El masaje, cuando el cuerpo grita hay que responderleMucho se ha dicho, que “Nada se compara a la experiencia de ser madre” y es cierto, es un momento único para cada mujer, pero también no es menos cierto que, desde los primeros días de gestación se da inicio a una poderosa revolución hormonal seguida de cambios físicos, psicológicos y emocionales acompañados de fuertes malestares y dolencias en otras palabras, el cuerpo de la mujer se dispone para albergar a una nueva vida en proceso. Esta primera etapa, en la mayoría de los casos, trae consigo náuseas y vómitos, fatiga, dolores de espalda y cervical por el aumento de peso, calambres por retención de líquidos, somnolencias diurnas, insomnio nocturno, ya, a partir del cuarto mes, pudiera aparecer regurgitación y ardores estomacales. En el pasado se creía que la mujer embarazada estaba obligada casi por designio divino a soportar estoicamente todas las dolencia y malestares propios de la maternidad, con el correr de los años un nuevo matiz rodea todo lo concerniente a la gestación centrando el foco de interés en la madre, pues la nueva filosofía nos demuestra que una madre sana y feliz puede traer al mundo un futuro niño emocional y físicamente sano, por lo que permanentemente se perfeccionan terapias alternativas que permitan la evolución del embarazo sin traumas a una madre, consciente de su momento. Es por esto que, con la debida valoración y autorización del Ginecólogo tratante, quien es responsable de determinar cualquier posible riesgo y ejecutado por profesionales comprobados en el área, la gestante a partir del segundo trimestre puede recurrir a los masajes: terapéuticos, circulatorios, relajante o linfático según sea su dolencia para relajar las tensiones y calmar el dolor entre muchos beneficios
que pasan por incidir positivamente en el estado anímico y la autoestima durante la gravidez. Debe aplicarse este masaje muy suavemente dada la fragilidad del estado femenino y bajo condiciones de higiene y espacio óptimas, evitando el uso de sustancias que puedan alterar el sensible olfato o provocar estados alérgicos en la futura madre. Quizá uno de los mayores y mejores aportes de los masajes para las embarazadas sea la preparación de su cuerpo y mente para el parto y la seguridad de que, en este paso hacia la incomparable experiencia de ser madre, ella tiene el control.