El Principito Esta es una novela redactada como un cuento para niños, pero en realidad dirigido a los grandes, los adultos, con el afán de hacernos reflexionar en lo hermoso que significa el ser niño, no tanto por querer volver a vivir esa etapa, sino por la forma en que mirábamos al mundo en aquel entonces. La trama principal es sobre un piloto que conoce al Principito en un desierto después de un aterrizaje forzoso con su nave. Él necesita reparar su nave pronto o de lo contrario moriría ya sea de sed o de calor o ambas, pero el Principito le enseña a ver la situación de otra manera. Al mismo tiempo el Principito también aprende muchas cosas, sobre el ser humano y sus vacíos existenciales, de cómo nos complicamos y no vemos lo verdadero, lo esencial y nos dejamos llevar por la preocupación, la amargura y el ajetreo de vivir a diario y a veces sin darnos cuenta de que existimos, al no reflexionar sobre nosotros y sentarnos un momento a disfrutar esos detalles tales como una puesta de sol. La historia se basa en un plano ficticio, como la mayoría de las novelas, que por supuesto, inspiradas en la vida real. Lo interesante del autor, es que narra la historia desde el punto de vista del piloto, de tal forma, que pareciera q es el mismo Saint-Exúpery contando un episodio de su vida, proyectado en el piloto, como si realmente lo hubiera vivido, y te da esa impresión desde la dedicatoria a León Werth, cuando era niño; hasta la última página en que ruega al lector a darle informes por el paradero de El Principito. Quisiera hablar sobre algunas de las cosas que el Principito, el piloto o el autor (que a final de cuentas podríamos decir que son la misma persona), nos intentan enseñar según mi interpretación. Lo primero son los dibujos, fracaso del piloto, en el cual enfatiza de una manera tan clara lo cerrados que a veces solemos ser los adultos. Es cierto que en ocasiones solo nos fijamos en datos, en números, cifras, en cantidades monetarias, más que en cosas cualitativas, que nada tienen que ver con lo objetivo. No podemos ver más allá de lo que ven los ojos, un sombrero, cuando un niño ve una Boa devorando un elefante. Situación sin sentido, pero capaz de imaginarse, la creatividad, talento que muchos ya perdimos y agregando, también algunos niños ya son incapaces de inventar. Otro punto muy interesante, son los Baobabs, aquellas semillas que si no las arrancabas cuando apenas eran unas ramitas, empezaban a crecer de manera descontrolada hasta el
punto de colapsar un planeta pequeño como el del Principito. La enseñanza es muy clara, la pereza nunca es buena o no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, porque en eso se te va la vida, tapando hoyos. Corrigiendo errores grandes, que en algún momento fueron diminutos y se dejaron crecer, cuando ya es difícil extirparlos. Los pequeños volcanes de su planeta, simbolizan la Responsabilidad así como la Familia, por más humilde que sea, uno tiene que hacerse cargo y apreciarlos sin quejarse. La flor, representa al Amor de pareja, al amor de tu vida, o sea tu novia o la persona con la que estás casada y con la que piensas permanecer toda tu vida. Es cierto que a veces ya no la aguantas, o hay facetas de su carácter que te desagradan y por las que debes ser muy paciente y tolerante. Pero en el fondo, la quieres como a nadie más, por todos esos momentos lindos, por las veces que estuviste junto a ella cuando más te necesitaba y viceversa, porque es la que te hace llorar de felicidad y de angustia, por que es la que te hace sentir que estás vivo; porque es quien le da un toque de intensidad a tu vida. Y aunque ella no es perfecta ni única, es especial, porque es tuya, y el resto se queda en segundo plano. Luego viene el viaje del Principito hasta la Tierra, en la que primero pasa por unos asteroides en lo que se podría decir que están casi representados todos los 7 pecados capitales, pero como el cuento es laico, en realidad solo pone en manifiesto las principales manías y complicaciones que puede tener el hombre, en cuanto a su actitud, donde encontramos que muchas de esas actitudes son paradójicas y contradictorias en sí mismas, pues están inmersas en un ciclo vicioso, y en ocasiones en una consigna sin causa fundada. El rey, la soberbia, donde se defiende que el poder de influencia, el respeto y el liderazgo se gana, no se impone. El Vanidoso, símbolo de la cultura light muy común hoy en día, en donde cada vez más, se subraya que lo importante no es lo que tengas dentro, sino lo que tengas puesto o cuanto tengas en tu cuenta bancaria. El Bebedor, demuestra la ironía de las cosas y nos hace ver que en realidad nosotros tenemos la solución y somos la causa de la mayoría de nuestros problemas, los cuales nos cuesta trabajo enfrentar de frente en algunas ocasiones de manera que nunca salimos de ese hoyo. Muchos de nuestros problemas están en nuestra mente únicamente.
El Hombre de Negocios, símbolo de la avaricia, donde el dinero ya no es una necesidad, sino una adicción, una enfermedad. Bien dicen que es más feliz no el que más tiene, sino el que menos necesita. El farolero, polémico personaje, el único que ve más allá de si mismo, pero que en realidad no tiene ninguna aspiración de la vida. Solo vive por inercia, dejándose llevar por lo que le plantea el destino y siguiendo sin preguntar la metódica rutina que hace que tu vida sea enteramente vacía. El geógrafo y el explorador, un tema que no quiero tocar porque nunca terminaría. Puede tener diversas interpretaciones. Finalmente el Principito llega a la Tierra donde se encuentra que hay decenas de reyes, geógrafos y exploradores, cientos de hombres de negocios, miles de vanidosos, millones de bebedores y faroleros, un sin fin de rosas idénticas (exteriormente) a la suya y la sorpresa de que sus volcanes son diminutos comparados con la amplia orografía con la que cuenta la Tierra. Aquí es donde conoce al zorro, clímax de la historia, del cual aprende los principios fundamentales que quizá marcaron enteramente al Principito. Le enseñó lo importante que es su rosa, le enseñó el verdadero significado de la amistad y que sólo con el corazón se puede ver bien porque lo esencial es invisible para los ojos. Un fragmento que me llamó demasiado la atención es el del mercader de píldoras, en el cual trata de venderle una píldora, la cual al tomarla se te acaba la sed por todo el día, así pues ahorras 10 minutos diarios. Y el Principito contesta que si tuviera diez minutos libres se iría lentamente caminando hacia la fuente. Que padre, esos pequeños y bellos momentos son para disfrutarse, no para omitirse. Imagínese que en vez de un rico spaghetti a la bolognesa me den una pastilla insípida que voy a ingerir en unos segundos, todo por ahorrarme la media hora que tardaría en comerlo más el tiempo de preparación. A pesar de que la vida a veces es muy ajetreada, es bueno a veces darnos nuestro tiempo para esas cosas realmente importantes. Por estas enseñanzas y algunas otras más; y también por cada una de las emociones que te hace sentir este libro; y por cada una de las cosas que te hace recordar, de cuando eras niño: tu verdadera esencia; de aquél entonces en que todavía no estaba uno empapado de todas las complicaciones que se crea el ser humano al buscar la felicidad en el exterior cuando ésta se encuentra más cerca de lo que pensamos, en nuestro interior, justo en nuestro
corazón y en la mente de quien así lo ve. Por todo esto, es que decidí redactar un ensayo sobre El Principito. Giovanni Garinian