IGNORANCIA AVANZADA (PROLEGÓMENOS A UNA FENOMENOLOGÍA)
Noy Godin E. C. Angulo
De los autores: Baste con decir que Noy Godin es profesor de Filosofía, Letras y Humanidades, oriundo de Puisaye (Yonne) en la región de la Borgoña Francia, quien reside orondo y lirondo en Colombia. Y que Enrique Carlos Angulo H. es Consultor en Tecnologías de la Información y la Comunicación, nacido en Sahagún, población del ardiente Sinú, en el Caribe Colombiano. Los autores hacen público reconocimiento, sin siquiera ruborizarse, de su avanzado estado de Ignorancia. Lo cual los exime de presentar o exhibir títulos académicos de cualquier tipo o experiencia equivalente. De la ignorancia, que se sepa, no existen Maestrías o Doctorados. Para comprobar lo dicho se han permitido precisamente escribir y publicar este opúsculo. La Ignorancia se puede ejercer y ejercitar libremente sin mayores controles. Y sus peligros no están todavía adecuadamente establecidos. COMENTARIOS A la gran mayoría de estudiosos les preocupa la desenfrenada y apabullante explosión de la información, acelerada por el advenimiento de Internet. A los autores, por el contrario, su correlato inverso, el incontrolable crecimiento de la Ignorancia, con todas sus conocidas e impredecibles consecuencias. Eduard Sancho, Director I. A Magazine.
Este trabajo a dos mentes, cuatro manos y veinte dedos, ha dejado a sus autores, especialmente al sinuano, a las puertas de la sabiduría. Es decir, al umbral de la ignorancia con conciencia. José Luís Garcés Gonzáles. Escritor y profesor. Universidad de Córdoba. Quién hubiera podido creer que dos ignorantes hayan sido copaces- con tal desparpajo- y con algún resquicio de humor, escribir este incalificable, pero recomendable texto. Este libro es una prueba inequívoca más de que la ignorancia es atrevida; pero bueno, a ratos, muy divertida e ilustrativa. Alex Jalal B. Filosofo, Universidad de Piensacola.
IGNORANCIA AVANZADA Noy Godin y E.C. Angulo E-mail:
[email protected] Montería - Córdoba - Colombia S. A. Primera Edición: Julio de 2007 DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO: Felicia Palomo PORTADA: Aspecto “La muerte de Sócrates”,
Jaques Louis David.
Ediciones PALOMA Tel: 7833703 - Cel. 3126970892 Montería - Córdoba - Colombia S. A. El contenido de este libro se puede copiar libremente.
ISBN Nº. 978-958-98034-6-2 Impreso en Colombia Printed in Colombia
No es a ampliar nuestra ciencia a lo que debemos aspirar sino a documentar nuestra ignorancia. NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA. Escolios a un texto implícito.
Pasamos nuestra vida satisfechos de nuestra ignorancia sobre otros mundos que podrían coexistir con nosotros, sonriendo ante cada sugerencia de Universos paralelos. Michiu Kaku
INDICE
ABSTRACT 1. INTROITO O PROEMIO METODOLÓGICO Y APOLOGÉTICO 1.2 Introducción 1.3 El conocimiento: ¿Antitesis de la Ignorancia? 1.4 La ignorancia se define 1.4.1 Estado cero del conocimiento 1.4.2 Agnatología 1.5 Del Homo Sapiens al Homo Ignarus… 1.5.1 ¿Una fenomenología de la Ignorancia? 1.5.2 Ignorancia Emocional 2. TAXONOMÍAS DE LA IGNORANCIA 2.1 Universal e Individual 2.2 Trinómica de Rochefoucauld 2.3 Michael Smitson 2.4 Emma Denby y Jhon Gamamack 2.5 Abededaria de Montaigne 2.6 Ann Kerwin 2.7 Ernesto Garzón Valdez 2.8 Las Ignorancias de la UNESCO 2.9 Otras ignorancias 3. MEDICIONES DE LA IGNORANCIA 3.1 Niveles de Armor 3.1.1 Armor sintetizado 3.2 Medición por vía Inversa 3.3 Universidad de Berkeley 3.4 Geometría de la Ignorancia 4. DEMASIADA INFORMACIÓN, DEMASIADA IGNORANCIA 4.1. Demasiada información 4.2. Demasiadas ignorancias 5. IGNORANCIA, INTELIGENCIA Y ESTUPIDEZ.. 5.1 Leyes de la estupidez 5.2. Isaac Newton 6. DE ALGUNOS TIPOS DE IGNORANTES 7. EL SABIO GALLO DE SÓCRATES CONCLUSIONES ANEXO BIBLIOGRAFÍA
ABSTRACT A diferencia de Montaigne que se preguntaba Que sais-je ? (¿Qué es lo que sé? o ¿Qué sé yo? ), el ensayo plantea la alta conveniencia de que el hombre contemporáneo se interrogue con absoluta franqueza, y con no poca frustración sobre el significado contrario: Que ne sais-je (¿Qué no sé yo? o ¿Qué no sé?). Intentando dar un paso más allá del sentido socrático del sólo sé que nada sé. ¿Cuánta ignorancia se agazapa en los oscuros pasadizos de la conducta humana al asecho de la inteligencia, del conocimiento y la sabiduría?. Y, aunque parezca exótico y contradictorio, ¿cuánta de su extraordinaria fuerza y poder estamos desaprovechando?. Frente al enorme vacío encontrado (mucha oscuridad en la materia y en la energía) sobre la Ignorancia, estamos convencidos de que este trabajo debe servir para incitar a filósofos, epistemólogos, fenomenólogos, sicólogos, sociólogos, historiadores, y a investigadores de otras disciplinas, a que explayen sus focos de atención hacia esta área marginada del conocimiento o del desconocimiento. Es posible que esa búsqueda abierta -personal y social- nos lleve a encontrar nuevas dimensiones de la realidad o de la irrealidad (cualquiera que sea), trayendo consigo el potencial de transformar la vida o al menos de contribuir a hacerla más intensa y diversa. ¿Podrá hablarse algún día de una fenomenología de la ignorancia?. ¿O acaso ya ha ocurrido y lo ignoramos?. Hablando de ignorancia, todas las ignorancias caben en este texto exploratorio. Esta es una mirada a la ignorancia desde su propia perspectiva. 1 KEY WORDS: Fenomenología, ignorancia, prolegómenos, ignatología, ignorática, incompletitud, lógica borrosa y barrosa, filosofía-literatura naif, pastiche textual, ciencia de la ignorancia, juguete (burlesque) textual primitivista, fellito gallus.
______________________________ 1 Una tarea como la que iniciamos exige la participación colectiva de mentes mejor dotadas y formadas, por lo que hemos creído que este texto debe ser ante todo una versión social y colectiva, a manera de una wikipedia (wikignopedia en este caso) en donde se conserven al menos las ideas básicas (de lo contrario no quedaría casi nada) y se vayan incorporando sucesivas aportaciones.
En este momento de la historia, donde lo colectivo puede alcanzar nuevas dimensiones gracias al poder multiplicador o sinérgico de Internet, insistimos en la necesidad de que estos prolegómenos sean desarrollados bajo alguna modalidad de trabajo de Inteligencia Colectiva o de Ignorancia Colectiva….(En el curso del presente trabajo donde se mencione yo, o la primera persona del singular, actúa Noy Godin; el nosotros es ejercido por los dos autores). Creemos que tanto la ignorancia como el conocimiento comparten en su esencia la de ser creaciones colectivas de largo plazo. No lo olviden, la ignorancia también se crea. Variando una muy conocida cita de Clemenceau sobre la guerra, nos atrevemos a decir: la ignorancia es demasiado importante como para dejarla en manos de sus propios exponentes… Sin embargo, insistimos en que la perspectiva de los directos implicados debe ser tenida en cuenta, sino se quiere correr el riesgo de desconocer una buena parte de la realidad que nos circunda y nos inunda ( por muy inmunda que sea).
Hemos considerado que puede tener alguna utilidad para exegetas y hermeneutas, conocer de primera mano y de segunda y hasta de tercera, de todo lo que es capaz la ignorancia, estimulada por efímeros raptus de inteligencia o de su supuesta presencia. Abundan por tanto en este texto, preguntas hechas desde la propia ignorancia; al lado de un largo e incompleto compendio de ignorancias, a ser identificadas, despejadas y resueltas, si ello es posible. Pese a tanta abundancia de nuevos conocimientos, la(s) ignorancia, continúa ejerciendo una poderosa influencia en el destino de la humanidad. Pero el mayor daño o peligro no consiste en que esto ocurra, sino que la ignorancia se esconda o se confunda con el propio conocimiento. Situación que en vez de disminuir viene en creciente aumento
ABSTRACT Instead of asking Montaigne’s question, “Que sais-je?” (What do I know?), this essay proposes that contemporary man, frankly and without frustration, face the opposite question: Que ne sais-je? (What I do not know?). We intend to take a step beyond Socrates’ statement, “One thing only I know, that is that I know nothing.” How much ignorance is hidden behind the dark corridors of the mind, side by side to intelligence, knowledge and wisdom? Although it might seem contradictory, do we know how much power we are wasting by failing to understand what we do not know? Facing this huge void about ignorance (a lot of darkness in matter and energy), we are convinced this work should be helpful in enticing philosophers, epistemologists, phenomenologists, psychologists, sociologists, historians, and researchers of other disciplines to focus their efforts in this neglected area of knowledge… or lack thereof. It is possible that this open quest –that is both personal and social—would lead us to uncover new dimensions of the real. Or the unreal, whatever it is. It is equally possible to realize the potential to transform human life, or at least contribute to make it more intense and diverse. There would be a day when somebody will write or talk about the phenomenology of ignorance. Or may be it happened already and we do not know about it? Speaking about ignorance, all kinds of it are included in this exploratory text. This is a look at ignorance from its own perspective. (1)
1. INTROITO o PROEMIO METODOLÓGICO Y APOLOGÊTICO “El propósito de la ignorancia es liberar a las mentes de las restricciones de las cadenas del conocimiento”. BOREN Se ha acusado a la estupidez como la gran responsable de infinidad de dañinas conductas humanas, lo mismo que de innumerables tragedias de la humanidad. Pero se ha subestimado la parte de culpa que ha tenido y sigue teniendo la ignorancia en todo ello. Ha habido tanto ignorancia como estupidez en las grandes equivocaciones del hombre. No ha sido sólo la falta o la disminución transitoria de la inteligencia o de la razón, o la torpeza en comprender las cosas, o la obnubilación de la conciencia, lo que ha llevado al hombre por despeñaderos, dolorosas equivocaciones e inexplicables conductas. La escurridiza ignorancia tiene mucho que contarnos, así la arrogante inteligencia pretenda acallarla para adueñarse de todo el éxito. Aunque en verdad son muchas las ocasiones en que suelen actuar en eficaz complicidad. Aun en las cotidianas decisiones del hombre, el peso específico de la ignorancia suele ser mayor de lo que se cree. Para superar la ignorancia hay que conocerla a fondo. Así como para vencer al enemigo se debe llegar a entender muy bien sus movimientos y paradas, sus escondites y madrigueras, sus vicios y virtudes, sus lados débiles y fuertes…. En fin, la mayor parte de sus facetas evidentes y ocultas. La reflexión sobre la ignorancia ocupa al hombre desde épocas en que todavía ella misma no se había extendido tanto. En consecuencia, nos hemos visto en la obligatoria tarea de echar una rápida mirada panorámica, que nos muestre lo que hemos aprendido de ella, ya sea por examen bibliográfico o por experi-mentaciones e investigaciones auto soportadas. Reconocidos pensadores de todos los tiempos han respaldado una y otra vez, la necesidad de abordar con amplitud el arduo, incómodo y sensible tema. Karl Popper dentro de los más recientes, se ha encargado de volvernos a restregar el asunto en esclarecedora conferencia dictada en la Universidad Complutense de Madrid, con motivo del otorgamiento del doctorado Honoris causa, a sus 90 años de edad: “El conocimiento de la ignorancia”, en la que destaca la esencia del pensamiento Socrático, revelado por la deidad: la verdadera sabiduría consiste en el conocimiento de nuestras limitaciones, “y lo más importante en el conocimiento de nuestra propia ignorancia”. Buena parte de nuestro trabajo tiene como marco conceptual algunas reflexiones del segundo Wittgestein, aunque sin tomarlo en forma absoluta y excluyente. Creímos de la mayor conveniencia pragmático-teórica, otorgarnos una cierta flexibilidad o ruptura metodológica-dogmática, sin perder de vista en ningún momento lo dicho por el maestro, y a quien nos referiremos en repetidas ocasiones: “No quiero juzgar hasta qué punto mis esfuerzos coinciden con los de otros filósofos. De hecho, lo que he escrito aquí no tiene aspiración alguna de novedad en sus detalles; y la razón por la que no indico fuente alguna se debe a que me resulta indiferente si lo que yo he pensado ya había sido pensado con anterioridad por algún otro” (Wittgestein, Tractatus, 2002: 103-104).2
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Todo lo anterior bajo una estricta metodología ecléctica interdisciplinaria- transdisciplinariamultidisciplinaria, que toma lo esencial de la epistemología bayesaina (mucho cuidado no epidemiología, ni epididimologìa), el deconstructivismo de Derrida, la lógica borrosa de Zadet, el falsacionismo de Popper, el pensamiento débil de Vatimmo, el tautologismo asertivo de Peter Grullo, la complejidad de Morin, el pensamiento lateral de De bono, el primer conexionismo de Edward Thorndike, y el reformulado de Rosenblatt, con todo el respaldo de las ciencias cognitivas, algunos elementos de la fusión de horizontes de Godamer, la Axiología Nietzcheiana y el neo constructivismo de segunda generación de Heinz Von Foerester. Pero ante todo atendiendo las implicaciones y consecuencias extra-matemáticas de la incompletitud de Godel. Y sin perder de vista la visión integradora de Feyarabend. Todo lo anterior direccionado (el corrector automático del procesador de textos se empeña en remplazar por diseccionado) por una heurística rizomática, derivada, de la concepción de Deleuze y Gauttari. No olvidemos que algunos paradigmas (Khun) han hecho crisis y otros esperan su turno. Una amplitud metodológica de tal calibre nos ha obligado a proceder con sumo cuidado para evitar el surgimiento de contradicciones insolubles que hagan nugatoria su imbricación inter-conceptual. Mejor dicho, hemos hecho un esfuerzo titánico, como se verá con mínimos resultados, para evitar un mazacote teórico de impredecibles e incomprensibles resultados. Y hemos tratado a toda costa de evitar situaciones bochornosas como la ocurrida con el caso Sokal. Eso sí, dejamos explícito, que no hay aquí intereses vedados o propósitos subrepticios. Podríamos anticiparnos a concluir que el principal aporte del trabajo es el de resaltar la necesidad de una convergencia holística-cognitiva, indispensable para intentar comprender a cabalidad las nuevas realidades del hombre, en la era del info-conocimiento posmodernista, del hipercapitalismo post-salvaje, de la células madres, de las clonaciones de todo tipo, al lado de las mismas viejas iniquidades y maldades de siempre. Estamos ante la misma vieja ignorancia; solo que ahora ensanchada, avanzada y en muchos casos hasta disfrazada. En espera de una supuesta evolución del sustrato biológico al híbrido bio-chip inflado (léase biochiflado). Del paso del ser-humano al post-humano, según lo cree Ray Kurzweil. Y nada lejos de esa misma “Vieja Ignorancia” que poetizó William Blake en “The Gates of the Paradise” (con ilustración y todo):
Ahogado al caer en el Océano del Tiempo, Profundo en vieja ignorancia. Santo y frío, corté las alas De todos los seres terrenales. Debo expresar mi reconocimiento sincero y profundo a mi profesor de Física Teórica, Richard Feynman, sin cuya insinuación mandatoria este trabajo no hubiera sido posible. Fue en una noche de luna llena o nueva, no las distingo bien, en Río de Janeiro, con varios caipiriñas y al ritmo de unas sambas, cuando el profesor Feyman me sugirió con su singular agudo humor: “Godin (El lo pronunciaba Godàn, aunque en ocasiones me decía Godel, sobre todo cuando mis ideas quedaban incompletas, situación como verán muy frecuente. Sin mencionar mi escasa formación en matemáticas): Te veo un extraordinario potencial, si enfocas tus investigaciones a un campo todavía descuidado: La ignota ignorancia.” “También, allá en el fondo hace mucha falta una filosofía de la Ignorancia, que nos apoye en la tarea de entender y valorar nuestro sempiterno limite cognitivo personal y humano.” Y me recordaba una supuesta frase de Leonardo da Vinci: “Humanos tened mucho cuidado, la cegadora ignorancia os engaña ”.
