Savitri Parte 1.pdf

  • Uploaded by: Frei Mikael
  • 0
  • 0
  • August 2019
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Savitri Parte 1.pdf as PDF for free.

More details

  • Words: 106,951
  • Pages: 364
Savitri: Una Leyenda y un Símbolo Sri Aurobindo

I

Febrero 2017

LA LEYENDA

La historia de Satyavan y Savitri. La leyenda relatada en el Mahabharata y que sirve de base al poema es la siguiente: Aswapati rey de Madra, uno de los reinos de la India antigua, no puede tener hijos y decide emprender una vía de sacrificio y rogativas a los dioses para que le concedan su deseo. La diosa Savitri, hija del Fuego y de la Palabra, accediendo a sus ruegos le concede la gracia de tener descendencia. A los nueve meses nace una niña que será llamada Savitri en honor de la diosa. La niña tiene una infancia feliz, mas son tales las virtudes y gracias que le adornan que, llegada a la pubertad, ninguno de los súbditos del reino se atreve a pedir su mano. Por esta razón Aswapati le ordena que emprenda un viaje para encontrar a quien deba de ser su marido. Así lo hace Savitri y tras un largo periodo de búsqueda, la casualidad le lleva, apartada ya de las rutas de las grandes ciudades, a un claro del bosque en el que por vez primera ve a Satyavan. Satyavan vive en el bosque en donde su padre el rey Dyumatsena, ciego, ha sido desterrado tras perder el reino de Shalwa. Tras permanecer juntos un tiempo y comprometerse, Savitri debe volver para comunicar a sus padres que ya ha encontrado a quien va a ser su esposo. En el momento en que Savitri regresa a la corte de su padre está presente Narad, el vidente, quien al escuchar el nombre de Satyavan predice que el marido elegido va a morir al cabo de doce meses. Pero Savitri se mantiene en su elección y parte de nuevo para celebrar los esponsales. Comienza así una nueva vida en el bosque, en compañía de Satyavan, de su familia y de los cortesanos que acompañan al rey en el exilio. Pasados los doce meses, el momento fatal ha llegado y Savitri acompaña a su esposo al bosque donde acostumbra a cortar leña para el hogar. Encontrándose en esa tarea aparece Yama, dios de la muerte, que comienza a llevarse a Satyavan. Pero Savitri no se conforma con la muerte de su marido. Contrariando a Yama, primero sigue a ambos al mundo de la tiniebla y de la muerte, y más tarde, imponiendo su voluntad a la del dios, conseguirá ciertos dones relacionados con la felicidad y la descendencia del desterrado rey Dyumatsena y por último devolver a la vida a Satyavan. Ya de regreso encuentran en el bosque al rey Dyumatsena que, durante su ausencia, ha recobrado la vista así como también el reino que había perdido. Satyavan y Savitri vivirán felices el resto de sus días acompañados de la bendición de numerosos hijos y descendientes.

GUÍA DE LECTURA

La historia de Satyavan y Savitri Estructura del poema ¿Qué es esto? Forma de lectura Impresión y encuadernación Derechos de autor (Copyright)

La historia de Satyavan y Savitri. La lectura del poema hace imprescindible conocer la historia de Satyavan y Savitri, breve episodio del Mahabhárata sobre el cual está construido. Se acompaña una versión adaptada a la lectura del poema. No obstante para quienes prefieran leer el relato original del Mahabhárata existe una excelente traducción directa del sánscrito al español con la siguiente referencia: Título: Savitri, un episodio del Mahabhárata Autores: Óscar Pujol y Menchu Gutiérrez Editorial: Ediciones del Oriente y del Mediterráneo

Estructura del poema. De una manera informal puede decirse que el poema está dividido en dos partes: una primera, el yoga del Rey, que abarca desde la página 22 hasta la página 348, y una segunda, el yoga de Savitri, que abarca desde la página 349 hasta la 724, final del poema. La primera parte utiliza como pretexto, en relación con la leyenda, la parte de la historia en la que Aswapati dirige a los dioses la petición de tener descendencia. La segunda parte, que coincide más plenamente con la parte principal de la leyenda, relata la historia de Savitri desde su nacimiento hasta el desenlace de la misma. Aparte han quedado las primeras 21 páginas del poema. Su situación natural sería al comienzo de la segunda parte, en el momento del despertar de Savitri en el crítico día en que Satyavan debe morir. Pero Sri Aurobindo sacándolas de su contexto natural las coloca al principio del poema creando así un efecto de especial dramatismo, presentando lo que van a ser las líneas principales de poema y ofreciéndonos al mismo tiempo algunos de los pasajes más bellos del mismo. No debería por tanto desanimar la falta de cabal comprensión que nos acompañará en esas primeras páginas, especialmente en la primera. Por otra parte, es bien posible que esa falta de comprensión nos vaya acompañando a lo largo de la lectura de todo el poema hasta que, avanzada la misma, podamos ir recomponiendo el puzzle que se nos muestra y finalicemos teniendo una visión global bastante comprensiva del conjunto.

¿Qué es esto? La traducción del poema ha venido acompañada por la idea de que su lectura no es fácil. No lo es en el original inglés y tampoco en su traducción al castellano. Por ello la presentación

tipográfica que se hace de esta traducción española tiene una maquetación, una “puesta en página”, que tiene por objetivo facilitar la comprensión del texto que se está leyendo. Sin duda el lector irá haciéndose cargo a lo largo de la lectura de estas peculiaridades tipográficas. No obstante lo cual se relacionan a continuación algunas explicaciones que puedan servir de guía de la intención tipográfica. Traducción página a página.Se ha conservado la estructura de página del poema original para facilitar una lectura bilingüe a aquellos que estando interesados en la misma quieran tener al lado el poema en su original inglés. A diferencia de lo que ocurre en el poema original, las frases, períodos delimitados entre un punto y otro, han sido interlineadas entre sí para hacer más clara la lectura. No obstante no debería olvidarse que dicho punto equivale al punto y seguido, por lo que su contenido puede estar enlazado con la frase anterior o con la siguiente. Cabe señalar que el poema original fue escrito por Sri Aurobindo comenzando con mayúsculas todos y cada uno de los versos, lo cual se ha modificado en aras también de una mejor comprensión. Notas marginales.Pretenden dar explicaciones sencillas sobre el contenido del verso al que acompañan y de manera especial sobre el sujeto a que hacen referencia. Los sujetos del poema son un problema constante incluso para los lectores de habla inglesa. La fluidez con que Sri Aurobindo va cambiando de sujetos puede resultar bastante desconcertante. La cuestión se complica todavía más en castellano donde nuestros posesivos, a diferencia del idioma inglés, no denotan el género del sujeto a quien hacen referencia. Entre las notas marginales cabe destacar la indicación de Secciones dentro de cada canto. Indentaciones.Mientras que el verso normal da cuenta del relato en tiempo verbal pasado, las indentaciones, que generalmente utilizan el tiempo presente, vienen a ser frases explicativas de las incidencias del propio relato. Si se quiere utilizar una palabra técnica puede utilizarse la de “digresiones”. También, si se prefiere, puede decirse que el narrador habla con dos voces diferentes, la del poeta y la del vidente. Las comas.Sri Aurobindo es económico a la hora de administrar las comas a lo largo del poema. Posiblemente ello se deba a la necesidad de conservar el metro y el ritmo del verso. Hubiera facilitado la comprensión colocar en su traducción al español aquellas comas que Sri Aurobindo no colocó. Pero curiosamente al intentar ponerlas en castellano uno observa que se rompe la cadencia a pesar de que la presente traducción no la ha tenido prácticamente en cuenta y se ha centrado más bien en ofrecer una versión comprensible del poema. Posiblemente ello habla a favor de la potencia poética del autor, pero a los efectos prácticos se incluye aquí este comentario para que el lector esté avisado de que, a veces, deberá hacer un cierto ejercicio de imaginación y poner por su cuenta, siquiera mentalmente, alguna coma. Asteriscos.Vienen a indicar que en la línea correspondiente hay una palabra cuyo significado podrá encontrarse en el Diccionario. Normalmente se ha empleado este método para evitar tener que retraducir al castellano palabras que resultan mucho más elocuentes y abundantes de significado en su original, aunque este original sea latino o griego, un galicismo, un tecnicismo etc.

Forma de lectura. Cabría parafrasear aquí unas palabras que la Madre refirió a Auroville: “Savitri se dará a quien a él se dé”. En este sentido, dejar de lado los apresuramientos y fijarse un módulo proporcionado —una frase, una página, tal vez una Sección—, cada día o cada cierto tiempo, pueda ser el método que lleve a la mejor comprensión del poema. Dejar para más tarde lo que ahora no se comprende o centrarse en un solo verso o una pequeña frase de las que relucen con luz propia a lo largo del poema, puede ser otra de las diversas alternativas que cada lector podrá encontrar por sí mismo a la hora de encarar el poema. Todavía puede sugerirse una nueva forma de lectura: comenzar por el Libro IV, "El Libro del Nacimiento y de la Búsqueda", con el que se inicia la historia de Savitri y que tras su encuentro con Satyavan (Libro V), llega a uno de los nudos álgidos de la historia, "El Libro del Destino" (Libro VI), y continuar leyendo hasta el final del poema, retomando luego su lectura desde la primera página. Para quienes el poema resulte desconocido y quieran tener una aproximación antes de aventurarse en el mismo, se recomienda la lectura de la selección de fragmentos recopilada en la página web "Perlas en Savitri" (http://01savitri.blogspot.com/).

Impresión y encuadernación. El fichero a descargar incluye además del poema, una página de título, la historia de Satyavan y Savitri, la Guía de lectura, el Diccionario A y la Tabla de Contenidos. Se aconseja la impresión a doble cara, así como la encuadernación con tapas y espiral de alambre que puede realizarse en cualquier copistería, lo que proporciona un conjunto bastante manejable, bien en dos tomos, juntando en el segundo las partes Segunda y Tercera del poema, bien en tres tomos, uno para cada parte del poema. En la ventana de impresión habrá que prestar atención a que la característica "Escala de página:" esté ajustada a "Ninguna", evitando así porcentajes de impresión inferiores al 100%.

Derechos de autor (Copyright). © 2011 Aswapati Esta obra se distribuye bajo licencia de Creative Commons. La presente traducción al español del poema “Savitri: Una leyenda y un Símbolo”, de Sri Aurobindo, puede ser copiada, distribuida y comunicada públicamente, de forma libre, sin que pueda ser utilizada para fines comerciales. Se permite la generación de obras derivadas siempre que no se haga un uso comercial. Todo ello de acuerdo a la licencia de Creative Commons que aparece en la página web: http://savitr.blogspot.com/. La reproducción total o parcial de la obra deberá llevar aparejada la cita de la autoría, así como de la página web.

SAVITRI DICCIONARIO PARTE PRIMERA 004 025

031 033 052

055 058 060 072 075

077 082 085 086

100 106 106 107

111

114 118 122 125 128

Inane: Vano, fútil, inútil. Un insensible vacío, carente incluso de espacio. grífico: Relativo a grifos; siendo el grifo un animal mítico, de medio cuerpo arriba águila, y de medio abajo león. Vigilante de los tesoros de Apolo y de las cráteras de vino de Dioniso. Tiene pues una connotación de protección. Preguntado Amal Kiran, poeta, discípulo y amigo de Sri Aurobindo, sugirió a los grifos arrastrando el manto protector de la noche y del día —el limitante firmamento del verso anterior 25.18— que cubre nuestra atmósfera y nos protege de la trascendencia. amorfo: Estado del ser sin forma alguna. estro: Período de celo o ardor sexual de los mamíferos; inspiración ardiente del poeta o del artista al componer sus obras. daemon: En la mitología griega una divinidad intermedia entre los grandes Dioses y el hombre; también hace referencia —en el sentido socrático— a un genio o espíritu interior que guía a la parte exterior del hombre. Aquí tiene este último sentido. interregno: Espacio de tiempo, entre un gobierno y el que le sucederá, en que un Estado no tiene soberano. adamante: Sinónimo de diamante; aquí tiene el matiz de la extrema dureza, la impenetrabilidad. fiduciaria: Véase 246. fíat: Consentimiento o mandato para que algo tenga efecto. cláusula de salvaguarda: Aquella que declara la validez de un contrato, aunque alguna de sus cláusulas sea declarada nula tras su firma. oxímoron: Combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido. teselado: Formado con teselas, siendo la tesela cada una de las piezas con que se forma un mosaico. adamantinos: Véase 058. Inquebrantables. fíat: Véase 072. Circéico: De la naturaleza de Circe, figura mitológica con poderes mágicos. En la Odisea transforma en un tropel de cerdos a los hombres de Ulises. Aquí sugiere un aspecto de poder mágico, transformador, hacedor de maravillas. atavismo: Reaparición de características de una distante herencia o ancestro. lapso: Deslizamiento, caída. autocracia: Sistema de gobierno en el cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley. extrañado: Alejado, desterrado. La felicidad desterrada del pecho de la tierra. fiducia: Bienes, cantidades de dinero o derechos, objeto del fideicomiso. (Véase 246) hierático: Dicho de un estilo o de un ademán: que tiene o afecta solemnidad extrema. Perteneciente o relativo a las cosas sagradas o a los sacerdotes de la antigüedad. bajíos: Terrenos bajos o de poca profundidad en mares y ríos. hierático: Véase 111. pathos: Todo lo que se siente o experimenta: estado del alma, tristeza, pasión, padecimiento, enfermedad. oligarquía: Gobierno de pocos. Forma de gobierno en la cual el poder es ejercido por un grupo de personas, pertenecientes a un mismo grupo social. Bacantes: Mujeres griegas adoradoras y seguidoras del dios Baco, quienes llevaban a cabo ceremonias secretas de contenido erótico relacionadas con la

141 142 171 171 176 177 191 192 204 206 210 216 218 220 225 233 234

240 244 244 245

246

249 251 251

254 254 258

fertilidad. Interpretando danzas que las llevaban al paroxismo y a la entrega emocional y física al dios Dionisio o Baco. Asociadas a la idea de desenfreno, delirio, exaltación, frenesí, excitación etc. dispensación: Administración. hedonismo: Apelación al placer de los sentidos. apoteosis: Escena espectacular con la que concluyen algunas representaciones teatrales. En el mundo clásico, concesión de la dignidad de dioses a los héroes. trol: Véase 249. Hierofante: Sacerdote de Eleusis, en Grecia, que presidía la celebración de los misterios sagrados. Maestro de nociones recónditas. vaciar: Formar un objeto echando en un molde hueco metal derretido u otra materia blanda. Esfinge: Véase 336. Aquí el acento se pone en el aspecto indagador o de búsqueda. pathos: Véase 122. unciales: Tipo de escritura, de letras todas mayúsculas, que se usaron hasta el siglo VII. Nihil: del latín, nada. sancionaba: En el sentido de autorizaba, daba fuerza de ley. autarquía: Autosuficiencia, autogobierno. extrañada: Véase 107. Inane: Véase 004. empíreo: Cielo, paraíso. asfódelo: Planta legendaria parecida al narciso que sería inmarchitable y abundante en los campos celestiales. Elíseas: Los Campos Elíseos, o a veces mencionados como las Llanuras Elíseas, eran el lugar sagrado donde las sombras de los hombres virtuosos y los guerreros heroicos llevaban una existencia dichosa y feliz, en medio de paisajes verdes y floridos. Era la antítesis del Tártaro y a menudo se ha asociado con el Cielo cristiano. freza: Acción y efecto de desovar. daemon: Véase 052. Aquí en el segundo sentido. cuanto: En la teoría de física cuántica, unidad fundamental de energía o acción. suzeranía: Soberanía limitada ostentada por aquellos señores feudales que siendo soberanos con respecto a sus súbditos e independientes de otros señores feudales, tenían sin embargo limitada su soberanía a un poder mayor, por ejemplo el del rey. fideicomiso: Contrato en virtud del cual una persona, llamada fideicomitente o fiduciante, transmite bienes, cantidades de dinero o derechos, presentes o futuros, de su propiedad a otra persona (llamada fiduciaria), para que ésta administre o invierta los bienes en beneficio propio o en beneficio de un tercero, llamado fideicomisario. troles: En la mitología escandinava enanos amistosos aunque a menudo traviesos y engañosos. teodiceas: Teologías fundadas en principios de la razón. demóticos: Se dice de los caracteres de un género de escritura cursiva utilizado en la última etapa del antiguo Egipto. Aquí hace alusión a una supuesta mayor claridad que la jeroglífica de la Naturaleza. djins: Genios en la mitología árabe. cuanto: Véase 244. Gnosis: del griego, conocimiento. El término ha venido a significar el conocimiento superior, místico, o verdad espiritual. En el uso de Sri Aurobindo equivale a Supermente, Consciencia Verdad actuante en la primigenia esencia

