Leudis Manuel Frías Durán 2015-0970
Pensamiento dominicano Análisis de los siguientes cuentos de Juan Bosch
El algarrobo Este cuento narra la historia de un hombre trabajador quien tenía más de una semana trabajando duramente con su machete, cortando algunos árboles del conuco, ya había cortado muchos, pero había uno en especial que le daba trabajo de cortar y el gran algarrobo. Luego de una extensa faena, vuelve a su casa, allí encuentra a su mujer enferma y con la panza hinchada, cansado tiene que ir a pedir ayuda para sanar a su mujer, cuando regresan, se dan cuenta que la mujer no estaba realmente enferma, sino que estaba embarazada y había dado a luz, se veía la cabeza del bebé y era muy parecida a la del hombre trabajador «era su padre». Luego de esto el hombre se percata de que todavía tiene una gran jornada de trabajo por delante y al día siguiente con la alegría de tener un nuevo retoño se va hacía al conuco donde sigue trabajando en la tala del algarrobo y es allí donde el acepta que es árbol es el rey de ese conuco. El algarrobo de la historia es un árbol imponente nada fácil de talar incluso 6 hombres en 1a semana no lo hubieran derribado, sin embargo, el espirito de trabajo incansable del hombre no le permitía desistir, además de que tenía la motivación y alegría del nuevo retoño que había llegado a su vida.
El rio y su enemigo Juan Bosch nos cuenta la historia en uno de sus cuentos magistrales, “El río y su enemigo”, contenido en el volumen «Más cuentos escritos en el exilio» (1962) Dicha historia se inicia señalando el ambiente o marco espacial donde se desarrolla el hecho relatado: Balbino Coronado era un campesino que vivía en conflictos permanentes con el río Yuna, cuyas crecidas y avenidas, “dos veces por año, y una cuando menos…” ponían en riesgo los productos que celosamente cultivaba en sus quince tareas de tierra. Fue así como este agricultor fue desarrollando, en contra del impetuoso río, un sentimiento de animadversión, como si de un ser humano se tratara: «- Yo, en cambio, conozco a otra persona – Balbino Coronado – que siente por el Yuna un odio mortal, un odio que no puede tenerse, sino por un hombre que nos ha hecho mucho daño» Cuando el río se desbordaba, arrancaba “árboles de cuajo, arrastraba viviendas y animales, se lleva pedazos enteros de conucos… las familias que viven en las márgenes suben a los lugares altos, llevándose consigo los cerdos, las gallinas y las
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vacas…» Fue en uno de esos desbordes que una noche el río furioso penetró a la propiedad de Balbino y la arrasó: «Al parecer le había costado mucho trabajo adquirir esa propiedad. Estaba situada a la orilla del río, cerca de aquí. Vino el Yuna crecido por este tiempo, dos años atrás, y le comió la tierra en una noche. Al otro día el conuco de Balbino Coronado era cauce del río y todavía pasa por ahí. El muchacho se volvió loco y para mí que desde entonces no anda bien de la cabeza» Por esa razón, desde que Balbino escuchaba el rumor del río, su reacción, sumamente aterrorizado, no se hacía esperar: «— ¿No oye como viene roncando ese maldito?» Y como si se tratara de un monstruo peligroso, así amenazaba el apasionado labriego al río de sus tormentos: « ¡Y lo mato; si crece lo mato! ¡Le juro por mi madre que lo voy a matar!» Y así, tratando de matar al Yuna, un mal día Balvino Coronado encontró la muerte. Impulsado por la cólera, penetró al río y empezó a la lanzarle machetazos a su superficie. Penetró, pero nunca salió… El río no sólo logró arrasar con sus cultivos, sino también con su vida. «Sucedió lo que cuento en un lugar que está más debajo de Villa Rivas, en las riberas del Yuna. Cuando pasa por allí, el Yuna ha recorrido ya muchos kilómetros y ha fecundado las tierras más diversas…»
LA SANGRE Este cuento fue escrito antes del exilio, en el año, 1975, evidentemente trata sobre el viejo nelico EL viejo Nelico iba a habla otro personaje llamado Tato le parecía que alguien le tenía sujeto; un solo gesto bastaría para desbarrancarle. De modo que, El viejo Nelico apoyó ambas manos en las rodillas, se impulsó y se puso en pie. Cuando estuvo frente a su hijo se irguió; parecía más alto. Puso una mano sobre el hombro izquierdo de Tato; entrecerraba los párpados y movía los labios. Asunta, expresó. No te digo que busque pleito, pero si te fuñen… Aguaita… Poco a poco, sin él darse cuenta, clavaba las uñas en la carne de su hijo. Tato soportaba la mirada sin explicarse cómo. Tato le vio arrastrar los pies y se asombró de que no escupiera, como de costumbre. Su compadre estaría arrimado a la pared, contra la ventana, estrujándose la cara para espantar el sueño. Por la ventana se asomaba un paño azul iluminado. Nelico echó a andar, con cuidado para no tropezar. Se sentía torpe, a pesar de que los pies estaban más livianos. Al salir empujó levemente la puerta, pero dejó una rendija que cortó en dos la sombra espesa del aposento y los ojos de la mujer. Estaba echado ahí mesmo, a la vera del camino real. La cara del muerto parece moverse cuando el aire agita la luz. Tiene abiertos los ojos y todo el rostro ha tomado color de cera puesta al sol.