No hay en este texto ningún código, cifrada o encriptada expresión. No hay sentido oculto, no se revela nada distinto a lo que las palabras así no más, de entrada, expresan. Al profesor Feynman, uno de los grandes físicos de la historia, se le debe la idea de las múltiples historias del movimiento de las partículas elementales (Nada que ver con cuentos o relatos. Algo que ver con los mundos múltiples? ). Y también se le reconoce extra muros, sin verificación hasta la fecha, haber sido el que develó la denominada constante de angulo: “donde quiera que vayas siempre llevarás el culo” . Posteriormente pude saber que se trataba de una variación de una popular admonición que reza, o mejor que impreca, o quizás sea más preciso aún, que excreta : “cuando estés bien alto, en la cumbre del poder o de la fama, en cualquiera de sus posiciones, nunca, pero nunca, olvides que éstas sentado por donde cagas”. Finalmente, este trabajo cumple otro cometido personal, que es el de homenajear la memoria del Profesor y premio Nóbel de Física en 1965, a quien también le debo su infructuosa dedicación en enseñarme a ejecutar la percusión (bongó y frigidera). De lo cual solo quedó mi amor por la fregadera a lo Feyman. De refinadas sutilezas a ratos como de burdas escatologías y menipeas manipulaciones, las que más. “Casi nunca estaremos absolutamente seguros de nuestros conocimientos. Debemos, pues, hablar de probabilidades de que lo sepamos, sea cierto.” Richard Feynman. Pero también debo expresar mis agradecimientos sinceros a una lista interminable de amigos, enemigos, favorecedores, entorpe-cedores, inspiradores, influenciadores detractores, lo mismo que a una interminable lista de personas, que para no hacer tan extensa esta versión en papel, deberé hacer un link exterior hacia Internet, que iremos actualizando a manera de weblog, blog o bitácora, wiki, o podscast, ya veremos cuál nos funciona mejor. Pero por si acaso el enlace aparece roto, me veo obligado a incluir una muy parcial lista, principalmente de influenciadores, algunos de los cuales, fueron de efímero efecto y algunos otros no lo sabemos aún: el personalista Mounier; los existencialistas Sartre y Marcel ( El ser y la Nada y El ser y el tener); Carlos Marx y un pedacito del Materialismo dialéctico; Jasper y su Filosofía de la existencia; Heidegger con su Ser y el tiempo; El Adorno de la escuela de Frankfourt y su Filosofía de la Música; Maritain con el Humanismo Integral, una esquina de los neorrealistas ( Rusell, Hann y Schilk); Foucault con el pensamiento Salvaje; LéviStrauss con las estructuras pero sin el parentesco; Spencer Evolucionista sin la estática social; Stuart Mill, por el Utilitarismo; Condillac y su sensualismo; los enciclopedistas, pero mucho más las enciclopedias; Kant criticista; Homero Simpson; Jung y Freud ( Freíd insiste el corrector), solo el yo ( a veces el ego) y el ello pero sin el super yo (en ocasiones el super ego); Wilheim Reich, nada que ver con el tercer reich. Una especial mención merece, entre todos ellos, Eduardo Sánchez, profesor e investigador de la Escuela Politécnica Federal de Lausana Suiza (Laboratorio de Sistemas lógicos), consagrado a la salsa, en la helada confederación helevetica, y al desarrollo de máquinas y software bio-inspirado, quien me presentó a Johon Searle, que, para serles muy franco, nunca había oído mencionar, pero que después lo tropiezo en cuanto paper, conferencia, ensayo, sobre inteligencia artificial o computacional que pasa por mis manos, o sólo por mis ojos (frente al monitor). Para mi desdicha, fue un encuentro excesivamente fugaz, ya que tan pronto le estreché la mano, debí desalojar el cuarto donde estaban próximos a realizar un conocido experimento. Me queda, eso sí, el consuelo de decir, con mucho orgullo, que estaba presente ese día en el cuarto chino (que no es un cuento chino) Y no pudo ser menor mi consuelo-satisfacción de ese mismo día, cuando en la sala de al lado puede ver al Físico Schrondinger iniciar el famosísimo experimento del gato encerrado. Cuya versión regional extra-física corresponde al del gato en mochila (no rasguña). Por falta de tiempo no pude esperar los resultados de ninguno de los dos. Pero ya se sabe de sobra lo que allí ese día ocurrió. Otro agradecimiento que no podemos pasar por alto es al esfuerzo y la dedicación del padre Prieto, un temprano adepto a los ignoraticus, el grupo de colaboradores que desde el Caribe colombiano, zona ignorática y feliz, quien con más entusiasmo que recursos físicos y síquicos, realizó una exhaustiva, interminable e incompleta búsqueda en Internet y en algunas bibliotecas. Rechazamos para evitar equívocos futuros, todo intento de vinculación con alguna de las siguientes corrientes filosóficas o sus derivaciones, interpretaciones, deslindes, revisiones o interjecciones: escepticismo, agnosticismo fuerte, positivista o de cualquier índole, ateísmo débil, holismo solipsista, sincretismo discreto o eclecticismo relativista. Aunque no podemos ocultar nuestras atracciones, inclinaciones y genuflexiones de tipo eclécticas y sincréticas y del epicureísmo tardío y remoto. Lo mismo que del neo-hedonismo digital postrero. Sin que
neguemos nuestra adhesión intermitente al nihilismo nadaísta y al cinismo tempranero ( Diógenes de Sinope y Antístenes el alumno de Sócrates). Ya a esta altura, oscilamos entre el desprecio de los cínicos por los caprichos materiales del hombre y la mirada indiferente de los estoicos ( Zenón de Citio). No confundir con el oriundo de Helea, el gran amaestrador de tortugas veloces, que corrían más rápido que las liebres. Declaramos bajo la gravedad del juramento que nuestra visión de la ignorancia está distante del Ignorabimus de Emilio du Bois-Reymond, pero no de su ignoramus. Al menos en cuanto a su ámbito individual humano concierne. Finamente hacemos pública, con suma vergüenza, nuestra frecuente concurrencia a las sesiones de introducción al “toderismo” o detoditismo insignificantista, una naif ( ojo, no nice) propuesta del profesor Cartagenero Feliciano Alegría, cuya doctrina principal es la de que los humanos filósofos y no, tenemos la tendencia natural a asirnos de lo que se nos atraviese y se acomode a nuestras necesidades fácticas ( igual tácticas) y de coyuntura. Para que al final de tantas intentonas se termine por adherirse a cualquiera corriente o pensamiento filosófico (igual da) o terminemos convencidos de un poco de toditas, aunque algunas veces ello solo sea por cortos periodos de tiempo. Todo para después terminemos convertidos en un enrevesado calidoscopio (acaso un cálido caleidoscopio) fragmentarista de hibridajes, mixturas y revolturas, en distintas presentaciones y envolturas. El mismo profesor Alegría es consecuente con su prédica: él dice ser por la mañana escéptico, en la media mañana positivista, durante la noche epicúreo, a ratos Cristiano, Budista, Musulmán, Judío, Sintoísta, Ateo, y últimamente dice ser Bahaísta y así… Niestchiano, Escolástico…. O como la sabiduría popular que dice: “en la variedad está el placer”. Lástima que ni siquiera la más larga vida alcance para ser más ( sic). A partir de allí, y dado el espíritu multidisciplinario (al decir de el profesor Johan Sin Khohones, sólo indisciplinario) que nos ha animado, surgió la idea de integrar en la metodología del trabajo, de forma desembozada, desbordada y desbaratada, el “todo vale” pluri-metodológico de Feyerabend elevado a su máximo sentido pero circunscrito a algunos saberes, quereres y haceres. Es por eso que se podrá identificar a lo largo de la investigación una numerosa y creciente variedad de herramientas, procedimientos, métodos y fuentes, entre otras: pruebas testimoniales, periciales, encuestas, sondeos, grupos foco, análisis de laboratorio ( coprológico, cultivos.. ), estudio de suelos, cálculo de estructuras, observaciones directas micro y macroscópicas, entrevistas, crónicas, reportajes, columnas de opinión, magazines, reality shows, tacs, pets, resonancias, radiografías, fotografías, ecografías, bufonerías, pornografías, investigaciones de campo, indagatorias, excavaciones, reflexiones, digresiones, presunciones, elongaciones, silogismos, solipsismos, espejismos, ecuaciones de primer grado, y hasta de segundo; pero no mas de allí, tactos, auscultaciones, premoniciones, reconstrucciones, falsificaciones, intuiciones, indemnizaciones, retractaciones, retaliaciones, ejercicios, levantamientos, calentamientos, ensayo y error, zafarranchos de combate, tiro al blanco, al negro, al amarillo y a todos los colores, metáforas, metonimias, antinomias, psicoanálisis, y algunos otros recursos y herramientas de menor envergadura y utilidad, que suelen ser necesarias. De lo único que estamos total y plenamente convencidos es de que jamás en la historia de la investigación filosófica-científica-literaria-… se habían utilizado todas las armas con que cuenta el ejército de los buscadores de fondos, de esencias, de verdades y mentiras, y de ampliadores cognitivos de las múltiples realidades y fantasías. Nunca se había realizado un verdadero estudio multidisciplinario de verdad que superara las mezquindades y exclusiones de los campos cognitivos ya demarcados. Muy sensatos consejos provenientes de autoridades en la materia, nos hicieron ver el alto riesgo que asumíamos al incluirle al trabajo un enfoque que se aleja de los parámetros académicos de rigor. Debates internos, a veces acalorados, estuvieron a punto de dar al traste con esta investigación. Hasta que un miembro del equipo decidió retirarse por serias discrepancias relacionadas precisamente con la inclusión adicional de un enfoque pragmático empírico acrítico (lo que rebosó la copa fue un lapsus por artrítico), ligero, disperso, y desde lo cotidiano (Berger y Luckman) ...que según él le quitaba toda seriedad y compostura al trabajo. Finalmente de él fue la idea y del nombre del trabajo, que hemos tratado de conservar hasta el final. Sus referentes constantes le provienen de “Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia”, y de la “Fenomenología del espíritu”, de Hegel. En honor a la verdad y reconociendo los esfuerzos primigenios del cobarde filosofo Johan Sin Khohones, transcribimos apartes de la comunicación en la que el tercer miembro inicial del grupo desistió de continuar participando en la preparación y elaboración de este“ inaudito y exótico ex abrupto texto, de espuria investigación”, al tenor de sus propios calificativos.
“En él las palabras se escabullen al intento de ser copuladas por los pocos pensamientos e ideas. Es toda una vacuidad del tiempo perdido. No hay originalidad conceptual, ni formal, ni teórica y se violan mínimos requerimientos metodológicos. No se pueden esconder impunemente detrás de parapetos seudo filosóficos, derivados de la metafórica concepción rizómica de Gautari,. Si bien la estructura botánica en lo subterráneo presenta vida oculta y complejos entramados de interrelación (principalmente en las variedades de grama) aquí no se ven ni las hojas, ni el tronco, y menos las raíces. No les puedo desconocer, eso sí, la existencia de numerosos nudos. Si al menos hubiesen asimilado la quintaesencia y valor singular de las especies rizómicas, es decir, su extraordinaria y autogenerada fuerza centrifuga sin fin, hubiese persistido en la tarea.” “No podía continuar comulgando con tanta incoherencia y abundante dispersión. A quién se le puede ocurrir que existan profundas aunque distantes relaciones entre Luciano de Samosata, Gautari y San Ginés. Y entre éstos y el inefable Wittgestein. Y no es que no pudiéramos ser iconoclastas, es que hasta para eso se requieren de condiciones académicas que no pude encontrar, por más que pensé que podían estar intencionalmente ocultas o simbólicamente expresadas”. Para que conste que no somos enemigos de la discusión y el debate, así se acuda a la difamación y a los insultos, apréciese la frase siguiente, que cualquiera otro hubiese censurado: “No podía exponer mi buena fama y mi buen nombre a la burla y al descrédito, prestándome para exhibir en una especie de streap tease, en el que participan dos cuerpos flácidos, envejecidos y desgreñados, que exhiben sin tapujos las intimidades de la ignorancia y la estupidez, en censurables posiciones . Toda una investigación prometedora para que finalmente quedara convertida en una palmaria demostración de la desparramada ignorancia y estupidez de sus autores.” . Sin Khohones , no compartía que le dedicáramos tanto tiempo a la ignorancia, cuando lo que necesitábamos era dedicárselo a la búsqueda de cómo expandir el conocimiento. Sólo aquí debemos reconocer el punto de concordancia inicial. El conocimiento de la ignorancia debe ayudarnos a combatirla. No para derrotarla totalmente, porque tal guerra esta indefectiblemente perdida. Sino para ganarle batallas en campos imprescindibles y para mantenerla a raya en otros”. El frondoso y sólido árbol del conocimiento quedaba convertido así en una débil y rizómica ( ¿acaso risomica? ) ignorancia. Bien podría haber nacido aquí la RIZÓMICA IGNORANCIA. Debimos eliminar y recortar, por expresa petición del Dr. Sin Khohones todos aquellos párrafos y aportes por él incluidos en el primer borrador, so pena de ser demandados por violación a los derechos de autor. Ello trajo como consecuencia que secciones enteras hayan quedado mutiladas y que numerosos párrafos estén inconclusos, y por supuesto que la obra padezca de una hipertrofiada debilidad estructural sistémica y endémica, no muy distante del caos. Fue entonces cuando debimos acudir a la navaja de Okam, a la espada de Damocles (no, que va, la de Alejandro Magno, a la tijera de Gladis, al cuchillo del matarife, al cortaúñas de Arnolis , al machete de Dionisio, al copy y paste de Word, al lápiz de crayón, a la cinta de enmascarar, el corrector, al megáfono de Leocadio, al picahielos de la mona remolina, al candado del señor Santana… No fuimos capaces de hacerle entender a Sin Khojones que nuestras intenciones bordeaban el pensamiento de Berger H.Luckman B. : «La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente que se origina en sus pensamientos y en sus acciones y que está sustentado como real.». Expresado también en el pensamiento de Martín Hopenhayn: «No es casualidad que desde la muerte de la vocación universalista cada vez se estudia más la vida cotidiana, se intenta encontrar el encanto de posibles identidades.... La cotidianidad se convierte en el receptáculo de expectativas que han abandonado los grandes ideales universales, lo que conlleva a una visión de lo cotidiano con un doble signo: por un lado, la rica diversidad de la experiencia y por otro, la constatación de intrascendencia». Sabíamos la cantidad de critica adversa que se nos venia encima, pero preferimos ser coherentes con nuestras más acendradas identidades e inhabilidades. La verdad nos hubiera resultado extremadamente difícil no hacer manifiestas algunas de las más significativas carencias. Aquí están pues, sin tapujos, todos nuestros escollos implícitos y explícitos, fácilmente identificables. Durante la ultima clase de Corrientes filosóficas contemporáneas, un alumno me preguntó, con sincera espontaneidad, del mismo modo como se pregunta cual es la penetración del mercado del jabón de monte, que cuál era la filosofía mas extendida en el mundo? Y bueno, me quedé en silencio tratando de dar una respuesta razonable, pero en vista de mi largo silencio, me dijo profesor usted o no sabe o no responde, y enseguida propuso que hiciéramos una encuesta globalizada para averiguarlo.
