Txindoki 2009-07-05 Gazt

  • Uploaded by: Itxartu Taldea
  • 0
  • 0
  • June 2020
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Txindoki 2009-07-05 Gazt as PDF for free.

More details

  • Words: 1,937
  • Pages: 7
TXINDOKI (1.346 m.) Y VISITA A MUSEOS DEL GOIERRI (GIPUZKOA) 2009-07-05

El domingo 5 de julio, tras varios días en que llovió copiosamente, subimos al autobús 38 personas animadas a disfrutar de un buen día en el Goierri guipuzcoano. La mayoría queríamos subir al Txindoki y mirábamos al cielo para descubrir algún claro que nos vaticinase un día apacible, conscientes de que el terreno por el que queríamos subir estaba ya suficientemente mojado. Otro grupo más pequeño iba de visita cultural y, aunque el tiempo también les afectaba, estaban más tranquilos y pensando sólo en que no lloviese aquella mañana. A las 9:15 llegamos a Ormaiztegi, primera parada, en donde las once personas que iban a ver un par de museos descendieron para tomar algo y esperar la vuelta del autobús que continuó hacia Larraitz con los 27 montañeros que se animaron a hacer la excursión prevista.

Eran las 10:15 pasadas cuando llegamos a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios de Larraitz y después de unos rápidos preparativos iniciamos la ascensión. El cielo no había despejado pero no llovía. Llegamos al final del - 1/7 -

aparcamiento (401 m.) y atravesamos el primer portillo, la barrera de Zumua. El camino de grava y amplio auguraba una ascensión no dificultosa ya que el piso estaba en buenas condiciones. Temíamos, en todo caso, a la piedra mojada que hay por el camino y, sobre todo, a la que existe en el último tramo de la ascensión. La pista gira a la derecha para atacar la subida por la cara norte del monte. A la izquierda existe la llamada piedra de Neskarri. La leyenda cuenta que allí había una fuente y un manantial, y que cuando una chica fue a recoger agua, la piedra la sepultó y la fuente y el manantial desaparecieron. A nosotros no nos pasó nada.

Después de algo más de diez minutos de paseo una indicación nos señala la dirección del Txindoki hacia la izquierda, saliendo de la pista por un trozo con escalones realizados con troncos que facilita el ascenso. Es un camino de acceso más rápido que la propia pista, a la que cruza en varias ocasiones. Todavía el terreno estaba en buenas condiciones para andar. Había transcurrido media hora cuando dejamos los cruces con la pista, el camino hace un giro hacia la derecha en la llamada roca de Amizti (610 m.) y se convierte en una senda más estrecha. Al de poco se pasa por la barrera de Kastesui. El terreno empezaba a aparecer muy mojado y con mucho barro, al principio seguimos avanzando bien, pero poco a poco las dificultades fueron en aumento y empezamos a disminuir mucho la velocidad del paso. El grupo se empezó a dividir por lo menos en tres, la cabeza en la que iban 10 de nosotros, un grupo intermedio en el que participaba la mayoría de la expedición y otros tres o cuatro en la cola.

- 2/7 -

Nos cruzamos con algunos montañeros que descendían de la cima. Las noticias que nos daban no eran halagüeñas, la niebla cubría todo el recorrido, las vistas desde el pico eran nulas, el camino estaba en muy malas condiciones. Desperdigados, seguimos avanzando cada vez más lentamente y llegamos a la fuente de Oria (860 m.). Se producían las primeras decisiones de bajar ante las dificultades del terreno y el peligro de caídas. Seguimos la mayoría, el grupo de cabeza ya había girado otra vez a la derecha para bordear, en zigzag, hacia la majada de Zigarate edo Ziate Behekoa. Cuando llegaron a dicha majada nos pusimos en contacto para ver si nos esperaban y se les comunicó que siguieran adelante, ya que el paso de los de atrás empezaba a ser muy lento. Y antes de llegar a una valla el grupo intermedio y la cola decidieron desistir e iniciaron un descenso dificultoso y lento, con miedo a caer de bruces en cualquier momento.

