TRASTORNO DE HIPERACTIVIDAD Y DEFICIT DE ATENCION. Conceptualización. El trastorno de hiperactividad y déficit de atención es un trastorno en el cual una persona tiene grados inapropiados de desatención, impulsividad e hiperactividad. Es un trastorno de causa poco clara, probablemente con la intervención de factores genéticos y ambientales, en el que existe una alteración a nivel del sistema nervioso central, manifestándose mediante un aumento de la actividad, impulsividad y falta de atención, y asociándose con frecuencia otras alteraciones. Se trata de un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas. Tiene una muy alta respuesta al tratamiento, aunque se acompaña de altas tasas de comorbilidad psiquiátrica. Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV): "Habitualmente, los síntomas empeoran en las situaciones que exigen una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que carecen de atractivo o novedad intrínsecos, por ejemplo: escuchar al maestro en clase, hacer los deberes, escuchar o leer textos largos, o trabajar en tareas monótonas o repetitivas. El TDAH es una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y de problemas sociales en la edad infantil. El TDAH afecta negativamente al rendimiento de estos niños en el colegio, así como a otros aspectos de su vida familiar y social.
BASES BIOLOGICAS Y FACTORES GENETICOS DEL TDAH. Las causas principales del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o trastorno hipercinético no se conocen del todo. Se considera un trastorno heterogéneo, del que parece improbable encontrar una causa única, considerándose más bien la vía final de una serie de fallos biológicos que interactúan entre sí y con otras variables ambientales, tanto de orden biológico como psicosocial. Las ideas iniciales que lo definían como "daño cerebral mínimo" han evolucionado gracias a estudios de neurobiología y fisiopatología, neuroimagen y genética. Del mismo modo, aunque los factores psicosociales no se consideran actualmente como la causa principal del TDAH, el estudio de las disfunciones familiares existentes en niños con esta patología ha revelado su importante papel en el desarrollo de los síntomas, en la aparición de otros problemas
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frecuentemente tratamientos.
asociados
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TDAH,
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En cualquier caso, debe descartarse como origen del mismo a los padres del niño o sus métodos educativos. Las explicaciones centradas en la inexistencia del TDAH y su justificación mediante la culpabilización de los padres deben ser descartadas, señalando además que en demasiadas ocasiones han llevado a diagnósticos tardíos, con lo que ello conlleva respecto a una peor respuesta al tratamiento. No hablamos de un problema social ni de mala educación, ni de características particulares de ciertos niños que "se le van a pasar con la edad", sino de un trastorno concreto, con características clínicas y necesidad de tratamiento. •
Factores genéticos.
Aunque muchos han sido los factores ambientales (tanto biológicos como psicosociales) relacionados con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), hasta la fecha ninguno (ni ninguna combinación de ellos) se ha demostrado como causa necesaria y/o suficiente para la manifestación del trastorno. Una situación psicosocial adversa incrementa el riesgo de problemas psiquiátricos emocionales y de conducta en niños. Dentro de estos factores de riesgo genérico, destaca una asociación positiva entre el TDAH y el índice de factores de adversidad de Rutter (problemas de pareja importantes, clase social baja, familia amplia, criminalidad paterna, trastorno mental materno y acogimiento no familiar del niño). Estos factores tienden a aparecer como predictores universales de adaptabilidad y salud psíquica, y en ciertos aspectos (delincuencia paterna, conflictos familiares, clase social baja) podrían ser más bien una expresión de la presencia del trastorno en los padres que su causa. Los estudios familiares realizados con muestras clínicas han encontrado entre los padres de niños con TDAH un riesgo entre 2 y 8 veces superior al de la población normal de padecer ellos mismos el trastorno. Recíprocamente, el riesgo calculado para un niño de sufrir el trastorno si uno de los padres lo padece es del 57%. En los estudios de adopción, los hermanos no biológicos de niños con TDAH tienen menos riesgo de presentar el trastorno que los hermanos biológicos. Los estudios de gemelos señalan una concordancia del trastorno del 50% al 80% en gemelos idénticos frente a un 29-33% en gemelos no idénticos. Así, parece que gran parte de la varianza del rasgo hiperactividadimpulsividad (70-90%) se debe a factores genéticos, pudiendo
