“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”
DESARROLLO DE PRACTICAS (SEMANA 14)
CURSO
:
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA
DOCENTE :
Dr. Hugo Valencia
ALUMNO
:
CEDANO BACA JERCY
TURNO
:
Martes 3:00 pm
2018
CUESTIONARIO 1- ¿En qué consiste el deber? - El deber es una posibilidad libre que me impone racionalmente su elección. - De nuestra naturaleza social se derivan importantes deberes: debemos respetar la vida de los demás, y también su libertad, su honor, las cosas de su propiedad; debemos cumplir las leyes y respetar los compromisos; debemos ser veraces. Un razonamiento elemental nos dice que lo bueno para nosotros debe ser bueno para 10,5 demás, y de igual forma. lo malo. A diferencia del animal, que ni siquiera sospecha las necesidades ajenas, un hombre normal no puede comer tranquilo mientras tiene a su lado a otro hombre hambriento: su presencia le condiciona y le obliga. Quizá no le apetezca ayudarle, ni obtenga ningún provecho si lo hace, pero se siente obligado a compartir su comida. Es humano tener sentimientos humanos, y estaría embrutecido quien no se sintiera inclinado a socorrer al necesitado. 2- Explique ¿Qué es imperativo Kantiano? - La realidad nos habla de muchas maneras, y el deber es uno de sus lenguajes. Más imperativo que indicativo, exige una respuesta, como una orden que pide ser atendida. En concreto, cuando la inteligencia nos informa sobre las condiciones que hacen habitable la misma realidad, esas condiciones son captadas como exigencias: entendemos que es nuestro deber respetar la vida, la libertad y los compromisos, si lo que deseamos es un mundo humano. Kant se admira ante la nitidez e insistencia de esa llamada. Hemos abierto el tema con palabras memorables que hoy se leen sobre su tumba: «Dos cosas me llenan de admiración: el cielo estrellado fuera de mí, y el orden moral dentro de mí». Ese orden moral es para Kant un aspecto evidente de la psicología humana, un hecho indudable que se manifiesta a la razón práctica bajo la forma de imperativo categórico: Kant reconoce que el deber moral no es una imposición externa, sino el convencimiento interno de lo que naturalmente me conviene. Un deber que me habla de lo que debo ser y hacer, y que pide ser respetado por lo mismo que respetamos la finalidad natural de los ojos o de los pulmones: porque ver y respirar son sus mejores posibilidades. 3- ¿Cuál es la crítica que se le hace a la ética empirista (Hume)? Y hable brevemente de la herencia empirista que fue recogida pór el positivismo. - Al decir que nadie debe robar y asesinar si no es viable un mundo donde todos roben y asesinen, Kant reconoce que es la realidad quien pone condiciones. Pero algunos años antes, Hume había roto el puente entre la realidad y el deber. Uno de los dogmas esenciales de su empirismo moral es la imposibilidad de pasar del plano del «ser» al del «deber ser». Se trata de un postulado conocido en la literatura filosófica actual como «ley de Hume», porque fue él quien, en su Tratado sobre la naturaleza humana, insinuó que
-
no era legítimo pasar del «es» al «debe»: «Si es un asesino, debe ser juzgado». Al concebir la realidad corno mero conjunto de hechos materiales, Hume niega por exclusión los valores, pues no son empíricos. Pero esta conclusión es muy precipitada. Es fácil ver que la existencia humana muestra un ilimitado conjunto de hechos que no son materiales. Cualquier promesa, contrato, ley o reglamento es, ante todo, un deber ser. La ley de Hume tiene una parte de verdad: entre los hechos empíricos y los valores hay una distancia evidente. Pero del hecho de que «este reloj se estropea con frecuencia», se sigue la valoración verdadera «es un mal reloj». Si el hombre tiene, como el reloj, una función propia, que no hace indiferentes todos sus actos, entonces existe un fundamento para valorar su conducta. Si ello es así, el paso del «ser» al «deber ser» no es una falacia, como tampoco es una falacia médica pasar del «está enfermo» al «debo curarle».
4- ¿Cuál es la critica que se hace a la ética Nietzsche? - «Existe un feroz dragón llamado tú debes, pero contra él arroja el superhombre las palabras yo quiero». Si Hume cortó las amarras con el deber, el propósito de Nietzsche será firmar su partida de defunción. Es el gran profeta de la ética concebida como expresión de la autonomía total del individuo, el responsable de un tipo de conducta peligrosamente desvinculada. Muy consciente de sus consecuencias: «Mi nombre estará un día ligado al recuerdo de una crisis corno jamás hubo sobre la Tierra, al más hondo conflicto de conciencia, a una voluntad que se proclama contraria a todo lo que hasta ahora se había creído, pedido y consagrado. No soy un hombre, soy una carga de dinamita». Nietzsche cumplió su palabra y llevó a cabo una gigantesca operación de demolición cultural, un desguace donde no dejó títere con cabeza. Su objetivo central fue la religión cristiana, pero de paso arremetió contra la Grecia clásica, el positivismo, el evolucionismo, la democracia, el Estado moderno y la música de Wagner. Fue la bestia negra de todo lo que se cruzó en su camino, el retrato perfecto de la intolerancia y el fanatismo: defectos que hoy no se perdonan, salvo en su caso, porque sabemos que era un enfermo incurable y genial que vivió a la desesperada. Como Sísifo, Nietzsche vivió condenado a sopcrtar la carga de una enfermedad crónica y progresiva, que le llevó hasta la locura y la muerte prematura. 5- ¿En qué consiste el Superhombre de Nietzsche? - Para enterrar el deber moral hay que negar su fundamento divino, y Nietzsche no duda en decretar la muerte de Dios, un acontecimiento cultural de máximo rango, que dividirá la historia de la humanidad: «Cualquiera que nazca después de nosotros pertenecerá a una historia más alta que ninguna de las anteriores». Es un suceso cósmico, del que son responsables los hombres, y que les libera de/las cadenas de lo sobrenatural que ellos mismos
habían creado. La muerte de Dios es la muerte definitiva del deber y la victoria de la autonomía absoluta. Sobre las cenizas de Dios se levantará el superhombre, el hombre dominado de nuevo por el ideal dionisiaco, el que ama la vida y vuelve la espalda a las quimeras del cielo. No es un individuo sino el símbolo de la nueva raza que encarnará la voluntad de poder y estará más allá del bien y del mal la raza de la bestia rubia que duerme en el fondo de todas las razas aristocráticas. Él destruirá y creará los valores, como César, como Barbarroja, como Napoleón. «Ahora es cuando la montaña del devenir humano se agita con dolores de parto. Dios ha muerto: ¡viva el superhombre! 6- Elabore una reflexión sobre el caso práctico de Raskolnikov Lo cierto es que la vida de Raskolnikov se va tomando desequilibrada, sufre episodios de enajenación mental y acaba en la cárcel. Sin embargo, su postura no ha cambiado: en ningún momento reconoce la inmoralidad de su doble asesinato. Su posición inamovible parece aproximarle al superhombre que quiere ser. Pero Dostoiewski nos desengaña pronto: deja entrever que la conciencia de Raskolnikov estaba tranquila porque estaba estropeada. Tenía la tranquilidad de lo que está muerto o inservible. Por ello, la balanza moral había dejado de