Mensual Num.5 Vol. I A�o 1 San Crist�bal de las Casas, Septiembre 2002 Prisionero de guerra durante 13 a�os, hoy nos brinda un testimonio de gozo y amor. Conozca la biograf�a de nuestro fundador. Su testimonio de la prisi�n, su libro escrito en la misma y mucho m�s... Conozca los libros escritos por C. Van Thuan. Conozca nuesto proyecto de vivir en una comunidad, llevando los ideales del Evang�lio. Y, �por qu� no? �Unetenos!
Por: R.P. Jos� Gpe. Estrada N., msc. Iniciemos recordando algo que por ning�n motivo podemos olvidar, aquel mandato expreso de Nuestro Se�or Jesucristo a sus ap�stoles: "vayan y hagan que todos los pueblos sean mis disc�pulos..." (Mt. 28,19). "a la tierra que fueres, haced lo que vieres" Por otro lado debemos fijarnos en lo que la Iglesia nos invita a tener en cuenta a prop�sito de la tarea de la evangelizaci�n de los pueblos. En la Constituci�n Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual que aprobara el Papa Pablo VI como fruto de los intensos trabajos del Concilio Vaticano II se nos dice en el n�mero 58: "M�ltiples son los v�nculos que existen entre el mensaje de salvaci�n y la cultura humana. Dios, en efecto, al revelarse a su pueblo hasta la plena manifestaci�n de s� mismo en el Hijo
encarnado, habl� seg�n los tipos de cultura propios de cada �poca... Pero al mismo tiempo, la Iglesia enviada a todos los pueblos sin distinci�n de �pocas y regiones, no est� ligada de manera exclusiva e indisoluble a raza o naci�n alguna, a alg�n sistema particular de vida, a costumbre alguna antigua o reciente. Fiel a su propia tradici�n y consciente a la vez de la universalidad de su misi�n, puede entrar en comuni�n con las diversas formas de cultura; comuni�n que enriquece al mismo tiempo a la propia Iglesia y a las diferentes culturas". Al mismo tiempo recordemos en esta sencilla reflexi�n un dicho que entre nosotros los mexicanos es muy com�n: "a la tierra que fueres, haced lo que vieres". De esta forma nuestros abuelos expresan su sabidur�a fruto de los a�os que Dios les ha concedido para crecer en experiencia. El mensaje del Evangelio entonces, debe ser dirigido a todos los pueblos por mandato del mismo Cristo a todos se les debe comunicar lo mismo, pero no de la misma forma por eso fue que recordamos el dicho de los abuelos: "a la tierra que fueres..." porque si bien es cierto que el contenido del mensaje no puede ni debe ser distinto, tambi�n es cierto que cada regi�n, cada pueblo y cada persona son diferentes y entienden bajo categor�as ciertamente diferentes el mismo mensaje. De ah� la importancia de tomar en cuenta y muy en serio la tarea de la inculturaci�n del Evangelio. Como dijera el Papa Juan Pablo II a los Obispos reunidos en Santo Domingo con ocasi�n de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en 1992: puesto que estamos ante "una crisis cultural de proporciones insospechadas" en la cual van desapareciendo valores evang�licos y aun humanos fundamentales, se presenta a la iglesia un desaf�o gigantesco para una nueva Evangelizaci�n, al cual se propone responder con el esfuerzo de la inculturaci�n del Evangelio. Es necesario inculturar el Evangelio a la luz de los tres grandes misterios de la salvaci�n: la Navidad, que muestra el camino de la Encarnaci�n y mueve al evangelizador a compartir su vida con el evangelizado; la Pascua, que conduce a trav�s del sufrimiento a la purificaci�n de los pecados, para que sean redimidos; y Pentecost�s, que por la fuerza del Esp�ritu posibilita a todos entender en su propia lengua las maravillas de Dios. "La inculturaci�n del Evangelio es un proceso que supone reconocimiento de los valores evang�licos que se han mantenido m�s o menos puros en la actual cultura; y el reconocimiento de nuevos valores que coinciden con el mensaje de Cristo. Mediante la inculturaci�n se busca que la sociedad descubra el car�cter cristiano de estos valores, los aprecie y los mantenga como tales. Adem�s, intenta la incorporaci�n de valores evang�licos que est�n ausentes de la cultura, o porque se han oscurecido o porque han llegado a desaparecer. Por medio de la inculturaci�n, la iglesia encarna el Evangelio en las diversas culturas y, al mismo tiempo, introduce los pueblos con sus culturas en su misma comunidad; transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo que hay de bueno en ellas y renov�ndolas desde dentro. La fe, al encarnarse en esas culturas, debe corregir sus errores y evitar sincretismos. La tarea de inculturaci�n de la fe es propia de las iglesias particulares bajo la direcci�n de sus pastores, con la participaci�n de todo el pueblo de Dios. Los criterios fundamentales en este proceso son la sinton�a con las exigencias objetivas de la fe y la apertura a la comuni�n con la Iglesia universal"[1]
Quiera Dios concedernos a todos los que nos dedicamos de manera amplia a la hermosa tarea de la evangelizaci�n concedernos los dones de su Santo Esp�ritu para saber llevar el Evangelio a todas las criaturas de la tierra de acuerdo con sus propias culturas. Que la virgen de Guadalupe sea nuestro modelo propio de inculturaci�n.
[1] SANTO DOMINGO, "IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano", No. 230 "Amar hasta lograr la unidad" Mater Unitatis AFP M�xico MMII Cualquier problema favor de reportarlo a
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