258 265 267 267 267 272 281 291 293 295 307 307 307

315

326 328 333 336

340 342

del Ser, sin estar contaminada de error o falsedad. Daemones: Véase 052, aquí en su primer sentido. hierofante: Véase 176. Amorfo: Véase 031. fideicomiso: Véase 246. adamantina: Véase 058. Inquebrantable. bacantes: Véase 128. Aquí tiene el matiz de libres, desordenados, anárquicos. inmarcesible: Que no se marchita. coetáneo: Existente en el mismo tiempo que otra persona o cosa. lapso: Véase 106. diarquía: Autoridad dividida y ejercida simultáneamente entre dos personas, dos instituciones o dos poderes. Gobierno simultáneo de dos reyes. Inane: Véase 004. lapso: Véase 106. demiurgo: En la filosofía de los platónicos y alejandrinos, dios creador. En la filosofía de los gnósticos, alma universal, principio activo del mundo. Es la entidad que sin ser necesariamente creadora es impulsora del universo. También es considerado un dios creador del Mundo y autor del universo en la filosofía idealista de Platón y en la mística de los neoplatónicos. chapitel: Un chapitel o aguja es un elemento arquitectónico en forma piramidal que se sitúa en la parte superior de una torre, campanario o iglesia a modo de remate. enfeudados: Dados en feudo, ofreciendo su vasallaje a alguien superior. kakemono: Arte japonés. Objeto que se cuelga de la pared, de forma alargada en sentido vertical, generalmente una pintura o caligrafía. fíat: Véase 072. Esfinge: Enigmática, inescrutable y terrible criatura con cabeza de mujer y cuerpo de león alado. Instalada en uno de los montes del oeste de la ciudad de Tebas se dedicó a asolar la campiña tebana destruyendo las siembras y matando a todos los que no fueran capaces de resolver sus enigmas. Adepto: Iniciado o altamente eficiente en un cometido. Adamantina: Véase 058. Inquebrantable.

TABLA DE CONTENIDOS

PARTE PRIMERA Libro Uno: El Libro de los Comienzos Canto I: La Aurora Símbolo 1 Canto II: La Cuestión 11 Canto III: El Yoga del Rey: El Yoga de la Liberación del Alma 22 Canto IV: El Conocimiento Secreto 46 Canto V: El Yoga del Rey: El Yoga de la Libertad y de la Grandeza del Espíritu 74 Libro Dos: El Libro del Viajero de los Mundos Canto I: La Escalera Cósmica 95 Canto II: El Reino de la Materia Sutil 103 Canto III: La Gloria y la Caída de la Vida 116 Canto IV: Los Reinos de la Vida Pequeña 132 Canto V: Las Divinidades de la Vida Pequeña 151 Canto VI: Los Reinos y las Divinidades de la Vida más Grande 173 Canto VII: El Descenso dentro de la Noche 202 Canto VIII: El Mundo de la Falsedad, la Madre del Mal y los Hijos de la Oscuridad 220 Canto IX: El Paraíso de los Dioses de la Vida 233 Canto X: Los Reinos y las Divinidades de la Mente Pequeña 238 Canto XI: Los Reinos y las Divinidades de la Mente más Grande 260 Canto XII: Los Cielos del Ideal 277 Canto XIII: En el Yo de la Mente 283 Canto XIV: El Mundo del Alma 289 Canto XV: Los Reinos del Conocimiento Superior 297 Libro Tres: El Libro de la Madre Divina Canto I: La Búsqueda del Incognoscible 305 Canto II: La Adoración de la Madre Divina 310 Canto III: La Casa del Espíritu y la Nueva Creación 317 Canto IV: La Visión y el Don 334 PARTE SEGUNDA Libro Cuatro: El Libro del Nacimiento y de la Búsqueda Canto I: El Nacimiento y la Infancia de la Llama 349 Canto II: El Crecimiento de la Llama 359 Canto III: La Llamada a la Búsqueda 369 Canto IV: La Búsqueda 377 Libro Cinco: El Libro del Amor Canto I: El Predestinado Lugar de Encuentro 389 Canto II: Satyavan 392 Canto III: Satyavan y Savitri 400

Libro Seis: El Libro del Destino Canto I: La Palabra del Destino 415 Canto II: La Vía del Destino y el Problema del Dolor 437 Libro Siete: El Libro del Yoga Canto I: La Alegría de la Unión; el Sufrimiento del Conocimiento Previo de la Muerte y la Angustia y el Dolor del Corazón 465 Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma 474 Canto III: La Entrada en los Campos Interiores 488 Canto IV: Las Tres Fuerzas del Alma 503 Canto V: El Encuentro con el Alma 522 Canto VI: Nirvana y el Descubrimiento de la Absoluta Negación 532 Canto VII: El Descubrimiento del Espíritu Cósmico y de la Consciencia Cósmica 551 Libro Ocho: El Libro de la Muerte “Canto III”: Muerte en el Bosque 561 PARTE TERCERA Libro Nueve: El Libro de la Noche Eterna Canto I: Hacia el Negro Vacío 571 Canto II: La Jornada en la Noche Eterna y la Voz de la Oscuridad 582 Libro Diez: El Libro del Doble Crepúsculo Canto I: El Sueño Crepuscular del Ideal 599 Canto II: El Evangelio de la Muerte y la Vanidad del Ideal 607 Canto III: El Debate del Amor y la Muerte 621 Canto IV: El Sueño Crepuscular de lo Real Terrestre 641 Libro Once: El Libro del Día Eterno Canto I: El Día Eterno: La Elección del Alma y la Suprema Consumación 671 Libro Doce: Epílogo El Regreso a la Tierra 715

PARTE PRIMERA LIBROS I – III

LIBRO UNO

El Libro de los Comienzos

CANTO I: LA AURORA SÍMBOLO

Canto I: La Aurora Símbolo

Sección I

Era la hora que precede al despertar de los Dioses. A través de la senda del Evento divino la inmensa y presagiosa mente de la Noche, sola en su a oscuras templo de eternidad, yacía extendida inmóvil sobre la orilla del Silencio. Casi se percibía, opaco, impenetrable, en el sombrío símbolo de su ensoñación sin ojos, el abismo del incorpóreo Infinito; un insondable cero ocupaba el mundo. El poder de un caído ser infinito despierto entre la primera y la última Nada, recordando la tenebrosa matriz de donde vino, se volvió desde el insoluble misterio del nacimiento y el lento proceso de la mortalidad y anheló alcanzar su fin en la vacía Nada. Como en un oscuro principio de todas las cosas, un semblante mudo y sin rasgos de lo Desconocido, repitiendo por siempre el acto inconsciente, prolongando por siempre la ciega voluntad, mecía la cósmica somnolencia de Fuerza ignorante cuyo agitado sueño creativo enciende los soles y arrastra nuestras vidas en su girar sonámbulo. De un lado a otro del vano, enorme trance del Espacio, de su amorfo aletargamiento carente de mente y de vida, una sombra dando vueltas a través de un Vacío sin alma, devuelta una vez más a su origen de sueños maquinales, la Tierra giraba abandonada en abismos sin fondo, olvidada de su espíritu y de su destino. Los impasibles cielos eran neutros, inmóviles, vacíos. Entonces algo se movió en la inescrutable oscuridad; un movimiento sin nombre, una Idea impensada,

1

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

insistente, insatisfecha, sin propósito, algo que quería pero no sabía cómo ser, hostigó el Inconsciente para despertar la Ignorancia. Una angustia que llegó y dejó una trémula huella, dio lugar a que un deseo antiguo, cansado, insatisfecho, en paz en su cueva subconsciente y sin luna, levantara su cabeza y buscara la ausente luz, esforzando ojos cerrados de desvanecida memoria, como quien busca lo que fue en otro tiempo y sólo encuentra el cadáver de su deseo. Era como si hasta en lo profundo de esta Nada, hasta en este último núcleo de disolución, acechara una entidad sin memoria, superviviente de un pasado muerto y enterrado, condenada a volver a asumir el esfuerzo y el dolor, reviviendo en otro mundo frustrado. Una consciencia sin forma deseó la luz y una vacía presciencia anheló el distante cambio. Como si el dedo de un niño apoyado en la mejilla recordara la ilimitada necesidad de las cosas a la despreocupada Madre del universo, un incipiente anhelo alcanzó la sombría Inmensidad. En alguna parte, de forma inadvertida, una brecha se abrió: una larga línea solitaria de tono vacilante, como una vaga sonrisa que tienta al desierto corazón, turbó la lejana orilla del oscuro sueño de la vida. Llegado desde el otro extremo de la inmensidad un ojo de deidad observaba a través de las mudas profundidades; explorador en reconocimiento desde el sol, parecía, en medio de un pesado reposo cósmico, del sopor de un mundo enfermo y cansado, buscar a un espíritu solo y desolado, demasiado caído para recordar el gozo olvidado. Interviniendo en un universo sin mente, su mensaje se deslizó a través del renuente silencio llamando a la aventura de la consciencia y del gozo

2

CANTO I: LA AURORA SÍMBOLO

y conquistando el desilusionado pecho de la Naturaleza, le impuso un renovado consentimiento para ver y sentir. Un pensamiento fue sembrado en el insondado Vacío, una sensación nacía en las profundidades de la oscuridad, una memoria se estremecía en el corazón del Tiempo, como si un alma muerta hace tiempo fuera empujada a vivir: pero el olvido que sucede a la caída había emborronado las densas tablillas de escritura del pasado, y todo lo que fue destruido debe ser reconstruido y la antigua experiencia elaborada una vez más. Todo puede ser hecho si está presente el toque de Dios. Una esperanza que apenas se atrevía a existir se movió furtivamente en medio de la desolada indiferencia de la Noche. Como si suplicara en un mundo extraño con tímida y atrevida gracia instintiva, huérfana expulsada en búsqueda de hogar, errante maravilla sin lugar donde vivir, a un remoto ángulo del cielo llegó la débil llamada de un lento gesto milagroso. La persistente emoción de un toque transfigurador persuadió a la negra quietud inerte, y belleza y maravilla turbaron los campos de Dios. Una mano errante de pálida luz mágica que brilló a lo largo del desvaneciente filo del momento, fijó con panel de oro y gozne opalescente una puerta de sueños entreabierta en la orilla del misterio. Un radiante rincón que dejaba ver cosas ocultas forzó la visión de la ciega inmensidad del mundo. La oscuridad menguó y se deslizó como un manto se desliza del reclinado cuerpo de un dios. Entonces a través de la pálida grieta que parecía al principio apenas suficiente para un destello de soles, desbordaron la revelación y la llama. El breve signo eterno volvía a producirse en lo alto. Encanto desde inalcanzables trascendencias, iridiscente con la gloria de lo Invisible,

3

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

mensaje desde la desconocida Luz inmortal, incandescente sobre el trémulo borde de la creación, la Aurora forjó su aura de espléndidos colores y enterró su semilla de grandeza en las horas. La diosa brilló visitante de un instante. Por un momento la Visión permaneció en la fina orilla de la vida y se inclinó sobre la pensativa frente curva de la tierra. Traduciendo recónditos belleza y gozo en coloridos jeroglíficos de místico sentido, escribió las líneas de un mito significante que hablaba de la grandeza de auroras espirituales, resplandeciente código escrito en la página del cielo.

*

Ese día casi fue revelada la epifanía de la que nuestros pensamientos y esperanzas son luces indicadoras; un solitario esplendor desde la invisible meta casi fue lanzado en el opaco Inane. Una vez más un paso perturbó las vacías Inmensidades; centro del Infinito, una Faz de extática calma alzó los eternos párpados que abren el cielo; una Forma de las lejanas beatitudes parecía aproximarse. Embajadora entre la eternidad y el cambio, la omnisciente Diosa se inclinó a través de las extensiones que arropan el predestinado recorrido de las estrellas y vio los espacios dispuestos para sus pies. Por una vez se volvió a medias hacia su velado sol, luego, pensativa, se dirigió a su trabajo inmortal. La tierra sintió cercano el paso de la Imperecedera: el despierto oído de la Naturaleza escuchó sus pasos y la inmensidad volvió hacia ella su ojo ilimitado, y, esparcida en la selladas profundidades, su luminosa sonrisa prendió fuego en el silencio de los mundos. Todo se convirtió en consagración y rito. El aire era un vibrante vínculo entre la tierra y el cielo; el himno de amplias alas de un gran viento sacerdotal se elevó y cayó sobre el altar de las montañas; las altas ramas oraban en un cielo revelador.

4

CANTO I: LA AURORA SÍMBOLO

Aquí donde nuestra a medias iluminada ignorancia bordea los abismos en el mudo seno de la ambigua tierra, aquí en donde uno no conoce siquiera el paso siguiente y la Verdad tiene su trono en el sombrío dorso de la duda, en este angustiado y precario campo de trabajo que se extiende bajo una amplia mirada indiferente, imparcial testigo de nuestra alegría y de nuestra pena, nuestro postrado suelo recibió el rayo que despierta. También aquí la visión y el destello profético esclarecían en milagro formas comunes sin sentido; luego el divino hálito, exhausto, se retiró, no deseado, desvaneciéndose del ámbito mortal. Un sagrado anhelo permaneció en su estela, la adoración de una presencia y de un Poder demasiado perfectos para ser retenidos por corazones uncidos a la muerte, anuncio de un prodigioso nacimiento por venir. Sólo un poco puede permanecer la luz-de-dios: espiritual belleza que ilumina la visión humana, recubre con su pasión y su misterio la máscara de la Materia y prodiga la eternidad en un latido del Tiempo. Como cuando un alma se aproxima al umbral del nacimiento, juntando el tiempo mortal con la Eternidad, chispa de la deidad perdida en la cripta de la Materia, su esplendor se desvanece en los planos de lo inconsciente, así se disolvió en el brillo del aire habitual este transitorio resplandor de mágico fuego. El mensaje cesó y se disipó el mensajero. La solitaria Llamada, el solitario Poder, retiró a algún remoto mundo secreto el color y la maravilla del rayo celestial: dejó de atender a nuestra mortalidad. El exceso de belleza natural en el mundo de los dioses no pudo mantener su influjo en ojos nacidos en el tiempo; demasiado real-místico para aposentarse en el espacio, su cuerpo de gloria se difuminó en el cielo: lo insólito y la maravilla ya no pervivieron.

5

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Permanecía la luz normal del día de la tierra. Liberado de la breve interrupción de la fatiga una vez más el rumor del apresuramiento de la Vida prosiguió los ciclos de su enceguecida búsqueda. Todos iniciaron la actividad de sus invariables actos cotidianos; los mil pobladores de suelo y árbol obedecieron el imprevisible impulso del momento, y líder aquí con su mente insegura, único que mira el velado semblante del futuro, el hombre levantó la carga de su destino.