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incrementarse dicha contribución cuanto más extrema sea la manifestación clínica de dicho rasgo. Los estudios de genética molecular han relacionado el trastorno fundamentalmente con tres genes: uno de ellos en el cromosoma 5 y dos en el cromosoma 11. •
Otros Estudios: neuroimagen y neurotransmisores
Para el diagnóstico de TDAH no es necesario realizar pruebas de imagen salvo en casos concretos. No obstante, dichas pruebas realizadas en trabajos de investigación, están ayudando a conocer qué pasa en el cerebro de los niños con TDAH. Así, en estudios con resonancias magnéticas y tomografías computarizadas se ha visto una ligera disminución del tamaño cerebral, más marcado en la zona pre-frontal y de los ganglios basales, sin observarse malformaciones graves. En otro tipo de estudios llamados "estudios de imagen funcional" se analiza el flujo sanguíneo en determinadas zonas y el consumo de oxígeno, datos que explican la actividad cerebral. Con estos estudios se ha visto una actuación menor de lo esperado en zonas concretas del cerebro, que estaría en relación con la falta de atención y el exceso de movimiento. En estas zonas podría existir un funcionamiento anómalo de unos neurotransmisores (catecolamina, dopamina y noradrenalina) importantes en la transmisión correcta del impulso eléctrico cerebral. Todos estos estudios van aumentando poco a poco, nos van ayudando a entender el trastorno y cómo actúan los medicamentos estimulantes. No obstante, son resultados provisionales, con muestras pequeñas y muy alejadas del día a día, por lo que harán falta más estudios para aumentar los datos y las conclusiones.
CAUSAS, INCIDENCIAS Y FACTORES DE RIESGO El trastorno de hiperactividad y déficit de atención afecta el desempeño escolar y las relaciones interpersonales. Los padres de los niños que tienen este trastorno a menudo están exhaustos y frustrados. Los estudios con neuroimágenes sugieren que los cerebros de los niños con trastorno de hiperactividad y déficit de atención son diferentes de los cerebros de otros niños. Estos niños manejan neurotransmisores (incluyendo dopamina, serotonina y adrenalina) en forma diferente a como lo hacen sus compañeros. Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención.
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El trastorno de hiperactividad y déficit de atención a menudo es genético y cualquiera que sea su causa específica, parece iniciarse muy temprano en la vida a medida que el cerebro se está desarrollando. Otros problemas, tales como depresión, privación del sueño, dificultades de aprendizaje, trastornos de tics y problemas de comportamiento, se pueden confundir con o aparecer junto con el trastorno de hiperactividad y déficit de atención. Cada niño sospechoso de padecer este trastorno merece una evaluación cuidadosa para clasificar exactamente lo que está contribuyendo a sus comportamientos preocupantes. El trastorno por déficit de atención (ADD) es el trastorno de la conducta de la niñez más comúnmente diagnosticado que afecta a un estimado de 3 a 5% de los niños en edad escolar y cuyo diagnóstico es mucho más frecuente en niños que en niñas. La mayoría de los niños con trastorno de hiperactividad y déficit de atención tienen al menos otro problema de desarrollo o de comportamiento. Se piensa también que el trastorno de hiperactividad y déficit de atención tiene una base física en la mayoría de los casos, pero la causa exacta es probablemente diferente en diferentes personas. En personas específicas, el trastorno puede estar relacionado con: 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Lesiones cerebrales o infecciones. Herencia genética. Desarrollo más lento que lo normal en partes del cerebro. Toxinas encontradas durante el embarazo. Alergias o hipersensibilidad a ciertos alimentos o colorantes. Aprender de comportamientos impulsivos o hiperactivos.
DATOS ESTADISTICOS El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad o como indican sus siglas TDAH es un síndrome conductual con bases neurobiológicas y un fuerte componente genético. Es una enfermedad muy prevalente que, según estimaciones, afecta entre un 5 y un 10% de la población infanto-juvenil, siendo unas 3 veces más frecuente en varones. No se han demostrado diferencias entre diferentes áreas geográficas, grupos culturales o niveles socioeconómicos. Representa entre el 20 y el 40% de las consultas en los servicios de psiquiatría infanto-juvenil.
