Una Morada Para Mi Vida

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Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social Departamento de Pastoral

Una morada para mi vida #2

Estas meditaciones tienen como fin ayudarnos a ponernos en la presencia de Dios, revisar nuestra vida y adentrarnos en la oración. Buscaremos lo que Dios nos quiere proponer, reconocer nuestra propia vocación. Los objetivos son: - percibir a Dios, - contar con Él, - verle como la única realidad ante la cual todo tiene que eclipsarse, - darle cada vez más espacio en mi corazón para que me pueda determinar completamente, - vivir en y a partir de Él. Esencial en este programa de entrenamiento es la escucha de la voz de Dios en nuestros corazones y en los acontecimientos que vivimos.  Para recorrer este sendero contamos con la Biblia. Los textos que vamos a manejar tienen como objetivo llevarnos a la oración y darle vuelta a algunos asuntos ante Dios para que Él pueda transformar nuestro interior y para que su realidad brille a través de nuestra vida.  Meditaremos sobre el texto, dejaremos que las palabras calen en el corazón y haremos oración personal.  Anotaremos los pensamientos o experiencias que el texto nos haya suscitado en un cuaderno donde quedará consignado el obrar de Dios en nuestro interior. Así siempre podremos recordar estas experiencias y el deseo que Dios tiene de llevarnos a una oración cada vez más profunda. Como primer texto vamos a leer la parábola de la dracma perdida. «¿Qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, diciendo: Alégrense conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido» (Lc 15,8-10). La mujer está en una situación parecida a la nuestra. Perdió una dracma y con la dracma se perdió a sí misma. El diez es un símbolo de totalidad. Al perder su totalidad la mujer perdió su verdadero centro. También nosotros, con las preocupaciones y los problemas, frecuentemente perdemos de vista nuestro corazón. Como diría san Gregorio de Nisa, hemos perdido, por el descuido en nuestra vida, nuestro verdadero interior. En estas meditaciones, Jesús nos exhorta a buscar la imagen de Dios en nosotros. Lo primero que tenemos que hacer es encender una lámpara para mirar dentro de nuestra alma, mantenerla encendida en nuestra consciencia para que penetre en nuestro interior.

Tenemos también que barrer toda la casa porque se ha amontonado tanto polvo y suciedad que no se consigue ver la imagen original de Dios. Quizá hayamos extraviado la dracma entre la cantidad de muebles que tenemos en la casa, entre tantas actividades que consideramos importantísimas. Ejercitarse espiritualmente significa vaciar la casa de tanto coroto viejo para que Dios pueda entrar y habitar en todas las habitaciones y Él mismo pueda encontrar la dracma en nosotros, esa dracma que permanece escondida en alguna parte de nuestro interior. Te invito para que dibujes tu propia vivienda interior, siguiendo las preguntas.

Una Morada para mi vida Buscar a Jesús en lo cotidiano Anselm Grün

Imagínate que tu vida es una gran casa de dos pisos y sótano, la vas dibujando, adentrándote en ella: - ¿Cuáles son las bases y cimientos? - ¿Qué hay en el sótano? - ¿Hay cuartos tan cerrados que incluso nosotros mismos no podemos entrar? - ¿Hay habitaciones en las que tenemos miedo a entrar porque tal vez allí hay explosivos o porque en ellos se encuentran materiales escondidos que corroen los cimientos de la casa? - ¿Cómo es el primer piso? - ¿En qué habitación estamos la mayor parte del tiempo? - ¿Dónde nos sentimos mejor? - ¿Qué partes de la casa son más frías e impersonales? - ¿Dónde recibimos a los huéspedes? - ¿Somos de verdad los dueños de nuestra casa o hay inquilinos que crean problemas u ocupantes ilegales que nos van arrinconando cada vez más en nuestra misma casa? Estos inquilinos y ocupantes indeseables pueden ser los miedos que se han ido metiendo en todas las habitaciones, las preocupaciones, la rabia, la amargura, los celos... - ¿Cómo es la planta superior? - ¿En qué cuartos preferimos estar? - ¿Vive Dios en todas las habitaciones de nuestra casa o le hemos desalojado de algunas porque nos resultaba incomodo que viera lo que había allí?

 Le presentaremos entonces nuestra casa y se la explicaremos. Después le preguntaremos lo que piensa sobre ella.  Trataremos de imaginarnos que Dios está en ella ahora mismo, en este preciso momento y aprovecharemos para decirle todo lo que se nos ocurra, procurando no olvidar preguntarnos continuamente sobre   



la verdadera realidad de nuestras vidas, sobre cómo están las cosas realmente, qué es lo que siempre hemos mantenido en secreto y debemos decirle a Dios, adónde debemos dejarle entrar para que atraviese con su luz las corazas de nuestro corazón.

 Aunque al principio te parezca raro, intenta

orar en voz alta, conversar con Dios. Incluso cuando a los diez minutos lo único que quieras sea dejar de hablar, continúa. Si no conseguimos contactar con Dios, debemos decírselo, igual que si nos encontramos molestos. No es tan fácil hacer esta oración en voz alta, aunque es posible que quizá experimentemos mientras la hacemos, que nos lleva a la verdad. Y sólo la verdad nos hace libres. Oración Dios bueno y misericordioso, llena Tú mi casa con tu luz y tu amor. Enséñame dónde perdí la dracma, bajo qué preocupaciones y ocupaciones diarias sepulté la imagen tuya que hay en mí, bajo qué miedos y tristezas, bajo qué gran cantidad de reflexiones que me hago sobre las miles de cosas que llenan mi vida diaria. Saca de mí todo lo que desfigura tu imagen. Vive Tú en mí para que yo pueda habitar todas las habitaciones de mi casa, para que yo pueda vivir junto a Ti en mi casa y en Ti y contigo me encuentre a mí mismo, tal como Tú me creaste y me formaste. Amén.

 Cuando hayamos dibujado nuestra casa, po-

demos escribir los sentimientos, pensamientos, problemas y preocupaciones que habitan en cada habitación.  Después nos preguntaremos: ¿dónde podrá

estar la dracma, dónde la podremos buscar o dónde tendremos que dejar entrar a Dios para que Él nos la muestre?  Cuando hayamos meditado ante Dios sobre

nuestra casa y hayamos orado pasando por todos sus rincones, intentaremos hablar en voz alta durante media hora con Dios.

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