Capitulo31 Don Quijote Y Sancho Panza Su Escudero.docx

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Resumen de Don Quijote: primera parte, capítulo 30

"Que trata del gracioso artificio y orden que se tuvo en sacar a nuestro enamorado caballero de la asperísima penitencia en que se había puesto" De la discreción de la hermosa Dorotea Si bien don Quijote no quiere admitir que él tuvo algo que ver con los galeotes, que supuestamente les robaron al cura y al barbero, Sancho no vacila en soltar la lengua y les dice que efectivamente fue su amo quien los puso en libertad y que él le había advertido que era una mala idea.

Don Quijote le responde: "Majadero [...] a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos que encuentran por los caminos van de aquella manera, o están en aquella angustia, por sus culpas, o por sus gracias; sólo le[s] toca ayudarles como menesterosos, poniendo los ojos en sus penas, y no en sus bellaquerías".

Viendo a don Quijote tan enfadado, Dorotea trata de calmarlo y le recuerda que tiene otra aventura pendiente. El caballero le pide más detalles de su desgracia, y Dorotea comienza a relatar su historia. Cardenio y el barbero se acercan para oir qué inventará. Al principio se le olvida su nombre ficticio, pero el cura le ayuda a recordar ese importante detalle.

Dorotea le cuenta que es la princesa Micomicona, hija del rey Tinacrio el Sabidor (un encantador que aparece en varios libros de caballerías). Por saber algo de las artes mágicas, su padre sabía que él y su madre se morirían, ella se quedaría huérfana y un gigante de una isla cercana le quitaría su reino, salvo que la princesa aceptara casarse con él.

Su padre le dijo que la podría ayudar un caballero andante del nombre don Azote o don Gigote. Sancho la interrumpe para decir que seguramente se refiere a don Quijote. Dorotea agrega que escuchó muchas historias de él tan pronto desembarcó en Osuna, a lo que don Quijote le pregunta cómo desembarcó allí si no es puerto ni tiene costa.

El cura le corrige y afirma que quiso decir Málaga, no Osuna. Dorotea agrega que, según la profecía, una vez que don Quijote degolle al gigante, que, si él quiere casarse con ella, que ella estaría dispuesta y tomaría posesión de su reino. Sancho se emociona, toma las riendas de la mula de Dorotea para detenerla y se pone de rodillas delante de ella para besarle las manos. Don Quijote le promete a Dorotea que la seguirá hasta el fin del mundo para cumplir su promesa de vengarse del gigante, pero que no puede casarse con ella. Sancho protesta y le dice que está fuera de juicio y que Dulcinea ni le llega al zapato de la princesa Micomicona. Cuando don Quijote oye estas blasfemias contra Dulcinea, le riñe, saca su lanzón y le da dos palos a Sancho y el escudero se cae al suelo. Sancho le contesta que si no se casa con la princesa, ¿qué mercedes puede darle? Y por error, agrega que no sabe qué tan hermosa es Dulcinea porque nunca la ha visto por lo que don Quijote se enfada aún más, y le pregunta cómo es posible si viene de darle un recado. Sancho le contesta que no la vio muy bien y su amo lo perdona. Dorotea le aconseja a Sancho a besarle las manos don Quijote, pedirle perdón y no volver a hablar mal de Dulcinea. Mientras tanto, el cura y Cardenio hablan de lo extraño que es ver con qué facilidad el hidalgo cree todas estas historias.

Volviendo a la conversación entre el caballero y su escudero, don Quijote le pide a Sancho más detalles de su visita a Dulcinea. Sancho le cuenta que no le pudo entregar la carta porque accidentalmente la dejó atrás en el libro, pero que sabía la carta de memoria. Don Quijote le pregunta si aún se acuerda de la carta y Sancho le responde: "si algo se me acuerda, es aquello del sobajada, digo, de la soberana señora, y lo último: Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura. Y en medio de estas dos cosas le puse más de trecientas almas, y vidas y ojos míos". ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: De los sabrosos razonamientos que pasaron entre don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos"

Primera parte, capítulo 31 Al comienzo del capítulo, don Quijote le pide a Sancho que le cuente más detalles de su visita con Dulcinea. El caballero supone que Sancho la encontró ensartando perlas o bordando con oro hilado, pero su escudero le dice que sólo estaba ahechando trigo. Y cuando le pregunta si hizo algo especial con la carta cuando se la entregó, como besarla, Sancho le responde que simplemente le dijo que la dejase encima de un costal hasta que terminase su trabajo.

