LA DICTADURA DEL CAPITAL FINANCIERO INTERNACIONAL ASUMIO EL GOBIERNO OFICIALMENTE ANÁLISIS DEL PAQUETE ECONOMICO DE LOPEZ MURPHY Y LA DEBACLE POLÍTICA
Introducción: La brutalidad de un recorte presupuestario que afecta nuevamente a la gente, deteriorando aún más la educación el empleo y las economías provinciales, sin afectar para nada a los intereses del poder económico, y realizado con el pretexto de reducir el déficit fiscal para tranquilizar a los mercados y poder pagar puntualmente la deuda externa, es un paquete de medidas tan monstruosamente neoliberales, que nos cuesta hacer un análisis crítico que no caiga en las verdades de perogrullo. Trataremos de analizar la situación sin caer en los lugares comunes de los seudo-progresistas que hasta hace poco formaban parte del gobierno o de la Alianza y hoy se rasgan las vestiduras para salvaguardar su imagen para una próxima elección. No obstante, no por obvio soslayaremos un breve análisis de las medidas económicas, pero creemos más oportuno profundizar en el fenómeno de fondo que es el avance de la estrategia de un nuevo autoritarismo, el de la Dictadura del Capital Financiero Internacional, que ha entrado de pleno en la etapa de “domar” a las sociedades para que se resignen de una vez a que son “los mercados” los que mandan, con la misma impunidad con la que actuaban las dictaduras militares. Las medidas económicas de López Murphy Ya es de conocimiento público el brutal recorte al presupuesto educativo, de 1.300 millones en este año y una cifra mayor el año próximo, y nadie se cree el argumento de que los gobiernos provinciales compensarán la carencia, por lo que la educación pública seguirá retrocediendo hasta que la educación privada ocupe su espacio, dejando a millones de argentinos sin acceso a la misma. El recorte a los fondos que van a las provincias terminará de hundir a las economías regionales porque los gobernadores, justicialistas o de la Alianza, que comparten la misma ideología liberal de López Murphy, también harán que el ajuste de sus presupuestos lo sufra la gente. El plan de racionalización del estado dejará a 40.000 personas más sin trabajo; el aumento del combustible en la Patagonia encarecerá la ya de por sí carísima canasta familiar de la región; la rebaja del salario familiar y la postergación en el pago de jubilaciones afectará nuevamente a los que menos tienen, y así siguiendo. Un ajustazo de 2.000 millones en este año y 2.500 millones más el año próximo, todo sobre las espaldas de la gente, fue una dosis demasiado fuerte para que la digieran los políticos de los partidos mayoritarios, (acostumbrados a disimular un poco más las cosas con tal de poder presentarse en la próxima elección), y entonces empezaron las renuncias y las protestas de quienes hasta hace unos días eran colaboracionistas de la Dictadura Financiara. Si alguien esperaba otra cosa y se sorprendió por estas medidas, es porque tenía una ingenuidad a prueba de balas. Decir que López Murphy hizo que el ajuste recayera sobre la gente y no sobre las empresas privatizadas porque estas financian a su fundación (FIEL), es una verdad demasiado obvia; la pregunta es porqué La Alianza colocó a López Murphy como ministro, y no porqué Lopez Murphy aplica estas medidas. Las alternativas El equipo económico planteó que la dureza del ajuste era necesaria porque el déficit fiscal nos ponía al borde de la cesación de pagos, y porque no había “planes alternativos serios”, entendiendo que otras opciones, como salir de la convertibilidad, suspender el pago de la deuda, o atacar los intereses de los grandes grupos económicos, son opciones “poco serias”. Desde luego que si se trata de reducir el déficit fiscal, hay muchas alternativas posibles antes de las medidas que se tomaron: desde quitarle las reducciones en los aportes patronales a las empresas privatizadas como proponen algunos, o cobrarle impuestos a las operaciones financieras, o atacar la evasión de los peces gordos, o sancionar una ley de equiparación de dietas y salarios en toda la
administración pública, o aumentar la tasa del impuesto a las ganancias a las multinacionales, etc., sólo por dar algunos ejemplos de medidas “livianitas”, para no mencionar que sólo la suspensión del pago de los intereses de la deuda externa ilegítima barrería con el déficit y estaríamos con superávit. Pero claro, el establishment se ha ocupado de financiar la propaganda de los economistas “serios”, que todos los días nos machacan a través de los medios de difusión sobre cuál es el “pensamiento único” en economía, subestimando cualquier alternativa que vaya en contra de los intereses de las empresas y bancos que auspician sus programas. Y cada tanto le dan un pequeño espacio a algún señor, en lo posible desalineado y en mangas de camisa, para que se oponga a los “economistas serios”, de modo tal de producir en el público la imagen contrastante de “lo serio” y “lo marginal”, cuestión de que la gente no dude en que la única opción, la única alternativa, es la que ellos les cuentan. Más aún, hasta podemos afirmar que dentro de la batería de medidas neo-liberales existen alternativas menos impopulares que el recorte educativo, pero probablemente existió en los anuncios una segunda intención de acelerar el caos político con medidas urticantes, para abrir el juego a nuevos cambios que deriven en la llegada al poder de los los representantes más directos de la Dictadura Financiera, como Domingo Cavallo. No será extraño que algunas medidas del paquete económico se revean, a la luz de la presencia del Gurú de la Banca Internacional, pero sabemos lo que nos espera en definitiva. La Dictadura Financiera Si entendemos por dictadura a un gobierno que llega al poder e intenta perpetuarse, por la fuerza o por elecciones fraudulentas, enseguida nos vienen a la mente las dictaduras