Sección II

Y también Savitri se despertó entre estas tribus

Heral.: el Sol. que se apresuraban a unirse al canto del brillante Heraldo

y atraídas por la belleza de las aparentes vías, aclamaban su parte de efímera alegría. Afín a la eternidad de donde vino, no tomó parte en esta insignificante felicidad; poderoso forastero en la esfera humana, el encarnado Huésped interior no respondió. La llamada que despierta el impulso de la mente humana, su accidentado afanoso movimiento de búsqueda, su ilusión de vibrante color del deseo, visitó su corazón como una dulce nota ajena. El mensaje de breve luz del tiempo no era para ella. Había en ella la angustia de los dioses aprisionados en nuestro transitorio molde humano, la inmortalidad conquistada por la mortalidad de las cosas. Una más vasta alegría de la Naturaleza había sido antes suya, pero no pudo guardar por mucho tiempo su dorado matiz celestial o permanecer sobre esta quebradiza base terrenal. Movimiento angosto en el profundo abismo del Tiempo, la frágil pequeñez de la vida negó el poder, la espléndida y consciente amplitud y el gozo que había traído con ella a la forma humana, la calma delicia que une un alma a todas, la llave de las intensas puertas del éxtasis.

6

CANTO I: LA AURORA SÍMBOLO

La fibra de la tierra que necesita la savia del placer y de las lágrimas rechazó el don inmortal del rapto: ofrendó a la hija del infinito la flor-de-pasión de amor y de muerte. En vano parecía ahora el espléndido sacrificio. Pródiga de su preciada divinidad, había entregado a los hombres su persona y todo cuanto era, confiando implantar su ser más noble y aclimatarlo en sus vidas corporales para que el cielo pudiera crecer nativo en suelo mortal. Difícil es persuadir del cambio a la naturaleza de la tierra; la mortalidad soporta mal el toque de lo eterno: teme la pura divina intolerancia de este asalto de éter y de fuego; murmura de su felicidad carente de tristeza, casi con odio rechaza la luz que trae; tiembla ante el desnudo poder de la Verdad y la fuerza y la dulzura de su Voz absoluta. Infligiendo a las alturas la ley del abismo, ensucia con su lodo a los mensajeros celestiales: las espinas de su caída naturaleza son la defensa que vuelve contra las salvadoras manos de la Gracia; recibe a los hijos de Dios con la muerte y el dolor. Una gloria de relámpagos que atraviesa la escena terrestre, sus pensamientos de soles se desvanecen, oscurecidos por mentes ignorantes, su trabajo traicionado, su bien convertido en mal, la cruz el pago por la corona que aportaban, sólo dejan tras de sí un espléndido Nombre.

sus: mens.cel.

Un fuego ha venido, ha tocado los corazones de los hombres y se ha ido; unos pocos han captado la llama y han crecido a una vida más noble. Demasiado diferente el mundo que ella vino a ayudar y salvar, . su grandeza pesaba sobre su pecho ignorante sus: del mundo. y desde sus sombríos abismos brotó una terrible respuesta, una parte de su pesar, de su lucha, de su caída. su: id.

su: de Sav. su: del mun

su: de Sav.

Vivir con aflicción, confrontar la muerte en su camino, — el sino mortal se convirtió en la carga del Inmortal.

7

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Así atrapada en el cepo de los destinos de la tierra, permanecía esperando la hora de su ordalía, desterrada de su innata felicidad, aceptando el oscuro traje terrenal de la vida, ocultándose incluso de aquellos a quien amaba, la divinidad engrandecida por un destino humano. Una oscura precognición la separaba de todos de quienes era sostén y estrella; demasiado noble para compartir el peligro y el dolor, en sus laceradas profundidades guardaba el sufrimiento por venir. Como quien velando por hombres que han quedado ciegos toma sobre sí la carga de una raza inconsciente, albergando a un enemigo a quien con su corazón debe alimentar, ignorado su acto, ignorado el destino que enfrentaba, desvalida debía prever, temer y osar. La hacía tiempo conocida y fatal mañana estaba aquí trayendo un mediodía que parecía como cualquier otro. Porque la Naturaleza camina sobre su poderosa vía despreocupada cuando rompe un alma, una vida; abandonándola muerta tras ella, prosigue su camino: sólo el hombre lo advierte y los ojos de Dios que todo lo ven. Incluso en ese momento de desesperación de su alma, en la siniestra cita con la muerte y el miedo, ningún lamento salió de sus labios, ninguna llamada de ayuda; a nadie dijo el secreto de su mal: calma era su faz y el valor la mantenía muda. Pero sólo su ser exterior sufría y forcejeaba; pues incluso su humanidad era medio divina: su espíritu abierto al Espíritu en todo, su naturaleza sentía toda la Naturaleza como suya. Aparte, viviendo en su interior, mantenía las vidas de todos; sola, portaba en sí el mundo: su terror era uno con el gran terror cósmico, su fortaleza se sustentaba en los cósmicos poderes; suyo era el amor de la Madre universal. Contra el mal en las afligidas raíces de la vida,

8

CANTO I: LA AURORA SÍMBOLO

su: Sav. su: mal.

su propia calamidad su particular indicio, de sus punzadas de dolor hizo una afilada espada mística. Una mente en soledad, un corazón tan grande como el mundo, se incorporó al no compartido trabajo solitario del Inmortal. Al principio la vida no sufría en su agobiado pecho: en el regazo de la original somnolencia de la Tierra, inerte, aliviada en el olvido, tendida reposaba, inconsciente en la orilla de la mente, obtusa y tranquila como la piedra y la estrella. En una profunda sima de silencio entre dos reinos permanecía remota a la pena, no asediada por la preocupación, sin recordar nada de la aflicción de aquí. Entonces una lenta memoria tenue se movió como una sombra, y suspirando colocó su mano sobre el pecho y reconoció el íntimo y persistente dolor, profundo, silencioso, antiguo, ya natural a esa parte de su ser, pero no sabía por qué estaba allí ni de dónde venía. El Poder que alumbra la mente permanecía todavía retirado: pesados, reacios eran los servidores de la vida como trabajadores sin la recompensa del gozo; taciturna la antorcha de los sentidos rehusaba arder; el desasistido cerebro no encontraba su pasado. Sólo una imprecisa naturaleza terrestre mantenía el armazón del cuerpo. Pero ahora despertaba, su vida compartía la carga cósmica. Al requerimiento del mudo llamado del cuerpo, su poderoso espíritu de alejado vuelo viajó de vuelta, de vuelta al yugo de la ignorancia y del sino, de vuelta a la labor y al esfuerzo de los días mortales, alumbrando una senda a través de extraños sueños simbólicos desde el otro extremo del reflujo de los mares del sueño. Su casa de Naturaleza sintió un invisible influjo, iluminadas súbitamente fueron las oscurecidas habitaciones de la vida, y las ventanas de la memoria se abrieron sobre las horas y los cansinos pies del pensamiento se aproximaron a sus puertas. Todo volvía a ella: Tierra y Amor y Muerte, antiguos contendientes, la rodeaban

9

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

como figuras gigantes que luchan en la noche: las divinidades nacidas del oscuro Inconsciente despertaban a la lucha y al dolor divino, y en la sombra de su encendido corazón, en el sombrío centro del terrible debate, un guardián de los afligidos abismos heredero de la larga agonía del globo, figura inmóvil cual piedra de enorme y divino Sufrimiento miraba al Espacio con fijos ojos ausentes que veían las atemporales profundidades del dolor aunque no el sentido de la vida. Consumido por su severa divinidad, amarrado a su trono, esperaba implacable la diaria oblación de las lágrimas aún no lloradas de Savitri. Toda la tremenda cuestión del hombre revivió. El sacrificio de sufrimiento y de deseo que la Tierra ofrece al Éxtasis inmortal comenzó de nuevo bajo la Mano eterna. Despierta soportó la apretada marcha de los momentos y miró a este verde sonriente peligroso mundo, y escuchó el grito ignorante de las cosas vivientes. En medio de los sonidos triviales, de la invariable escena su alma se irguió enfrentando Tiempo y Destino. Inmóvil consigo misma, acumulaba fuerza. Este era el día en que Satyavan debe morir.

FIN DEL CANTO UNO

10

CANTO II: LA CUESTIÓN

Canto II: La Cuestión

Por unos instantes, retirada en los secretos campos del pensamiento, su mente se trasladó a un pasado repleto de imágenes que: el pasado. que revivía y veía aproximarse su fin: a punto de morir, vivía imperecedero en ella; id. efímero y desvaneciéndose ante ojos efímeros, invisible, fatídico espectro del yo, su: id. portaba el futuro en su pecho fantasmal. Sección I

su: de Sav.

A lo largo de la estela de lejano retroceso de los acontecimientos, regresaba la corriente de las apremiantes horas, y en la orilla del misterioso flujo poblado de formas bien amadas ahora tan lejanas y de sutiles imágenes de las cosas que fueron, su espíritu testigo permanecía examinando el Tiempo. Todo lo que ella había una vez esperado y soñado y sido, pasó con vuelo de águila a través de los cielos de su memoria. Como en una irisada flamígera aurora interior, las amplias avenidas de su vida y sus dulces senderos permanecían trazados en el mapa de visión clara como el sol de su recuerdo, desde el luminoso país de sus días de infancia y las azules montañas de su juventud que levantaba el vuelo y las paradisíacas arboledas y las alas de pavo real del Amor hasta la felicidad conseguida bajo la silenciosa sombra del hado adverso en el último trecho en donde cielo e infierno habían competido. Doce apasionados meses habían conducido al día fatal. Una absoluta oscuridad sobrenatural sorprende a veces al hombre cuando se aproxima a Dios: llega una hora cuando todos los recursos de la Naturaleza fallan; arrancado de la Ignorancia protectora y arrojado de nuevo a su simple primaria necesidad, al fin debe desechar de sí su alma de superficie y ser la desnuda entidad interior:

11

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

esa hora había sobrevenido ahora a Savitri. Había alcanzado un punto en el que la vida debe ser en vano o, despierta a su elemento no nacido, su voluntad debe cancelar el destino de su cuerpo. Pues sólo el eterno poder del espíritu que no nace puede levantar el yugo impuesto por el nacimiento en el Tiempo. Sólo el Yo que construye esta figura del yo puede romper [la interminable línea fija que une esos nombres cambiantes, esas innumerables vidas, esas nuevas personalidades olvidadizas y que guarda aún latente en nuestros actos conscientes el rastro de viejos pensamientos y actos olvidados,] repudiar el legado de nuestros yoes enterrados, la gravosa herencia de nuestras formas desvanecidas aceptada a ciegas por el cuerpo y por el alma. Un episodio de un cuento no recordado, su comienzo perdido, su motivo y su trama ocultos, la historia que una vez ocurrió ha preparado y construido nuestro presente destino, hijo de pasadas energías. La rigidez de las secuencias cósmicas trabadas por ocultos vínculos inevitables Savitri debe quebrantar, desalojar por la fuerza de su alma su pasado, un bloque en el camino del Inmortal, dejar el paso expedito y configurar de nuevo su destino. Coloquio de los Dioses originales reunidos en la orilla de lo desconocido, el debate de su alma con la encarnada Nada debe ser librada en un peligroso sombrío trasfondo: su ser debe afrontar su Causa sin procedimiento, contra el universo oponer el peso de su solitario yo.

Sav.

En el desnudo pico en donde el Yo está solo con la Nada y la vida carece de sentido y el amor no tiene lugar donde permanecer, debe defender su caso al borde de la extinción, en la cripta mortuoria del mundo defender la desvalida demanda de la vida y reivindicar su derecho a ser y amar. Alterada debe ser la rigurosa economía de la Naturaleza;

12

CANTO II: LA CUESTIÓN

su: Sav.

condonación debe obtener de la atadura de su pasado, cancelar una vieja cuenta de sufrimiento, borrar del Tiempo la larga deuda acumulada del alma y los rígidos vasallajes de los Dioses Kármicos, la lenta venganza de la Ley que no perdona y la profunda necesidad universal de dolor y el difícil sacrificio y la trágica consecuencia. Una perenne barrera debe franquear, penetrar con las honduras de su pensamiento el monstruoso silencio del Vacío, mirar a los solitarios ojos de la Muerte que no muere y con su desnudo espíritu medir la noche del Infinito. El enorme y doloroso momento estaba ahora cercano. Batallón acorazado en marcha hacia su destino, los últimos largos días pasaban con fuerte pisada, largos pero demasiado raudo su avance, demasiado cercano el final. Sola en medio de la muchedumbre de rostros amados, su armado espíritu velaba las horas atento a un esperado paso formidable en la encerrada belleza de la naturaleza salvaje. Combatiente en terribles lizas silenciosas, sin el mundo saberlo, por el mundo aguantaba: sin ayuda alguna salvo la Fuerza interior; no había testigo de ojos terrenales; los Dioses en lo alto y sólo la Naturaleza aquí abajo eran los espectadores de esta poderosa contienda. A su alrededor estaban las montañas apuntando al cielo, y los amplios bosques verdes rumorosos de absortos pensamientos murmuraban incesantemente su apagado conjuro. Una densa vida magníficamente colorida arropándose a sí misma con el atavío del vívido monótono esmeralda de las hojas y engalanada con matizados rayos de sol y alegres flores enmarcaba el aislado escenario de su destino. Allí había crecido a la estatura de su espíritu: el genio de los inmensos silencios impregnando su alma con su vasta soledad

13

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

le había mostrado la desnuda realidad de su yo y le había hecho una con su entorno. Su: genio. sus: Sav. Su

soledad engrandecía sus humanas horas con el trasfondo de lo eterno y de lo único. La fuerza de una escasa apetencia inmediata redujo el pesado entramado de los días del hombre y su agobiante masa de carencias exteriores a un primigenio tenue vestigio de necesidad animal, y la poderosa rusticidad de la primitiva tierra y la acogedora multitud de pacientes árboles y la despreocupada meditación de zafiro del cielo y el peso solemne del lento transcurrir de los meses habían dejado en ella amplio espacio para el pensamiento y para Dios. Allí fue vivido el radiante prólogo de su drama. Un lugar para el paso de lo eterno sobre la tierra situado en el claustral anhelo de los bosques y observado por la aspiración de los picos aparecido a través de una áurea brecha en el Tiempo, en donde el expectante silencio percibía la palabra no pronunciada y las horas olvidaban discurrir hacia el sufrimiento y el cambio. Aquí con lo repentino que los divinos advenimientos tienen, repitiendo la maravilla del primer descenso, transformando en rapto el insulso recorrido de la tierra, el Amor llegó a ella ocultando la sombra, la Muerte.

él: Amor.

Bien pudiera él encontrar en ella su perfecto santuario.

Desde el primigenio comienzo del crecimiento del ser de la tierra hacia el cielo, a través de toda la larga ordalía de la raza, su: del Amor. nunca una criatura tan excepcional soportó su dardo, esta ardiente prueba de la divinidad en nuestros miembros, un rayo de las alturas en nuestro abismo. Todo en ella apuntaba a una raza más noble. Cercano a la amplitud de la tierra, íntimo con el cielo, exaltado y rápido su joven espíritu de amplia visión viajando a través de mundos de esplendor y de calma sobrevolaba las vías del Pensamiento hacia cosas no nacidas. su: de Sav.

