Psicología – “Solo es una broma”: El humor y sus funciones, usos y peligros. Madre mía, el humor. MADRE MÍA EL HUMOR ¿Hay algo a la vez tan bueno y tan malo para la especie humana? El humor debe ser la mayor espada de doble filo de la sociedad. Aunque si hay algo que el humor no es, es inocente e inocuo. Que solo son bromas sin más. ¿Os creéis que el cerebro hace algo porque sí? ¿Sin motivos subyacentes? Bueno, vale, algunas cosas sí que las hace sin pensar mucho, solo hay que ver mi historial de malas decisiones, pero, ¿por lo general? Nanai. Y el humor es una de las cosas en las que más carga hay de sentidos ocultos, muy a menudo inconscientes. Puedes decir “Solo es una broma”, pero no, nunca es solo una broma.
Pero primero, ¿qué es el humor? ¿Qué es el humor? Em… pues ya sabes. El humor es el humor. ¿De verdad tengo que explicarlo? Ay, en qué fregaos me meto. A ver, vamos a separar en primer lugar los dos tipos grandes de humor (que me estoy inventando ahora mismo pero que probablemente existan). Por un lado tenemos el
humor puro e inocente, lo que podemos llamar la quintaesencia del humor, su base, su funcionamiento psicológico. Por otro lado tenemos el humor como mecanismo cerebral que hace cosas que es del que más hablaremos ahora después. Pero primero, ¿cómo se hace humor? Del inocente, del quintaesencial. Del humor que de verdad no tiene por qué ofender a nadie. El humor, o más bien la risa, es básicamente una reacción cerebral ante algo incongruente. Literalmente, la risa es el “no computa” del ser humano. Cualquiera que se haya esforzado en entender cómo se hace humor ya sea a base de chistes o de punchlines o cosas así, sabe que el esquema es muy básico: Primero creas una expectativa, y después subviertes esa expectativa. En muchos casos ni siquiera hace falta este primer paso porque el cerebro ya lo hace por nuestra cuenta. Una de las razones por las que las caídas nos resultan graciosas es porque, sencillamente, no es habitual ver a la gente cayéndose. Nuestro cerebro no se lo espera. Este humor es el más puro porque es independiente del contenido. Es sencillamente una sorpresa para nuestro cerebro, una incongruencia. Luego podemos hacer cosas muy buenas con ese humor. Un ejemplo de este humor puro y además bueno serían los cómics de Grumpy o de Nerd and Jock de Marko Raassina (aquí podéis ir a su twitter).
Nerd and Jock deconstruye la rivalidad masculina entre personas con intereses y formas de vida muy distinta, y nos
hace gracia porque parte de nuestras expectativas de la relación entre un empollón y un abusón y las rompe por la mitad. Recordad, la incongruencia es lo que nos hace risa en el cuerpo. Es la quintaesencia del humor. Luego ese humor puede ser un humor del que vamos a hablar ahora después, del que tiene una función, pero por lo general no suele. Esto, la incongruencia, es lo que hace gracia y nos da risa como una respuesta natural del cuerpo, el resto no tiene por qué. ¿No habéis visto nunca algún chiste que no tiene ninguna gracia pero la gente se ríe con él? Ojo, que el humor del que hablamos no solo consiste en hacer bromas. Cuando hablamos de humor me estoy refiriendo a las cosas que nos hacen reír, las cosas que hacemos para intentar hacer reír, y las cosas que consideramos graciosas o no. Por ejemplo, y quiero que tengáis este chiste en mente durante el resto del artículo, esto es un chiste puro que no sigue la estructura Expectativa > Subversión de la expectativa. “Un padre y su hijo paseaban por la playa. El chico lleva un chocobollo en la mano y bailotea sin parar. —¡Ay qué rico el chocobollo! ¡Cómo me gusta el chocobollo! —Niño, cómete ya el chocobollo y deja de dar la turra o te lo voy a tirar. El niño siguió cantando la canción del chocobollo y su padre tiró el chocobollo al mar.” Este chiste no sigue esta estructura y no es gracioso. Te crea una expectativa y en vez de subvertirla, la cumple. Hay muchos chistes que no siguen el esquema quintaesencial pero aun así la gente se ríe aunque no sea gracioso de por sí. Eso es porque ese humor no tiene una función pura de hacer gracia, pero nuestro cerebro está preparado para reaccionar a esto como humor y para cumplir estas funciones… y por tanto nos reímos. ¿Qué funciones son esas? Las cinco funciones del humor, de Avner Ziv: 1. La función agresiva del humor Esta es fácil de entender: Reírse de algo o de alguien desde una posición de superioridad. Avner Ziv dice que hay dos formas de agresividad en el humor: una que nace de la agresión como tal, que busca humillar; y otra que nace de la frustración, que busca recuperar la superioridad y el control de una situación desfavorecida. Un ejemplo de la función agresiva como agresión sería que una persona se riese de alguien para humillarle (“Mírala, qué fea es”), mientras que un ejemplo de la función agresiva como frustración sería, tras intentar ligar con una mujer que le rechaza, reírse de ella (“Da igual de todas formas no quería nada con una fea como esa jajaja”). En el primer caso se busca la humillación y degradación de la otra persona utilizando el humor, mientras que en el segundo se busca recomponer el ego herido y la frustración
