Tala Del Manglar Tajamar.docx

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COLEGIO DE ESTUDIOS CIENTIFICOS Y TECNOLOGICOS DEL ESTADO DE TLAXCALA. PLANTEL 11, YAUHQUEMECAN. Ensayo “Tala del manglar de Tajamar, en julio de 2015”. Integrantes del equipo: -Osiris Trujillo Ortega. –Zury Sarahi Perez Hernandez. –Karla Estefani Saldaña Flores. –Junely Rodriguez Zepeda. –Guillermo Rodrigo Quijano Vázquez.

Especialidad: Producción Industrial de Alimentos. Grado: 3° Grupo: “D” Profesora: Lic. Raquel Muñoz Moreno. Materia: Ética. Fecha: 12 de noviembre de 2018.

Desarrollo: Antes de la madrugada del 15 de julio de 2015, si pasabas por Tajamar, en Cancún, podrías ver 57 hectáreas de manglar que aún daban la lucha por sobrevivir. Este mangle había logrado sobrevivir gracias a las acciones del movimiento “Salvemos Manglar Tajamar” y hasta de un grupo de niños quienes se organizaron para defenderlo de la codicia de empresarios y autoridades que buscan crear el complejo turístico “Malecón Tajamar”. Este manglar de miles de años fue devastado con la ayuda de policías municipales, estatales y de toneladas de maquinaria pese a las irregularidades en las que incurrió el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), quienes falsearon información al punto de negar incluso la existencia del mismo manglar. Esta zona destruida con el visto bueno de las autoridades estatales y federales era el hogar de cocodrilos, iguanas, aves y serpientes entre otras especies. La pérdida de un manglar no es ni debe ser trivial, hablar del manglar es describir las costas mexicanas, pues México es uno de los países que más extensiones de manglar tiene en el mundo, de acuerdo con Conabio. Estos arbustos y árboles retorcidos modelan las desembocaduras de agua dulce al mar, pues entre sus características está soportar la salinidad del agua que se encuentra entre los límites del agua dulce con el agua salada. Allí forman un paisaje único, permitiendo la coexistencia de un sinnúmero de especies que se ven beneficiadas por la protección que esta vegetación otorga. El manglar provee al ser humano de una gran cantidad de beneficios también llamados servicios ecosistémicos, albergan una gran cantidad de especies que se utilizan para el comercio pesquero, es utilizado como una fuente de energía al servir de leña y además forma una barrera natural contra las inundaciones, por lo que actúa como un muro contra huracanes. También impide la erosión de las zonas costeras, actúa como un filtro natural manteniendo la calidad del agua y es refugio para una gran cantidad de flora y fauna. De acuerdo con la FAO, en las últimas dos décadas más de 35 por ciento (2) del manglar se ha perdido en gran parte por su tala indiscriminada y los efectos del cambio climático, sin embargo la destrucción de este bosque con fines inmobiliarios ha sido una de las mayores causas de su extinción en México. No es de sorprendernos que las inundaciones golpeen más frecuentemente en estas zonas afectando, de sobremanera, a quienes menos tienen. Greenpeace México condena la destrucción del manglar de Tajamar y exige a las autoridades federales y estatales detener estas obras que atentan contra el ecosistema hasta que no se resuelvan y transparenten los procesos y recursos interpuestos por la sociedad civil. Si las obras son suspendidas es posible que el manglar se recupere de forma natural. Con el proyecto depredador de Fonatur no sólo se le ha dado un golpe duro al manglar mexicano, también a muchas plantas y animales que dependen de él, a México, su riqueza natural y a la sociedad. Al manglar de Tajamar en Cancún no llegan los turistas con pulserita. El agua en lugar de ser cristalina es más bien grisácea. No hay peces globo ni mantarrayas.

Pero sigue siendo el Caribe. Su lugar privilegiado frente a la laguna de Nichupté que se comunica con el mar, ha convertido esos terrenos en un imán para los grandes proyectos hoteleros. Casi 60 hectáreas para arrasar con el all inclusive, según señalan los vecinos. La empresa estatal Fonatur, ya ha allanado casi la mitad del humedal. Las organizaciones ecologistas se han movilizado y el Estado de Quintana Roo ha suspendido por el momento las obras. Se trata de un proyecto pensado desde inicios del 2000 cuando la Secretaría de Medio Ambiente dio los permisos inmobiliarios a Fonatur (Fondo Nacional de Fomento al Turismo) para construir en el manglar. Las obras son legales, pero tenían condiciones, según ha comunicado la Secretaría. Una de ellas era el rescate de la fauna. Los vecinos y las organizaciones ecologistas de Cancún, apoyadas por la internacional Greenpeace, se han movilizado desde que comenzaron las obras en agosto del año pasado para impedir que se perdiera ese espacio natural. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha recibido esta semana ocho denuncias que pedían mayor presencia de inspectores en el proyecto así como un informe sobre la remoción correcta de vegetación y fauna. Pero ha sido una denuncia interpuesta en un juzgado local la que ha logrado detener el proyecto, especialmente el relleno, que "implicaría la destrucción de la zona de humedal", según señala Miguel Rivas, responsable de campañas en los océanos de Greenpeace. La Secretaría de Medio Ambiente reconoce que las normas para preservar la flora y la fauna de la zona son posteriores a los permisos urbanísticos. En 2007 se decretó la Ley General de Vida silvestre que prohíbe cualquier obra que afecte al "flujo hidrológico del manglar" y otra norma de 2010 que es más restrictiva con respecto a las especies nativas mexicanas Las obras comenzaron, no obstante, el sábado 15 de Julio de 2015 de madrugada y causaron la indignación de los vecinos y ecologistas de todo el país. Greenpeace habla de "ecocidio". "Los vecinos vimos animales muertos, la flora arrancada. Las máquinas trabajaron por la noche para impedir que pudieramos hacer nada", cuenta Gerardo Solís, abogado ambientalista de la zona. Solís explica que Tajamar es de las pocas áreas que quedan todavía en Cancún sin construir, donde los vecinos más humildes de la ciudad acuden con sus familias a pasar los fines de semana. Miguel Rivas añade que se han observado algunas especies en peligro de extinción como el cocodrilo moreletti o especies nativas protegidas como el cangrejo azul. Los ecologistas argumentan que no se han llevado a cabo las labores correspondientes de reubicación de estos animales ni de la flora existente. "Después de lo que han hecho y si conseguimos impedir el relleno, el manglar tardará en regenerarse unos 20 o 30 años", explica Rivas, que es también biólogo por el Instituto de Ecología de la UNAM.

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