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Sigfried Giedion El presente eterno: Los comienzos del arte Una aportación al tema de la constancia y el cambio

Versión española de María LuiS4 Balseiro

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-----TERCERA PARTE

LA SIMBOLlZACION

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------------El símbolo

El

SIMBOLO

EN EL ARTE

PRIMEVO

mis simples, dual. y son ejemplo de

Ames que el arte, el hombre creó el símbolo. El nombre llegó :ardíamence, el símbolo ¡T)uy pronco: aparece en los albores mismos del afán de excrcsión del hcrnbre. En su primera forma rudirnenraria.. surgió en la e~; musrcricnse como huella de los primeros tanteos del hombre de Nean-

ro

el arte primevo

107

aquí parece haberse dado rienda suelta J la imaginación indivimuchos los casos en los que hasta ahora sólo se conoce un determinado tipo. Estos símbolos suele» estar en !.;; partes

mis inaccesibles de las cavernas, como sucede en Alrarnira. El Castillo y La Pasiega. En su inaccesibilidad se puede ver una alusión J h especial potencia de la magia que emanan, Todavía hoy muchas de esas con˙guraciones producen una impresión extrañamente poderosa sobre el ccnremplador. por ejemplo en Alcarnira, donde todo el techo esd atravesado por símbolos en zigzag de color sangre, tan grandes como los dibujos adyacences de bisontes. ¡.. JI1 ........ La simbolización nació de la necesidad de dar forma perceptible :l

derthal en busca de una organización espiritual que trascendiera sus sencillos materiales y su existencia utilitaria. Se han encontrado huesos con líneas p.iralelas y dl.lgonJles grabadas o círculos rojos, pero son tan fr:igmenc~r:os ·:¡I.le no permiren extraer ccnclusiones seguras. Muy distinto es el caso de las pequeñas oquedades semiesféricas excavadas en la roca, que llamamos c˙pulas. Los prehísroeiadores nos informan de que los símbolos hechos por el hombre más aneiguos que se conservan son los descubiertos en una piedra sepulcral triangular del abrigo de La Ferrassie, en Dordoña. Son pequeñas oquedades hechas en la lápida, que estaba colocada con ese lado hacia abajo sobre el cuerpo de un niño. Estas c˙pulas, carentes de función práctica, conscicuyen un tcnómeno muy com˙n en el arce paleolítico: su significación simbólica no cscá exactamente definida.

lo irnperceprible. SurgiÓ tan pronto como el hombre tUVO que expresar la relación inquietante e intangible entre la vida y la muerte, al principio expresada de maneras muy primitivas. Cuando 1- Bachofen afirmó que el símbolo se había formado en la turnb i. pensaba en la necrópolis etrusca que fue el punco de partida de sus pioneras investigaciones sobre el simbolismo (1339). El material en .que apoyarse lo enconcró en los relieves tunerarics. de antaño despreciados por los arqueólogos, yen su profundo conocimiento de la literatura. clásica. Desde entonces, ranro los daros materiales como nuestra comprensión del simbolismo han crecido enormemente. y nuestro recién adquirido conocimiento del arte primitivo ha corroborado en gran

1-

Los símbolos mágicos que aparecen con mayor frecuencia y a lo largo de periodos rnds dilatados de la prehistoria son simples. Consisten en fexgmeneos, en los cuales la parte vale por el todo: una mano, por ejemplo. representa al ser humano total, los genitales representan la facilidad. Pero es mis dificil dar sentido al círculo, que aparece en gran n˙mero de form,is. grandes y pequeñas: depresiones en forma de raza hechas en la piedra {tu pules], puntos y discos de color [ponctuatious] y agujeros [perfor«: tions}, J menudo de forma vjriable_ -

parte

las teorías

de: Bachcfen.

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del

simbolismo

Hay actualmente indicios de que de: nuevo nos acercamos :1 una era del simbolismo, y de que una fase prolongada de -realismoesd dejando paso a nuevas concepciones de la realidad, una realidad de dirnens.ones m˙ltiples y significaciones renovadas. La presente reavivación del interés por el sirnbolo y su significado nos reconduce a sus orígenes prehistóricos. Es ahi donde mejor se puede estudiar el proceso encero de: simbolización. De: hecho, en la simbolización esci 1:1 clave de todo el arce paleolirico, desde los grandiosos 'grabados y pinturas de las cuevas -del sur de Francia 'f España hasta los pequeños artefactos de asta de reno. En todos los C:lSOS lo concreto ha sido traducido a símbolo, por re;líscl que pueda parecer. Esta transmutación persistió a lo largo de todo el arce paleolícico,

En los riern ?OS primitivos los símbolos se empleaban a veces solos, pero es más frecuente encontrar varios asociados e interrclacionadcs : puntos. por ejemplo, rcl .. cionados con manos, con animales o con rccríforrncs, y c˙pulas dispuestas el! hilera o una sola asociada a un animal o encima de él. De ese modo se podían precisar más algunos de los rn˙lriplcs significados inhcrcnrcs ;¡ cada símbolo, y también acentuar un solo significldo dorninanrc, corno el deseo de incrementar la fertilidad. A estos conjuntos, donde se cornbinrn ditercnrcs símbolos con signific.idos diversos para hacer hincapié en un solo significado concreto, los podemos Il.imar «símbolos cornpucsros-. Además de los símbolos simples y directos, en los cicrnpos primitivos se elaboraron numerosas formls complejas y enrcrarncncc abstractas, LJ inventiva del horncre en esta dirección parece haber sido in.lgocable, pero con dio los significados se tornan tanto más oscuros. Los nombres dados a estas formas simbólicas m:ís complejas son meras eriquceas : tcceiformes, - cbviformcs, na viforrncs. En contraste con lo ocurrido en los símbolos

hasta el periodo ncolitico, en que la abstracción reinó sin rival. Hasta años recientes no han reconocido los especialistas la importancia del estudio siscernárico del contenido simbólico del arte prehistórico. Cuaneo mis se avanza en esa invesrigación, mis sorprende la asombrosa riqueza de imaginación que revela. Parece que ahí pudiera estar la fuente de mucha

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El símbolo en el arte pn'mnJO de la imaginería que se ha atribuido al arre griego, Pero I;¡ labor anterior de todos los prehistoriadores y antropólogos serios se dedicó a la c1asific;;¡ción de objetos materiales, como hachas de mano y otros ˙tiles similares, Por consiguiente, en nuestra comprensión de lo que los símbolos significaban para el hombre prehistórico quedan todavía grandes lagunas. Hoy el denominador com˙n de credo y ritual que en otro tiern po vinculaba a los hombres entre sí ha perdido su fuerza, Mientras que en las eras primitivas la magia, el mito y la religión suministraban al hombre una coraza espiritual Contra el entorno hoscil, hoy esrá desguarnecido y desnudo. Buscando una compensación, ha tenido que crear símbolos e im5genes interiores sacadas de sí mismo. Medio irónicarnenre, el pintor surrealista Max Ernst escribió: -en 1930, tras haber compuesro con violencia 'i método I;¡ Femme 100 lites, fui visitado casi a diario por mi f;;¡ncasma privado y personal: el jefe de las aves Loplop- (1948, pág. 9), Hoy día el hombre medio parece haber perdido I;;¡clave de su propio ser, aunque sigue creyéndose sabedor de lo que le gusta y capaz de expresar lo que siente. En el gUStOdominante de los tiempos se muestra el resultado de esta 'pérdida, porque afecta a la esfera toda 'de I;;¡actividad emocional. . El hombre medio, ya sea gobernado o gobernante, se ha vuelto indiference ;;¡ la invasión de sucedáneos, al ersat z en el arre y la arquitectura, a la falsedad en la expresión: a este proceso es a lo que yo he llamado .Ia devaluación de los símbolos» (1948, págs, 329-363). Hace y;¡ siglo y medio que es visible, pero sigue en marcha, El languidecimienco de nuestra vida ccrnuniraria, nuestro desvalimiento a la hora de encontrar formas para la celebración o el tiempo libre, nuestra falt;¡ de capacidad imaginativa para elaborar formas que contrarresten los males de nuestra cultura, todo indica el alcance de la desor icntación actual del hombre. No es dificil encender córno se ha producido todo eso, El hombre de hoy tiene que soportar una carga enorme y creciente de conocimiento intelectual, y al mismo tiempo su mundo emocional ha ido atrofiándose progresivamente. Su maquinaria emocional se ha encogido hasta quedar reducida a un mero apéndice, roralrncnee incapaz de absorber y humanizar el conocimiento acumulado por el cerebro, El hombre está solo, Es posible que de nuevas transformaciones operadas en la esfera comunal surja alg˙n nuevo espíricu supra personal, Pero, por el momento, el hombre no tiene nada a que acudir fuera de sí mismo. Esta situación puede darnos una pisca sobre la naturaleza de esos sírabolos que hoy despuntan en la obra de los pintores y poetas conrernporáneos.

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El resurgir de los símbolos jean-Paul Sartre es un poeta con vniones de qué-clases de símbolos son posibles hoy, En L'jmQ.~j"Qirl! (1940) afirma que, en contraste con la situación reinante en ¿pOCJS anteriores, la función simbólica ya no tiene su origen y explicación en el mundo exterior, -No aceptaríamos una concepción seg˙n la cual la función simbólica haya de ser añadida a la imagen d~de fuerl ~a imagen ": eS,encialmence simbólica p~r su estructura misma. (pag. 128), 'sm inrerrnediarjo de nmguna clase, el símbolo, por su misma forma, tiene acceso directo a las emociones) Los elementos conscirurivcs dominantes en el -arte contemporáneo- son formas desprovistas de significación aparente, y que sin embargo se imponen directamente a los sentidos. Estos símbolos difieren no sólo de los símbolos mágicos pocentes de la prehistoria, sino también de los símbolos conceprualizados de los griegos, Los símbolos de hoy son anónimos: parecen existir exclusivamente para sí, sin significación directa, Sin embargo. están imbuidos de un atractivo inexplicable: la magia de sus formas, En cierto sentido, represenun un proceso i-egeneracivo o terapéutico. un escape del frenesi tecnológico. Junco a esros símbolos anónimos o formas sin significación directa se han resucitado e integrado en nuevos contextos otros milenarios. tomados del pasado remero, seg˙n se aprecia en la obra de Miró y Klec, entre otros. Sería fruccifero, aunque dificil, llevar a cabo alguna forma' de investigación que arrojara luz sobre el proceso de esta transformación y sus m˙ltiples ramificaciones, No se puede decir hoy que las fuerzas de simbolización ya no existan, Un gran lienzo que caprure codos nuesrros sentidos sirnulránearnente. como el CumrjeQ, puede ser un gran símbolo compuesto. Al tornar conciencia de los m˙ltiples estratos que componen el tejido del alma, rrararnos de descubrir no sólo los limites dentro de los cuales la argumentación lógica opera como una herramienta segura, sino también las áreas en que no se puede usar esa herramienta, áreas de dimensiones psíquicas diferentes, Las leyes de la lógica vienen coloreando el pensamiento filosófico desde el Renacimiento, en especial desde el siglo XVII, Esta influencia tiene un paralelo próximo dentro del ámbito óptico en la influencia de !J perspecciva en nuestra visión del mundo, Es precisamente contra esos criterios estrechos de causa y efecto lógicos.y perspectiva óptica contra lo que la época actual protesta y se rebela. Ya no hace falta preguntar el porqué, Nuestra vista no es ciega para los maravillosos logros artisticos de los siglos recientes; pero progresivamence hemos ido tomando mayor conciencia de la situación a que: el racionalismo nos condujo a lo largo del siglo XIX: la de vivir sólo para el momento, carentes de toda certeza frente a las decisiones que asumen dimensiones

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El símbolo

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El símbolo

La calle unidireccional del materialismo.

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en

Los comienzos

111

simbólico

:\ l considerar la continuidad de la experiencia hurrrana tenernos que remontarnos a la cuestión primordial: ¿qué hay de fundamentalmente diferente entre las apercepciones del hombre y del animal en su transacción con el mundo externo? Las herramientas (si !>C me permite: darles ese nombre) de que disponen el hombre y el animal, ¿son diferentes' o no? Demos la respuesca inmediacarnenee : lo que discingue al hombre del animal es su planteamiento simbólico. En su ˙lcimo libro, AII lisay 011 IIIdll (19,g), que ofrece mucho de lo esencial de sus obras anteriores, el filósofo Emsr Cassirer recababa el auxilio de los biólogos para dilucidar qué es lo que distingue al hombre: del animal. El. biólogo alemán 1- J. von Uexküll elaboró en las primeras décadas de este siglo un nuevo enfoque del mundo animal, Fue por la misma época en que los cubistas elaboraban una nueva concepción del espacio por eliminación del punto de vista ˙nico del Renacirnieneo. El biólogo declaraba que ˙nicamentc un dogmatismo muy ingenuo podía dar por supuesta una realidad idéntica pJra todas las criaturas. La realidad no es algo ˙nico y homogéneo. Está infinicarnence diversificada, y presenta canees esquemas diferentes corno org:mismos hay. El mundo de la mosca yel mundo del perro son esencialmente distintos. Hay un mundo de la mosca, y hay un mundo del perro. Cada criatura vive en un universo propio, basado. en su propia experiencia. Cada especie posee un sistema receptor que recibe esrirnulos del mundo exterior, y que varía con su estructura anatómica propia. Cada una posee también un sistema efector mediante el cual reacciona a esos esrirnulos, a fin de mantener un equilibrio entre sus mundos interior y exterior. A la unidad operante establecida por esos dos sistemas la llamó Uexküll Funkuouskrei», círculo de función. La vida humana ha de: obedecer las mismas normas que gobiernan otros organismos. Cada animal eseS.perfectamente adaptado a su entorno, y puede, seg˙n su narurnlcza. restaurar el equilibrio entre mundo interior y mundo exterior. ¿Cómo restaura el hombre ese quilibrio ? ¿Existe algo en su apercepción del mundo que le distinga del animal? Si es así, ¿cómo llegar a descubrirlo? Resumiendo la respuesca que da Cassirer a e~a preguntl: la marca disrinriva de la vida humana es que el hombre vive en una dimensión nueva de la realidad. ¿Qué significa esro? Para establecer su adaptación al entorno y mantener o restaurar el equilibrio entre sus mundos interior y exterior, el sistema efector del hombre puede hacer uso de una cualidad que no se encuentra enrre los animales: el planrearnieneo simbólico del mundo.

concepto

Fue el modo de pensar griego lo que engendró la. forma conceptual del símbolo. La palabra «símbolo-, ella misma de origen griego, fue absorbida por las lenguas más diversas, entre ellas el lacín, pese a que los romanos no tuvieron en mucha estima el concepto que: representaba. La variedad de significados que ese concepto encerraba para los griegos de la época clásica se demuestra en el hecho de que formaran tres sustantivos distintos J partir del verbo original. Sus complicadas relaciones lingüísticas fueron establecidas ya en 1810-18\2 por Friedrich Creuzer. El verbo griego original symba/lei" indicaba la acción de acoplar varias partes para formar una totalidad, y sus variantes de significado eran las de -unir», -enlazar- y «reunir partes separadas •. La noción más simple de svmbolon, por lo ranro, es la empleada por Platón, -uno compuesto de dos •. El ejemplo más conocido del empleo griego del símbolo es el regalo que el anfitrión hacia de parte de una moneda o anillo rotos .11invitado que se iba, de suerte que, al ser acopladas después aquellas mitades. los dueños o sus descendienres pudieran reconocerse mutuamente. El símbolo vino a ser una señal de relación a la que se había provisto de una significación especial. Objetivarnenre, no existe vínculo alguno entre el fr:lgmento de la moneda roca y el significado que se le ha concedido, ni hay pista alguna de esa relación que sea perceptible para los sencidos: se les escapa. El símbolo retomó su significación suprapersonal y recobró su papel original de imagen de algo que no se puede expresar directamente. En un pasaje .íe su Versad: ¡¡bit die Griibersymbolik da Alfen (Ensayo sobre el simbolismo funerario de los antiguos; 1859), Bachofen da una formulación simplificada del papel del símbolo: -Las palabras hacen finito lo infinito; los símbolos conducen el espíricu desde el mundo finito del devenir hasta el imbito del ser infinito- (ed. de 195-+, p;Íg.52). Así el simbolo recupera su significación primitiva: innominado, es sin embargo una realidad poderosa, y es ese significado consisccnre suyo lo que hoy vuelve a ser operarivo. Y así las primeras intuiciones de hombres como Creuzer y Bachofen, desechadas en su tiempo, se esr.in viendo confirmadas hoy.

