FORMACION DE ACTITUDES: TAREA FUNDAMENTAL DE UN ENTRENADOR Por: Psicólogo Christian A. Ungaro Gutiérrez Todos nacemos en una sociedad humana organizada, un medio social. En el proceso de crecimiento dentro de este ambiente aprendemos a adoptar los usos y costumbres de otros individuos con quienes mantenemos contacto y que son parte de una comunidad; su cultura, representada en las pautas de vida que aplican, consiste en las prácticas e instituciones vigentes, transmitidas de generación en generación. En nuestra sociedad el lenguaje, la familia monógama, la propiedad privada, el deporte, representan pautas culturales ilustrativas. ¿En este sentido……podría estar hablando de la influencia que tenemos los entrenadores en nuestros atletas? La cultura del deporte, en ese sentido representa un contexto de experiencia. Para ampliar nuestra comprensión, admitimos no solo que de hecho los rivales deportivos son estímulos ante los cuales reaccionamos, sino también que ellos crean colectivamente otros estímulos, significativos desde el punto de vista social, dotados de valor simbólico como el idioma, nacionalidad, tipo de uniforme o materiales deportivos, costumbres alimentarias o de entrenamiento, etc. Los seres humanos están necesariamente orientados hacia otros seres humanos dentro de su medio, y la influencia social se manifiesta cada vez que un individuo responde a la presencia real o implícita de otro u otros. La mayoría de nuestras características incluyendo nuestra personalidad - son de un modo u otro influidas por la interacción social. Las relaciones de influencia que existen entre un grupo y un individuo son: la conformidad, el liderazgo, el prejuicio, la moral colectiva y otros fenómenos propios de los grupos. La conformidad y el liderazgo deportivo, citado como sinónimo de Éxito en este caso, son la fuente o el agente de influencia. Es aquí donde un individuo es capaz de dirigir y modificar los comportamientos y las actitudes de los otros para alcanzar resultados. El prejuicio es un fenómeno intergrupal cuyo origen se halla en los efectos de la Identificación de grupo. La moral colectiva es una actitud compartida por el grupo que influye sobre otros resultados individuales. Esta interacción social produce efectos sobre la percepción, la motivación y, especialmente sobre el aprendizaje y la adaptación del individuo a lo que queremos hacer de él y por lo cual confía en nosotros, sus entrenadores. Una variable es un atributo que puede modificarse de una o más maneras y con respecto a la cual se puede demostrar que influye sobre otros atributos o es influida por ellos.
La Actitud, es la variable más estudiada en psicología social debido a que constituye un valioso elemento para la predicción de conductas de éxito. Los Valores, representan en esencia los motivos que conducen al individuo a elegir ciertas metas antes que otras. En la experiencia humana los valores poseen una cierta fuerza orientadora: los hombres sacrifican la vida por "el deber", "la libertad" y "el honor". En el deporte, los atletas sacrifican su tiempo y entusiasmo por "la gloria del triunfo", "el reconocimiento", "el país", etc. La cohesión grupal, alude al grado en que un grupo resulta atractivo para sus miembros. Esta atracción puede ser concebida como reflejo de la motivación a pertenecer a un grupo, que a su vez puede estar determinada por diversos factores o variables. La Comunicación es el vector fundamental a tener en cuenta. Para que realmente haya comunicación deben existir códigos comunes. El emisor al emitir un mensaje lo hace desde un código determinado que pretende ser comprensible, al recibirlo el receptor y contestar, retroalimenta el Circuito. El mensaje gestual tiene mucho peso, configurando la metacomunicación y tiene que ver con los gestos y actitudes, (forma de hablar, tono de voz usados, forma de vestirse, puntualidad y Otros.). El Aprendizaje, que No implica solo la retención de contenidos, sino de las nuevas formas de aprender De los conflictos (táctica), creando nuevas formas de respuestas a determinadas situaciones. La Cooperación que es la ayuda que se da entre los integrantes del grupo, lo contrario sería desarrollar la rivalidad no asertiva. La formación de hábitos y de actitudes de éxito es parte de cualquier programa de entrenamiento de alto nivel. Nadie nace con ellos. Los adquiere. No le suceden. Son ocasionados. Nosotros los generamos cuando trabajamos día a día con el potencial de nuestros queridos atletas. Formar "hábitos de vencedor" es una manera constructiva de enfrentarse a los retos del deporte, si no de la vida. A través de estos retos se van descubriendo medios para alcanzar un fin deseado o para resolver un problema satisfactoriamente pese a las dificultades. Y una vez encontrado ese medio, el atleta va tratando de convertir sus actitudes y acciones en un procedimiento uniforme. Así mismo la formación de estos hábitos debe erradicar de la mente posiciones como la de "no puedo", "es imposible", "con este equipo no hay nada que hacer", "no contamos con los medios", ello hemos intentado y no hemos podido", etc. PARA CAMBIAR LAS ACTITUDES ACTUALES Nos encontramos ordinariamente con una resistencia interna, pero necesitamos no dejarnos vencer. Existen tres razones básicas por las que nos resistimos al cambio:
