Sociologia De La Educacion

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SOCIOLOGIA DE LA EDUCACION A medida que han ido pasando los años y evolucionando los contextos socio políticos en que se dan los procesos educativos, se ha ido redefiniendo el papel de la educación en América Latina y en el mundo y por ende, el rol de las disciplinas que abordan su estudio. El fenómeno de la educación ha sido estudiado desde diversos enfoques: filosófico, político, económico, sociológico, psicológico, entre otros. El análisis sociológico se ocupa de su relevancia como subsistema social de aprendizaje de las normas y valores en los que se fundamenta la sociedad en un momento histórico determinado y su importancia en el proceso de asignación y distribución de las posiciones sociales en ese momento (Bonal, 1998). La sociología de la educación se interesa así, por cualquier proceso que ocurra en la escuela en la medida en que es importante para la estructuración y contenido de las relaciones sociales en ésta tanto en el ahora, como a futuro en la sociedad. Estos procesos se estudian ya sea como variable independiente -por ejemplo, influencia del nivel educativo de los padres en los logros de aprendizaje de los alumnos-, o ya sea, como variable dependiente -por ejemplo la relación entre años de escolaridad y nivel socioeconómico a alcanzar-. La institucionalización de la sociología de la educación se enmarca en la segunda mitad del Siglo XX, con el funcionalismo. Época en que en Europa y también en América Latina, el tema educativo se convirtió en área prioritaria de intervención del Estado. A partir de los años sesenta aparecen sucesivamente dos orientaciones teóricas dentro de la disciplina, que tienen en común la visualización de la escuela como una caja negra, pero que implican visiones del proceso educativo relacionado con el desarrollo de la sociedad: el funcionalismo y las teorías estructuralistas de la reproducción. Diez años después, en los años setenta, surge un cambio epistemológico apareciendo una nueva sociología de la educación, que atribuye a la escuela una participación activa en el mantenimiento de la reproducción de la desigualdad social o en el cambio de esta dinámica. Esta orientación tiene como mérito, el intento de abrir la “caja negra” y posibilitar que se estudien los procesos que ocurren en su interior. Incluso en los años ochenta es posible encontrar en los investigadores europeos (Bonal, 1998), temas de interés relacionados con problemas educativos actuales de América Latina, entre ellos, la reproducción de relaciones sociales entre los géneros a través de dinámicas escolares que legitiman y reproducen un orden discriminatorio y capitalista; y la problemática que plantea la multiculturalidad.

Uno de los hallazgos del Primer Estudio Internacional Comparativo de Lenguaje, Matemática y Factores Asociados en Tercer y Cuarto Grado de Educación Básica, efectuado en 1997 en catorce países de la Región por UNESCO2, comprobó que en la mayoría de los países se obtienen logros de aprendizaje distintos en matemática y lenguaje según el género de los alumnos(as). Los hombres aprenden más matemática que las mujeres, y a la inversa las mujeres aprenden más lenguaje que los hombres. Esta situación comprobada con una muestra representativa de más de 56.000 niños, permite hipotetizar que al interior de las escuelas latinoamericanas a fines del siglo XX aún se llevaban a cabo procesos de enseñanza determinados por preconcepciones y expectativas de resultado acerca de los géneros. Otro tema relevante para nuestras escuelas es el de la educación en contextos de multiculturalidad. Sólo en los últimos 20 años se está atendiendo sistemáticamente a una condición básica de esta región, su multiplicidad de etnias, lenguas y dialectos conviviendo en los mismos espacios sociales y físicos, y asistiendo a las mismas escuelas. Países emblemáticos al respecto son Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú, los que concentran al 90% de las aproximadamente 4000 etnias de América Latina. Hoy vemos que el mecanismo que reproduce la desigualdad de oportunidades a nivel étnico en la escuela es el mismo que produce la desigualdad social. Se cuenta con estudios de discriminación que demuestran que efectivamente los maestros de alumnos indígenas tienen menos expectativas de resultado con respecto a los alumnos indígenas que a los no indígenas (UNESCO-Santiago) Con los trabajos de los años ochenta en Europa, se verifican las relaciones de los actores en la escuela y, por tanto, se hace necesaria entonces una sociología más interpretativa que capte las dinámicas sobre las que se sostiene la construcción de las diferencias educativas y sociales que se producen dentro de la propia institución escolar. Así, el interaccionismo simbólico y la etnometodología se constituyen en marcos teórico y metodológico de gran utilidad para abordar el estudio de la escuela, sus procesos y su relación entre educación y sociedad. Un aporte de estos enfoques, de relevancia en nuestros tiempos en América Latina es el de la “efectividad o eficacia de las escuelas”. El interaccionismo simbólico y la etnografía abrieron la posibilidad de conocer las ahora llamada “escuelas eficaces”, que son escuelas que logran romper el esquema de reproducción y cuyo estudio aporta elementos que permiten identificar características que vencen el circulo perverso entre bajos niveles socioculturales de los alumnos, y bajos logros de aprendizaje. Grandes aportes a este tema se encuentran en investigadores ingleses. Si bien, a la fecha se han estudiado estas escuelas en América Latina, investigaciones más acabadas y masivas podrían arrojar información