rebajando a la persona que nos ha frustrado, como una forma de volver a ponernos por encima (hay un sesgo cognitivo que nos inclina a pensar peor de las cosas que nos rechazan, aunque antes del rechazo nos parecieran maravillosas). En ambos, se busca establecer unas dinámicas de poder que pongan al resto por debajo y a nosotros en la cima. A mí ambas formas de humor me parecen despreciables. La propia necesidad de volver a ponerse por encima y dominarlo todo me parece bastante dañina y no propia de una persona sana y estable. Al cerebro le duelen muchas cosas y tiene el ego muy frágil, se cree superior a todo, pero yo pienso que en vez de sentirse el amo del mundo todo el tiempo y sentirse intocable le vendría mejor una dosis de realidad. A lo mejor se es una persona despreciable en vez de la mejor en todo lo que hace. A lo mejor hemos dicho una estupidez y estamos totalmente equivocados, no tenemos razón. En ese caso habrá que aceptarlo y esforzarse por cambiarlo y mejorar. Además, ¿es que no se dan cuenta de lo muy en evidencia que se ponen cuando hacen la agresión de frustración? En fin, sigamos. 2. La función sexual del humor Avner lo llama función sexual, pero es más de los tabúes en general que otra cosa. Hacer humor sobre el sexo o sobre los tabúes nos permite hablar de ellos de una forma que socialmente esté admitida, como forma de liberar una frustración por temas que no se permiten tocar de manera social. Más tarde incluyó los chistes escatológicos en este apartado porque al final lo que importa es el tabú. El humor se utiliza como forma de acercarnos a temas que nos prohíben o nos parecen prohibidos, y suelen ser humor porque no se suele hablar de estos temas y por tanto nos pillan de improvisto (incongruencia con lo que se puede decir o no decir, nos sorprenden). Esta es una de las funciones más positivas del humor, porque el humor nos permite hablar de lo que está socialmente reprimido. Nos permite ampliar la perspectiva acerca de estos temas, y poner sobre la mesa cosas que de otra forma ni siquiera se podrían tratar pero deben ser tratadas. Por ejemplo, si no se puede hablar de sexo, ¿cómo se puede contradecir toda la cultura tóxica que hay alrededor del sexo? Por ejemplo, el chiste siguiente: “Dos amigas hablando sobre Chris Evans: —Me encanta su forma de actuar, ¡es un genio! La otra se muerde el labio y responde: —Pues yo solo tengo un deseo, pero podría cumplírmelo tres veces”.
Cuentan las leyendas que cuando aparece una foto de este hombre en twitter pueden oírse bramidos de cierva en celo… Este chiste nos normaliza algo crucial: Las mujeres también sienten deseo sexual. En épocas donde el sexo era un tema mucho más tabú, se creía que las mujeres eran seres puros e inocentes que no podían tener cosas tan bajas como deseo de cometer actos carnales. Chistes como este ayudan a mostrar la realidad, normalizándola en un tono de humor que socialmente está permitido cuando el tema es tabú (a ver, que tampoco imagino que estuvieran muy bien vistos los chistes picantes en la época victoriana, pero imagino que por lo menos estaban mejor vistos que discutir seriamente sobre temas sexuales).
A través de esta viñeta se pone presente la existencia de las relaciones sexuales tóxicas, por ejemplo. No solo en los chistes se puede ver esta función anti-tabú. En juegos como el Yo Nunca, en el que es apropiado y se toman las revelaciones más con un “oioioi” que con un “oh dios mío no” también se da. El humor como lubricante social es esta función del humor, ya que permite tratar temas serios bajo una capa lúdica y que parece inofensiva. Los bufones eran los únicos que podían criticar abiertamente a los reyes, porque lo decían todo en tono de humor. Las ofensas más graves pueden tomarse bien si van aderezadas con humor. El humor permite insultar y criticar a otras personas en su cara mediante las bromas “inocentes” que llevan una verdad (o una opinión dañina).
Sin embargo, como todo en esta vida, la función anti-tabú puede usarse para el mal. Cosas que socialmente están mal vistas con razón como la violación son normalizadas y banalizadas convirtiéndolas en broma. Atended a este chiste: “Dos hombres observan un coche lujoso en una gasolinera casi abandonada. Una mujer se acerca al coche y el conductor, un hombre muy bien vestido, baja la ventanilla. La mujer mete la cabeza y hablan, pero en un momento él cierra la ventanilla dejándola atrapada de cintura para arriba. El hombre se baja y penetra a la mujer hasta que está satisfecho, después la suelta y se marcha. Los dos hombres comentan la escena. —Buah, ojalá tener un coche como ese. —¿Coche? ¡A mí me vale solo con esa ventanilla!” Ugh. Me ha dado asco hasta escribirlo. Este chiste lo pasó un imbécil por un grupo de whatsapp en el que estaba. Remarco el “estaba”. Les eché la bronca y se defendieron con que solo era una broma. Ya claro. Porque la violación es muy divertida, por supuesto. ¿Lo peor? El chiste usa la estructura correcta para hacer gracia. Ese intercambio “Todoparte/coche-ventanilla” que hacen los hombres al final del chiste tiene la base para ser genuinamente gracioso, porque nos da una expectativa y nos la retuerce. Pero todo lo que hay detrás, todo eso, es el uso del humor para normalizar un tabú que debe estar prohibido por razones evidentes. Pero ese chiste no solo era para hablar de algo tabú, no. Ese chiste, en ese contexto, se usó por la siguiente función. 3. La función social del humor La risa une. La risa separa. La función social es una de las más importantes, porque al fin y al cabo, el humor es un mensaje y los mensajes son al menos cosa de dos. El humor ayuda a unir a la gente, reírse por la misma cosa crea un vínculo y traza una línea entre “nosotros” y “el resto”. En esta función social yo encuentro dos variantes: El humor referencial, y el humor segregacional. El humor segregacional tiene una función muy clara: Detectar a la gente que está en tu grupo y diferenciarla del resto. Por ejemplo, el chiste de antes. La gente que se ríe por ese chiste sabes que son personas que ven la violación como una broma igual que tú. Separas a la gente que no se ríe y sigues con tus chistes de violación en un grupo más pequeño y privado en el que todos tienen los mismos intereses, porque eso afianza al grupo y refuerza sus vínculos.
Al final los chistes escalan, claro, porque se ha normalizado la violación. Lo próximo es que pasan cosas como la manada.
