ANALISIS DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO EN EL PERÚ
Amayo Bazán Eduardo Steven ;Flores Flores Daniel
Área de ingeniería – Sección 06 Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Resumen: Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época convulsionada, llamada de distintos nombres como “Conflicto armado interno” o “Terrorismo en el Perú”, el informe final de la comisión de la verdad y la reconciliación señala este acontecimiento como un episodio vergonzoso, de deshonor y de una autentica postración nacional. En este ensayo trataremos de explicar el desarrollo de esta tan durísima y triste página de nuestra historia. Palabras clave: injusticia – centralismo - inequidad social - estado débil.
Durante las últimas décadas del siglo pasado, nuestro país estuvo sometido a un conflicto armado interno. En esos tiempos, el Perú atravesaba una dura crisis económica que nos llevó a una hiperinflación nunca vista en nuestro país. Perdimos el apoyo económico internacional, se produjo una disminución del ingreso fiscal. A su vez, nuestro país pasó por momentos de crisis política que debilitaron al estado y a los partidos políticos vigentes en ese entonces. Además, se encontraban partidos en contra del estado tal como la organización de Sendero Luminoso, los cuales cometerían una serie de atentados, iniciando así la llamada “guerra popular” la cual tenía métodos y estrategias que usaban la extrema violencia y el terror para influir en las personas. El estado no tuvo la capacidad necesaria para poder controlar el desarrollo de esta subversión armada que poco a poco se expandía en nuestro país. Se sentía una vacío en el poder y un abandono por parte del estado a las regiones que eran afectadas gravemente durante este conflicto. Las gobernantes de aquel entonces dejaron este conflicto en manos de las fuerzas armadas, las cuales en muchos casos usaron la fuerza sin control cometiéndose delitos en contra de los derechos humanos. Esta intervención de las fuerzas armadas incluyó ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, torturas, masacres, violencia sexual y otros delitos que afectaron principalmente a la población rural. Y es así como nuestro país entre los años 1980 y 2000, vive un intenso periodo de violencia de carácter político que deja un doloroso saldo de pérdidas humanas, materiales, así como secuelas políticas y psicológicas. La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) ha estimado un total de 69,280 personas muertas o desaparecidas. Debido a esto, la CVR considera que el primer paso para superar esas secuelas es que el país conozca en toda su magnitud las dimensiones del horror vivido entre 1980 y 2000; y reafirma la posibilidad y necesidad de una reparación, la misma que implica revertir el clima
de indiferencia, poniendo énfasis en lo que denomina reparaciones simbólicas, el rescate de la memoria y la dignificación de las víctimas.