Sobre La Pratica Budista

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La oración básica o lo que es Nam Myoho Rengue Kyo. Este es el nombre de la Ley Mística que rige la vida eternamente por todo el universo. Nichiren Daishonin reveló esta ley como el principio fundamental dentro de la enseñanza máxima del budismo, el Sutra del Loto. Toda vida es una expresión o manifestación de dicha ley. Así que cuando entonamos las palabras de esta ley Mística, armonizamos nuestras vidas con el ritmo perfecto del universo. El resultado se traduce en un aumento de la fuerza vital, sabiduría, misericordia y la buena fortuna para enfrentar todos los desafíos que se nos presentan. El 28 de abril de 1253, Nichiren Daishonin proclamó por primera vez públicamente que la esencia de su enseñanza yacía en invocar Nam Myoho Rengue Kyo. ¿Qué es Nam Myoho Rengue Kyo? Nichiren Daishonin declaró que es la Ley Universal y la realidad esencial de la vida. Como tal, no puede ser comprendida sólo con una definición verbal. Intentarlo sería equivalente a cavar un glaciar con una cucharita. En verdad, sólo la práctica del Budismo puede revelar los más profundos significados de Nam Myoho Rengue Kyo. Sin embargo, existe una definición superficial para cada una de las palabras que la componen. NAM se traduce como “me devociono a”, “coloco mi vida en ritmo con” o “regreso mi vida a” esta fuerza Myoho Rengue Kyo. Es la palabra NAM la que nos permite utilizar la fuerza inherente de la vida. Con nuestra vida, cuerpo y mente, cada parte de nosotros mismos, nos devocionamos a la Ley Mística para despertar a la condición de vida de buda o iluminación, en el interior de nosotros mismos y extraer sabiduría inextinguible, fuerza vital infinita y absoluta felicidad que funcionan según las circunstancias cambiantes. MYOHO significa literalmente Ley Mística. MYO (místico) significa “insondable” y HO significa ley. MYOHO es la Ley que penetra todas las realidades de la vida. MYO es el nombre que se le da a la naturaleza mística y HO a sus funciones o manifestaciones. MYO es aquello que no se ve, como las profundas e invisibles corrientes en el fondo del océano que producen la ola en la superficie. La aparición de la ola es HO, un fenómeno visible causado por algo profundo e invisible, no captado por nuestra vista. Así pues MYO es lo que no vemos, lo intangible y sin embargo es la dinámica fuerza de la vida del universo y HO es el aspecto visible y tangible de esa fuerza. Las dos cosas unidas son la realidad de la vida. Los fenómenos (HO) son cambiantes, pero todos los fenómenos están impregnados por una realidad constante conocida como MYO. RENGE significa ‘flor de loto’. El loto produce flores y semillas al mismo tiempo y, así, representa la simultaneidad de causa y efecto, que es una expresión de la Ley Mística. Causa y efecto simultáneo significa, esencialmente, que el futuro puede ser determinado por las causas presentes. Creamos causas mediante nuestros pensamientos, palabras y acciones. Con cada causa que hacemos, un efecto se registra simultáneamente en las profundidades de la vida, y los efectos se manifiestan cuando nos encontramos con las circunstancias correctas en nuestro ambiente. La vida misma es una serie de causas y efectos simultáneos sinfín. A esto se llama karma. La ley de causa y efecto explica que todos tenemos una responsabilidad personal con nuestro destino. Nosotros lo creamos y

podemos cambiarlo. La causa más poderosa que podemos hacer es entonar Nam myoho rengue kyo, de esta forma, el efecto de la budeidad se crea simultáneamente en las profundidades de nuestra vida y definitivamente se manifestará a su tiempo. La flor de loto crece y florece en un estanque lodoso y, no obstante, permanece prístina e inmaculada simbolizando el surgimiento de la budeidad desde el interior de la vida de una persona ordinaria. RENGE significa, entonces, revelar la naturaleza fundamental de la realidad de la vida. KYO se traduce a menudo como sonido o vibración, pero un estudio más profundo del término, revela que también quiere decir “hilo” que significa el eslabón que conecta todo a través de la eternidad, la vida que continúa a través del pasado, presente y futuro del universo. Además significa sutra o enseñanza y tomar conciencia de que nuestra propia vida es la Ley Mística y por lo tanto, la vida de todos los demás. También, KYO indica que la iluminación del Buda, que está corporificada como Myoho Rengue Kyo, será preservada y transmitida por toda la eternidad. Nam myoho rengue kyo es la invocación máxima de la vida, a menudo conocida como el lenguaje del Buda. Es imprescindible entender que cuando entonamos Nam myoho rengue kyo, a diferencia de otras religiones, no rezamos a una divinidad externa, sino hacia las profundidades de nuestro ser. La recitación repetida de Nam myoho rengue kyo es la práctica primordial de los miembros de la SGI. A través de esta práctica, uno es capaz de manifestar el estado de budeidad, el cual se experimenta como un incremento natural de fuerza vital o energía, valor, sabiduría y misericordia para tomar la acción correcta.

Es una tendencia grabada en la vida de cada uno, que no está determinada por un ser superior o externo a nosotros, sino que es el resultado de nuestras acciones pasadas y presentes. Nuestro aspecto, carácter, sexo, enfermedades, lugar de nacimiento, situación económica, problemas de desarmonía en cualquier tipo de relación; es karma que acumulamos en el pasado, o sea que nada es casualidad, sino producto de la Ley de Causa y Efecto. La Ley de Causa y Efecto es la Ley de la vida, que rige todo el universo y que por lo tanto, alcanza a todos los seres aún cuando no la conozcan. Toda causa invariablemente resulta en un efecto y todo efecto proviene de una causa. El Budismo explica que, esencialmente, la Ley de Causa y Efecto es simultánea. En el momento en que se creó una causa, se registra un efecto, como una semilla sembrada en las profundidades de la vida. Aunque el efecto esté sembrado en el mismo momento en que se crea la causa, puede que no aparezca instantáneamente. Cuando aparecen las circunstancias externas correctas, el efecto se transformará de lo potencial a lo real. Visto de otra manera, nuestro karma es como un saldo bancario de efectos latentes que experimentamos cuando nuestras vidas se den con las condiciones ambientales apropiadas.

Una causa es realizada a través de la acción creando así nuestro karma. El Budismo clasifica las acciones en tres categorías: las palabras que decimos, los pensamientos que tenemos y el comportamiento físico que manifestamos. El karma yace latente en nuestras vidas, esperando el momento de manifestarse. En este caso el karma como “fuerza latente” se asemeja a las semillas de las plantas, que alimentadas por la influencia externa del sol, agua y los nutrientes, maduran y dan frutos. Respecto a las “acciones”, estas pueden ser: buenas, malas o neutras. Ejemplo: ayudar a alguien que se ahoga es bueno. Matar a un animal por diversión es malo. Pasear por el parque es neutro. El concepto de karma, combina dos elementos fundamentales: la Ley de Causalidad y la Eternidad de la Vida. El Budismo ve las alegrías y tristezas de la vida presente como efectos de causas acumuladas en vidas anteriores. Por otro lado, ve las causas acumuladas en esta existencia como factores determinantes en las vidas futuras. El hecho de que poseamos un karma no quiere decir que sea fijo e inmutable y que no podamos hacer nada para transformarlo. El karma y el libre albedrío son ideas complementarias. Como el bien y el mal, el uno no puede existir sin el otro. Por el libre albedrío es que uno crea su propio karma, tanto bueno como malo. El Budismo enseña que cualquier karma, por más negativo que sea, puede ser erradicado. Para eso Nichiren Daishonin hizo conocer Nam myoho rengue kyo, para transformar nuestras vidas hacia un destino mejor. De esta forma podemos transformar nuestro karma pasado en fuente de felicidad. La práctica budista nos enseña a valorizar la vida que ahora estamos llevando; ya que nuestro comportamiento presente crea y determina nuestra futura existencia, nos esforzamos denodadamente para cultivarnos y hacer el máximo cada día. Algunas acciones producen resultados específicos que aparecerán en un momento determinado –esto es conocido como karma fijo o inmutable. Otras acciones producen resultados no determinados o específicos en su naturaleza u oportunidad –este es el karma no fijo o mutable. A menudo, el karma inmutable es utilizado para describir la duración de la vida de una persona, porque el momento de la muerte es visto, en el Budismo, como determinado o establecido por la influencia del karma. La fe y la práctica hacen posible un cambio del destino y la acumulación de buena fortuna. La clave para atravesar el muro de nuestro mal karma y crear la futura felicidad yace en nosotros mismos –en nuestras propias acciones. Cuando nos involucramos libremente en la invocación de daimoku y en las actividades de la SGI , una poderosa vitalidad emergerá desde nuestro interior. No sólo nosotros atravesaremos las restricciones que nos impone nuestro pasado karma, sino que también construiremos una base sólida de buena fortuna y felicidad para el futuro. Nosotros los miembros de la SGI tenemos un muy buen karma, al ser devotos del Sutra del Loto, abrazar el Gohonzon y tener un Mentor en la vida como Daisaku Ikeda.