Por si la noticia no salió de España, estos cinco, parte de un grupo de Whatsapp conocido como “La manada” en la que organizaban violaciones “en broma” (con comentarios como “que luego aquí queremos violar todos”) están acusados de violar en grupo a una mujer durante las fiestas de San Fermines. No tiene por qué ser todo tan grave, por supuesto, pero el humor segregacional se suele utilizar para separar a la gente en grupos opuestos, y esa es una de las claves para que las personas cometan crueldades contra otras. El humor segregacional al principio se usa como tanteo, para saber quiénes son afines a uno mismo y quienes tienen que quedarse fuera. Si ese tanteo acaba mal porque el resto del grupo lo rechaza, esa persona se buscará otro grupo. Pero si tiene éxito, eso permite a esa persona dirigir el interés del grupo hacia otros temas o actividades. Por el contrario, el humor referencial no tiene por qué ser dañino. El humor referencial requiere que la persona que lo escucha tenga un conocimiento previo de algo en concreto a lo que hace referencia. Para entender el chiste o que tenga gracia, necesitas tener un contexto previo: Por ejemplo, un tuit de Magic the gathering que leí no hace mucho:
“Acelerar a chandra, glorificador y le tipe que explora doble parece bueno”. – “¿Tipe que explora doble? ¿Le han dado una carta invitacional a Alex Bertoncini?
Las cartas invitacionales son cartas que diseñan ganadores de torneos grandes de magic, a las cuales le pintan la cara del jugador en el arte. Esta carta no es una de ellas. El “double explore guy” hace referencia a esta carta, que “explora” dos veces, pero Brian Kibler hace referencia a Alex Bertoncini, un jugador profesional de magic muy famoso… por su mítica trampa de “two explores” que se puede ver en este vídeo (solo puedes jugar una tierra por turno y él tiene 3 más que eso, y él responde “Two explores”, cuando explore le deja bajar una tierra más. Así la trampa se ve enseguida). La diferencia principal entre el humor referencial y el segregacional es que el primero no intenta segregar grupos, solo hace un humor que es demasiado específico como para que le pueda hacer gracia a todo el mundo, y como consecuencia sabe que la gente que se ríe es gente que tiene ese contexto y por tanto comparte cosas con elle.
El referencial hace referencia a cosas, el segregacional busca la diferencia de opiniones para poder reconocer a sus aliados. Sin embargo, a veces estas dos cosas se dan en conjunto. Las bromas internas entre personas y grupos nacen de manera natural: Pasa algo gracioso que presencia solo la gente del grupo y se crean referencias a eso. Como lo que he mencionado antes de los bramidos de ciervo con Chris Evans, es una gracia que solo los que sigan a cierta persona en twitter sabrán reconocer. Es humor referencial. Sin embargo, cuando las bromas hacen referencia a un evento segregacional, también se vuelven dañinas.
Algo totalmente dicho en broma, por supuesto. No es para nada una forma de tanteo, proponer algo El humor social es una declaración de lo que está aceptado, de qué puede reírse el grupo, y por tanto, de las opiniones que tiene que tener la gente de ese grupo sobre ello. Como esta viñeta que en clave de humor defiende que el feminismo “le saca punta a todo”, es el enemigo y además es hipócrita porque “si fuese al revés bien que os quejaríais”, poniendo a Aloy como una violenta histérica y que salta a matar a la mínima con los hombres majos que solo intentan ser amables.
Es difícil construir una viñeta más tóxica incluso queriendo. Lo tiene todo. El humor social no tiene por qué ser malo, pero nos revela opiniones. A veces eso es bueno, y en el resto de casos las opiniones son horribles. El humor social da pistas de qué opina la gente sobre ciertos temas, y es muy importante esto porque ayuda a la gente a saber qué piensan otras personas sobre ciertos temas. En cuestión a salir del armario, que se compartan cosas graciosas que sean pro-lgbt+ (como memes como el “gay silence”) puede ser una indicación de que ese grupo de personas no tienen prejuicios negativos contra el colectivo, y por tanto es seguro salir del armario con elles. En estos casos, el humor social puede mejorar mucho la calidad de vida de las personas.
Familia: “Bueno, ¿cuándo vas a echarte novio para que podamos conocerle jajaja”. – Yo: [Silencio gay]
El humor social no tiene por qué ser malo, pero, en combinación con el agresivo, es el que más se suele usar de manera dañina y peligrosa no solo para las personas sino para la sociedad entera. Este tipo de humor manda mensajes muy fuertes, y cuando estas bromas están en medios de comunicación masivos, por ejemplo, permite a una gran parte de la población saber que está siendo humillada y despreciada. También permite enviar de forma sutil mensajes de normalización de cosas que no son verdades. Si toda tu vida has visto en la tele que las mujeres son estúpidas, y tienes poco contacto con mujeres que no sean de ficción, no es descabellado pensar que acabarás creyendo y opinando eso. Si eres gay y todo el humor en televisión se hace a costa de los gays, la idea que te llega es que eres algo de lo que reírse. 4. La función protectora del humor Pero el humor no es solo horrible ni se usa solo para la humillación y la dominación. Una de las funciones del humor es la de protección de la psique, como ya hemos visto que puede hacer el humor agresivo de frustración, aunque no siempre tiene que ser a costa de los demás. La función protectora del humor ha sido bastante estudiada y es algo que permite a la gente recuperarse de cosas como tragedias y hechos traumáticos. Lo que nos asusta y nos da miedo se convierte en algo de lo que reír y ganamos control sobre ello. Deja de darnos miedo y nos da risa. Un testimonio de una mujer superviviente de Auschwitz cuenta cómo se echó a reír después de que les raparan la cabeza a todas, diciendo que era la primera vez que le hacían un corte de pelo gratis. También recuerdo unas viñetas de la novela gráfica Persépolis en la que la protagonista se encuentra con un veterano de guerra que perdió una pierna con una mina antipersona. Esa persona le cuenta un chiste sobre cómo alguien pisó una mina antipersona, le reconstruyeron como pudieron, y cuando le dijeron algo que no le gustó, se llevó la mano al sobaco a la voz de “tócame los cojones”.