Ardiente era su equilibrada firme voluntad;

14

CANTO II: LA CUESTIÓN

su mente, un mar de blanca sinceridad, de apasionado flujo, sin siquiera una túrbida ola. Como en una mística y dinámica danza una sacerdotisa de éxtasis inmaculados inspirada y guiada desde una reveladora bóveda de la Verdad se mueve en el interior de una profética caverna de los dioses, un corazón de silencio en manos de la alegría poblaba con ricos y creativos latidos un cuerpo como una parábola de la aurora que parecía un receptáculo para la velada divinidad o la dorada puerta de un templo a las cosas del más allá. Ritmos inmortales ondeaban en sus andares nacidos en el tiempo; su mirada, su sonrisa despertaban una sensación celestial incluso en lo terrenal, y su intenso deleite derramaba una excelsa belleza en las vidas de los hombres. Un amplio don de sí era su disposición innata; una magnanimidad como la del mar o la del cielo envolvía con su grandeza todo cuanto le acontecía y proporcionaba una sensación como de un mundo engrandecido: su amoroso cuidado era un dulce sol templado, su elevada pasión el equilibrio de un cielo azul. Como pudiera un alma volar cual pájaro perseguido, escapando con alas cansadas de un mundo de tormentas, y alcanzar un sosiego como el de un pecho recordado, // en un refugio de seguridad y espléndido dulce reposo uno podía beber la vida de nuevo en corrientes de melifluo fuego, recobrar el hábito perdido de la felicidad, percibir la gloriosa atmósfera de su luminosa naturaleza, y dejar florecer la dicha bajo su cálido y colorido reinado. Una profunda compasión, un silencioso santuario, su ayuda interior abría una puerta al cielo; el Amor en ella era más amplio que el universo, el mundo entero podía refugiarse en su solo corazón. La gran divinidad insatisfecha aquí podía morar: libre del enrarecido aire del enano yo, su: Sav. su: Amor. su ánimo podía albergar su más sublime aliento div.: Amor.

15

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

espiritual que puede convertirlo todo en divino. Pues incluso sus abismos eran secretos de luz. Ella era a un tiempo el silencio y la palabra, un continente de paz que se autodifunde, un océano de inconmovible fuego virginal; la fortaleza, el silencio de los dioses eran suyos. él: Amor.

En ella encontró él una inmensidad como la propia, reencontró su elevado sutil y cálido éter en el que se movía como en su casa natal. En ella encontró él su propia eternidad

Sección II

Hasta entonces ningún lúgubre trazo había obstruido este rayo.

En el frágil pecho de esta tierra insegura, desde que su visión circunscrita a esta casa amarrada por el aliento, abriéndose en simpatía con las más felices estrellas en las que la vida no está expuesta al doloroso cambio, recordaba la belleza que los párpados reclamados por la muerte ignoran y se maravillaba de este mundo de formas frágiles que lleva en jirones de lienzo el rutilante Tiempo, suya: de Sav. suya había sido la impunidad de los Poderes nonatos. id.

Aunque se encorvaba bajo el peso de la carga humana, su andar todavía conservaba las medidas de los dioses. El aliento de la Tierra no había conseguido empañar ese brillante cristal: no manchado con el polvo de nuestra mortal atmósfera todavía reflejaba la alegría espiritual del cielo.

Casi veían quienes vivían dentro de su luz a su compañero de juegos en las esferas sempiternas sus: de las esfer. descendido desde sus inalcanzables reinos su: de Savitri. en la atracción de la luminosa estela de su advenimiento, el pájaro dragón de blanco fuego de eterna felicidad flotando con flamígeras alas por encima de sus días: tranquilo escudo del cielo que protegía a la niña enviada. Una brillante órbita fue su primera etapa, años como vestiduras de oro de los dioses que pasan; su juventud se asentaba en una calma felicidad. Pero la alegría no puede durar hasta el fin:

16

CANTO II: LA CUESTIÓN

hay una oscuridad en las cosas de la tierra que no puede tolerar por mucho tiempo una nota demasiado alegre. También sobre ella se cerraba la Mano inexorable: la armada Inmortal soportó la trampa del Tiempo. Trató con ella quien trata con los grandes cargados. 10.6.

Asignador de la terrible experiencia y del camino, el que elige en este holocausto del alma muerte, caída y pena como aguijones del espíritu, la turbia deidad con su antorcha de sufrimiento iluminó la sima del mundo inacabado y la llamó para colmar el abismo con su vasto ser. Augusto y despiadado en su calma perspectiva, incrementando la terrible estrategia de lo Eterno, midió la dificultad con el poder y cavó más profundo el abismo que todos deben cruzar. Asediando sus elementos más divinos, hizo su corazón semejante al esforzado corazón humano y constriñó su fortaleza al camino asignado. Para esto había ella aceptado el aliento mortal; había venido a luchar con la Sombra y debe confrontar el enigma del nacimiento humano y el breve forcejeo de la vida en la muda noche de la Materia. O soportar Ignorancia y Muerte o labrar las sendas de la Inmortalidad, ganar o perder el juego divino para el hombre, era la cuestión de su alma arrojada por el dado del Destino. Pero ella no había nacido para someterse y sufrir; guiar, liberar era su glorioso papel. Aquí no había tejido de humana hechura apropiado para el uso de un día de atareados Poderes descuidados. Una imagen parpadeante en la pantalla del Destino, a medias animada para una exhibición pasajera, o un náufrago en el océano del Deseo arrojado a los remolinos en un juego despiadado y sacudido en los abismos de la Circunstancia, una criatura nacida para doblegarse bajo el yugo,

17

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

vasallo y juguete de los señores del Tiempo, o un peón más que viene destinado a ser empujado un lento movimiento hacia adelante en un inconmensurable tablero en el juego de ajedrez del alma de la tierra con el Destino, — tal es la figura humana arrastrada por el Tiempo. Una estructura consciente estaba aquí, una Fuerza nacida de sí misma. En este enigma del crepúsculo de Dios, este lento y extraño incómodo compromiso de la limitante Naturaleza con un Alma ilimitada, en donde todo debe moverse entre un ordenado Azar y una indiferente ciega Necesidad, el fuego espiritual no se atreve a arder demasiado alto. Si llegara a alcanzar la intensa Llama original, el toque de respuesta podría hacer añicos todos los límites fijados y la tierra hundirse con el peso del Infinito. Una prisión es este inmenso mundo material: en cada camino permanece armada una Ley de ojos de piedra, en cada puerta patrullan los enormes oscuros centinelas. Un gris tribunal de la Ignorancia, una Inquisición de los sacerdotes de la Noche sentencian al alma aventurera, y las tablas duales y la norma Kármica refrenan en nosotros al Titán y al Dios: el dolor con su látigo, la alegría con su soborno de plata preservan el inmóvil recorrido circular de la rueda. Una cadena es puesta en la mente de alto ascenso, un sello en el excesivamente abierto corazón; la muerte detiene el viaje de descubrimiento, la Vida. Así está el trono del Inconsciente a salvo mientras pasan los eones en lentas espirales y el Animal pasta en la sagrada cerca y el dorado Halcón ya no cruza más los cielos. Pero una se irguió y encendió la ilimitada llama. Procesada por el oscuro Poder que odia toda dicha en el severo tribunal en el que la vida debe pagar por la alegría, sentenciada por el mecánico justiciero

18

CANTO II: LA CUESTIÓN

a la atribulante pena de las esperanzas del hombre, su cabeza no se inclinó ante la rigurosa sentencia exponiendo su desvalido corazón al golpe del destino. Así debe inclinarse la voluntad nacida de la mente en el hombre obediente a los estatutos fijados de antiguo, admitiendo sin apelación a los dioses inferiores. En ella lo sobrehumano arrojó su semilla. Incapaz de plegar las majestuosas alas de sus sueños su espíritu rehusó abrazar el suelo común, o, encontrando robados todos los dorados significados de la vida, mezclarse con la tierra, suprimido de la lista estrellada, o sofocar con negra desesperación la luz entregada por Dios. Habituada a lo eterno y verdadero, su ser consciente de sus divinos orígenes no pedía alivio del dolor de la mortal fragilidad, no transigía con el fracaso de un pacto o compromiso. Tenía un trabajo por hacer, una palabra que pronunciar: escribiendo la inconclusa historia de su alma en pensamientos y acciones grabados en el libro de la Naturaleza, no aceptaba cerrar la luminosa página, cancelar su comercio con la eternidad, o poner una firma de débil asentimiento al rudo balance del intercambio del mundo. Una fuerza en ella que se esforzaba desde que la tierra fue creada, cumplimentando en la vida el gran plan del mundo, persiguiendo fines inmortales más allá de la muerte, rehusaba admitir el estéril papel de la frustración, perder el significado de su nacimiento en el Tiempo, obedecer al gobierno del acto casual o abandonar su alto destino a un Azar pasajero. En su propio ser encontró su elevado recurso; emparejó con la ley de bronce su derecho soberano: a la ley cósmica opuso su simple voluntad. Esta grandeza creció hasta parar las ruedas del Destino. sus: de Sav.

Al aldabonazo de lo Invisible sobre sus escondidas puertas su fortaleza acrecentada por el toque de relámpago

19

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

despertó del sueño en lo más recóndito de su corazón. su fortaleza. That. Encajó

su: motores.

Sav.

el golpe de Aquello que mata y que salva.

En el recorrido de la sobrecogedora marcha que ningún ojo puede ver, obstruyendo su terrible ruta que voluntad alguna puede cambiar, enfrentó los motores del universo; un corazón se interpuso en la vía de las ruedas impulsoras: sus gigantescos desarrollos se detuvieron frente a una mente, sus rigurosas convenciones encontraron la llama de un alma. Repentinamente es asida una mágica palanca que mueve la velada voluntad eterna de lo Inefable: una plegaria, un golpe maestro, una idea regia pueden ligar la fortaleza del hombre a una Fuerza trascendente. Entonces el milagro se convierte en norma común, un acto poderoso puede cambiar el curso de las cosas; un pensamiento solitario deviene omnipotente. Todo parece ahora la masiva maquinaria de la Naturaleza; una incesante servidumbre a la ley de la materia y una larga cadena rígida de determinismo, sus estrictos e inamovibles hábitos imitando la Ley, su imperio de inconsciente e ingenioso dispositivo anula la reivindicación de libre albedrío de la voluntad del hombre. También él es una máquina entre máquinas; un cerebro-pistón extrae las formas de pensamiento, un palpitante corazón configura las formas de la emoción; una insensible energía produce un alma. O la figura del mundo revela los signos de un encadenado Azar que repite sus antiguos pasos en círculos alrededor de los vinculantes postes de la Materia. Una fortuita serie de absurdos eventos a los que la razón presta un ilusorio sentido, está aquí, o la empírica búsqueda instintiva de la Vida, o el inmenso trabajo colosal de una mente ignorante. Pero la sabiduría llega, y la visión crece en el interior: entonces el instrumento de la Naturaleza se autocorona como su rey; percibe su yo testigo y su poder consciente; su alma se vuelve y ve la Luz suprema.

20

CANTO II: LA CUESTIÓN

Una Divinidad permanece tras la máquina brutal. Esta verdad irrumpió en un triunfo de fuego; una victoria fue ganada para Dios en el hombre, la deidad reveló su faz oculta. Ahora la gran Madre del Mundo surgía en ella: una viva elección invertía el frío e inerte giro del destino, afirmaba el paso del espíritu sobre la Circunstancia, echaba hacia atrás la insensible terrible rueda giratoria y detenía la muda marcha de la Necesidad. Flamígera luchadora desde picos eternos dotada de poderes para forzar la puerta denegada y cerrada sacudió del rostro de la Muerte su mudez absoluta y demolió los límites de consciencia y de Tiempo.

FIN DEL CANTO DOS

21

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Canto III: El Yoga del Rey: El Yoga de la Liberación del Alma Sección I su: de Sav.

Un deseo del mundo determinó su nacimiento mortal.

Aswapati.

Uno al frente de la búsqueda inmemorial, protagonista del misterioso juego en el que lo Desconocido se persigue a sí mismo a través de las formas y limita su eternidad con las horas y el ciego Vacío se esfuerza para vivir y ver, un pensador y luchador en el aire del ideal, hizo descender a la muda necesidad de la tierra su radiante poder.

su: de Sav. suyo: Asw.

Era el suyo un espíritu que descendía de esferas más amplias a nuestra provincia de efímera visión, un colonizador desde la inmortalidad. Un rayo de luz indicador en los inciertos caminos de la tierra, su nacimiento alzó una señal y un símbolo; su personalidad humana como un manto translúcido cubría al Todo Sabiduría que guía al ciego mundo. Incorporado al Espacio y Tiempo cósmicos y pagando aquí la deuda de Dios con la tierra y el hombre una filiación mayor era su derecho divino. Aun consintiendo la mortal ignorancia, su conocimiento compartía la Luz inefable.

fuerza=Asw.

Una fuerza de la Permanencia original involucrada en el momento y su flujo, conservaba la visión de las Vastedades más allá: había en él un poder de lo Incognoscible. Archivero de los símbolos del Más Allá, tesorero de sueños que exceden lo humano, portaba el sello de poderosos recuerdos y derramaba su grandioso rayo en la vida humana. Sus días eran un largo crecimiento hacia el Supremo. Un ser en rumbo hacia el cielo nutriendo sus raíces

22

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

en sustento de ocultas fuentes espirituales ascendía a través de blancos rayos hasta alcanzar un invisible Sol. Su alma vivía como delegada de la eternidad, su mente era como un fuego que asedia el cielo, su voluntad un cazador tras los rastros de la luz. Un impulso oceánico insuflaba cada hálito; cada acto dejaba las huellas de un dios, cada momento era un batir de alas poderosas. El pequeño solar de nuestra mortalidad al contacto de este inquilino de las alturas se convirtió en campo de juego del viviente Infinito. Esta apariencia corporal no lo es todo; la forma engaña, la persona es una máscara; escondidos en lo profundo del hombre pueden morar poderes celestiales. Su frágil embarcación transporta a través del mar de los años un incógnito del Imperecedero. Un espíritu que es una llama de Dios mora, [una ardiente porción de lo Maravilloso, artista de su propia belleza y deleite,] inmortal en nuestra mortal pobreza. Este escultor de las formas de lo Infinito, este oculto Habitante no reconocido, iniciado de sus propios velados misterios, esconde en una pequeña semilla silenciosa su pensamiento cósmico. En la callada fuerza de la oculta Idea determinando predestinados forma y acto, pasajero de vida en vida, de escala en escala, cambiando la imagen de su yo de forma en forma, contempla el icono que crece bajo su mirada y en el gusano prevé al Dios que será. Al fin el viajero en las sendas del Tiempo llega a las fronteras de la eternidad. En el fugaz símbolo de la humanidad envuelto, percibe la esencia de su parte inmortal y pierde parentesco con la mortalidad. Un rayo de lo Eterno alcanza su corazón,

23

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

su pensamiento se extiende en la infinitud; todo en él se vuelve hacia las inmensidades del espíritu. Su alma rebosa hasta alcanzar la Superalma, su vida es inundada por esa supervida. Ha bebido de los pechos de la Madre de los mundos; una ilimitada Supernaturaleza colma su ser: adop: Sup.su: de él. adopta la base eterna de su espíritu como refugio de su mundo cambiante su: Supern. y modela la figura de sus poderes aún inexistentes. sus: id. Se concibe a sí misma en él de forma inmortal, en la criatura la Creadora trabaja al descubierto: su: ella. su: él. su faz es vista a través de su faz, sus ojos a través de sus ojos; su: ella.suyo: de él. su ser es suyo a través de una vasta identidad. Entonces es revelado en el hombre el manifiesto Divino. Una estática Unidad y un dinámico Poder descienden en él, sellos íntegros de la Divinidad; su alma y su cuerpo toman esta espléndida impronta. Una prolongada opaca preparación es la vida del hombre, un círculo de esfuerzo y esperanza, de guerra y paz surcado por la Vida en el oscuro suelo de la Materia. En su ascenso a un pico que pies algunos jamás hollaron, busca él a través de la penumbra destellada por la llama una velada realidad a medias conocida, siempre perdida, una búsqueda de algo o alguien nunca encontrado, culto de un ideal jamás aquí realizado, una espiral sin fin de ascenso y de caída hasta que al fin es alcanzado el punto gigantesco a través del cual brilla la Gloria de aquel por quien fuimos creados e irrumpimos en el infinito de Dios. A través de la línea límite de nuestra naturaleza entramos en el arco de viviente luz de la Supernaturaleza. Esto era ahora atestiguado en este hijo de la Fuerza; en él esta alta transición estableció su base. Original y celestial Inmanencia de la que todo proceso de la Naturaleza es el arte, el Trabajador cósmico posó su mano secreta

24

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

transformando este frágil instrumento de barro para uso divino.

su: Asw.

sus: id.