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del planteamiento

en el arte primeTJO

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El símbolo en tl De esta dimensión nueva ---<> tal vez podríamos decir, específicamente humanade la realidad han brotado el arte, el lenguaje, el mico y la ciencia. La distinción entre hombre y animal estriba simplemente en que el hombre no vive sólo en un universo material, sino también en un universo simbólico.

La

ido de Ernsc Cassirer de que la marca distintiva de la vida humana es su planteamiento simbólico ganó inmediata aceptación. Leslie White (1940) declaró: .Hoy empezamos a darnos cuenta de que el símbolo es I;¡ unidad básica de toda I;¡ conducta y la civilización humanas ... Toda conducta humana se origina en el uso de simbolos. Fue el símbolo lo que transformó en hombres a nuestros antepasados antropoides y les hizo humanos, Todas las civilizaciones han sido generadas y perpetuadas ˙nicamente por el uso de símbolos. Es el símbolo lo que transforma a un recién nacido de Homo sapiens en ser humano ... Toda la conducta humana consiste en, o depende de, el uso de símbolos. La conducta humana es una conducta simbólica; la conducta simbólica es conducta humana. El símbolo es el universo de la humanidad. (pág. 229). Es esta línea de demarcación entre el hombre y el animal lo que los psicólogos de muchos países han tratado de determinar. Norrearnericanos, alemanes y franceses han llevado a cabo experimentos sobre la rncnralidad de los grandes simios, la conducta semiótica en los chimpancés, etcétera. La labor de psicólogos, lingüistas y especialistas en semántica ha rendido tarnbién a convergir hacia un mismo punto: la dilucidación de las diferencias fundamentales entre las capacidades conceptuales del hombre y el animal, El lingüista francés Henri Delacroix, en L, tall,~lIg, et 111 pms(t (1924), afirma que un loro es C;¡P:lZ de repetir palabras y frases y posee un aparato vocal perfecto, oído I!no y una memoria excelente. No es, pues, el equipamiento físico necesario p:lra aprender una lengua lo que falta en el loro. Pero, cuando el loro repite una frase entera. para él es una entidad indi visible, una serie de palabras inextricablcmente unidas unas J otras. Es incapaz de cambiar de posición ninguna de las palabras. S~ limita a repetir let phrases-mots, frases-palabras. Para el animal, las palabras o las frases son meros como en el hombre.

signos.

Nunca

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nacen

de una

imaginación

simbólica,

Tanto el hombre como el animal son capaces de expresar alegría. dolor y ansiedad a través de sonidos y gestos, pero IJ diferencia insuperable que separa ;¡I hombre . del mundo animal, b razón de que los animales no puedan p:lsar jamás del estadio prelingüiscico, reside en la fJlta de imaginación simbólica en el animal, Para él las palabras son sonidos, siempre vinculados a objetos específicos. Jamás pueden llegar a ser abstracciones

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simbólicas, un artefacto

como lo' son en el mundo nuevo llamado ¡rost.

Desde sus en su enfoque

humano

primeros pasos, el hombre de todos los aspectos del

cuando

aTte

primtvo

se I;¡s integra

113 en

ha hecho uso del simbolismo mundo. Hay tantas esferas d'e!

simbolismo como actividades humanas. El simbolismo mágico se desarrolló en el periodo paleolítico, en la Edad de Piedra, cuando el hombre por fuerza tenía que vivir en el' más Intimo contacto con la naturaleza: cuando se sentía rodeado de fuerzas visibles e invisibles que parecían amenazarle: cuando no era capu de distinguir entre condiciones subjetivas y objetivas; cuando b imagen de un ser, fuera animal o humano, emanaba tales fuerzas mágicas que imagen y realidad se fundían una en otra. Fue la época del cazador.

Los

símbolos

y la arqueología

Hoy ya no nos'sacisfacen los meros datos y las exactitudes filológicas. Hay una demanda de resultados de las investigaciones eruditas sobre los símbolos. El filólogo clásico Ulrich ven Wilamowiez-Moellendorf dio impulso a esa demanda con su conferencia -Die Griechische Heldensage(los mitos heroicos griegos), pronunciada en Berlín en 1925 (págs. 41-62). Pero lo que encontramos no es nada, son lagunas o la obra de dilerantes cuyo conocimiento de las fuentes no merece confianza. Durante demasiado tiempo el deseo de interpretar los mitos y los símbolos se declaró incompJci-' ble con la honra del erudito. La ética de éste se fundamentaba en un -amor inquebrantable a la verdad y una entrega desinteresada ;¡ codos los problemas de la Antigüedad(Howald, 1926, pág. 2.3). A manen de escudo, esta actitud tapó y suprimió cualquier investigación de los símbolos durante más de un siglo. Desde su concepción misma, la erudición de los ˙lcimos cien años se vio obligada a condenar todas las tenrarivas en l'SJ dirección y a expulsar J todos los partidarios de ellas. Desde finales del siglo XVIII no ha habido continuidad en la investigación de los símbolos. De vez en cuando brota un manantial; siempre retrocede. Ello es perfectamente comprensible. desde el momento en que los métodos arqueológicos han tomado por modelo, y cada vez desde más cerca, los métodos de: las dominantes ciencias naturales. Esto ha significado la ubicación del objetivo de IJ arqucotogía en la certeza absoluta. Dcsgraciadarnenrc. y a despecho de todos los deseos de precisión, el empico d e métodos puramente racionales no es posible en el ámbito de la prehistoria y la protohistoria. Con frecuencia la esencia misma de los fenómenos y los simbolos reside en su significado m˙ltiple.

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El simbola en ti artt pn'm6W Hoy día, cuando po(!:> a poco la cuestión del significado interior de los fenómenos ha pasado a primer plano yes mucho mis frecuente identificar la historia Con el destino humano que tratarla como una secuencia de acontecimientos, nos falta el material de partida necesario: una base de investigación erudita sobre el significado de los símbolos ... '\sí pues. pese! 11 alto grado de desarrollo alcanzado por los estudios filológicos, aquellos estudios que dependen de las derivaciones y significados del lenguaje y la micología han de ser forzosamente fragmentarios .. A finales del siglo XVlI se alzó la figura colosal de Giarnbatrisca Vico (1668-17~4). Este filósofo napolitano fue el primer gran erudito que se enfrencó al método racionalista de Descartes y le opuso la idea del pensarnienco como algo que' broca de la fantasía. En su De antiqulssima ltalorum sapientia (1710), Vico investigó las lenguas y los micos para desvelar sus significados ocultos. Tuvo experiencia amarga de lo que suponía opone!n~ a la supremacía del racionalismo en la Era de la Razón. Los inicios de la actual investigación de los símbolos se remontan a Christian Gotrlob Heyne (1729-1812), un filólogo de la Universidad ¿-: Gotinga que se propuso examinar todos los valores espirituales en el contexto de su cultura general (Howald, 1926, pág. 6). Heyne no profundizó en las. fuentes Como Vico. Aunque se orientó hacia el símbolo, sus métodos son los de la Era de la Razón. Fue un románcico quien dio el impulso inicial a la investigación actual. El lugar de nacirnienco fue Heidelberg. Allí, poco antes de 1800, 'se había formado un circulo muy selecto: los poetas Nova lis, Amim, Brenrano, Schlegcl y Tieck ; el filósofo Schelling; el intluyence jurista Savigny, y Górrcs, historiador de la Iglesia Católica. A este círculo perteneció Friedrich Crcuzer (1771-1838), y en esa atmósfera nació su magna obra Sylllbolik uud l\'(yt"olo.~ie der alten VJlker, besanders der Criedien (Símbolos y mitos de: los antiguos, en especial de los griegos; 1810-1812). '. Crcuzcr representa la etapa especulativa de la investigación sobre el origen de: los micos.')Durance toda su vida fue blanco de los ataques de los filólogos, a causa de cicrco n˙mero de incoherencias -grandes y pequeiiJs-- que! sirvieron para ridiculizar cualquier investigación ulterior acerca de los símbolos. En vano soñó con una cátedra universitaria desde donde estudiarlos seriamente. Hcyne había basado su indagación en la idea de lJ lIuscración; el punce de partida de Creuzer fue el Romanticismo. Al igual que Vico, veía en el lenguaje el registro más fiel de las épocas anteriores. En eso le: ayudó el simbolismo: era el medio de expresarlo todo. Creuzcr desarrolló las ideas griegas del símbolo y vio que -in eine rn Blick das Garue crfassr- (lo abarca todo con una sola mirada). De esto dedujo una concepción nueva del símbolo, bajo el nombre de -mor-icncane Anschaulichkeies, percepción i_nmediara (Creuzer, 1, párr.20).

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Al deslindar el mito del símbolo, Creuzer llegó a lo que él llamaba el símbolo en su estadio culminante. Se aproxima mucho a Bachofen cuando observa: -En otras palabras, el símbolo quiere decir mucho y debe expresar lo divino (pero lo que tiene que decir lía de decirlo decididamente, sin circunloquio ni confusión)." Como un destello, la idea salta del símbolo y capta codos los sentidos. Es un rayo que sale direcrarnenre de las profundidades del ser y de! pensamiento. atraviesa los ojos y perrnea nuestra naturaleza encera: la percepción inmediata- (p:irrs. 34, 35). Fue fácil atacar las conclusiones defectuosas y las .f;mtasías. de la ugurnenración de Creuzer desde el punto de vista de la exacticud filológica. Pero lo que había detrás de las objeciones escolásticas. era en realidad un planrearnienco marerialisca de la historia. Lejos de limitar su hostilidad a las inexactitudes o los errores flagrantes, los eruditos alemanes de la época desdeñaban cualquier trabajo metódico que se hiciera en estos campos. Los franceses compartían su acritud. Cuando se tradujo a Creuzer al francés, Ernesr Renan -que había hecho lo suyo por estrangular el pensamiento míscico- dijo: -Busca pensamiento abstracto e ideas profundas en crivialidades-. Desde un' aislamiento 'solicario y profundamente reflexivo, Johann jakob Bachofen (1815-1887) aventaja a cuantos ineenraron trabajar seriamente en la investigación de los símbolos durante el pasado siglo. Bachofen : un hombre exterior e inreriorrnenre independiente, que vivió en su propio mundo, residente en la misma ciudad qu.e jacob Burckhardt, Se rehuyeron mutuamente. Burckhardt (1818-1897), pese a toda la amplitud de su visión, seguía estando dentro de la corriente principal del pensamiento decimonónico; la obra de Bachofen fue un legado que no obtuvo apreciación e influencia hasta medio siglo después de su muerte. No había entonces sitio para el-descubridor de la religión primeva. y de los aspectos maternales de la materia (Bernoulli, 1924, pig.57), En su época se pensó que andaba detrás de pistas falsas, y cuando no se le atacó de hecho se le ignoró totalmente. Bachofen no fue apreciado ni en su país natal ni en Alemania. Pero en Inglaterra e! panonma era algo distinto, en la medida en que había ya un cierto interés por la estructura del mundo primevo no clásico. Un abogado escocés, J. F. Mcl.ennan, uno de los primeros en profundizar las teorías del eorernismo, había descubierto independientemente la importancia de la descendencia matrilineal. Mcl.ennan consiguió un ejemplar del Das ,"v(lIttam/¡t de Bachofen (El rnatriarcado ; 1861), un libro de lectura nada fácil, e inmediatamente reconoció la talla de Bachofen y admició abiertamente su deuda para con el místico patricio de Basilea .• Fue en la primavera de 1866·, escribiría, -cuando por primera vez tuve noticia de Das Mlllterrultl. y advertí entonces que he" Bachofen se me había

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El símbolo en el art« pn'mroo adelantado en este descubrimiento. No obstante, los caminos por los que Bachofen y yo habíamos llegado :a esa conclusión no habrían podido ser más dispares, A mi me lI..vó :a ella J;¡ reflexión sobre las exigencias de mi explicación del origen de l:a forma de captura. A Bachofen el hecho parece habérsele revelado como algo ubicuarnente subyacente a las tradiciones, y en especial a las rnieologias, de la Antigüedad, que su prodigiosa erudición abarcaba.con todos sus inn˙meros detalles- (Mcl.ennan, 1876). . Han sido los estudiosos de la psicología profunda, más que los prehistoriadores o los arqueólogos, quienes desde Freud y Jung han venido buscando el significado de los micos y los símbolos. Su punco de partida ha sido )3 psique individual, en particular la psique individual del neurótico clínico' de nuestros días. El Tótem y tabií de Freud (1912) animó a los antropólogos a llevar su indagación por nuevos derroteros, y la obra de Jung, Rank y otros dio origen a una larga serie de investigaciones sobre el .individuo> en la forma del -héroe-, figura que hace su aparición en los albores de la historia. Pero un plantearnienro que parta del individuo no deja de tener riesgos. Se ha dicho que este enfoque -desde el alma y lo subjetivo no sale nunca de J;¡ prisión que él mismo se ha impuesto, ni encuentra vÍJ de acceso :a las relaciones con el mundo objetivo»: son palabras del escritor suizo Julius Schwabe, en su interesante obra A,cllftyp IIIld Tierkreis (Arquecipo y zodíaco: 1951, pág. xxxv). Schwabe expresa este punto de vista al desarrollar su tesis de que los mitos y símbolos de las primeras altas civilizaciones guardan relación con los fenómenos cósmicos más que con las emociones humanas, y que los arquetipos no son productos de la mente inconsciente exclusivamente. En esto Schwabe sigue a Bachofen : -Los sucesos terrenales están atados a los cósmicos. Son su expresión tel˙rica. Fue creencia universal y fundamental del mundo antiguo que Jos fenómenos terrenales y celestiales obedecían las mismas leyes, y que una gran armonía impregnaba por igual Jo perecedero y lo imperecedero» (Bachofen, 1861; ed. 1948, JI, pig. 131). Por otra parte, a los arqueólogos, etnólogos y cuantos cultivan las disciplinas históricas les interesa más, en sus investigaciones sobre el simbolismo, trazar los límites de los estratos llamados inconscientes y remontar ciertos fenómenos considerados .inexplicables> hasta el momento cronológico en que el espíritu humano los creó con conciencia plena. Ni siquiera en la época de las altas civilizaciones arcaicas estaba todavía el hombre encerrado en su yo. Seguía convencido de: ]J interrelación cósmica y tel˙rica entre los aseros y los hombres. Esta convicción de una interdependencia y de su influencia consiguiente en el destino humano

117

era producto de esa unicidad indisoluble del mundo que impregna toda );¡ prehistoria, desde su lenguaje de símbolos hasca su percepción del espacio.