Un libro muy recomendado para todo el mundo, sobre todo para la gente que odia a todos los musulmanes por ser musulmanes. De la muerte hay que reírse, o si no estaremos muertos en vida. Gran parte del humor negro o humor macabro nace como protección, por parte de las personas que han sufrido esa clase de situaciones. La otra gran parte del humor protector viene del humor hacia nuestros propios defectos. Reírse de une misme. Igual que con los miedos, riéndonos de las cosas que odiamos sobre nosotres ganamos poder sobre ello, tratamos con eso en nuestros propios términos. El humor de Sarah Andersen suele estar bastante cargado de autocrítica (y nos hace gracia porque vemos nuestro reflejo en ella y también nos reímos de nosotres mismes).
Aceptar nuestros defectos es duro, pero aceptarlos con humor es un poco más fácil. Se convierte en una parte de nuestra personalidad, pero una parte no descontrolada y que nos devora, sino una sobre la que tenemos control y de la que podemos reírnos. 5. La función intelectual del humor
El humor intelectual es el menos estudiado y para mí es un poco meta-humor, la gracia sobre la gracia. El humor intelectual busca volver a la base del humor, hacer una gracia especial y aguda, ingeniosa. Es algo que está preparado teniendo en cuenta las demás funciones del humor, los contextos, los temas. Es el humor de los chistes ingeniosos. El humor de los juegos de palabras tontorrones y tan malos que no hacen gracia pero aun así nos reímos. Nos hace gracia porque es inesperado pero es verdad. Su álter ego es Juan López, lo demás, sus pintas de oficinista, su afición por las pajaritas de papel es su disfraz, es un disfraz que Juan López se pone para ser uno más de nosotros ¿y cuales son las característica de Juan López? pic.twitter.com/ftrGGj1Jq7 — Fleibur. (@Dr_Fleibur) January 19, 2018 Aquí tenemos al maestro del humor haciendo en un breve hilo una muestra de humor inteligente del elaborado, del que subvierte y hace tres referencias cruzadas pero las junta de una manera que pegan y quedan bien. Aquí también podemos ver un chiste malo seguido de una réplica magistral que solo suscita más preguntas…
El humor inteligente no es más que un juego de habilidad y astucia con un objetivo noble, hacer reír a la gente. Aunque por supuesto el contenido del humor inteligente puede llevar cosas horribles de las otras funciones, en esencia no lo tiene. En este caso concreto, sí que suele ser sólo una broma, sin más intención que la de hacer reír. ¿Recuerdas el chiste del chocobollo? Mantenlo en mente, será importante dentro de poco, porque ahora vamos a hablar de cómo los chistes sin gracia hacen gracia debido a la superfunción del humor. La superfunción del humor: La normalización
Estas funciones no nos revelan toda la historia. El humor es una herramienta, y tiene cinco modos, pero… ¿modos para qué? El humor tiene una superfunción principal en todas sus facetas (¿excepto quizás en la intelectual?), y esta es la normalización. Y la normalización es una de las mayores armas de la humanidad contra la propia humanidad. El humor lleva el mensaje de que “las cosas son así, esto es normal”. Y la normalización es peligrosa, porque que algo sea normal implica muchas cosas en el imaginario colectivo. Implica que así es como tiene que ser, que ese es el orden natural. Implica que lo que no es natural es antinatural y por tanto malo. Indica que lo normal es justo y bueno. Si se destruyese ese orden natural, todo el mundo sucumbiría y habría caos y consecuencias terribles. La normalización acusa e intenta apartar a la gente que no es normal. Hace que se sientan mal por ser lo que son, aunque no tengan culpa o no tengan nada de malo siquiera. Plantea que lo normal es lo aceptable y el resto es lo inaceptable. ¿Cómo normaliza el humor? En parte la propia repetición de algo lo normaliza, pero cuando hablamos de cómo construimos la realidad, las reacciones del resto del mundo y el contenido de las historias juegan un papel vital junto con nuestras experiencias. Si vemos que el resto del mundo se ríe de las personas gordas, pensamos que son algo que da risa en vez de algo natural. Desde muy pequeños entendemos que nos reímos de lo que es diferente, y pronto nos meten en la cabeza que lo diferente es malo. Si en las historias siempre se asumen ciertas cosas, pensaremos que esas asunciones son correctas, y los chistes no dejan de ser un tipo de historia. Sobre cómo afectan las historias a nuestro cerebro ya hablé en este otro artículo. La superfunción contrapuesta: La sátira Sin embargo, también existe una superfunción contrapuesta a la normalización, y ésta es la crítica satírica. La sátira es una especie de antihumor que quiere poner el foco de quien ve o quien oye en algo que se ve como normal pero no debería ser así. Está diciendo “las cosas son así, esto es normal” de una forma crítica. how many men's rights activists does it take to change a lightbulb? none, they still use gaslighting — do u wanna build a strawman (@suzangst) March 26, 2018 ¿Cuántos Activistas por los derechos de los hombres hacen falta para cambiar una bombillas? Ninguno, todavía utilizan luz de gas. Para quien no lo sepa la luz de gas es una técnica de manipulación que consiste en hacer dudar a la gente de sus propios recuerdos.
Por ejemplo, ¿sabéis que es lo mejor de violar a tu hija de 2 años? ¡Que a pesar de todo le echarán la culpa a la madre!