Una presencia laboraba tras la ambigua pantalla: forjó su suelo para soportar el peso de un Titán, refinando bloques de energía natural a medio desbastar remodeló su alma en un esculpido dios. El Artesano de la mágica materia del yo que elabora su elevado y difícil plan en el inmenso taller del maravilloso mundo, modeló en Tiempo interior sus cadenciosos miembros.

Entonces llegó el abrupto milagro trascendente: la velada Grandeza inmaculada pudo diseñar, laborando en la oculta matriz de la vida, su: de Asw. su soñada magnificencia para las cosas que serán. Una cúpula de la arquitectura de los mundos, un misterio de Tierra y Cielo maridados, anexaron divinidad al esquema mortal. Un Vidente había nacido, un brillante Huésped del Tiempo. Por él cesó en lo alto el limitante firmamento de la mente. *

En el grífico frente del Día con la Noche una brecha fue abierta en la bóveda que todo lo oculta; retrocedieron los conscientes límites del ser: los hitos de la insignificante persona cayeron, la isla del ego se unió a su continente. Este mundo de rígidas formas restrictivas fue sobrepasado: las barreras de la vida se abrieron a lo Desconocido. Abolidas fueron las convenciones conceptuales y, tachando la rigurosa cláusula de sometimiento, anulado el tratado del alma con la inconsciencia de la Naturaleza. Todas las grises inhibiciones fueron erradicadas y demolida la dura y brillante pantalla del intelecto; la Verdad indivisa encontró inmenso ámbito celeste; una visión celestial veía y sabía, la limitada mente se convirtió en una luz ilimitada, el yo finito se unió con el infinito.

Su: Asw.

Su marcha se convertía ahora en el vuelo de un águila. Del aprendizaje en la Ignorancia

25

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

la Sabiduría lo elevó a su artesanía magistral e hizo de él un artífice del alma, constructor de la casa secreta del Inmortal, aspirante a la Eternidad celestial: libertad e imperio lo reclamaban desde lo alto; sobre el crepúsculo de la mente y la noche de la vida guiada por las estrellas brilló la aurora de un día espiritual.

Sección II

A medida que crecía en su yo más vasto, lo humano disponía cada vez menos sus movimientos; un ser más noble veía un mundo más noble. Una intrépida voluntad de conocimiento se atrevió a borrar las líneas de seguridad trazadas por la Razón que impiden el vuelo de la mente, la inmersión del alma en el Infinito. Incluso sus primeros pasos rompían nuestras pequeñas ataduras terrestres y discurrían despreocupadamente en un aire más vasto y más libre. Con manos sustentadas por un Poder transfigurador alzó con ligereza [cual arco de un gigante dejado durmiente en una cueva secreta y sellada] los poderes que duermen sin uso en el interior del hombre.

Hizo del milagro un acto normal y convirtió en parte común de los trabajos divinos, alt.: la nuestra. espléndidamente naturales a esta altura, esfuerzos que podrían haber hecho añicos el temple de corazones mortales, persiguió con la autoridad de una suprema facilidad propósitos demasiado sublimes para la voluntad habitual de la Naturaleza: los dones del espíritu se acumulaban en él; eran el patrón de su vida y su privilegio. su: percep. su: id. id. id. Asw.

Una purificada percepción le confería su lúcida alegría: su íntima visión no esperaba al pensamiento; envolvía toda la Naturaleza en una simple mirada, miraba en el verdadero ser de las cosas; no más decepcionado por la forma veía el alma. De los seres conocía lo que para ellos acechaba escondido; captaba la idea en la mente, el deseo en el corazón; extraía de grises repliegues de secreto

26

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

los motivos que el hombre oculta a su propia mirada. Sentía la vida palpitante de otros hombres invadirle con sus alegrías y sus tristezas; su amor, su ira, sus esperanzas no expresadas entraban en corrientes o en torrenciales oleadas en el océano inmóvil de su calma. Escuchaba el inspirado sonido de sus propios pensamientos devuelto como un eco desde la bóveda de otras mentes; las corrientes de pensamiento del mundo viajaban hasta su conciencia; su ser interior crecía próximo al yo de los otros y mantenía la influencia de una afinidad, un vínculo común, mas permanecía inalterado, dueño de sí mismo, solo. Un acorde mágico activó y afinó a etéreas sinfonías las antiguas cuerdas terrenales; encumbró a los servidores de la mente y de la vida para que fueran felices partícipes de la respuesta del alma, tejido y nervio fueron convertidos en sensibles acordes, registros de lustre y de éxtasis; hizo de los medios del cuerpo acólitos del espíritu. Un funcionamiento más celestial con un proceso más sutil iluminaba con su gracia la externa naturaleza terrena del hombre; la experiencia del alma de sus envolturas más profundas ya no dormía aletargada por el predominio de la Materia. En el muro insensible que nos cierra del yo más amplio, [que permanece] en un sigilo de aparente sueño,

de la mística zona más allá de nuestros pensamientos de vigilia, una puerta fue abierta, a través de la resistencia de la Materia, dejando al descubierto cosas no captadas por el sentido terrenal: un mundo invisible, desconocido para la mente exterior apareció en los silentes espacios del alma. Se instaló en cámaras secretas contemplando las luminosas regiones de lo no expresado en donde todo lo soñado por la mente es visible y verdadero y todo lo que la vida anhela se torna cercano. Vio a los Perfectos en sus casas estrelladas revistiendo la gloria de una forma inmortal,

27

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

tendidos en los brazos de paz de lo Eterno, arrobados en los latidos del corazón de éxtasis de Dios. Vivió en el espacio místico en donde nace el pensamiento y la voluntad es nutrida por un Poder etéreo y amamantada con la blanca leche de los poderes de lo Eterno hasta crecer parecida a un dios. En habitaciones del Testigo ocultas por muros construidos por la mente en escondidos interiores, pasajes recónditos abrían ventanas a la visión interior. Poseyó la morada del Tiempo indiviso. Levantando la pesada cortina de la carne permaneció en un umbral observado por la serpiente, y vio brillantes corredores sin fin, en silencio y atendiendo en el silencioso corazón la llegada de lo nuevo y de lo desconocido. Dirigió la mirada a través de vacías quietudes y oyó los pasos de la inimaginada Idea en las lejanas avenidas del Más Allá. Escuchó la Voz secreta, la Palabra que sabe, y vio la secreta faz que es la nuestra. Los planos interiores descubrieron sus puertas de cristal; extraños poderes e influencias tocaban su vida. Llegó una visión de mundos superiores a los nuestros, una consciencia de planos y cielos más brillantes, de seres menos limitados que los hombres de efímera vida y de cuerpos más sutiles que estas estructuras pasajeras, de objetos demasiado sublimes para nuestro abrazo material, de acciones vibrantes con una luz superhumana y de movimientos pulsados por una fuerza superconsciente, y de alegrías que nunca fluyeron a través de miembros mortales, y de escenas más amables que las de la tierra y vidas más felices. Una consciencia de belleza y de gozo, un conocimiento que se convertía en lo que percibía, reemplazó los divididos sentido y corazón y atrajo toda la Naturaleza en un abrazo. La mente se asomó para descubrir los mundos ocultos:

28

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

el aire brillaba y rebosaba con maravillosas formas y colores, en las ventanas nasales vibraban fragancias celestiales, en la lengua perduraba la miel del paraíso. Canal de armonía universal, el oído era un continuo de mágica audición, un lecho para sonidos ocultos que la tierra no puede escuchar. Desde una escondida zona del durmiente yo llegaba la voz de una verdad sumergida, desconocida que fluye bajo las superficies cósmicas, sólo oída en un omnisciente silencio, captada por el corazón intuitivo y el sentido oculto. la voz.

Portaba la carga de secretos sellados y mudos, expresaba la frustrada demanda de la tierra y el canto de la promesa de cielos no logrados y de todo aquello que se esconde en un Sueño todopoderoso. En el incesante drama [que el Tiempo acarrea en su inmenso flujo expectante que lleva la insoluble duda del mundo en un peregrinaje sin objeto,] burbujeaban y espumaban una risa de insomne placer y murmullos del deseo que no puede morir: llegaba un grito del deleite de ser del mundo, de la intensidad y la grandeza de su voluntad de vivir, recuerdo de la aventura del alma en el espacio, viajera a través de los mágicos siglos y de la labor del ser en el universo de la Materia, su búsqueda del místico significado de su nacimiento y la alegría de la alta respuesta espiritual, su latido de satisfacción y de contento por todas las dulzuras de los dones de la vida, sus enormes aliento y pulso y la emoción de la esperanza y del miedo, su sabor a sufrimientos y a lágrimas y al éxtasis, su punzante latido de rapto del gozo repentino, el sollozo de su pasión y de su interminable sufrimiento. El murmullo y el susurro de sonidos inaudibles que se agolpan alrededor de nuestros corazones sin encontrar ventana para entrar, crecieron hasta convertirse en un cántico

29

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

de todo lo que sufre por ser todavía desconocido y de todo lo que se esfuerza vanamente por nacer y de toda la dulzura que nadie gustará jamás y de toda la belleza que nunca será. Inaudibles para nuestros sordos oídos mortales ritmos amplios como el mundo tejían su formidable canto al que la vida se esfuerza aquí en adaptar los latidos de nuestra rima, fundiendo nuestros límites en lo ilimitable, sintonizando lo finito con lo infinito. Un débil rumor surgió de las cavernas del subconsciente, el balbuceo de la ignorancia fundamental; respuesta a ese inarticulado interrogante, descendió allí con cuello brillante y alas de trueno un radiante himno a lo Inexpresable y la antífona de la luz superconsciente. Allí fue revelado todo cuanto aquí nadie puede expresar; visión y sueño eran fábulas dichas por la verdad o símbolos más verídicos que el acto, o verdades legitimadas por sellos sobrenaturales. suyos: Asw. Ojos inmortales se aproximaban y miraban a los suyos,

y seres de múltiples reinos se acercaban y hablaban: los siempre vivos que nosotros designamos como muertos podían dejar su gloria más allá de muerte y nacimiento para expresar la sabiduría que excede toda frase: los reyes del mal y los reyes del bien, apelantes en el tribunal de la razón, proscribían el evangelio de sus opuestos, y todos se creían portavoces de Dios: los dioses de la luz y los titanes de la oscuridad peleaban por su alma como por un preciado galardón. En cada hora lanzada desde el carcaj del Tiempo surgía allí un cántico de nuevo descubrimiento, zumbido de la vibración de arco de un joven experimento.

id.

Cada día era un romance espiritual, como si hubiera nacido en un brillante mundo nuevo; la aventura sobrevenía como una amiga inesperada,

30

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

y el riesgo aportaba un grato dejo agudo de alegría; cada acontecimiento era una profunda experiencia. Había allí elevados encuentros, épicos coloquios, y llegaban consejos impartidos en lenguaje celestial, y melifluas peroraciones musitadas desde labios ocultos para ayudar al corazón a acceder a la llamada del rapto, y dulces tentaciones furtivas desde reinos de gozo. Era una región de deleite y maravilla. Ahora su brillante clariaudiencia podía recibirlo todo; contacto estremecido de poderosas cosas desconocidas. Despierto a nuevas intimidades no terrenas, el tacto respondía a sutiles infinidades, y con grito de plata de puertas que se abren relámpagos de visión penetraban en el interior de lo invisible. Su consciencia y su visión crecían siempre; tomaban un alcance más amplio, un vuelo más alto; rebasó el límite señalado por la ley de la materia y la zona en la que el pensamiento reemplaza a la vida. Dejado atrás este mundo de signos llegó repentinamente a un yo silencioso donde no había palabra y miró más allá a una inmensidad innominada. Estas figuras simbólicas perdieron su derecho a vivir, cayeron todos los rasgos que nuestro sentido puede reconocer; allí el corazón ya no latía al contacto del cuerpo, allí los ojos ya no se posaban en la forma de la belleza.

*

En diáfanos y relucientes intervalos de silencio pudo elevarse a una región sin signos colmada con los profundos contenidos de lo amorfo en donde el mundo permanecía en un simple rapto del ser y todo era conocido por la luz de la identidad y el Espíritu era su propia autoevidencia.

ojos: de Asw. La mirada del Supremo contemplaba a través de ojos humanos sí: Supr. y veía todas las cosas y todas las criaturas como sí mismo su. id. y conocía todo pensamiento y toda palabra como su propia voz.

Allí la unidad está demasiado cercana para la búsqueda y el abrazo

31

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

y el amor es un anhelo del Uno por el Uno, y la belleza es la dulce diferencia de lo Idéntico y la unidad es el alma de la multitud. Allí todas las verdades se unen en una única Verdad, y todas las ideas se reincorporan a la Realidad. Allí conociéndose a sí misma por su propio indescriptible yo, la Sabiduría suprema, sin palabras, absoluta moraba sin compañía en la Calma eterna, omnividente, inmóvil, soberana y sola. Allí el conocimiento no necesita palabras para encarnar la Idea; la Idea, buscando una casa en la infinitud, cansada de su inmortalidad sin hogar, no pide reposar en la esculpida brillante celda del pensamiento cuya restringida mirada de única ventana en las cosas ve sólo un pequeño arco del inmenso cielo de Dios. Lo ilimitado se une allí con lo ilimitado; estando allí, uno puede ser más amplio que el mundo; estando allí, uno es su propio infinito. Un poder de sensible silencio colmaba sus miembros: cautivo de una muda blanca epifanía en una visión que sobrepasa las formas, en una forma de vida que sobrepasa la vida, se aproximó a la consciencia silenciosa que todo lo sostiene. La voz que sólo mediante la palabra puede conmover la mente se convirtió en un silencioso conocimiento del alma; el esfuerzo que sólo en la acción encuentra su verdad estaba ahora alojado en una muda paz omnipotente. Un descanso en el trabajo de los mundos, una pausa en la alegría y en la angustia de la búsqueda repusieron el esfuerzo de la Naturaleza a la calma de Dios. Una inmensa unanimidad cerró el debate de la vida. La guerra de pensamientos que engendra el universo, el conflicto de fuerzas que pugnan por prevalecer tanto en el formidable choque que da luz a una estrella como en la formación de una mota de polvo,

32

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

*

los surcos que recorren su muda elipse en el espacio arados por la búsqueda del deseo del mundo, las enormes regurgitaciones del fluir del Tiempo, el tormento que ribetea las terribles fuerzas del deseo que despierta dinámico en el estólido cieno de la tierra, la tristeza con la que el hambre de la Naturaleza es alimentada, el estro que engendra con el fuego del dolor, el destino que castiga la virtud con la derrota, la tragedia que destruye la alegría duradera, el llanto del Amor, las disputas de los Dioses, cesaron en una verdad que vive en su propia luz. Su alma permaneció libre, testigo y rey. Ya no más absorto en el flujo del momento en el que la mente va incesantemente a la deriva como en una balsa precipitada de fenómeno en fenómeno, él permaneció en reposo en el tiempo indivisible. Como una historia escrita hace tiempo pero representada ahora, en su presente sostenía su futuro y su pasado, percibía en los segundos los innumerables años y veía las horas como puntos de una página. Un aspecto de la Realidad desconocida alteró el significado de la escena cósmica.