Cada uno de nosotros tiende a pensar que la vida se encuentra de alguna manera dentro de nuestro cuerpo y que el medio ambiente está separado de nosotros, pero el Budismo enseña que nuestra vida comprende nuestra familia, amigos, la sociedad, los lugares en que vivimos y hasta el universo. En términos budistas, se llaman respectivamente shoho, el sujeto viviente y eho, el medio ambiente objetivo. Juntos esos dos están abreviados como esho o “vida y medio ambiente”; estos dos existen en una relación de funi, que significa “dos pero no dos”. Esho funi quiere decir que un ser vivo y su medio ambiente son en esencia una totalidad viviente. En un nivel fundamental de la vida misma, no hay separación entre nosotros y el medio ambiente. Esta dimensión se llama la entidad de todos los fenómenos, la realidad que es el estado de buda o la Ley Mística. Nichiren Daishonin dice: “El ambiente es como la sombra, y la vida como el cuerpo”, esto significa que cualquier estado de vida que manifieste un individuo será manifestado simultáneamente en su ambiente. Por ejemplo, una persona que está en el estado de animalidad, percibirá al medio ambiente como una selva donde sólo los fuertes sobreviven. Así como nuestro medio ambiente no está separado de nosotros, cualquier cambio profundo en nuestro karma, inevitablemente se reflejará en nuestro entorno. Mientras acumulamos karma “favorable” al estar practicando el Budismo, los efectos del karma se harán evidentes, no sólo reflejados en nosotros mismos sino en nuestro entorno también, en forma de mejores circunstancias materiales, mayor respeto de los demás, etc. Existe en este principio una importante clave para mejorar el estado del mundo. Las personas hacen esfuerzos enormes para acabar con la guerra, la pobreza, la contaminación y otros males del medio ambiente, pero con frecuencia los problemas persisten a pesar de estos esfuerzos. Desde el punto de vista budista uno puede decir que esto es porque la condición de vida básica de las personas continúa no iluminada. En cuanto las personas actúen sobre la base de la avaricia, y el egoísmo, estos mismos estados persistirán en su medio ambiente objetivo. Pero si una persona tras otra basa su vida en la Ley Mística y manifiestan su budeidad latente, se creará una base inamovible para un mundo mejor. Por lo tanto, nuestra iluminación no se limita a nosotros mismos sino que ejerce una influencia sobre nuestras familias, comunidades, naciones, y finalmente, sobre toda la humanidad. El principio de la unidad de la vida y su medio ambiente es la razón fundamental para afirmar que la práctica budista de una sola persona efectuará una transformación en toda la sociedad. El Budismo amplía la entera realidad de la vida y nos muestra la manera de tener una vida victoriosa, la existencia más satisfactoria y completa.

Existen muchas clases de relaciones: relaciones de sangre entre padres e hijos o hermanos y hermanas, relaciones de trabajo entre el superior y los subordinados, relaciones sociales entre amigos o maestro y estudiantes. Estas relaciones son muy importantes, y la felicidad y prosperidad de las familias y de la sociedad descansan en si esos vínculos permanecen o no fuertes y en si los individuos pueden o no asociarse unos con otros sobre bases constructivas. Pero de todas las relaciones humanas, la relación mentor y discípulo es la más profunda e importante. Sólo a través de la relación mentor y discípulo podemos aprender y enseñar a otros cómo perfeccionarse como seres humanos y cómo relacionarnos mejor con la vida y cómo contribuir a la humanidad. Éste es el único vínculo de vida a vida que continúa por toda la eternidad y que permanece firme, no importa dónde podamos estar. El mentor y el discípulo son uno, y por ello, aunque son independientes, no existe diferencia esencial entre ambos. La igualdad es el factor más importante en la relación mentor y discípulo. El mentor significa el Buda, alguien iluminado con respecto a la Ley. El discípulo es la persona que está en el proceso de lograr esa iluminación. Ellos difieren sólo en esto. El mentor expone la enseñanza de su iluminación para que sus discípulos comprendan la Ley y, de ese modo, trata de hacerlos perfectamente iguales a él. Por lo tanto, en síntesis, ambos son iguales ante la Ley y están unidos desde el punto de vista de esa Ley. Aquí yace el significado de la inseparabilidad de mentor y discípulo. Este enfoque presenta un agudo contraste con la idea judío-cristiana de la distinción entre Dios y los seres humanos, según la cual, el deseo de Dios y su palabra son ley. Cuando se considera a Jesucristo como mentor y a sus seguidores como discípulos, se traza entre ambos una rígida distinción. En el Budismo de Nichiren Daishonin, la relación entre el mentor y el discípulo está basada en el principio de la igualdad perfecta. El mentor es Nichiren Daishonin, y sus discípulos son los que propagan sus enseñanzas. Durante la Ceremonia del Aire, expuesta en el Sutra del Loto, tanto Nichiren Daishonin como sus discípulos aparecieron juntos, el Daishonin como líder, y sus discípulos, como Bodhisattvas de la Tierra. La relación mentor-discípulo es un concepto filosófico y práctico a la vez. Los discípulos pueden alcanzar el mismo estado de Budeidad que su mentor, practicando las enseñanzas de éste. En el Budismo de Nichiren Daishonin, éste es el camino directo a la iluminación, o sea, creer en el Gohonzon y practicar según las enseñanzas del Daishonin. Ser un buen discípulo no significa solo aprender del mentor y seguirlo. En su propia área y campo de acción, los discípulos deben asumir el compromiso de propagar el Budismo. Éstos comparten totalmente la responsabilidad con el mentor. Daisaku Ikeda expresa: “Yo estaba decidido a hacer realidad los sueños, palabras y esperanzas de mi maestro Toda. Aferré la posta espiritual de la inseparabilidad de

mentor y discípulo, y con ella en mano, me lancé a correr. Y corrí y corrí...” Por eso, la relación mentor y discípulo depende de la sinceridad y compromiso del discípulo en realizar el corazón del mentor y la grandeza de un mentor, está determinada por las obras de sus discípulos. Mientras haya un solo discípulo verdadero, la corriente del kosen rufu no se detendrá. Por supuesto, que el mentor y el discípulo no necesariamente tienen que vivir ambos en el mismo tiempo y lugar. La grandeza del discípulo no se determina por la proximidad física con el mentor, sino que lo más importante es su corazón, su postura y su sentido de misión. Esta relación entre mentor y discípulo va más allá de las limitaciones del tiempo y del espacio; por eso es la clase de relación humana ideal. Los tres primeros presidentes de la Soka Gakkai (Makiguchi, Toda e Ikeda) han mantenido intacto el espíritu de la relación mentor-discípulo que caracteriza al Budismo de Nichiren Daishonin, ahora como discípulos genuinos es nuestra misión ponernos de pie, tomar la posta y seguir avanzando en bien de la humanidad.

Fe, Práctica y Estudio son los tres fundamentos del Budismo de Nichiren Daishonin. Los tres son esenciales para poder realizar una correcta práctica budista. Fe: Tradicionalmente, la religión ha pedido de sus creyentes que tengan fe en sus principios antes de aceptar la religión, sin prueba alguna de las afirmaciones de ella. Sin embargo, si una religión no puede proveer algún beneficio a la vida de los creyentes y ayudarlos a superar sus luchas, ellos no pueden ser felices al practicarla. En budismo, la fe se basa en la experiencia. El budismo de Nichiren Daishonin hace hincapié en obtener “prueba real” del poder de la doctrina. La fe comienza con una expectativa o esperanza de que algo suceda. Al comienzo de esta jornada, si estamos dispuestos a probar la práctica y anticipar algún resultado, entonces solidificamos nuestra fe, paso a paso, mientras se acumulan ejemplos de pruebas reales. Fe significa creer en el Gohonzon y tener la convicción de que el Gohonzon de Nam myoho rengue kyo es idéntico a nuestra vida. Una fe poderosa es, en sí, la manifestación de la Budeidad inherente a la vida. La Fe es el punto de partida de la Práctica y el Estudio. La Práctica profundiza la Fe y motiva el Estudio, mientras que el Estudio vigoriza la Fe y ayuda a uno a practicar correctamente. Práctica: A menos que la Fe se ponga en acción, o sea se lleve a la Práctica, jamás dejará el reino del idealismo vacío. El grado de nuestra Fe en el Gohonzon puede ser visto únicamente en la manera que practicamos. Solidificamos nuestra sabiduría y fuerza vital al manifestar nuestra budeidad todos los días de una manera concreta.

La Práctica del Budismo de Nichiren Daishonin se compone de dos partes: practicar para nosotros mismos y practicar para otros. El practicar para nosotros mismos es principalmente entonar Nam Myoho Rengue Kyo y realizar el gongyo mañana y noche frente al Gohonzon. Practicar para otros consiste en accionar, basados en la misericordia, para ayudar a otros a que hagan mejorías fundamentales en sus vidas. La práctica para los demás incluye alentar a otras personas a abrazar la fe y participar en diversas actividades por el kosen rufu y en el movimiento para difundir la Ley Mística. El desarrollo de nuestra misericordia, por medio de la práctica para los demás, también es un beneficio directo para nosotros (nuestra revolución humana) En ese sentido, la práctica para los demás es también práctica para uno. Estudio: Para poder avanzar en nuestra Fe y Práctica, confiada y correctamente, necesitamos comprobar si nuestra práctica está o no de acuerdo con la enseñanzas de Nichiren Daishonin. Es aquí donde entra el estudio. La base del estudio proviene del fundador mismo, Nichiren Daishonin, quien hace más de 700 años instruyó a sus adeptos en la manera correcta de practicar, y sus escritos (denominados goshos) nos dan una perspectiva valiosa de cómo esta práctica nos brinda provecho hoy en día. Para enseñar y explicar el Budismo a otros, uno necesita comprender los principios budistas. Así, el estudio también involucra tanto la práctica para uno como la práctica para los demás. La Soka Gakkai Internacional (SGI) se formó para apoyar a los practicantes del Budismo de Nichiren Daishonin y asistirlos a enseñar a los demás en una escala mundial, entonces existen muchos materiales de estudio. Al ayudar a crear la comprensión y la confianza, los materiales de estudio nos brindan aliento vital, especialmente en los momentos críticos. Entonces, haciendo que el espíritu de Nichiren Daishonin sea el nuestro, a través del Estudio, podemos hacer lo mejor en nuestra vida cotidiana.