Finalmente, creemos con alta convicción, que la ignorancia puede ser el punto de encuentro clave entre la ciencia y la cultura (lo que se ha llamado la tercera cultura o quizás la segunda ciencia). 1.2. INTRODUCCIÓN “He decidido reír y ser feliz porque además es bueno para la salud.” Francois Marie Arouet (Voltaire)
Aunque a lo largo del texto nos referimos a la ignorancia en singular, en muchos casos deberá ser tenida en cuenta en su forma plural. Principalmente cuando nos referimos a cada individuo. La ignorancia en singular como fenómeno universal humano y las ignorancias referidas a cada persona. Una de las tareas constantes de la humanidad ha sido la de despejar la ignorancia. El avance de la ciencia ha supuesto siempre un retroceso de la ignorancia, pero no son pocos los casos en que lo que se descubre es mucha más ignorancia. Lo propio ha correspondido a los individuos con las diversas ignorancias propias. Hay para quienes el esfuerzo de desbrozar ignorancias representa un mejor avituallamiento en sus diarias luchas por el poder, el amor, la riqueza y por la vida misma. Pero no pocos prefieren vivir en la despreocupación que ésta o estas también otorgan. “El mejor logro de la ciencia del siglo XX ha sido el descubrimiento de la ignorancia humana”. No ha conseguido Lewis Tomas con esta contundente cita, lograr que esa innegable realidad siga pasando desapercibida, ante la arrogancia de tanto conocimiento nuevo. Tampoco lo consiguió Sócrates hace cerca de 2.400 años. La ignorancia como elemento intrínseco de la condición humana (dada las limitaciones cerebrales, tanto en almacenamiento como en procesamiento (inteligencia), sólo es vista de soslayo y de forma despectiva, ante su connotación predominantemente negativa. Se le suele aceptar comúnmente, con falsa modestia, como mecanismo de defensa que pretende significar lo contrario. Sea oportuno retomar aquella reflexión que Pascal le dedicó a la ignorancia: “Las ciencias tienen dos extremos que se tocan. El primero es la pura ignorancia natural, en que se encuentran todos al nacer. El otro es aquél a donde llegan las grandes almas, que, habiendo recorrido todo cuanto los hombres pueden saber, encuentran que no saben nada, y vuelven a encontrarse con aquella misma ignorancia de donde habían partido; pero es una ignorancia sabia, que se conoce a sí misma”. Y fue el mismo Pascal quien remató su pensamiento sobre la ignorancia cuando puntualizó, para intranquilidad de los especialistas: «Es mucho más hermoso saber algo de todo que saberlo todo de una cosa». Como veremos, no ha sido poca, aunque de verdad tampoco es que haya sido mucha, la literatura (textos y pretextos) sobre la ignorancia que han producido pensadores de todos los tiempos. Pero eso sí, la preocupación y la reflexión han sido constantes. También, hay que decirlo de entrada, para evitar frustraciones posteriores, que mucho de lo que se ha escrito sobre el tema no ha sido más que variaciones sobre el mismo. Pero algunas constituyen verdaderas obras maestras por su singular creatividad y rigor analítico.
Ya veremos en una incompleta relación de aforismos, máximas, citas y en frases célebres como se vive y se experimenta la ignorancia en todo su esplendor en el pensamiento breve y sintético del hombre, que es lo que finalmente se ancla en no pocas mentes. Pero no podemos evitar anticiparnos con algunas: Einstein, uno de los más grandes científicos de todos los tiempos, dejó plasmada su sabiduría sobre la ignorancia en una muy corta y explosiva frase: “Todos somos ignorantes: Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas “ “El conocimiento verdadero es conocer la extensión de la propia ignorancia”. CONFUCIO.
“Apenas hemos descubierto pequeñas muestras de lo que ignoramos”. JOSÉ MANUEL VERGARA.
“Una cosa sabemos: que no sabemos nada”.
SÉNECA.
En otra expresiva variación conceptual, el profesor de filosofía de la Universidad de Filipinas, Leonardo de Castro, lo dijo así: “la más extendida de las ignorancias es la ignorancia de la ignorancia”. Que no está nada distante de lo dicho por San Girolamo (San Jerónimo): “La peor ignorancia es la de la propia ignorancia”. “Se cuenta con que seas ignorante de muchas cosas. Saber que eres ignorante de muchas cosas es el principio de la sabiduría. Conocer una categoría de cosas de las cuales eres ignorante es el comienzo del aprendizaje. Conocer lo detalles de esa categoría de cosas de las cuales eres ignorante es ya no ser ignorante”. PHENELLA, THE UNKWRITTEN COMEDY. “Lo que llamamos azar es nuestra ignorancia de la compleja maquinaria de la causalidad”. JORGE LUIS BORGES. “La familiaridad suple al conocimiento. A diferencia de los zapatos demasiado estrechos, con la ignorancia ocurre que cuanto más se la lleva, menos duele”. MASSIMO PIATTELLI PALMARINI.
“La educación es un progresivo descubrimiento de nuestra propia ignorancia”. JOHN DRYDEN
“Todo lo que la humanidad no sabe; todo lo que yo no sé, no es más que un infinito ciempiés“. JOHAN SIN KHOHONES
“Las personas inteligentes tienen un derecho sobre los ignorantes, el derecho a instruirlos”. EMERSON. Y terminamos aquí con Emerson, para señalar el enorme sentido de responsabilidad que proviene de nuestros efluvios pasajeros de inteligencia. 1. 3. ¿EL CONOCIMIENTO: ANTÍTESIS DE LA IGNORANCIA? “La vida feliz y dichosa es el objeto único de toda la filosofía”. CICERON 106-43 AC. Todo nuestro proyecto teórico reconoce en la Filosofía del lenguaje y en los trabajos de Wittgestein, los tropiezos y balbuceos en el manejo de los significados y significantes. Esto sin atrevernos a involucrar de lleno a Saussure ni toda la construcción ideológica
de la semiótica y la semiología. La semasiología ha quedado por fuera por falta de espacio. Hemos querido exorcizar cualquier manifestación de signos, símbolos, metáforas, metonimias u otras nimiedades. Aunque entendemos que tal tarea no es del todo posible. No hemos podido evitar que se cuelen, sin nuestro consciente consentimiento, algunos espíritus y fantasmas inoportunos e inesperados. Las palabras en general, y las de algunos en particular, suelen no reflejar la realidad con tanta objetividad como se quisiera. Otra vez acude en nuestra ayuda la sapientísima frase del mismo Wittgestein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Y cuán extra limitado es el nuestro. Para acercarnos con algún grado de confianza a la definición aproximada de la ignorancia, es indispensable revisar algunos conceptos preliminares ubicados en el lado contrapuesto de nuestro objetivo, que son de gran ayuda para la finalidad propuesta. 3 Las definiciones de datos, información, conocimiento y sabiduría (todos en general en adelante los llamaremos DICS), contribuyen desde el lado contrapuesto a acercarnos e iluminar el estrecho sendero y el sentido de la oscura Ignorancia. DATOS De acuerdo con una definición de Bell Labs, datos “es una representación de hechos conceptos, o instrucciones de una manera formalizada, apropiada para comunicaciones, interpretación y procesos “. Datos se puede definir también como información en bruto, básica o de simple estructuración, para ser procesada por una computadora o trasmitida por una red de comunicaciones. INFORMACIÓN A un nivel cualitativo y cuantitativo superior se encuentra la Información. Y se refiere a un conjunto de datos a los que se les ha dado algún procesamiento u organización. Un sentido en el que se utiliza comúnmente información está asociado con noticias o relación de hechos o acontecimientos. Se escucha a todo momento que estamos bombardeados de información, que hay más información de la que somos capaces de asimilar, el noticiero con la más completa información, etc. También es frecuente encontrar las expresiones datos e información, usadas indistintamente, como simples sinónimos. Con el surgimiento de la digitalización, el concepto información se expande y llega a comprender cualquier tipo de contenido que se transmite o almacena en forma de bits (o lo que es igualmente lo mismo, unos y ceros, encendidos y apagados). Considerándose por tanto información: voz, textos, fotografías, datos de cualquier índole, noticias, libros, películas, etc. Todo lo cual incluye prácticamente a cualquier expresión intelectual humana que ha sido transformada en formato electrónico-óptico-digital-magnético. A partir precisamente de esa realidad (en este caso la información como concepto totalizador de datos e información digital) surge el concepto de Tecnologías de la Información.
Todo aquello que se almacene en una computadora o dispositivo electrónico magnético óptico, o que se transmita por cualquier red de telecomunicaciones es información, siempre y cuando haya sufrido algún procesamiento computacional. Pero si se somete a algún procesamiento o tratamiento cerebral se aproxima entonces al concepto de conocimiento.? Como hemos visto datos e información son expresiones que se definen entre si. Están íntimamente ligadas, se necesitan para conseguir su propia personalidad. Según el prolífico Fernando Savater, la información nos presenta los hechos y los mecanismos primarios de lo que sucede. CONOCIMENTO Conocimiento es la tenencia mental organizada, analizada y sistemática de información sobre la realidad del mundo exterior (físico y meta-físico) e interior (mente, espíritu, conciencia), en manos de toda la humanidad o de cada persona. Para Savater, conocimiento es “información acerca del mundo que le permite al experto juzgar y tomar decisiones». Reflexiona sobre la información recibida, jerarquiza sobre su importancia significativa y busca principios generales para ordenarla”. Nos referiremos en lo sucesivo a C1 como el conocimiento total en poder de la humanidad. Y a C2 como el que está en poder de cada individuo. Y Cx, el que todavía no se conoce; lo que aún no se sabe de la naturaleza, del universo o del hombre o de otras criaturas existentes. C1 Conocimiento total de la humanidad. C2 Conocimiento del individuo. Cx Conocimiento desconocido, que es igual a Ignorancia universal. Si se nos permite una expresión laxa, podríamos decir que el conocimiento tiene ansias de acción; está muy cerca de la voluntad. Ya se trate de que ésta decida actuar o se abstenga. La información y los datos son pasivos. Están en la memoria en espera de procesamiento por parte de alguna inteligencia que los transforme en conocimiento y los convierta luego en acción. Hay aquí material para muchas otras discusiones y disquisiciones que desbordan el alcance temporal y espacial de este ensayo. La abundante generación de datos, información, conocimientos y experiencias ha dado nacimiento a innumerables disciplinas y saberes específicos, que parcelados dieron lugar a la creación de los centros de educación, donde se transmite de quienes lo tienen a los que no. profesiones, especialidades, maestrías, doctorados y postdoctorados, e infinidad de cursos con distintos alcances y propósitos, buscan la transmisión del conocimiento y sus soportes primarios. Pero nos saldríamos de nuestro objeto central si siguiéramos ahondando en terrenos del conocimiento y nos olvidáramos de la ignorancia, que es lo que el hombre quiere “gestionar” o “gerenciar”, como también se intenta hacer con su inverso conceptual.
No debemos perder de vista que el conocimiento evoluciona tan rápido que se debe tener cuidado hasta de su propio significado. Así como tampoco de que cada yo cognoscente despliega su marcada individualidad repleta de sus singularidades. Rematemos aquí con una lúcida reflexión de Mauro Ceruti: “La reinserción del sujeto y del observador en el tejido final de los conocimientos, y una nueva interpretación de las leyes de la naturaleza, convergen en la perspectiva de un cambio epistemológico en el pensamiento científico que podemos definir a grandes rasgos, como pasaje de una ciencia de la necesidad a una ciencia del juego”. El mito de la omnisciencia y el ojo del observador. SABIDURÍA Continuemos con la guía conceptual de Fernado Savater, “la Sabiduría vincula el conocimiento con las opciones vitales o valores que podamos elegir, intentando establecer cómo vivir mejor de acuerdo con lo que sabemos.” Éste es el máximo nivel al que un hombre puede llegar. Y no por vía de acumulación cuantitativa de DICS. Aun en el hipotético e imposible caso de que un hombre poseyera todos los DICS del mundo, ello por sí mismo no le haría poseedor de la sabiduría. Ese hombre imaginario imposible o “DICSTECA” o infoteca universal, sería sin duda, el más grande erudito de todos los tiempos, pero nunca, detentaría la sabiduría. Por el contrario, un hombre que haya alcanzado la sabiduría podría no contar en su haber una abundante cantidad de DICS; pero sí que necesita al menos alguna razonable proporción. Bien difícil establecer ese baremo. Deberá tener, eso sí, un amplio dominio, con diferentes niveles de profundidad, de varios saberes. Un hombre de la tercera cultura que detente una sumatoria algebraica de ciencias y cultura. (compleja ecuación) Una de las tantas preguntas que no hemos alcanzado a responder es la de si un ignorante contemporáneo (hasta títulos académicos podría tener) ¿puede alcanzar la sabiduría? Para ser estrictamente ajustados a las realidades históricas y contemporáneas del hombre, a la sabiduría se puede llegar por diferentes vías o métodos. No se puede soslayar la significación mítico-religiosa-esotérica de conocimiento y sabiduría. Cada corriente o fe religiosa ha construido su propia significación, asociada por lo general a la obtención un estado o condición superior de espíritu-alma-conciencia y en algunos casos del mismo cuerpo. Para algunos, tal estado de adquisición de la sabiduría- conocimiento supremo, está asociado con la compresión de secretos esenciales de la vida, del mundo o del espíritu, o con la llegada al seno de un ser superior, el alcanzar un cielo o un paraíso eterno o una condición iluminada, o al alcance de una verdad suprema o verdad de verdades, o situaciones de este tenor. ¿Dónde está hoy la sabiduría? ¿Dónde están los sabios? Nos inclinamos a aceptar el sentido de la sabiduría que ha expresado F. Savater, que de alguna manera coincide con lo dicho por el escritor y premio nobel José Saramago: el ser más sabio que he conocido, no sabía leer.