El símbolo

y la existencia

Repicárnoslo : los símbolos del arte primitivo arraigan en las exigencias primarias de la existencia humana, en b idea de una continuidad de la vida y la muerte. El objetivo dominante de la existencia primitiva 'era la obcención de alimento. Alimenco quería decir animal. Cuando el ataque directo contra el animal fallaba, se inventaban ritos y signos y símbolos mágicos con los que el hombre esperaba investirse de poder par;¡ ernbrujarlo. Pero la mera matanza de bestias no bastaba pua asegurar un suministro concinuo de alimentos: eso dependía también de la fecundid3d de la especie, para asegurar la cual el hombre primitivo era todavía más impotente. Sólo la magia ofrecía esperanzas. Se comprende, por lo ranro, que casi todos los símbolos tempranos. aunque se presenten' en com binaciones muy variadas e incluso contrarias. hicieran referencia a la perpetuación de las especies animales, y de un modo u otro estuvieran orientados a promover 13 fertilidad ;¡ través de 1:1magia. Esto se observa con mayor claridad en el auriñaciense primitivo que en el rnagdaleniense, posterior y m:ís avanzado, En el primer período, un símbolo de fertilidad es la vulva: aparece consranternenre, por regla general sola pero a veces combinada con el animal cuyo incremento se desea. Est:í fuera de duda que esas representaciones de órganos femeninos no tienen nada que ver con los instintos sexuales humanos, y otro tanto sucede con las representaciones de órganos masculinos, mucho más escasas, las figurillas femeninas de senos y vientres enormes o las figurillas masculinas irifálicas. A principios del período rnusteriense aparecen señales de una creencia en J;¡ continuación de la vida después de la muerte. Las Cosas no terminan abruptamente, la muerte no extingue la vida por completo, y se apunta alguna posibilidad de volver 3 entrar en el ciclo terrenal, lo mismo para los hombres que pan los animales, :aunque no es.ti claro cómo haya de lograrse. En esa era el hombre vivía cerca de sus muertos, :a los que daba sepultura dentro de su morada. Decenas de miles de años más tarde había la misma costumbre en el delta del Nilo (Merimde), muy poco antes de los albores de la historia, Los muertos influían en la suerte de sus descendientes, compartían las comidas familiares. Hoyes costumbre en algunas partes de la Polinesia encerrar a los muertos dentro de la casa o fuera, bajo los aleros. Esta zona de inhumación es sacrosanta: no se le vuelve l. espalda, y al acostarse se orienta la cabeza' en es. dirección.

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El sim bolo También el animal poseía un poder mágico después de la Tanto en pro del suministro de alimento como' para aplacar el del animal muerto, era razonable tomar medidas para facilitar su a la vida. S~ hacia todo, en suma, como si el animal dispusiera de: mágicos a los cuales había que propiciar o dominar con otras

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mágicas.

y el mito

El símbolo

El hombre premitológico estaba cornplerarnenre integrado en el mundo que le rodeaba. Formaba una sola cosa con él, no se alzaba por encima de él ni se sentía su centro, sino un elemento humilde del mismo. Su suerte estaba regida por poderes que no era capaz de comprender. Para él el animal era un ser superior, una criatura mayor que él, y 11 mismo riernpo una personificación de potencias invisibles. Todos los símbolos prirniti vres tienen sus raíces en esta era zoomórfica. Por simples o complejos que sean, todos ellos representan fuerzas invisibles de un universo todavía no reducido a campo de batalla entre hombre y hombre. ,Los micos, en cambio, se basan C11 las relaciones y destinos de los hombres o de ellos y los dioses. En los miros., el ciempo (la sucesión de aconrecirniencos) tiene un papel determinante .. Para el hombre primevo, el hoy, el ayer y el mañana eran una sola cosa. Los mitos nacieron de la gigancesca transformación que de la era zoornórfica llevó a la antropomórfica en la que a˙n vivimos, y en consecuencia su aparición es rclarivarnenre tardía. Seria avencurado asignarles fechas precisas: sin ern bargo, a partir de su contenido, de los conflictos que encarnan y del contexto en que se inscriben: cabe suponer que coincidieron aproximadamente con las primeras comunidades formales, del tipo de los pequeños asentamientos en tomo a Ull cemplo que florecieron en el norte y el sur de Mesopocarnia en el cuarto milenio a. C. En la c:popeya surneria de Gilgarnés las ciudades son ya centros reconocidos de la religión y la autoridad. y el héroe épico Gilgarnés gobernaba en la ciudad de Uruk. Seg˙n los datos, Gilgarnés no vivió antes del 271)0 ó 2600 a. C.; por lo tanto, '1:1 epopeya que recoge sus hazañas heroicas no puede ser anterior al 2600 a. C.; aproxim;¡damcnce."En esa época nació un nuevo mundo de dioses, CUyl estructura jerárquica reflejaba con exactitud el orden social conccrnporánco. Si examinarnos (:¡ situación inrnediaeamenre anterior, tal como se refleja en la cerámica pecsl y rnesopotámica del cuarto milenio a. c., no hallaremos rastro alguno de mitos ni del mundo de los dioses, seg˙n lparecen en los cilindros-sellos de finales de ese milenio. Los esq uernas abstraeros

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el art, primevo

de la cerámica anterior, con su inten"~aa arclsiica y su gran atractivo, son ricos en conceptos prehistóricos y tienen mucho mis en com˙n con el mundo simbólico de la era magdaleniense (anterior en ocho a diez milenios) que con los micos ancropomórficos de uños mil años después. Sin embargo, no hay que olvidar que los mitos antropomórficos conservan a˙n vestigios de la prehistoria. Como los signos y símbolos del mundo primitivo, indican Il eterna polaridad de la vida y la muerte, y se integran en el cosmos. Ahora se les ha dado a todos terma antropomórfica, y hasta 105 astros han pasado a ser personificaciones deístas. Esta mezcolanza de los hombres y los dioses con el cosmos es la característica primordial de los mitos. Una de las conquistas de Julius Schwabe ha sido el dejar salir a los mitos (y con ellos a los arquetipos) del laboracorio psicológico y devolverlos a su posición dentro del cosmos. En su opinión, el fallo del psicoanálisis -y de la teoría de los arquetipos de Jungreside en que «nunca esclpa de II psique, de la subjetividad, que ha llegado a ser la prisión que él mismo se ha creado- (p:íg. XXIV). Los arquetipos quedan reducidos a -elernentos del inconsciente' colectivo __. sin relaciones reconocibles con el mundo exrrapsiquico, y por ende de interés simple y ˙nicamente psicológico(pág. XXII). Sch wabe fecha indirectamente la aparición de los mitos definiendo la posición de los planetas de los cuales, seg˙n él, nacieron las teorías ascrológicas. La disposición simétrica. armónica. de los planetas con respecto a los ejes norte-sur y este-oeste sólo puede valer 'para un período de tiempo concreto, la segunda mitad del periodo de Tauro (h. 3275-2200 a. C.) ... La enorme importancia de esra disposición primaria de los planetas para el simbolismo en general.¿ puede tener explicación en el hecho probable de que coincida con esa era ˙nica en que el planceamieneo micógeno del cosmos estaba rodavía intacto> (pág. 19). Hay que añadir que no. se puede dar por senrado que el hombre primevo tornara especial noca de una constelación celeste can estrictamente simétrica y tan directamente basada en !J relación de la vertical y la horizontal. En los tiempos primevos, todas las direcciones del espacio tenían el mismo valor, y el mismo derecho a existir. El hecho de que la posición simétrica de los planetas con respecco a J;¡ cruz axial fuera siquiera advertido sólo se puede relacionar con el nuevo descubrimiento de la vertical como principio de orden.



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la edad de oro del símbolo fue la época prehistórica, dijo el psicólogo funcés Théodule Ribot .• Desde entonces ha sido arrollado por la presión hostil del pensamiento racional, que, reforzado por la experiencia y por la razón misma, ha ido ganando terreno consranremenre ... La razón de ser del símbolo radica en la voluntad humana de expresJf lo que-es intrínsecamenee inexpresable- (1915, págs. 385-387). La naruraleza esencial del símbolo ha consistido siempre en esa voluntad de t'xpresar lo intrínsecamente inexpresable, pero en los tiempos primitivos 13 cristalización de 'un concepto en forma de símbolo significaba a˙n rnás : , el símbolo se identificaba con el deseo, la oración o el encanramieneo perseguido. \ El propio símbolo era realidad, porque se le creía poseedor cid poder de operar efectos mágicos, y poi lo (amo de afectar directamente el curso de los acontecimientos. El símbolo retrataba J:¡ realidad antes de que esa realidad llegara a ser ~ En esto está el contraste entre la función del símbolo en J:¡ prehistoria y su función en épocas posteriores, En Grecia el símbolo no era solamente un medio de identificación. sino que se cargó también de contenido espiritual y devino concepto abstracto, No era un agente independiente. A las clases de símbolos que se encuentran en los relieves funerarios romanos los llama Bachofcn -reposantes en sí-, es decir, completos en sí mismos. Los simbclos empleados en las catacumbas cristianas hasta mediados del siglo v d. C. daban cue.-rpo a la esperanz:I de I:!. felicidad fu cura : el vino significaba los festejos del Paraíso: una paloma bebiendo agua, el alma refrescándose en las aguas de la vida; los prados en flor, el Cielo mismo. Todos ellos lpuncan a la vida más allá de la rumba y SOntrascendentales, rniencras que los símbolos primitivos no eran ni completos en s¡ mismos ni trascendentales. Es dificil determinar los límites del simbolismo en la prehistoria. Se creía que fuese un agence potente, y por la fuerza de la magiJ sirnpática se invocaba su auxilio par:! lograr cierto fin. con resultados positivos. Sin embargo, la linea de demarcación entre el símbolo y OCflS represenraciones es imprecisa, por ejemplo en las fascinantes formJS de animales que aparecen sobre las paredes de las cavernas, con su inextricable mezcolanza de intención mágica y realismo neto. , . De nuevo nos dirigimos a una' era del simbolismo. Nadje niega lás leyes de la lógica, tan válidas hoy como ayer. Sin embargo. tenemos que pregumarnos: ¿obedece todo a los dictados del razonamiento lógico? .- ¿No ha y muchos aspectos de la experiencia humana a los que 13 lógica -de causa y efecto no es aplicable? Examinando la historia -incluso 13 hilrorü vital del ser mis simpleno podemos dejar de observar que

casi ninguna acción admite explicación clara en términos de causa y efecto. Pasado el suceso siempre se pueden descubrir cierras C:lUI:!S.pero no somos capaces de predecir el efecto futuro de una C:lUS:l ni los cambios de los que en cada momenco depende nuestro destino pcrsonst. Una vez mis cm pczarnos J reconocer la sabiduría de ('las époos plsadJs en qu(' se sabían muchas menos cosas, pero se concebía el mundo como alzc libre e indeterminado, no encerrado de?tero de los limitcs de la C:lUI.l ::> . y el electo lógico;..



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Las manos como simbolos mágicos

LAS MANOS COMO SIMBOLOS MAG1COS

En la cueva de Pech-Merle, el abate Lemozi identificó una represcneación probable de una mano izquierda y OtU derecha impresas en la arcilla, mostradas mediante cuatro traros separados y una mella que bien pudier:a ser el pulgar. Est~n colocadas en relación con un animal (¿un caballo l) olasrnado con un estilo abstracto similar. . CUJUO líneas paralelas unidas en forma de horca le ciernen sobre el gracioso caballiro «chino- amarillo de Lascaux. Se las ha interpretado como una mano echando un sortilegio sobre el caballo. Esta mano completamente abscracea aparece en un período de pintura muy avanzada. En Alrarnira hay una representación sernejance de una mano abscracra en forma de horca en conjunción con un bisonte rnagdaleniense. El cálculo de los milenios que separan las impresiones en arcilla de Pech-Mcrle de las formas pintadas de Lascaux y Alearnirc sólo puede ser conjetural.

En 135 culturas más dispares de las cuatro parces del mundo aparecen manos provistas de significado simbólico. Lo mlS que tienen en com˙n es su afinidad humana: rara vez puede «preciarse ocra vinculación directa entre ellas. La mano -<1 miembro del cuerpo humano que llega mas lejosda forma a esas Cosas que confieren :11 hombre un poder muy superior a su fuerza innara : herramientas, armas, redes aquellos artefactos, en fin, que distinguen su vida de la mera existencia animal. Parece casi obvio que la representación de la mano, el miembro ClpJZ de mayor desrreza forrnaeiva. exprese simulcáneamence fuerzl especial y significación mágica. En culturas más recientes, los significados atribuidos J IJ mano experimentaron una amplia diferenciación: primero en Egipto y Sumer y después en la India, bajo la influencia del hinduismo, cada posición de la mano en la danzJ y la escultura adquirió una significación particular. De los movimientos de las mJnOS nació un lenguaje ritual por señas derivado de la secuencia de sus significados simbólicos.

Los estadios

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Las manos

silueteadas

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color

L.1S impresiones en rclie\'c sobre arcilla y las representaciones abstractas de manos son escasas en comparación con las imágenes directas de manos pintadas sobre b superficie parietal con ayuda de colores, en positivo o neg~tivo. E~ aquí donde el color hace su primera aparición orgullosa en I:! historia del arte, Esta invención no era inevitable. Hoy día cuesta trabajo darse cuenta de la rnagnirud de este saleo hacia delante para la humanidad. Estamos arve el comienzo del arre de 13 pintura,

preliminares

En el período auriñaciensc, simuleánecrnenre JI deseo de expresión arrisrica, aparecen manos simbólicas en las paredes de las cavernas. Puede ser que algunos de los signos ondulantes rrnzados direcrarnenre en la arcilla blanda de LIs cavernas poseln la misma significación que las impresiones de la mano completa rodeada de color. Posiblemente sean sus precursores. . Cerca del acceso a la paree más recóndita de b cueva de Alcamira hay un corredor bajo y corto (2,1 m. de altura por 6,2 m. de longitud) que se estrecha todavía más hacia el final. Todo d techo esc:í cubierto de cortos signos lineales apiñados. La arcilla continuamente h˙meda recoge cualquier leve presión, cualquier vibración de un movimi.:nco. y la retiene, Estos signos son discincos de: las amplias Curvas de ceros -rnacarrones-: acaban abru pcamenre y son corros, de dieciocho centímetros o menos. Parecen haber sido impresos con trazos dpidos: rodavia hoy se distinguen la presión de las yemas de los dedos al principio y las señales de las uñas al final de cada-trazo decidido. En un caso se aprecia muy clarJmente la impresión de tres dedos de la mano izquierda, uno de ellos el largo anular. ¿Qué erra cosa pueden significar eseos nerviosos «signos de admiración-, terca y continuamente repetidos, sino peticiones urgentes de auxilio, in vocaciones primiei vas?

lmpusiJI/ posulv«: La mano se recubre de color rojo o negro y se aplase;). contra 1:1 superficie pétrea. En los repliegues de roca de las cavernas se encuentran un ocre rojo y un manganeso azul-negro. ImpresiJII Ifeglr:;v.r: Se coloca la mano contra la pared de piedra, y se extiende o se sop1~ el color alrededor de los con cornos de los dedos y IJ palma. Es seguro que cscc proceso no se hacia con pincel. Este ripo de impresión er ; mis empleado que el otro, y posee un mayor impacto visual, El color así utilizado admite mayor radiación, y además puede ir difuminándose en los bordes, lo cual rcbuscccc el efecto icónico do: la imagen, a menudo con una fuerzl migic:l, invocadora. Si de algo se puede decir que ilustra la evolución auriñacicnsc, de; la cU:11hemos perdido roncos pasol intermedios, es de estas m.l!10S rodeadas de color, que se alinean en IJS paredes de las cavernas. se elevan desde el IU.:lO y se extienden como una columna de: humo, o a manera de: friso van siguiendo los pliegues de la formación rocosa, sólo ocasionalmente llegando hasta el cecho .

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Unas veces aplr~·c.:n aisladas, otras m conjunción con símbolos indcscifrablcs. J menudo en conjunción con animales. y entonces su posición evidencia un poder de posesión simbólica sobre éstos. En los casos en que las manos son de un período anterior. un respeto reverencial p:lrt'ce haber impedido quc IJS pinturas anim~i~,.re¤it!',t(és las tapasen. Siguen siendo visibles por transparencia. }:,..

