Oseas 4: 6a Reina-Valera 1960 (RVR1960) “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” 1.
Los hombres nacen separados (muertos espiritualmente sin comunicación con Dios)
1 Corintios 15:21-22 “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. 2. El hombre nace muerto espiritualmente por el pecado de Adán y a su vez peca y por eso es culpable ante de Dios. Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:9-12 Nueva Versión Internacional (NVI) No hay un solo justo ¿A qué conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!». 3. Por Justicia de Dios la sentencia al hombre pecador es existir eternamente separado de Dios, esa fue la advertencia de Dios a Adán cuando lo creo. Nuestra condición pecadora nos hace culpables ante Dios. Génesis 2:17 “más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. 4. Pero Dios nos ama desde la eternidad, desde que nos creó. Jeremías 31:3 “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. 1 Juan 4:10 “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. 5. La mayor muestra de amor de Dios a la humanidad fue a través del sacrificio de su hijo Jesucristo. Él lo entrego en sacrificio, para que hubiera derramamiento de sangre, pero no cualquier sangre debía ser sangre santa y sin mancha, como lo anuncia desde Levítico a su pueblo Israel en los sacrificios que pedía para expiación de pecados. De esta manera nuestro pecado fue colocado sobre El y en ningún momento pasado por alto. Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Hebreos 9:22 “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados”.
Juan 1:29 “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. 6. Cada ser humano que escucha esta verdad y cree a la palabra de Dios entonces: tienen vida eterna, se constituye en hijo de Dios, en coheredo, por supuesto es libre de sus pecados ante Dios Padre de esta manera obtenemos paz e iniciamos una vida eterna al regresar por el camino que es Jesucristo. Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, los que creemos en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 30:31 “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro, pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”. Juan 3:18 “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Hechos 13:38 “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados”. 7. Cuando el hombre muerto obtiene la vida que es Cristo, entonces inicia una batalla espiritual contra enemigos invisibles (espíritus) ellos tienen personalidad, hablan a los hombres en su mente, piensan, influencian a las personas, vemos como cuando satanás tentó a Jesucristo le hablo, lo conocía, concia las escrituras, y Jesús le reconocía como satanás o diablo. Él quiere que desobedezcas a Dios para mantenerte separado de Él, que pierdas la fe en quien es El y lo que hizo y hace por ti como Dios, por eso envían dardos que te desaniman, te hacen dudar del poder, amor, justicia, misericordia de Dios y de su bondad. El propósito de Satanás de mantener separado de Dios es que tú te condenes, él quiere ser dios y quiere ser adorado, a través del engaño la gente lo sigue y le obedece. Aunque él ha persuadido a mucha gente que él no existe, Satanás muy definitivamente es un ser real y personal, la fuente de toda incredulidad y de todo tipo de maldad moral y espiritual en el mundo. Él tiene diversos nombres en la Biblia, incluyendo a Satanás (que significa "adversario"—Job 1:6; Romanos 16:20), el diablo (es decir, "calumniador" — Mateo 4:1; 1 Pedro 5:8), Lucifer - Lucero (Isaías 14:12), la serpiente (2 Corintios 11:3; Apocalipsis 12:9) y muchos otros. La existencia de Satanás como un ser personal es probada por el hecho de que el Señor Jesucristo lo reconoció como tal. Jesús se refirió a él con frecuencia por su nombre (Lucas 10:18; Mateo 4:10) y lo calificó como "el príncipe de este mundo" (Juan 14:30; 12:31; 16:11).
Hay tres enemigos para el que cree en Jesucristo: Satanás y sus demonios Efesios 6:10 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. El mundo que está influenciado por satanás: Santiago 4:4-7 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en
nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. La carne (pecado que mora en nosotros): Romanos 7:14-24 “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que, en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? La forma de vencerlos es: diablo, satanás: citándoles la palabra escrita de Dios. Para eso debes saberla y tenerla en tú mente. Mundo: recordando la palabra de Dios que vence cualquier deseo carnal, deseo de los ojos que nos seduce a través de él. La carne: con arrepentimiento, pidiendo perdón a Dios por nuestro pecado y creyendo que el no limpio y que somos libres. la fe que venció al mundo es: 1 Juan 5:7-12 “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.