Carta De Despedida A Mi Madre.docx

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CARTA DE DESPEDIDA A MI MADRE Hola madre, parece que has decidido levantarte de ese banco de un brinco, has tirado el bastón y te has ido. Sin más, sin despedidas, sin drama, sin dolor. No tengo remordimientos de haberte querido… Antes de que esa maldita goma de borrar de nombre alemán comenzara a limpiar tu memoria, pude decirte muchas veces que te quería y mucho, y tú te reías. “Qué zalamero eres”, me decías… Luego ya comenzaste a adentrarte en ese laberinto mudo y ciego de la mente, y fue más difícil que me respondieras. Pero yo, por si acaso, te lo seguía diciendo y te plantaba unos enormes besos en la mejilla, de los que te quejabas con gusto mientras me apartabas la cara con tus manos. Te los daba, los besos, mientras paseábamos en Cantolagua, ese camino al lado del río. En esos paseos, hablábamos de cosas de la familia, del pueblo, recordabas bien el pasado remoto, las caras de las viejas vecinas que te saludaban, pero olvidabas lo que habíamos comido ese día. No te gustaba llegar al final del camino, cuando el asfalto se terminaba y continuaba la gravilla, preferías dar la vuelta de regreso a casa. Hoy me cuentan que has dejado ese asfalto, que no has regresado, que te has marchado, sin bastón, sin memoria, sin despedidas. Pero quiero que sepas que la memoria, junto con el bastón, nos la hemos quedado en casa, acariciándola, jugando con ella, pasándola unos a otros. Es cierto que a veces se nos cae una lágrima, otras una sonrisa grande, pero sigue corriendo entre nosotros. Las despedidas… no hacían falta… Tú siempre estarás en este banco, no habrá quizás besos en la mejilla, ni comentarios del pueblo, pero sé que estarás allí… para siempre y que te seguiré diciendo que te quiero, hasta que yo también me levante del banco.

CARTA DE DESPEDIDA A MI MADRE Madre He sido el más loco de tus hijos. Desgraciadamente, hoy, soy tu hijo ausente. Ese que tuvo que partir y al que le diste una bendición y un beso que jamás se borrarán de mí. Hoy, estoy de nuevo aquí. Dios quiso separarnos físicamente, pero mi espíritu está aquí. Lo sé. No te he dejado sola. Como toda madre buena que siempre desea lo mejor para sus hijos, me diste el permiso para partir a tierras lejanas. Hoy, recuerdo una canción y al instante, miro las estrellas. No necesito de muchas palabras para explicar qué se siente. Estoy alegre, porque Dios y los ángeles te han recibido y ya tienes tu parte en ese lugar que llaman cielo. Estoy alegre, porque siempre fuiste una mujer que se entregó a sus hijos y nos enseñaste el buen camino. Siempre nos supiste guiar. Estoy feliz, porque eres mi ángel guardián. Estoy triste, porque sé que ya no volveré a ver tu sonrisa. Esa sonrisa de madre que todo lo alegra. No volveré a escuchar tus dulces palabras y tus consejos sinceros y plenos de ternura. Estoy triste, porque a mi retorno, no habrá el abrazo y el beso de una madre, de mi madre. Pero, Dios sabe cómo haces sus cosas y es, por esa razón, por la cual pienso en muchas cosas hoy. Recurren a mi mente todos los juguetes y paseos. Los besos y las caricias. Los regaños y los consejos. Todo eso hizo que en mí hubieras formado un hombre pleno de alegría, amistades y simpatía. Gracias madre. Son las dos palabras que puedo decir hoy. Gracias madre, porque madre hay una y no volveré a tener otra mujer a mi lado que pueda decirme: hijo, como lo hacías siempre. Madre, hoy te rindo homenaje. Cristo nos pide fortaleza y eso tendré. Cristo nos pide fe y sé cuánto la necesito. Madre, quiero arrepentirme hoy por todos esos detalles malos que tuve para contigo y por lo mal que pude comportarme. Sé que me oyes y eso me da confianza. Estamos aquí todos tus hijos. Nadie se ha ido. Todos formamos una familia y aquí nos tienes. Madre, Dios es amor. Viva el amor. Te amo, madre querida.