militares o los autócratas que gobernaron gran parte de América en las últimas décadas. A ninguno de ellos les importaba la voluntad de la gente. Ahora la dictadura es más refinada: existe una democracia formal, pero elija lo que elija la gente, siempre se termina gobernando con políticas neo-liberales, violando el pacto social que implica la delegación de poder y el mandato que los pueblos transfieren a los gobernantes. En este funcionamiento de las democracias formales, los políticos de los partidos tradicionales siempre han sido cómplices, prometiendo una cosa y haciendo lo contrario, claro que para facilitar el engaño, el sistema genera su propia oposición y algunos hacen de malos y otros de buenos, como en las películas. Así tenemos a muchos seudo-progresistas que han catapulcado a la Alianza al poder, que han colaborado para que De la Rúa sea presidente y nos traiga a los López Murphy y a los Cavallo, que nunca hubiesen llegado de la mano del voto popular. Las caras “progresistas” se ocupan de conseguir los votos jugando a ser los buenos, para que luego los malos apliquen los ajustes. Pero este juego, esta teatralización, lleva al desgaste de los políticos, y entonces el verdadero gobernante, el Poder Financiero Internacional, empieza a descartar actores y empieza a poner a sus propios personeros, sus tecnócratas, con total impunidad. Las viejas dictaduras sometían a los pueblos mediante la represión de las armas; sabían que si mataban una cierta cantidad de gente, el resto de la población se sometería, y en ese sometimiento muchos hasta empezarían a tratar de auto convencerse de que la dictadura era necesaria, aplicando el principio de “si no puedes con el enemigo, únete a él”. Esa técnica de sometimiento, de hacer demostraciones de fuerza para que el sometido baje la cabeza y al bajarla termine resignándose y hasta cambiando de ideología para no afrontar la impotencia de su debilidad, es la misma que ahora utiliza la Dictadura Financiera, aunque esta vez con las armas del capital: la amenaza de los mercados. O hacemos lo que nos dicen, o grandes tribulaciones caerán sobre nosotros, y si hacemos lo que nos dicen, también grandes tribulaciones caerán sobre nosotros, sólo que estas últimas serán anestesiadas por la autocensura que produce la sicología del sometido. Se acerca el momento en que ni siquiera necesitarán de los políticos que nos engañen; bastará con la amenaza de los mercados, y la mayoría agachará la cabeza y aceptará cualquier barbaridad en materia económica. ¿Qué Hacer? Ante semejante panorama, los millones de desocupados, los millones de pobres, los millones que no tienen salud ni educación tratan de hurgar entre las medidas económicas de cada ministro para encontrar en qué parte del plan están ellos: en ninguna, pues el neo-liberalismo no los considera parte de sus planes. Entonces, sólo resta organizarse para rebelarse contra esta dictadura. Pero la pregunta es organizarse cómo y en torno a quién. Y es en este punto en el que el pueblo deberá optar y responsabilizarse de sus opciones.
¿Acaso creerá nuevamente en Carlos Álvarez, que ayudó a llegar al poder a Menem, y luego se arrepintió, para luego aliarse con De la Rúa, para después renunciar?. ¿Con quien se aliará ahora, para luego retirarse indignado, contándonos que lo engañaron nuevamente?¿O cansado de jugar a ser progresista se definirá como nuevo liberal, como Patricia Bullrich, arrepintiéndose de su pasado y coqueteando con Cavallo? ¿Acaso se creerá en las figuras de la Alianza que se vienen rasgando las vestiduras desde hace tiempo por las medidas económicas, después de apoyar a la asunción de este gobierno?, ¿Acaso, todos ellos (¡gente grande!), fueron tan ingenuos de creer que De la Rúa era progresista?, ¿Acaso no sabían de las presiones del capital financiero para que se haga lo opuesto a lo de sus discursos progresistas?, ¿Son sumamente ingenuos, o son farsantes o son oportunistas? En cualquiera de los casos, no pueden liderar la organización de la gente, aunque los medios de difusión a la hora de las protestas le den más espacio a estos farsantes ”arrepentidos” que a los que siempre dijimos cómo eran las cosas. ¿Y ante el ataque a la Universidad, quien liderará la protesta estudiantil, la Franja Morada que apoyó a De la Rúa o la JP que apoyó a Menem? Frente a este “golpe de estado” del poder financiero que termina por colocar en el poder a Cavallo (¿o acaso alguien cree que gobernará De la Rúa?), frente a esta nueva alianza entre los sectores más derechosos de cada partido, seguramente se fortalecerá la idea de un polo progresista opositor en el que participarán muchos de estos “arrepentidos” de la Alianza y algunos sectores sindicales y religiosos. Pero ¿se atreverán a cuestionar en su raíz al sistema capitalista que genera el inmenso poder que hoy impunemente nos domina? ¿o nuevamente se quedarán en reivindicaciones parciales, como quien le pide permiso a los poderosos para que nos exploten, pero despacito?. Si se da esto último, que es lo más probable, y si la gente nuevamente les cree, entonces, por enésima vez volverá a votar a sus verdugos, que seguirán ajustando la economía de la gente, y así en un círculo vicioso interminable. Si en cambio la gente empieza a entender que debe tomar el destino en sus manos, porque para el poder financiero sobra gente y para los políticos eso no se dice pero se hace, entonces puede ser que algo empiece a cambiar y se rompa el círculo vicioso. El Partido Humanista aspira a ser la herramienta de organización de la gente, para impulsar una democracia real y no formal, para acabar con el poder de la dictadura financiera, para emprender un nuevo sistema de economía mixta tan alejado del capitalismo salvaje como de la burocracia del comunismo y donde la gente sea lo más importante.
Guillermo Sullings