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otro sicio se ha hallado un n˙mero tan asombroso de manos como en Gargas. Esta cueva. situada en un escribo norteño de los Pirineos franceses, era }'l bascanre conocida cuando Felix Regnaulr descubrió en 1905 algunas de las manos pintadas," cerca de los n:HOS de muchos osos cavernícolas. S.: vio entonces que las había por todas partes: próximas J la entrada, en la parte media de la cueva y en su extreme más interior. En 1907 el abare Breuil y E. Carrailhac contaron ciento cincuenta manos, a las que habría que sumar las desvanecidas o borradas (Carrailhac y Breuil. 1910, p:ig1. 129-148). Cerca de la entrada de esta cueva de Gargas las'manos se arraciman forLas manos

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mando una nube que se eleva desde el suelo y se extiende después sobre la pared. Son impresiones separadas, casi todas de 12:mano izquierda. El abate Breuil observó que ciento veinticuatro de las ciento cincuenta que había contado eran izquierdas, De ellas setenta y seis estÍn rodeadas de negro y cuarenta y ocho de rojo. En el centro de esta cueva se ;alu una majestuosa columna hueca de roca. Probablemente debido a su parecido con una capilla, a la cueva se le ha dado el nombre de Santuario de las Manos. Unas cuantas manos se agarran a los pliegues a modo de cortinaje de la formación rocosa. Casi todas estas manos han sido mutiladas. En algunas sólo quedan los tres dedos medios, y en otras sólo el propio dedo corazón. . No hay rastros de animales u otras configuraciones en relación con estas manos. Casi todas están deformadas. A propósito de su aspecto se han recordado las ceremonias de auromurilación ritual de ciertos pueblos primitivos actuales, en las cuales se amputan una o más de las falanges. Esta aurornurilación tiene siempre el carácter de un sacrificio pan ahuyentar un mal, por unos u 'otros motivos: evitar un accidente, impedir que los muertos intenten vengarse, una prenda de iniciación, un voto por el éxito de alguna acción; a veces el aconrecimienro de que se trace prescribe cu51 de las falanges ha de ser amputada. . Este sacrificio ha significado siempre una petición de protección. La nube de: manos mutiladas de: Cargas se alza como un coro de tragedia, eternamente suplicando ayuda y misericordia.

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Las mallos 'de El Castillo: La cueva de El Castillo, situada a unos treinta y dos kilómetros de Santander, en el noroeste de España, fue investigada en 1903 por Alcalde del Río y en 1906 por Breuil. Todos los periodos de J;¡ prehistoria, desde el achelense hasta el aziliense, han dejado rastros en ella. A lo largo de una pared ondulada se extiende un friso de manos que llegan hasta el techo. Aquí las manos no están solas, sino acompañadas de: ponctuations ; símbolos y animales. Esta pared presenta una amalgama de aportaciones de épocas muy disranres unas de otras. Casi todas las manos, entre las cuales predominan las silueteadas en rojo, se han desvanecido mucho, a excepción de las que quedaron protegidas por una película cristalina. Otro tanto ha sucedido con la mayoría de los tectiforrnes,' Solamente destaca un símbolo de gran tamaño que forma una amplia curva. Muchas erras formas se han borrado. Con gran esmero, Breuil dibujó en 1911 la discribución de la manos e:n esta cueva (Alcalde del Río, Breuil, Sierra, 1911, pág. 117), incluido el frise des mains , como él llamó a esta pared (ibid.,. lárns. 66{67). Los contornos apenas visibles de b˙falos, puntos y rectiforrnes transmiten el legado de cada época a sus sucesores. pero las manos son los signos mis



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Cuando Con mayor fuerza se manifiesran el carácrcr icónico de la mano y su poder de invocación m~gica es cuando una sola mauo. rodeada de una aureola de color, aparece aislada, en un lugar propio. La gran columna de rOCJ que ocupa el Cl'I1CrOde Lt sala de Cargas, y qUI! en su superficie interior contiene v.irias manos muriladas. tiene hacia e] exeerior un pequeño nicho. En esa oquedad aparece, :1 manera de imagen voriva, una mano izquierda fucrrcrnenre silueteada en negro. los cuatro dedos menores han sido mutilados; sólo el pulgar permanece intacto. • En el «salón del trono> de Pcch-Mcrlc hay otra mano aislada qUI! igualrncnrc produce un efecto de grandiosa sencillez. Ese:í pintada sobre un bloque de piedra dentro de un halo de almagre, a su vez rodeado de discos rojos como una constelación de estrellas. La unidad del bloque de piedra y la imagen da una impresión inequívoca de mouurncnralidad,

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131

Desde ahí la vista es ineluceablernenee arrastrada a la can inferior de fic.' un bloque vecino, con siluetas abstractas a pequeña escala de caballos, bisontes y marnuts fragmentarios. asimismo rodeadas ge puntos rojos. ¿Hay alguna relación entre estas formas animales abstractas y la mano contigua, alzada y dominante? Cuesta trabajo creer que no. El .abate Lemozi sir˙a ambas representaciones en los comienzos del periodo aurina. . crease. Una de las manos más sensitivas* de los tiempos primevos se extiende sobre un techo bajo froncero al friu JtS mains de El Castillo. De nuevo se trata de una mano izquierda (21 cm.). Sus dedos esbeltos, de delicada factura, se abren sobre la roca como siestuvieran arrojando un encantarnienro. La curva entre el pulgar y el índice es bellísima. La forma de esta mano ya no es resultado de una simple impresión; parece haber sido refinada y perfeccionada con ayuda de un pincel. Aquí, en un fragmenco, hay una gracia que en la prehiscoria no se encuentra nunca en la figura humana completa. . Esta mJl10 revela algo del. refinamiento espiritual que debe haber exisrido en el HlJfIIO sapiens cuando quiso proyectar su ser interior a través de un medio de expresión supraindividual: el Arte .. Esta mano de El Castillo recuerda el -elóge de la rnain- de Henri Focillon: «Las manos son casi seres vivos ... dotados de un espíritu libre . y vigoroso,.de una fisonomi». Rostros sin- ojos y sin voz que no obstante ven y hablan __. La mano significa acción: ase. crea, a veces parece hasta .peruac> (1948. pág. 65). ¿N o exponen estas palabras el significado interior de los símbolos en los tiempos primevos? A finales del periodo auriñaciense se extinguió la costumbre de hacer impresiones de manos negacivas o posicivas. Los rnagdalenienses tomaron otros rumbos. Sin embargo. el hacer impresiones directas de la mano es una costumbre difundida en todo el mundo, que a˙n hoy sobrevive } en zonas tan apartadas entre sí como Austrabsia y América. Una expedición dirigida por el lnscirueo Frobenius descubrió paredes enteras de cuevas cubiertas de impresiones de manos negativas. Est3S cavernas de Darembang, en Nueva Guinea, están situadas muy por encima del nivel del mar. Las manos representan un fenómeno paralelo al de la cueva de Cargas: pero aquí se esparcen por todas parces. inclusive sobre el techo, y se entremezclan con impresiones negativas de pies, un tanto similares a las que tan a. rnenudo se tallan en la roca en el Neolítico. M;Ís que estar organizadas en constelaciones o grupos, en Darernbang las manos forman una acumula-

En quirclcgia se llarna mano sel!.itiv •• f¡ mano de forma mis .brg.d. d. p.lml y dedos 11'1loS y rUlOS. (N. d.1 1'.). .

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136

LA simbolización

Sobre

el significado

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de las manos

No se puede fijar con exactitud el significado de las manos: es variable. Las imágenes de manos, sean mutiladas o completas, expresan siempre una s˙plica a los poderes invisibles, al margen de que el objeto inmediato de J;¡ petición pueda ser m uy diverso: protección, evitación del mal, auxilio para lograr el éxito en alguna empresa. L;¡ hipótesis de que las impresiones de manos mutiladas de Gargas podrían haber sido hechas doblando hacia dentro algunos de los dedos, y otras explicaciones similares, no tienen en cuenca ni la época ni las circunstancias. .. Debe haber' habido alguna razón para que algunas manos estén silueteadas en rojo y otras, a menudo al lado de aquéllas, lo estén en negro; pero no tenemos ninguna pista sobre el sentido' de esa alternancia de colores. Lo que es seguro es que no obedece a un gu_stO por la variación cromática.

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de

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La mano puesta en relación con animales puede significar tanto una ambición de captura de la presa deseada como una invocación pidiendo su fertilidad, el aumento numérico de los animales mismos. Dos caballitos preñados constituyen el objeto principal pintado sobre la superficie frontal plana de una roca en forma de altar que hay en la sala grande de Pech-Mcrle. Alrededor de .ellos hay seis mallos delineadas en negro, unas derechas

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Las manos como símbolos mágicos

y otras izquierdas. Las dos mejor conservadas están sobre los lomos de los caballos, una derecha a la derecha y otra izquierda a la izquierda. En el abrigo rup ..esrre de Cap Blanc (Dordoña) se ha distinguido una mano de dedos largos bastante estropeada sobre uno de los caballos deteriorados próximos a la entrada. Si la incerpreración de este signo es correcta, dicha mano forma una especie de pareja con el anillo de piedra que ocupa una posición similar sobre uno de los caballos del' extremo izquierdo del abrigo. . . En la cueva de Barabao de Le Bugue, sobre el Vézére y a pocos kilómetros de Les .t::yzies, hay una mano grabada mejor detiruda que la anterior. Es posible: que en parte se originara de las señales de las uñas de un oso cavernícola. Si así fuera, seria un caso más del mecanismo de ver una forma en la roca y adaptarla para hacer un símbolo. En Laugerie Basse (Dordoña) se halló un amuleto en forma de mano. Es una talla rncgdaleniense hecha sobre un candil de asta, y representa una mano y un antebrazo de pequeño tamaño (7 cm.). - En las civilizaciones posteriores la mano es dadora de vida y fuerza. En ello pueden tener parte recuerdos prehistóricos tiempo atrds desvanecidos. Onians, en The origins of European Ihollgl'l, repite con frecuencia que la mano representaba .el espíritu vital procreador- (1951, pág. 494). Zeus dejó encinta a lo de Épafo, nos dice (siguiendo a Esquilo), «con un toque de su mano- (pág. 493). -Para los judíos, la mano era, junco con las rodillas, el asiento de la fuerza o 'vida', y a ambas se las asociaba lógicamente con el semen ... Cuando la mujer de Putifar invitó a José a yacer con ella y él suprimió su deseo, 'le salió l~ semilla de las uñas'» (pág. 494).

Manos derechas t iz qulerdas

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Las estadísticas hechas por Breuil en las cuevas de Cargas y El Castillo arrojan mis manos izquierdas que derechas. Con frecuencia se ha dicho que es que ya encouces el hombre usaba prefercnrcrnenre la mano derecha, y por lo tanto le resultaba más fkil pintar con esa mano que coa la izquierda: explicación demasiado simplista. aun aparre del hecho de que en las paredes existen earnhién muchas manos derechas, Estamos ante ocro caso en el que las interpreraciories materialistas no pueden darnos ninguna ·Iuz. El significado de la mano izquierda hay que bUSCJ.r1oen cierras coscumbres anciguas, reflejadas tanto en declaraciones como en representaciones pictóricas. Bachofen veía en la mano izquierda .e1 símbolo del ~specto materno de la materia. (ed, de 1954, pág. 209). En su apoyo citaba a Plinio, que vinculó el lado izquierdo 'del cuerpo humano con el principio femenino.

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Sugiriendo una relación con la Diosa Madre, Bachofcn aludía a un pasaje de Apuleyo donde se narra que en la procesión egipcia de Isis, .la Diosa Madre cgipcia-, los sacerdotes portaban una representación de una mano izquierda de gr;¡n ramaño (p:íg. 206). . [as investigaciones recientes confirman las tesis de Bachofcn sobre la significación de I;¡ manos derechas e izquierdas. tesis en las qu.: é·l iusisrió con frecuencia. «Rebasando los limites de un solo miro particular de creación, la consideración del lado derecho como masculino y del izquierdo como femenino es casi una concepción universal de la humanidad. (Baurnauu, 1955, p:ig.293). El mismo amor señala hasta qué punto se cree qu.: 1:1 manoderecha represente al macho y la izquierda J la hembra en el capitulo dedicado l -Los gernclos-, donde erara .:1 terna de la -biscccióu mítica bisexual del hombre yel dios> (pág. 337), así como en el capitulo -Dcrechaizquierda- (p:ígs. 293-310). Hay un cilindro-sello temprano, de comienzos del tercer milenio a. C,; cuya composición apunta J su antiguo origen: algunas de las figuras !.:scin -cabeza abajo-, y los rostros de dos dioses son como máscaras. En. este

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Las manos como símbolos m4gicos

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base de la mano en el sello antiguo parece significar un cerramiento del recinto sagrado, Es muy posible que el sorprendente predominio de la mano izquierda, que no es privativo del período auriñaco-perigordiense, guarde relación con el sentido que mis tarde. se le: atribuyó, El auriñaco-perigordiense es famoso como período de figuras femeninas, desde la Venus de Brassernpouy hasta la Venus de Savignano, desde la diosa crnirocéfala de Pech-Merle hasta el alrorrelieve de la Venus de Laussel.

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sello 'se representa una mano izquierda de tamaño más que natural; delante de ella, aparenrcrnenre en actitud de veneración, hay una figura desnuda. En los patios de Jos templos m.is recientes de Asiria se mencionan manos grandes entre los objetos de culto. Esa especie de cerca que rodea la

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en Saotián

En la poco visitada cueva de Santián (Santander}, a unos kilómetros de Alta mira, se puede ver una extensión interesante del símbolo de la mano. Se traca de un caso muy especial. Lo que hay aquí no son ya impresiones directas de manos, sino abstracciones conscientes para llegar :1 formas a las que. no se puede dar ninguna interpretación naturalista definida, pero que han' recibido los diversos nombres de garras, pezuñas y bumerang). Estos signos rojos se organizan en dos hileras. cinco en la de abejo y diez en la de arriba, en la parte más recóndita de la pequeña y baja caverna de Santián, jusrarnenre debajo del techo. Todos ellos están pintados sobre un saliente muy curvado de la roca. El ojo de la cámara sólo los puede recoger distorsionados, y los dibujos de Breuil (Alcalde del Río, Breuil, Sierra, 1911, figs.32-35. láms. XXIV-XXVIII) dan una impresión mucho más clara de ellos que la fotografía. . Cinco de los signos represen can sin lugar a dudas una mano con antebrazo. Pero incluso estos signos inequívocos son completamente ajenos al naturalismo y grotescos por sus proporciones y su forma. Una mano indudable tiene tres dedos corrisirnos, la palma muy alargada y el pulgar muy separado; otra tiene solamente cuatro dedos y la silueta curva de J;¡ mano; una tercera tiene cuatro dedos redondeados -que recuerdan dedos de los pies-, seg˙n palabras de BreuiJ. Al lado de estos signos f;Ícilmente reconocibles hay otros, todavía más abstractos, a los que ya no es .posible dar una interpretación precisa. No hay dos iguales, ~ero tienen dos cosas en com˙n: todos tienen rallo, y ninguno representa directamente formas naturales. ¿De qué época son? Breuil los sit˙a en los inicios del auriñaciense : -Nuestra impresión frente a pinturas tan bárbaras como éstas de Sanrián es que son un retroceso a 12más remota Antigüedad y hay que atribuirlas a los comienzos mismos del arte auriñaciense(pág. 35). Desde el punto de vista estilístico se hace

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muy dificil asentir J esta opinión. En sí las formas son muy diferenciadas; tienen poco en com˙n con las absrrarciones robustas pero simples que encontramos en los comienzos del auriñaciensc. Varías veces se ha incencado interpretar las formas absrractas de eSCJS manos y signos. G. H. Luquct los explica como debidos en parte a la curvatura de la pared, que dificultaba hacer impresiones directas de las manos, y en paree a lo que él llama «torpeza fecunda. [maladressr jfco/ld(). Con ello se refiere 011 enriquecimiento de: los dibujos infantiles por ebbora-. ción de lo que en un principio eran errores (19.30, pág. 133). Da la impresión de que estos llarnarivos signos de Santián preocuparon :1 Breuil, que emprendió algo que rara vez inrcnraba : la b˙squeda de ejemplos semejantes entre . las pinturas de los primitivos contemporáneos. Algunos ~.ciles de los csquirna-

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les y pinturas de los aborígenes ausrralianos muestran un parecido sorprcndente. Por desgracia, no suministran pisos m:ís seguras sobre la cronologin de su inspiración original, si fue a principios o a finales de la prehistoria. La cuestión de su periodo de origen no se aclaró tJmpoco cuando, e11 octubre de 1953, las obras de mejora de la entrada de la cueva dejaron al descubierto algunos restos de huesos de animales y llll cráneo humano, que los antropólogos españoles situaron inrncdiaramcntc en el auriñacicnsc (Andércz,

1954).

