IDEA PARA DRAMATURGIA Estilo Contemporáneo. Procedimientos Intertextualidad, Rizoma, Monólogo Intertextualidad: Inserción de un texto –en su sentido amplio (no sólo fragmentos textuales, sino también rasgos estilísticos, procedimientos, etc.)- en otro texto a cargo de un sujeto receptor-productor. Rizoma: Según Deleuze y Guatari, rizoma es una red indeterminada e interminable, donde nuevos tejidos son insertados, guardando poca o ninguna relación con la red original; y está caracterizado por principios de conexión, heterogeneidad, multiplicidad, ruptura asignificante, cartografía, calcomanía, etc. Un texto rizomático se caracteriza por la desjerarquización, la conexión, la horizontalidad y multiplicidad. Monólogo: En su sentido más básico, “parlamento dentro de una obra teatral, provenga de una interioridad expresada en voz alta introducido por un personaje que está solo en escena y se dirige a sí mismo; como una reflexión interna expresada en voz alta.” Sin embargo, Sergio Blanco, por ejemplo, afirma que el actor o actriz siempre se dirige al espectador y espectadora, por lo que, por más que el monólogo provenga de una interioridad expresada en voz alta, para él, siempre es un acto de apertura. Características Quiero trabajar una dramaturgia con procedimientos contemporáneos, sobre todo para evitar la estructura aristotélica y para que el texto tenga diversas “texturas”. Me gustaría trabajar mayormente con monólogos, aunque no descarto el uso de diálogos para varias escenas. Me interesa también trabajar con intertextualidad, sobre todo de canciones románticas, aludiendo a la cultura popular y lo que nos inculca. Me gustaría que la obra tuviera predominantemente una estructura rizomática, para que sólo se presentaran los hechos y las acciones, pero la lectura fuera proceso aparte, de la interpretación. Referencias: La casa de la Fuerza de Angélica Lidell. Inocencia de Dea Loher Sinopsis Una mujer escribe un monólogo. Otra mujer aprovecha de leer mientras vela el sueño de su hijo recién dormido. Una tercera mujer acaba de llegar a la celebración de aniversario N°20 de sus padres. Las vidas de estas mujeres se cruzan cuando las tres se comienzan a cuestionar qué lugar tienen el sexo, el consentimiento y el amor en sus propias biografías y relaciones.
AVANCE DRAMATURGIA La mujer que escribe Quiero hacer una obra que hable de la mujer. No. Quiero hacer una obra que hable del amor. Tampoco. Quiero hacer una obra que sea sincera con el acto de erizamiento de mis pelos cada vez que hablo de mí. “No sé cómo mierda ser mujer. No sé dónde mierda está eso. Qué chucha me hace mujer, qué chucha literalmente, porque si ando trayendo la vagina tapadita sin que nadie la note, me saludan con la mano, me dicen jovencito, bla, porque apenas me dejo pelo en la cabeza, pero en el resto del cuerpo andarían todos al viento si es que no anduviera abrigada por tanto frío y porque si no me pongo algo apretado, no hay manera de destacar las casi nulas curvas de mi torso. Por qué mierda no sé cómo mierda ser mujer. Por qué mierda me siento sola, desesperada, ultrajada. No hay espacio donde habitar, no encuentro tierra en la que yo quiera dejar que mi semilla germine”. Así empieza una entrada de mi blog que escribí cuando tenía más o menos 21. Pero no sé si empiece así mi obra.
La familia que celebra El marido: ¡Dónde se ha visto celebración sin brindis! Mi amorcito, ¿por qué no se trae las copas y sirve ya la champaña? La mujer: Nuestra hija pues hombre, espérate un poco… ya hablé con ella, viene en camino. El marido: Pero cuánto más vamos a estar esperando pues… La mujer: ¡Ahí viene! El marido: Ya, traiga las copas mi amor. (La mujer sale de escena y vuelve con una bandeja con copas y una botella. Las sirve. La hija entra, se acerca a la mesa, no alcanza a decir nada y le entregan una copa. La recibe y sólo mira lo que sucede). El marido: Muy bien. Querida familia, queridos amigos. Primero que todo, les quiero agradecer su presencia aquí en mi mesa esta precisa noche que junto a mi esposa
celebramos 20 años de matrimonio. Quiero agradecer a Dios también por haberme brindado la oportunidad de forjar esta familia, esta pequeña familia, pequeña pero bella. Agradecer también a mi esposa, que tanto me ha aguantado estos 20 años porque de otra forma no seguiríamos juntos. Y agradecer a mi bella hija también, que nos trajo el amor y nos devolvió la alegría. La mujer: Lindo mi amor... ¡Te amo! La mujer que lee La que lee deja el libro, quiere cesar de estar pensando. Se queda sentada, quieta. Mira a su hijo. Se mira a ella. Piensa que tiene que hacerse cariño. No sabe cómo hacerse cariño. No se acuerda. O quizá sólo no sabe. Piensa en eso. En si no sabe o no recuerda. Se toca la piel, le da miedo el tacto. Le recuerda otros tactos. Tan poco conoce su piel que su piel le parece otra. Su piel nunca estuvo con su piel, siempre estuvo con otras. O no. Intenta recordar. Se dice: no han pasado tantos años como para no recordar. Se pregunta: ¿Cuándo fui joven?