4 LA VANGUARDIA
INTE RNACIO NAL
DOMINGO, 1 FEBRERO 2009
ENTR EVI STA
“Hay que usar el poder blando sin excluir el duro” Suzanne Nossel, experta de Human Rights Watch que acuñó el término ‘smart power’ MARC BASSETS Nueva York. Corresponsal
S
¿Cómo evalúa los primeros pasos de Obama en política exterior? El principio ha sido fuerte. La designación de los enviados especiales a Oriente Medio y Afganistán y Pakistán refleja la conciencia de que algunos de los problemas cruzan fronteras, tanto nacionales como dentro de nuestra burocracia. No pueden resolverlos sólo el ejército, las agencias de información o el Departamento de Estado. La decisión de cerrar Guantánamo y poner fin a prácticas de interrogación abusivas será decisiva para restablecer la credi-
mart power. “Poder inteligente”. El 13 de enero, en la audiencia ante el Senado para obtener la confirmación como secretaria de Estado, Hillary Clinton utilizó este término para describir su visión de la política exterior estadounidense y en seguida se convirtió en la expresión de moda. ¿De dónde había sacado esta idea innovadora, que puede definir la política exterior de Barack Obama? No era exactamente el soft power, o poder blando, EL LEGA DO D E B US H acuñado por el politólogo Joseph Nye. Ni el hard power, o poder duro, de “Hacer creíble el apoyo George W. Bush. En seguida se supo de EE.UU. a la democracia que la expresión la acuñó en un artículo del 2004 Suzanne Nossel, ex colabo- y los derechos humanos radora del diplomático Richard Hol- se ha complicado” brooke y actualmente jefa de operaciones de la organización no gubernamental Human Rights Watch. El viernes habló con La Vanguardia en Nueva York. ¿Le sorprendió oír a Hillary Clinton usando su idea? Sí, no sabía que lo haría. Y me gustó. ¿Cuál es la diferencia entre el poder inteligente y el poder blando? El poder blando es la idea de que Estados Unidos ha puesto un énfasis excesivo en el llamado poder duro, en la coerción y el uso de la fuerza, y que lo necesario es un retorno al poder blando, el poder de las ideas, del atractivo cultural, la diplomacia. El poder inteligente es la idea de que no hay que optar por una cosa o la otra, la idea que el poder blando es importante y debe utilizarse, pero sin excluir el poder duro. Encaja con la división política en Estados Unidos: a los conservadores se les acusa de confiar demasiado en el poder duro y a los progresistas de ser reticentes a usar la fuerza. El poder inteligente intenta ARCHIVO superar esta dicotomía falsa y proponer una base común. Suzanne Nossel
bilidad de Estados Unidos. Veo un debate serio sobre la estrategia en las guerras de Iraq y Afganistán, y una apertura de miras sobre la manera de abordar Irán. Muchas señales positivas. ¿Es Afganistán la guerra buena, por contraste con la de Iraq? Es complicado. Cuando el conflicto empezó, la justificación era clara y por eso el mundo la apoyó. Durante estos años ha habido errores. En parte por haber estado simultáneamente en Iraq. Y creo que Obama tiene razón al convertir la guerra de Afganistán en una prioridad, y en intentar que los europeos se impliquen y se centren particularmente en las dimensiones no militares, en la estabilización. ¿Es posible ganar esta guerra? El objetivo, ahora, es intentar evitar que Afganistán se convierta de nuevo en un refugio para Al Qaeda u otros militantes. Es un objetivo limitado que espero que pueda alcanzarse. ¿Los derechos humanos y la democracia ya no son un objetivo en Afganistán? ¿Es sólo evitar que sea un refugio para Al Qaeda? Ambas cosas están vinculadas. Una sociedad que no respeta los derechos humanos básicos será menos estable, más proclive al apoyo al terrorismo. Al mismo tiempo, la idea de que podría crearse una democracia de estilo occidental en Afganistán parece bastante lejana. ¿La retórica de George W. Bush a favor de los derechos humanos y la democracia ha dañado esta causa? ¿Ahora es más difícil para Estados Unidos promover estos objetivos? Sí. En cierto modo se ha asociado la retórica de la democracia y los derechos humanos con una serie de políticas unilaterales y militaristas que despreciaban los derechos y las opiniones de las otras personas. La administración Bush perjudicó el buen nombre de la promoción de la democracia y los derechos humanos. Esto complica la tarea de reinventar de forma creíble, cooperativa y multilateral lo que es el apoyo estadounidense para la democracia y los derechos humanos. ¿Se imagina a esta Administración haciendo, como hizo Bill Clinton, una guerra por los derechos humanos? Depende. Ahora hay factores ideológicos y prácticos. El máximo impedimento son las demandas que soporta el ejército. Ideológicamente, en la Administración existe la creencia de que violaciones de los derechos humanos como las que hemos visto en Darfur no pueden permitirse y debe haber alguna forma de intervención internacional. Habrá más esfuerzos en un contexto de la ONU o multilateral, de modo que la carga no caiga con tanta fuerza en Estados Unidos. Pero no será fácil.c
Holbrooke: “Durará más que Vietnam” >> VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR
mático nombrado por Obama como representante especial para Afganistán y Pakistán, escribió hace unos meses en la revista Foreign Affairs que “a los norteamericanos se les debe decir la verdad”, que Afganistán “será la guerra más larga librada por el país en su historia”, superando los 14 años que duró el conflicto de Vietnam (1961-1975). Es conocido que Obama no tendrá la paciencia de Bush con el presidente afgano, Hamid Karzai. Ha suspendido las videoconferencias con él y se habla incluso de que se le busca reemplazo. La corrupción e incompetencia del actual régimen, bendecido en la conferencia internacional de Bonn (2001), es una de las causas de la deteriorada situación actual. El país está atrapado en
NUEVO ROSTRO
Un afroamericano, líder republicano ]Michael Steele, ex vicego-
bernador de Maryland, fue elegido presidente del Comité Nacional Republicano. Es el primer afroamericano que llega al cargo, relevante pero lejos del peso político de las jefaturas de los partidos en Europa. Steele, católico y moderado, es de los pocos negros con futuro en la cantera republicana. Debe reconstruir el partido tras la gran derrota de noviembre.