Pero si se observa el mundo circundante contemporáneo, trastornado en su percepción por las filtraciones y simplificaciones mediáticas, se pueden identificar las siguientes categorías de sabiduría: 1. La Mítico-Religiosa-Esotérica-Hermética-Supramaterial. Aquella en poder de los máximos sacerdotes, líderes, estudiosos, iluminados, etc, de cada cuerpo teórico profundo de cada fe, religión, creencia o cuerpo teórico del caso. 2. La Humanista-Tecno-Científica. El más alto nivel de conocimiento (o el más profundo) de cualquier saber. Comprende un alto nivel totalizador de asimilación de estas categorías del conocimiento. Presupone algún nivel básico de erudición. Supone las más altas acumulaciones de conocimiento creativo en áreas puntuales de la ciencia, la técnica, el arte o las letras. Los premios Nóbel de Física. Química, Literatura lo son. Pero no los de la paz. 3. La sabiduría de la vida: Saber vivir, saber ser feliz. Así de escueto, pero qué tan difícil de alcanzar. ¿Cuánto de material? ¿Cuánto de espiritual?. ¿O cuánto sólo de cada componente?. Los sabios de la ciencia ven como una recua de ignorantes a los sabios de la fe. Y estos a su vez los ven a ellos como ignorantes de la más sabia sabiduría. Con las razones de la ciencia no se puede comprender la fe. Y con las “razones” de la fe, la ciencia resulta insuficiente. Allen Newell dedicado a la inteligencia artificial considera que: “La sabiduría se caracteriza por la utilización de conocimientos para la consecución de una meta”.. Antes de la fecha de cierre, nos encontramos con los siete saberes de Morin, necesarios para el futuro de la educación. Solo los enunciamos para sugerir su lectura, que se ha convertido en un referente indispensable, y cuya obra completa está disponible en Internet: “las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión, los principios de un conocimiento pertinente, enseñar la condición humana, enseñar la condición terrenal, enfrentar las incertidumbres, enseñar la comprensión y la ética del genero humano.” No pudimos evitar la gran tentación de meternos con la sabiduría cuando apenas nuestro objetivo es el de tropezarnos con la ignorancia. Ésas son muestras presuntuosas de conductas de una mente ignorante y de escasa actividad neuronal.
1.4. LA IGNORANCIA SE DEFINE 4 “Burlarse de la filosofía también es, ciertamente, filosofar.”
BLAISE PASCAL (1600-1662)
No será necesario acudir a su etimología, con raíz griega o latina, y que muchas veces no dice nada más que lo mismo. Pero para que no se nos achaque de poca documentación, la palabra ignorancia viene del latín ignorantia, que era precisamente lo que acabábamos de señalar. Milan Kundera en su novela “La ignorancia”, profundiza la raíz etimológica de la palabra, gracias a lo cual pudimos saber que ignorar (no saber de algo) proviene de añorar. Que será entonces lo que añoramos? Algún conocimiento o sabiduría esencial que no hemos alcanzado pero de la que se siente la intuición del vacío?
El diccionario de la RAE dice: “falta de ciencia, de letras o noticias, general o particular”. El Larousse: “Falta de instrucción. Falta de conocimiento acerca de una determinada materia o asunto”. El Webster: “Estado o cualidad de ser ignorante: Ignorante: Falta de educación o conocimiento “. El diccionario María Moliner: “Estado del que ignora una cosa. Falta de cultura o de ciencia”. Ignorancia, pues, vista en términos ultra elementales, casi pueriles, es la cantidad de conocimientos sobre un todo o una parte que no se tienen, no se conocen o ni siquiera se sabe que existen. O bien pudiera decirse que la ignorancia es una carencia o una falta de DICS en cantidades diversas y que, al igual que la desnutrición alimenticia, ocasiona serias afecciones al cuerpo y la mente. Es claro entonces que estamos ante una situación del hombre en la cual le faltan datos, conocimientos, y sabiduría. Y ello como es apenas natural afecta la vida del hombre en todas sus posibilidades. Lo complejo de esto radica en que una inmensa mayoría de personas no alcanza a identificar cuántas y de qué proporciones son sus ignorancias. Y lo que es peor aún, que en las confrontaciones de ignorancias, las de los otros son casi siempre mayores. En lo que no sabemos en un momento de la vida puede estar lo fundamental de ella misma…Y se nos puede pasar toda sin que nunca lo hayamos sabido o siquiera enterado. La Ignorancia puede ser vista como el conocimiento o la información que aún no se tiene, siendo o no plenamente conscientes de su falta. Sin importar de qué clase sea la carencia. Cabe, como es natural, en cualquier campo de lo que sea capaz de almacenar o percibir el cerebro humano o cualquiera de sus producidos, físicos síquicos, extra síquicos o para-síquicos. Y se habla de conciencia, mente, alma, espíritu, y cuanta expresión dispongamos para denominar estas categorías. Tomar conciencia de todo lo que se ignora no es una tarea de corto aliento ni de rápidos resultados. Con tanta información basura y conocimientos efímeros que se han depositado en el cerebro, éste da por descontado que eso que se ha adquirido durante varios años y mediante lento aprendizaje es de por sí valioso. Y por tanto al ocupar espacio en la limitada memoria y mezclarse con una menor cantidad de información y conocimientos, éstos sí preciosos, llega a convencer al propietario del cerebro, que es toda una autoridad en algunas o varias materias. Cuando en realidad sólo es una autoridad en ignorancia, pero eso de verdad lo desconoce totalmente. Sócrates intentó en vano- mediante la refutación irónica- porque hoy el asunto ha empeorado, convencer a las gentes, de que para conocer la realidad externa y la interna, hace falta demasiada humildad conceptual y cognitiva, para lograrlo. El estudio de la ignorancia, o lo que es lo mismo, del saber negativo o casi, o del no sé, también se podría llamar NOSELOGÍA, pero seguramente para evitar ser confundida con la NOSEOLOGÍA o teoría del conocimiento, es por lo que no se ha adoptado el uso de esta expresión. Lorenzo Scupoli en el combate espiritual, se refiere a la ignorancia como uno de lo dos vicios que atacan al entendimiento, el otro es la curiosidad. De allí que la curiosidad por la ignorancia sea doblemente viciosa.
“La ignorancia consiste en no saber lo que deberíamos saber, lo que nos convendría saber. La ignorancia impide al entendimiento poseer y conocer la verdad, la cual es el objeto para el cual fue hecha la inteligencia. Es de primerísima necesidad que el alma que desea llegar a la perfección se esfuerce por ir adquiriendo cada día mas y más conocimientos espirituales, y por tratar de conocer cada vez mejor lo que debe hacer para llegar a la perfección y para adquirir las virtudes, y lo que se debe evitar para lograr vencer las pasiones” Para alejar la ignorancia según Scupoli se requieren de dos luces muy especiales: la oración, pidiendo al espíritu santo que nos ilumine lo que debemos hacer, decir, y evitar. La segunda es dedicarse continuamente a analizar las situaciones y las cosas que queremos hacer y decir, para identificar cuales son buenas o malas, según la idea que nos inspire el espíritu santo. La “cientificaciòn” del mundo o la nueva idolatría por lo científico-tecnológico, ha convencido a miles que lo más lejano de la Ignorancia es comulgar con los preceptos y métodos de la ciencia. Desvalorizando el conocimiento de Dios y convirtiendo a muchos de ellos en verdaderos ignorantes de Dios. Creemos que no debe haber razón para tal contraposición excluyente. Si bien la ciencia ha echado por el suelo innumerables mitos y fantasías religiosas, ella misma puede estar encargándose de descubrir las huellas de Dios en la naturaleza. 1. 4.1. Estado cero del conocimiento5 “A más conocimiento más tristeza”. ECLESIASTÉS.
El hombre arranca en su evolución biológica de ser un animal más de la naturaleza totalmente ignorante. Su conocimiento entonces, si así se puede llamar, era esencialmente instintivo más algunas incipientes experiencias que le ayudaban a sobrevivir. Durante muchos siglos todo el conocimiento existente podía albergarse en la cabeza de una sola persona. Con el paso del tiempo se produce más información y conocimiento y se generan las divisiones y especializaciones, ante la imposibilidad de que una persona pueda dominar tanto nuevo conocimiento. En un principio el conocimiento se trasmitía de boca en boca, de ojo en ojo, de generación en generación. No había depósitos externos de ningún tipo. Diferentes medios de almacenamiento van dándose después: paredes de cavernas, piedras, papiros, cueros, papel, libros, revistas, y mas tarde surgen los medios electrónicos y digitales de todo tipo. Los nuevos conocimientos, altamente provisionales o incompletos, ante tanta abundancia han sido divididos en porciones menores para su mejor estudio, compresión y apropiación. Esa creciente y apabullante cantidad de saberes superó hace mucho tiempo la capacidad individual de su apropiación. Nadie, absolutamente nadie, tiene la capacidad de conocer todo ese océano. Ni siquiera de identificar el catálogo general de todo lo que existe. Nadie se las sabe todas, expresado está en la sabiduría popular.
Los sabios de hoy lo son sólo de una pequeña porción de esa gran totalidad. Si intentáramos cualificarlo de manera muy rápida e imprecisa, podríamos decir que el más universal de todos los hombres de hoy, aquél que más conoce de todo, no alcanza siquiera a un humilde 0,000010 por ciento. Siendo extremadamente generosos. Este mismo acto de medición que podría denotar alguna arrogancia o quizás algún dominio intelectual superior, basado en alguna formula matemática- científica, solo es un ejercicio burdo y presuntuoso, que tiene su base en una encuesta, sin ninguna metodología validada, que se realizó en una Universidad de Toronto.(Ver anexo final, si cabe ) 1.4.2. Agnatología. La creciente y contemporánea preocupación por la ignorancia ha llevado a un grupo de investigadores de Penn State University (Programa Sobre Ciencia, Medicina, Tecnología y Cultura) a desarrollar un importante trabajo, sobre lo que el profesor de Historia de la ciencia Robert Proctor ha llamado en broma y en serio Agnatoloy (En español diríamos agnatología), o ciencia de la ignorancia, orientado a identificar las formas como se construye socialmente la ignorancia. Esta iniciativa materializada en un taller que se efectuó en el año 2003 es una muestra más de la necesidad de profundizar en el conocimiento de la ignorancia y sus desconocidas fuerzas y vectores. Como propósito del taller se divulgó el siguiente texto: The purpose of the gathering is to explore how ignorance is produced or maintained in diverse settings, through e.g. deliberate or inadvertent neglect, secrecy and suppression, document destruction, and myriad forms of inherent or avoidable culturopolitical selectivity. The point is to develop a taxonomy of ignorance, but also tools for understanding how and why diverse forms of knowledge «did not come to be» or were delayed or long neglected, etc., at different points in history. Examples might include the ignorance of cancer hazards produced by the «doubt» peddled by trade associations (Phillip Morris’s «doubt is our product»), or the non-transfer of birth control technologies from colonial outposts to imperial centers (by virtue of successive chains of disinterest and suppression), or the non-development of certain technologies by virtue of military apathy or classification status, or impacts of disciplinarity on agnatogenesis, etc. 1. 5. DEL HOMO SAPIENS AL HOMO IGNARUS “Desde Tales hasta los más quiméricos charlatanes, no hubo ningún filósofo que influyese ni siquiera en las costumbres de la calle donde vivía”. VOLTAIRE (1694-1778) Un daño inapreciable le infligió Linneo a la humanidad. La nomenclatura binomial (homo sapiens) con la que clasificó a los seres humanos, fue asumida sin ningún reparo y con total desparpajo por la comunidad científica en 1758, año en que se publica la décima edición de su obra Systema Naturae. Y de allí en adelante por todos los individuos de la especie, como si se tratara efectivamente de una condición universal bien distribuida. Todos y cada uno de los miembros del género homo se han sentido desde entonces como hombres que saben.
Lo que era sólo una clasificación taxonómica de la especie, de carácter científico, se convirtió sin que nadie lo esperara en un atributo per se de todos los individuos. Como quien dice, en una característica propia e indiscutible a priori de todos sin excepción. Para tratar de remediar el asunto, posteriormente, surge la denominación, aún más altiva y confusa de homo sapiens sapiens, que no logró apaciguar la arrogante auto calificación de sabio. Peor aún, con la doble calificación el asunto se empeora. Sin que se logre tampoco descifrar el fondo de la neo clasificación. El hombre que sabe que sabe. Estará tan seguro de lo que sabe? Ante las nuevas realidades de acumulación de conocimientos se abre paso una subcategoría: Homo sapiens ignaro. El que sabe que ignora. Que no estaría muy lejos de la tesis central de Nicolás de Cusa en su docta ignorancia. En vista de la enorme imprecisión y el daño que ha causado la clasificación de Linneo, hemos considerado de alta conveniencia plantear a la comunidad científica y filosófica internacional, la búsqueda de una nueva descripción taxonómica de la especie. Para lo cual estaremos realizando próximamente una votación global en la que se escoja en primer lugar los posibles nombres, para posteriormente ponerlos a consideración de toda la especie. Hemos preseleccionado como segundo miembro del binomio, homo: ludens (Huazinga), Ridens (Aristóteles), ignarus (Mario Bunge ), insciens o insipiens (Ortega y Gaset), ignoraticus (nosotros), cogito (Descartes), complex y demens (Morin), Noeticus (White), Necans, efimerus, parlante, stultius, resus (que reza), sinsesus… etc. 1.5.1.
¿Una fenomenología de la ignorancia?
“Bien podría escribirse una filosofía buena y seria, compuesta entera-mente de chistes.” LUDWIG WITTGESTEIN.
El sentido de filosofía que hemos adoptado para demarcar el límite tentativo de este ensayo es la de Wittgestein (no podía ser otro. Y machácale con Wittgestein, como si éste fuera nuestro único faro orientador y protuberante influencia): ”La filosofía es una lucha contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje”. Investigaciones Filosóficas, Editorial Criterio, Barcelona, 1998. Fenomenología, filosofía, e ignorancia son palabras problémicas, polisémicas e incluso endémicas. Y ello comporta serias dificultades a la hora de hacer precisiones cuando los limites espacio temporales son implacables. La fenomenológía aporta luces y oscuridades de gran valor a la hora de acudir a descripciones e interpretaciones (hermenéutica) de la vida cotidiana y de terrenos aledaños, que pueden ser muy extensos. La ignorancia, como tiempo y espacio a ser colmados y calmados, también admite una puesta entre paréntesis; no propiamente una reducción, por el contrario, en nuestro caso se busca una amplificación fenomenológica, aserto que puede en apariencia expresar una contradicción con la esencia misma de la fenomenología. El mismo Martin Heidegger, colega de Husserl y también su crítico, pensaba que la fenomenología debe poner de manifiesto todo lo oculto en la experiencia común diaria. Así lo describió en El ser y el tiempo (1927) cuando hablaba de la ‘estructura de la cotidianidad’, o ‘ser en el mundo’.