CARTA DE DESPEDIDA A MI MADRE Hoy nos hemos reunido para despedir los restos de nuestra Madre. Me cuesta hablar, pero necesito hacerlo: hablar de la Resurrección y de la Nueva Vida, de Esperanza para ti Madre Amada. Para todos nosotros has muerto y nos has dejado... Para Dios y ante nuestra fe has resucitado y has nacido a la Nueva Vida, junto a EL. Es como esa rama cargada de frutos que cae a la tierra debido al peso de los frutos que ha producido, por lo que dicho de otra forma esos frutos son semilla de nuevos árboles y alimento para otros. Madre Amada, sabemos que luchaste en la vida.... Has hecho el bien y esto no te arrebata de la muerte sino que te transforma, es tu mayor Corona. Madre amada estamos seguros que el Padre ya te ha recibido, te ha abrazado y estás ahora gozando de su amistad y de esa felicidad para siempre. Nuestra fe en el Padre nos garantiza y asegura que a todos nosotros nos espera la misma suerte que no es otra que, morir para resucitar. Gracias a todos los presentes por acompañarnos a dejar en su última morada a nuestra Amada Madre, gracias. Tú Hija Julia.

CARTA DE DESPEDIDA A MI MADRE Ahora que partes hacia la eternidad quiero recordar los tiempos de la infancia. Recuerdo aquellos días de lluvia en que, cubriéndote con un paraguas, me llevabas de la mano hasta la iglesia para escuchar la Santa Misa. Las tardes en que, bajo un sol reverberante, me mirabas con ojos alegres mientras en el zaguán de la casa yo hacía cometas para elevar, aprovechando los vientos que soplaban en las tardes de agosto. Las noches en que, casi dormido, me obligabas a rezar el rosario arrodillado al borde de la cama. Las mañanas cuando, sin que te dieras cuenta, entraba a la cocina para robar arepas que les regalaba a los amigos de la cuadra. Las horas que pasabas frente a una máquina de coser arreglando ropas ajenas, sólo para tener con qué comprarme la cartilla “Alegría de leer”. Con nostalgia evoco, madre mía, el solar casero donde levantabas gallinas para, vendiendo los huevos, mejorar un poco los ingresos familiares. El cultivo de coles que, muchas veces, ofreciéndolas de casa en casa, sirvieron para conseguir con qué comprar panela para preparar el desayuno de la mañana siguiente. La rústica mesa que en la casa hacía las veces de comedor, donde usted nos enseñaba oraciones para agradecer a Dios el pan recibido. Yo no olvido la bata de popelina floreada que siempre te colocabas para hacer los oficios de la cocina. Ni esas canciones que entonabas cuando lavabas nuestra ropa. Reuniste todas las virtudes de una madre: el amor verdadero, la entrega sin horarios, la preocupación constante, la generosidad sin límites, la bondad del alma, la nobleza del corazón. Dios nos las dio, Dios nos las quitó. Pero nos queda la satisfacción de saber que nos permitió disfrutarla con alegría hasta sus casi 98 años, plena de salud, lúcida, con todas sus facultades mentales. Nunca su corazón alimentó odios. Quiso a la gente, y brindó mucho amor. Siendo niño, en las noches ateridas sentí su mano dándome calor. En la juventud su palabra fue una lámpara que iluminó mis caminos, en la madurez su consejo fue un faro para guiarme por la vida. Señor, recibe en tu seno, con amor, el alma de mi madre. Y dadnos fortaleza para resistir este duro golpe. Te despido con el corazón compungido, interpretando el sentimiento de unos nietos que disfrutaron tu existencia y unos sobrinos que te quisieron como a otra madre.

CARTA DE DESPEDIDA A MI MADRE Madre han pasado ya muchos días desde que te fuiste y para mí y mi familia está siendo muy difícil el poder superar tu partida, es muy complicado el poder reprimir este sentimiento que tengo hacia ti por tu ida. Cada vez recordarte es muy doloroso para mi ser ya que tú eres el ser más tierno y lindo que tenía y te has ido, pero ten seguro madre que donde estés dios estará feliz por tener a un ángel lindo como tú en su presencia. Madre mía como quisiera ser mago y poder revivirte para así poder decirte que te amo mucho otra vez como siempre lo hacía, quisiera que esto fuera una pesadilla y al abrir nuevamente los ojos poder de nuevo verte, todavía no puedo digerir esta mala pasada que me está jugando la vida sin tu presencia madre, es como si yo estuviera muriendo cada momento por cada hora que tú no estás aquí conmigo. Espero que dios tenga un puesto especial entre tanta estrella madre.

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