That.

Asw.

Este inmenso universo material se convirtió en el pequeño resultado de una fuerza formidable: traspasando el momento el Rayo eterno iluminó Eso que todavía jamás fue realizado. El pensamiento yacía en una poderosa mudez; el esforzado Pensador se ensanchaba y crecía todavía, la Sabiduría trascendente tocaba su estremecido corazón: su alma podía navegar más allá de la luminosa barrera del pensamiento; la mente ya no ocultaba el infinito sin orillas. A través de un cielo en retirada divisó en un último resplandor y deriva de desvanecientes estrellas los reinos superconscientes de inmutable Paz en donde el discernimiento cesa y el mundo permanece mudo

33

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

y lo Inconcebido permanece inexplorado y solo. Allí no llegaba forma ni voz alguna; allí sólo había Silencio y Absoluto. De esa quietud surgió la mente renacida y despertó a verdades antaño inexpresables, y aparecieron formas, mudamente significativas, un pensamiento vidente, una voz autoreveladora. Conoció la fuente de donde venía su espíritu: el movimiento se maridó con la Vastedad inmóvil; él hundió sus raíces en el Infinito, fundamentó su vida en la eternidad.

Sección III Al principio sólo un poco esos estados más divinos, esas vastas exaltaciones de amplio equilibrio podían durar. La alta y luminosa tensión se interrumpe demasiado pronto, la inmovilidad pétrea del cuerpo y el sosegado trance de la vida, el poder y la calma sin aliento de la mente silenciosa; o suavemente decaen como se pone un día dorado. Los inquietos miembros inferiores se cansan de la paz: la nostalgia de los inveterados pequeños trabajos y alegrías, la necesidad de llamar a los pequeños yoes familiares, para recorrer el acostumbrado camino inferior, la necesidad de descansar en la natural posición de caída, como el niño que aprende a andar no puede andar por mucho tiempo, sustituyen la voluntad de ascenso sin tregua del titán, en el altar del corazón languidece el fuego sagrado. Un antiguo tirar de cuerdas subconscientes se renueva; atrae al reacio espíritu desde las alturas, o una inerte gravitación nos arrastra a la ciega inercia forzada de nuestra base. -

-

También eso puede usarlo el supremo Diplomático, hace de nuestra caída un medio para un ascenso más grande. Porque en el borrascoso ámbito de la ignorante Naturaleza, en el a medias ordenado caos de la vida mortal el Poder sin forma, el Yo de luz eterna siguen la sombra de descenso del espíritu;

34

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

34.34.

la gemela dualidad por siempre una escoge su casa en medio del tumulto de los sentidos.

34.30.

Llega sin ser visto a nuestras partes más oscuras y, velado por la oscuridad, hace su trabajo, sutil huésped y guía que todo lo sabe, hasta que también ellas sienten la necesidad y la voluntad de cambiar. Todo aquí debe aprender a obedecer una ley más alta, las células de nuestro cuerpo deben retener la llama de lo Inmortal. De otra forma el espíritu podría alcanzar en solitario su fuente librando a su dudoso destino a un mundo a medio salvar. La Naturaleza habría de trabajar por siempre irredenta; nuestra tierra giraría por siempre desvalida en el Espacio, y fracasaría el propósito de esta inmensa creación hasta que por fin el frustrado universo se hundiría destruido.

su: Asw.

Incluso su fortaleza parecida a la de un dios para ascender debe caer: su consciencia superior se retiró detrás; débil y eclipsado, su exterior humano luchaba para sentir de nuevo las antiguas excelencias, atraer el alto toque salvador, la etérea llama, hacer volver a su tremenda necesidad la divina Fuerza. Siempre el poder afluía de nuevo cual lluvia repentina, o lentamente en su pecho crecía una presencia; se encaramaba de nuevo hasta alguna altura recordada o volaba por encima del pico desde el que había caído. Cada vez que se elevaba había un equilibrio mayor, un morar en un plano más alto del espíritu; la Luz permanecía en él un espacio más prolongado. En esta oscilación entre la tierra y el cielo, en este inefable ascenso de comunión aumentaba en él como aumenta una luna en creciente la gloria de la plenitud de su alma. Una unión de lo Real con lo único, una mirada del Solo desde cada faz, la presencia de lo Eterno en las horas ensanchando la incompleta visión de la mente mortal en las cosas, llenando la brecha entre la fuerza del hombre y el Destino

35

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

completaron el ser fragmentado que nosotros somos aquí. Al fin fue ganado un firme porte espiritual, un alojamiento permanente en el reino de lo Eterno, un refugio en el Silencio y en el Rayo, un asentamiento en lo Inmutable. Las alturas de su ser vivían en la calma del Ser; su mente podía reposar en un terreno celestial, y mirar desde allí la magia y el juego en donde el niño Dios permanece en el regazo de la Noche y el Día y lo Eterno se viste con el disfraz del Tiempo. A las quietas alturas y a las atormentadas profundidades su igual espíritu daba inmenso asentimiento: una ecuánime serenidad de fuerza tranquila una amplia mirada imperturbable en la agitación del Tiempo encaraban toda experiencia con paz inalterable. Indiferente a la tristeza y al gozo, no tentado por la maravilla ni por la llamada, inmóvil contemplaba el flujo de las cosas, calmo y aparte sostenía todo cuanto es: la quietud de su espíritu ayudaba al esforzado mundo. Inspirado por el silencio y por la visión de ojos cerrados su fuerza podía trabajar con luminoso arte nuevo con el tosco material del que todo está hecho y con la repulsa de la masa de Inercia y con el frente gris de la Ignorancia del mundo y con la ignorante Materia y el inmenso error de la vida. Como un escultor esculpe una deidad en la piedra lentamente cinceló la oscura envoltura, línea de defensa de la ignorancia de la Materia, la apariencia y el misterio del Inconsciente en cuyo negro manto el Eterno envuelve su cabeza para poder actuar desconocido en el Tiempo cósmico.

él: Asw.

Un esplendor de autocreación desde las cimas, una transfiguración en las místicas profundidades, un cósmico funcionamiento más feliz pudo comenzar y modelar de nuevo en él la forma del mundo,

36

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

Dios hallado en la Naturaleza, la Naturaleza colmada en Dios. En él ya podía verse esta obra del Poder: la vida construyó su casa en las cumbres del yo; su: de Asw. su alma, vida, corazón se transformaron en un solo sol; sólo los tramos más bajos de la vida permanecían en penumbra. Pero también allí, en la insegura sombra de la vida, había un trabajo y un ardiente hálito; la ambigua encapuchada potencia celestial trabajaba observada por la inmóvil paz del Testigo interior. Incluso a la agobiada Naturaleza dejada abajo llegaban intensos periodos de iluminación: uno tras otro resplandecían relámpagos de gloria, la experiencia era una historia de fulgor y de fuego, el aire se encrespaba alrededor de los bajeles de los Dioses, exóticas riquezas navegaban hacia él desde lo Invisible; esplendores de visión interior colmaban el vacío del pensamiento, la sabiduría hablaba a las inmovilidades del inconsciente, ríos de gozo y de luminosa fuerza irrumpían, visitas de belleza, tempestuosas ráfagas de delicia llovían desde el todopoderoso Misterio de lo alto. Desde allí descendieron las águilas de la Omnisciencia. Un denso velo fue rasgado, un poderoso susurro escuchado; repetido en la privacidad de su alma, un grito de sabiduría desde absortas trascendencias sonaba en las montañas de un mundo invisible; las voces que oye una escucha interior le transmitían sus proféticas revelaciones, e irrupciones de la Palabra inmortal envueltas por la llama y destellos de una oculta Luz reveladora se aproximaban a él desde el Secreto inaccesible. Entronizado en el interior se asentaba un inspirado Conocimiento cuyos segundos iluminaban más que años de la razón; una pulsación de lustre revelador se proyectó como un acento indicador sobre la Verdad, y como una llamarada celeste mostrando todo el suelo brilló un instantáneo discernimiento intuitivo.

37

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Una mirada podía separar lo cierto de lo falso, o alzar su rápida antorcha en la oscuridad para controlar a los pretendientes que se agolpaban a las puertas de la mente cubiertos por las falsas firmas de los dioses, detectar la mágica novia en su disfraz o escrutar la faz aparente del pensamiento y de la vida.

Sección IV A menudo la inspiración con sus relampagueantes pies, mensajera súbita desde omnividentes cimas, atravesaba los silenciosos corredores de su mente su: Asw. su: inspiración. trayendo su rítmico sentido de cosas ocultas. Hablaba una música que trascendía la palabra mortal. Como desde una dorada vasija del Todo-Felicidad, un gozo de luz, un gozo de visión repentina, un rapto de la vibrante Palabra inmortal se derramaba en su corazón cual en una copa vacía, reproducción del primer deleite de Dios al crear en un Tiempo joven y virginal.

sus: Asw.

En un breve momento captada, en un pequeño espacio, la Omnisabiduría embalada en grandes pensamientos sin palabras alojaba en la expectante quietud de sus profundidades un cristal del supremo Absoluto, una porción de la Verdad inexpresable revelada por el silencio al alma silenciosa.

cread.=inspirac. La intensa creadora laboraba en su quietud; su: Asw. su: creadora. su poder enmudecido se volvía más íntimo; contemplaba lo visto y lo imprevisto, id. de insospechados dominios hacía su campo natural. su: id. id.

su: id.

Reunió toda la visión en un simple rayo, como cuando los ojos permanecen fijos en una marca invisible hasta que a través de la intensidad de un punto luminoso el apocalipsis de un mundo de imágenes entra en el ámbito del vidente. Un grande y desnudo brazo de esplendor surgió repentinamente; rasgó la malla opaca de la Inconsciencia: la increíble punta afilada de su dedo alzado

38

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

descubrió con estocada de llama el cerrado Más Allá. Un ojo despierto en las silenciosas alturas del trance, una mente que capta lo inimaginable, flanqueando de un único y peligroso salto el alto muro negro que oculta la superconsciencia, ella irrumpió con inspirado verbo por guadaña y saqueó el vasto estado de lo Incognoscibe. Recolectora de granos infinitesimales de Verdad, agavilladora de infinita experiencia, horadaba los protegidos secretos de la Fuerza del Mundo y sus métodos mágicos envueltos en mil velos; o recogía los perdidos secretos dejados caer por el Tiempo en el polvo y en las grietas de su camino ascendente en medio de viejos sueños desechados de la presurosa Mente y enterrados restos de espacio olvidado. Viajera entre las cimas y los abismos, conectaba los distantes extremos, las invisibles profundidades, o surcaba a lo largo de las rutas de Cielo e Infierno persiguiendo todo conocimiento cual galgo rastreador. Cronista y escriba de oculta sabiduría verbal, sus luminosos minutos de celestial conversación pasaban a través de la enmascarada oficina de la mente oculta, dando traslado al profeta y al vidente del inspirado cuerpo de la mística Verdad. Registradora de las averiguaciones de los dioses, portavoz de las silentes visiones del Supremo, traía palabras inmortales a los hombres mortales.

su: Asw.

Por encima de la brillante curva tenue de la razón, emanando como el aire radiante que empaña la luna, inmensos espacios de una visión sin línea o límite se bañaban en el conocimiento de su espíritu. Océanos de ser salían al paso de su alma viajera llamando al descubrimiento infinito; dominios perpetuos de alegría y absoluto poder se extendían rodeados del silencio eterno; las vías que conducen a la felicidad sin fin

39

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

atravesaban las meditativas inmensidades como sonrisas de sueños: quedaban a la vista en el esplendor de un momento dorado blancas estepas de sol en el nunca hollado Infinito. A lo largo de una desnuda curva en el Yo sin límites los puntos que se extienden a través del íntimo corazón de las cosas sombreaban la línea indeterminable que lleva al Eterno a través de los años. El método de mago de la Mente cósmica coerciendo la libertad del infinito con el rígido conjunto de hechos simbólicos de la Naturaleza y las incesantes señales del acontecimiento de la vida, transmutaba en leyes la recurrencia del azar, un caos de signos en un universo. A la vista de las opulentas maravillas y de las intrincadas espirales de la danza del espíritu con la Materia por máscara el equilibrio del diseño del mundo quedó claro, su simetría de autodispuestos efectos organizados desde las perspectivas profundas del alma, y el realismo de su arte ilusorio, su lógica de infinita inteligencia, su magia de cambiante eternidad. Un atisbo fue captado de cosas por siempre desconocidas: se distinguieron las letras de la Palabra inalterable: en el inmutable Origen innominado fue vista emerger como de mares insondables la estela de las Ideas que crearon el mundo, y, sembrada en la negra tierra del trance de la Naturaleza, la semilla del ciego e inmenso deseo del Espíritu desde la que el árbol del cosmos fue concebido y despliega sus mágicas ramas a través de un sueño de espacio. Inmensas realidades tomaban forma: allí contempló surgiendo de la sombra de lo Desconocido la incorpórea Innominalidad que vio a Dios nacer e intenta conseguir a partir de la mente y el alma mortales un cuerpo inmortal y un nombre divino. Los labios inmóviles, las grandes alas surreales,

40

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

el rostro enmascarado por un Sueño superconsciente, los ojos de cerrados párpados que todo lo ven, aparecieron del Arquitecto que construye en trance. El Deseo original nacido en el Vacío se hizo ostensible; él vio la esperanza que nunca duerme, los pies que corren tras un destino fugaz, el inefable significado de un sueño interminable. Apenas ojeado durante un momento invisible para la Mente, como una antorcha mantenida por un poder de Dios, el radiante mundo de la Verdad eterna centelleó como una tenue estrella en los confines de la noche por encima del brillante borde de la dorada Sobremente. Incluso fueron captados como a través de un engañoso velo la sonrisa de amor que sanciona el prolongado juego, la calma indulgencia y los pechos maternales de la Sabiduría amamantando la risa del Azar, el Silencio, sostén del poder Omnipotente, la omnisciente quietud, matriz de la Palabra inmortal, y del Imperecedero la inmóvil faz contemplativa, y el ojo creativo de la Eternidad. inspiración.

La inspiradora divinidad penetró en un pecho mortal, construyó allí su estudio de pensamiento adivinador y santuario de la profética palabra y se sentó sobre el taburete de triple pie de la mente: todo se hizo amplio en lo alto, todo se iluminó en lo bajo. Del corazón de la noche extraía manantiales de luz, en las inexploradas profundidades imponía una forma, prestaba un grito vibrante a las inexpresadas vastedades, y a través de grandes extensiones sin límites, silenciosas, sin estrellas conducía hacia la tierra fragmentos de pensamiento revelador extraídos del silencio de lo Inefable. Una Voz en el corazón pronunció el Nombre inexpresado, un sueño de Pensamiento indagador vagando a través del espacio penetró en la invisible casa prohibida: encontrado fue el tesoro de un Día celestial.

su: insp.

