Con signos de haber sido heridos con un cuchillo en sus cuellos, la Policía de Yacuiba, en Tarija, descubrió ayer por la mañana los cuerpos de cuatro niños y su madre. Los mismos se encontraban al interior de una casa ubicada en barrio Atlético Norte de esa ciudad. Allí también se encontró el cadáver del padre de los niños, quien antes de quitarse la vida envió un mensaje de voz vía WhatsApp a su hermana confesando que mató a su esposa y a sus hijos por una infidelidad. El comandante de la Policía en Yacuiba, Miguel Tórrez, informó anoche en conferencia de prensa que se trata de un caso de feminicidio e infanticidio. “A las cinco de la mañana hace una llamada telefónica a su hermana y no le contesta, entonces vía WhatsApp le envía un audio en idioma quechua y le confiesa lo que ya en esos momentos cometió en contra de su familia y en un segundo audio, en castellano, le pide perdón a su hermana y le pide que cobre unos dineros para que viva mejor y le dice que su vida llegó hasta acá”, declaró. La causa sería una supuesta infidelidad de su esposa. En el mensaje adjuntó una fotografía de su familia en un parque. “La pareja estuvo separada durante tres años, después de ese tiempo deciden volver (a retomar la relación) y se vienen a vivir a Yacuiba”, refirió Tórrez. La autoridad policial también explicó que el 15 de febrero de este año se registró un caso de violencia física contra la mujer en la misma casa y el caso fue derivado a la Fiscalía, y no dio más detalles del curso de la denuncia. Antes de conocer esta versión, los vecinos del lugar comentaron a los medios locales que Roberto Guzmán, de 39 años, tomó la decisión debido a que no podía pagar una deuda que tenía con un grupo de colombianos que trabajan con préstamos “gota a gota”. Aseguraron que la noche anterior no escucharon ningún ruido extraño o algo sospechoso que anticipe una tragedia. Además, el reporte preliminar señalaba que el crimen y el posible suicidio del padre se dio en horas de la madrugada. Los cuerpos fueron descubiertos a las 9:30 por un inquilino que tiene un taller de chapa y pintura en una parte del amplio inmueble, donde también vivían las víctimas en alquiler y del que se sabe sus propietarios viven en Santa Cruz.
Los cuerpos de la madre, Simona Ojeda, de 38 años, las niñas de 12, 10 y nueve, y el menor de los hijos, de siete años, presentan heridas de arma cortopunzante en la región del cuello. Todos los cuerpos, encontrados en el humilde cuarto que habitaban, fueron trasladados a la morgue para realizar la autopsia. En el caso de la madre, esta sufrió cortes en el cuello y múltiples fracturas en la cabeza. Los niños también fallecieron por cortes en la garganta realizados por un “arma punzocortante” que no fue precisado. Este caso de feminicidio e infanticidio generó una gran conmoción en Bolivia.