H. V, Vallois

afirma,

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que

las señales

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presenca el cráneo no .rucorizan :1 atribuirlo Con ,:::ceza al au:':i~cicnse, y añade: .Tlmbiéa el homr re neolícico enterraba a sus muertos J entrada de las cavernas» (1955, pág. 117). Comparando los sigu« de Santi:ín con las formas mjs ""t'ro,u del jeroglífico egipcio que indica el brazo, la mano y el dedo, ti.:. l1..f ~.ln3SCÍ:ls Primera y Segunda (Hilda Pctrie, 1927, Iim. VI), se ldvierlt .#J bs formas originales de esra escrieura por signos el ru.smo desinterés J ejecución homogénea que en Santián. Da igua! .ue la mano renga ·:-.:s, cuatro o cinco dedos, que escé ¡:!(.I)Ill.IJJ con n_:..::alismo o sea un r.. .rreconocible. Escos jeroglificos de alrededor de: JOOO a. C. prolon: .• costumbres de IJ prehisccri,i. y es asombroso lo mucho que lo <j': . ocro ciem po se llamó -bumcrang» en Sanci:in se acerca a lo que, '0; jeroglíficos egipcios sabernos que representa un dedo. Cienos casos 1: ' permiten descubrir nexos de unión, pero en general 101 jeroglíficotunden sus raíces en [as tradiciones de la era neolírica. yl en vías de de- .c irición. Mcrfológicamenee, los signos mis inreresanres de S.,;'(:jll son los estrellados o florales, con tres y cuarro puncas. ¿Repres":::.In manos? ¿Datan de los comienzos o de las posrrirnerías de la prehisrort.r I :T;enen homólogos en los primeros albores o en el ˙lcimo crep˙sculo de: arre primevo? Esra cuestión vuelve a planrearse en erras circunsr.uicus muy distintas, pues t:InCO en los comienzos como al final del arre primevo aparecen formas fuerte menee abstractas y exclusivamente absrracras, y no es nada ficil distinguir unas de erras. En este caso, hay cierras indicaciones de que estas formas que recuerdan planeas o estrellas pertenecen :1 finales del período neolícico. Ha y una palera de pizarra de IJ cultura arnraricnse del Egipco prcdin:íscico que ha sido objeto de ineerpreraciones divergentes. Muestra un trapezoide que remara en dos arcos curvados hacia arriba, cada uno de los cu.Ics cerrnina en una estrella de cinco puntas. De cada lado del trapezoide sale otra estrella, y hJy otra m:ís' entre los arcos. Flindcrs Pcrrie, que fue quien descubrió !J paleta, pensó que representaba una cabeza de vaca con estrellas de cinco puntas en "los cuernos y las orejas (1912, Iim. IV, lig.7). MJX Raphael, porel contrario, diría: -En realidad estarnos ante una repres.:ncación de la parte superior de un cuerpo de mujer: las estrellas de cinco puntas csc:ín sobre sus pechos y sustituyen a los dedos en qt!e rerrninarian sus brazos levantados, y !J estrella de seis punClS sustituye J IJ CJbc:1:J (indicando un desmcrnbramienro rirual parcial)» (1947, p~g. 37). ¿CabczJ de vaca o cuerpo de mujer? En términos de la estrecha vinculación de 1:1diosa madre egipcia Haror con la VJCl celestial. podria representar ambas COSJ!. Pero el aspecto global de esta figuración pseudoastral. con la curva oval de los brazos alzados, esci m:is próximo ;¡ las figuras femeninas que por esa época aparecen tan a menudo en la_ccr:imicJ. pintada.

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LOS LETRER.OS (:-I/",r';11): Fi.f.fffJ r" .1'''''''' J~ rr"!; Jr oUrr/.,. J;" (JI1r:J 1 P;I'S )1""',,"1. O,lt"jtJ I,I'HQJ" JL S""iI. 19.1$,

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Esra poscura de brazos muy levantados. con CJbl'ZlS solamcnrc simbólicas. recurre también en las l'SCJcuill.1Sarnr.icic iscs. Pero .IÚIl cabe s"ñallr algo más : en el arre levantino español de tinalcs del período ucolirico se han e11C0I1Crldo brazos que acaban en estrellas o en form.is cscrcll.idas. y figuras Jcét'Jl.u <:011el cuerpo reducido ~ t~rm:!. geométrica. En lJ <:Ut.:'·J de los Letreros, de Vékz Bhnco (Alrncri«). hay tigUr:1S .h:ét'lbs ,'11 rorrna de reloj de Jrell:1 que plrl-Ccn retorcerse cu una danz:l cxC:iCi(.l, can los brazos y LIS piernas extendidos en arnpli.u CUrVlS: Ul10S y otras rcrrniuun ,'11 formas ,'Scrl'lbJ.\s o vegetales (Brcuil, 1')35, IV, p:ig. 15). lo rn.is prob.iblc es qu.: sean apariciones procedentes del mundo de los demonios, cuyos orígenes desconocemos. Brcuil sugirió que estas figuras currclaznd.u repr.:sentaban relaciones gencalógicas. También Carl Schustcr, en SU! l'XCl'1IS0S estudies sobre los origcncs de la hedldicJ, ve en dlas U11:!.serie de tiguras de .mrcpasados (t l)58). los si~nos de Samián encierran pruebas de U11J potencia forrnuladorn mayor y de una evolución mis inrcgral de lo que p:lrl~e J primera vista.

Los

bastones

de hueso

perforados

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Ni el m:ís superficial observador podría dejar de reparJr en !J notable frecuencia con que: lpareccn perforaciones circulares en todos esos objeros pequeños que constituyen el llamado «arce mobiliario •. Sólo rara vez se trata de: un orificio simple, cilíndrico. Generalmenre, la pcrtor ación consiste. como ya hemos dichq.ven una especie de doble c˙pula. Tambi'::n puede ser lbqpda, ov.lbJl,"romboid:ll o en forma de: ranura. A la hora de buscar un significado preciso :J estas perforaciones estamos a˙n más desvalidos. si cabe, que en el CJSO de las c˙pulas. Estos diversos articules de pequeño tamaño son en su rnayoria objetos de culto. en los que :1 menudo la perforación está relacionada con grabados .• \Jemjs, suele ser de notables dimensiones en proporción con el objeto. Vari.is clases de estos pequeños objetos de arre han pasado J ser conocidas con

nombres concrccos : propulseurs (propulsores de:jabalinas) y luitons de demrnt , sin qu.: se tenga !J menor certeza de su significación

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original. Ltís más difundidos son los b,i/~", de conunundement, o bastones de: hueso perforados. El primer hallazgo de uno de estos objetos SI: rernonra J lS]J . . En ese año se encontró en la cantera de Veyrier un b,icOII de comrnandement

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Las manos como símbolos mágicos

con un grabado lineal simple _que en realidad no fue identificado hasta más t:arde- como perteneciente .1 período magdaleniense (Bandi, 1947, pág. 159). Los bátons de commandtnrtnl aparecen por primera vez en el auriñaciense en forma de T o de Y, pero sin decoración. Se han encontrado bastones auriñacienses de este tipo en La Ferrassie, el Abri Blanchard (Sergeac) y el Abri du Poisson (todos ellos en la Dordoña), en el Abri de La Quina (Charenre) y en otros lugares. La decoración artística aparece en el período rnagdaleniense, sobre todo en su ˙ltima fase. Los bastones destacan por la riqueza de su grabado y la meticulosidad de su tratamiento esculrórico : obviamente son productos de un. expresión arristica altamente desarrollada. La delicadeza del grabado, la capacidad de captar la esencia de un objeto con unos pocos trazos, recuerda los a~uafuerces (punta seca) de: siglo XVII, productos, igualmente, de un largo proceso de desarrollo artístico. La delicadeza y fngilidad de estos artículos de asta de reno o de ciervo. así como su alco nivel arrisrico, descartan su empleo genérico a efectos utilitarios, como herramientas o armas. Pertenecen al árn bico de la magia de cazadcres ; eran auxiliares mágicos con los que conjurar I~ muerte o la multiplicación de la caza. Ya Reinach, y prehistoriadores de la primera. y de la segunda generación, como Lartet y Cartailhac, los idennficaron como insignias sociales u objetos mágico-religiosos. La opinión predominante, empero, sostenía que estos bassPnes perforados servían a finalidades prácticas, es decir, que se trataba de armas o herrarnientaso Algunos arqueólogos los consideraban armas morriferas, como las empicadas por los jefes de las tribus norteamericanas para la ejecución de esclavos en ciertas fiestas. Otros pensaron que podía tratarse de estacas de sujeción de las tiendas, picos, mangos de tiradores, instrumentos p;¡ra enderezar flechas. etcétera, Áquí tomaremos en cuenta solamente dos de estas hipótesis: un. antigua. y otra reciente, ambas de nuestro siglo. Una hipótesis de alrededor de 1900 afirmaba que los bastones perforados eran una especie de fibula que, con ayuda de un cordel, sujetaba 1:1 piel de animal alrededor del cuello. Los bastones provistos de un solo agujero se llevaban puestos en posición vertical bajo la ~JrgJnta: de ahí I;¡ cuidadosa selección de astas de reno en torma de T o de Y, pua no estorbar los movimientos del cuello o de la barbilla del usuario. En apoyo de esta teoría, que tuvo amplia aceptación, se aducía toda una serie de ejemplos dernosrrarivos de los bastones perforados de asta de reno que los esquimales actuales llevan al cuello (Schoerensack. 1901, pág. 142). En el cuarto Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (Madrid, 1954), el abate Breuil presentó la teoría de un investigador portugués: los bastones perforados, se decía, se empleaban para hacer cuerda de crin de caballo, análogamente a ciertos instrumentes de madera, los

torteiraes, que todavía se usan en Portugal.

201

A Breuil esta teoría le parecía plausible, porque conocía la existencia de cuerdas carbonizadas procedentes del Paleolírico ; no obstante, añadía a modo de conclusión: -Enciéndase que en modo alguno sostengo que se pueda aplicar ese. hipótesis a lodos los bastones perforados.; Otros bastones muy decorados poseían sin dud • una función ceremonial- [Breuil, 1954, p~g. 209). Es muy posible que algunos bastones perforados, de tipo más resistente, sirvieran a fines prácticos: pero no tienen nada que ver con los oeros de grabado más delicado, a veces con motivos muy complejos. El n˙mero de hallazgos es notablemente elevado (Graziosi, trad. ing. 1960, láminas 29-106). En sus motivos se subraya la eterna polaridad de nacimiento y muerte. porque, como las c˙pulas y los puntos, los bastones perforados aluden de una paree a la fertilidad, y dk otra a la posesión mágica y captura del animal. Esto se cumple en codos los objetos rituales, ya sean bastones, propulsores de jabalinas o discos de hueso. Tenemos un claro ejemplo del deseo de captura del animal en un disco de hueso grabado de dos centímetros, procedente de Laugerie Basse (Dordoña) y conservado en el museo de Périgueux, En el centro hay una perforación, Por las dos caras del disco está representada una cierva, en una amenazada por puncas de lanza dispuestas junto al borde, y en la ocra ya aparentemente herida. El deseo de fertilidad se expresa en uno de los primeros hallazgos de los pioneros exploradores de la prehistoria, Larret y Christy. Esta pieza, hoy en el British Museurn, es una pequeña escultura en marfil procedente de la cueva de Bruniquel (Tarn-et-Garonne}, que muestra a un reno siguiendo a otro (Graziosi, lárn. 34). Una importante aportación a los estudios prehistóricos (Capitán, Breuil, Bourriner, Peyrony, 1909, págs. 63-76) se refiere a un bálOIl dr connnandement (JI cm) que en 1908 fue exhumado intacto por P. Bourriner en el Abri Mege, cerca de Teyjat (Dordoña). Este hermoso bastón de hueso permite hacerse una idea de la complejidad de los temas y la riqueza de su concenido, todo ello encerrado el) los más estrechos límites. No nos es posible descifrar el juego de significados qué estas rcpresentaciones encerraban para el hombre primevo. Lo ˙nico que podemos hacer es reconocer su asombrosa riqueza, y la infalibilidad con que han sido talladas por una mano maestra. Entre dos perforaciones hay un caballo galopante de grJn tJmaño. La magistral variación del trararniento de las crines y el pelo, así como la relación de estas zonas rayadas con las superficies planas del cuerpo. son dignas del gran arte. Los principios seguidos son similares a los que se advierten en los grupos de bisontes de la Galcrie Breuil de Le Porte] (Ariege), y en varios bisontes policromos del techo de Alramira.

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Las manos como simbolos mágicos 202

203

La simbolizaci6n hacia el cazador,

(Capiran

el

muestra

exactamente

uno de esos simulacros

de ser humano.

al., 1909, p~g. 66).

En algunos bastones los dos brazos de la Y m,:!escran una pareja de animales oriencados en direcciones opuestas, verbigracia los dos bisontes de un batOIl de commandement proceden ce de Laugerie Basse (Dordoña). Que estos bJtotrs de commandement guardaban relación con los ricos de fertilidad escá claramente confirmado por un fragmento de uno de ellos, proceden ce . del Gorge d'Enfcr (Dordoña). Sólo quedan las dos ramas y la parce superior de la perforación. En este caso tenemos un doble falo con grabados lineales: dos óvalos, líneas en zigzag y signos lineales (Graziosi, lárn. 45a; Peyron y, 19~3). El bascón perforado fue objeto de diferentes rnagdaleniense. Un ejemplar del rnagdaleniense

trararnientos en el periodo medio procedente de RlYmonden, Chancelade [Dordcña}, ahora en el museo de Périgueux, escá tallado en relieve acusado: es un ave grande. con el voluminoso cuerpo fiierremenre esculpido, el pico curvo y exrraordinariamente grande, las alas largas y puntiagudas echadas hacia delante como en posición de acopla117 Y 118. amblU

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BASSE (oo,clo,id):. oi;eo J. IlIIrN prrlo,.d~ _(2 CIII), .~,.b.:do tu w ia i=quit·,d,r. I.ltllC"J.., ¡NI j"It,,/i''''$; 41 1t1 ,1.:r((I,.J, ya c˙pturadl.l.

Hay lsimismo una ddlcad:¡ cabeza de cierva -que por su delineación precisa recuerda un animal semejante del bastón de El Pendo-y, cerca de ella, varias serpientes o aves de cuello largo. Finalrnentc. tres tiguras híbridas grocescas, reproducidas en 'casi codos los libros de arce prehiscórico: tres diminucos Jiablatills, .micad hombres, mirad glmuzas. [Rcinach, 1912, p:ig.361), que: desempeñan un papel imporcante en la [ircratur a rcl.iriva a la prehistoria. Pertenecen de la pared de Lc."5 Trois

a la misma Frércs: es

cacegoría que la tigura posible que n:presclleen

compuesta charnancs

o hechiceros, hombres encargados de atraer la caza. Es incer.:sancc ver cómo una y orra vez se da en la prirncr a época de la investigación prehistóricl alguna indicl<.:ión de 1:1 intcrpr.:ca<.:ión espiritual del cerna. Eso sucede en esce caso: dccrás del caballo grande, los observadorcs

vieron

ocro

pequeño

sin cuartos traseros, y no por •Tal vez en este carácter

que

adrede

falca de espacio. intcncionad:!m.:ncc

se habla

dejado

inacabado

incompleco, del

contorno

se pueda ver una idea scrncjancc a la que induce a los esquimales a r.:presentlr espirirus o influencias charnanistas mediance figur:ls humanas in<.:omplctas. reducid;¡s a la cabeza, los brazos y el rronco. Un gr:lbado esquimal que representa la influencia del cham;Ín sobre un rebaño de renos, dirigiéndole

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miento y las garras cur v as también. En un principio se tomó por una especie extinta de pingüino (Hardy .. 1891,'. págs. 33-3~), pero es mejor renunciar a una identificación exacta. En el rnagdaleniense la forma auriñaciense original del bastón perforado perdió a menudo una de sus ramas o ambas. yen. e! magdalenicnse tardío su trararnienro lrtíscico fue adquiriendo progresivamente una mayor delicadeza y sensibilidad de línea. Parece como si los grabados hubieran sido impresos con un soplo: codo se expresa con un mínimo de trazos. Una de las mejores piezas de esta clase es un bátclll tf( tosnmaudement de la ˙ltima fase del magdaleniense, exhumado por Carballo en la cueva de El Pendo (Sanrander). Esre asta ligeramente curvada, de' sección oval, no sólo aparece grabada con cabezas de animales, sino que ella ",isma

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es una cabeza de caballo alargada, semejante a los dibujos abstraeros de la. misma época. Donde habrían estado las orejas hubo cuatro prolongaciones, de las cuales se conserva una. También la posición de! hocico escá indicada por cuatro protuberancias iguales, que sugieren su forma sin llegar J representarla. En lugar de eso, y seg˙n se hace patente en un excelente dibujo que hizo H. Oberrnaier del desarrollo toral del bastón, esas protuberancias de uno y otro extremo vienen a representar una especie de c˙pula con Cuatro puntas.

