SAPIENTIA quae sola libertas est
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Hacia un nuevo sindicalismo. En este mundo moderno, en el que la legislación y las normas lo invaden y lo controlan todo, es necesario alcanzar un grado de profesionalización muy elevado cuando uno asume las responsabilidades asociadas a la defensa de los derechos de los trabajadores. No se trata simplemente de aprenderse de memoria discursos incendiarios, ni tampoco en adoptar poses reivindicativas vacías de contenido y fundamento. Se trata de conocer y aplicar la normativa y de dominar una serie de recursos básicos (informáticos, jurídicos, administrativos…) que nos permitan alcanzar el máximo beneficio para nuestros representados. En estos últimos años los sindicalistas y los sindicatos de la enseñanza en Canarias han cometido muchísimos errores: se han planteado movilizaciones suicidas; se han sentado a las mesas de negociación personas con poca o ninguna capacidad para representar a sus compañeros y compañeras de profesión; tendrían que haberse conseguido más y mejores acuerdos; se ha negociado de espaldas a los intereses de los diferentes colectivos; se han hecho jugadas políticas que buscaban exclusivamente el beneficio de las organizaciones y, lo más importante de todo, la suma de todo ello ha producido la perdida de la confianza de los trabajadores y el desprestigio tanto de los sindicalistas como de las organizaciones. Y se ha perdido para muchos años. De aquel sindicalismo altamente politizado y muy poco profesionalizado de los años 70 y primeros 80 tenemos que evolucionar y pasar a un sindicalismo mucho más profesionalizado. Se puede ser igual de visceral pero mucho más cerebral. Se puede mantener una ideología política, pero eso no es lo mismo que hacerle el juego a tal o cual partido. Hay que diferenciar la política y los partidos políticos del sindicalismo y de los sindicatos. Cada cual tiene su función y su lugar. Las personas que asuman la responsabilidad de representar a los docentes tienen que ser un ejemplo de constancia, trabajo y determinación. Hay que cuidar al afiliado, hay que entender sus problemas, hay que conocer sus ilusiones y sus preocupaciones y hay que luchar en su defensa. Los intereses de una organización sindical son única y exclusivamente los intereses de sus afiliados, lo contrario nos lleva directamente al descrédito y a la pérdida de confianza de la base de afiliación. Mi aspiración personal consiste en poder encontrarme con cualquiera de mis afiliados y que me puedan saludar con satisfacción y orgullo y que valoren mi labor profesional y, por encima de todo, mi ética y mi compromiso con los principios de la organización. Es muy importante que tengamos en cuenta que uno de los mayores problemas con los que se enfrenta un representante sindical es la intangibilidad de gran parte de nuestro trabajo. Los representantes sindicales trabajamos principalmente con nuestros cerebros. Por ese motivo se supone que debemos de tener una serie de cualidades que nos permitan afrontar nuestras responsabilidades con garantías. Sin embargo ninguno de nuestros afiliados es consciente de las horas de estudio, de reflexión y análisis que implican determinadas acciones sindicales. Tampoco están a nuestro lado cuando, durante días, intentamos localizar a tal o cual persona de la Consejería de Educación para solucionar su conflicto. Los afilados y los trabajadores tienen todo el derecho del mundo a valorar y criticar nuestras actuaciones si no les gusta como estamos actuando. Si la queja y la desconfianza en las organizaciones sindicales son generalizadas, habrá que plantearse que el problema existe y es grave.
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SAPIENTIA quae sola libertas est
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Si, como sindicalistas, deseamos generar confianza y atraer más afiliados debemos sentir empatía hacia los problemas y las dudas de los demás, debemos hacer un esfuerzo para comprender el drama del afectado y, después, debemos trabajar con diligencia y eficacia para resolver el conflicto. Los discursos y las frases vacías ya no sirven para nada. Las nuevas generaciones de docentes demandan este nuevo tipo de sindicalismo. FETE-UGT y el resto de organizaciones tendrán que adaptarse o desaparecerán.
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