En lo profundo del subconsciente brilló su lámpara preciosa;

41

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

al alzarla, mostró las riquezas de la Cueva en donde, [por los avaros traficantes del sentido dejadas sin uso, guardadas bajo las garras de dragón de la Noche, cubiertas en pliegues de aterciopelada oscuridad] dormían cuyo incalculable valor podía haber salvado el mundo. Una oscuridad que albergaba la mañana en su pecho atendía al retorno del perenne intenso resplandor, esperando el advenimiento de un rayo más amplio y el rescate de los extraviados corderos del Sol. En una espléndida prodigalidad del derroche de Dios dejadas caer descuidadamente en el ingente trabajo de la creación, abandonadas en las canteras del mundo abisal y robadas por los ladrones del Abismo, las doradas monedas del Eterno permanecen, protegidas del tacto y de la vista y de la codicia del pensamiento, en cegadas cuevas apartadas del flujo ignorante, para que los hombres no puedan encontrarlas y ser incluso como Dioses. Una visión fulguró en las invisibles alturas, una sabiduría iluminó desde las mudas profundidades: una interpretación más profunda agrandó la Verdad, una gran inversión de la Noche y el Día; todos los valores del mundo cambiaron enalteciendo el propósito de la vida; llegaron una palabra más sabia, un pensamiento más amplio que los que la lenta labor de la mente humana puede traer, despertó un sentido secreto que podía percibir una Presencia y una Grandeza por doquier. El universo ya no era este torbellino sin sentido que gira inerte en una inmensa máquina; desechó su grandioso frente sin vida, ya no más un mecanismo o elaboración del Azar, sino un vivo movimiento del cuerpo de Dios. Un espíritu escondido en las fuerzas y en las formas era el espectador de la transmutada escena: la belleza y el incesante milagro acogían un resplandor de lo Unmanifiesto: su: resplandor. el Sempiterno sin forma se movía en su interior

42

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

buscando su propia forma perfecta en las almas y en las cosas. La vida ya no guardaba una gris apariencia sin sentido. En la lucha y convulsión del mundo vio los dolores de parto de una divinidad. Una sabiduría secreta enmascarada como Ignorancia; el destino cubierto por una invisible necesidad como juego de azar de una Voluntad omnipotente. Una gloria y un rapto y un hechizo el Todo Beatitud moraba inadvertido en el corazón; los sufrimientos de la tierra eran el rescate de su deleite prisionero.

su: Asw.

Una alegre comunión teñía las pasajeras horas; los días eran viajeros en una ruta predestinada, las noches compañeras de su espíritu contemplativo. Un divino ímpetu estimulaba su pecho entero; el cansino paso del tiempo se transformaba en espléndida marcha; el enano Divino se encumbraba hasta mundos no conquistados, la tierra se quedaba demasiado estrecha para su victoria. Registrando hasta entonces la pesada traza de un Poder ciego en la pequeñez humana, la vida se convertía ahora en una segura aproximación a Dios, la existencia en un divino experimento y el cosmos en la oportunidad del alma. El mundo era la concepción y el nacimiento del Espíritu en las formas vivas de la Materia, y la Naturaleza portaba al Inmortal en su seno, para a través de él poder ascender a la vida eterna. Su ser yacía en una inmóvil paz luminosa y se bañaba en fuentes de pura luz espiritual; paseaba en amplios campos de conocimiento del yo iluminado por los rayos de un sol imperecedero. Incluso el sutil yo interior de su cuerpo podía elevar las partes terrenas hacia cosas más elevadas y percibir por él mismo el aliento de un aire más divino. Ya viajaba hacia la divinidad: transportado en alados vientos de veloz alegría, mantenido en una luz que no siempre podía retener,

43

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

salvó la distancia entre la mente y la Verdad suprema y abandonó la incapacidad de la vida para el gozo. Todo lo ahora suprimido en nosotros comenzó a emerger.

Sección V

Así llegó la liberación de su alma de la ignorancia, su primer cambio espiritual de mente y de cuerpo. Un intenso conocimiento de Dios se derramaba desde lo alto un nuevo conocimiento del mundo se expandía desde dentro: sus pensamientos cotidianos iban en pos de lo Verdadero y del Uno, sus actos más comunes brotaban desde una Luz interior. Despierto a las líneas que la Naturaleza oculta, armonizado con sus movimientos que exceden nuestra percepción, creció uno con un universo oculto.

Su: Asw. sus: Nat. Su

comprensión sorprendía las fuentes de sus más poderosas energías; conversaba con los desconocidos Guardianes de los mundos, describía formas que nuestros mortales ojos no ven. Sus ampliados ojos daban forma a entidades invisibles, veía las fuerzas cósmicas en su trabajo y sentía el impulso oculto tras la voluntad del hombre. Los secretos del tiempo eran para él un libro de lectura frecuente; los registros del futuro y del pasado enumeraban sus extractos en la página etérica. Indiviso y armonioso por arte del Hacedor, lo humano en él caminaba con lo divino; sus actos no traicionaban la llama interior. Esto forjaba la grandeza de su faz hacia la tierra. Un genio se acrecentaba en las células de su cuerpo que conocía el sentido de sus trabajos perfilados por el hado relacionados con el desarrollo de Poderes aún no consumados tras el arco de la vida en las inmensidades del espíritu. Vivía aparte en la soledad de su mente, un semidiós modelando las vidas de los hombres: la ambición de un alma hizo ascender a la raza; un Poder laboraba, pero nadie sabía de dónde procedía. Los poderes universales estaban unidos a los suyos; colmando la pequeñez de la tierra con sus ilimitadas amplitudes,

44

CANTO III: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN DEL ALMA

atrajo las energías que transmutan una época. Inconmensurable para la común mirada, hizo de grandes sueños un molde para las cosas que serán y arrojó sus actos como bronce para afrontar los años. Su andar a través del Tiempo sobrepasaba la zancada humana. Solitarios sus días y espléndidos como los del sol.

FIN DEL CANTO TRES

45

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Canto IV: El Conocimiento Secreto

Sección I

Permanecía en una altura que miraba hacia alturas más grandes. Nuestras primeras aproximaciones al Infinito son resplandores de amanecer sobre un horizonte de maravilla mientras permanece todavía invisible el glorioso sol. Lo que ahora vemos es una sombra de lo que debe venir. La mirada que eleva la tierra hacia un remoto Desconocido es sólo un prefacio de la épica ascensión del alma humana desde su liso estado terrenal hacia el descubrimiento de un yo más grande y hacia el lejano resplandor de una Luz eterna. Este mundo es un inicio y una base en donde Vida y Mente erigen sus estructurados sueños; un Poder nonato debe construir la realidad. Una pequeñez circunscrita por la muerte no es todo lo que somos: inmortales nuestras olvidadas inmensidades esperan ser descubiertas en nuestros yos supremos; inconmensurables extensiones y profundidades del ser nos pertenecen. Afines al inefable Secreto, místicas, eternas en el Tiempo no realizado, vecinas del Cielo son las alturas de la Naturaleza. Hacia esos dominios de altos picos sellados a nuestra búsqueda, demasiado alejados de las rutas postales de superficie de la Naturaleza, demasiado elevados para que puedan respirar nuestras vidas mortales, apunta en lo profundo de nosotros un olvidado parentesco y una tenue voz de éxtasis y de plegaria invoca a esas luminosas inmensidades perdidas. Incluso cuando dejamos de atender a nuestras almas o permanecemos absortos en la consciencia terrena, todavía tenemos partes que crecen hacia la luz, todavía hay sendas luminosas y cielos serenos y Eldorados de esplendor y de éxtasis

46

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

y templos a la divinidad que nadie puede ver. Una memoria sin forma permanece en nosotros todavía y a veces cuando nuestra visión se vuelve hacia el interior, el velo ignorante de la Tierra es apartado de nuestros ojos; se produce una breve evasión milagrosa. Dejamos atrás este estrecho fleco de constreñida experiencia que nos ha sido asignado como vida, nuestros breves lentos avances, nuestro alcance insuficiente. Nuestras almas pueden visitar en enormes horas solitarias apacibles regiones de Luz imperecedera, omnividentes picos de águila de Poder silencioso y océanos de halo de luna de súbita Dicha inagotable y calmas inmensidades del espacio del espíritu. En el proceso de revelación del ser a veces el Misterio inexpresable elige un receptáculo humano para el descenso. Llega un aliento desde un aire celestial, ha nacido una Presencia, despierta una Luz que guía, una quietud se posa sobre los instrumentos: rígido, inmóvil cual monumento de mármol, con la calma de la piedra, el cuerpo es un pedestal que soporta una efigie de la Paz eterna. O una Fuerza de revelación se precipita fulgurante; surgiendo de algún inmenso continente superior el Conocimiento irrumpe arrastrando sus mares radiantes, y la Naturaleza tiembla con el poder, la llama. A veces una Personalidad mayor que sin embargo sabemos que es nuestra nos posee: o adoramos al Señor de nuestras almas. Entonces el pequeño ego corporal disminuye y cae; ya no más insistiendo es su separado yo, perdiendo el puntillo de su separado nacimiento, nos deja uno con la Naturaleza y con Dios. En momentos en los que las lámparas interiores están encendidas y los queridos huéspedes de la vida son dejados fuera, nuestro espíritu se sienta solo y habla a sus profundidades.

47

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Una consciencia más amplia abre entonces sus puertas; invadiendo desde espirituales silencios un rayo de Gloria eterna desciende unos instantes para comunicarse con nuestra cautiva arcilla esclarecida y deja su enorme impronta blanca sobre nuestras vidas. En el recogido ámbito de la mente mortal, revelados a los cerrados ojos proféticos de trance o en alguna profunda soledad interior observados por un inhabitual sentido inmaterial aparecen los signos de la eternidad. La verdad que la mente no puede conocer descubre su faz, escuchamos lo que oídos mortales jamás han escuchado, sentimos lo que el sentido mortal jamás ha sentido, amamos lo que el común de los corazones rechazan y temen; nuestras mentes enmudecen a una luminosa Omnisciencia; una Voz llama desde las cámaras del alma; encontramos el éxtasis del toque de la Divinidad en doradas intimidades de fuego inmortal. Esos signos son naturales a un yo más amplio que vive dentro de nosotros sin que lo veamos; sólo algunas veces llega una influencia más sagrada, una marea de oleajes más poderosos lleva nuestras vidas y una Presencia más divina conmueve el alma; o algo irrumpe a través de las envolturas terrenales, una gracia y una belleza de luz espiritual, la lengua susurrante de un fuego celestial. Nuestro propio yo y al tiempo un excelso extraño a quien sentimos, está y actúa sin ser visto como si no estuviera; sigue la línea del sempiterno nacimiento, aunque aparenta perecer con su armazón mortal. Seguro del Apocalipsis que será, no cuenta los momentos ni las horas; grandioso, paciente, calmo ve el paso de los siglos, esperando el lento milagro de nuestro cambio en el seguro proceso deliberado de la fuerza del mundo y en la larga marcha del Tiempo que todo lo revela.

48

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

Es el origen y la llave maestra, un silencio en lo alto, una voz interior, una imagen viviente arraigada en el corazón, una amplitud sin límites y un punto insondable, la verdad de todas estas enigmáticas muestras en el Espacio, lo Real hacia lo que tienden nuestros esfuerzos, el imponente significado secreto de nuestras vidas. Tesoro de miel en las colmenas de Dios, Esplendor ardiendo dentro de un manto tenebroso, es nuestra gloria de la llama de Dios, nuestra dorada fuente de la delicia del mundo, una inmortalidad envuelta en la capa de la muerte, la forma de nuestra innata divinidad. Guarda para nosotros nuestro destino en honduras interiores en donde duerme la semilla eterna de las cosas transitorias. Siempre llevamos en nosotros mismos una llave mágica guardada en el hermético envoltorio de la vida. Un llameante Testigo en el santuario observa a través del Tiempo y de los ciegos muros de la Forma; hay una Luz eterna en sus escondidos ojos; ve las cosas secretas que las palabras no pueden expresar y conoce la meta del mundo inconsciente y el corazón del misterio de los años que pasan.

Sección II

Pero todo es velado, subliminal, místico; necesita del intuitivo corazón, del giro hacia el interior, necesita el poder de una mirada espiritual. Si no para la breve mirada del momento de la mente de vigilia un viaje sin destino parece nuestro dudoso recorrido que algún Azar ha fijado o arriesgado alguna Voluntad. O una Necesidad sin propósito ni causa de mala gana compelida a emerger y a ser. En este denso plano en donde nada es claro o seguro, nuestro propio ser nos parece cuestionable a nosotros mismos, nuestra vida un vago experimento, el alma una luz vacilante en un ignorante mundo extraño,

49

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

la Tierra un abrupto accidente mecánico, una red de muerte en la que por suerte vivimos. Todo cuanto hemos aprendido aparece como una dudosa conjetura, el logro conseguido un pasaje o una fase cuya finalidad ulterior queda escondida a nuestra vista, un acontecimiento casual o un fortuito hado. De lo desconocido vamos hacia lo desconocido. Siempre rodean nuestra breve existencia aquí grises sombras de interrogantes no contestados; los misterios sin señas del oscuro Inconsciente permanecen no resueltos tras la línea de salida del Hado. Una aspiración en lo profundo de la Noche, origen de un cuerpo perecedero y de una mente a medias iluminada, eleva su solitaria lengua de fuego consciente hacia una imperecedera Luz perdida para siempre; sólo escucha, único eco a su llamada, la confusa replica en el ignorante corazón del hombre y encuentra, sin entender por qué llegó o por qué razón se encuentra aquí el sufrimiento, la sanción de Dios a la paradoja de la vida y el enigma del nacimiento del Inmortal en el Tiempo. A lo largo de una senda de eones serpentina en la espiral oscuridad de su inconsciente recorrido la Diosa Tierra avanza a través de las arenas del Tiempo. Hay en ella un Ser a quien espera conocer, una Palabra que no puede escuchar habla a su corazón, un Destino la impulsa cuya forma no puede ver. En su órbita inconsciente a través del Vacío se esfuerza por salir de sus profundidades sin mente, su logro una vida peligrosa, una forcejeante alegría; un Pensamiento que puede concebir pero que apenas sabe surge lentamente en ella y crea la idea, la palabra que etiqueta más que aclara; una temblorosa felicidad que es menos que el gozo irrumpe desde toda esta belleza que debe morir. Alarmada por la aflicción que a sus pies se arrastra

50

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

y consciente de las cosas superiores aún no logradas, constantemente alimenta en su pecho insomne un impulso interior que le priva de la paz y del reposo. Ignorante y cansada e irreductible busca a través de la batalla del alma y del dolor estremecido la pura perfección que su imperfecta naturaleza necesita, un hálito de la Divinidad en su piedra y en su cieno. Implora una fe que pueda sobrevivir a la derrota, la dulzura de un amor que no conozca la muerte, el resplandor de una luz por siempre segura. Una luz crece en ella, ella asume una voz, su condición aprende a leer y el acto que ha realizado, pero la única verdad que necesita elude su comprensión: ella misma y todo aquello de lo que ella es el signo. Un inarticulado susurro conduce sus pasos del que percibe la fuerza pero no el sentido; algunos escasos indicios excepcionales llegan como guías, inmensos destellos premonitorios hienden su cerebro, y a veces en sus horas de ensueño y meditación la verdad que ha perdido la vigila como desde muy lejos y sin embargo dentro de su alma. Un cambio se aproxima que escapa a su conjetura y, siempre pospuesto, fuerza al intento y a la esperanza, pero parece demasiado grande para que la esperanza humana ose. Una visión llega a ella de Poderes supremos que la atraen como una estrecha parentela perdida que se aproxima con extrañada enorme mirada luminosa. Entonces es ella movida a todo lo que no es y extiende los brazos hacia lo que nunca fue suyo. Tendiendo los brazos al inconsciente Vacío, vehemente eleva su plegaria a las invisibles formas de los Dioses solicitando del mudo Destino y del Tiempo afanoso lo que más necesita, lo que más excede a su alcance, una Mente no visitada por reflejos ilusorios, una Voluntad que exprese la divinidad del alma, una Fortaleza no obligada a tropezar por sus prisas,

51

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

una Alegría que no arrastre como sombra la tristeza. Por ellos suspira y los siente destinados para ella: reclama el privilegio del cielo como derecho propio.

sus: demanda.