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Atravesó con paso seguro la habitación, se dirigió hacia la pared del fondo, donde tres o cuatro parecían conversar sin que se les oyera, y tomó asiento. Siente sueño y tiene sabor a ron en la garganta. Quisiera recordar con precisión qué le dijo ayer tarde. Su corazón golpeaba como un caballo bueno golpea con sus pezuñas la tierra. Nelico vio la mancha crecer y notó que fluía sangre, pero muy lentamente. De pronto, aquello fue un golpe que parecía llenar todo el pecho del difunto. Los ojos abiertos, muy abiertos, vivieron ese instante sólo para mirar la puerta. Parecía no querer entrar. La vela se había vuelto dos en los ojos del que llegaba. Era una sensación de blandura, de andar sobre algodón. Nelico se sentía marchar hacia el amanecer. Tenía casi la seguridad de que el muerto venía detrás. Sus ojos eran, acaso, agujeros abiertos sobre una noche cualquiera. Dile a tu mama que te dé el bayo y una onza que tengo en mi baúl. Era como si la voz saliera del camino y no de él. Miraba aquel agujero blanco que se agrandaba en el cielo. Sintió gente arrimarse a la puerta. Comenzó a caminar como si fuera hacia el sol. Le dio trabajo sentarse de nuevo frente a Gengo.
REVOLUCION Cuentos escritos antes del exilio, 1975
El esfuerzo que hizo para calmarse le surgió a la frente. Esto es un asunto serio. Con paso seguro salió al camino. Algunas veces, había hecho su marido lo mismo, sobre todo al principio de su unión. Se sintió preso en una red de araña muy fina y muy resistente. No parece hijo de nosotro’. Después sacudió la cabeza para retirar de ella a su hijo. Cholo no dudó, pero le hubiera gustado más tener la suya entre las manos.
No quiso decir nada hasta el último momento. Cholo sentía la sangre lenta, tenía ganas de beber café y se figuraba subido en un árbol. Comenzaban a dibujarse contornos de hombres tirados en tierra y hasta se veían espaldas anchas, manos fuertes apoyadas en el suelo y cabezas crespas. Deogracia estaba sentado sobre una caja de cartuchos. Fueron cinco minutos tensos, reptando, procurando no hacer ruido. Comenzaban a subir la loma con firmeza imponente. Alargó el brazo izquierdo para retirar algunas ramitas. Toño creyó volverse loco.
Él vio a Cholo dejar el Máuser, mejor dicho, tirarlo lejos de sí. Vio muchos soldados volverse hacia el compañero llamado con tanta vehemencia. Pero quiso aprovechar su primer tiro. Toño puso toda su alma en apuntar bien. Cholo dio media vuelta, sintió sabor a cobre subirle a la garganta y crispó las manos.
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Comentarios generales de los cuentos Juan Emilio Bosch Gaviño fue un escritor, historiador, educador y político dominicano. Sus contribuciones a la literatura a través de sus relatos, novelas, cuentos y ensayos lo convirtieron en un modelo para varias generaciones de escritores, periodistas e historiadores. De modo que, con estos cuentos he podido conocer más sobre la forma de actuar y pensar de los dominicanos en esas épocas donde la globalización estaba en pañales. Por consiguiente, Bosch plantea la realidad del país y el mal trato de los hombres a sus semejantes, esto es usan la supremacía para mantener pisoteada una clase. En sus obras literarias Bosch destaca la miseria en que vive el campesino dominicano. Es importante resaltar el empeño de Bosch por la condición social humana, es una cualidad que se ha desvanecido en el corazón de los seres humanos. Todas estas facetas de Bosch lo han llevado a la cima, al último peldaño de la escalera del humanismo. La crítica social que muestra Bosch en sus cuentos es como un llamado a la conciencia de las autoridades del país, que nunca resuelven los problemas sociales en general, sino que llenan sus bolsillos y los de un equipo que tienen a su lado. n los cuentos de Bosch nos damos cuenta de la realidad del campo dominicano, porque sus cuentos son como una reflexión de su vida y los problemas políticos y sociales de la época. Es eminente reconocer el gran trabajo de Bosch. Todos debemos recordar y valorar el esfuerzo del maestro Bosch, tanto para seguir luchando por el bienestar de la nación como para ser buenos cuentistas en el futuro, como el mismo lo dice en "Apuntes sobre el arte de escribir cuentos. De ahí que cuando leemos sus cuentos, parece que estamos contemplando los problemas sociales y económicos que vive el país y que afectan a los más pobres, hasta el punto que los que han vivido como ellos, y conocen aquellos que se acuestan sin saber que comer en la mañana y tienen que levantarse antes de rayar el alba para ir al conuco a sembrar la yuca y a mojar el orégano para ver si algún día comen.