La sátira es mi comentario de “a pesar de todo le echarán la culpa a la madre”, no la respuesta de “y a todo esto, donde estaba la madre?” La sátira no tiene por qué ser agradable, al contrario que el resto de humor que busca provocar una sensación buena y positiva. Intenta incomodar y que reaccionemos. El humor no es inocente No lo es y nunca lo ha sido. Siempre hay un por qué, porque en todo lo que hace el ser humano hay un por qué, una razón subyacente de la que podemos no ser conscientes. Una vez alguien hizo un comentario en tono de humor sobre que las mujeres eran todas unas mandonas y que les dieran por culo. En el día internacional de la mujer trabajadora, en una clase en la que solo había un par de hombres. Después, defendiéndose de esas palabras que dijo claramente, con testigos, intentó defenderse diciendo que qué ganaría él diciendo eso, y que si lo dijo (si lo dijo, intentando hacernos dudar de que lo dijera o no cuando había testigos, esto es un ejemplo de hacer luz de gas) era en clave de humor, solo una broma. Si has prestado atención podrás ver algunas de las cosas nada inocentes de esa broma. Podrás ver la función agresiva, la función social de separar al grupo y quedarte con los que son afines a ti en busca de complicidad. Podrás ver que en ese comentario había una ideología detrás, una concepción de cómo son las cosas. No son comentarios inocentes. El humor puede hacer daño y puede usarse como arma. La tiranía de reírse de une misme ¿Cuántas veces se oye eso de que “hay que reírse de uno mismo”? Reírse de sí está bien, al igual que sonreír, pero cuando no solo te dicen, sino que te exigen que rías todo el rato, eso no es saludable.
Reírse de nuestros propios defectos es algo sano cuando se hace como forma de protección, para tomar control de lo que nos asusta. Pero cuando nos obligan o nos obligamos a reírnos constantemente, esa protección se desvanece y se convierte en una normalización, una aceptación de esos defectos y de que nos definan de manera inmutable. Perdemos el control y eso que debía protegernos se vuelve contra nosotros. Al final nos reímos como forma de sostener algo que creemos que es normal. Nos reímos como una forma de menospreciarnos, y eso no es sano, porque al final todo eso nos lo acabamos creyendo de verdad y nos cala más hondo de lo que llegaría en realidad. Eso es lo que quieren cuando nos dicen desde arriba que hay que reírse más de nuestros errores. No lo dicen porque quieran que tomemos el poder sobre ellos. Quieren que los normalicemos, para ser más moldeables, para poder reírse también a nuestra costa y echarnos en cara esos errores, solo como broma. Está bien reírse de une misme de manera moderada. Pero no hay que olvidarse de apreciar lo que se hace y nuestras propias capacidades. Incluso transformar ese humor protector que nos empieza a devorar puede suponer una gran diferencia. Es muy distinta la forma en que nos afecta reírnos porque “jaja soy un desastre con patas” de la forma en que nos ayuda un “jaja soy un desastre con patas pero aunque no me organice lo que hago lo hago chachi”.
Volviendo a la viñeta de Sarah Andersen, podemos ver que no se menosprecia. Es consciente de sus defectos pero también de sus virtudes. Este es un buen ejemplo de reírse de una misma de manera sana y constructiva. El humor nos afecta. Y si no tenemos cuidado, lo que debería curar, hacer reír, y proteger, puede dañar y nos puede hundir. El humor afecta a nuestra sociedad. Un efecto colateral del humor que poca gente conoce es la forma en que los hombres tratan con los niños. Este es un problema más del machismo que del humor per se, pero es un problema que no existiría si no consintiésemos ciertas clases de humor. Pensad un poco en la familia que conocéis, o en la gente que habéis visto a lo largo de vuestra vida. Es probable que alguna vez hayáis visto a un hombre que su única forma de interactuar con un infante es gastándole “bromas inocentes”.
Se meten con ellos, les hacen rabiar y les chinchan, desde una posición de superioridad contra la que los niños no pueden hacer nada y que les sienta fatal, que les hace sentir desvalidos contra los adultos que les chinchan y contra el resto de personas que no les dicen nada y que incluso defienden a ese hombre con “solo son bromas” o peor “es que él es así”. Supongo que en parte, la función oculta de todo esto es dominar a la persona en inferioridad, hacerla sentir desvalida de forma que no le quede otra que aceptar el dominio de ese hombre. Por ejemplo, que tu padre puede hacerte sentir mal, chincharte, dominarte completamente y así es como debe ser. Lo único que puedes hacer es obedecerle, porque tiene más autoridad que tú y el resto le apoyan en vez de defenderte. ¿Lo peor de todo esto? Los hombres no hacen esto a mala fe, ni porque odien a los niños (aunque es probable que esos niños acaben odiándoles). Sencillamente es la única forma que conocen de interactuar con ellos de forma “masculina”, sin que el resto de hombres les vea como unas personas cariñosas que cuidan a los niños porque eso es algo que asocian a las mujeres. Literalmente no saben cómo tratar a los niños. Y a mí esto me parece trágico. A pocos masculinistas o activistas de los derechos de los hombres verás quejarse de esta forma en la que la masculinidad tóxica perjudica exclusivamente a los hombres. El humor también ayuda a perpetrar opresiones, como la guerra de sexos. Busca un libro de chistes y elimina todos los chistes que sean sexistas, racistas o xenófobos (todos los chistes de Lepe también), homófobos, gordófobos, capacitistas o que humillen o menosprecien a personas o grupos de personas. No quedarán muchos. Sobre la guerra de sexos, el humor ayuda a perpetrar nociones de lo que debe ser un hombre y de lo que debe ser una mujer, y lo hace en los dos sentidos. Los chistes de ellos hacen referencia a que a las mujeres les vuelven locas las compras, son histéricas, tontas, o ponen los cuernos y no son de fiar. Los chistes de ellas hacen referencia a que son básicos, brutos, imbéciles y obsesionados con el fútbol y el sexo. Estas ideas permean en la sociedad y no querer aceptarlo es como cerrar los ojos y gritar tralalá para no darse cuenta de lo que hay alrededor. Si has trabajado o has tenido niñes es muy probable que veas a los más pequeños, que acaban de aprender a hablar incluso, diciendo que “eso es de niñas, esto es de niños” en contra de sus propios deseos. Hablamos de niños de 3 a 5 años que ante algo rosa que les gusta, la sociedad les ha condicionado a rechazarlo porque “es de niñas”. Y de las niñas se ríen, por tanto, ser una niña es algo malo y despreciable. Esos chistes son nocivos para la sociedad a una escala mayor de la que imaginamos. “Pero esos chistes son graciosos, es que no tienes sentido del humor”. “Es que no tienes sentido del humor”.
