momentos de percepci�N. del ejemplo que dimos de la respiraci�n humana, vimos c�mo el tiempo de una respiraci�n del hombre est� �ntimamente conectado con el d�a de una c�lula y con la vida de una mol�cula. de curiosa manera, estos per�odos de diferentes cosmos dependen unos de los otros; o, qui-z�s, ser�a mejor decir que las mismas vidas y d�as de lo cosmos menores son solamente un resultado del aliento de un cosmos mayor. en el caso de las c�lulas sangu�neas y de las mol�culas de gas que contienen, esta descripci�n es muy precisa. de aqu� que vida, d�a y aliento parecen ser definidas divisiones c�s-micas del tiempo individual, las cuales eslabonan inexorablemente el destino y la experiencia de cada ser al de aquellos cosmos situados por encima y por debajo. y de hecho, existe una extra�a y constante re-laci�n entre estas divisiones. en lo que respecta a nuestra propia experiencia, sabemos muy bien que el tiempo de una vida est� dividido en d�as. cada d�a est� separa-do del otro por un per�odo de sue�o, un rompimiento de inconsciencia que tiene el efecto de cerrar para nosotros una unidad de tiempo, brin-d�ndonos cada ma�ana un fresco comenzar. un d�a es, en una escala determinada, algo completo en s� mismo, que contiene un ciclo com-pleto de digesti�n, una alternancia completa de sue�o y vigilia y una secuencia de experiencia que puede mentalmente revis�rsela y pens�r-sela como un todo. hay alrededor de 28,000 d�as en la vida completa de 75 a 80 a�os de un hombre. durante cada uno de los d�as de su vida respira el hombre. y exac-tamente como un ciclo de digesti�n de alimentos ocupa 24 horas, un ci-clo de la respiraci�n o digesti�n de aire requiere alrededor de 3 segun-dos. este es, tambi�n, un definido y completo per�odo de tiempo para un hombre. si �l observa cuidadosamente, descubrir� que cada respira-ci�n lleva un nuevo pensamiento a su mente, o una nueva repetici�n de un pensamiento viejo. aun podemos percibir una pulsaci�n muy sutil en su estado de alerta, casi an�loga a la m�s grande de sue�o y vigilia. durante el curso de un d�a respira alrededor de 28,000 veces. para un hombre y probablemente para todas las criaturas hay, as�. 28,000 respiraciones en un d�a y 28,000 d�as en una vida. si volvemos ahora a nuestro cuadro de tiempos, veremos que esta misma cifra tam-bi�n se presenta ah� varias veces. no solamente es el tiempo de una c�lula sangu�nea 28,000 veces el de sus mol�culas constitutivas, sino que el tiempo del mundo de la naturaleza es 28,000 el del hombre y, nueva-mente, el tiempo de la v�a l�ctea es 28,000 veces 28,000 el de la tierra. de esto se deriva muchas conexiones interesantes. el d�a de una mol�cula debe ser equivalente a la respiraci�n de una c�lula sangu�nea. el d�a de un hombre debe ser equivalente a una respiraci�n de la natu-raleza. la vida de la tierra debe ser equivalente a una respiraci�n de la galaxia. y, de modo semejante, ocurrir� con todas las otras divisiones de tiempo de estos cosmos. a�n donde esta cifra clave de 28,000 no ocurre, comenzamos a ver que el factor tiempo entre los cosmos puede representar la relaci�n en-tre otras divisiones temporales. vimos c�mo un a�o para, la naturaleza es equivalente a un d�a para la tierra. de modo semejante, un a�o para la tierra parece ser muy semejante a una hora para el sol. nuevamen-te, un mes para la tierra es un segundo para el sol, un d�a para el sol es un segundo para la v�a l�ctea y as� sucesivamente. no solamente la respiraci�n, el d�a, la vida, sino tambi�n el 'segundo', el 'minuto', la 'hora', la 'semana', el 'mes' parecen ser verdaderas divisiones c�smicas de tiempo, que encadenan las unidades de experiencia de un plano con aqu�llas de muchos otros. hablamos de un d�a como del per�odo de digesti�n de alimentos y de una respiraci�n como per�odo de digesti�n de aire. aunque es dif�-cil verificarla exactamente, parece haber una divisi�n a�n m�s corta del tiempo humano, conectada con el per�odo de digesti�n de la tercera clase del alimento humano; es decir, las percepciones. es �ste el tiem-po empleado en recibir y digerir una sola imagen o impresi�n fotogr�-fica. si el ojo fuera una timara, ser�a �sta su m�s r�pida velocidad de toma. ocasionalmente, circunstancias excepcionales dan un indicio de la asombrosa brevedad de este per�odo. un hombre percibe una chispa el�ctrica, que un medidor
