Unidad Iv

  • November 2019
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Unidad IV La Tridimensión Vivimos en un mundo en tres dimensiones, lo que vemos es un espacio continuo en el que estamos incluidos. Todo objeto que sea pequeño, liviano y cercano puede ser levantado y sostenido por nuestras manos. Cada movimiento del objeto muestra una figura diferente, porque ha cambiado la relación entre el objeto y nuestros ojos. Si caminamos hacia una escena todas las figuras cambian porque vemos más de ciertas superficies y menos de otras. Nuestra comprensión de un objeto tridimensional no puede ser completa con un vistazo. La perspectiva desde un ángulo y una distancia fijos pueden ser engañosas. Para comprender un objeto tridimensional, tenemos que verlo desde ángulos y distancias diferentes y luego reunir en nuestras mentes toda la información para comprender plenamente su realidad tridimensional. El diseño Tridimensional Cuando diseñamos objetos tridimensionales procuramos establecer una armonía y un orden visuales, o generar una excitación visual dotada de un propósito. Es más complicado que el diseño bidimensional porque deben considerarse simultáneamente varias perspectivas desde ángulos distintos, y porque muchas de las complejas relaciones espaciales no pueden ser fácilmente visualizadas sobre el papel. Hay que dejar de lado la preocupación por un solo lado y pensar el diseño como una totalidad. Un diseñador tridimensional debe ser capaz de visualizar mentalmente la forma completa y rotarla mentalmente en toda dirección. Se debe explorar prolijamente el papel del espacio, el espacio de la masa y la naturaleza de los diferentes materiales. Las tres direcciones Primarias Para comenzar a pensar en forma tridimensional debemos conocer las tres direcciones primarias. Las tres dimensiones son largo, ancho y profundidad, y para obtener las dimensiones de cualquier objeto debemos tomar sus medidas en dirección vertical, horizontal y transversal. Las tres direcciones primarias son así una dirección vertical que va de arriba abajo, una horizontal que va de izquierda a derecha y una transversal que va hacia adelante y hacia atrás. Las tres perspectivas básicas Cualquier forma tridimensional puede ser insertada dentro de un cubo imaginario para establecer las tres perspectivas: a) una visión plana: la forma tal y como es vista desde arriba. b) Una visión frontal: la forma tal como es vista desde adelante. c) Una visión lateral: la forma tal y como es vista desde el costado. Cada visión es un diagrama liso, y estas visiones en su conjunto (ocasionalmente complementadas por otras visiones auxiliares y/o seccionales) aportan la descripción más exacta de una forma tridimensional. Los elementos del diseño tridimensional En el diseño tridimensional hay cuatro grupos de elementos:

a) Elementos conceptuales: punto, línea, plano, volumen. Son aquellos elementos que no tienen existencia física pero si son percibidos como si estuvieran presentes, como la línea que divide un plano de otro. b) Elementos visuales: figura, tamaño, color, textura. Son los elementos que si pueden ser vistos y constituyen la apariencia final del diseño. c) Elementos de relación: posición, dirección, espacios vacíos y llenos, gravedad. Son los que gobiernan la estructura de conjunto y las correspondencias internas de los elementos visuales. d) Elementos constructivos: Tienen fuertes cualidades estructurales y son particularmente importantes para la comprensión de los sólidos geométricos. Estos elementos son los usados para indicar componentes del diseño tridimensional, son el vértice (cuando diversos planos confluyen en un punto conceptual), filo (cuando dos planos paralelos se unen a lo largo de una línea conceptual) y cara (son las superficies externas que encierran un volumen). Forma y estructura La forma es un término fácilmente confundible con el de figura. Se señaló antes que una forma tridimensional puede tener múltiples figuras bidimensionales cuando se la ve sobre una superficie lisa. Esto supone que la figura es sólo un aspecto de la forma. Cuando una forma es rotada en el espacio, cada paso de la rotación revela una figura ligeramente diferente, porque aparece un nuevo aspecto ante nuestros ojos. La forma es así la apariencia visual total de un diseño y podemos identificarla por el tamaño, el color y la textura. Todos los elementos visuales son nombrados colectivamente como forma. La estructura gobierna la manera en la que una forma es construida, o la manera en la que se unen una cantidad de formas. Es la organización espacial general, el esqueleto que está detrás del entretejido de figura, color y textura. La apariencia externa de una forma puede ser muy compleja, mientras que su estructura es relativamente simple. A veces la estructura interna de una forma puede no ser inmediatamente percibida. Una vez descubierta, la forma puede ser mejor comprendida y estudiada. Estas estructuras pueden ser formales o informales, tal y como lo estudiáramos en las tramas, por lo que también es posible trabajar con la repetición exacta de módulos, o supermódulos, o con sus gradaciones, es decir, con repeticiones en las que alteramos de forma gradual y ordenada los elementos a repetir.

Un breve recorrido por la Escultura del siglo XX Para que analicemos con ejemplos lo que estudiamos de composición, vamos a hacer un recorrido por los cambios de la escultura desde fines del siglo XIX a cerca del final del siglo XX, analizando que se prioriza en cada composición y como se abandona gradualmente el estar sujeto a lo figurativo para adentrarse en lo puramente abstracto, tanto geométrico como orgánico, dándole mayor importancia a la composición y a las relaciones entre las partes que al interés por el parecido entre el objeto y la realidad. Partiendo de la escultura clásica, que conocemos por las plazas y que encuentra su apogeo a fines del siglo XIX (a pesar de que se sigue haciendo aún en nuestros días, especialmente para monumentos conmemorativos), vamos a analizar como diversos artistas intentaron abrir la forma, pensarla por sí misma más allá de un referente, y centrarse en el material y sus capacidades, así como en las relaciones entre las partes como aspecto central.