Les comunicamos a los de delante la situación, había dos personas que habían quedado en tierra de nadie, a los que la avanzadilla esperaría para ir en grupo. Estos diez valientes siguieron la ascensión. Pasada la puerta canadiense en Ziate Behekoa, giraron hacia la izquierda dejando una fuente junto al camino, antes de llegar a Ziate Goikoa (1.008 m). El camino estaba muy complicado. A la izquierda, protegida en el fondo de una dolina, se encuentra la majada de Elutsetane (1.086 m). Luego pasaron ligeramente por debajo del collado de Zaldiarrate (1.148 m) y, tras una cota rocosa (1.173 m), llegaron al collado Egurra (1.154 m). Un poco más abajo encontraron la majada del mismo nombre. Mientras tanto los de atrás estaban llegando al aparcamiento de Larraitz, se limpiaron las botas en un abrevadero en donde alguien había dejado un cepillo de gran tamaño muy apropiado para estos menesteres y siguieron el camino hacia el bar. Los primeros que llegaron a dicho bar se encontraron con gente de un grupo de Agurain preocupados porque uno de los expedicionarios se había perdido y porque tenían a una persona que se había caído y se había fracturado algún hueso. A través de los walki-talkis nos comunicamos para dar parte de la situación y al de poco los que descendían más lento se toparon con el expedicionario que nos explicó que se había perdido pero que otras personas le habían indicado el camino correcto. Una situación arreglada.

- 3/7 -

Del grupo que ascendió hasta el collado la mitad, cinco, se quedaron allí ante las dificultades que presentaba el último tramo de subida, y la otra mitad, más atrevidos, subió hasta la cima, no sin que dos de ellos tuvieran sendas caídas de mayor espectacularidad que daños producidos. Luego nos contaron que prácticamente fueron los únicos que llegaron a esas alturas, por lo que parece que los montañeros, ellos y ellas, la mayoría jóvenes, que se habían cruzado cuando el grupo primero descendía, tampoco se atrevieron a seguir más adelante ante la situación lastimosa del terreno y de la meteorología. Hubo dos de los que no siguieron adelante que en el descenso tomaron una pista que sale hacia la izquierda y que se dirige hacia el Autsa Gaztelu. No llegaron hasta su cima, ya que conscientes del tiempo que disponían, anduvieron lo justo para poder regresar hasta Larraitz para las 13:30, que era la hora de cita con el autobús. Volvieron muy contentos del recorrido realizado, de poca dificultad pero de una belleza destacable por el arbolado del camino.

Los que habían llegado al bar se lo pasaron en grande. Tomaron su hamaiketako y siguieron completándolo con otros productos del propio bar, todo ello acompañado de un buen txakolí guipuzcoano. La comunicación con los que estaban por la cima fue frecuente, por lo que se controló bien el descenso de aquellos, que por las dificultades acumuladas llegaron al autobús un poco más tarde de lo previsto, pero no demasiado, y sobre todo, que era lo importante, en muy buenas condiciones a pesar de la dureza del recorrido realizado.

- 4/7 -

No nos podemos olvidar de los otros once expedicionarios que se habían bajado del autobús a las 9:15 en Ormaiztegi y habían iniciado la mañana tomando un nuevo desayuno allí, mientras esperaban al autobús que descendió desde Larraitz para recogerlos y llevarles a un Museo caserío, el caserío Ugartubeiti, en el municipio de Ezkio a cinco kilómetros de Ormaiztegi, remozado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, y que ofrece una visita muy interesante en la que se recorre la historia de los caseríos y de sus habitantes en épocas pasadas. Su arquitectura y majestuosidad impresiona y las historias oídas hicieron que la visita fuera muy apreciada. Todos y todas volvieron encantados de esta visita.