No se trata, en nuestro caso, de entender el significado de una intencionalidad oculta, sino de develar la intencionalidad, sin alcanzar siquiera a entender su significado. La fenomenología aspira a un conocimiento estricto de los fenómenos, tal y como se muestran a la conciencia, tal y cual son. Una especie de espejo a la vera del camino, tal como lo expresó el escritor francés Stendhal, sobre lo que debería ser la Novela. ¿Fue acaso el autor de Rojo y Negro un precursor de la fenomenología? La fenomenología de la ignorancia, tiene por tanto, semejante aspiración, solo que en el presente caso, el instrumental que se ha utilizado para alcanzar tal cometido, no se le ha extraído todo su potencial, debido a limitaciones de los instrumentistas y a deterioro de los propios instrumentos. La fenomenología de la ignorancia solo aspira a ser tenida en cuenta al lado de todas las demás fenomenologías, sin importar su fondo conceptual o teórico: fenomenología del espíritu, del lenguaje, cognitiva, del arte, de la ciencia, de la nada, del cuerpo, trascendental, pura, materialista, metafísica, de la vida afectiva, eidética, minimalista, de la conciencia interna del tiempo, de la imagen, patafísica, de la religión, callejera… y un etcétera per secula seculorum No hay necesidad de leer en repetidas ocasiones a Husserl, Heidegger, Ricoeur, Scheler, Zubiri, Merleau-Ponty, Ortega, Eliade, Botul, Derrida, Gadamer (relación accidental sin ninguna intencionalidad) y una larga lista de no menos de 166 filósofos y varias de sus obras, sin contar sus críticos, analistas e intérpretes, para lograr una cabal comprensión de los alcances de la incipiente fenomenología de la ignorancia; ante todo telúrica, lúdica, y hasta su impúdica metafísica. No hay aquí tampoco ninguna intencionalidad con foco determinado, cuando hemos adoptado la voz fenomenología, proveniente del termino griego phainomenon (lo que aparece), en cambio de filosofía, o ciencia, o arte, o rudimentos, o elementos, o aproximaciones, o divertimentos, o … Bien pudimos inclinarnos por anti-fenomenología, para referirnos contrario sensu a lo que no aparece. Ya se trate de personas o conocimientos o cualquier otra cosa. Allí cabrían los que no aparecen por ningún lado, casi como si no existieran. Asimismo todo lo que no aparece en nuestra mente, en nuestra memoria, en nuestras bases de datos, en nuestro corazón, en nuestros referentes esenciales y de vida. 1.5.2. Ignorancia emocional. La Inteligencia emocional, aquélla que según Howard Gardner, tiene que mucho que ver con las interacciones sociales, también se ve afectada por la Ignorancia. Al igual que lo hace con otros tipos clasificados por Gardner. El psicólogo Howard Gardner señala que: “La inteligencia es un conglomerado de siete aptitudes distintas, tres de ellas -verbal, lógica-matemática y espacial- se corresponden con las tradicionales inteligencias académicas, pero además está la inteligencia musical, la intrapersonal que es la capacidad de autocomprensión, la interpersonal o aptitud para comprender a los demás, y la corporal cinética que es la habilidad para los movimientos corporales complejos.” Por razones todavía objeto de estudio, la inteligencia emocional-espacial, suele encontrarse junto a la ignorancia. Esto explica el porqué es tan común ser tan benévolos con muchos deportistas excelsos.
La ignorancia emocional está circunscrita al poco o limitado conocimiento de las fuerzas emocionales o pasionales del hombre. Las cuales reducen la capacidad de analizar o comprender con objetividad las realidades del yo frente a ellos (los otros yo). Incluso, del yo frente a ella. Nos referimos a la madre naturaleza. Se trata de una de las ignorancias más frecuentes en el hombre. ¡Cuánto se desconoce de uno mismo! Cuán poco sabe el yo del Yo. Para evitar equívocos, es lo mismo que decir que los humanos tienen una gran dificultad en conocerse a sí mismos. Nada hay tan cerca que pueda estar más lejos. 6 Pese a tantos esfuerzos de toda índole, no se ha logrado que se instale o se arraigue en el cerebro o en la mente, el antiguo aforismo, o mandamiento, o algoritmo textual: “conócete a ti mismo”. Según hemos podido averiguar, sin fuentes que lo validen, la frase se remata con una segunda parte. De la que conocemos dos versiones: “ …y conocerás al universo y a los dioses” y : “…, no esperes que Dios lo haga; el estudio apropiado de la humanidad es el hombre..… broma y enigma glorioso”. Templo de Delfos. (Fócida, Grecia; siglo VII a.C.). Atribuido comúnmente a Sócrates, a Pitágoras, a Solón, a Tales de Mileto, o a los 7 sabios, lo que sí parece ser cierto es que figuraba en el frontispicio (o en el altar) del afamado templo de Apolo, ubicado en la desaparecida localidad de Delfos en Grecia. Estamos convencidos de que el tema ha sido ampliamente tratado, pero estos dos yos o yoes lo ignoran. Ignoramos además, sin tiempo para consultarlo, si es aceptable construirle un plural al yo distinto del nosotros. Es que sentimos la enorme pérdida o decaimiento del yo, cuando se convierte en nosotros. Aquí habla un yo dual, no colectivo. Ni siquiera nosotros dos, nos parece adecuado.
2. TAXONOMÍAS DE LA IGNORANCIA “Nadie ignora todo, nadie sabe todo. Por eso aprendemos siempre.” PAULO FREIRE
Jorge Luis Borges, menciona en su ensayo “El idioma analítico de John Wilkins, que el Doctor Franz Kuhn, atribuye a una enciclopedia China titulada Emporio Celestial de conocimientos benévolos, una peculiar clasificación de los animales: “pertenecientes al Emperador, embalsamados, amaestrados, lechones, sirenas, fabulosos, perros sueltos, incluidos en esta clasificación, que se agitan como locos, innumerables, dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, etcétera, que acaban de romper el jarrón, que de lejos parecen moscas”. Esta misma clasificación aparece mencionada por Michel Foucault, al comienzo de Las palabras y las Cosas, y también se refiere a ella Mario Veggeti en Los orígenes de la racionalidad científica. (Ediciones Península. Barcelona 1981). Lo anterior nos es útil para demostrar cuán variadas y útiles suelen ser las clasificaciones. Que pueden asumir, subjetivamente hablando, las más hermosas variaciones imaginadas. Éstas son algunas de las que hemos identificado: 2.1. UNIVERSAL E INDIVIDUAL En términos generales, se pueden encontrar dos tipos de ignorancia. La Universal, que corresponde a todo lo que el hombre como especie ignora de la naturaleza y de si mismo (como ente material y espiritual). Y la individual, todo lo que cada humano ignora del conocimiento existente de la naturaleza y de sí mismo. Más toda la universal. A ambas habría que añadirle la ignorancia ignorada. Lo que no se sabe que se puede saber. La ignorancia universal es indeterminada e incuantificable. La de cada individuo cuantificable pero indeterminada. Recordemos: C1 Conocimiento total de la humanidad. C2 Conocimiento del individuo. Cx Conocimiento desconocido, que es igual a Ignorancia universal. 2.2. TRINÓMICA DE ROCHECAUFOLT La clasificación más simple y convincente de que tengamos noticia está resumida en uno de los hombres que mayor cantidad de aforismos ha plantado por el mundo. «Existen tres tipos de ignorancia. Ignorar lo que se debería saber, saber mal lo que se sabe y saber lo que no se debería saber». François Poitou, duque de La Rochefoucauld (16131680). 2.3. TAXONOMÍAS DE MICHAEL SMITHSON
El Profesor y PHD Michael Smitson, de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de Australia, con serias y profundas investigaciones en: Ignorancia e Incertidumbre, Riesgo, Toma de decisiones, Lógica Borrosa, Dilemas Sociales, Filosofía y Psicología Social de la Ciencia, etc, se puede considerar como uno de los contemporáneos de más autoridad en el estudio científico de la ignorancia. Tanto así que a él se deben dos referenciadas taxonomías. La primera clasificación de la Ignorancia expuesta por el Psicólogo Australiano, es mencionada por Herb Thompson (1997) «Ignorance and Ideological Hegemony: A Critique of Neoclassical Economics», Journal of Interdisciplinary Economics, 8(4): 291305. (1989:9; and 1993:135), y en la cual identifica las siguientes variedades: 1.
Todas las cosas que la gente es consciente que no conoce.
2. Todas las cosas que la gente cree que conoce pero está en error. Ignorancia basada en el error. 3.
Todas las cosas de que la gente no es consciente, y en efecto lo saben (intuición).
4.
Todas las cosas que la gente no supone conocer pero podría encontrar útil (tabú).
5. Todas las cosas demasiado dolorosas de conocer (supresión sicológica de la memoria). 6. Todas las cosas que la gente no es consciente de que ellos no conocen (ignorancia cuadriculada). La segunda Taxonomía del autor, está resumida en la siguiente gráfica, extraída de «Taxonomy of Ignorance» (1989). From Ignorance and Uncertainty: Emerging Paradigms © Springer-Verlag, 1989, que a juicio del propio autor se trata de su obra cumbre. Nótese que esta taxonomía incluye a la incertidumbre. Para el profesor Smitson si bien la Incertidumbre goza de mayor fama por estos días, es la ignorancia un concepto más amplio, profundo y cambiante. “En mi opinión a menudo nosotros tratamos con la ignorancia cuando creemos hacerlo con la incertidumbre”
3. MEDICIONES DE LA IGNORANCIA Las matemáticas son frecuentemente las únicas herramientas disponibles para encontrar variables desconocidas, a partir de algunas conocidas. Lo que se complica cuando todas parecen ser desconocidas o poco conocidas. En cuyo caso se acude a las ciencias de lo aproximado, últimamente muy en boga. La ignorancia no se puede medir o pesar mediante fórmulas o ecuaciones matemáticas elementales. Por tratarse de espacios y figuras multidimensionales es preciso acudir a la geometría. No sólo a la plana y del espacio sino a la no Euclidiana. Incluso en muchísimos casos es de uso obligatorio las transformadas de Lorenz, como también acudir a Mandelbrot y sus fractales, a Malebranche y su búsqueda de la verdad (hoy verdades unitarias o múltiples), y por supuesto a la lógica borrosa o difusa y por carambola a su contraparte confusa. Aunque definitivamente nada puede representar de mejor forma a la ignorancia que esas curiosas figuras llamadas Calabi-Yau. Dadas sus complejas realidades, últimamente se ha visto la necesidad de hacer uso de la teoría de la Supercuerdas y la Teoría M. Se dice que puede ser la herramienta definitiva que logre medir la ignorancia de manera contundente. Es, por supuesto, mucho más sencillo medir lo que se sabe que lo que no. De allí la gran dificultad que comporta el trabajo. Sin embargo, el llamado sentido común, que muy a su pesar es cada vez menor (aquello que es el menos común de los sentidos) suele ser de gran ayuda. En este caso muy cercano de las verdades del pensador popular Pedro Grullo. El crecimiento universal del conocimiento (lo que humanidad sabe o cree saber) es inversamente proporcional al correspondiente a cada persona. Mientras más crece el primero más disminuye el segundo. El conocimiento universal crece exponencialmente a tiempo que el individual decrece elevado a su máxima potencia. 1 Éstas son algunas de las que hemos podido identificar en los límites tempo-espaciales asignados para el trabajo. 3.1. NIVELES DE ARMOR Philip G. Armor, en un artículo publicado en el año 2000 (The Five Orders of Ignorance, COMMUNICATIONS OF THE ACM, Octubre 2000/Vol. 43, No. 10 páginas 19 y 20), identificó los 5 niveles en los que se puede encontrar la ignorancia. Nivel O de la Ignorancia (0OI) FALTA DE IGNORANCIA Usted Sabe: tiene la respuesta. Conoce algo. Puedo demostrar mi falta de ignorancia de forma tangible. Nivel 1 FALTA DE CONOCIMENTO. Usted conoce lo que no sabe. Usted conoce la pregunta. No conozco de algo pero lo puedo identificar. Nivel 2 (2OI), Falta de Conciencia. Awareness. Usted no conoce que no sabe. No sé que no sé algo. Ignoro el hecho y no sé de él.
Nivel 3 (3OI) Falta de Proceso. No se la manera eficiente de descubrir algo. No tiene la forma de resolver su falta de conocimiento. Nivel 3 (4OI), Meta Ignorancia. No conozco de las 5 clases de ignorancias. 3.1.1 Armor sintetizado Sé lo que sé. Sé lo que no sé No sé lo que no sé No sé como saber lo que no sé No sé nada de lo anterior. Bruno Martinetee Ives Michel Marti, en el libro L’intelligence économique: les yeux et les oreilles de l’entreprise, citados por Alfons Cornella, en la Revista El Profesional de la Información, se refieren a dos tipos de Ignorancia: La Conocedora, que equivale en Armor sintetizado a Sé lo que no sé, y Profunda, que corresponde a No sé lo que No sé. 3.2 MEDICIÓN POR VÍA INVERSA O INVENTARIO ANUAL DE IGNORANCIAS Una forma útil, ligera y pragmática de medir la ignorancia propia es comparar el conocimiento propio con algunas cifras usuales de reconocidas fuentes de datos, información, conocimientos o sabidurías. Las siguientes podrían ser algunas de esas cifras o cotas que sirven para realizar una medición inversa. La biblioteca del congreso de Estados Unidos, considerada la más grande del mundo, poseía en Agosto de 2005, de acuerdo con la American Library Asociation 29,550,914 de títulos, (la propia biblioteca en su página web en Marzo de 2006 menciona 29 millones de libros y otros materiales impresos) además de 2.7 millones de grabaciones. 12 millones de fotografías, 4.8 millones de mapas, y 58 millones de manuscritos. Por cada tema en el que eres experto hay un mínimo de 1.000 en los que no lo eres. Por cada tema que hayas oído mencionar hay por lo menos 1.000.000 que ni siquiera has oído, ni lo oirás en toda tu vida. Y las cifras continúan en aumento. Puede ser de ayuda: una ojeada a las nomenclaturas de la Unesco para los campos de ciencia y tecnología (disciplinas y subdisciplinas), o una mirada al catálogo general de una biblioteca mediana, o visitar una librería, revisar la clasificaciones bibliografías (Dewey y decimal Universal). Otras herramientas que pueden ayudar: Visitar la pagina Web de los premios Nóbel (Científicos, ante todo) para conocer las temáticas por las que han sido concedidos. Creemos que puede ser de alguna utilidad realizar un inventario anual de ignorancias (o al menos algunas pocas veces en la vida), o siquiera sondear o curiosear varios referentes que sirvan de mojones mentales para no olvidar cuanto crece año tras año la ignorancia individual. Revisar esporádicamente los índices de revistas científicas puede también ser de ayuda. 3.3 MEDICIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE BERKELEY
La Universidad de Berkeley realizó en año 2003 un estudio denominado: ¿Cuánta información 2003?, del que se pueden extraer algunas interesantes evidencias: la producción mundial de información ha aumentado un 30 % cada año entre 1999 y 2002. La información almacenada en distintos soportes se ha duplicado durante los últimos 3 años. Sólo en el año 2002 el volumen de información acumulado en todos esos soportes y formatos equivale al contenido de medio millón de bibliotecas del tamaño de la del Congreso de los Estados Unidos. (http://www2.sims.berkeley.edu/research/projects/howmuch-info-2003/printable_report.pdf) Estudios posteriores, realizados por Hal Varian, economista de esta misma universidad y consultor de Google, indican que la información mundial crece en un 66 % anual, al tiempo que los más prolíficos productos industriales, el papel y el acero lo hacen en un 7% anual. Mientras que Kevin Kelly, autor de varios trabajos de prospectiva, sostiene que la información se está expandiendo 10 veces más rápido que cualquier otro producto en el planeta, ya sea natural o industrial. (Revista Wired, Feb 2007, pagina 124)
3.4 GEOMETRIA DE LA IGNORANCIA “No hay más tinieblas que la ignorancia”. WILLIAM SHAKESPEARE.
Si su nivel de ignorancia en matemáticas es bajo, se recomienda revisar el texto de Carlos C. Rodríguez (Departamento de Matemáticas y Estadística de la Universidad de Albany NY) : “Una teoría geométrica de la Ignorancia”. El sketch de Rodríguez llega incluso a acudir a la que considerábamos inútil y oxidada navaja de Occam. Pero la que todavía presenta un cortante filo irregular. Esta sola mención la hacemos para que se aprecie el inútil esfuerzo de teorizar sin acudir a modelos matemáticos. http://omega.albany.edu:8008/ignorance Abstract. This is an incomplete sketch of a theory that produces a Model and a prior on it, from observed data and other explicitly stated prior information. Such a theory shows the potential of explaining the universe around, and inside us. Such a theory is ultimately a theory of ignorance. I cry out loud: it and bit from not!.
