Esquema Jornada Primer Encuentro 3439

Introducción Bienvenida. Finalidad de este primer encuentro: Conversar sobre la propuesta del itinerario. Canto – Salmo – Oración. Jesús, tú que nos has dicho: “Como el Padre me ha enviado, yo también los envío para que den frutos”. Aquí nos tienes; envíanos de nuevo. Te ofrecemos este rato de reflexión pensando que tú también te reunías con los apóstoles y sintiendo que estás presente entre nosotros, animando nuestra reunión. Que sepamos entregarnos con amor a nuestra tarea. Que no nos busquemos a nosotros mismos sino que pongamos nuestra vida y nuestro tiempo al servicio de los demás. Que por tu gracia que nos sostiene y anima, por nuestra dedicación y con el esfuerzo de todos, la comunidad de los creyentes sea un signo de tu amor a los hombres y mujeres por los que tú diste tu vida. Ayúdanos a continuar tu acción con fe y alegría. Conversación sobre la propuesta. Lectura y discusión del papel de trabajo. • Comentarios al respecto, sugerencias y concreciones. • Entre las concreciones están: cómo a va a funcionar este grupo, compromiso personal, días, hora y frecuencia de los encuentros, posibles responsabilidades para que esta propuesta funcione (recepción y distribución del material,

• • •

encargados de animar la reunión y sus distintas partes, avisar o recordar los días de encuentro etc.) Dimensiones que podría tener esta instancia ¿Otras personas que podrían invitarse? Recoger los acuerdos y puntos resaltantes.

Entrega del siguiente material • Primer tema: Personalización de la propia historia. • Guía sugerida para los encuentros • Guía de oración Lectura de la Palabra1 Evangelio según san Mateo 22, 1-14 Recordamos las sugerencias para meditar la Palabra de Dios. • Sería interesante reflexionar sobre esta propuesta que hoy comenzamos a la luz de la invitación de Jesús… Lo que significa asumirla como invitación de Jesús. La gratuidad de esa invitación, a su vez las exigencias que implica. Cómo nos sentimos ante esa invitación. Las posibles resistencias de nuestra parte. • Fijarse en los diversos destinatarios y sus respectivas respuestas… y cómo nos situamos nosotros… La oración “Ven Espíritu Santo” podemos utilizarla al comienzo de la lectura de la Palabra o al final, en la celebración.

1

La propuesta es tomar el evangelio del domingo. Estamos terminando el año litúrgico. El año siguiente será dedicado, desde el tercer domingo a la lectura del evangelio de San Marcos. Se puede combinar la lectura comunitaria del evangelio de Marcos que nos propone la Iglesia (de esa manera caminamos junto al resto de las comunidades cristianas) junto con una lectura personal, pausada y frecuente de todo el evangelio de Marcos (para lo cual daremos algunas sugerencia a su tiempo).

Ven, Espíritu Santo 1. Danos, Señor, tu Espíritu de amor y de confianza para que sepamos volver a ti (Zac 12,10). Infúndelo en nosotros de forma que podamos vivir según tus preceptos y tus leyes (Ez 36,27).

7. Queremos vivir de ti y dejarnos conducir por ti (Gál 5,25). Pues sólo si nos dejamos guiar por ti, no nos dominarán los deseos de la carne (Gál 5,16). La carne tiende a la muerte, pero tú te propones vida y paz (Rm 8,6).

2. Sabemos, Señor, que tu Espíritu incorruptible está en todas las cosas (Sab 12,1). Por medio de él tiene vida nuestro cuerpo mortal (Rm 8,11). Por eso, si llamaras de vuelta a tu soplo, en un instante moriría toda la tierra y los hombres volveríamos al polvo (Job 34,14s).

8. Concédenos tus frutos: caridad, alegría y paz; paciencia, comprensión de los demás, bondad y fidelidad; mansedumbre y dominio de nosotros mismos (Gál 5,22s).

3. Espíritu de Dios, ven, pues, a socorrernos en nuestra debilidad. Sabemos que tú siempre estás intercediendo por nosotros (Rm 8,26). 4. Soplas donde quieres y como quieres (Jn 3,8). Te manifiestas como brisa ligera (1Re 19,12), o como viento impetuoso (Hch 2,2) y aun como tempestad (Job 40,6). Entra, pues, con fuerza en nosotros, para que podamos permanecer de pie y formar parte del Reino de nuestro Dios y su Cristo (Ap 11,11.15). 5. Llénanos de tu sabiduría (Dt 34, 9), de forma que a tu luz sepamos examinarlo todo y quedarnos con lo bueno (1Tes 5,20). 6.

9. Que, conducidos por ti (Rm 8,5), nos vayamos transformando en imagen de Jesús (2Cor 3,18) y podamos así ser en todas partes testigos de su resurrección (Hch 1,8). 10. Dejándonos guiar por ti llegamos a ser realmente hijos de Dios (Rm 8,14), pues el amor de Dios ha sido derramado ya por tu medio en nuestros corazones (Rm 5,5), desde los que clamas al Padre como Abbá querido (Gál 4,6). 11. Ya no somos esclavos, ni menores de edad (Gál 4,1-3). Gracias a ti, nuestra nueva relación con Dios es de suma intimidad y familiaridad, al estilo de Jesús (Mc 14,36). 12. Sí, creemos, Padre Dios, que hemos recibido el Espíritu que nos convierte en hijos legítimos tuyos y que nos mueve a tratarte como Papá querido. Sentimos que el Espíritu nos asegura que somos realmente tus hijos y, por consiguiente, tus herederos. Plenamente nuestra llegará a ser tu herencia, y la compartiremos con Cristo, nuestro hermano (Rm 8, 14-17). Amén. Aleluya. (José Luis Caravias. Orar con la Biblia)