Los Diez Estados de vida, también conocidos como Diez Mundos (jikkai) componen la base de la filosofía de vida que explica el Budismo e indican diez condiciones en las que una entidad de vida se manifiesta en el curso del tiempo. Con la comprensión de los diez estados de vida puede aprenderse un modo correcto de vivir así como crear un destino mejor. Cada uno de nosotros fluctuamos de uno a otro, en cualquier momento, según nuestra interacción con el entorno. De manera que en cada momento uno de los 10 mundos se manifiesta y los otros nueve permanecen latentes. Del inferior al superior, ellos son: 1) Infierno (jigoku): Es un estado dominado por un impulso de destrucción, que puede producir no sólo la propia aniquilación, sino también la de los demás. Es un estado de

infelicidad, de depresión y angustia constantes. No es posible enfrentarse al mundo exterior, lo que produce el debilitamiento de la fuerza vital. Concretamente, este estado representa el sufrimiento y la desesperación más extremos, en el cual percibimos que no tenemos libertad de acción. 2) Hambre (gaki): El hambre es un estado de ser dominado por el deseo insaciable de dinero, poder, posición social o lo que sea. Mientras los deseos son una parte inherente de cualquiera de los diez mundos, en este estado estamos a merced de nuestras ansias y no podemos controlarlas. 3) Animalidad (chikusho): En este estado estamos regidos por los instintos. No desplegamos ni la razón ni la moral, ni la habilidad de tomar decisiones a largo plazo. En este mundo de la animalidad, operamos de esta forma: “el pez grande se come al pez chico” No vacilamos en aprovecharnos de los más débiles y adular a los que son más fuertes. En este estado se carece de sabiduría para controlarse. 4) Ira (shura): “la perversidad es el estado de Ira”. En este estado sólo nos estimamos a nosotros mismos y tendemos a despreciar a otros. Consciente de su propio yo, pero dominado por el egoísmo, uno es incapaz de comprender las cosas como son y menosprecia y agrede la dignidad de los demás. Estamos firmemente aferrados a la idea de nuestra superioridad y no podemos soportar admitir que alguien nos supere en algo. 5) Tranquilidad (nin): Es un estado de vida calmado, pasivo, del que podemos cambiar fácilmente. En este estado, en que uno es capaz de controlar temporariamente sus deseos e impulsos y se puede vivir una vida pacífica, en armonía con el entorno y con otras personas. Aunque somos muy vulnerables a las potentes influencias externas. 6) Éxtasis (ten): Es el aspecto en que uno, se siente airoso, despejado, alegre, gozoso, satisfecho, etc. Esta es una condición en la que existen el contento y la alegría por haberse liberado del sufrimiento, y la satisfacción de haber concretado algún deseo. El tiempo que dura este estado no es muy largo, puesto que no tiene cimiento alguno que lo sostenga. Estos seis estados desde Infierno a Éxtasis se denominan los seis caminos o mundos inferiores. Tienen en común el hecho de que su aparición o desaparición dependen de las circunstancias externas. Surgen por el imperio de los impulsos o deseos, pero quedan bajo el absoluto control de las restricciones que les impone el entorno y son extremadamente vulnerables a las diferentes circunstancias. En estos seis estados basamos toda nuestra felicidad en aspectos exteriores. 7) Aprendizaje (shomon): Es el estado en que cada uno desea la superación de sí mismo, por lo que aprende con humildad los pensamientos, los estudios y las experiencias de la vida. Uno lucha por un estado de satisfacción y estabilidad, mediante la reforma y el desarrollo de la propia vida. Es la condición en la que uno se dedica a forjar una vida mejor, aprendiendo de las ideas, el conocimiento y las experiencias de sus antecesores y contemporáneos. 8) Autorealización – Comprensión (engaku): Es una condición similar a la de Aprendizaje, diferenciada porque uno trata de dominar el proceso de la propia transformación mediante la observación directa de los fenómenos. En este estado

buscamos la verdad no a través de las enseñanzas de otras personas, sino por medio de nuestra propia percepción directa del mundo. Por ejemplo, las actividades creativas de los artistas y los destellos de sabiduría gozadas a través de los sinceros esfuerzos de los hombres pueden ser demostraciones de la participación mencionada. Estos dos estados de Aprendizaje y Autorrealización se llaman los “dos vehículos”. Habiendo comprendido la impermanencia de las cosas, cuando están en estos dos estados, tienden a mirar con desdén a los que están en los seis caminos- los que no han alcanzado este nivel de entendimiento todavía y se hallan a merced de las condiciones externas. Las personas en estos estados tienden a sentirse satisfechos con su progreso sin descubrir el potencial supremo de la vida humana: el noveno y décimo estado. 9) Bodhisattva (bosatsu): Es un estado signado por la misericordia, en el que el individuo se dedica a la felicidad de los demás. Los Bodhisattvas son los que aspiran a lograr la iluminación y a la vez están comprometidos a que todos los demás seres humanos la alcancen también. Teniendo conciencia de los lazos que nos unen a todos los demás, en este estado comprendemos que toda felicidad que gozamos únicamente es parcial y por eso nos dedicamos a aliviar el sufrimiento de otros. Los que están en este estado encuentran que su mayor satisfacción proviene del comportamiento altruista. 10) Budeidad (butsu): Esta condición se alcanza cuando uno logra la sabiduría de percibir la realidad última de su propia vida y adquiere la infinita misericordia de dirigir constantemente sus acciones hacia objetivos benevolentes; cuando desarrolla un yo eterno y una pureza absoluta en su vida, que nada puede mancillar. La Budeidad es un estado ideal que se puede alcanzar a través de la práctica budista, es algo que uno experimenta en la profundidad de su ser al tiempo que continúa actuando con benevolencia en su vida diaria. En otras palabras, la Budeidad se manifiesta diariamente en la conducta del Bodhisattva: buenas acciones y actos misericordiosos. Se caracteriza por la compasión infinita y la sabiduría ilimitada. En este estado, de manera armoniosa, podemos resolver lo que desde el punto de vista de los nueve estados parecen ser contradicciones indisolubles.

El 12 de octubre de 1279 Nichiren Daishonin inscribió el Dai Gohonzon que ha sido llamado “joya suprema” “racimo de beneficios” y “origen de todos los budas y sutras”. Literalmente Dai significa grande, Go es un prefijo honorífico y Honzon es Objeto de respeto fundamental. En la parte central están escritos los caracteres “Nam Myoho Rengue Kyo, Nichiren”, esto significa la fusión perfecta de la Ley (Nam Myoho Rengue Kyo) y la Persona (Nichiren Daishonin). A la derecha e izquierda de esta inscripción central, están los caracteres representativos de los diversos aspectos de la vida del Buda. En el Gohonzon, Nichiren Daishonin representó su Iluminación o Budeidad gráficamente, la cual es la condición vital iluminada del universo. Lo importante es que la misma capacidad para la iluminación existe dentro de cada uno de nosotros y cuando fusionamos nuestras vidas con el Gohonzon al entonar Nam Myoho Rengue Kyo, hacemos conexión con esa condición de vida iluminada, nuestra propia budeidad.

Por esta razón el Daishonin se refiere al Gohonzon como un espejo del yo interior. Es una manera de ver adentro de nosotros mismos, para empezar a modificar lo que no nos gusta y a fortalecer lo que sí nos gusta. Tenemos el potencial de muchas condiciones de vida, que aparecen cuando entramos en contacto con varios estímulos externos. El estado de Buda o iluminación es un potencial adormecido dentro de todas las personas, pero sin la conexión adecuada entre la vida y el medio ambiente de la persona no puede emerger, la causa externa que hace que emerja esta naturaleza, no es otra que el Gohonzon. El Gohonzon, en cierto modo, puede ser comparado con un mapa que indica la ubicación del supremo tesoro de la vida y del universo – la Ley Mística de Nam Myoho Rengue Kyo. Este mapa nos revela que el tesoro puede ser encontrado dentro de nosotros. Aquellos que consiguen comprender el mapa, descubren que no es un simple pedazo de papel, sino un objeto valioso, un tesoro, es decir, la condición y el potencial supremo de la propia vida. Entretanto, para aquellos que no consiguen captar ese mensaje, el valor del mapa se reduce a un mero pergamino. ¿Cómo entonces podemos comprender correctamente ese mapa para llegar al tesoro al cual nos lleva? Nichiren Daishonin nos anima con las siguientes palabras: “cuando recite la Ley Mística y lea el Sutra del Loto, debe evidenciar una fuerte convicción de que Myoho Rengue Kyo es su propia vida”. En otras palabras, Nichiren Daishonin nos enseña que la vida es el mayor tesoro. Al respecto escribe: “Nunca busque este Gohonzon en otro lugar. Él solamente se encuentra en el corazón de las personas comunes que abrazan el Sutra del Loto y entonan Nam Myoho Rengue Kyo”. Esta comprensión es lo que el Budismo llama Iluminación. Comprender el poder benéfico del Gohonzon sería inútil, el único modo de percibir su grandeza es activando nuestra fe y práctica, para activar el poder del Buda y de la Ley del Gohonzon, que se mantienen en un estado potencial. En “Sobre el logro de la Budeidad”, Nichiren Daishonin escribió: “Sin embargo, aun cuando usted entone Myoho Rengue Kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. “Enseñanza inferior” se refiere a todas las que no son este Sutra, que constituyen las doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente hacia la Iluminación y, sin un camino directo hacia la Iluminación, usted no podrá lograr la Iluminación, aunque practique existencia tras existencia a lo largo de innumerables eones. De tal modo, lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando entone la Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho Rengue Kyo es su propia vida...” Cuando desarrollamos nuestra convicción, llegamos a ver al Gohonzon como el estímulo externo más positivo y que el entonar Nam Myoho Rengue Kyo frente al Gohonzon es la causa interna que activa el estado latente de budeidad en nuestras vidas.