El sentido del humor debe ser una de las nociones más tóxicas del ser humano. Es una forma de atribuir el problema en algo innato de la persona que te echa en cara tu conducta y de asegurar que lo que has dicho es gracioso, solo que esa persona no puede entenderlo y reírse también porque no tiene sentido del humor. Analicemos todo eso porque esta última frase tiene tanta mierda junta que da para cargar un camión. “Es que no tienes sentido del humor” es una frase que da por asumidas ciertas premisas, y asumir algo en una frase puede ser incluso más poderoso que decirlo: 1. Lo que estamos diciendo es gracioso, es algo de lo que cualquier persona debería reírse. 2. El problema es tuyo, no mío ni de lo que acabo de decir. 3. El sentido del humor es algo innato que se tiene o no se tiene, y no tenerlo te hace inferior. Esta frase es una forma fácil de protegerse de las críticas que hacen a nuestras bromas. Asumiendo las dos primeras cosas el cerebro evita hacer cualquier pequeña crítica personal que le permita darse cuenta de que lo que se ha dicho no tiene ninguna gracia. De paso intenta imponer algunas de esas cosas que asume, como que la otra persona es inferior y que el problema está en su interior de forma inmutable. Así que no, no es que no tenga sentido del humor. Es que o tu broma no tiene ninguna gracia y es muy ofensiva, o que no comparto en absoluto esa forma de pensar y me parece despreciable. Porque el sentido del humor no existe. “Es que os ofendéis por todo, ya no se puede uno reír de nada” No hijo mío, sí que nos podemos reír. Hay muchas cosas por las que reírse que no ofenden a nadie. El humor inteligente y los juegos de palabras hacen reír. Una cosa tan simple como una estructura Expectativa > Subversión de la expectativa hace reír y sin ofender a nadie. Pero en tu caso… ¿Cuál es el chiste? ¿Las mujeres son todas putas? ¿Es gracioso porque el perro gay es un caniche? ¿Estás denunciando que las feministas cuando les intentas ayudar te dan una paliza de muerte al grito de “soy feministaaa”? ¿Que pobre gente de color que no quiere que la maten? ¿Que esta gente con este gusto musical no tiene cerebro? ¿Que hablar con la e neutra es raro? Aquí la única broma eres tú. Que vas de “ay es que la gente tiene la piel muy fina” y luego te ofendes al primer chiste de machitos cisheteros. “Pero acabas de decir que hacer bromas despectivas es malo, ¿y podéis hacer chistes de cisheteros? Madre mía la heterofobia…”
Vamos a hablar de esto, sí. Por qué unas personas pueden hacer unos chistes y otras no. Vamos a hablar del humor negro. El humor negro: ¿quién puede hacerlo? Recordemos tres funciones importantes del humor. La agresiva, la social, y la protectora. El humor negro surge de forma natural a partir de la función protectora. Los chistes macabros que provienen de personas que han pasado por eso les sirven como forma de superarlo, de tomar fuerza y controlar la experiencia, de vencer al miedo. También son una forma de conectar con el resto de personas que han pasado por eso para no sentirse solas. Son una forma de vencer al miedo y de sentirse seguras y con el control de la situación. “¿Seguras? ¡Pero si las personas invertidas, los travestis y los negros son la amenaza! Si mi mejor amigo fuese gay jamás me sentiría seguro quedándome solo con él. Y vivo con miedo a que esté con una mujer y sea en verdad un hombre engañándome para violarme. Por no hablar de los negros que solo quieren robarnos y quitarnos el trabajo. Además las mujeres nos controlan, ya no puedes tocarle el culo a una sin que te denuncien por agresión sexual… ¡Aquí soy yo quien está en peligro!” Oh. Sí. Estás en un peligro de muerte. No como las personas racializadas, que tienen que ser totalmente conscientes de obedecer a rajatabla todas las órdenes de la policía estadounidense sin hacer ni el más mínimo movimiento brusco no sea que les peguen un tiro. No como los gays, lesbianas y bisexuales que sufren acoso durante toda su vida, a los que han echado de casa por cómo son y a los que en pleno 2018 pegan palizas por la calle. No como las mujeres que tienen miedo de todos los hombres que se puedan encontrar solas por la noche, o de que tu pareja resulte ser un maltratador que te mate o te encierre en una relación que te destruye poco a poco sin posibilidad de escapar porque te ha hecho cortar todo vínculo con las personas cercanas y tiene a tu mascota o hijos como rehenes. No como las personas trans que tienen miedo de que la persona con la que van a acostarse les mate al descubrir unos genitales que no se esperaban. Que reciben amenazas de muerte directas por parte de gente desconocida. Cishet: ES QUE LOS HETEROS SUFRIMOS ACOSO Y DISCRIMINACION, TODO EL RATO CON EL STOP HETEROS!!!1!1!11!1! Persona trans (todos los dias por redes sociales y en la vida real): pic.twitter.com/cvLHAtivoD — Cara de cona
(@femilimon) March 27, 2018
“Venga ya, eso no va en serio”.