La paree superior de la cabeza contiene la perforación circular dominante . Interpretarla como un ojo, como sugiere Oberrnaier en su análisis, por lo demás muy sutil (1932. págs. 9-16), no resulta aceptable. Al igual que en muchas otras piezas, la perforación carece de significado na cura lista. Es un símbolo mágico indepcndienre, A menudo taladra al animal por

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205

1932, pág. 12). Además, cerca del hocico hay signos cruciformes, probablemente señales de caza o indicaciones abstractas de figuras humanas. Oberrnaier llama la atención sobre un bálon dI! commandcment similar de la cueva de El Valle, cerca de El Pendo, donde también aparecen grabados arpones y figuras abstractas indudablemente humanas (ibid .• fig. 4). Este

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119. ABRl MEGE, TEYJAT (Dordoña): Bacon d. cornmandernene, con •• ,i01 J¡,wr.s grabadas: ~,. caballo I,ondt Stluido dt otro ""U ptqutño (iupíri t~?), diablillos, tic. V acioJo t" tscoyola, .plonodo poro mo"'a' los dos caras;

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120. Dttallt dt los c.b.llos Jt l. figura n~mtro 119. Dibujo dt Brevil:

más de .un punto, como en el conocido gato montés de la cueva de Isruritz (Basses-Pyrénées), ahora en Saint-Gerrnain-en-La ye {Gra aiosi. lám.46). . Dentro de los estrechos limites del bastón de El Pendo hay varias cabezas de animales finamente grabadas: un ciervo, tres ciervas de ojos grandes, un caballo. Lo mismo que en la época auriñaciense, en que la m:IOO significaba el hombre entero, así aquí las cabezas significan animales enteros. La t~c;nica es perfecta. Unas veces con un ˙nico trazo, otras mediante' rayado paralelo, lo esencial está expresado con la máxima economía .• También en esta pieza se observan algunos otros signes grabados semejantes a arpones, que se sit˙an cerca del borde de. la perforación> (Obermaier,

fenómeno hace pensar en una de las funciones de los bátolls de commandement, la de instrumento para hacer hechizos. La perforación dominante quedaba separada de la anatomía del animal, como en la cabeza de zorro que hJy en el extremo de un bastón perforado del rnagdaleniense temprano procedente de la cueva de Le Placard (Charente), ahora en Saint-Getmain-en-U.ye (Graziosi, Iárn. 29). Aquí se ha tallado el diminuto ojo del zorro a un lado de una perforación grande en forma de taza. Además de esto, el bastón aparece cubierto de numerosas incisiones paralelas, cal vez señales de caza. En el elegante bastón magdaleniense medio con un caballo saltando, del Abri Monrastruc (Tarn-et-Garonne), la perforación se sic˙a en el extremo inferior del esbelto fuste, donde lo exiguo del espacio la obliga a adoptar forma oval, Se ha suscitado una polémica un tanto gratuita sobre si esta

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delicada pieza no será un propulsor de jabalinas [propulseur} mis que un b.ítoll de commandement , en cuyo caso se sugiere que por la perforación pasara una estaquilla.

Sobre la forma de los bátons

de comrnandement

La forma original y mis pura del bastón perforado aparece en el periodo auriñaciense, Todo el acento se concentra en la forma plástica: el largo fuste, que lentamente se abulta hacia un extremo; las dos ramas corras, aquí sólo ligeramente dañadas; la perforación en el punto de unión de las eres partes. Todo confluye en una forma nueva, sugesciva e inmediatamente llamativa. Es totalmenre comprensible que los primeros prehistoriadores le dieran el calificativo de bátoll de commandement. En cierto sentido lo es, en efecto, pero no en el usual. No es un bastón que signifique soberanía sobre los hombres. significado sé integra dentro de la arn plia esfera de los ricos de fertilidad y se relaciona con los símbolos andróginos, como el bátlJ/I de commandement del Abrí du Poisson puede ayudarnos a encender. El símbolo de 1:1 fertilidad suprema se expresa mediante una imagen andrógina: el dos en uno. De la conexión de las imágenes primevas de este símbolo con algunas ideas de los pueblos primitivos de hoy hablaremos dentro de un contexto más amplio. Los bastones de hueso perforados no aparecen siempre en la forma peculiar del bátoll de commaudement. Con frecuencia se han encontrado huesos con varios orificios. Ya en 1863 Lartet y Chriscy habían hallado en la Dordoña muchas formas diferentes de bastones perforados, que más tarde publicarían en sus Reliquiae rlq~itallica( (1865-1875). He aquí cómo describen uno, procedente de La Madeleine : .Ha y cuatro orificios de diárnetros desiguales practicados en las partes anchas que van desde la garceta hasta la tercera rama o .real.l. Cuatro es el n˙mero más aleo de orificios que hasta ahora hemos encontrado en estos utensilios. (pág. 103). Desde esa fecha se han hallado ocros ejemplares con muchos mis agujeros, verbigracia uno de reno (·m cm) con al menos ocho perforaciones, que, procedente de Le Souci, cerca de Lalinde, se conserva ahora en el museo de Périgueux, Este bastón es delicado por sus dimensiones, y desde luego no apto para fines prácticos. Los orificios están festoneados por una línea ondulada, similar a la del bastón de La Madeleine. Pero en este caso

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208

Las manos como símbolos mágicos

LA simbolización

milenio a. C,; los cuernos curvos del íbice llenen todo el espacio, en tanto que el cuerpo del animal solamente esrá representado en miniatura y en forma abstracta y simplificada. Las astas de un ciervo de cobre encontrado en -una tumba prehitiea de:Alaja Hüyük (Anltolil),-del tercer milenio a. c., no sólo están modeladas con el mayor esmero, sino incluso recubiertas de plata, También a la pean;¡ en forma de Y sobre la que se alza este animal parece habérsele dado forma de ramificación de asta (Arik, 1941. pág. Tl). El hecho de que las astas, y en panicular las astas bifurcadas, poseyeran una significación desde fechas extraordinariamente tempranas está también demostrado por el descubrimiento que en 1938 hizo Okladnikov de la tumba rnusteriense de un niño en Teshik-Tash, una cueva de la Edad de: Piedra del Uzbckisrán soviético (Movius, 1953). Allí fue desenterrado el esqueleto de un niño de Neanderthal, junto con cuna serie de cuernos de la cabra montañesa siberiana ... en conjunto un total de cinco (posiblemente seis) pares de estos cuernos [fueron encontrados) asociados al enterrarnienco. Delimitaban un :írea aproximadamente circular, en cuyo interior yacían este cráneo y plrte de los restantes huesos del esqueleto __. Todos los cuernos eran de ejemplares grandes. Los de uno de los pares estaban sólidamente ensamblados 'como una espoleta de ave' __. Un segundo par destacaba por su gran tamaño __. Aunque estos [cuernos] se habían separado unos de otros y aparecían mis o menos en horizontal, su posición indicaba claramente que antaño habían estado de pie, o "ligeramente inclinados hacia dentro, )' unidos entre sí como un tenedor> (págs. 25-26). En este enterramiento rnusreriense llama la atención la colocación en círculo de muchos pares de cuernos. Habían sido cortados cerca del cráneo, resultando de ello una forma en V (Movius, lárn. V)', con un agujero natural en el centro. Estaban hincados en el suelo con una ligera inclinación o casi en vertical, desplegando la V hacia arriba. LJ cuestión de si lo que tenemos aquí, en el período musteriense, es una versión temprana del biiton de ttnnmaudcmrnt auriñacicnse, queda abierta a la opinión de cada cual. Lo curioso es el empleo del mismo material }' de un germen esencial de la forma posterior.

el propio bastón ha sido esculpido en forma de conchas por ambos lados para reforzar el sentido de I;¡ línea.

124. LA MADELE1NE (D~,d.ño): Bas,ó" él I""JO lOIl ",otro~'¡o'Deiollts. Dibujo lo",.do dl Lo,rt, y Claris,y, 1865-1875.

LE SOUCl

(Do,do"o):

Bas,ó" dr ¡IIIrso (011

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l. M,ima

209

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Sobre la .'igllificaciólI

5obr! el materia! de los bastones HJy coda vía otro aspecto que: parece interesante, a saber. de que se hacían los bastones: astas de reno o, con menor de ciervo. L:lS astas deben haber poseído un poder especi:ll o un s:lcrlment:ll. algo así como el cuerno de bisonte que J:¡ Venus

el material frecuencia, signifiCldo de Laussel

sostiene en su mano izquierda. Desde luego no es casual que, en 1:1cerámica pers:l temprana

del cuarto

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del bnstán laladrad,)

Es pcrfccrarncnrc posible que algunos bastones taladrados en forma de T se usaran para enderezar flechas o, entre los esquimales, como una especie de corbara : pero no hay duda de que los bastones perforados -muy esbeltos y delicados. grabados con representaciones simbólicaseran instrumentos rituales, lo mismo que las cabezas de mua rituales del Egipto predinásrico y Surner.

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La. símbolizaci6n

Volveremos sobre el contenido andrógino de su forma, pero aquí podemos señalar una indicación indir.:ctl de su significación. El tambor lapón, ' que en sí poseía una significación cósmica, se tocaba medilnte un instrumentO que no tenía nada en com˙n con un Pllillo normal. Tenia 1:1 forma de un bJtOl1 de WnllIIdlldemt:llt "hecho de cuerno de reno, ramiticado como una horca ..• Con este m.Hcillo golpean el rambcr, no canto para hacer ruido corno p;,rl así poner en movimienco el anillo que hay sobre el cuero, y que: éste vaya pasando sobre las imágenes. hlst:l que encuencrln lo que buscaban ... El instt umcnto de hueso con el que golpean el tambor tiene unos trece cencímetros de largo y el grosor de un dedo meñique, y se asemeja a la T latina. Los lapones usan este tambor en diversas ocasiones, y aseguran hacer grlndes cosas con su ayuda. por lo cual lo tienen en gran estima. y lo gUlrdln con mucha reverencil· (Scheffcr. trad. ing. 1704, pág. 137). Este texto se refiere, n:utlralme:nte, a prktiCls cham mistas. Jcomp.lñadas de trances Y éxt:lsis inducidos en momc:ntos de necesidad: para predecir el resultado de una cacería, para curar una enfermedad, para obtener éxitos, para producir desastres .• Una vez que el tamborilero ha Jobado de COClr, cae al sudo con el tambor, que se pone sobre la cabeza, seg˙n se ve en 1:1postura siguience ... Encre tanto todos los presentes, hombres y mujeres, sigu.:n Clnt~ndo sin interrupción, hasta que el camborilero despierta de su sueño, para que asi entre en su espíritu ;).quello que se desea saber=

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LOS SIMBO LOS DE FER TIUDAD Si en I~ interpretación de fertilidad cabe alguna

de las c˙pulas y de los .punros como símbolos duda, no sucede lo mismo en el ClSO de las _. representaciones directas de los órganos sexuales. Al igual que [a mano, I¡ vulva y el falo son cuidadosamence representados, solos o junro con otros símbolos asociados, sobre todo en elluriñaco-perigordiense. También aquí la paree vale por el todo. Son una expresión simbólica obvia del deseo de perpetuación de la especie, En este contexto no se hace distinción entre el hombre y el animal: crecer y multiplicarse era igualmente necesario para l~ continuación del género humano y de las. diversas especies animales. En (os tiempos primevos apenls exisria la vejez; la duración media de la vida en las épocas auriñacc-perigordiense y rnagdaleniense era de unos veinte años, seg˙n ha deducido H. Vallois, del Musée de L'Hornme de París, del estudio de los esqueletos ha [lados en lugares de enterramiento. La vulva, como órgano de la reproducción por excelencia, es el símbolo dominante, junco con numerosas figurillas femeninas auriñaco-perigordienses. El falo, en cambio, aparece rara vez, al igual que las figuras masculinas. La hermosa figur;¡ de un joven de Laussel sigue siendo ˙nica, Un símbolo todavía mas raro es el seno f<::menino independiente rodeado de puntos o puesto en relación con una escena, como· el del santuario de Le Combe! de Pech-Merle.

(p;íg. 1-1--1-).

Una y otra vez nos encontramos en la prehistoria ante una serie de fenómenos concatenados, y hemos de reconocer cuánta violencia se hace a ciertas representaciones al aislarlas dé su contexto natural. Sin embargo, y de resultas de una educación casi enteramente basada en el análisis, apenas pa rece posible imaginar otro método de indagación en fenómenos complejos que no sea el de separación y aislamiento. La vulva es una paree de todo el conjuneo de los símbolos de fertilidad. Pocas veces se la encuentra sola; por regla genera] se combina con OtrOS símbolos, de significado semejante al de las c˙pulas, y con los animales cayo incremento se desea.

La figura femenina

Es obvio periodo

como símbolo cultual

que la vulva poseía una significación ritual, porque en el m:¡gdJ(eniense se la graba -podria decirse que se la imprime-

Los símbolos d« fertilidad

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conocemos como Venus de Laussel, ¿Qué aspectos de esta figura han ' sido desdeñados, y qué otros fuertemente subrayados> Aquellas partes del cuerpo a las que no se concedía ning˙n valor, tales como la cabeza y ciertos miembros o partes de los mismos, eStln meramente indicadas. En esto se llega un lejos que, mientras que el brazo derecho de la figura est:í modelado con gr:m ternura, casi en bulco redondo, el izquierdo es mucho mis pequeño. e incluso parece atrofiado. El brazo derecho levanta un cuerno de bisonte, en sí mismo vinculado a la fuerza r la fertilidad. Los senos son protuberantes, a˙n más lo es la región pelviana. Sólo después de apreciados estos detalles se hace patente el modelado extraordinariamente sensible de la Venus de Laussel, Todo el interés se concentra en la relación armoniosa de la curva redondeada de los muslos con la curva redondeada del abdomen, Entre los muslos aparece el triángulo esférico del monte de Venus. El hueco del ombligo está acentuado. L:1 mano izquierda, meramente grabada en silueta, parece casi hundirse en el abdomen. Se combinan aquí exigencias fi,. m rituales y la capacidad de darles forma arrística y expresiva. Este énfasis en el' centro sexual femenino se encuentra asimismo en relieves rnagdalenicnses posteriores, Junquc sin una integración tan perfecta en una totalidad arrisrica. En esos ejemplos, la vulva esd incisa sobre el cuerpo casi naturalista como un rriángu!o cultual abstracto. Una de las dos figuras femeninas recostadas de la pequeña cueva de fiI,. m. ni La Magdclcine (Tarn) tiene una vulva grabada de ese modo. Su forma destaca a˙n mis frente J la postura maravillosarnenre relajada del cuerpo y el delicado modelado de las piernas. Su descubridor, H. Bessac, me dijo que no habia visto la figura femenina (1952) hundida en la rOCJ hasta después de que el triángulo vulvar profundamente inciso le llamara fiI'· <11. m la atención. Seguidamente pudo distinguir una segunda figura femenina en la pared de enfrente, asi como un caballo y un bisonte.