Kosen-rufo “Kosen” de Kosen Rufu, significa “declarar ampliamente”, o sea, enseñar la filosofía budista a todas las personas, y “Rufu” quiere decir “ser difundido”. Significa que el Budismo es conocido y practicado sinceramente por las personas de la sociedad. El presidente Ikeda, en “La Nueva Revolución Humana”, vol. 1 nos dice: “No hay nada más loable que el esfuerzo de alguien que lucha por el bien de los demás. El brillo del hombre proviene de la luz de la acción altruista. No es exagerado decir que las personas solo son verdaderamente humanos cuando dedican su vida a la lucha por el bien de sus amigos y de todos los seres humanos. De esa manera, se rompe la caparazón del pequeño ego y se desarrolla y expande profundamente el estado de vida.” El Budismo significa desarrollo, progreso, mejoramiento de los individuos y de la sociedad. Éste promueve el desarrollo a través de una reforma interna, la cual, mientras el individuo progresa, produce olas de vitalidad, humanidad y armonía dentro de la familia, el lugar de trabajo, de estudio, la comunidad y la sociedad. Éste es el proceso de la revolución humana, mientras se desarrolla dentro del amplio proceso al que llamamos “Kosen Rufu”, cuyo máximo objetivo es asegurar la paz del mundo, la armonía, la satisfacción y la felicidad. A veces nos referimos al Kosen Rufu como “Paz Mundial”, pero en realidad la paz mundial llegará como una consecuencia del Kosen Rufu. Mientras la fe en la Ley Mística se propaga y las personas, unas tras otras manifiestan su naturaleza de Buda invocando Nam Myoho Rengue Kyo, ellas llegarán a respetarse y su iluminación creciente se reflejará en la sociedad y sus entornos de acuerdo con el principio de la unidad de la vida y su medio ambiente. Aunque a menudo hablamos de Kosen Rufu como algo que ocurrirá en el futuro, debemos recordar que es un proceso que comienza con nuestros esfuerzos personales para mostrar la prueba del poder del Gohonzon y es proyectado por cada uno de nosotros, como las ondas producidas por una piedra en un estanque. Nichiren Daishonin indicó un flujo eterno del Kosen Rufu cuando declaró: “Nam Myoho Rengue Kyo se propagará por diez mil años y más, para toda la eternidad.” El Kosen Rufu no es un punto donde la corriente termina, sino la corriente misma, el pulso del Budismo viviente que se expande en la sociedad. No hay ninguna forma de legislar, dictar o forzar la paz a la humanidad. Como escribe Daisaku Ikeda en el prefacio de su libro La Revolución Humana: “La transformación que surge dentro de cada individuo, puede no sólo modificar su propio destino, sino también el de toda una nación y, más aún, el de toda la humanidad”. En este rompecabezas que es nuestro mundo, entonces, pronto se hace obvio que cuando cada persona sale victoriosa y ayuda a los demás a hacer lo mismo, la sociedad se transformará. Este es el anteproyecto para lograr la paz mundial o “Kosen Rufu”. La única manera

para que la gente viva en paz entre sí es que muchos individuos se despierten a la necesidad de una revolución interna, ya que la influencia de una persona feliz sobre su medio ambiente llevará a un efecto profundo y duradero.

El Gongyo 1. ¿Por qué creen que hay que hacer el Gongyo? Básicamente, porque lo dijo el

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Buda. El Daishonin mismo estableció la práctica de recitar los capítulos Hoben y Juryo. ¿Cuál es el significado y la importancia de hacer el gongyo? El gongyo es una actividad diaria en la cual preparamos nuestra mente y nuestro corazón. Al hacerlo a la mañana ponemos en marcha "el motor" para comenzar el día. La fuerza de nuestra "usina" afecta drásticamente los resultados que obtenemos en el curso de nuestra vida. ¿Qué diferencia existe entre cantar daimoku y recitar el gongyo? La recitación de Nam-myoho-rengue-kyo, existe para alcanzar la unión perfecta de nuestra vida con el Gohonzon. La recitación del Sutra del Loto es realizada como un ofrecimiento, la práctica que auxilia a la realización del objetivo fundamental de unión. La práctica primordial de invocar Nam-myoho-renguekyo es como el agua que usamos para bañarnos, mientras que la práctica auxiliar de recitar estos extractos del Sutra del Loto es como el jabón para limpiarnos. Sin jabón es muy difícil bañarse bien, sólo con agua quedamos apenas refrescados. Para quitarnos la suciedad, necesitamos de ambos. ¿El gongyo no es sólo un ritual religioso? Es una ceremonia en la cual nuestra vida verdaderamente se fusiona con el universo. Es una actividad en la cual, mediante la fe en el Gohonzon, hacemos que la fuerza vital del macrocosmos circule por el microcosmos de nuestra vida individual. Al recitar el capítulo Juryo estamos reverenciando el inmenso poder de Nam-myoho-rengue-kyo y al leer el capítulo Hoben, expresamos nuestra fe en que Nam-myoho-rengue-kyo, que es inherente a nuestra vida, se manifestará y nos conducirá al Estado de Buda. La vida eterna del Buda Original es la Ley Fundamental que está incorporada en el Gohonzon. Cuando leemos el capítulo Juryo y recitamos el daimoku, la vida de Buda se manifiesta dentro de nuestra propia vida para conducirnos al eterno Estado de Buda. ¿Por qué recitamos los capítulos segundo (Hoben) y decimosexto (Juryo)? El Sutra del Loto consta de 28 capítulos y entre ellos el segundo capítulo (Hoben) y el décimo sexto capítulo (Juryo) son específicamente importantes, porque en el segundo se revela que todos tenemos el potencial de la budeidad, y en el decimosexto se nos dice cómo manifestarlo. El Sutra del Loto es superior a otros Sutras justamente porque revela que todas las personas pueden tornarse Budas, y enseña la filosofía de vida que posee la explicación para desarrollar esta posibilidad. El Recitar el capítulo Juryo es, además, una expresión de gratitud a Nichiren Daishonin el Buda Original y maestro de todos los Budas del pasado, presente y futuro. Recitar el capítulo Hoben, por otro lado, expresa nuestra admiración y respeto por el Daishonin, como el Buda que nos posibilita tornarnos en un Buda también y que nos conduce al Estado de Iluminación. ¿Qué sentido tiene recitar algo que no comprendemos? En realidad lo comprendemos, aunque no entendamos de una manera clara o racional su

contenido. Como Bodhisattvas de la Tierra todos nosotros participamos de la Ceremonia Eterna en que el Sutra del Loto fue explicado y esa experiencia está grabada indeleblemente en lo más profundo de nuestro inconsciente. Es en las profundidades de nuestras vidas, en los dominios del inconsciente que podemos comprender el significado del Sutra del Loto. Quizá ayude el ejemplo del bebé que succiona la leche del seno materno y se beneficia de ella, sin conocer la composición de lo que está ingiriendo. El mismo principio se aplica al daimoku y al gongyo. El conocer el significado literal del gongyo también es muy bueno, en el sentido de que nos ayuda a fortalecer nuestra convicción en la Ley Mística. Sin embargo, si ese entendimiento no va acompañado de la práctica, no servirá de nada. Así como las aves comprenden entre sí su propio lenguaje, así como un grupo humano logra comunicarse también a través de un código idiomático, nuestra voz, al recitar los sonidos místicos del daimoku y del gongyo, se comunica con todos los budas, Bodhisattvas y funciones protectoras que existe en la vida del universo y, en forma visible, todo el cosmos se activa en dirección al cumplimiento de nuestras oraciones. (Cf. Tesoros de la vida 5/98). 7. ¿Tiene alguna importancia pronunciar mal el gongyo? Si no pronuncio bien la palabra del Buda, ¿cómo puedo comunicarme con él? Cuando uno disca un número telefónico, si equivoca uno solo de la serie, no concreta la comunicación deseada. 8. ¿Algún practicante puede comprender de manera inmediata el contenido del gongyo? Es claro que las personas que no saben leer los caracteres chinos practican el gongyo sin entender el significado de las frases; lo mismo ocurre con los miembros chinos o japoneses. El Sutra del Loto que usamos en el gongyo fue traducido del sánscrito al chino por Kumarajiva, que usó los mismos caracteres que son usados hoy en los idiomas chino y japonés. Pero, al estilo arcaico y completamente diferente al japonés y chino actual. No es nada fácil, para los miembros de la Soka Gakkai que saben leer los caracteres chinos, comprender el significado de lo que están recitando. 9. ¿Qué ocurre si algún día no hago el gongyo? Ser cumplidor en la práctica diaria del gongyo y del daimoku aumenta la potencia de nuestro "motor vital". Si lo hacemos en forma regular cada mañana y cada tarde, se fortalece la fuerza vital que sostiene nuestras actividades cotidianas. Ahora bien, básicamente, el gongyo y el daimoku son actividades que realizamos por nosotros mismos. La práctica no es una obligación sino un derecho. No existe un "señor" Gohonzon que nos exija que lo veneremos a través del daimoku y del gongyo. El Budismo no existe para restringir a la gente, sino para liberarla, pero, por supuesto, el acceso a esa libertad requiere de un entrenamiento que incluyen la práctica cotidiana voluntaria del gongyo y el daimoku. 10. ¿Qué pasa si me encuentro con impedimentos concretos para hacer el gongyo? Ikeda Sensei nos orienta en el sentido de que cuando estamos agotados, cuando nos dormimos haciendo el gongyo y no pronunciamos bien por el propio cansancio, es conveniente ir a recuperar energía y retomar la práctica al día siguiente, con renovadas fuerzas. Lo mismo en el caso de enfermedad, esforzarme más de la cuenta para hacer el gongyo puede transformarse en un perjuicio para la salud, más que en un beneficio. Debemos dejarnos guiar por nuestro sentido común y nuestra sabiduría. Pero algo muy distinto es caer en la negligencia en la práctica del gongyo. 11. Concretamente, ¿cuándo estaría siendo negligente en la práctica?

Negligencia significa no efectuar el esfuerzo que uno sabe que tiene que hacer para conseguir los resultados que busca. (Cf. Carta a Niike, ejemplo del Kankucho). La negligencia también tiene que ver con la arrogancia, cuando uno confía más en sus recursos mentales que en los recursos del Gohonzon, pensando, por ejemplo, que puedo solucionar alguna cuestión "de taquito", sin la debida preparación. La negligencia se asocia con la inercia. El esfuerzo debe ser siempre "hasta el final". La negligencia que ataca en los momentos finales de un emprendimiento es la peor, porque reduce a nada el valor de lo acumulado. Recordemos que 1000 x 0 es igual a 0. "El que abandona nunca vencerá". 12. ¿Qué causa estamos grabando al recitar el gongyo? La práctica del Gongyo y el esfuerzo que ponemos al hacerlo, es la Causa para purificar y elevar nuestro estado de vida, hacia el máximo estado, el de Buda (efecto). 13. ¿Para qué realizamos las oraciones silenciosas? Para manifestar nuestra gratitud a las funciones protectoras del universo, que activamos con el poder de nuestra fe; al Dai-Gohonzon, corporificación del la vida iluminada del Buda Original Nichiren Daishonin, que reside directamente en la vida de los que abrazamos su fe e invocamos Nam-myoho-rengue-kyo; a los tres maestros, Nichiren Daishonin, Nikko Shonin y Nichimoku Shonin, que representan el Tesoro del Buda, el Tesoro del Sacerdote como símbolo de la comunidad budista y la protección de los Tres Tesoros. La base de la cuarta oración es nuestro deseo de lograr el kosen-rufu, para lo cual tenemos como medio a la Soka Gakkai Internacional. Se ora también para erradicar nuestro karma negativo y por nuestros deseos concretos. Y, por último, hacemos una ofrenda a los fallecidos y una expresión de gratitud hacia los primeros dos presidentes de la Soka Gakkai.