La mujer trans de la noticia de este enlace murió la noche después de escribir en redes sociales que las mujeres trans de color estaban sufriendo asesinatos de manera epidémica. Por unos chavales de menos de 25 años. Dime, ¿cuál es la última vez que estuviste en peligro de muerte? ¿Cuántas veces ves violaciones de hombres heteros por otros hombres, o por mujeres trans en las noticias? ¿Cuántas veces ves a la gente racializada organizando purgas de blancos? ¿Cuántas mujeres matan y maltratan a sus maridos porque son suyos y solo suyos? Sí, quizás lo hayas sentido alguna vez, o creas que estas cosas pasan más de lo que pasan. Quizás pienses que estas cosas pasan más, pero las noticias no lo dicen porque hay intereses ocultos detrás y estos colectivos, que son los menos poderosos y con menos recursos, los están controlando para engañaros. Quizás seas imbécil. Oh, sí, el humor negro. El humor negro pertenece legítimamente a la gente que de verdad lo usa por su función protectora. Por eso los judíos pueden hacer chistes sobre el holocausto y los nazis no. Por eso las mujeres pueden hacer chistes de maltratadores pero los hombres no de maltratadas. Por eso podemos hacer chistes de cisheteros. El humor requiere contexto y tiene cargas detrás. Cuando alguien que ha vivido en las revoluciones de los países de Europa del este dice “¿qué hace la niña en el columpio? Marear al francotirador” ese humor nace de su manera de dejar atrás algo terrible que han vivido, es su forma de sobrevivir y no dejarse superar por algo trágico. Cuando alguien dice “El otro día me follé a una sin vello púbico. Cuando terminé la volví a dejar en la cuna” ¿de dónde nace eso? ¿Y a dónde lleva eso?
¿Qué casualidad que el humor negro que os hace gracia es el que oprime? Veamos un par de chistes racistas poniendo chistes racistas en google. “¿Cuáles son las 5 partes blancas de un negro? Los ojos, los dientes, las palmas de las manos, las palmas de los pies y el dueño”.
“Un soldado nazi se encuentra a un judío y un negro ¿A quién mata primero? Al judío porque primero el deber y luego el placer”. Tengo una página entera con un generador de chistes negros en la perspectiva de los opresores. Por el contrario, no encuentro nada por “chistes antirracistas”. He tenido que ir a buscarme chistes sobre blancos en inglés. Y son chistes escritos por blancos. “La gente es como los plastidecores. A nadie le gustan los blancos”. Este es el único que he encontrado que me parece gracioso y que no parte de una asunción como que los negros roban o son pobres. Otros de esos chistes eran para menospreciar a los rednecks con el estereotipo de cletus incestuosos. En esta misma página de chistes de blanco encontré algunos que son de sátira: “¿Qué es lo que más asusta de un blanco en prisión? Que sabes que lo hizo de verdad”.
“¿Por qué la gente no cuenta chistes de blancos en el trabajo? Porque quieren conservarlo”. Vamos con los chistes machistas. Estos me ha costado mucho más encontrarlos que los racistas porque google parece ser que los ha eliminado de sus páginas principales, pero en imágenes se pueden encontrar. Punto para google, a ver si haces también esto para los racistas.
“¿Qué hace una mujer fuera de la cocina? Turismo”.
“¿Cómo se sabe que una mujer dice algo inteligente? Porque empieza: oí a un hombre decir…”. He buscado chistes feministas. Y no he encontrado gran cosa. Peor, he encontrado chistes tránsfobos en los “chistes feministas”. Asco de terfs. Lo que más salen son chistes sexistas, de la guerra de sexos, que de feministas no tienen nada. Algún que otro chiste de desprecio a los hombres con estereotipos masculinos (que también son machistas), algo de sátira… pero no he encontrado chistes feministas como tal.
Esto es lo más cercano que he encontrado. Pero solo uno. Incluso buscando chistes feministas he encontrado chistes machistas. Oh, también recuerdo uno que hicieron en los Simpsons, cuando a Marge le renuevan la cocina y dice: “Cuando Virginia Woolf dijo que toda mujer necesita una habitación propia, estoy segura de que se refería a la cocina”. El cual es un chiste referencial cuya subversión se basa en que la cocina es sin duda el último lugar al que se referiría Virginia Woolf en Una habitación propia. Pero eso. Comparemos los chistes que le parecen graciosos a la gente. La cantidad. Puedo encontrarme mil chistes racistas o machistas sin dificultad alguna y tengo que matarme para encontrar cinco chistes antirracistas o feministas.
Baia baia, ke casualidad, ke suceso mas inesperado… ¿No será que estos chistes negros o políticamente incorrectos que tanto os gustan solo son una forma de opresión? O sea, sólo analízalos. Mira los racistas y machistas. ¿Cuál es la subversión de la expectativa? No la hay. Solo te planta algo que llama y te
suelta un punchline que te haga tragártelo como si fuera un chiste, porque parece un chiste. Y te hace gracia porque es un humor agresivo y social. Pero no tiene gracia, porque es como el chiste del chocobollo. Solo normaliza esta violencia de la sociedad. O sea, mira los machistas. Si lo analizas, ¿hay algún otro objetivo que no sea enviar el mensaje de que el lugar de las mujeres es la cocina y que son tontas? A lo mejor la razón por la que tú no puedes hacer chistes de esto es porque tú los usas para oprimir y esas personas sí pueden porque los usan para defenderse y liberarse.
Dependiendo de si esto lo dice un hombre o una mujer, es un chiste agresivo y de menosprecio (si lo dice un hombre), o un chiste satírico (si lo dice una mujer), pero algo tienen en común: No presentan lo inesperado, sino una realidad, en este caso injusta. Pero el hombre con su chiste intenta consolidar esa realidad injusta mientras que la mujer llama la atención sobre su existencia. Pero es que hasta los chistes que aparentan ser más inofensivos pueden estar cargados de mensajes horribles. El humor como vehículo inadvertido del pensamiento tóxico Sé que este es un artículo largo, pero haz un último esfuerzo. Analiza esta viñeta.
Esto tiene humor puro. La expectativa que tenemos es cómo se utilizan las básculas normalmente, y la subversión es el método extraño que tiene esta mujer de usarla. Es gracioso. Veamos ahora esta otra viñeta.