EL MIEDO: Miedo a lo desconocido. Se vive más a gusto con los propios esquemas de trabajo. ¿El reto del alto rendimiento no es acaso enfrentar un modo de entrenar exigente y distinto continuamente? LA INDECISIÓN: Toda competencia y su consecuente resultado compromete hondamente la imagen de una o más personas involucradas. LA FALTA DE FORMACIÓN: Se desconoce el modo de ejercer un liderazgo, porque en cierta forma se ignora qué se quiere de la vida deportiva. ¿QUE NECESITAMOS DESARROLLAR EN NUESTROS DEPORTISTAS UN PENSAMIENTO CRISTALIZADO: Es saber realmente lo que se quiere, cuáles son las metas específicas que se desea lograr en su labor, y en dónde se encuentra uno respecto a dichas metas PLANES POR ESCRITO: Hay que tener planes por escrito y plazos para lograrlos. Dichos planes deben ser detallados y tan claramente trazados que eliminen cualquier confusión o conjetura. El tener plazos escritos y a plazos ayuda a que no se demore la consecución de los objetivos. El sólo hecho de poner las metas por escrito compromete a lograrlas. DESEOS DE SER EL MEJOR: Para tener éxito es necesario desarrollar el deseo ferviente de lograr lo que se quiere. El deseo activa los planes o intenciones. Hay que redescubrir la frescura, la vitalidad, el optimismo y el entusiasmo de darle al entrenamiento un verdadero sentido, Sólo cuando una emoción muy fuerte nos impulsa, utilizamos al máximo nuestras capacidades. ABSOLUTA CONFIANZA EN SI MISMO: Un campeón es siempre para los demás un ser seguro de lo que cree y de los medios que hay que poner para lograr aquello en lo que cree, por ello, parece a los demás una persona que ha recorrido el camino, - que invita a recorrer a los demás -, ya innumerables veces. Para llegar a esta confianza en sí mismo es necesario estar convencido de lo que se trae entre manos de una forma profunda y honda. Nadie que no haya hecho suya una idea con amor puede llegar a trasmitirla a los demás. DECISION INQUEBRANTABLE: La decisión no debe ser terca ni irracional, pero si firme y llena de optimismo. Este espíritu decidido debe basarse en una voluntad de hierro para lograr lo que uno se ha propuesto. NUESTRAS METAS EN LA VIDA: Una persona que no tenga claro en la vida ciertos objetivos o metas, nunca llegará a tomarlas con pasión y, por tanto, a convencer a otros de ellas., Los grandes campeones son aquellos que han sabido captar alguna meta, basarla en sólidos valores personales o sociales, y lanzarse a realizarlas, incluso sacrificando otras actividades.
METAS PERSONALES Y CONCRETAS: Cada atleta junto a su entrenador, a la hora de establecer sus objetivos, ha de procurar forjarse para su acción unas metas en las que realmente se crean y que al mismo tiempo sean concretísimas. Las metas deben ser aquellas realidades en las que uno cree. Pero, al mismo tiempo, han de ser muy concretas. No se puede ser campeón con un objetivo etéreo. Cuanto más concretas las metas, más fácil de analizar, conseguir y obtener. METAS POSITIVAS: Un meta, expresada negativamente, quita una cierta eficacia. Un responsable de equipo, ante un problema de puntualidad, hallará más respuesta en dicho equipo, si sabe formular positivamente una meta que acabe con la impuntualidad que si simplemente dice: "no hay que ser impuntuales". Emocional y mentalmente ayuda más una idea positiva, aunque exija esfuerzo y lucha, que una idea negativa. METAS REALISTAS: Significa que debe tratarse de objetivos que el deportista es capaz gustosamente de trabajar. Hay en la vida deportiva metas muy altas, pero al mismo tiempo son realistas. De hecho, además, una meta alta es más fácil de alcanzar que una pobre. Mientras más pobres son las metas, menores serán sus valores motivacionales. Las metas pobres acarrean desgana. METAS A CORTO PLAZO: Ayudan a adquirir confianza en sí mismo. Mientras a más corto plazo sean, más motivación se suele tener. Y, si se alcanza una meta importante, el entusiasmo aumentará. También ayudan a subir un escalón y a tener una visión más amplía de lo que se quiere. Sin embargo, no hay que confundir nunca estas metas con metas pobres. No hay meta sin reto, Son a corto plazo en el sentido del tiempo requerido, pero no en cuanto al esfuerzo. METAS A LARGO PLAZO: Un campeón es una persona que sabe mirar hacia el futuro, no sólo para contemplarlo, sino para afrontarlo con una serie de objetivos. Es madurez. Hay realidades que sólo se pueden conseguir a largo plazo. Las metas a largo plazo exigen un trabajo detallado, previsor, paciente, que se cristaliza en el largo plazo como metas grandes, eficaces y atractivas. Quien no sabe esperar, dejará que se pierdan grandes resultados. METAS TANGIBLES : Hay metas fácilmente visualizables, que nacen de necesidades inmediatas. Es algo que se toca y que, por tanto, se siente con urgencia. Es importante saber catalogarlos y dedicar a ellos la energía necesaria para salir adelante. METAS INTANGIBLES: Ciertamente, el entrenador que no es capaz de ahondar con profundidad en la orientación de su liderazgo, puede terminar por ser un líder mediocre. Hay que conocer demasiado bien lo que se busca en cada atleta, para poder fijar metas adecuadas.