le indica que no habr�a durado m�s de un mil�simo de segundo. un vistazo, reducido a una fracci�n infinitisimal de tiempo por el paso de autom�viles o trenes a alta velocidad, puede revelarle como inm�viles, objetos que caen o vuelan y que, obviamente, est�n en movimiento muy r�pido. hay, tambi�n, cierta clase de raras experiencias -en medio de alg�n s�bito accidente o emergencia, por ejemplo- cuando sucesos que ocurren a gran velocidad parecen con-gelarse o durar un tiempo muy largo. todas estas observaciones pue-den explicarse solarnente si esta fracci�n m�nima de la percepci�n hu-mana es algo menos que un mil�simo de segundo. y, de hecho, este momento probablemente es 1/28,000 parte de una respiraci�n, as� como una respiraci�n es la 1/28,000 parte de un d�a y un d�a es la 1/28,000 parte de una vida. de este modo tenemos cuatro divisiones c�smicas mayores de tiem-po para todas las criaturas - su monto de percepci�n o per�odo de di-gesti�n de una impresi�n; su espacio respiratorio o per�odo de digesti�n de aire; su d�a o per�odo de digesti�n de alimentos; y su vida o per�odo de digesti�n de toda experiencia. adem�s, estas cuatro divisiones tie-nen una relaci�n constante y c�smica que es, tambi�n, la relaci�n pro-medio de tiempo entre un cosmos y el siguiente - es decir, 28,000. hemos dicho que la m�s corta percepci�n del hombre es algo menos de un millon�simo de segundo. esta en verdad parece ser el l�mite m�s bajo de su facultad de reconocimiento. pero para nuestro prop�sito pre-sente es m�s intersante considerar el tiempo m�s bien prolongado que re-quiere para reconocerse a s� mismo; tiempo en el cual, estando delante de un espejo, puede tomarse a s� mismo sinti�ndose: "aquel soy yo, soy- como aqu�l". m�s adelante comprenderemos la importancia de esto. y, m�s a�n, procuraremos establecer c�mo el sol puede verse a s� mis-mo, y para lo cual necesitaremos tal relaci�n. hay una pulsaci�n el�ctrica del cerebro que puede medirse a trav�s del cr�neo y que evidentemente est� conectada con la digesti�n de las percepciones y a que al cerrarse los ojos su intensidad disminuye muy considerablemente, este pulso se produce a un ritmo de 10 por segun-do y la parte activa de su ciclo probablemente constituye el momento m�nimo del reconocimiento humano. esto puede verificarse experimen-talmente abriendo la parte posterior de una c�mara y mirando a trav�s del lente a diferentes velocidades de toma. a un mil�simo de segundo o a�n menos, se puede conocer que el obturador se ha abierto; a un 30avo y con gran atenci�n, un objeto real puede ser reconocido. el tiempo en el cual un hombre se ye a s� mismo puede, as�, tomar-se tal vez como un 30avo de segundo. y encontramos que el tiempo comparativo para el sistema solar ser� de 80 a�os, o toda la vida del hombre. teniendo presente que todos estos per�odos deben tomarse como �r-denes de tiempo m�s bien que como medidas exactas, tenemos ahora alguna noci�n de la duraci�n posible de la vida, del d�a y la noche, de la respiraci�n y del reconocimiento para el sol. y si es correcta nuestra deducci�n, podemos suponer que todos los organismos vivientes tienen divisiones an�logas de su tiempo. significa esto que entre el nacimien-to y la muerte una c�lula respira tantas veces cuantas respira un hombre durante su vida. y un hombre recibe dentro de su vida tantas percepciones como las recibe el sol. una vez libres de nuestras creencias ha-bituales en un solo tiempo, llegamos a la extra�a conclusi�n de que todas las vidas tienen la misma duraci�n.