el círculo vicioso del narcotráfico y el desgobierno. Los talibanes han llenado el vacío de poder en las zonas rurales, pactando con los clanes tribales o amedrentándolos. Sus líderes, aunque sean analfabetos, saben que Afganistán fue tumba de imperios como el británico y el soviético. Dudan de que EE.UU. y la OTAN tengan la perseverancia para aguantar en un terreno y una cultura tan inhóspitos, por lo que prefieren asegurarse las espaldas con los talibanes. Algunos expertos piensan que una vía para Obama sería desvincular la lucha antitalibán del acoso a Al Qaeda, cuyo núcleo originario parece debilitado y aislado en Pakistán. Se trataría de algo parecido a lo que se hizo en Iraq al pactar con la insurgencia suní. Pero la virulencia y complejidad del avispero afgano-pakistaní no es comparable.c
Xavier Batalla
El gesto
L
a política exterior de Turquía es compleja, como su fútbol. La elite laica turca mira a Europa, aunque da muestras de cansancio, ya que empezó a llamar en 1963. Desde entonces, la elite laica ha presionado a los comunitarios con la advertencia de que si no abrían la puerta, quienes ganarían serían los islamistas. Los islamistas moderados de Recep Tayyip Erdogan ganaron las elecciones del 2002, pero siguen empujando hacia Europa. Ahora bien, los islamistas, que se opusieron a la invasión de Iraq en el 2003, también miran hacia Oriente Medio, que hasta la Primera Guerra Mundial fue parte del imperio otomano. Fenerbahçe y Galatasaray son dos clubs de fútbol que reproducen la división turca. Sus respectivos seguidores no parecen muy distintos sociológicamente: son nacionalistas, de Estambul e interclasistas. Pero sus raíces son profundas y distintas. El Galatasaray nació en el Estambul europeo y sus orígenes están en la elite de educación francesa. El Fenerbahçe surgió en el Estambul asiático y es el club más popular, aunque en los últimos tiempos parece una versión turca del Chelsea: sus propietarios son una familia cuyo conglomerado obtiene pingües beneficios con los contratos suscritos por la OTAN. Atatürk, fundador de la república laica que siguió a los otomanos, sólo miraba a Europa; Erdogan, que reivindica el pasado otomano, no. Abundan quienes atribuyen este cambio a una islamización de la política exterior. Incluso se señala al responsable: Ahmet Davidoglu, académico que en la década de los ochenta llamó la atención por sus escritos sobre las relaciones del mundo islámico con Occidente. Pero Davidoglu, que ahora asesora a Erdogan y es interlocutor de Miguel Ángel Moratinos,
El portazo de Erdogan en Davos subraya el creciente papel turco en todo Oriente Medio dice que el cambio obedece a los intereses nacionales de Turquía en Oriente Medio, donde tiene la llave del Tigris y el Éufrates, cuyas aguas riegan Siria e Iraq. En cualquier caso, el gesto de Erdogan en Davos, donde dejó plantado al presidente israelí, Shimon Peres, ha echado más sal a la herida. La elite laica, con el ejército a la cabeza, teme por las relaciones con Israel (es su primer socio comercial en la región) y ha puesto el grito en el cielo. Los islamistas han aclamado a Erdogan por defender a Hamas. Turquía ha hecho grandes servicios a Israel (mediación con Siria), pero no es esta la primera vez que Erdogan se enfada. Turquía suministra agua a Israel, con quien tiene un acuerdo estratégico (1996), y también habla con Hamas, cosa que no puede hacer la Unión Europea, que considera “terrorista” al movimiento islamista. Pero Erdogan no ha pasado recientemente su información a Israel porque le molestó, dicen fuentes diplomáticas, que su homólogo israelí, Ehud Olmert, visitara Ankara días antes de la ofensiva contra Gaza y no le avisara. Turquía tiene dos políticas exteriores: la de Erdogan y la del ejército. Y Erdogan es simpatizante del Fenerbahçe.