Las hojas de otoño caen, Y de nuevo me encuentro en esa ventana., Detrás de esa ventana. Qué caprichosa la vida. … ¡Respóndeme! ¿A qué esas preguntas vanas? ¿A qué esos ruegos a media voz? ¿Hay amor acaso? ¿Hay ahora atisbo de fracaso? ¿De dónde emerge la tristeza de la que hablas horas? Se abre el telón; ¡Y alza la voz ahora! … Un suspiro, Y el silencio más hondo me aprisiona, Y sin embargo hay tanto ruido. Atenta, escucha la canción atenta, ¿No es esa la melodía de la vida que pasa, se aleja y me deja? Lágrimas, aunque no de tristeza De ansiedad, de asfixia De barrotes que me vistes y minoran. Gritos, gritos ensordecedores Desgarro de ropas Tonos inaudibles Agotable desvanecimiento. Es entonces cuando me asomo Y empaño el cristal con el vaho de mi aliento, Miro las estrellas apagarse Y las cortinas cierro. Cojo mi escenario y me muevo.
Al rato escucho la llamada del teléfono, Su voz luchando contra el ruido del olvido, Y me tira del pensamiento, Y me obliga a leer el cuento,
Ese que llego a su fin hace tiempo. Me saca un te quiero, Te hecho de menos, hasta mañana Y cuelgo. Y cojo mi escenario y me muevo. Me uno al baile de cada día Con bailarines de mascaras escarlatas y extrañas, Danzo, danzo, hasta que ensangrentados los pies se empapan. Luego la realidad paso descalza. Y llego a casa Cama desecha No congratulations, palabrería vana Se abre el telón. Cierro las cortinas. Su voz luchando contra el olvido. Cojo mi escenario y me retiro.
17 años