126.

LAUSSEL (Do,Joña): Dmllr

Jr la l-'Cllur Jr Lallrrtl.

en forma de triángulo claramente perfi!Jdo sobre figurJs femeninas que por lo demás serian casi naeuralistas. Estamos aquí ante los orígenes prehiStóricos de una tradición que reaparece en las figurillas de los milenios quinto

y cuarto en Mesopot3mia Puede

plantearse

aquí

Y otras regiones. una cueStión sobre

ese relieve

temprano

que

LJs tres famosas Venus grabadas de Angles-sur-Anglin (Vienn~, también pertenecientes al rnagdalenicnsc medio, presentan una situación similar. También aquí el triángulo vulvar simbólico está fuerrernenre grabado, en Contraste con el opulento modelado de las formas corporales: al menos, esto es, en la medida en que 10' dejan ver las reproducciones, dado que al presente autor no se le permitió ver las figuras in situ . Este friso es sumamente interesante por las grandes dimensiones de las figuras femeninas, que sin embargo no alcanzan IJ grJn calidad escultórica de la Venus de Laussel ni el hermoso aspecto de reposo de las de L;¡ Magdelcinc, Los descubridores del friso de las tres Venus -una de perfil, otra de tres cuartos y la tercera de frente- afirmaban en una primera comunica-

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Las manos como símbolos mágicos

-La parte superior del cuerpo no ha sido representada nunca, y también faltan los pies .... Todo el interés se sit˙a en las regiones genitales: la abertura de la VUlVl es muy pronunciada en. la segunda Venus, el triángulo p˙bico est.Í muy acentuado en las tres, y los pliegues inguinales vienen indicados por un tajo -profundo- (Sainc-Mathurin y Garrod, 1952, pág. 418). Ciertamente habría sido posible plasmar una figura femenina encera en el espacio de este friso rnagdaleniense medio, que había quedado rotalrnente enterrado bajo un estrato del rnagdalcniense ˙ltimo, porque la primera Venus mide I~O cenrirnerros desde e! pecho hasta las piernas, Estas dimensiones son insóliras para las representaciones de! cuerpo humano en la época prehistórica. Si hubiera sido necesario representar el cuerpo encero, habría sido fácil hacerlo en el espacio utilizable. Pero no parece haberse sentido esa necesidad, y solamente se esculpieron e! abdomen, la región pelviana y la vulva. Lo irnporranre no era la figura encera, sino ˙nicamente el fragmento que hacía las veces del codo. En la inmensidad-de tiempo que va desde los órganos sexuales brucalmencien:

LA M¡\GDELEINE (Tarn): Dtrallt de Imah'lfa ¡tmmina .~,ab.da.

128. Dibujo co,wPQuditlllt a l. fi.~"r. 127, eDil lod. l. pa,tt iuftrior dd tronco.

119. UR (."'uopot.mia): Fi.~'lfill.s .",¡toeifalas dt aTCIIIJ, de! ,,,a,ra miírnío Q. C.

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215

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Las 1n4nos como símbolos mágicos te acentuados de algunas Venus del periodo auriñaciense (p. ej., la Venus' de Willendorf) hasta el arte refinado del magdaleniense, el principio iconogrifico de la representación del cuerpo humano permaneció inalterado. Todas las figuras femeninas hechas a lo largo de este dilatadisirno periodo simbolizaban el concepto de ferrilidad. De un modo más genérico, este concepto es expresado simplemente por la vulva, que implica a la vez I:l fertilidad humana y animal, En la costumbre de grabar la vulva como símbolo abstracto sobre figuras femeninas casi naturalisras se origina una tradición muy persistente, que dura desde el rnagdalcnicnse medio hasta la época cicládica y es precursorn del proceso evolutivo griego. Cabe citar tres ejern plos : En la -Figura de mujer de la cultura badariense-, que es como el Br itish Museum cataloga esta estatuilla egipcia predinástica (n˙m. 59.468), la ˙nica parte trabajada es el triángulo sexual, 9ue, además de ser extremadamente grande en comparación con el resto de la figura, está rodavía más acentuado mediante rayado en cuadricula. LJS figurillas de terracota procedentes de Ur. en Mesopotarnia (h. finales del cuarto milenio a. C.), que ha)' en el Museo de la Universidad Filadelfia, tienen cabeza de ave, como las figuras más antiguas del techo de la sala de los Jeroglíficos de Pech-Mcrlc. Son esbeltas, con hombros y senos salientes, y ha)' en su líneas una cierta sofisticación cortesana. Pero también aquí se ha prestado escasa atención a las manos o a los pies, y en cambio el triángulo sexual, superpuesto a una especie de faja que ciñe las caderas, cstá exagerado de tamaño y nuevamente ace-ntuado mediante rayado, El tercer ejemplo es uno de los ídolos' de: mármol de las Cicladas, tan conocidos de todos. Es acéfalo, y el cuerpo esd meramente silueteado. Sólo el triángulo sexual está grabado con nitidez }' precisión. El hecho de que una tradición persista a lo largo de tantos milenios y aparezca en tantos centros de cultura indica sin lugar a dudas que desde el primer momento estas figuras no pretendi.m ser simples representaciones del cuerpo femenino, sino objetos cultuales, o ídolos, como han llamado • los arqueólogos a las numerosas figurillas cicládicas. Entre las primeras figuras trazadas en la arcilla h˙meda de las cavernas y la civilización gric!p hay un nexo de unión qlle escapJ a las sombras de b prehistoria. Lo poco que se puede establecer respecto al significado preciso de CSt:lSfiguras en cada cultura implica que todas ellas eran manifestacienes de J:¡ fecundidad, de la fuente de toda vida, de la Gran Madre Tierra, que ostentaba el triángulo vulvar como símbolo sagrado, Aquí nos interesa ˙nicamente el registro óptico visible: de los ricos y símbolos. Por ello hemos de estar canto m:ís agradecidos a los eruditos

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L4s manos como símbolos mtigt'cos 219

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los animales asociados a estos signos están tan firurnence grabados, y son tan pequeños en proporción, que fue necesaria la aguda vista de Peyrony para detectarlos. Peyrony pensó que fueran una pareja de ciervos, uno en pos del erro (pág. 68). En nuestro dibujo no se ven.

o con ambas cosas. 'en una piedra lisa, pero de forma irregubr. pr ccedcnrc de La Ferrassie y conservada en el museo de Les Eyzics (22 x 22 cm). hay un signo vulvar totalmente aislado, profundamente inciso. Pcyrony (193~, pág. 68) la asignó al auriñaciense tardío. En general, sin embargo, el símbolo de la vulva aparece cn combinación con animales o con otros signos, sobre codo c˙pulas, cuyo signiticado es can próximo al suyo. En un bloque roto del Abrí Cellier de Se-gene. cerca de Les Eyzies, hay tres signos vulvarcs en forma de globo asociados a una c˙pula profunda del mismo rarriaño. De modo semejante se asocian vulvas y varias c˙pulas pequeñas en otra piedra de La Ferrassie. si bien aquí el rriángulo sexual ha sido muy ..

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Conñ~urJ"ión

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No hay testigos que puedan informarnos sobre la significación exacta de esos pocos fragmentos de piedra con sus diversos símbolos, c˙pulas ~.animales. No obstan ce, el presentimiento de que esas piedras desempeñaran alg˙n pape! en ceremonias rituales está respaldado por una tradición que en b actualidad rodea a ciertas representaciones semejantes, en una tribu de indios sudamericanos cuya cultura apenas estuvo expuesta a las influencias de los misioneros. Dentro de la región de los indios eh imane, en un valle próximo al rio Marique, al pie: de las cordilleras orientales de Bolivia, los miembros de la vigésimocuarra expedición del Instituto Frobenius encontraron una agrupación de bloques de: piedra. Una vez limpios de su cobertura de musgo y enredaderas, catorce de ellos mostraron grabados profundos, aunque muy erosionados por los cambios meteorológicos {Hissink, 1955, pág. 62).

símbolo cultnal

LJ vulva como fragmento representance de 1;1 roralidad -la parte por el todo-- hace su primera aparición en el periodo Juriñ;\co-paigordicnsc. Su representación varia desde el narura lisrno crudo hasta el signo, que va haciéndose cada vez más abseracro, hasta que p no es posible dcrer rnimr su significado con certeza. En el auriñ:lCie:nsc:, la vulva, como la mano, se representa sola yen grupos, así como combinada con c˙pulas o animales,

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alargado y presenta diversas orientaciones.

que se han esforrado por levantar, siquiera brevemente, el velo que cubre los mitos y las religiones más antiguas. Mircea Eliade ha mostrado cómo el símbolo ampliado de 1:1 vulva pasó a ser la ,¡
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Los bloques estaban en sus posiciones originales, en un pJSO de montaña. Involunrariamenre acude a la memoria la posición del santuario de la fertilidad de Laussel, CO:1 sus bloques tallados con la Venus y otras representaciones similares. En esce lugar sudamericano había pocas representaciones, aunque interesan ces, de la figura humana, pero sí un 'n˙mero preponderan ce de símbolos sexuales femeninos. (pág. 62). LJs figuras humanas estaban «siempre en el punto más alto de las peñas. bajo el cual se agrupaban numerosos signos vulvares, algunos muy notables por su tamaño. El mayor media 37 x ~O cm, y su contorno tenía una profundidad de 10 cm(pág. 6~).

Obviarncnce, no se puede decir nada en concreto sobre su fecha. Pero estos bloques son CJn semejantes, por su forma y por su técnica, J la vulva auriñacierise media profundamente incisa (?? x 22 cm), que igualmente podrían hab.:r sido hallados en La Ferrassie. Lo rnds inceresanee de eSCJSpiedras es la tradición con que las asocian los indios chirnane. Los bloques se encuentran en las proximidades de un yacirnienro de s;¡ I gema, protegido en calidad de lugar ritual caído en desuso donde los aneepasados de los eh imane habían bailado -cuando buscaban la sal, adornados con plumas, enmascarados y portando molinetes. (pág. 66). Entre los chirnane la sal esd estrecham.:nte vinculada a la fertilidad y a [:1 procreación humana. Su recolección iba unida J acciones rituales ... _----- __ .__ .

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Las manOJ como Jímbo(os mdgicos- .221 y ceremonias .• Tenía lugar en la época de la sicmbra.,; y posiblemente iba acompañada de ritos de fertilidad- (pág. 6H). . .LJ sal posee una honda significación en la vida de estos indios. Es sinónirna de vida)' de la sustancia de la vida ... LJ idea rectora [del lugar ritual) está inrirnarncntc ligada a la sal como símbolo de la vida y de la renovación periódica dl' la vida humana. (pág. 68). En estos símbolos indios, pues, el significado se centra en la renovación de la vida y el deseo de fertilidad.

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POCJS veces se evidencia en la prehistoria una relación entre representaciones de: la figura humana y de símbolos sexuales aislados. Hay, en cambio, una relación indudablemente estrecha entre los animales y el símbolo sexual femenino. Un bloque de piedra auriñacicnsc precedente de La Fcrrassic, con la parte superior desgajada, muestra una combinación de varios signos de fertilidad y un animal. Sólo ha sobrevivido el contorno tosco de la parte inferior de un animal macho: a la izquierda 5': conservan la linea ligeramente curva del abdomen y las patas traseras fuertemente incisas, pero gran parte de las delanteras se ha perdido. También hay varios símbolos de f.:rcilidJd mu~' acentuados. Por debajo del animal se distribuyen libremente numerosas c˙pulas y una vulva en forma de globo. UnJ hilera de c˙pulas conduce: al órgano viril del animal. Otra rcrrnina en el simbolo vulvar, Una tercera se asocia a 'un, signo en forma de U, a la izquierda. Pcyrony da por seguro que todos estos signos poscian un significado simbólico para el hombre primevo (Pcryrony. 1934, pág. 78). Es como si con la combinación de estos diversos signos se quisiera dar a˙n mis fuerza al deseo apremiante de «creced y multiplicaos •.

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Las representaciones de J:¡ vulva, y asimismo las del falo, experimentan un proceso de abstracción progresiva en el periodo magdalcnicnsc, descrnbocando en signos cuyo significado ya no es posible determinar con seguridad. Tal vez sea en la cueva de El Castillo donde mejor se patentice el grado de veneración concedido al órgano femenino de la fertilidad y ~Icrccirnicnro. Ha)' allí, en un nicho de la roca, cinco signos campaniformes. Hace mucho tiempo que fueron identificados como representaciones de 1:1 vulva. Son rojos. de gran tamaño (unos 45 cm). y están partidos por un trazo COrtO vertical. Enrrc ellos hay U11:llinea negra erguida (HO cm). qUl' acaba en un penacho: lo más probable, como sugiere Lcrci-Gourhau (1958, pág. 336), es que se trace de un símbolo absrracro del falo. El grupo que forma con las tres vulvas consriruyc un símbolo compuesto de la fertilidad, o, en palabras de Lcroi-Gourhan. un (1'"1'/(' de -'i.I!"I'.'. Los símbolos rojos femeninos, y el símbolo ˙nico negro masculino, están cspcctaculnrrncnrc situados dentro de un sector ligeramente elevado del llamado segundo vestíbulo de la cueva de El Castillo. Más abajo de la superficie alisada del nicho que ocupan hay un pequeño snlicnrc de 1.1roca en forma de repisa. junro al cual caen los pliegues de una formación rocosa a modo de cortinaje .que podría haber sido modelada por Lorenzo Bemini. Si no me equivoco, algunas partes de cs.i cortina rl.lpestre muestran señales de haber sido pulidas por un largo roce. Dentro de csrc marco dramático se alzan solos los simbolos de fertilidad. Aun para d qu.: no conozca su significado, este grupo de imágenes. en ese entorno cuidadosamenee escogido, resulta impresionante. Para Lcroi-Gourhan. las vulvas cam paniforrnes de El Castillo reprl'Sl'l1Can sólo una entre varias carcgorias distintas de vulvas absrractas.: El pUIltO de partida de este investigador es el triángulo sexual con una COrta linea divisoria claramente reconocible, qUI: a veces aparece en forma de tres lineas qu.: se juntan sin lado horizontal qUL' cierre la figura. Su segunda catcgoria arranca de la figura campaniforme. y comprende rriáugulos en posición invertida. Otra categoría se compone de formas ovales. que n:prl'scntan .:1 orijicc .f!':lIitcll. Lcroi-Gourhan incluye una columna paralela qUL' muestra el proceso de abstracción de la figura femenina de perfil (1!J5H, p:íg.520). • La representación de la vulva en forma de rombo o diamante, a menudo unida al pez como simbolo f.·lIico, L'S un símbolo de fertilidad extraordinariamente difundido, que aparece desde los tiempos primevos h:lsr:l las altas civilizaciones, si bien ello no im plica necesariamente una línea de continuidad ininterrumpida. . En las obras de un artista moderno como joan Miró este signo reaparece

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como símbolo completamente neutro, liberado del baldón moralista había pesado sobre él a lo largo de los dos ˙ltimos milenios.