Aun así, las respuestas de Sancho no le cambian la imagen que tiene don Quijote de Dulcinea y el caballero le responde: "¡Discreta señora! [...] Eso debió de ser por leerla despacio y recrearse con ella".

Luego don Quijote le pregunta si olía a fragancias aromáticas, a lo que Sancho le responde que sintió un "olorcillo algo hombruno; y debía de ser que ella, con el mucho ejercicio, estaba sudada y algo correosa". Don Quijote no le cree y le dice que a lo mejor estaba oliendo a sí mismo. Después, cuando don Quijote quiere saber qué hizo al leer la carta, Sancho le dice que no la leyó porque no sabe leer ni escribir, pero que se contentó con lo que Sancho le contó del contenido y que tiene muchas ganas de ver a su caballero. Don Quijote también le pregunta si le dio alguna joya al despedirse, ya que es una costumbre muy antigua en el mundo de la caballería, pero sólo le dio pan y queso. Don Quijote supone que ocurrió así porque no tenía ninguna joya a mano. Lo único que le parece extraño al caballero es que Sancho tardó poco más de tres días en ir y venir, y Toboso queda muy lejos. No obstante, una vez más don Quijote ajusta la historia para que no haya ninguna discordancia entre su fantasía y la realidad, y sugiere que un mago le ayudó a caminar más rápido. La conversación gira a la princesa Micomicona y don Quijote le cuenta a Sancho que piensa cumplir su palabra y cortarle la cabeza al gigante para que ella pueda recuperar su reino, pero que justo después irá a ver a Dulcinea. Su escudero piensa que debe estar mal de la cabeza porque quiere dejar pasar la oportunidad de casarse con la princesa y heredar su reino, pero don Quijote le asegura que aún sin casarse con la princesa le darán parte del reino y podrá darle una porción de sus riquezas a Sancho. Aquí el narrador nos dice que Sancho se cansó de mentir tanto ya que sabía que Dulcinea era una labradora, pero jamás la había visto. Este detalle no concuerda con capítulos anteriores en los que dice que Sancho en efecto conocía a Dulcinea. Se detienen todos a beber en una fuente cuando pasa por el camino un muchacho quien resulta ser Andrés, el mozo que encontraron atado a un árbol. Don Quijote aprovecha esta oportunidad para enfatizar lo importantes que son los caballeros andantes para el mundo y para alardear de cómo lo rescató a Andrés de los azotes de su amo y de cómo lo hizo prometer que le pagaría a Andrés su salario debido. Andrés corrobora esta historia, pero dice que tras la partida de don Quijote el episodio no acabó bien: su amo no cumplió su promesa y además lo volvió a atar al árbol para darle más azotes y quedó muy mal herido.

Por eso, en vez de agradecerle a don Quijote, Andrés le echa la culpa: "De todo lo cual tiene vuestra merced la culpa; porque si se fuera su camino adelante y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía". Don Quijote dice que su error fue en irse antes de que su amo le pagase y le dice a Dorotea que deben ir a buscar a ese villano, castigarlo y hacerlo pagar a Andrés, pero ella insiste en que primero tiene que cumplir la promesa que le hizo. Don Quijote le asegura a Andrés que le ayudará después, y le pide que tenga paciencia. A esto Andrés le contesta que sólo quiere algo de comer, y antes de irse le dice a don Quijote: "Por amor de Dios, señor caballero andante, que, si otra vez me encontrare, aunque vea que me hacen pedazos, no me socorra ni ayude, sino déjeme con mi desgracia; que no será tanta, que no sea mayor la que me vendrá de su ayuda de vuestra merced, a quien Dios maldiga, y a todos cuantos caballeros andantes han nacido en el mundo".

RESEÑA BIOGRAFICA. Nombre de nacimiento

Miguel de Cervantes

Nombre en español Miguel de Cervantes y Saavedra Nacimiento 29 de septiembre de 1547 Alcalá de Henares, España Fallecimiento 22 de abril de 1664 (68 años) Madrid, España Causa de la muerte

Diabetes mellitus

Lugar de sepultura

Convento de las Trinitarias Descalzas

Nacionalidad española Lengua materna Religión

castellano

Iglesia católica

Familia Padres Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas Cónyuge

Catalina de Salazar y Palacios

Pareja

Ana de Villafranca y Rojas

Hijos Isabel de Saavedra Educación Educado en Instituto San Isidro Información profesional Ocupación

Novelista, soldado, contable, poeta y dramaturgo.

Movimiento Siglo de Oro Lengua de producción literaria Géneros

castellano

Novela, poesía y teatro.

Obras notables

Don Quijote de la Mancha, La Galatea, Novelas ejemplares.

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