4. DEMASIADA INFORMACIÓN, DEMASIADA IGNORANCIA “Se necesita un gran conocimiento sólo para darse cuenta de la enormidad de la propia ignorancia.” THOMAS SOWEL.
4.1. DEMASIADA INFORMACIÓN Para quienes todavía pertenecemos de forma predominante al mundo del formato libropapel, bien vale la pena conocer lo que encontró Gabriel Zaid (Los demasiados libros, Jornada Semanal, 28 de abril de 1996. Del mismo autor se publicó un libro con el mismo nombre): “Los libros se publican a tal velocidad que nos vuelven cada día más incultos. Si uno leyera un libro diario, estaría dejando de leer cuatro mil, publicados el mismo día. Es decir: sus libros no leídos aumentarían cuatro mil veces más que sus libros leídos. Su incultura, cuatro mil veces más que su cultura”. Refiere Zaid, a partir de cifras de la UNESCO: “Se publicaron unos 500 títulos en 1550, unos 2.300 en 1650, unos 11.000 en 1750 y unos 50.000 en 1850. La bibliografía acumulada hasta 1550 fue de unos 35.000, hasta 1650 de 150.000, hasta 1750 de 700.000, hasta 1850 de 3’300,000, hasta 1950 de 16 millones, hasta el año 2000 de 52 millones. En el primer siglo de la imprenta (1450-1550), se publicaron unos 35 mil títulos; en el último medio siglo (1950-2000), mil veces más: unos 36 millones. La humanidad publica un libro cada minuto “. Se suele mencionar desde hace varios años, sin que podamos conocer su origen y validez: que cada día investigadores y científicos producen cerca de mil informes diarios, y que a mediados del siglo XIV la biblioteca de la Sorbona, para entonces la más grande de Europa, contenía unos 1.300 títulos. Ni qué decir del “big bang” digital que ha significado el surgimiento de las distintas herramientas de publicación de contenidos en Internet: web personales, news, grupos de discusión, podcasts, wikis, y los inefables blogs o weblogs, o lo que es lo mismo, la desenfrenada verborrea de la humanidad publicando todo lo que se le ocurre. Desde excelsas, impecables y valiosas hasta la más exótica y extravagante basura. 4.2 DEMASIADAS IGNORANCIAS “Nada hay más atrevido que la ignorancia”. Dicho popular Aunque suene reiterativo, son demasiadas las ignorancias que padece el hombre y la humanidad. Un ligero auto examen individual (se requiere eso sí de mucha objetividad y humildad) basta para comprobar la magnitud del asunto. Veamos sólo algunas otras de las multimillonarias existencias. Ignora en términos científicos de dónde viene y a dónde va (solamente las religiones llenan ese vacío por la fe). Ignora con alguna exactitud de qué está compuesto todo el universo. Sólo entre un 4 ó 5% se sabe que es la materia física tradicional (todo lo compuesto por átomos y demás partículas que podemos ver o detectar). El resto se supone que anda escondido (lo ha
llamado a falta de mejores nombres: materia oscura (70 y 73% y energía oscura 23 a 25%) No sabe con certidumbre que ocurre después que el sustrato biológico perece. No sabe su fecha de expiración, excepto cuando toma la decisión de ponerle fin a la vida o cuando alguna enfermedad le da serios indicios de pronta culminación. Según datos astronómicos científicos más o menos aceptados (satélite WMAP), toda esta ignorancia comenzó hace 13.700 millones de años (2003) y terminará dentro de unos 20.00 millones de años, si acogemos uno de los modelos que se extraen de la hipótesis de la energía oscura (tan oscura que todavía no saben qué es). En cuyo caso de produciría un big rip (gran desgarro). Y nosotros que andábamos tan cómodos con el big crunch y el Apocalipsis. Al menos, parecemos estar de acuerdo en que hace 13,703 años se produjo el big bang. Lo único aparentemente irrebatible, de orden semántico sonoro, es que fue un gran alboroto el que comenzó todo (¿o acaso pudo ser una explosión silenciosa?). Y al parecer otro ruido de marca mayor acabará el jaleo (una gran contracción o un gran desgarre). Que ningún humano oyó ni oirá. No hay oído que soporte tantos decibeles.. . Aunque también, los científicos le apuntan a un gran final silencioso y helado: El Big Chill (gran frío). Hasta donde la ignorancia nos permite y la mente comprende, entendemos que existe otra hipótesis, según la cual, el asunto podría ser cíclico. No un comienzo y un final de todo. Sino, comienzos y finales sucesivos, ad infinitum… De todo ese extraordinario banco de conocimientos universal de todas las ciencias, artes y de todos los saberes evidentes y ocultos, el más aventajado de los hombres de esta época, sólo logra apropiarse en su corto de periodo de vida, de una ínfima o minúscula parte. A más conocimiento universal, menos individual. Ahora sólo somos enciclopedias superficiales de cuadros sinópticos y algunos pequeños tratados. Y hay quienes hacen alarde de sus conocimientos y se pavonean de sabios. Ya pasó la época de los sabios generalistas o universales, ahora vivimos la era de los expertos en conocimientos delimitados y circunscritos. O tal vez de sabios de lo muy poco.
5. IGNORANCIA, INTELIGENCIA Y ESTUPIDEZ «El ser humano nace ignorante, no estúpido, se hace estúpido por la educación.» BERTRAND RUSSELL.
Si hay una característica verdaderamente humana y universal es la estupidez (por supuesto, además de la ignorancia). Creemos que la taxonómica clasificación de la especie humana debería incluir en una futura y necesaria reclasificación, el concepto de estupidez. Sería más exacto hablar del “homo stultius“ u homo sapiens stultius. Sólo nos referiremos a ella de forma tangencial en razón a que ha sido ya abundantemente tratada, retratada y maltratada. Profundizar sobre ella nos podría poner en serios aprietos y haría evidentes algunas semi-ocultas realidades. Para evitar malos entendidos, sólo intentemos llegar a un acuerdo sobre el significado prevaleciente de estupidez. Es posible que haya algunas discrepancias. La inteligencia humana no es una función perfecta. A lo largo de su desarrollo y hasta alcanzar su máxima capacidad se ve alterada, de forma por demás frecuente, por diferentes agentes internos y externos. La estupidez, o dicho de otra manera, las conductas estúpidas de la inteligencia, son todas aquellas acciones u omisiones que parecen no responder a una actividad inteligente que se precie de tal. La función intelectiva, la razón o el razonamiento, por extrañas circunstancias o incomprensibles motivaciones (descubribles fácilmente, no pocas veces), deja de funcionar con normalidad. Podría hablarse de una especie de trastornos funcionales, por lo general transitorios, sin que el sustrato físico de soporte presente deficiencia orgánica. Lo cual tampoco impide que se encuentren numerosos casos de recidiva crónica. La estupidez suele provenir de mentes o inteligencias normales, es decir, de todas aquéllas que no muestran ninguna patología orgánica o psicógena aparente. Cuando se identifica cualquier alteración síquica o física, el fenómeno se traslada a la órbita de las enfermedades mentales. Las deficiencias de capacidad mental, cualesquiera de ellas sea, no se suelen considerar como casos de estupidez. La estupidez no ha sido calificada hasta ahora como una enfermedad mental. Forma parte del comportamiento normal de la especie. Es por tanto dable afirmar que la estupidez sólo se predica de mentes normales; aceptando como tales aquéllas que incluso pueden ser sobresalientes, brillantes o superdotadas. Quienes presenten retardos mentales de alguna consideración, no podrán ser calificados como estúpidos. Para éstos existe otra terminología. La estupidez, que puede ser transitoria o persistente, cuando coincide con la ignorancia, conforma un invencible equipo, una sinergia poderosa o una alianza estratégica, que ni siquiera personas de reconocida y medida alta inteligencia logran superar. Ni las más encumbradas inteligencias, se libran de decir y hacer estupideces repetidas veces.
Dice Paul Tabori en la “Historia de la estupidez humana”: “¿Hay algo más característico de nuestra humanidad que el hecho de que el Thesaurus de Roget consagre seis columnas a los sinónimos, verbos, nombres y adjetivos de la «estupidez», mientras la palabra «sensatez» apenas ocupa una? “. La locura es fácil blanco, y por su misma naturaleza la estupidez se ha prestado siempre a la sátira y la crítica. Sin embargo (y también por su propia naturaleza) ha sobrevivido a millones de impactos directos, sin que éstos la hayan perjudicado en lo más mínimo. Sobrevive, triunfante y gloriosa. Como dice Schiller, aún los dioses luchan en vano contra ella.” Pese a todos los variados significados que traen reconocidos diccionarios, el vulgo atiende y reacciona básicamente a su sentido cotidiano y corriente. Para el común de las gentes las palabras significan lo que de ellas se ha aprendido a lo largo de la vida (diccionario existencial - cerebral). Y no son pocas las veces en que no coinciden con lo que se lee en los diccionarios. (Peor aun cuando se conocen varios idiomas). 1 Amplía el sentido de la palabra estupidez lo dicho por Fernando Savater en su diccionario filosófico: “La estupidez es una categoría moral, no una calificación intelectual: se refiere por tanto a las condiciones de la acción humana”. “Cada cual debe hacerse chequeos periódicos a sí mismo para descubrir a tiempo la incubación de la estupidez: los síntomas más frecuentes: espíritu de seriedad, sentirse poseído por una alta misión, miedo a los otros acompañado de loco afán de gustar a todos, impaciencia ante la realidad (cuyas deficiencias son vistas como ofensas personales o parte de una conspiración contra nosotros), mayor respeto a los títulos académicos que a la sensatez o fuerza racional de los argumentos expuestos, olvido de los límites (de la acción, de la razón, de la discusión y tendencia al vértigo intoxicador). etc”. Fernando Savater, diccionario Filosófico. Anatole France da otra luz al concepto: “el estúpido es peor que el malo, porque el malo descansa de vez en cuando, el estúpido jamás”. 5.1. ISAAC NEWTON “No hay nada más fecundo que la ignorancia consciente de sí misma”.
JOSÉ ORTEGA Y
GASSET
Isaac Newton, reconocido como uno de los más grandes científicos de todos los tiempos, y dotado de una inteligencia superior (genio), es la prueba más fehaciente de que de la ignorancia y de la estupidez nadie se libra. Richard Westfall, uno de sus biógrafos, deja entrever que fue un hombre muy egoísta y soberbio, siempre con afán de recibir honores y cargos. Tanto así que llegó a ser designado como recaudador de impuestos. Dada la profunda admiración que sentimos por el científico, nos queda extremadamente difícil aceptar que haya sido estúpido e ignorante. A lo sumo que cometió algunas inevitables estupideces y apenas natural que mantuviera su dosis de ignorancia, por demás reconocida por el mismo en una apreciable frase (Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es un océano). Cuenta F.J Yndurain (Quien anda Ahí, Editorial Debate, Barcelona, 1997, pag. 144), que Newton dedicó mucho de su tiempo al estudio de vulgares fenómenos seudo místicos. Y se sabe también que no fue poco el tiempo que le dedicó a la alquimia y a escribir sobre temas esotéricos. Y le quedó tiempo para actuar como juez, condenando
con penas gravísimas, incluso a niños, por delitos que se juzgaban con poca severidad (hurtos). Newton consideró que las sagradas escrituras eran la más sublime filosofía. Y le dedicó algún tiempo a descifrar algunos secretos que hubiese dejado dios sobre el universo en sus textos. Llegó a predecir que el mundo se acabaría en el año 2.060 , según cuenta el profesor Canadisse Stephen Snobelen, en un documental de la BBC : Newton: The Dark Heretic. No es posible referirnos a la estupidez sin reseñar sus leyes fundamentales, que ha “descubierto” Carlo Cipolla.: 1. La Primera Ley Fundamental: «Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo». 2. La Segunda Ley Fundamental: «La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona». 3. La Tercera Ley Fundamental: «Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio». 4. La Cuarta Ley Fundamental: «Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infali-blemente como un costosísimo error». 5. La Quinta Ley Fundamental: «La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado».
6. DE ALGUNOS TIPOS DE IGNORANTES “Lo peor no es cometer un error sino tratar de justificarlo en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza e ignorancia.” SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL.
Motivo de un trabajo aparte sería el de realizar un inventario que incluya la inmensa variedad de especies de ignorantes existentes. Es posible que tal emprendimiento sea extremadamente complejo y difícil, dada la rápida evolución e hibridajes que se observan. De otra parte, tampoco se ha identificado que tal trabajo sea de alguna utilidad práctica o teórica. Éste puede ser uno de los tantos temas de los que aspiramos recibir auxilios externos y apoyo de pares académicos o extra académico. Una ligera, cotidiana y desprevenida mirada al entorno nos muestra algunos especimenes que hemos comenzado a recopilar: El Sabiondo: las que no sabe se las inventa, dice el dicho popular. Es un ignorante mitómano o imaginativo. El Recién Egresado-graduado: cree tener “frescos” y dominar todos los conocimientos de su profesión. El Rey Ignorante. Presidentes, Ministros y altos ejecutivos están protegidos por anillos de seguridad de conocimientos. Con el ánimo de controlarles el exceso de información, les administran cierta dosis de ignorancia. El Experimentado. Dice sin aspavientos, basado en la sabiduría-ignorancia popular: más sabe el diablo por viejo que por diablo. El Mediaidiotizado o (idiotizado, usado y asado por los medios). Aquel ignorante cuyos referentes de verdad o mentira son los principales medios de comunicación. Eso lo dijeron en la tele, en el periódico, en la radio, en la revista, etc. El Bien “fuentiado”. Eso lo dijo fulanito de tal, Medalla Fields, etc.
Premio Nóbel, eso lo dijo perenganito,
El Doctor de Harvard. Hay que creerle a este hombre, no ves que tiene un doctorado de Harvard, de MIT, o de Stanford, etc. El Premiado. Cómo no creerle, mira si se ha ganado más de tres premios, ha recibido varias medallas al mérito, ha escrito no sé cuantos libros, y artículos. El Paradigmático educativo: así me lo enseñaron en la Universidad. Si no fuera así, ya se hubiera sabido. Como somos conscientes de que la lista es larga, esperamos verla ampliada próximamente.
