“¿Es realmente importante la planeación y la evaluación en la práctica docente?” Sí. La planeación hay que entenderla como un plan de vida para poder visualizarla como un plan de trabajo. Cada mañana despertamos con un plan o esquema de lo que haremos durante el día. Esto es en un aspecto personal. Si nos vamos a un aspecto profesional, son las metas que nos hemos trazado para alcanzar nuestro objetivo. Ahora bien, si nos vamos al aspecto espiritual, son los valores que pongo en práctica para poder vivir en paz conmigo mismo y con los demás. Todo esto es importante porque en una planeación se deben verter estos contenidos: qué espero de mis alumnos; reforzarles sus propósitos o encauzarlos en sus metas (es decir, darles las herramientas necesarias para que se puedan defender al exterior) y reforzar los valores. En cambio, la evaluación me permite analizar, retroalimentarme y corregir aquello que no estaba contemplado. No olvidemos que los alumnos son el fiel reflejo de lo que hacemos y somos. Al momento de calificar su desempeño escolar, también me califico como profesional. Si no hubiera la planeación y la evaluación, se caería en una tierra de nadie donde no hay metas definidas y la evaluación sería sólo apreciativa.