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, Existe la creencia muy extendida de que en los .riernpos primevos no se reconocía la relación existente entre la concepción y el acto sexual, Se creía que la concepción se producía por la acción del viento, por inhalación, por -influencias, en fin, de fuerzas exrernas. Esta idea puede conducir a conceptos muy elaborados, como el del poder de la palabra fecundante, la. parole fécolldoJlllt. Eso es lo que describe M. Griaule en su estudio de la tribu de los dongo del Africa Occidental (1948, págs. 166-168), que creen que toda mujer fértil lleva en su vientre una semilla divina. Sólo cuando el dios da la orden se enrosca la esperma masculina alrededor del ˙tero y da a la semilla divina su forma terrenal. El conocimiento o la ignorancia del proceso generativo ha dado origen a muchas opiniones divergentes, sobre todo dentro del contexto de la relación hombre-animal: el totemismo. Algo se puede entender de este complicado problema leyendo la exposición que de sus ramificaciones ha hecho Elizaberh dellaSanra. (1947, págs. 57-77). No podemos saber 'si en los tiempos primevos las ideas referentes a la concepción eran- simples o complejas. No hay pruebas. Por otra parte, no seria legítimo ignorar las representaciones del falo en-las épocas auriñaciense y magdaleniense; que parecen implicar alg˙n conocimiento de la . . relación entre la-procreación y el falo. .. Las representaciones de figuras masculinas son rarísimas en comparación con las femeninas. Otro tanto sucede con el símbolo' del falo. Pero con la aparición de los' menhires el falo adquirió un carácter monumental, si bien el significado de esos monolitos no es exclusivamente fálico. El falo como símbolo cultual

147. lOAN

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Lo mismo que en el auriñaciense exisrían representaciones aisladas de la vu Iva , así también había grabados y esculturas aislados del falo. J. G. Lalanne encontró muchos en su excavación de Laussel (Dordoña), algunos de ellos extremadamente realistas (1911, p:ígs. 139-1~2). Los objetos allí encontrados indican que el lugar de culto de Laussel, al pie de una peña en saledizo, debió ser un santuario de la fertilidad. Además de la Venus del cuerno de bisonte se tallaron en la roca varias otras figuras femeninas más pequeñas, así como una escena que algunos han interpretado como un parco, y otros como un coito. Vienen a continuación diversas representaciones del falo, que apuntan a un culto de la fertilida-d masculina. • UnJ y otra vez aparecen c˙pulas asociadas al falo. En un bloque de. 'piedra caliza de Laussel hay un falo convencional rodeado de c˙pulas, -

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una de ellas mucho m::tyor que las restantes (Lalanne, 1911, fig.98). En ocro bloque hay un falo dibujado como si saliera directarnenre de una c˙pula (ibid., fig. 99). Esta asociación es a˙n más evidente en un bloque fjlico cuadrangular. de 15 cm de aleo con c˙pulas por todos sus lados, hasta en la base.

L~ persistencia hasra el período neolítico de la costumbre ritual de c˙pulas sobre 105 símbolos Wicos de piedra está demostrada por ·un pequeño cono votivo de piedra caliza en forma~.ge pirámide aira hacer

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Las manos como simbolos mágicos

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de [el templo de] Tarxian [Malta] ... Este objeto esr.i cubierto de perforaciones irregulares. Fue cuidadosamente hundido en el suelo debajo de una piedra y deerás de un ídolo femenino grande y obeso> (Manneville, 1939, p:íg. 897) . El mencionado es sólo uno de los muchos objetos de carácter talico hallados en el mismo templo. Inevitablemente vienen J la memoria las grandes c˙pulas pulidas de las estatuas itifálicas de Min, muestras de una relación estrecha entre los símbolos egipcios y prehistóricos. El abrigo rupescre de Laugerie Haute (Dordoña) fue también fuence de representaciones auriñacienses de! falo. Había allí, entre ceras, una excavada en un bloque de piedra, con seis c˙pulas incrustadas. En ocro bloque, proceden ce de la caverna rupescre de Lausscl, hay una línea gruesa grabada en sentido longitudinal sobre un falo. Una y otra vez aparccen estas líneas rectas sobre representaciones de cabezas de animales o de cuerpos humanos. En el acceso JI santuario de Le Combe! (Pcch-Mcrle) se encuentra una escalagrnira de forma insólica, curvada como un cuerno de rinoceronte y de unos ochenta centímetros de altura. El abate Lcrnozi descubrió que esta notable formación. estaba cubierta de pequeñas mellas (piqlll!('l_'¿U), y que también par.ecÍJ pulida por un largo roce. La interpretó como un falo, cosa-que: parece muy probable, sobre todo estando como csci situada a la entrada de este santuario de la fertilidad, Un bastón taladrado magdalcnicnsc precedente del Gorgc d'Enfcr (Dordoña) consriruye una clara indicación de -Ia existencia de alg˙n cipo de culto fálico. Se han conservado las dos ramas del bastón, y casi toda la curva de la perforación circular. Muestran un falo doble, grabada cada una de las ramas con dos líneas onduladas, una línea recta y dos óvalos.

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y el rombo

En 1927, H. Breuil y R. de Sainc-Périer reunieron numerosas representaciones de peces en bastones taladrados. que presentan un asp.:cco mis de la casi inagotable imaginación del periodo magdalcnicnsc, La serie abarca desde ejemplares fácilmenre reconocibles hasta abstracciones apenas descifrables. Uno de los bastones, procedente de Brunique! (Tam-ec-Garonnc). tiene forma de falo. En uno de sus lados hay tres peces reconocibles. en los otros tres lados hay símbolos abstractos. Por uno de los lados corre una larga línea incisa, semejante a la que h3y sobre un falo de Laugcric Haute, Los signos de los otros tres lados son probablemente símbolos abstractos de la vulva. El bastón remara en un glande terralcbulado, que tal vez denote un falo doble. El otro extremo esrá roto, quedando sólo parte de la perforación.

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Las manos como símbolos

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¿Qué significa la yuxtaposición de peces y bátollS 1ft conunandement ql.le aparece con tanta frecuencia? .EI pez es a menudo emblema del f~lo. (Henrze, 1932, pág. 123). Falo y pez combinados forman un símbolo más fuerte de ]J fecundidad y la procreación. En la época clásica esta relación era bien conocida: con su sJngre (=corrience vital], Urano escupió a la vez a Afrodita y al pez fálico (Dólger, 1922, p:íg.412). : Hentze rastrea la procedencia de esta relación clásica y llega ';a un símbolo compuesto, a saber, 13 yuxtaposición de un pez, que representa el falo, y un rombo, que represenca 1:1 vulva. Se remite a una tableta funeraria china de la dinastía Han que presenta una hilera de peces ante varias hileras de rombos, Encuentra (como ya había observado Dólger) peces y rombos juntos en numerosos cilindros-sellos mesopotámicos. Pero lo principal es que se atreviera a remontarse en los orígenes de esce símbolo compuesto de 610 y vulva hasta el rnagdaleniense. Tornando ˙n asta

de reno proceden ce de Lorrhet (Haures-Pyrénées), muestra de: nuevo la relación entre peces y rombos. Estos peces constituyen -les representaciones de salmones mis hermosas del arte cuaternario(Breuil y Sainr-Péricr, 1927, p:íg. 45). Son asombrosamente realistas. pero ello no autoriza a interpretar la obra como una escena de género con salmones saleando por una corriente cruzada por renos. También Hentze la ve de muy disrinra manera. A su juicio, IJ colocación de los salmones entre las pezuñas de los renos ha sido deliberada: -Dos de los peces están claramente colocados en dirección al órgano geniral.¿ Por encima y a la derecha se distinguen dos símbolos de forma romboidal, que recuerdan' extrañamente los rombos de la tableta china- (Henrze, 1931. pág. 123). Henrze aludía al dibujo del desarrollo de este asta de reno, en el cual los rombos parecen situarse por encima de los renos. En realidad, y como demuestra una forografia compuesta del vaciado en escayola de todo el contorno, están muy cerca de los peces, y, al igual que ellos, entre las pezuñas de los' animales.

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.. Las manos como símbolos mágicos

la existencia de dos objetos rnagdalenienses procedentes de La Madeleine y Massar, ambos con el tema de un oso asociado a representaciones de los órganos masculinos y femeninos: en el primero se muestran éstos de manera realista, y en el segundo median ce signos abstractos> (1958, pág. 386). A ello hay que añadir que entre las grandes vulvas campaniformes de la cueva de El Castillo se yergue un símbolo emplumado, largo y dominante, del falo. No sin razón, Leroi-Gourhan agrega: .Es un tanto sorprendente que, salvo el caso accidencal de estos dos dibujes insuficientemente explícitos, este carácter dual, aparencemente fundamental, haya sido rotalrnenee pasado por alto por los numerosos invesrigadores que se ocupan del significado de los signos •. Nosotros creemos que el acierto de la interpretación del fuste emplumado corno falo esd asimismo confirmado por ciertos relieves de la mis antigua de las tres estatuas irifálicas predinásricas del dios de la fertilidad egipcio Min, encontradas en forma. Fragrncncaria por W. M. Flinders Petrie en 1893 en Copees, a cuarenta y ocho kilómetros JI norte de Tebas. Estos rres colosos, como los llama su descubridor, deben haber sido estatuas a modo de pilares de unos cuatro metros de alto, altura insólita paCl el periodo predináscico tardío. -Desdichadamenee, !J posición en que fueron halladas estas figuras no nos dice nada ... ya que yacían bajo el grueso lecho de arena del templo tolemaico- (Perrie, 1896, pág. 7). No existen otros ejemplos similares, y por desgracia no se sabe nada del contexto 'en que se alzaban. Los cuerpos son de forma casi cilíndrica, con los brazos apretados contra los coscados. En una faldillc' que pende del ceñidor de la figura más antigua apar~cen grabados =-nuevarnente seg˙n Pcrrie (p:íg. 7)- -una cabeza de ciervo, con la boca hacia abajo, con cuatro candiles en cada uno de los cuernos, y saliéndole de la boca una larga proyección, que parece como si fuera una estaca en la que estuviera ensartada la cabeza; debajo de la cabeza de ciervo ha y dos conchas de ptrroara:;.. Pero no se trata de una estaca

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241

símbolo fálico

• En 1:1 épOC3' magd;¡leniense el falo, como la vulva, adquirió una forma más abstracta. Esos fusccs en forma de cañón y ~mplumJdos que tan a menudo se encuencran en las paredes de las cuevas y en los grabados sobre hueso han sido idencifiCJdos recientemente como formas reprcscnrativas de cualidades masculinas. F. Bourdier lo sugirió (1958, p:íg. 8), Y LeroiGourhan lo ha confirmado ampliamente sobre !J base de estos argumentos: -nc sólo por la asociación frecuence de los signos emplumados con otros triangulares u ovales, de significado apenas disimulado. sino también por

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LA V ACHE (A,i<.~,): Hueso pu/ionwuJo, .~rabaJo co" u"a c.bt:. Itl'~~IIc:t.Uf C~ltju,,{iÓll eOIl uprtUlltiJC;IJHtJ .lblrracr.u dtl filio y dt /4

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-. Las manos como símbolos mágicos -~43

159. MASSAT (A,itgr): Pan« dr Utl bastó" ta/ad,ado .~,abado co" "". coba. la IctlR"O, tU cotljr.mció" COII 11110 rrp,rstlltac¡6" ohJlracta de "JI falo y Iflla vulva.

160.

.e,." •.

LA MADELEINE (Do,cI ••ñ«}: Bail.i" I. (0" '''',' ,·,,1"'=0 d~ MO $d(""d~ 1" I;·".~"." ,o,~ill"(hí,,(OJlltlla r~p't.(rlll"cití" (talista dr "" .1;110 y ""a "111",1.

157. tJl

158.

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1958,

en la que' esté ensartada la cabeza: más bien lo que aquí tenemos es la misma relación que anres : un animal, esta vez un ciervo de astas horquilladas y plumiformes y lengua sacada. que se aproxima :1 dos vulvas en forma de conchas. El símbolo de procreación (fertilidad) expresado por un animal con la lengua sacada y lamiendo órganos sexuales se remonta hasra muy atrás dentro del periodo rnagdalenicnse : obsérvense, por ejemplo, los dos grabados que cita Leroi-Gourhan -un bastón de LJ Madeleine (Dordoña) grabado con un oso que lame un falo naturalista. y ocro de Massat (Ariégc) con un oso que lame una representación 61ica abstracta, concretamente una pluma-, así como un hueso de La Vache (Ariege) grabado con una cabeza de bisonte junco con símbolos del falo y de la vulva. A˙n más próximo al ciervo de la estatua de Min, que alarga la lengua hacia símbolos vulvares, esd un grabado rnagdaleniense sobre hueso procedente de Arudy (Basses-Pyrénées), que muestra un caballo lanudo con

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244

Las manos como símbolos mágicos

La simbolización

245

Una sonaja ceremonial india El arte de los indios del Pacífico Noroccidental se basa, como el prehistórico, en ritos, Eran los ricos los que suministraban a la imaginación plástica un incentivo para acompañar las fiestas y ceremonias de iniciación con objetos

adecuados. En ning˙n otro campo son de este pueblo como en sus máscaras Las máscaras, al ser móviles, podían experimentar

artísticos

161. INDIOS DEL PACIFICO NOR.OCClDENTAL: 'lut introduce 161 f,,,.~It¡J tU la baclJ dt !lira r;Jtta~

So"aja

,¡tual:

figu,a

ma.rculi"a

ftCOJtl,Ja.

la lengua extendida hacia represencaciones abstractas vulviforrnes. Las astas del ciervo son el simbolo más antiguo del dios de la fertilidad Min, y los relieves de la faldilla del ceñidor de otro fragmeneo de estatua encontrado en Copees -el tercero y mis recientedan una clara imagen de la versión abstracta de la misma escena. Aquí -el emblema que hay sobre el poste es man.fiesrarnence una forma are.rica del jeroglífico normal del dios Min, con la adición de una pluma en la parte superior ... [se presenta] en una forrm más primitiva y pictórica que: ninguno de los conocidos en las callas egipcias- (Perrie, págs. 8, 9). El extremo plumiforme del bastón vertical es una represencación del falo semejante a la que hay encima del altar m::.gdakniensc de la cueva de El Castillo. Ese mismo símbolo plumiforme aparece también varias veces en la cueva de Niaux (Ariege): damos aquí un ejemplo aislado, sobre la extremidad criangular de un saliente de la roca en forma de lengua. Acerca de las estatuas de Min, Perrie añade : -Los objetos que aparecen en la faldilla escán indicados cincelando el concomo como un leve rehundido alrededor de las figur:lS. (pág. 7). Esta técnica del relieve hundid'o era conocida

y empleada

desde

el

auriñaco-perigordiense

..

tan notables los logros y sonajas ceremoniales. varias transformaciones,

de un animal a otro y del animal al hombre. Expresan el nexo interno entre el hombre y el animal: el hombre ql.le puede aparecer como animal, el animal que puede adoptar forma humana, en constante intercambio. El hombre portador de la máscara se convertía en el animal o demonio representado por ella. La significación de las sonajas ceremoniales es más abstrusa. El chamándanzante las sacudía en la mano durante las ceremonias de iniciación. Un ejemplo típico de estas tallas perforadas representa, en sus elementos globales, un ave combinada- con otros seres. Sobre un respaldo plano ftr. yace la figura-de un hombre en posición de dec˙bito supino. con las rodillas levantadas y' la lengua, exageradamente larga, .mecida en la boca de un animal sentado sobre su vientre, a menudo una .rana pero a veces un ave. Los pies del hombre se apoyan en la parte posterior de una máscara fandsticl en miniatura, cUyJ nariz se curva sobre su boca, también en forma de lengua. La significación del contenido mitológico no está nada clara. Como declaraba Franz Boas, -La idea primordial subyacente a la forma de la sonaja parece haberse perdido, ya que la ˙nica explicación que en alg˙n momento han dado los indios norceños se limita a señalar que un ser sobrenatural se la dio a sus antepasados- (1895, págs. 629-630). E. S. Carpen- . ter tuvo la amabilidad de interrogar por mi a varios oc ros etnólogos del sector acerca de este cipo de artefacto. Casi codos se mostraron conformes con la idea de que la sonaja significaba la curación o producción de un hechizo maligno. Se citaba a Niblack : -Se cree que la rana tiene en la cabeza un veneno sutil que, extraído por succión, habilita al hechicero para hacer encanramienros malos. (1888, pág. 324). Pero ha de plantearse esta pregunca: ¿por qué en este instrumento altamente ceremonial están plasmados tantos atributos simbólicos? ¿ Es posible-que ˙nicamente representen una escena de curación o de encantamiento? Vista en un conrexto más amplio, esta sonaja se inscribe dentro de la extensa gaml de: represenraciones primitivas y primevas de 1:1. relación animal-hombre. Sin duda es algo más que una -escena de curación •.

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