Posteriormente, siguiendo el programa establecido, fueron al Museo de Zumalakarregi en el propio Ormaiztegi. El museo, que fue su casa y está dedicado al general carlista de la primera guerra del mismo nombre, nacido en

- 5/7 -

Ormaiztegi, herido en Bilbao y fallecido y enterrado en Zegama, muestra la historia del país en el siglo XIX. El museo es muy interesante, pero la visita tuvo que ser rápida por cuestión de tiempo (y del tiempo que les había robado la visita al caserío).

Terminada esta visita, el autobús les llevó a Lazkao, les dejó allí, el vehículo volvió a Larraitz a recoger a los y las montañeras, a los que también dejó en Lazkao, donde todos nos juntamos para ir a comer al Restaurante Ulaiar, en el Batzoki del pueblo. Un restaurante con una cocina digna de probar por su calidad. Salimos encantados de una comida que se compuso de hojaldre de salmón y puerros, ensalada y pimientos rellenos de merluza como primer plato, entrecot o bacalao con piperrada a elegir como segundo, postres variados y café. El tiempo había avanzado en la larga comida y después de un pequeño paseo por el pueblo hacia el autobús que estaba aparcado en las afueras, emprendimos viaje hacia Algorta después de un buen día, que las dificultades de la ascensión al Txindoki en nada enturbiaron. Eso sí, nos quedaron esas ganas de volver pronto, con mejor día, y poder ascender con buen tiempo al monte más conocido de Gipuzkoa, por su renombre y por las extraordinarias vistas que se tienen desde su cima. Seguro que pronto organizará Itxartu Mendigoizale Taldea una nueva salida al Txindoki, Larrunarri o Ñañarri.

- 6/7 -

LA OPINIÓN DE JOSE ANTONIO La excursión programada para subir el Txindoki es una de esas salidas que dejan huella por todo lo que significa y representa el Txindoki para cualquier montañero del País Vasco. En mi caso iba con expectación, pues era la primera vez que intentaba subir el Txindoki y había oído ciertas historias sobre la subida, especialmente sobre el último tramo próximo a la cumbre. La marcha empezó con algo de niebla desde Larraitz, la espectacular figura del Txindoki nos esperaba detrás de la niebla. La subida se fue complicando con la aparición de barro en el sendero, a medida que íbamos subiendo el asunto se iba complicando más. Ese barro más las piedras húmedas del camino y el suave sirimiri que nos acompañaba dificultaba el ritmo de subida y lo que era peor el camino se hacía peligroso. Justo cuando estábamos cerca del collado un grupo más o menos numeroso dimos media vuelta y para abajo. Este no era el mejor día para subir el Txindoki, eso sí bajábamos con el firme propósito de que volveríamos otro día. Durante la bajada aprovechamos para ver la estupenda vista de la zona de Larraitz (la niebla empezaba a levantarse) y utilizar un set de limpieza de botas que había cerca del aparcamiento. En Larraitz tuvimos que esperar a que llegase el autobús y que bajasen los más atrevidos y osados del grupo que habían decidido llegar a la cima, por cierto según confesaron los que subieron hasta la cumbre que en la bajada todos habían sufrido algún resbalón que había finalizado con caída. Por nuestra parte estuvimos cerca de la hora y media “aburriéndonos” consumiendo el hamarretako, no sé cuantas botellas de txakolí y todo ello complementado con raciones de zancarrón y de rabas. La comida estuvo como en la práctica mayoría de las excursiones de Itxartu muy buena relación calida precio, yo diría excelente, reconocimiento para el organizador de la excursión. Después de la comida y los tragos consiguientes nos dirigimos al autobús. El Txindoki nos despidió desafiante con su espectacular perfil retándonos para otra ocasión, cuestión que no debemos olvidar para futuros programas de actividades de Itxartu Mendigoizale Taldea. Hasta la próxima.

- 7/7 -

Related Documents

Webquest (gazt)
November 2019 12
Inauteriak Gazt
December 2019 10

More Documents from ""