7. EL SABIO GALLO DE SÓCRATES SÓCRATES -470 a 399 A.C. ¿Qué de nuevo se podrá decir de Sócrates 2.400 años después de que se han publicado miles de estudios, investigaciones, ensayos, artículos etc. Quizás se pueda conjeturar que tomó su sentencia de muerte con mucha liviandad porque podría por fin librarse de tanta ignorancia y estupidez juntas. Una interesante novedad sería que por fin descubrieron quien hablaba en nombre del dios Apolo. Otra podría ser que Platón y Jenofontes, quienes fueron sus biógrafos de cabecera, reconocieron en documentos apócrifos que Sócrates si había escrito un documento que recogía la esencia de su pensamiento y sentimientos. Una y otra vez se cuenta- y esta no podría ser la excepción- que Sócrates quedó exageradamente preocupado cuando Que-rofonte pidió un oráculo para averiguar quien era el hombre más sabio de todos?: “entre vosotros es el más sabio, ¡oh hombres!, aquél que como Sócrates a caído en la cuenta de que en verdad su sabiduría no es nada. Y Sócrates como hombre de profundo pensamiento, como filósofo de respeto, se propuso investigar el enigma que el dios Apolo, había expresado por medio de su vocero autorizado. Esas no eran palabras para tomar así no más. Algo debía haber detrás del canto de la cabuya. ¿Que quiso decir con eso. ¿Por que dijo tal cosa si yo sé bien que no soy nada sabio? En sus pesquisas que comenzó por los políticos, por ser los ciudadanos mas visibles y nombrados, Sócrates encontró, dicho por Platón: “Después de entrevistar a varios políticos advertí que aunque lo parecían eran los menos sabios”. Asunto que tampoco el paso de tantos siglos, la universidad y el progreso han logrado modificar. Continuó luego su sondeo1 de opinión con poetas, artesanos y otros representantes del saber, pero los resultados no fueron mejores. Se creían sabedores de muchas cosas pero definitivamente no eran sabios. El imperecedero aporte de Sócrates, que se ha hecho tan popular, y que pasados tantos miles de años, continua mostrando su infinita riqueza conceptual, está resumido en solo cinco cortas y contundentes palabras: SOLO SÉ QUE NADA SÉ. Pese a los incontables intentos por deconstruir, actualizar, criticar o trasformar la sentencia, como veremos mas adelante, no ha habido mejor forma de decir lo mismo. Desde entonces la humanidad entera se dedicó a promocionarlo, y de hecho muchos lo repiten en gesto de falsa humildad. Siempre que se hable de ignorancia, Sócrates será el referente fundamental primigenio. El paso impenitente del tiempo se podría olvidar de cualquier pensador o filosofo, menos de él. Según Fernando Savater en “Preguntas de la vida”, Sócrates con su látigo irónico, arrojó al mundo su solo sé que nada sé2 . Expresión que según el debe entenderse como“ no me satisfacen ninguno de los saberes de los que vosotros estáis tan contentos . Si saber consiste en eso yo no debo saber nada porque veo objeciones y falta de fundamentos en vuestras certezas. Pero por lo menos se que no se, es decir que encuentro argumentos para no fiarme de lo que comúnmente se llama saber” . “ …
“Aunque en el mundo de los que creen que saben el filosofo sea el único que acepta no saber pero conoce al menos su ignorancia “. La ignorancia socrática ya estaba imbuida del pensamiento complejo, de la dualidad y de la polisemia postmoderna. De modo que el sintético y simplificado “solo sé que nada sé”, tiene en su interior una rica realidad pluri-significante. Una de ellas la más comúnmente aceptada, comprende la clara conciencia de no poder abarcar la totalidad del conocimiento acerca de la naturaleza, del hombre y de los dioses. Esa parece ser la mas aceptada y reconocida por los hipócritas ignorantes. Otra se refiere a la ignorancia ética de los hombres, según la cual por no conocer el bien, estos se inclinan por el mal. La virtud debe nacer del conocimiento del bien. Una visión ingenua que no se compadece con el brillante ingenio del ateniense inmortal. Sin embargo gracias a los más recientes avances en la investigación sobre la ignorancia, se ha descubierto que uno de los significados del simbólico cosntructoteórico socrático, tiene que ver con la “ignorantia felicitate vitae” (. La ignorancia sobre la felicidad de la vida). Bajo tal visión, la Filosofía no es vista como el amor al saber o al conocimiento per se. Es el amor al conocimiento, pero no de cualquier clase; exclusivamente de aquel que le aporta algún grado de felicidad a la vida. En tal sentido, es la toma de conciencia amplia y desplegada de la infinita variedad de formas como se puede ser feliz. Temática que como sabemos es desarrollada posteriormente por diferentes escuelas, entre las que se mencionan: el cirenaiquismo, (aristipo de cirene, hedonismo egoista) el epicureismo (hedonismo no egoísta, preferible la amistad al amor), el hedonismo, el cinismo, el empirismo, el dadaismo, el mamagallismo, y muchos otros ismos que ignoramos aún e ignoraremos. Y más recientemente por la llamada escuela menor neo-socrática y post-epicurea de la “Felisofía”, que se desarrolló en Cartagena de Indias, y cuyo principal exponente ha sido el profesor Feliciano Alegría. “La máxima virtud es la máxima felicidad”, es el eslogan de esta emergente y subdesarrollada escuela filosófica; para ellos, toda una verdadera Universidad filosófica. O también lo expresan como: “Todo lo que te hace feliz es bueno”. Corresponde despejar que es bueno y que es ser feliz. Pero eso es campo que se sale de este corto ensayo de ensayo. Las reflexiones de la escuela Cartagenera (Universidad, al decir de sus miembros), según todos los expertos que hemos consultados ( tres fuentes a la carrera, por estar tan cerca la hora de cierre de la edición), no es más que un burdo y escueto hedonismo postmoderno o hipermoderno, si nos atenemos al ultimo Lipovetsky. El verdadero sabio es el que sabe ser feliz. El que sabe vivir, sentir y deleitarse con todo lo que se arrime y aproxime a sus sentidos y a su alma. No es solo el deleite del cuerpo físico sino los gozos del alma y el espíritu. Desde lo más elemental y simple a lo más complejo y sofisticado. Una suave brisa o una pieza sinfónica, un mote de queso o una formula matemática, una escultura, una obra pictórica, o un juego de dominós bajo el palo de mango, o estrenar carro o casa… Un sabio con la v de vivir, un SAVIO, que recibe a diario la savia del suelo donde vive, que luego transforma en energía para más vida (trilateralidad polimorfa del cuerpo-almaespíritu)
Los otros sabios, saben pensar y conocer, pero les falta la otra “sabiduría”. A estos les pesa en demasía el consensus sapientum (una especie de consenso entre quienes sienten desagrado por la vida, o su incapacidad para apreciar la vida.). Los pensadores cartageneros han aprendido a asimilar de forma ecléctica y heterodoxa, el pleno conocimiento del Yo, el antiquísimo “Conócete a ti mismo,” originario de Delfos y tomado por Sócrates, pero lo han ajustado a su variado presupuesto mensual de ingresos. En ellos el aforismo ha evolucionado incluso a “disfrútate a ti mismo”. Que bien podría ser mal interpretado como alguna forma de onanismo. Es aquí cuando el grupo de Cartagena se acerca sin duda alguna al pensamiento de Ortega y Gasset. “Yo soy yo y mis circunstancias”. Un yo que se mimetiza, que se pliega sobre si mismo, Un YO freudiano en el que prevalece el Ello, y al Super YO se le manda al carajo. Un YO que descubre con sentido pragmático y empírico, que si no hay billete las cosas andarán muy mal…. Un YO sin dólares, no es más que un yo en diminutivo, un yoito tan insignificante como una vil alimaña. Es un YO incompleto (la incompletitud del yo debe ser seguramente tema de importantes reflexiones, sicologicas filosóficas y felisóficas), un verdadero yo-yo para arriba y para abajo, buscando como ganarse la vida y la vida perdiéndose… Pero pese a tantas restricciones monetarias (léase indigencia, pobreza, salarios o ingresos insuficientes), ese olvidado, maltratado y desplazado YO, logra mantenerse con ganas de vivir y de sentir felicidad, placer y alegría con tan pocas cosas. Y es por esta arista del pensamiento de los cartageneros donde se palpa la influencia de intensa del pensamiento de San Agustin o San Francisco, o de no se que otro santo; por eso debió ser santo: “Deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco”. Coincidentemente lo mismo que profesa el Budismo: Deseo poco y eso poco lo quiero poco A partir de este pensamiento universal, los “felisofos” locales varían y ajustan a la temperatura caribe su “sabiduría” : “Lo poco que hago, lo poco que tengo, lo poco que gano, lo disfruto ni el hijueputa…” Pero volvamos al centro del hilo conductor. Debe reconocerse que fue el “Super” Nietzsche, quien dio las primeras pistas de la nueva semiótica socrática, cuando reconoció que en el feo pero justo y buen ateniense, había “el más grande y misterioso ironista. «. Para más tarde equivocarse, cuando atribuye a Sócrates la ecuación trinomica razón = virtud = felicidad, dejando al instinto por fuera como variable fundamental que altera el resultado. Y es que su error está precisamente en reconocerle su carácter de ironista insigne, pero creer que tal condición es posible, sin que la razón actúe alterada o afectada por las fuerzas variopintas de los instintos. La Razón actuando sola puede producir excelentes resultados en las ciencias y otros saberes exactos, pero nunca en otras creaciones. Y menos en las artísticas. No es posible ser un ironista excelso teniendo a la razón como instrumento único, así está sea de la más encumbradas. Tamaño error de Nietzche al ubicar al irónico Sócrates en la categoría de los hombres Apolíneos, aquellos que solo son guiados y dominados por la razón. Siempre serenos y circunspectos. Si es que puede afirmarse que exista tal categoría exclusiva de hombres. Aunque para ser fieles a la realidad, se ven demasiados de esta especie, pero de la boca para afuera.
No sabemos de donde sacó Nietzsche lo que se lee en el crepúsculo de los ídolos “:… Hasta Sócrates dijo al morir : vivir es estar mucho tiempo enfermo; debo un gallo a Esculapio libertador” …. En el irónico Sócrates del gallo y el de la negación del saber, hay toda una irreflexión dionisiaca. Mientras se está vivo reconocer que solo sabe que no se sabe es una acción que puede producir dos consecuencias: la primera, que muchos se crean a pie juntillas la aseveración, y que en consecuencia que a su emisor no se le pare bolas. Los imbeciles no suelen seguir a alguien que hace público manifiesto de ser ignorante. Se sigue y se atiende a todos los ignorantes que logran disimularlo mediante diferentes estrategias. Y una segunda, que los más inteligentes logren entender el mensaje implícito y por tanto le den su preciso valor. Cómo pudo el arrogante, el sabio e inteligente, el frustrado superhombre de Nietzsche, referirse a Sócrates en el Crepúsculo de los Ídolos: “… todo era en el exagerado, bufón, caricaturesco; todo además, lleno de segundas intenciones, de subterráneos…” y luego calificarlo de el Apolíneo que corrompió a los griegos a punta de “racionalidad a toda costa”. Si bien en los calificativos proferidos, hay sin duda razón e inteligencia, con lo que se aproxima a lo apolíneo, también hay, - y mucho-, propiedades dionisiacas. Encontramos en el bufón y en lo caricaturesco más rasgos de lo dionisiaco que de cualquier otra especie. Aunque son productos de la inteligencia y la razón, están inspirados en el fondo por intenciones baquíacas y orgiásticas. En el personaje del bufón no hay otra intención que la de divertir y hacer reír por cualquier vía. Y la razón no es aquí precisamente la mejor herramienta para conseguirlo. De la caricatura se puede decir lo mismo. Se debe contar con una no común dosis de inteligencia para distorsionar la realidad y producir un resultado que satirice o ponga en ridículo tantos y variados desatinos de los hombres. Pero siempre encontramos en ella, el tinte divertido o ingenioso, que comprueba el otro lado de la dualidad nietchiana. La ironía, en cualquiera de sus sabores, ya se trate de la más fina o de la más ácida o burda, exige también alguna pequeña muestra de inteligencia. Pero siempre deja ver detrás de su construcción verbal, no solo lo contrario de lo que se dice, sino también más allá, las fuerzas transformadas y refinadas de los instintos dionisiacos. Un latigazo irónico puede ser el sustituto sublimado de un puñetazo defensivo o de un improperio ofensivo. Una expresión irónica sensual a una dama puede ser la propuesta oculta del afán reproductivo animal. De allí que la gente del común (la que mas abunda comúnmente), se enfrente mas a puños, cuchillos y balas e incluso a palabras de grueso calibre que a punta de sutiles sablazos verbales de ingenio y creatividad. Margaritas ante porcus, decían en latín. Y no queremos caer en la tentación de utilizar la ironía solo en su sentido burlesco, insultante o de crítica. Eso sería ver sola esa preciosa moneda por una sola de sus caras. Y ya se sabe que las monedas postmodernas vienen algunas con varias caras y filos cortantes. Ya Kierkegaard estudió la ironía profunda y abstrusamente como para continuar espetando más sandeces. En su tesis doctoral de 1841 titulada: «Sobre el concepto de ironía», se puede encontrar una de esas reflexiones que una mente medianita no alcanza a comprender cabalmente: «Hay tres estadios o esferas de la existencia humana: la
estética, la ética y la religiosa. A estas tres etapas corresponden dos confines: la ironía es el confín entre lo estético y lo ético; el humor es el confín entre lo ético y lo religioso». Precisamente una de las grandes dificultades de muchas existencias es la de reconocer los confines de esas esferas. Cuando el estadio religioso (no se refiere a ninguna catedral, templo o iglesia) predomina sobre lo ético y lo estético, es perfectamente predecible que el disfrute de lo irónico y de lo humorístico se vea francamente alterado de forma negativa. Los confines de las esfera ética y estética, y de sus estrictos canones y reglas, cuando de deleitarse se trata, logran ser quebrantados simétricamente, desconociendo con antelación los mandamientos religiosos preexistentes, haciéndonos llegar a raptus paroxísticos y de exaltación, momento en el que el humor y la ironía y todos sus relacionados de alta y baja estirpe, asumen el total control de la razón y la inteligencia; demostrando así que el único objetivo trascendente de su función, es la de enaltecer la irracionalidad humana individual, bastante transitoria por cierto (70 u 80 años a lo sumo). Es preciso dejar constancia escrita de que nuestra principal comprensión de lo irónico tiene como norte el pensamiento filosófico del gran danés Harald Höffding (no se trata de un perro de tal raza), citado por Jose Luis Ramírez, en ponencia leída ante el Seminario de Antropología de la conducta, Universidad de Verano, San Roque (Cádiz), 1992, LA EXISTENCIA DE A IRONÍA COMO IRONÍA DE LA EXISTENCIA, cuando diferencia entre ironía y humor en el libro del Danés sobre el Gran Humor. La ironía expresa lo cómico mediante lo serio, y el humor lo serio mediante lo cómico. Claro que sería presuntuoso pretender que haya algo de gran humor donde solo hay ráfagas de pequeña socarronería. http://www.ub.es/geocrit/sv-63.htm. Para concluir y llegar a la piedra angular de nuestra personal visión, creemos que la esencia del pensamiento socrático quedó enmarcado entre dos sintagmas lingüísticos de aparente simplicidad: “Solo sé que nada sé”, un evidente esfuerzo de síntesis de la razón, y «Critón, debemos un gallo a Esculapio; págalo, no lo olvides» (Platón: Fedón, 118), sus ultimas palabras. Un autentico mensaje de la razón oscura, del pensamiento borroso y del incipiente pensamiento débil, que obligan a conocer la amplia variedad de interpretaciones que se han intentado. Veamos otra traducción: “Criton: le debemos un gallo a esculapio; no te olvides de pagar esa deuda”. Y una tercera: “Criton debemos un gallo a esculapio. Pagad la deuda, no la descuidéis. Así se hará contestó Criton. Pero ve si tienes algo más que decir. Nada respondió Sócrates a esas palabras. Traducción directa Juan de la Cruz Herrera, Platon, Dialogos Socráticos, Felón, WM Jackson. 1973. Y estas son algunas de las versiones interpretativas del famoso aserto gallístico hora mortis : Sócrates cumplía la promesa que se acostumbraba entonces de ofrendar un gallo al Dios esculapio ( el responsable de la salud) cuando alguien se curaba de una dolencia. La ofrenda debida obedece a su vez a tres razones: por haber curado a un amigo muy querido (se habla incluso del mismo Platón que no pudo acompañarlo a su ultimo momento), por haber curado al mismo Sócrates de una vieja dolencia y la tercera porque la muerte lo curaba definitivamente de todos los males de la vida . Véase que dice debemos, un plural que puede ser tomado como un símbolo colectivo de la humanidad o simplemente como miembro de su escuela o club de amigos.