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Esta disfunción neurobiológica fue reconocida primero en la edad infantil. Sin embargo, en la medida en que fue mejor comprendida, se reconoció su carácter crónico, ya que persiste y se manifiesta más allá de la adolescencia. Los estudios de seguimiento a largo plazo han demostrado que entre el 60 y el 75% de los niños con TDAH continúa presentando los síntomas hasta la vida adulta. Afecta a 3-5% de niños, es decir, uno por aula escolar, predominando en varones con una proporción de 4 niños frente a 1 niña.
Proporciones Comparativas
20%
Niño
Niña 80%
SINTOMAS. El Manual Estadístico y Diagnóstico (DSM-IV) divide los síntomas del trastorno de hiperactividad y déficit de atención en aquellos síntomas de falta de atención y los de hiperactividad e impulsividad. Para que a los niños se les diagnostique este trastorno deben tener al menos 6 síntomas de atención o 6 síntomas de actividad e impulsividad, en un grado más allá de lo que se esperaría para los Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención.
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niños de su edad. Los síntomas deben estar presentes durante al menos 6 meses, ser observados en dos o más escenarios, no ser causados por otro problema y ser tan graves que causen dificultades significativas. Algunos síntomas deben estar presentes antes de los 7 años. Los niños mayores presentan el trastorno de hiperactividad y déficit de atención en remisión parcial cuando aún tienen los síntomas, pero ya no se ajustan a la definición completa del trastorno. Algunos niños con ADHD tienen principalmente el tipo de trastorno de falta de atención, algunos el tipo hiperactivo-impulsivo y algunos otros el tipo combinado. Aquellos niños con el tipo de trastorno de falta de atención son menos perturbadores y es más fácil que no se les diagnostique el ADHD. -
Síntomas de falta de atención:
1. No logra prestar atención cuidadosa a los detalles o comete errores por falta de cuidado en el trabajo en la escuela. 2. Tiene dificultad para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas. 3. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente. 4. No sigue instrucciones y no logra terminar el trabajo escolar, los deberes u obligaciones en el lugar de trabajo. 5. Tiene problemas para organizar sus tareas y actividades. 6. Evita o le disgusta comprometerse en tareas que requieran esfuerzo mental (como las tareas escolares). 7. Con frecuencia pierde juguetes, tareas escolares, lápices, libros o herramientas necesarias para las tareas o actividades. 8. Se distrae fácilmente. 9. Se muestra a menudo olvidadizo en las actividades diarias -
Síntomas de hiperactividad:
1. Juega con sus manos o pies o se retuerce en su asiento. 2. Abandona su asiento cuando lo que se espera es que se quede sentado. 3. Corre y trepa excesivamente en situaciones inapropiadas. 4. Tiene dificultad para jugar en forma silenciosa. 5. A menudo habla excesivamente, está " en movimiento" o actúa como si fuera "impulsado por un motor". -
Síntomas de impulsividad:
1. Emite respuestas antes de que termine de escuchar la pregunta. 2. Muestra dificultades para esperar su turno. Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención.
