El principe encantado
Este es un cuento de verdad, verdad...
El príncipe encantado
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E
sta es una historia real como pocas en los cuentos de hadas. Resulta que una hermosa noche de navidad el príncipe Liusti caminaba por sus dominios acompañado de su más fiel vasallo Rein, y estaban hablando de las maravillas de este reino, sin embargo Liusti estaba inquieto porque en su reino no había una sola
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princesa que llenase sus expectativas, sin embargo esa noche habría de cambiar todo para Liusti.
Cerca de allí merodeaba una hermosa dama a quien Rein conocía y cuyo nombre era Luss. Ella aparentemente era una damisela de otro reino y casualmente
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pasó por allí, en sus manos llevaba un postre que le habían regalado, este postre es conocido en muchos lugares como natilla y suele prepararse para las noches de navidad.
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lla por alguna razón desconocida no quería probar el postre, sin embargo, cuando Rein la llamó y se la
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presentó a Liusti, la conversación no fluyo mucho entre los dos porque ella les ofreció ese postre a los dos caballeros. Liusti con cierta desconfianza y más que todo porque la manera como estaba preparado el postre no le gustaba, accedió a probar el postre: no estaba mal, pero no era de su completo agrado, así que para pasarlo sin sentir ningún problema y por no despreciarle a
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tan bella dama ese gesto que tuvo con ellos prosiguió degustando aquel manjar. Luss decidió también comer con ellos, así que Liusti ordenó a su vasallo traer alguna bebida para mitigar la sed que los acosaba en ese momento, pero algo extraño comenzó a sucederle a Liusti. De pronto vio que entre más hablaba con aquella damisela más le interesaba y más hermosa le parecía, a
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pesar de que al principio le pareció que Luss era una persona apática. La soledad del momento sirvió para que Liusti se sintiera a gusto con Luss, de todos modos, Rein, comprendió un poco lo extraño que sucedía, así que demoró un poco consiguiendo la bebida.
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a magia de la palabra reinaba en el instante de Liusti y Luss, cuando llegó Rein, francamente era un poco inoportuna su presencia, pero hubo algo que entristeció a Liusti su nueva amiga le contó que probablemente se iría de aquel reino a buscar fortuna en otros lares. Así culminó esa noche mágica entre risas, palabras y deseos, Liusti se despidió de Luss
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con la esperanza de poder volver a hablar con ella algún día, pero desde entonces no volvió a hablar con aquella hermosa doncella porque no la volvió a encontrar. Era como si aquel postre estuviera hechizado con un encanto misterioso que evitaba que Liusti se acercara a Luss, porque desde aquel instante en que Liusti lo probó sintió un enorme deseo de acercarse más y más a Luss pero alguna fuerza desconocida lo impedía.
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y
así pasaron días, meses y años hasta que Liusti volvió a ver a Luss en su reino caminando de la mano con un joven gallardo, pero a él no le importó que su hermosa doncella caminara de la
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mano con aquel joven; por el contrario, la vio mucho más hermosa que la noche en que la conoció. Dejo pasar el tiempo y así la veía una y otra vez pero cada vez el anhelo de volverle a hablar se volvía más fuerte, pero el encanto de aquel postre le impedía acercarse a ella, inclusive varios días fue a visitarla a su castillo pero jamás la encontró. La gente comenta que al príncipe Liusti solamente le hace falta decir una palabra mágica para que se rompa el encanto de ese hechizo que envuelve tanto sus sentimientos como los de la princesa Luss.
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Me faltaba comentar que Luss no era solamente una simple doncella, ella era como este cuento: una princesa de verdad, verdad. Y se preguntarán: ¿Qué pasó con el príncipe Liusti, entonces?. La respuesta: sigue encantado con la belleza de esa mujer. FIN
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Luis Eduardo Burbano Agredo Miércoles, 01 de junio de 2005