La siguiente versiòn, entresacada a un abogado civilista que pretendía cobrarme la consulta periodística. (No sabiendo él que una acertada respuesta suya publicada en el periódico le puede generar muchos más honorarios). “El texto final del señor Sócrates, no es mas que una simple y llana expresión de voluntad del causante o si se quiere una disposición testamentaria que reconoce una deuda contraída; a partir de la cual se puede iniciar un juicio ejecutivo”. Otro de los abogados del bufete opinó que bien podría iniciarse un juicio ordinario para establecer quienes eran los demás deudores solidarios. Finalmente después de tantos sondeos, investigaciones, preguntas y algunas disquisiciones exhaustivas, sobre el gallo socrático, hemos estructurado la siguiente conjeturahipótesis: Un hombre sabio, docto en ignorancias, dueño de una fina ironía, que sabe que sus últimas palabras quedarán grabadas por siempre en la memoria colectiva de la humanidad, no desaprovechará está única e irrepetible ocasión de construir una frase memorable de profundas significaciones, así en apariencia resulte prosaica, tosca y sin ningún otro sentido. Nos cuesta tanto creer que Sócrates el Irónico, haya proferido solo una frase de contenido ético y jurídico. Nos transamos por suponer incluso que se trató de solo una “boutade”, que solo comprendieron sus amigos. Es por ello que nos hemos convencido de que las últimas palabras socráticas justifican una nueva revisión de su significado, a la luz de los últimos avances de la ciencia y de la misma ignorancia. Nuevas herramientas de software, de hardware, de mentalware, permiten hoy expandir el análisis. Obsérvese como Sócrates no se refiere a una gallina sino al animal bípedo plumífero masculino. Lo cual debe tener alguna explicación mas profunda. La misma que podría estar detrás del por qué se acostumbra el uso de uno u otro genero para referirse a dos acciones muy comunes en Cartagena: deleitarse con un suculento sancocho de gallina y mamar gallo, esa acendrada y típica variedad caribe de la broma intrascendente pero benigna, junto a su contraria malévola y perversa. Ambas de innegable valor depurador y catártico. La inversión del género para designar el plato bromatológico (sancocho de gallina) y el acto bromistico (mamar gallo) no es algo intrascendente. Imaginemos por un momento: Te invito a un sancocho de gallo y vamos a mamar gallina por un rato. No sería una broma de buen gusto invitar a un acto de zoofilia con un ave de corto vuelo. Ni tiene que nada que ver con el dicho popular de acostarse con las gallinas, cuyo único y excluyente significado es el de irse a dormir temprano. Y un sancocho del ave macho, no sería de buena acogida, ya que puede ser una tarea poco agradable para una dentadura poco firme. A estas alturas no entendemos por qué aun las organizaciones feministas (por las que nos inspira una gran solidaridad, ante tantas injusticias, abusos y maltratos del contrario), no han entablado una querella o alguna acción legal o al menos un comunicado ante la opinión pública dirigido a los medios. No es un trato digno y equilibrado que a la hembra solo se la coma en sancochos y al gallo se le reserve para labores más gratas y en ofrenda a los dioses. No puede ser de más justicia el clásico reparo de las gallinas a su dura labor diaria de poner los huevos y
que sea otro el que se aproveche de ellos y de ellas. Mientras el presuntuoso gallo se limita a cantar, a encaramarse y racatapunchinchin, a cada momento. Una dicha muy pasajera pero sin duda más frecuente que la del sexo opuesto. Por lo anterior las feministas de la Asociación Protectora de Animales deberìan pedir o más gallos para el gallinero ( uno o mas para cada gallina) o que se elimine tan odiosa discriminación. Es decir solo gallinas. Según ellas no necesitan para nada un acompañante tan inútil y bullanguero. Pero se les olvida que la madre naturaleza y la sacrosanta empresa capitalista solo conoce, en estos casos, de criterios de productividad y eficiencia. Y tampoco han entendido bien que ellas son las verdaderamente necesarias y que los gallos no ponen huevos. Tampoco hay que perder de vista y eso hace otra vez a la gallina más importante, que ellas son más valiosas por lo que ponen. Dicho de otra manera: La gallina tiene los huevos mejor puestos. Los del gallo solo le sirve a él, y los de la gallina a toda la humanidad. Y del lado de la gastronomía típica, un arroz que acompañe al sancocho sin una abundante huevera es un plato incompleto. Aunque pensándolo bien no deberían quejarse mucho, no vaya a suceder entonces que terminen, en una de esas salvajes riñas gallísticas, tiradas en la arena con una espuela ensartada en el corazón, pero con destino final a la olla del sancocho. Todas estas sin razones, conjeturas e hipótesis, llevaron al convencimiento al club de Cartagena de que Sócrates es el verdadero pionero y padre de la mamadera de gallo* y de los sancochos de gallina. O de su forma más refinada, la de los sancochos de gallina para mamarle gallo a todo el mundo. No se podía esperar menos de una inteligencia superior afinada por la sabia ignorancia y la sutil ironía. Ese es el mundo posmoderno o hipermo-derno, un lugar donde apreciable cantidad de gallinas y gallos, han decidido no necesitarse entre si, para eso de poner los huevos. Excepto en las grandes industrias avícolas, donde son engordados ambos durante las 24 horas para luego alimentar millones de bocas humanas, que no saben carne de cual de los dos están comiendo. Mientras todavía otros millones de bocas no prueban ni bocado. Y es aquí donde sale salta con su peculiar ki ki ri ki el antiquísimo y popular gallo pelón o capón. No me pidan que se los cuente. Habrá alguien que haya llegado a adulto sin saberlo? Debemos un sancocho de gallina a Sócrates y otro a Garcés. Santana no olvides mandarlos.
CONCLUSIONES «La inocencia es compatible con sabiduría, pero nunca con ignorancia». W.BLAKE
Pese al avance incontenible e inconmensurable del conocimiento (DICS, como hemos denominado a todas las categorías del saber, y en todos sus soportes), que ha alcanzado la humanidad en tantas y variadas disciplinas, el hombre sigue atado a la ignorancia y lo seguirá indefectiblemente por siempre. (al menos en términos individuales) Como humanidad aun ni siquiera sabemos todo lo que ignoramos. ¿Alcanzaremos algún día el conocimiento total?. Acaso, ¿no es eso llegar a las órbitas del creador, en el supuesto de que exista?. Para los humanos creyentes en un ser superior, sería la más grande frustración descubrir al final de todas las búsquedas, que el mundo se auto creó mediante “accidentes caóticos inteligentes” de la materia y la energía. Triste final para quienes estén allí presentes. Los que estamos aquí ahora, por fortuna, sentimos la certidumbre de la fe, la duda, o la negación de la existencia de un ser superior, creador del universo. Tal como hoy está configurado el receptáculo biológico mente-cerebro, es absolutamente imposible que el hombre llegue a asimilar siquiera una mínima parte del conocimiento universal manifiestamente aceptado como verdadero. No importa cuáles sean las versiones de la verdad. ¿Qué debería saber en este momento de la historia el hombre para ser un ignorante avanzado o concienzudo?. Sólo tres saberes: Ser plenamente consciente de sus profusas y crecientes ignorancias. Saber o detectar los conocimientos que le permitan ganarse la vida. Saber, conocer y practicar todo el conocimiento que le ayude a pasar mejor la vida. (No a pasar a mejor vida). Este último saber es sin duda de inapreciable valor. Es un complejo entramado de conocimientos, saberes y sentires que tienen el enorme potencial de acercarnos a la felicidad terrena y a la post-terrena; para quienes crean en ella, y de enseñarnos de paso, a ver cómo se desperdicia la vida (que es parte del sentido mismo de ella). ¿Qué sabe usted de su ignorancia?. ¿Que sabe usted de sí mismo? A esto se podría responder: de mis ignorancias la mayor es la de mí mismo. De alguna forma también podría decirse: eres lo que ignoras. Y sin que haya dudas, somos infinitamente más ignorantes de lo que siquiera alcanzamos a suponer. Y una de las más extendidas formas de ignorancia es la que ignora su propia ignorancia. Existe más ignorancia en cada hombre de la que el más sabio pueda imaginar. Sólo sé, que cada día menos sé… El sólo sé que nada sé socrático se quedó estático en un remoto pasado, y ya no interpreta cabalmente las nuevas realidades de un mundo donde el conocimiento se produce por cantidades inconmensurables y apabullantes ( DICS, para ser coherentes). Ha llegado el momento de introducir una actualización o variación del antiguo apotegma socrático, que era justamente a la conclusión que queríamos llegar: Solo sé, que cada día menos sé.
Es inevitable, pese a todas las previsiones que se tomen, que algún ángulo de la ignorancia (son por lo general varios y de amplia abertura), nuble como un velo o como un gran telón, la visión de cualquier tema en que estemos involucrados. “Me he dedicado de lleno a la comprensión de la de la sabiduría, y hasta conozco la necedad y la insensatez. ¡Pero aun esto es querer alcanzar el viento. ¡Francamente mientras más sabiduría más problemas; mientras más de sabe más de sufre¡ ECLESIASTÉS 1:16.
«Un día, unos hermanos fueron a entrevistarse con el abba Antonio; entre ellos estaba el abba José. Deseoso de ponerlos a prueba, el anciano citó un texto de la Escritura y les preguntó, empezando por el más joven, cuál era su significado. Cada uno lo explicó lo mejor que pudo, pero a cada uno el anciano le replicó: «Todavía no has encontrado la respuesta.» Se volvió, finalmente, al abba José y le preguntó: «¿Y tú qué piensas que quiere decir este viejo texto?» Él le respondió: «No lo sé». Entonces el abba Antonio dijo: «Verdaderamente el abba José ha encontrado el camino puesto que ha dicho: No lo sé» (Apotegmas de los Padres del Desierto). ANEXO UNA ENCUESTA SOBRE LA IGNORANCIA1 Se identificaron los más reconocidos científicos (investigadores con PHD y Post, premios Nóbel, laureados con medallas al mérito, premiados, profesores eméritos con edad superior a 50 años, con una vida plena dedicada a la investigación). 1
Se tuvo el cuidado de incluir en la lista a distinguidos hombres de una variopinta formación académica (físicos, químicos, sociólogos, abogados, ingenieros, ...). Gente que realiza investigaciones con los más aventajados pares de todo el mundo. Es decir conocen quién es quién en cada área del saber en el resto de la ciencia. Fueron en total 100 hombres de ciencia o cultura. Luego por e-mail se solicitó su colaboración para responder un breve cuestionario. Bendito mail, si hubiese sido por teléfono o carta escrita quién sabe cuánto tiempo se hubiese tardado. En fin, en menos de 10 días las respuestas estaban en el buzón. Ah pero se olvidaba el contenido de la preguntas. 1) ¿Qué porcentaje de todo el conocimiento o información que existe en el mundo está almacenado en su mente o cerebro? En magnitud de 5 ceros… 2) ¿Qué porcentaje de todo el conocimiento de su área de saber está en su cerebro. 3) ¿De las personas que usted conoce en todo el mundo, sabe usted de qué porcentaje es la cifra?. 4) ¿Que porcentaje del conocimiento total del universo posee la humanidad en este momento?. 5) No sabe. No responde. Después de elaborada y enviada la encuesta se cayó en la cuenta de que se trataba de una pregunta ofensiva y obvia para los destinatarios. Ninguno podría responderla negativamente. Excepcionalmente alguno se atrevía a decir en público que no sabe de lo que sabe… No responder sí era una posibilidad. De los 100 mails enviados respondieron 95, un éxito total.
De los 90, tres se excusaron muy amablemente, dos se habían mudado a otro barrio para siempre. Se debe destacar que gracias al sondeo investigación, ensayo, paper, ponencia, presentación, recibimos una invitación de la U.de Toronto para que realizáramos una investigación a fondo sobre la Ignorancia. Una beca con todos los gastos pagos. Al revisar las condiciones, descubrimos para nuestro pesar y desilusión, que todavía no calificábamos académicamente. Era preciso contar con un master, o un doctorado 10 años de investigación, tres papers, 4 artículos en revistas indexadas, dominio simultaneo del inglés y del francés. Y nosotros con este pobre español arrastrado y atropellado. En español sólo se escribe literatura, política, expedientes judiciales y demás asuntos intrascendentes. Otro distinguido hombre del saber respondió también muy brevemente. El conocimiento total tiende a infinito y el personal a cero. Sobre estos dos puntos límite actúa cada hombre en un corto periodo de tiempo. Una de las respuestas recibidas me exigió un esfuerzo especial de interpretación. Decía: la Ignorancia es un asunto demasiado importante para dejársela a los militares. No se que quería decir, esto me sonó a otra muy citada frase…Yo supuse que los quería decir era que la ignorancia es un asunto muy importante que solo los ignorantes podemos conocer. O ajustándolo al pensamiento de Pascal. Los ignorantes tenemos nuestras razones que los sabios no entienden. El punto 4 de la encuesta, está basado en una anécdota atribuida a Albert Eintein, según la cual el científico en una reunión con sus más aventajados alumnos, discutiendo sobre si Dios existe o no, les planteó igual cuestión. Éstos, después de algunos estimados, le respondieron que un 2%. Les replicó que habían calculado muy alto pero que en aras de discusión les aceptaba esa cifra. Luego les dijo: de acuerdo con ese 98% que no sabemos del universo ¿cuáles son las posibilidades de que Dios realmente exista?
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