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3. Se entromete o interrumpe a los demás (por ejemplo, irrumpe en conversaciones o juegos) EVALUACIONES PARA DETECTAR EL TDAH La entrevista a los padres es el núcleo del proceso de evaluación. Frecuentemente es difícil confirmar el diagnóstico de TDAH sólo con la entrevista del niño o del adolescente, ya que algunos niños y muchos adolescentes son capaces de mantener la atención y el control conductual mientras están en la consulta. Además, tienen una gran dificultad subjetiva para percibir las dificultades propias, y no son capaces de referirlas adecuadamente. La entrevista clínica de los padres y de los niños sirve también para descartar otras causas médicas, psiquiátricas o ambientales de los síntomas. Son especialmente importantes las preguntas acerca de la historia familiar de TDAH, otros trastornos psiquiátricos, y adversidades psicosociales (p. ej. pobreza, psicopatología parental o ausencia de ésta, conflictos familiares), a causa de su relación con el pronóstico. Evaluación escolar Es esencial obtener información de conductas y aprendizaje escolares, así como de los cursos superados y notas. Profesores, trabajadores sociales escolares y orientadores pueden proporcionar información sobre las intervenciones que se hayan intentado y sus resultados. Las pruebas psicoeducativas se indican para evaluar las capacidades intelectuales y para investigar las discapacidades del aprendizaje que puedan enmascararse como TDAH o coexistir con éste. Las pruebas de capacidad ayudarán además en la planificación educativa. Escalas de medición Los profesionales disponen de escalas destinadas específicamente al diagnóstico del TDAH. Hay escalas para padres, profesores y mixtas. Evaluación médica Debe incluir una historia médica completa y un examen físico básico. La historia debe incluir el uso por el paciente de fármacos prescritos y el abuso de drogas. Deben descartarse déficits visuales y auditivos. Las pruebas de función tiroidea están indicadas sólo en presencia de hallazgos sugestivos de hipo o hipertiroidismo en la historia médica o en el examen físico, bocio, historia familiar de enfermedades tiroideas, o enlentecimiento del crecimiento. Evaluaciones complementarias
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Las evaluaciones del discurso y del lenguaje pueden ser sugeridas por hallazgos clínicos. En circunstancias especiales, la evaluación ocupacional o recreativa puede proporcionar información suplementaria respecto a torpeza motora o a habilidades adaptativas. Tests El TADH es un diagnóstico clínico. No hay pruebas específicas para el TDAH. Los tests neuropsicológicos son útiles para evaluar déficits específicos sugeridos por la historia, el examen físico o las pruebas psicológicas básicas, pero no son lo suficientemente útiles para hacer el diagnóstico de rutina. Una buena realización de los tests individuales administrados no imposibilita un diagnóstico de TDAH. El electroencefalograma (EEG) sólo estaría indicado en presencia de signos focales o sugerencias clínicas de epilepsia o trastornos degenerativos. Aunque algunos niños con TDAH tienen fallos de coordinación motora, la medida de los signos neurológicos menores o finos no es útil para el diagnóstico. No hay datos suficientes que apoyen la utilidad del EEG computerizado (neurometría o mapeo cerebral), los potenciales evocados o la neuroimagen, aunque en las investigaciones son prometedores.
MANIFESTACIONES. El Trastorno de Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH) generalmente se diagnostica en los primeros años de la enseñanza primaria. Algunos síntomas, no obstante, están ya presentes antes de los 7 años de edad, y con frecuencia persiste en la adolescencia y en la vida adulta. Se diagnostica más frecuentemente en varones (en una proporción aproximada de 4 chicos por cada chica). Los síntomas suelen atenuarse a lo largo de la adolescencia y la vida adulta, sobre todo la hiperactividad, y aunque en muchos casos aún persisten durante este periodo, el paciente puede ir compensándolo. Los niños con TDAH son muy "movidos" e impulsivos, y tienen problemas para prestar atención y para concentrarse. Aún a pesar de intentarlo, son incapaces de escuchar correctamente, de organizar sus tareas, de seguir instrucciones complejas, de trabajar o jugar en equipo. El actuar sin pensar (la conducta impulsiva) provoca problemas con padres, amigos y profesores. Suelen ser niños inquietos, siempre en movimiento, incapaces de permanecer sentados mucho tiempo o con una constante inquietud
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(que se ve en tamborileo de dedos, movimiento constante de los pies o las piernas, etc.). Son manifestaciones de una conducta hiperactiva: • • • • • • • • •
Estar en constante movimiento, Incapacidad para permanecer sentado mucho tiempo, Correr o trepar por sitios o en momentos inapropiados, Hablar en exceso, Jugar muy ruidosamente, Estar en actividad constante, Contestar antes de que termine la pregunta, Ser incapaz de esperar el turno en las colas o en actividades, Interrumpir sin justificación a los demás.
Casi todos los niños con TDAH tienen problemas por sus conductas hiperactivas e impulsivas antes de los 6 años. Sus padres suelen describirlos como inquietos o difíciles desde que eran bebés, e incluso hay madres que los describen como hiperactivos durante el embarazo.