ó n i n t e r i o r e n u n s o l o i n d i v i d u o p o s i b i l i t a r á e l l o g

1 - LAS INQUIETUDES Y LOS SUEÑOS QUE ABRIGA LA JUVENTUD. Parte 1. KIMURA: Presidente Ikeda, muchísimas gracias por brindarnos esta oportunidad de dialogar sobre la juventud. Estoy convencido que los miembros de la división de estudiantes de segunda enseñanza atesoraran toda la vida cada una de sus entregas. IGETA: Si, le agradecemos de verdad. Esperamos aprender de su vasta experiencia y sabiduría. PRESIDENTE IKEDA: Al contrario, soy yo quien debe agradecerles. Estoy decidido a brindar todo de mí en estas conversaciones. Tengo el propósito de hablar y dejar sentada toda la verdad como legado. Se preguntaran por que... Y bien, el único deseo que albergo en este momento es forjar líderes genuinos para el siglo XXI. Estamos frente a la necesidad imperiosa de formar auténticos líderes que se basen en los principios del humanismo, por el bien del mundo, del género humano, del KOSENRUFU y de la paz. Es lo que el mundo entero esta clamando a viva voz. Además, no hay nada que me procure tanta alegría como el desarrollo de los jóvenes. En una ocasión, el segundo presidente de la Soka Gakkai, JOSEI TODA, dijo: " Nada es más grato que conocer jóvenes de corazón transparente, que buscan el camino correcto en la vida". Así es, exactamente, lo que siento yo. Los jóvenes estudiantes de Segunda Enseñanza y los niños que integran la división futuro conforman una generación de importancia clave para el futuro. Quiero decirles que he depositado todas mis expectativas en cada uno de ustedes, los protagonistas del siglo XXI, una era crucial para el género humano, y estoy orando para que el éxito corone su vida. En última instancia, el Kosen-Rufu no es otra cosa, sino el desarrollo y las actividades que ustedes puedan concretar. No tengo ninguna intención de tratar a los estudiantes de segunda enseñanza como niños. Por el contrario, me inspiran un profundo respeto y creo que son adultos en el verdadero sentido de la palabra. Pienso dialogar con ustedes en forma franca y abierta. Tal vez no comprendan todo lo que les diga, tampoco es necesario que estén de acuerdo con cada una de mis palabras. Es posible, incluso, que en algunos sentidos piensen distinto. Y está bien que así sea. Me daré por satisfecho si, más allá de esas diferencias, estas conversaciones les aportan algo beneficioso para su desarrollo, por pequeño que sea. Es todo cuanto anhelo. Necesito que sepan que llevo a cada uno de ustedes en el corazón y que mi más ferviente anhelo es que, en estos años juveniles, no tengan nada que reprocharse a sí mismos. Bajo ninguna circunstancias hagan cosas de las que, luego, deban lamentarse, en esta etapa de la vida en que trazarán los Cimientos de toda su existencia. Quiero que sientan la satisfacción auténtica de haber logrado algo, sea lo que fuere, por sus propios medios y fieles a sí mismos. Puede ser algo tan simple y cotidiano como un día de limpieza, o la participación en las actividades de su club, o la actuación como voluntario en algún grupo comunitario...En cualquier actividad que emprendan, lo primordial es la clara conciencia de haber contribuido, de haber dado lo mejor de sí mismos. Me gustaría que cada uno de ustedes llegase a ser una persona de las que todos dijeran: "Este chico tiene algo que lo destaca del resto" o " ¡Que jovencita admirable es!" KIMURA: Haremos cuanto esté a nuestro alcance para responder a sus expectativas. Muchos de los estudiantes de Segunda Enseñanza tienen ese afán de desafiarse en pos de algo, pero no saben exactamente qué. Otros se muestran indiferentes a todo... O, si

hay algo que les gusta, no tienen el coraje de ponerse en acción para conseguirlo. Esto los llena de impotencia y de ira hacia su propia debilidad o indecisión. Y, a la larga, terminan sintiendo una permanente desesperanza... no creo que sean pocos los jóvenes en esta situación. IGETA: Hace poco, una estudiante me comentó que en las escuelas de hoy, el alumno que no puede seguir el ritmo de trabajo diario recibe un trato infrahumano. Su comentario me dejó sin palabras. Son muchos los jóvenes faltos de iniciativa porque sienten que se los evalúa en todos los aspectos de acuerdo con sus calificaciones, y que éstas son, en definitiva, las que determinan su valor como seres humanos. Cuando no pueden ingresar en una escuela de reconocido prestigio académico - requisito indispensable, hoy día, para asegurar el ingreso a una "buena Universidad" - , sienten que han fracasado en la vida. KIMURA: Así es, sin embargo, aún en los estudiantes descollantes, muchos se sienten tan hartos y exhaustos de estudiar, que en su interior no hay cabida para albergar grandes sueños o aspiraciones nobles. Entonces, la cuestión en cómo encaminar la existencia de un modo fiel a las propias convicciones. PRESIDENTE IKEDA: Son los efectos perniciosos de una sociedad que ha insistido demasiado en la importancia del currículo académico. En el Japón, no se enseñan a los estudiantes cuestiones esenciales, como el por qué o el para qué de las cosas, tampoco el camino digno que deben transitar como seres humanos. Los sufrimientos innecesarios que padece la juventud son producto de dicha negligencia. Lamento tener que decir que el Japón de hoy se ha convertido en un país deplorable. Entonces, uno se pregunta, ¿Que hacer frente a esta situación?, ¿albergar resentimiento hacia la sociedad, la escuela, los padres y uno mismo? ¡Si al menos el rencor sirviera para darnos satisfacción! pero sabemos que no es así... Cada persona es valiosa e irremplazable. Por favor, nunca se dejen ganar por la negatividad y por el cinismo. De hecho, los grandes sufrimientos existieron en todos los tiempos. La juventud fue, siempre, un período de la vida plagado de conflictos, de sufrimientos y de confusión. Además, las calificaciones no son lo único que los aflige...Hay muchas otras preocupaciones, como la salud, los problemas familiares, el aspecto físico y las relaciones sentimentales y amistosas. Puede que se sientan abrumados por amarguras, temores, impotencia y tristezas... En una palabra, en la juventud se debe luchar a brazo partido con los más diversos conflictos. Es el momento de decidir que, a pesar de los obstáculos, atravesarán las densas nubes de la desesperanza en dirección al Sol, a la esperanza. Esta fortaleza es el sello distintivo de la juventud. Los problemas, las equivocaciones y los arrepentimientos son algo natural. Lo esencial es no dejarse derrotar por ellos, lo importante es poder continuar con la vista al frente y avanzar, pese a todas las angustias y los sufrimientos que puedan presentarse. KIMURA: Creo que sí, así lo haremos. 1 - Las inquietudes y los sueños que abriga la juventud. Parte 2 PRESIDENTE IKEDA: Supongamos que uno está perdido en la selva. Quiere salir al océano, pero no sabe cuál es el camino. ¿Qué hacer? La respuesta es: "Seguir

avanzando, buscar la senda que lo conduzca a un rio y avanzar aguas abajo, pues, invariablemente, los rios desembocan en el mar. Lo fundamental es persistir en el avance. Cuando se vean frente a un problema, es de vital importancia que invoquen DAIMOKU y sigan para adelante, aunque más no sea un milímetro o dos. Si lo hacen, al volver la vista atrás, verán que, casi sin darse cuenta, consiguieron atravesar la selva. Su vida se volverá más rica y profunda en la misma medida en que hayan conocido el dolor y la angustia, en que hayan librado una dura batalla y en que se hayan consagrado a la invocación del DAIMOKU. Las dificultades que enfrenten hoy serán los nutrientes que los harán desarrollarse como líderes del siglo venidero. Por ejemplo, quien sintió los males de un sistema educativo que sobrestima las calificaciones escolares y los antecedentes académicos, podrá buscar un medio para subsanar esta situación dedicándose a impartir, en el futuro, una enseñanza humanística capaz de brindar esperanza a cada uno de los estudiantes. Quien pueda asumir tal compromiso será considerado, sin falta, un líder del siglo XXI. Por supuesto que también el estudio es importante. Sin embargo, las calificaciones que obtengan durante la etapa estudiantil de segunda enseñanza de ninguna manera determinará el curso de toda la vida. El futuro depende únicamente de los esfuerzos que realicen y de si transitan o no por el camino correcto. No tienen ninguna necesidad de compararse con los demás, en todo caso, comparen como eran ayer con la forma en que son hoy. Si uno puede comprobar que ha avanzado, aun sea un solo paso, entonces, habrá logrado una victoria. Una personalidad célebre le dijo una vez a su hijo en una ocasión: "No es necesario que tus calificaciones sean las mejores, pero, por favor, procura adquirir grandeza como ser humano". La estatura humana de una persona no depende del prestigio social ni de los antecedentes académicos. Hay delincuentes aun entre los graduados de las más prestigiosas universidades. Y, por otro lado, los integrantes de la supuesta "elite" son muy proclives a la arrogancia y a la altanería. Pero lo que quiero yo es forjar "lideres", no "elitistas". Una persona de autentica grandeza es aquella que puede ponerse del lado de quienes más sufren, de los que están sumidos en el dolor y la infelicidad. Así debe ser un líder del siglo Próximo. La sociedad de hoy no solo tiende a desechar a los que se encuentran en desventaja, sino que también los desprecia y margina. Bastantes líderes de la actualidad suelen adoptar una actitud similar. Pero es un tremendo error. Uno estudia para hallar alguna forma de ayudar a la gente que sufre. Sin embargo, muchos líderes de hoy menosprecian a las personas en estas condiciones y sólo contribuyen a exacerbar su padecer. ¡No podría haber una sociedad tan cruel y arrogante, tan fría y tan cobarde como la nuestra! Estoy resuelto a transformarla a toda costa. Este es el propósito al cual destino todas mis energías. Espero que este sentimiento consiga llegar hasta ustedes, para que me sigan en el camino que he trazado, con el mismo espíritu. IGETA: Hay estudiantes que se desalientan por que deben concurrir a un escuela distinta de la que habían elegido. PRESIDENTE IKEDA: Tal vez al no poder ir a una escuela que uno desea causa decepción. Sin embargo, desde una perspectiva a largo plazo, y desde el punto de vista fundamental del aprendizaje, el hecho de graduarse de una escuela de renombre queda en un segundo plano.