El primero en revolucionar la idea de escultura fue Auguste Rodin, quien fusionó la forma en el espacio jugando con surcos y claroscuros. Podemos ver que se trata de formas cerradas en la mayoría de los casos, pero de gran movimiento y con mucha importancia de los volúmenes cóncavos y convexos para generar grandes contrastes de luz y sombra:

“Amor fugitivo” 1890

“Andrómeda” 1887

“Balzac” 1897 Por su parte, Aristide Maillol condensó los volúmenes y las formas redondas, comenzando a sintetizar la figura:

“Mediterránea” 1901

A partir de esas transformaciones los artistas comienzan a abstraer la figura, reduciéndola a formas simples, tanto orgánicas como geométricas. Vemos entonces a Henri Laurence:

“El otoño” 1948

“Femme l´eventail” 1919 O Heri Gaudier-Brzeska, con claras influencias de lo africano en la forma de sintetizar las figuras.

“Ave tragando un pájaro” 1914 “Bailarina de piedra roja” 1913

En ambos artistas, el espacio vacío comienza a jugar un papel mucho más importante, considerándose parte vital de la forma y la composición. Artistas como Picasso o André Derain buscaron por su parte reinventar la escultura a partir de la forma elemental de lo material. Un regreso al bloque que dejaba a un lado la importancia del espacio vacío y los huecos para centrarse en los volúmenes elementales por si mismos:

“Figura recogida” 1907 Por este camino, Costantin Brancusi alcanza sus formas puras, pero centradas más en lo orgánico que en el bloque, sintetizando las formas completamente y prestando especial atención a los pesos compositivos y a las terminaciones pulidas de los materiales:

El otro camino, se centró más en los espacios vacíos como parte de la obra más que en el bloque por si mismo, entre ellos encontramos a Alexander Archipenko que, partiendo de bases cubistas, busca la interacción entre el espacio y el volumen:

“Mujer caminando” 1912

“Los boxeadores” 1914

Esta interacción que comienza desde lo estático pronto incluye las tensiones y las fuerzas, lo expresivo y lo energético, como en Rudolf Belling o Alexander Rotchenko:

“Tríada” 1919

“Danzaa” 1917

Este interés por el dinamismo y el movimiento en escultura se desarrollo claramente en los artistas del futurismo como Humberto Boccioni o Giacomo Balla

“El puño de Boccioni” 1915-17

Partiendo de ideas similares, la escultura rusa, que luego conformará parte de lo que se denomina constructivismo ruso, comenzó poco a poco a liberarse de la referencia a la realidad para simplemente centrarse en las construcciones, relaciones entre las partes, espacios, volúmenes y materiales. Artistas como Vladimir Tatlin:

“Maqueta para el monumento a la tercera internacional” 1919

O Naum Gabo, centrándose en puntos alrededor de los cuales giran alas curvadas formadas por hilos o alambres. Formas en las que la materia se vuelve liviana y cobra gran importancia el vacío como forma, así como los planos y las líneas que se generan.

“Torsión, variación” construida en 1974

“Construcción lineal nº 2” construida en 1970

“Construcción lineal nº 4” 1959 Otro artista también importante dentro del constructivismo ruso es Antoine Pevsner, quien partió de una simplificación de la figura para alcanzar composiciones puramente geométricas que parten de la rotación de líneas desde un eje:

“Construcción” 1937

“S/t” 1933

En los años posteriores la escultura se relacionó estrechamente con el objeto real, no ya a través de su representación sino con su simple presentación. De esta forma objetos como teléfonos, palas, inodoros, latas, chatarra… todo podía ser parte de una obra. La escultura se liberaba de la necesidad de ser íntegramente realizada por el artista, bastaba simplemente con su concepción en la mente del artista o con la simple decisión de otorgar a cualquier objeto la posibilidad de ser considerado arte. Sin embargo, la escultura no cesó de transformarse, y liberada de su representación de la realidad completamente, habiendo alivianado los materiales aceptando no sólo lo clásicamente reconocido como escultura sino todos los materiales del mundo, buscó

entonces liberar a la forma de su carácter estático incluyendo el movimiento real. Representantes de estas búsquedas fueron el arte cinético, con artistas como George Rickley:

“Ocho líneas” 1963

O toda la obra de Alexander Calder:

“Araña” 1960 “sistemas” 1955

El desarrollo de nuevos materiales como el acero y el hierro permitió también trabajar con una escultura con escalas mucho más grandes, pensadas para el espacio público y no para los espacios cerrados de un museo.

Mark Di Suvero

Mark Di Suvero

John Simms Sin embargo, no todos los desarrollos se relacionaron con lo geométrico, también hubo quienes desarrollaron su obra aplicando los mismos conceptos a las formas orgánicas. Un ejemplo claro de esto es la obra de Henry Moore:

“Figura reclinada” 1960

“Dos formas” 1964

“Dos formas grandes” 1965

Otras obras más actuales que también son interesantes como novedosas aproximaciones a la escultura:

“Reticulárea” 1973-1976 Gego “Tronco nº2” 1975 Gego

“Hexelerater” 2004 Rita Mc Bride

“Hammer Project” Instalación 2004 Pae White

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