El niño con TDAH es en muchas ocasiones incapaz de controlar su propia conducta. A veces parecen estar en otro mundo y no responden cuando se les pide que paren o se reclama su atención, mientras que el niño que se porta mal intencionadamente suele estar pendiente de las reacciones y respuestas de los adultos. Los padres perciben en el niño con frecuencia que es un problema de "no poder" más que de "no querer", por lo que se sienten frustrados en su capacidad para criarlos y educarlos. Muchos de ellos han ensayado decenas de métodos diferentes para intentar controlar los problemas conductuales de sus hijos, normalmente con escaso éxito. Son manifestaciones de los problemas de atención: • • • • • • • • •
Dificultad para seguir instrucciones, Parecen no escuchar a padres o profesores, Incapacidad para centrarse en las actividades, Suelen perder cosas importantes para casa o el colegio, No prestan atención a los detalles, Sus conductas parecen desorganizadas, No son capaces de planear por anticipado con eficacia, Son olvidadizos y despistados, Parecen distraídos con frecuencia.
El niño con TDAH con frecuencia pierde el interés por las actividades que está realizando en pocos minutos, por lo que cambia constantemente de una actividad a otra. Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención.
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Si un niño presenta este tipo de problemas sólo en un entorno por ejemplo, sólo en casa, o sólo en el colegio, es improbable que el problema sea el TDAH. Aunque los síntomas del TDAH se agravan en situaciones de mayor desorganización, como: lugares ruidosos, con mucha gente, etc., están presentes en mayor o menor medida en casi todas las situaciones y entornos de la vida del niño: en la casa, en el colegio, con los abuelos, haciendo la tarea escolar, viendo la televisión, aunque las situaciones que les divierten como ver dibujos animados o jugar con videojuegos les permiten centrar su atención con mayor eficacia, la inquietud (agitar manos, piernas, pies, etc.) generalmente persiste. Esta variabilidad en las respuestas al entorno a veces genera una interpretación desde fuera de voluntariedad por parte del niño, por lo que se les atribuyen calificativos como "caprichoso", "malcriado". Algunos niños sólo presentan problemas en el área atencional, y están ausentes los de la hiperactividad y la impulsividad. Es el llamado TDAH, en el que domina la falta de atención. La clasificación europea del trastorno, expresada en la CIE-10 (Clasificación de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud), lo denomina Trastorno Hipercinético. Comprende tres grupos de síntomas fundamentales (inatención, hiperactividad, e impulsividad, estos dos últimos unidos en un solo grupo en el DSMIV), y su diagnóstico exige la presencia significativa de síntomas tanto de inatención como de hiperactividad y de impulsividad.
DIAGNOSTICO. Este trastorno se inscribe en el grupo de los denominados trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia y, en particular, en la clase de trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador. En términos generales, y en consistencia con el modelo conceptual del manual DSM-IV, el término "trastorno" apunta a definir un patrón comportamental de significación clínica asociado con un malestar, un impedimento o un riesgo significativamente aumentado de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad. Los rasgos principales del TDAH son, por una parte, la dificultad para sostener la concentración (déficit de atención), sobre todo en circunstancias que ofrecen baja estimulación y, por otra, la falta de inhibición o control cognitivo sobre los impulsos, frecuentemente asociadas con inquietud motora (hiperactividad-impulsividad). Estos Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención.
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dos conjuntos combinados.
de
signos
pueden
aparecer
por
separado
o
La clasificación norteamericana de enfermedades psiquiátricas DSMIV comprende dos grupos de síntomas fundamentales, la inatención y la hiperactividad/impulsividad, definiendo tres subtipos de TDAH: • •
•
Tipo combinado: es el más frecuente. Presenta síntomas en ambos grupos de síntomas. Tipo predominantemente inatento: destacan los síntomas en el área atencional, y los de la hiperactividad/impulsividad no son significativos. Tipo predominantemente hiperactivo-impulsivo: destacan los síntomas de hiperactividad e impulsividad, y los del área atencional no son significativos.
