20080701 Edicion Espontanea 2 Esco

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Nuestros Pueblos :

Esco

Pág 12.

Edición Espontánea.

1 de Julio de 2008

En la orilla derecha del río Aragón, represado en la linde con Navarra, en pleno Camino de Santiago, poco después de haber rebasado el desvío que penetra hacia el valle del Roncal, se yergue (todavía altivo) en la ladera de un cerro-testigo, el pueblo de Esco. Este es uno más de los pueblos que lo fueron y que se sacrificaron en aras de la construcción de embalses. Sus campos anegados por el embalse de Yesa dejaron de producir cosechas que permitieran seguir subsistiendo a sus habitantes. A pesar de ello, aún verdean en primavera las cebadas entre las casas derrumbadas, “espaldadas” les dicen aquí. Pero no por mucho tiempo, pues el proyecto de recrecimiento de Yesa, también dejará esta última trinchera bajo las aguas. Como todo pueblo que se precie, Esco tenía una preciosa iglesia (románica), con su torre adosada y todo, que había sufrido numerosas modificaciones a lo largo de los siglos.

Esco en 1950.

Hoy, que está tan de moda el “Destruction Beauty”, o sea, buscar la belleza en las cosas destruidas, no se puede dejar pasar Esco sin entrar a visitarlo, sobrecoge, casi da miedo el pasear mientras va oscureciendo por las calles abandonadas, es de una belleza tan mágica que uno acaba esperando encontrarse un duende o una bruja.

Si les gusta la hermosura decadente, si disfrutan con esos pequeños sonidos del silencio, macerados por los años, si adoran la sensación de soledad, deben ir a Escó de visita, pasen una tarde y volverán con una perspectiva en la mente que les durará varios días (hasta que la vorágine de la ciudad, que todo se lo traga, se trague también el olvido de Escó).

Fotografías de 1957 (antes del pantano) y 1963 (con el pantano ya construido), respectivamente.

El verde ha invadido los rincones y luego las calles, parece, como en el libro de Llamazares, que la lluvia amarilla ha vuelto a ganar la partida, pero esta vez es la lluvia verde. La humedad amenazante del pantano se huele y, a plena luz del día las vistas del valle son una verdadera maravilla. Años 50. Félix Guallar, con su familia.

Año 2001. (fotografía de Jose I. Arbea).

1 de Julio de 2008

Pág 13.

Edición Espontánea.

La Romería de Esco. Como todos los unos de mayo hay fiesta, del trabajador y para el trabajador; en el pueblo de Esco se celebra su romería anual, y para mejor conocer dicho evento, disparados nos fuimos desde la redacción de Edición Espontánea, nuestra delegado de Pamplona. Maitetxu (ya que parte de su familia es del pueblo), Les y el que les relata esta experiencia: Manu. Habíamos quedado previamente con una amiga de Esco (Inma), en la gasolinera de Venta de Carrica; ya que el acceso hasta la ermita se traza complicado de no conocerlo, pues se trata de una pista a la que debe uno acceder con precaución. Al llegar a la ermita, la sensación fue un poco extraña, ya que todos los presentes eran, como mínimo, conocidos y ahí aparecimos nosotros como forasteros que nada tienen que ver en toda esa celebración. Sin embargo, el ambiente era tan bueno que, en cuestión de pocos minutos, dos vinos y un plato de migas que hicieron nuestras delicias, ya formábamos parte de ese entorno, conocíamos a todo el mundo… pasamos a ser uno más en la fiesta. Seguimos, después de la rigurosa misa que marca estos eventos, con el almuerzo, el cual disfrutamos ampliamente entre vinos y chistorras. Como buena celebración, llegamos al sorteo de regalos en la que tuvimos buena fortuna y conseguimos hacernos con tres botellas de buen vino cuyo destino ya estaba fijado entre las estanterías del local de la asociación. Más tarde llegó lo que, para personas como yo, del género sentimental; marcó el mejor momento de esa mañana en la ermita de Esco. La típica foto de grupo (en la cual no salgo pues yo mismo la estaba realizando…), que graba ese recuerdo hasta el año siguiente. La típica foto de grupo que, de vez en cuando, ojeas y recuerdas. La típica foto de grupo en la que rememoras los nombre de la gente que allí aparece, la familia a la que pertenece y la casa en la que vivan. La típica foto de grupo que nos trae, lo que los gallegos como yo llamamos morriña. Tras mil fotos más y tras esperar que finalizaran de grabar un reportaje televisivo para Alemania; nos desplazamos todos a una comida de alforja que se celebraría en el mismo pueblo. Para notros fue la oportunidad perfecta de conocer las calles de Esco y de comprobar que un pueblo que desde la carretera se ve poderoso, desde dentro del mismo pueblo, lo es más todavía. Aquí, explorando sus rincones, notas como te corroe la pena de ver echarse a perder el trabajo de muchas generaciones, el esfuerzo de familias enteras en, relativamente, poquísimo tiempo. Los pueblos sin vida se deshacen de una manera impactante, sin embargo, los pueblos no desaparecen mientras su historia siga viva. Por eso este día, esta romería, es tan importante para el mantenimiento de Esco. Unas fotos que nos dicen, en imágenes, como era el pueblo y la vida tan importante que tenía, junto a la de sus dos compañeros de expropiación: Ruesta y Tiermas.

La asociación “Pro Reconstrucción de Esco” lleva tiempo luchando para poder recuperar sus casas, las casas que les fueron expropiadas por la constante amenaza de los pantanos en Aragón. Casa que nunca fueron inundadas pero que la Diputación deja que se caigan, en lugar de devolverlas a sus legítimos propietarios.

Hay que decir que todavía vive gente en Esco. Viven los pastores, que se enfrentan a las obras de la autovía y a las del recrecimiento del pantano de Yesa; que por el bien de todos, esperemos que no siga adelante. En la pagina web www.deesco.org, de obligada visita, podéis encontrar todo lo que os interese sobre el pueblo.

Todos sabemos que, por el hecho de vivir en el Pirineo, existen una serie de ventajas y una serie de inconvenientes. Ventajas como la abundancia de agua; inconvenientes como la necesidad de irme a la ciudad si quiero estudiar. Lo que nunca entenderemos gente como yo, es que ahora, desde la ciudad, quieren también nuestras ventajas, pero dejándonos además las desventajas que ya tenían los propios habitantes del pirineo. Si se usara el sentido común en lugar de los intereses económicos de unos pocos (ah… bonita utopía) hacía tiempo que se habrían devuelto las casas a sus

legítimos propietarios, que lo único que pretenden es recuperar aquel pueblo de su infancia, para que su historia y sus recuerdos permanezcan vivos a lo largo de la historia. Manu

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