Yo estudié en una escuela nocturna. Como tantos otros en la turbulenta época de la posguerra. No tenía dinero y debía trabajar de día para poder estudiar de noche. Sinceramente fue muy duro, pero ahora puedo decir que fue una experiencia de la que siempre estaré orgulloso. Luego recibí clases particulares del Presidente TODA, Él me transmitió todos sus conocimientos. En una ocasión me dijo: "¡Debes inspirar la vida de todos aquellos que no pueden acceder a una buena escuela!". Los que arrancan en las circunstancias más difíciles y perseveran hasta ser individuos de primer calibre se convierten en fuente de esperanza e inspiración para los demás. Por favor, siempre tengan en mente que, en la vida, los antecedentes académicos no son lo único que cuenta. Pero, volviendo a nuestro tema, muchas veces tener que ir a una escuela distinta de la que uno quería es una realidad. En esos casos, más allá de cómo pueda juzgar la sociedad, lo importante es decidir resueltamente que el lugar donde se encuentran en ese momento será el mejor para ustedes, que será el sitio perfecto para el aprendizaje. A la larga, esta manera de pensar les resultará mucho más constructiva y beneficiosa. Sería absurdo dejarse llevar por las opiniones pasajeras de los demás y perder la confianza en uno mismo. Aún son jóvenes y tienen por delante un sin fin de posibilidades. KIMURA: Pero, al margen de eso, ¿Cree usted que es mejor ir a la universidad, para los jóvenes? PRESIDENTE IKEDA: En mi opinión pienso que sería lo ideal. En muchos casos, las universidades ofrecen un ambiente favorable para que los estudiantes puedan desarrollar sus aptitudes; allí perfeccionaran cualidades que, a fin de cuentas, les permitirán contribuir con innumerables personas de la sociedad. No obstante, todos están en su derecho de escoger su propio camino. Si sienten que el sendero de su misión no pasa por las aulas de una universidad, no hay ningún problema. Lo importante es no causar preocupaciones a los padres. Acaricien un sueño para su porvenir, el que mejor les siente, y comiencen a desafiarse hasta lograrlo. El propósito del aprendizaje no solo es ingresar en las universidades, el estudio nos permite enriquecer y crecer como personas, hay un refrán que dice: "Quien no aprende, se rebaja como hombre". El arte de aprendizaje pone al hombre en contacto con su verdadera condición humana. Vivimos en la era de la información de avanzada. Si uno no mantiene la postura de estudiar a lo largo de toda la vida, pronto quedará rezagado con respecto a los demás. Uno de los requisitos más importantes en el futuro líder consiste en desarrollar una ética de estudio para toda la vida. A decir verdad, el estancamiento que sufre la sociedad actual tiene que ver con el estancamiento de sus líderes. Y, con frecuencia, la causa suele ser la falta de estudio. Su mente se va cerrando, pierden interés en escuchar las ideas y las opiniones de las generaciones jóvenes. Y como no las evalúan, tampoco pueden poner en práctica las que resultan provechosas. Especialmente en esta etapa de la adolescencia, quiero verlos volcar toda su pasión y entusiasmo en el aprendizaje, y que este placer del conocimiento perdure a lo largo de su vida. Consideren que éste es el momento de cimentar una firme base destinada a ejercitar su intelecto. Por eso, no puedo dejar de decirles: "No se comparen con los demás. Nunca pierdan su propia identidad, sean sinceros consigo mismo, y continué estudiando con todas sus fuerzas. La vida podrá depararles desilusiones, humillaciones o reveses, pero ustedes sigan avanzando pese a todo y jamás se dejen derrotar". Quienes albergan

esta decisión resuelta en el alma ya van derecho hacia la victoria. Si se mantienen firmes a sus convicciones y son auténticos consigo mismos, verán resplandecer su verdadero valor como seres humanos. El budismo enseña el concepto de "desplegar nuestro potencial inherente". Esto significa manifestar nuestra propia identidad, el yo innato, y hacerlo brillar para iluminar a todos los que nos rodean. Esta es la máxima y autentica expresión de nuestra individualidad y de nuestra singularidad como sujetos.

01 - Las inquietudes y los sueños que abriga la juventud. Parte 3: IGETA: Esto me recuerda el cuento de la liebre y la tortuga; pienso que hay algunas personas que se parecen a la liebre, y otras, a la tortuga. Pero, en última instancia, los que se llevan la autentica victoria son las que se esfuerzan tenaz y constantemente hasta llegar a la recta final. Terminar una carrera es un triunfo de por sí... KIMURA: Es cuestión de centrarse en el objetivo propuesto y no dejarse vencer ¿verdad? Uno de los corredores que participó en la maratón de los Juegos Olímpicos de Atlanta A. Baser Wasiqi, un joven Afgano de 21 años. Tuvo que interrumpir sus estudios a causa de la guerra que se vive en dicho país y, por ese motivo, actualmente está cursando sus estudios secundarios. Wasiqi terminó la maratón en el último puesto. El ganador le sacó dos horas de ventaja. Fue el maratonista más lento que se haya visto en la historia. Pero emprendió la recta final valerosamente. Su meta, señaló Wasiqi, no era obtener los primeros lugares de la carrera, sino llegar a Atlanta y poder correr en las Olimpiadas. En un inglés vacilante, miles de personas lo oyeron decir: "Lo que importa es hacer algo hasta el final". Había corrido por Afganistán, representando a su país para demostrar al mundo entero que el pueblo Afgano sigue con vida a pesar del sufrimiento de 16 años de guerra civil. A mí me conmovió observar a ese joven correr como vocero de un pueblo torturado por la guerra. PRESIDENTE IKEDA: Lo importante es ser pacientes y tener la firme determinación de que van a lograr algo significativo en el futuro. Los jóvenes no deben impacientarse. Su verdadera fibra como seres humanos se establecerá de aquí a 10, 20, o quizás a 30 años. Lo importante es qué clase de personas han podido llegar a ser y si han logrado cumplir con su misión durante todo ese lapso. Uno nace en este mundo a virtud de la misión que posee. Pero esa misión es personal e intransferible, y nadie la puede cumplir sino uno mismo. En este mundo existen muchas clases de montañas. Unas son encumbradas, y otras, poco empinadas. También hay rios de la más diversa naturaleza. Afluentes de gran extensión por un lado, y de poco

cause, por otro. No obstante, a pesar de las diferencias que pueda haber entre unos y otros, nadie duda que las montañas son montañas, y de que todos los rios son rios, sea cual fuere su extensión y su altura. Ciertas montañas inspiran tranquilidad, como las de Nara, la antigua capital del Japón. También hay montañas volcánicas activas como el monte Aso. Y cumbres de nieve eternas, como los Himalayas, en forma independiente, cada una de esas montañas exhiben una belleza y un encanto peculiar. Lo mismo sucede con los rios. En el Japón tenemos el río Ishikari, poblado de magníficos salmones, y también del río Chikuma, centenaria fuente de inspiración para los poetas. En la China está el famoso río Amarillo, y en Sudamérica, el Amazonas. Ambos son tan extensos, que en algunos puntos no es posible avistar el otro lado de la orilla. Cada uno de estos ríos posee su propia belleza única y singular. Y lo mismo puede decirse del ser humano. Cada uno de nosotros tiene una misión exclusivamente suya en la vida. Pero ustedes, han conocido la Ley Mística muy jóvenes. Nadie más que ustedes puede llevar a cabo su esplendida misión. Es un hecho indiscutible; por eso, deseo que tengan convicción y sientan orgullo al respecto. KIMURA: ¿Cómo podemos saber cuál es nuestra misión? PRESIDENTE IKEDA: Jamás podrán averiguarlo, si se quedan de brazos cruzados. Desafíense en algo, sea lo que fuere. Cuando se pongan en marcha, el camino se irá abriendo naturalmente ante ustedes. De aquí se desprende un punto importante: Hay que tener el coraje de preguntarse qué debería estar haciendo uno a cada instante. En otras palabras, la clave está en escalar la montaña que tenemos ante nosotros. Al subir la cuesta, uno ejercita sus músculos; eso le permite aumentar la fuerza y la resistencia. Semejante entrenamiento nos capacitará para escalar montañas más elevadas aún. Por eso, es menester persistir en el empeño. La práctica del Daimoku nos hará tomar contacto con un gran caudal de fuerza vital necesaria para triunfar. Invoquen Daimoku y escalen la montaña que tienen por delante. Cuando lleguen a la cima, verán cómo se abren ante sus ojos nuevos horizontes. De ese modo, poco a poco, terminaran por comprender cuál es su misión en esta existencia. Una persona se vuelve muy fuerte cuando constantemente recuerda que tiene una misión única que cumplir. Aunque la envista una lluvia de problemas jamás se dejará vencer. Será capaz de transformar cada uno de esos problemas en un catalizador para desarrollarse en dirección a un futuro lleno de esperanzas.