Los criterios normalizados del DSM-IV fijan estándares clínicos para establecer el diagnóstico del TDAH y de cada subtipo, de acuerdo a la presencia o no de una serie de síntomas y a su grado de intensidad. El subtipo más común es el que combina los trastornos de la atención con hiperactividad e impulsividad (60%). Los subtipos puros son menos frecuentes déficits de atención con un 30%; hiperactividad e impulsividad, 10%. Por el momento, no hay pruebas de laboratorio que hayan sido establecidas como diagnósticas en la evaluación clínica del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. El TDAH es un trastorno aún poco reconocido, por lo que menos de la mitad de los pacientes afectados ha recibido un diagnóstico adecuado, y aún dentro de éstos, pocos reciben el adecuado tratamiento. Ello determina un impacto negativo muy importante tanto para el bienestar del paciente como el de su familia. Un niño con TDAH que no recibe un diagnóstico y/o un tratamiento correctos tiene altas probabilidades de sufrir, a lo largo de su desarrollo, un notable deterioro de su rendimiento escolar, de sus relaciones familiares y de su entorno social. Y lo que es aun más grave, que dicho deterioro y sus consecuencias se extiendan durante su vida adulta en forma de problemas laborales, dificultades de pareja, consumo de drogas, conductas antisociales y otros trastornos psiquiátricos asociados.
Diagnóstico diferencial
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El TDAH no es un trastorno del aprendizaje, aunque en muchos casos pasa simultáneamente con desórdenes de ese tipo. Son en concreto los síntomas de atención los que están más relacionados con los trastornos del aprendizaje. Un bajo rendimiento escolar no es condición necesaria ni suficiente para establecer el diagnóstico; no obstante, la importancia de estos trastornos radica en que suelen motivar la consulta y habilitar un diagnóstico temprano en aquellos casos en que se cumplen los criterios. Con respecto a los síntomas de hiperactividad motora, pueden o no estar presentes, pero en caso de estarlo, son fácilmente detectados por el entorno del niño y favorecen la exploración clínica del problema.
TRATAMIENTO El tratamiento del trastorno de hiperactividad y déficit de atención a menudo consiste de estimulantes u otros medicamentos, de un calendario diario uniforme y predecible, de apoyo, de orientación o terapia, de la determinación de límites, de disciplina y reglas uniformes, de la educación especial, de entrenamiento en las aptitudes para congeniar con otros, de la modificación de comportamientos, de terapia ocupacional, de grupos de apoyo y de la educación. Los objetivos del tratamiento del TDAH son los siguientes: • • •
Mejorar o anular los síntomas-guía del TDAH Reducir o eliminar los síntomas asociados Mejorar las consecuencias del TDAH: aprendizaje, lenguaje, escritura, relación social, actitud en el entorno familiar, etc.
Las tres bases imprescindibles del tratamiento son: • • •
1. Información exhaustiva a padres y profesores. 3. Tratamiento farmacológico. 2. Tratamiento psicopedagógico.
El tratamiento farmacológico es imprescindible en 7 de cada 10 niños con TDAH, y tiene que individualizarse en cada niño, identificando la dosis mínima eficaz y bien tolerada por el mismo. Aunque hay otras alternativas farmacológicas, el tratamiento habitual es mediante
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psicoestimulantes, que mejoran la liberación de noradrenalina y dopamina.
QUE NO ES TDAH. El TDAH se confunde, a veces, con los siguientes problemas conductuales: • • • • • •
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Niños inquietos, pero con atención normal, situación que es frecuente en los menores de 5 años de edad. Retraso mental. Trastornos específicos del aprendizaje. Fragilidad del cromosoma X. Fetopatía alcohólica por ingestión de alcohol durante el embarazo. Fenilcetonuria. (enfermedad hereditaria que puede producir entre otras afecciones: retardo de habilidades mentales y sociales). Intoxicación por plomo. Efectos adversos de fármacos como broncodilatadores, neurolépticos, antiepilépticos, etc. Trastornos psicológicos o psiquiátricos.
CURSO DEL TRASTORNO. El curso del trastorno de hiperactividad y déficit de atención es diferente en diferentes personas. Los síntomas se presentan generalmente antes de la edad de 7 años. En la mayoría de los casos, el trastorno persiste a través de la niñez, y en por lo menos una tercera parte de los niños con este problema, los síntomas continúan Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención.
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hasta la edad adulta. En la edad adulta, muchas personas pierden los síntomas de la hiperactividad pero siguen sufriendo de problemas con el déficit de atención.