Esta también tiene humor puro, uno incluso inteligente al estilo de “el pan no engorda, quien engorda eres tú” en el que el continente cambia sus propiedades con el contenido (lo cual es un recurso literario, una sinécdoque si no me equivoco). En ningún momento de estas viñetas se ríen del peso de las mujeres. No es el objetivo de la broma ni de la burla. Aun así, ¿podéis ver el patrón? ¿Podéis ver qué es lo que está normalizando? El contexto son mujeres que no están a gusto con su cuerpo. Incluso en el chiste del pan, el tema está en la ganancia de peso. Y como el chiste no pone eso en el punto de mira, es algo que se pasa sin procesar de forma consciente, pero el cerebro lo almacena como contexto, como ejemplo de la realidad. Estas viñetas mandan un mensaje de que todas las mujeres están preocupadas por su peso.
¿A partir de cuántos chistes que tengan como contexto la preocupación con su cuerpo aprenderán las niñas que su cuerpo es algo con lo que jamás podrán estar contentas? La mujer de la segunda viñeta ni siquiera es gorda. Parece estar en un peso ideal y aun así tiene una preocupación tremenda con su peso, literalmente hiperbólica pues el camisón le pesa una tonelada.
Esta viñeta también te ha colado el mensaje de ser pasivo cuando se está en una relación tóxica, porque no vemos al lápiz diciendo de cortar la relación, solo una resignación por algo que le va a pasar y en lo que no tiene poder para decidir. Compara por el contrario con esta otra, que a mí ni me parece graciosa, pero no es tóxica.
Y por el contrario, poned “catus y globo” en google imágenes a ver cuántas de ellas romantizan las relaciones tóxicas y cuántas advierten de sus peligros. Pero no solo enviando mensajes tóxicos inadvertidos puede el humor ser dañino. También lo son con las comparaciones, una de las formas más básicas de humor. Muchos de los chistes y bromas despectivas que se hacen parten de una base muy dañina: insultar con cosas como tonto, retrasado, o deficiente mental o equiparar a
las personas que intentamos menospreciar con personas con discapacidades cognitivas o físicas (¡Estás ciega, mira que eres manca!). Porque consideramos que la discapacidad no solo es algo malo, sino que además es algo humillante y un insulto. Los hombres se quejan de que otros hombres les llaman nenazas y les insultan comparándoles con mujeres. ¿Qué crees que opinan las mujeres sobre eso de ser el insulto? No solo de que se usen como insulto, sino que tú que lo recibes lo tomes como un insulto.
Parece que ya la gente está empezando a dejar cosas como “peleas como una chica”, y todo gracias a la visibilización femenina en campos como la ficción que estaban reservados a los hombres. ¿Cómo te sentaría que se te usase como el ejemplo de lo insultante? Con las personas con discapacidad cognitiva esto es especialmente ofensivo. Hacemos estas bromas como si no fueran nada, usándoles como los peores ejemplos en una escala que ponemos como definitoria de la valía de una persona. En vez de eso podrías llamar a la gente estúpida o imbécil, que son cosas que no tienen que ver con la inteligencia o capacidades cognitivas de cada uno sino que dependen de que aun teniendo todas las herramientas para darse cuenta de que están haciendo algo que les será perjudicial, lo hacen, como esta gente que toca un quemador o se echa agua hirviendo encima. Eso es lo que la psicología define como estupidez. ¿Tan difícil es dejar de llamar a la gente tonta o retrasada y empezar a llamarla imbécil o estúpida? O más aún, ¿tan difícil es dejar de menospreciar a la gente? El humor puede servir como vehículo inadvertido de comportamientos y pensamientos tóxicos. Precisamente cuando el foco del chiste no están en ese comportamiento, entra más inadvertido y menos alterado por nuestros propios juicios en el cerebro. De la misma forma que ver una película que tenga como tema principal la relación de una pareja homosexual normalizará menos las relaciones homosexuales que una película con una pareja homosexual protagonista cuyo tema principal no tenga nada que ver con la
relación entre ellas. En la primera, las mentes más reticentes localizarán la película como algo que les intenta convencer de lo contrario a lo que piensan (que las personas lgbt+ son personas normales y que merecen respeto en vez de ser monstruos hechos de perversión, qué locura, ¿verdad?) y por tanto alzarán sus defensas. Por el contrario, en la otra película, no hay nadie que intente convencerles de que la relación es normal. Toda la película lo asume como algo normal y eso sí que cala en la gente. Porque es algo tan natural y trivial y asumido que no merece la pena dedicarle tiempo, que aquí hemos venido a ver como sobreviven a un apocalipsis zombie entre risas.
Cerebro: “¿Caballeres no binaries racializades? Oh, no, no es nada raro. Al fin y al cabo, ¿no queremos todes pelear contra los demonios? VAMOS A DARLE DE HOSTIAS A ESOS DEMONIOS QUE ES LO IMPORTANTE”. El humor es bueno pero puede ser malo. La normalización es mala pero puede ser buena. Nunca son bromas inocentes y la mayoría de las veces sí que hacen daño. Ahora que ya lo sabes, ¿cuál es tu excusa para seguir haciendo esa clase de humor? ¿Sigue pareciéndote gracioso? Bueno, esto ha sido todo. Para acabar con una nota más alegre, un chiste final. Para demostrar que sí se puede hacer humor políticamente correcto. “Dos mujeres cenan en un lujoso restaurante al lado de la costa. Una de ellas está a punto de pedirle matrimonio a la otra y le pide a le maitre que esconda el anillo en uno de los platos de su novia. Van cenando y cenando muy acarameladas y el anillo no aparece. La mujer se empieza a poner nerviosa. Por fin, le maitre les trae el último plato y le guiña un ojo. Ella asiente y observa con el corazón acelerado como su novia abre lentamente la tripa de la langosta.
Ve algo dentro y lo abre. Se queda mirando con pasmo, sin poder pronunciar palabra. Mira a su pareja y alza las manos para que lo vea. Es un chocobollo”.