KIMURA: Usted nos estaba diciendo que cada uno de nosotros tenía una misión que cumplir. Y que, para ello, primero debíamos desafiarnos y escalar la montaña que teníamos por delante... PRESIDENTE IKEDA: Así es. La vida consiste en escalar una montaña, luego acometer la cumbre siguiente y lego escolar otra más, hasta el final... El triunfador es aquél que persevera y logra conquistar la cumbre más elevada de su vida. Quien esquiva este desafío y escoge el camino más fácil, quien busca las cañadas por miedo a las alturas y desciende cuesta abajo, se convierte en un perdedor en la vida. Si me permiten utilizar términos extremos, hay dos maneras de encarar la vida; escalar la montaña que se erige por delante o evadir el desafío y descender al valle. ¡Por supuesto, hay gente que quiere ascender, pero se la pasa dando vueltas en círculos!... Sé que, en los hogares de muchos de ustedes, hay estrecheces económicas, comprendo muy bien que, todos los meses, abonar la cuota del colegio sea una verdadera odisea. Imagino los frustrados que se sentirán, muchas veces por no poder comprar todo lo que necesitan o quieren. Pero esto es tan común... No olviden que muchas personas del pasado han pasado circunstancias similares. La pobreza no es una vergüenza; la deshonra esta en convertirse en una persona pobre de espíritu o de vida corrupta. ¿Acaso es feliz el que vive en una fastuosa mansión? ¿Alguien tiene la infelicidad asegurada solo por que proviene de una familia humilde? De ninguna manera podemos decir que la ventura o desventura de un individuo dependan de estas circunstancias... En el mundo actual, mucha gente piensa que el dinero hace la felicidad. Y, toda esa gente se equivoca...La dicha o desdicha no dependen de la riqueza material. Se puede vivir en la opulencia, en un hogar que los demás envidien. Pero, ¿Quien sabe como es la realidad, detrás de esas cuatro paredes? Tal vez, por dentro, esas personas que pareen tenerlo todo están debatiéndose en un profundo sufrimiento. Una vez dialogué con una reconocida figura del ámbito financiero. Recuerdo muy bien lo que me dijo: "Ahora tengo fama y fortuna, pero sentía mayor satisfacción de vivir cuando no era nadie, en aquella época, tenía un propósito y un objetivo por los cuales desafiarme. Solo ahora comprendo cuán importante es contribuir al bien de nuestros semejantes". ¿Qué palabras más ciertas no creen? Tal vez sus padres no hayan recibido una educación fascinante, quizás discutan entre ellos muy a menudo o, francamente, no tengan una buena situación económica. Pero, por favor, nunca se consideren desafortunados o se sientan inferiores por estas causas, bajo ninguna circunstancia. Les propongo que vean las cosas desde otra altura y acepten que se trata de hechos bastante comunes en todas las familias. Creo que, justamente por tener familias con esas características, podrán desarrollarse como personas de autentico

humanismo. A lo mejor piensen que lo ideal habría sido nacer en una familia distinguida; pero sé que, muchas veces, quienes viven en un lugar así actúan de un modo estereotipado, con modales calculados como autómatas, atados a las apariencias, la vanidad y las tradiciones. Es difícil dejar salir las emociones sinceras, la espontaneidad y la calidez, cuando uno se cría en un ambiente tan constreñido. Aún cuando sus padres discutan, o cuando alguien los reprenda o se burle de ustedes, tomen las cosas con una sonrisa, con amplitud de espíritu. Piensen que todo es nutriente necesario para desarrollar un corazón amplio, que los convertirá en personas de sólidos principios. Sólo afrontando las complejas situaciones de la vida, llegaremos a comprender el sentir de los demás. Quien no comprende los sentimientos del prójimo, nunca llega a convertirse en un genuino líder. En gran medida, esta sociedad padece tantos sufrimientos por que sobran los lideres incapaces de comprender el sentimiento de sus semejantes. La tristeza y el dolor son como el abono que fertiliza el suelo de nuestro espíritu. En ese rico suelo interior, se abrirá la hermosa flor de un deseo ardiente: trabajar por la felicidad de la gente. KIMURA: Se que muchos chicos están sufriendo a causa de problemas familiares. IGETA: Yo veo lo mismo. Algunos admiten que casi no le dirigen la palabra a su mamá, molestos porque ellas siempre les están diciendo lo que tienen que hacer. Y, al mismo tiempo, hay otros que mantienen una comunicación muy buena con su madre.... En mi caso personal, pelearme con mi madre era algo de todos los días, siempre por cuestiones relacionadas con mi carrera o por mi forma de manejar las cosas de todos los días. Siempre tenía la misma contestación en la punta de la lengua: "¡¡Déjame en paz!!" ¿¿Crees que no puedo hacer las cosas a mi manera??" 1 - Las inquietudes y los sueños que abriga la juventud: Parte 4 PRESIDENTE IKEDA: Las madres no resultan personas "fastidiosas". Diríase que, justamente por eso, son madres. Desde tiempos inmemoriales, ciertas frases han sido un recurso infalible de las madres. Por ejemplo: "Ahora mismo, a hacer la tarea", "Basta de televisión" o "A levantarse que van a llegar tarde". ¡Aunque uno quiera cambiar las cosas, no hay como! Para entender a una madre, uno mismo tiene que tener hijos y pasar por lo mismo. Yo quisiera proponerles algo. Cada vez que sientan fastidio por los regaños de sus madres, sean benévolos y cariñosos con ella, y vean las cosas con altura. Una posibilidad sería pensar: "¡Genial! con semejante vozarrón, seguro que anda muy bien de los bronquios”, "Uhm sospecho que es otra

manifestación de amor y preocupación por mí. ¡Qué bueno tener una madre que esté pendiente, en lugar de ser indiferente...! En cierto modo, mientras no puedan ver las cosas de esta manera, no podrán pretender que los traten como individuos maduros. En el reino animal, los cachorros miran a sus progenitores y así aprenden a cazar, a comer y a desarrollar la capacidad que les exige la supervivencia. Lo mismo sucede con los seres humanos. Gracias a nuestros padres que nos señalan tantas cosas, adquirimos sabiduría suficiente para encaminarnos en la dirección correcta. Lo que sucede es que uno sólo comienza a valorar sus sabios consejos cuando llega a la edad adulta. Voy a contarles algo que escuche. Cierta vez, un joven había discutido amargamente con su padre; desconsolado y solo, se marchó a caminar y se sentó a la vera del camino. Justo en ese momento pasaba alguien cercano a él, que enseguida supo la causa de su frustración. Y le dijo: "Cuando yo tenía 18años, mi padres no hacía otra cosa que fastidiarme e irritarme con los mismo sermones de siempre. Ya estaba harto de tener que escucharlo. Pero, para mi sorpresa, ahora que pasaron 10 años, todo lo que por entonces decía me resultan palabras llenas de razón y de sentido. Es más, a veces me encuentro pensando cuanta verdad había en cada una de sus palabras. Me pregunto cómo habrá hecho el viejo, para adquirir semejante sabiduría". Por supuesto, las palabras del padre no habían cambiado en absoluto. El que había cambiado era el que las escuchaba; en otras palabras, el hijo había crecido. De ese modo, con sentido del humor, el hombre intentaba alentar a ese muchacho deprimido, por medio de su experiencia personal. Si no pueden comprender el sentimiento de sus padres, ¿cómo piensan hacer felices a otras personas? A mí me gustaría que ustedes fuesen considerados y respetuosos con sus padres. Sea cual fuere el campo de acción que escojan en el futuro, tomen la firme determinación de triunfar en lo que emprendan y en cuidar muy bien a sus madres, para que ellas se sientan las personas más dichosas del mundo. ¡Por supuesto, con esto no quiero decir que dejen de lado a sus padres! Pero cuidar bien a la madre es un aspecto primordial. Hay otro punto...Creo que uno tiene que aprender a desplegar cierta sabiduría para no entrar en discusiones con ellos. Especialmente, cuando ellos mismos pasan por dificultades matrimoniales. Un padre y una madre ya tienen bastante con sus propias rencillas. ¡Imaginen que desgracia si, además de todo, caen ustedes en la redada y se arma una guerra a tres puntas! No, no. Lo más sabio es no causar más problemas en situaciones así. KIMURA: Hay chicos que han perdido a la madre o al padre. Creo que ellos darían cualquier cosa con tal de tenerlos a los dos "fastidiándolo" constantemente... Uno hecha tanto de menos la presencia de un padre ausente, que los motivos de queja se ven como una añoranza.

PRESIDENTE IKEDA: Es muy cierto lo que dices. Hay personas que aún siendo muy jóvenes, tuvieron la desgracia de perder a su madre o padre, o quizás a ambos. Y esta clase de soledad, tan dolorosa, es imposible de expresar con palabras. Es lógico que hasta envidien los problemas de los chicos que comparten la vida con sus padres. Sin embargo, piensen que dentro de 100 años, salvo honrosas excepciones, ninguno de nosotros estará en este planeta. Toda persona que está sujeta a una realidad de la que no puede escapar, separarse de sus padres. Sé que hay chicos porque sus padres están enfermos; muchos pasan por momentos angustiosos por que la situación laboral o las empresas de sus padres no dan para más. Otros padecen, de rebote, la humillación de escuchar duras criticas a sus padres, aun cuando estos no hayan hecho nada para merecerlos. Sin embargo, todas estas circunstancias, en apariencias adversas, son nutrientes para el espíritu, estas horas amargas son necesarias, si uno quiere llegar a ser un hombre fuerte. Cuanto más grande sea el dolor que sientan y más insondable la tristeza, más deben jurarse a sí mismos; "La misma intensidad de este dolor tendrá la felicidad que me aguarda", " Seré el pilar que sostendrá a toda mi familia". Este es el modo de vivir que nos enseña el Budismo. Muchos de los grandes hombres que han vivido situaciones muy duras durante la juventud, tales como la pérdida o las enfermedades de sus progenitores. ¿Pero el hecho de tener a ambos padres sanos o con vida es, por si mismo, una garantía infalible de felicidad? No creo que así de. A veces uno se entera de personas que matan a sus hijos o hijos que asesinan a sus padres....La apariencia de ninguna manera determina la felicidad. Lo importante es que uno decida convertirse en un Sol; así como la luz del sol disipa hasta el último vestigio de la noche, con la luz del Daimoku uno puede iluminar la senda que conducirá hacia la felicidad a los padres fallecidos. Entonces, ¿qué impedimentos puede haber para que hagan felices a sus padres mientras viven, con el Daimoku que invocan? En última instancia, todo se reduce a uno mismo. La responsabilidad es de uno, no de los padres. Pase lo que pase, abriguen la firme convicción de que ustedes serán como el Sol. Por supuesto, en el transcurso de la vida hay días soleados y días cubiertos de nubarrones. Sin embargo, ustedes saben muy bien que el sol sigue teniendo el mismo brillo, aun cuando el cielo este encapotado a más no poder...Lo mismo ocurre con el corazón del hombre. De la misma manera, por duras que sean las circunstancias, jamás dejen que el sol de su vida sea opacado por las nubes. 01 - Las inquietudes y los sueños que abriga la juventud. Parte 5