AUTOMANEJO Para posibilitar una recuperación completa, la persona con TDAH debe: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
Asistir a la terapia o sesiones de orientación. Usar tiempos de descanso autoimpuestos (time-out). Identificar qué situaciones aumentan la ansiedad. Hablar de los sentimientos en lugar de actuarlos. Descubrir y utilizar maneras de calmarse uno mismo(a). Fijar metas. Con frecuencia recordarse uno mismo(a) de las metas de uno. Reducir la estimulación y las distracciones en el hogar, en la escuela y en el trabajo. 9. Dividir las tareas complejas en partes más pequeñas. 10.Participar en las tareas y actividades físicas que proporcionan una salida para la energía. 11.Aprender cómo conversar con otras personas. 12.Desarrollar un calendario diario, uniforme y predecible. 13.Encontrar maneras sanas de obtener placer. 14.Aprender maneras para congeniar con otras personas. 15.Comer una dieta bien balanceada.
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EL TDAH EN LA VIDA DIARIA. Los niños con TDAH empiezan a andar precozmente, pero más que andar lo que hacen es correr "como si tuvieran un motor dentro", refieren algunos padres. En sus inicios escolares tienen problemas con la lectura, escritura y las matemáticas, habilidades que requieren un esfuerzo de concentración más prolongado. Algunas de las actuaciones que se asocian con el TDAH derivan de la inatención, impulsividad e hiperactividad: no lograr mantener la atención a detalles o cometer errores por descuido en el trabajo, realizar movimientos nerviosos con manos o pies, o retorcerse en el asiento, tener dificultad para mantener la atención en tareas o actividades de diversión, levantarse en situaciones en las que se espera que permanezca sentado, no escuchar cuando le hablan directamente o sentirse intranquilo e inquieto, no seguir instrucciones y no terminar el trabajo exitosamente, la dificultad para involucrarse en actividades calmadas en sus ratos de ocio o para organizar tareas y actividades, la sensación de estar “en marcha” o “empujado por un motor”, el deseo de evitar los trabajos que requieren un esfuerzo mental sostenido, hablar excesivamente, perder cosas necesarias para tareas y actividades, contestar abruptamente antes de que terminen de preguntarte algo, distraerse con facilidad, la impaciencia para esperar su turno, el olvido de sus deberes diarios o la interrupción en lo que otros están haciendo son rasgos característicos. Al llegar a la edad adulta, el individuo ha podido acomodar su TDAH a la vida real y algunos autores lo definen como. Si bien las características del TDAH han sido plenamente referenciadas respecto Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención.
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a menores de edad, se suele señalar que no existen estudios suficientes respecto a adultos. No obstante algunas de estas características en adultos serían: •
Disminución del rendimiento académico y profesional.
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Dificultades en el desarrollo social y emocional: Amigos poco estables, relaciones poco duraderas.
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Comportamientos conflictivos.
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Adicción a sustancias tóxicas: Según publicó el psiquiatra Néstor Szerman, un 20% de los adultos que sufren adicciones a la cocaína, cannabis y otras sustancias, padecen TDAH y este índice llega a un 50% en el caso de personas con dependencia alcohólica añadiendo que dicha drogadicción se suprimiría actuando más sobre el TDAH que sobre la propia drogadicción.
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Síntomas depresivos: debidos a las carencias emocionales, laborales y educativas antes citadas y a la sensación de fracaso escolar o profesional.
CONCLUSION.
El TDAH es una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y de problemas sociales en la edad infantil, por lo que el papel que juegan los padres en la desarrollo infantil de los niños con este trastorno, es vital, y en muchas ocasiones, si no hay un correcto clima emocional familiar, las consecuencias en los hijos pueden ser graves y determinar la aparición de diversos grados de patología mental, independientemente de este. He aquí donde hacemos hincapié en que la evolución constantes de nuestras sociedades a influido considerablemente en que los valores familiares se deterioren y con ellos sus principales componentes; como la comunicación, atención y apoyo. Es imprescindible prestar suma atención en la conducta y acciones que muestran los niños, para que asi se pueda detectar a tiempo,
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que de no realizarse un diagnostico temprano, sus consecuencias serian no solo graves y permanentes. Por esto es cuanto, planteamos que el apoyo familiar es clave y la forma de tratar los problemas que acaecen, deben ser tratados con ojo critico. Expresamos igualmente, que la ayuda a tiempo o la intervención de un especialista en el tema puede ser la diferencia entre una vida normal o una trastornada por sus consecuencias.
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