CUANDO DIOS CREO A LA MADRE Cuando Dios creó a las madres, y ya era el sexto día de trabajo arduo, se le apareció el arcángel Gabriel y le preguntó: ¿por qué te has tardado tanto con ésta? Y el Señor le contestó: ¿te has detenido a pensar en las especificaciones que lleva?, es bastante compleja. Debe ser: Completamente lavable pero no plástica Con 180 partes móviles y recambiables Debe ser capaz de mantenerse solo con una bebida caliente y sobras de alimentos Debe poder dar un beso que cure cualquier cosa, desde un golpe en una pierna hasta un desencanto amoroso •
... y creo que... si, claro que sí... seis pares de manos.
El arcángel Gabriel movió la cabeza viendo el dibujo de la madre exclamo: "seis pares de manos!!!... no hay forma." Dios le respondió: "no son las manos las que realmente me preocupan, mas bien los tres pares de ojos, los van a necesitar para: Ver detrás de las puertas cerradas cuando pregunte: "niños, ¿qué están haciendo?, aun cuando ella ya lo sepa. Un par de ojos más en la parte de atrás para que vean lo que no deben, pero que tienen que saber Y el tercer par de ojos es el más importante es el que con una sola mirada pueda decirle a su hija o hijo: te comprendo y te quiero, o tal vez algo así como: mientras yo esté a tu lado nada ni nadie podrá lastimarte. Todo esto sin pronunciar una palabra." Señor dijo el arcángel Gabriel, mejor será que te acuestes... mañana será otro día. No puedo contestó Dios, estoy tan cerca... fíjate, ya tengo a una que se puede curar a si misma, puede alimentar a seis hijos con un kilo de pasta y hacer que una niña de siete años se bañe a diario sin protestar. El arcángel hizo un círculo alrededor del modelo de mamá y comentó: se ve muy blanda. Al contrario le refutó Dios ella también puede razonar y comprometerse, ser cabeza de familia, amiga, maestra, consejera, cocinera, ama de llaves, protocolo, cómplice, transporte escolar, médico de cabecera, juez y jurado. Finalmente, el arcángel se inclinó pasando la mano sobre la mejilla del modelo y exclamo: Dios hay una gota!! No es una gota, contestó Dios, es una lágrima.
¿Para qué sirve? Preguntó Gabriel. Es para la alegría, la tristeza, el disgusto, la soledad, la impotencia, el orgullo o la satisfacción. Eres un genio mi señor!!! El buen Dios puso entonces cara sombría y agregó: gracias, pero esto me preocupa mucho, porque esa lágrima... yo no la puse allí."