relevante a los procesos de búsqueda de equidad a través del descubrimiento de los aspectos que permiten compensar el efecto de las diferencias socioculturales en los resultados del proceso educacional. Es posible afirmar entonces que desde mediados del siglo pasado(Siglo XX), se han abierto progresivamente nuevos campos de análisis y de producción teórica en la sociología de la educación que intentan responder a las preguntas y problemáticas educativas que surgen en medio de las aceleradas transformaciones estructurales de las sociedades de hoy. A comienzos del Siglo XXI, un enfoque sociológico de la educación, permite al investigador analizar los efectos de la modernidad sobre los procesos educativos y los desafíos que implican para la escuela las estructuraciones modernas de la sociedad. Los enfoques iniciales, si bien lograron explicar el fenómeno educativo en su momento, en estos tiempos se van haciendo insuficientes y se van fortaleciendo posturas teóricas que permiten una conceptualización más contemporánea de la educación, y por ende capaces de apoyar al desarrollo de la política educativa de nuestros países dentro de los paradigmas de la globalización. La producción teórica en los ámbitos del análisis sociológico de las reformas educativas, la sociología del género, la diversidad cultural, la orientación actual de la política educativa son terreno fértil para el análisis empírico y teórico por parte de la sociología de la educación, y camino para la producción de información que apoye a los responsables de los sistemas educativos de los países en los procesos de toma de decisiones en política educativa. Nuestros tiempos se enmarcan en un contexto de transformación social determinado por la cultura de la información dentro del proceso de globalización, por lo que cabe interrogarse acerca de los cambios que deben tener los sistemas educativos para adaptarse a este nuevo paradigma social. Resulta relevante conducir al debate de conceptos teóricos antiguos y nuevos, como por ejemplo “reforma educativa o transformación continua”, “papel y aportes de los grupos de interés”, “sentido de la educación”, “cultura escolar”, “calidad de la educación”, “equidad” , “empoderamiento”, “gestión”, “ética de la educación”, entre muchos otros a convenir. Lo anterior permite visualizar un campo de acción no sólo para la sociología de la educación sino también para todas aquellas disciplinas que orientan el análisis y desarrollo del fenómeno. Especialmente importante resultan por ejemplo, los aportes de la filosofía con sus ramificaciones hacia la epistemología y la ética. Es posible suponer una política educativa orientada en función de las nuevas necesidades de producción y de fuerzas de trabajo, pero

en base a una ética formulada hacia el bien del ser humano antes que hacia el bien de la producción del mercado y una epistemología que conduzca la reflexión sobre la educación. Se hacen centrales ideas tales como: autonomía, flexibilidad, preparación para el trabajo y uso de tecnologías en constante evolución, todas aptitudes que exigen mas el desarrollo de aspectos valóricos, psicológicos, emocionales y actitudinales, que conocimientos en sí. La sociología de la educación tiene la posibilidad de apoyar con sus hallazgos a los procesos de toma de decisión en estos ámbitos, incorporarse a la elaboración de reformas educativas las que tienen una indudable naturaleza política. Es en la producción de política educativa, en base a la información, donde se unen los dos niveles que determinan a la educación: el nivel político o estatal (macro) y el nivel del aula en la escuela (micro) . Lo anterior es de paticular relevancia para nuestra región. Hoy, siguiendo a Bourdieu y Passeron, en los Estudiantes y la Cultura (1967), y en base a los resultados de los estudios efectuados en la región, es posible afirmar que en América Latina, no se está respondiendo al principio de la enseñanza democrática. En el sentido de que existe una disparidad social en los logros de aprendizaje de los alumnos, en la distribución de acceso a la educación superior y a los cupos laborales. Los hallazgos de los propios Sistema Nacionales de Evaluación y Sistemas de Selección y de Certificación, reflejan que en la mayoría de los países se tiende a favorecer a los individuos que por su origen socioeconómico pueden acceder a la enseñanza básica y secundaria privada. El mayor porcentaje de logros, y de desarrollos de competencias necesarias para continuar hacia los niveles siguientes de educación, es más alto y en mayor frecuencia, en alumnos que asisten a la educación destinada a las clases sociales más altas, y por tanto, que provienen de familias con recursos culturales y sociales suficientes como para hacer frente a esa clase de gastos y, capaces de generar un ambiente que estimula al desarrollo de competencias, especialmente linguísticas más elevadas. Es posible afirmar un determinismo en la enseñanza tradicional en nuestrso países, donde, a pesar de las voluntades políticas manifestadas,no se logra el ideal de la equidad.El paso del niño por la escuela no supera las desigualdades socioculturales originales.. No se observa cambio, y es tal la naturaleza de la influencia de las desigualdades sociales que aparecen casi como desigualdades naturales. Sin embargo se abre una ventana cuando algunos de los estudiosos del tema mencionan que las desigualdades pueden desaparecer mediante la acción pedagógica que permita a los miembros de clases socioculturales más bajas vencer su propia profecía autocumplida que los destina a la autoexclusión del sistema educativo de nivel superior.

La sociología educacional, junto a otras disciplinas, permite hoy el descubrimiento de lo que ocurre en la “caja negra”, abriendo la posibilidad de acción para el cambio, pues la escuela misma arroja información acerca de los aspectos o dimensiones de su funcionamiento, especialmente a nivel de gestión directiva y de gestión pedagógica, que potencialmente si pueden “hacer la diferencia” y apoyar a los procesos de entrega de oportunidades para las clases más desfavorecidas y necesitadas de educación. Se espera que la escuela en América Latina, sea capaz de responder a las necesidades de aprendizaje de los alumnos, y no sólo a las necesidades de una sociedad que busca mantener su estructura social de jerarquías de estratificación sociocultural.

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