KIMURA: Uno de nuestros integrantes de nuestra División de Estudiantes Secundarios vive con su madre. Que está padeciendo de severos transtornos menopausicos. Para empeorar las cosas, tiene internada a su hermana mayor. Podría requerir la ayuda de sus parientes, solo que estos viven muy lejos y no están en condiciones en ayudarlos por la distancia. En medio de tales circunstancias, alentado y apoyado por un responsable de la División Juvenil Masculina de la zona, trazo el desafío de hacer Daimoku. Este chico saco tal decisión a través de la práctica, que está haciendo los quehaceres de la casa y cuidando a la hermana internada, mientras se mantiene firme en los estudios. PRESIDENTE IKEDA: ¡Que postura admirable! quiero decir algo al respecto: el que sufre más que nadie en su época juvenil esta escalando más que nadie, la cumbre elevada de su propia vida. Creo que un joven así tiene todas las condiciones para ser un autentico líder del pueblo del siglo XXI. A propósito de esto, permítanme expresar mi mayor respeto y mi franca alabanza al grupo "Misión del Siglo XXI", Ninguna persona, por mucha fama que tenga o por privilegiada que sea su posición, puede ser tan nobles como aquellos que se esfuerzan en tareas invisibles y anónimas para alentar y apoyar a los Valores Humanos del mañana. En tal sentido, espero que todos los integrantes de la División de estudiantes secundarios, sin excepción, sean capaces de respetar a sus predecesores en la fe. Esta clase de persona son las que construyeron los cimientos de la actual Soka Gakkai. Tal vez ustedes piensen que han sido demasiado obsesivas e intransigentes en la lucha, que se han pasado de estrictas. Sin embargo, les digo que la Soka Gakkai de hoy se pudo desarrollar como una organización de escala mundial, gracias al arduo trabajo de anos y décadas que han hecho estas personas, dedicadas al bienestar de los demás, el mejoramiento de la sociedad y a la consecución de la paz. Nichiren Daishonin admiraba a estas personas, a los auténticos héroes anónimos, y los llamaba "Bodhisattvas". Por supuesto que triunfar en la sociedad y ganar prestigio también son aspectos importantes en la vida. Sin embargo, una existencia digna de respeto es aquella que, aun en circunstancias anónimas, se dedica a brindar felicidad y bienestar a sus semejantes. Un autentico triunfador en la vida es el que logra establecer un sólido sentido de su propia felicidad y es capaz de reconocer: "Aunque nadie valore o estime lo que yo haga, estoy satisfecho con mi propia vida". Deseo que cada uno de ustedes sean personas así. Espero que lleguen a percibir esto claramente, pues aquí esta la verdadera "esencia" de la vida. IGETA: Hay chicos que están pasando un mal momento, vienen y me dicen: " mi viejo se fue de casa..." Otros, conviven con los padres, pero sufren por otros motivos: "Mis padres no me quieren de verdad. No les importa nada de mí, ni les intereso. Solo se preocupan por sus cosas personales..." PRESIDENTE IKEDA: Pienso que las circunstancias que pueden vivirse en cada hogar son infinitamente diversas. Incluso siento que ciertos dolores son directamente inimaginables para cualquier tercero. Aun así, hay algo que quiero recalcar: Mas allá de como puedan ser los padres como personas, hay una realidad innegable y es que son sus padres. Sin ellos, ustedes no estarían aquí. Es importante que comprendan el significado que esto tiene; y digo que es un significado muy profundo... Puede que alguno, se haya preguntado: "¿Por que habré nacido en esta familia?" "¡Cuanto hubiera dado por que mis padres fuesen tan buenos y permisivos como los

padres de fulano de tal!" "¿Por qué no pude tener la suerte de vivir en una casa linda, rodeada de una familia como la gente?" Sé que más de uno ha tenido el deseo compulsivo de marcharse del hogar. Pero, la realidad es que nacieron en este planeta, en esa precisa ciudad y rodeados de esa precisa familia que es nada menos que la que tienen...Este es el sitio de ustedes, este y ningún otro. En este hecho tan simple, en esta realidad, esta el significado de todas las cosas. En el Budismo no existe la casualidad, cada fenómeno tiene, sin duda, un por qué insondable. En cambio les diría yo, piensen que ya son dueños de todos los tesoros. Hay algo más importante que cualquier planteo, al margen de las circunstancias y de las dificultades de su situación, en este momento actual ustedes está vivo. No hay tesoro más grande que la vida misma. Y, lo que es más, son jóvenes, poseen un espíritu fresco y juvenil, que es la joya más preciada del universo. Por favor, no destruyan ni dañen ese tesoro entregándose a algo tan inútil como la desesperación. KIMURA: ¿Como hace uno para llegar a ser como el Sol? PRESIDENTE IKEDA: Nada en especial. La clave está en continuar haciendo Daimoku, no importa que sea de a poco, pero todos los días, y de una manera que respete el ritmo natural de su propia vida. Van a ver que, a medida que hacen Daimoku, sentirán como si en su vida saliera el sol. Así como el sol sale cada mañana sin fallar, así como sus madres le preparan la comida todos los días, es importante mantener la actitud de desafiarse con continuidad en el campo que elijan, ya sea estudiar algo que les guste o asistir a clases todos los días. Este desafío les proporcionara una enseñanza. Pero, cuidado, si abandonan la responsabilidad, los derrotados serán ustedes mismos. Por eso no me canso de decirles que jamás, nunca, se den por vencidos ante a nada. El sol asoma por el horizonte cada mañana. Y en lo alto de la bóveda celeste, mantiene su soberbio resplandor, aunque por debajo, haya nubes, tempestad o huracanes en el cielo. Al sol no le importa si es verano o invierno, brilla siempre igual. Así son las leyes que rigen el orden del universo, y nadie las puede poner en duda. De la misma manera, nosotros debemos vivir cada día de nuestra existencia al máximo. Con determinación invariable e independiente de las circunstancias. Es algo totalmente lógico y racional. Quien persevera en este esfuerzo cotidiano se convierte en un autentico triunfador. Sea cual fuere el panorama actual, la victoria o derrota final de la vida se deciden en el instante final de la existencia. Lo mismo sucede en un partido de baseball, el resultado final solo se sabe en la novena entrada. En la vida pasa algo muy parecido, nadie puede saber si se ira de este mundo coronado por la victoria final. Nada se determina en el comienzo, como dice el refrán " El que ríe último, ríe mejor". Por eso, deben seguir adelante, siempre empujar para adelante, aun en medio de las peores adversidades. Ahora, me gustaría compartir una experiencia personal, que, si no me equivoco, les conté a algunos de ustedes en una oportunidad anterior. Hablo de cuando comencé a escribir "Watashino Jinseikan" (mis perspectivas sobre la vida), en la década del 70. Las cosas pintaban muy feas para la Soka Gakkai en ese momento, dentro del Japón. Y, para

colmo de males, ese ano yo estuve enfermo de pulmonía, y, casi en forma crónica, no podía bajar de los 38 o 39 de fiebre. A pesar de estas condiciones, seguí trabajando. Recuerdo que me cubría la cabeza con compresas frías, humedecidas en agua con hielo, y me ponía a escribir. Primero acometía una página, y después otra y otra, religiosamente, sin fallar un solo día. Alguien me vio y dijo, sin vueltas: "¿porque sigue escribiendo si se siente mal?" y yo respondí: "si hago el esfuerzo de escribir una página, lo que obtengo es una página escrita. Si me esfuerzo para escribir dos páginas, el resultado es el doble. Si no escribo nada, también es nada lo que consigo. Tengo claro que debo desafiarme a mí mismo y progresar sobre mis circunstancias, aunque sea un pequeño paso por vez. No quiero vivir sintiendo que ha pasado un día sin que yo lograse nada". Había hecho una suerte de señalador de papel, donde iba trazando marquitas en grupos de a 5, para indicar cuantas páginas avanzaba mi trabajo. Terminaba una hoja y hacia una rayita. Nunca, nunca voy a olvidarme el día que termine el manuscrito. Le regale es papel con las marquitas a mi hijo mayor, como un verdadero tesoro familiar... Es importante que seamos fuertes y no nos dejemos derrotar. Busquen siempre la integridad espiritual. No sean esa clase de gente que siempre esta dependiendo de alguien, en espera de que lo hagan primero los demás, que por debilidad y comodidad, dejan en manos de otros lo que no les gusta hacer y echan culpas al menor contratiempo. Si se dejan estar y terminan convirtiéndose en personas negativas y quejosas, siempre proclives a la envidia y al desprecio, el sol de su corazón nunca podrá atravesar la gruesa capa de nubes que se interpone ante ustedes y la vida. Aun en las circunstancias más adversas, deben persistir y perseverar, para convertir ese dolor en una oportunidad única de crecimiento y superación. Díganse a sí mismos: "ya verán todos". Por favor, continúen avanzando con tenacidad y firmeza, por el camino que les corresponda transitar. El primer paso será tomar la determinación de ser personas como el sol. Siempre llegara el instante sublime del amanecer, siempre amainara la tormenta, siempre llegara, infalible, la primavera, mientras ustedes sean un sol, magnánimo, imperturbable y brillante.

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