Justa es su demanda que los Dioses que todo lo observan aprueban, evidente para una luz mayor que la de la razón: nuestras intuiciones son sus títulos de propiedad; nuestras almas aceptan lo que nuestros ciegos pensamientos rehusan. Las aladas quimeras de la tierra son corceles de la Verdad en el Cielo, lo imposible el signo de Dios de las cosas que serán. Pero pocos pueden mirar más allá del presente estado o franquear esta tupida cerca de los sentidos. Cuanto transpira a la tierra y a todo cuanto está más allá de la tierra son partes de un plan infinito que el Uno guarda en su corazón y sólo él conoce. Nuestros acontecimientos exteriores tienen su semilla en el interior, e incluso este impredecible Hado que imita al Azar, esta masa de resultados ininteligibles, son el diagrama mudo de verdades que trabajan sin ser vistas: las leyes de lo Desconocido crean lo conocido. Los eventos que configuran la apariencia de nuestras vidas son un cifrado de vibraciones subliminales que raramente captamos o vagamente percibimos, una consecuencia de ocultas realidades que apenas emanan al día material: han nacido del sol de ocultos poderes del espíritu cavando un túnel a través de la emergencia. Pero ¿quién penetrará en el críptico abismo y aprenderá qué profunda necesidad del alma determinó el hecho casual y la consecuencia? Absortos en una rutina de actos cotidianos, nuestros ojos se fijan en la escena externa; oímos el estruendo de las ruedas de la Circunstancia y nos preguntamos por la causa oculta de las cosas.

*

Sin embargo un profético Conocimiento pudiera ser nuestro, si pudiéramos captar el espíritu que permanece en nuestro interior si pudiéramos oír la queda voz del daemon.

52

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

Muy raras veces la sombra de lo que debe venir se proyecta súbitamente en el sentido secreto que percibe el impacto de lo invisible, y raras veces en aquellos pocos que responden el poderoso proceso de la Voluntad cósmica comunica su imagen a nuestra vista, identificando la mente del mundo con la nuestra. Nuestro campo de acción está fijado en el seno del abigarrado arco de lo que observamos y tocamos y de lo que el pensamiento puede suponer y raramente despunta la luz de lo Desconocido que despierta en nosotros al profeta y al vidente. Lo externo y lo inmediato constituyen nuestro campo, el pasado muerto es nuestro trasfondo y soporte; la mente mantiene al alma prisionera, somos esclavos de nuestros actos; no podemos liberar nuestra mirada para alcanzar el sol de la sabiduría. Heredero de la incipiente mente animal, el hombre, todavía un niño en las poderosas manos de la Naturaleza, vive en la sucesión del momento; a un mudable presente es su exiguo derecho; su memoria mira fijamente a un pasado fantasmal, el futuro escapa delante de él conforme se mueve; ve ropajes imaginarios, no una faz. Pertrechado con un limitada precaria fortaleza, protege los frutos de su trabajo de la suerte adversa. Una esforzada ignorancia es la compañera de su sabiduría: espera ver la consecuencia de sus actos, espera comprobar la certeza de sus pensamientos, desconoce qué es lo que alcanzará o cuándo; desconoce si al final sobrevivirá, o si acabará como el mastodonte y el perezoso y desaparecerá de la tierra en la que fuera rey. Permanece ignorante del significado de su vida, desconocedor de su alto y espléndido destino. Sólo los Inmortales en sus perennes alturas morando tras los muros del Tiempo y del Espacio, señores de la vida, libres de las cadenas del Pensamiento,

53

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

supervisores del Hado, de la Suerte y de la Voluntad y expertos en el teorema de la necesidad del mundo, pueden ver la Idea, el Poder que cambia el curso del tiempo, llegar con crines de luz desde mundos no descubiertos, oír, mientras el mundo se afana con su profundamente ciego corazón, los galopantes cascos del evento imprevisto, llevando al superhombre por Jinete, cerca e, impasibles al estruendo y al asustado grito de la tierra, regresar al silencio de las montañas de Dios; como irrumpe el relámpago, como el trueno restalla, pasan y dejan su marca en el pisoteado pecho de la Vida. Por encima del mundo los creadores del mundo permanecen, del fenómeno ven su fuente mística. No se preocupan del decepcionante juego exterior, no se vuelven hacia la atareada andadura del momento, sino que escuchan con la calma paciencia de los No-nacidos los lentos pasos del Destino lejano aproximándose a través de inmensas distancias de tiempo, inadvertidos para el ojo que ve efecto y causa, inaudibles en medio del clamor del ámbito humano. Atentos a una Verdad no visible captan un sonido como de indistinguibles alas de augurio, voces de un insondable significado, murmullos que se incuban en el corazón del sueño de la Materia. En la profunda escucha del corazón pueden percibir los susurros perdidos por el descuidado oído de la Vida, una profética locución en el omnisciente trance del Pensamiento. Por encima de la ilusión de las esperanzas que pasan, detrás de la apariencia del acto visible, detrás de este trabajo de relojero del Azar y detrás de la vaga suposición, en medio de la fuerza que lucha, de los pies que arrollan, a través de los gritos de angustia y de contento, a través del triunfo, del batallar y del desespero, ellos divisan la Bienaventuranza [por la que el corazón de la Tierra ha implorado a lo largo de la ruta cuyo final no puede ver] serpeando inadvertida a través de los días escépticos

54

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

y cómo encuentra su guía el mundo que ahora avanza desvalido. Así el enmascarado Trascendente alcanzará su trono. Cuando la oscuridad se intensifique estrangulando el pecho de la tierra y la mente corporal del hombre sea la única lámpara, como el de un ladrón en la noche será el paso furtivo de uno que entra sin ser visto dentro de su propia casa. Una Voz mal oída hablará, el alma obedecerá, un Poder se deslizará dentro de la cámara interior de la mente, un encanto y una dulzura abrirán las cerradas puertas de la vida y la belleza conquistará el mundo que se resiste, la Luz de la Verdad sorprenderá a la Naturaleza, un toque sigiloso de Dios empujará el corazón hacia el gozo y la tierra crecerá inesperadamente divina. En la materia se encenderá el brillo del espíritu, de cuerpo en cuerpo prenderá el sagrado nacimiento; la noche despertará a la antífona de las estrellas, los días se convertirán en una alegre marcha de peregrino, nuestra voluntad en una fuerza del poder de lo Eterno, y el pensamiento en los rayos de un sol espiritual. Unos pocos verán lo que todavía nadie comprende; Dios emergerá mientras los sabios hablan y duermen; porque el hombre no conocerá el advenimiento hasta su hora y la fe no será hasta que la labor esté consumada.

Sección III

*

Una Consciencia que no conoce su propia verdad, errante cazadora de engañosas auroras, entre los extremos oscuro y luminoso del ser se mueve aquí en una media luz que parece plena: un interregno en la Realidad interrumpe el Pensamiento íntegro, el Poder total; gira o permanece en un vago interespacio, insegura de su comienzo y de su final, o corre sobre una ruta sin fin; lejos de la Oscuridad original, de la Llama final subsiste en una inmensa Inconsciencia vacía, como un pensamiento que persiste en una inmensa vacuidad.

55

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

la Consc.

Como si una frase ininteligible sugiriera un millón de interpretaciones a la Mente, presta sentido a un mundo fortuito. Una conjetura basada sobre pruebas dudosas, un mensaje mal entendido, un pensamiento confuso que pierde su propósito es todo lo que puede expresar o un fragmento de la palabra universal. Deja dos enormes letras vacías de sentido mientras sin confirmación gira el signo de en medio portando un enigmático universo, como si un presente sin futuro ni pasado repitiendo el mismo giro de revolución diera vueltas sobre su eje en su propia Irrealidad. Así es velado el sentido de la creación; pues sin contexto se muestra la página cósmica: sus signos nos miran fijamente como un alfabeto desconocido, como si aparecieran velados por una lengua extraña o por un código de esplendor signos sin una clave parte de una parábola sublime. Reviste a los ojos de la criatura perecedera la grandeza de un milagro inútil; derrochándose a sí misma para poder continuar un poco, río que nunca puede encontrar su mar, transcurre a través de existencia y muerte en una orilla del Tiempo; un fuego en la Noche es su poderoso destello de acción. Esta es nuestra necesidad más profunda juntar una vez más lo que ahora está dividido, opuesto y dual, separado en esferas soberanas que nunca coinciden o se enfrentan como lejanos polos de la Noche y el Día. Debemos colmar la inmensa laguna que hemos hecho, reunir la finita solitaria consonante cerrada con las abiertas vocales del Infinito, un guión debe conectar Materia y Mente, estrecho istmo para el alma que asciende: debemos restablecer el secreto vínculo en las cosas, nuestros corazones recobrar la Idea divina perdida,

56

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

reconstruir la palabra perfecta, unir el Alfa y el Omega en un sonido; entonces Espíritu y Naturaleza serán uno. Dos son los extremos del misterioso plan.

-

En el amplio éter sin señas del Yo, en el inmutable Silencio blanco y desnudo, distantes, refulgentes como dorados soles deslumbrantes veladas por el rayo que ningún ojo mortal puede soportar, las desnudas y absolutas potencias del Espíritu arden en la soledad de los pensamientos de Dios. Éxtasis, resplandor y silencio, liberadas de la proximidad de corazones heridos, inaccesibles a la Idea que mira a la aflicción, ajenas a la Fuerza que clama en su dolor, en su inalienable gozo viven. Inmaculadas en conocimiento y poder espontáneos, calmas reposan en la Voluntad eterna.

su: de la Volunt. Sólo su ley consideran y a ella obedecen;

no tienen meta que alcanzar, ni propósito al que servir. Implacables en su pureza eterna, todo trueque y soborno de adoración rehusan; impasibles ante el grito de revuelta y la plegaria ignorante no tienen en cuenta nuestra virtud ni nuestro pecado; no se inclinan hacia las voces que imploran, no tienen relación con el error ni con su reino; son guardianas del silencio de la Verdad, depositarias del inmutable decreto. Un profundo don de sí es la fuente de su poder, una silenciosa identidad su modo de conocer, inmóvil es su acción como un sueño. En paz, mirando la agitación bajo las estrellas, inmortales, contemplando los trabajos de Muerte y Azar, estáticas, viendo pasar los milenios, impasibles mientras el extenso mapa del Destino se despliega, miran a nuestro esfuerzo con ojos imparciales, y sin embargo sin ellas el cosmos no podría existir.

57

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Insensibles al deseo y a la fatalidad y a la esperanza, su posición de inviolable poder estático sostiene la enorme tarea del mundo, su: mund; su: 57.9. su ignorancia es iluminada por su conocimiento, su aspiración permanece por su indiferencia. id.

su: 57.9.

Como lo alto atrae la ascensión de lo bajo, como las inmensidades atraen lo menudo a aventurarse en la vastedad, su lejanía conduce al hombre a superarse a sí mismo. Nuestra pasión pugna por desposar la calma del Eterno, nuestra mente de búsqueda enana por encontrar la luz Omnisciente, nuestros desvalidos corazones por ser el santuario de la fuerza Omnipotente. Condescendiendo con la sabiduría que creó el infierno y con la severa utilidad de muerte y lágrimas, condescendiendo con los pasos graduales del tiempo, indiferentes parecen a la aflicción que hiere el corazón del mundo, indiferentes al dolor que lacera su cuerpo y su vida; por encima de la alegría y de la tristeza discurre esta grandeza: ellas no toman parte en el bien que se extingue, silentes, puras, no participan del mal que se hace; si no su poder se arruinaría y no salvaría. Vivo a la verdad que mora en los extremos de Dios, despierto a un movimiento de Fuerza omnividente, al lento resultado de los largos ambiguos años y al inesperado bien que de hechos deplorables surge, el inmortal no ve como nosotros vanamente vemos. Él mira ocultos aspectos y velados poderes, conoce la ley y la línea natural de las cosas. No impulsado a actuar por una breve voluntad de vida, no hostigado por el aguijón de la piedad y del miedo, no se apresura a deshacer el nudo cósmico o a reconciliar el desgarrado discordante corazón del mundo. En el tiempo aguarda por la hora de lo Eterno.

*

Pero una secreta ayuda espiritual está ahí; mientras las espirales de una lenta Evolución serpentean y la Naturaleza abre su vía a través del adamante una divina intervención permanece entronizada en lo alto.

58

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

Vivos en un muerto universo rotatorio no giramos aquí sobre un casual globo abandonados a una tarea más allá de nuestra fuerza: incluso a través de la enmarañada anarquía que llamamos Destino y a través de la angustia de la muerte y la caída una Mano tendida es percibida sobre nuestras vidas. Está cerca de nosotros en innumerables cuerpos y nacimientos; con irreductible presa guarda a salvo para nosotros el inevitable supremo único resultado que ninguna voluntad puede impedir ni ninguna fatalidad cambiar, la corona de la consciente Inmortalidad, que la divinidad prometió a nuestras esforzadas almas cuando el primer corazón de hombre osó la muerte y sufrió la vida. Uno que ha configurado este mundo es por siempre su señor: nuestros errores son sus pasos sobre el camino; él labora a través de las crueles vicisitudes de nuestras vidas, él labora a través del jadeo de la batalla y el esfuerzo, él labora a través de nuestros pecados y tristezas y de nuestras lágrimas, su sabiduría prevalece a nuestra inconsciencia; sea cual sea la apariencia que debemos soportar, sean cuales sean nuestros agudos males y el presente destino, cuando no podemos ver más que movimiento a la deriva y pesadumbre, una poderosa Guía nos conduce aún a través de todo. Tras haber servido a este mundo enormemente dividido la gloria de Dios y la unidad es nuestro derecho innato. Una fecha está fijada en el calendario de lo Desconocido, un aniversario del Nacimiento sublime: nuestra alma justificará su accidentada andadura, se tornará próximo todo cuanto ahora es nulo o lejano. Esos calmos y distantes Poderes actuarán por fin. Inmutablemente dispuestos para su predestinada tarea, los siempre sabios compasivos Esplendores aguardan el sonido de la voz del Encarnado para lanzarse y unir las simas de la Ignorancia y curar las infecundas anhelantes oquedades de la Vida y colmar el abismo que es el universo.

59

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

*

Aquí mientras tanto en el polo opuesto del Espíritu en el misterio de las profundidades que Dios ha construido para su morada por debajo de la mirada del Pensador, en este compromiso de una pura Verdad absoluta con la luz que habita cerca del oscuro final de las cosas, en esta tragicomedia de disfraz divino, esta tan alejada búsqueda de una dicha siempre cercana, en el sueño grandioso del cual el mundo está hecho, en esta cúpula dorada sustentada sobre una negra base de dragón, la Fuerza consciente [que actúa en el pecho de la Naturaleza, trabajadora de oscuro ropaje en el esquema cósmico que transporta imágenes de arcilla de dioses nonatos, ejecutora de la inevitable Idea obstaculizada, envuelta por los cercos del Destino, paciente fiduciaria del lento Tiempo eterno,] lleva a término hora tras hora su secreto encargo. Todo lo prevé desde encubiertas imperativas profundidades; la muda intención de los inconscientes abismos responde a una voluntad que ve sobre las alturas, y la evolucionante primera sílaba de la Palabra torpe, de tosco significado, contiene su luminoso final, secretamente conocedora de un supremo vasto descenso de victoria y del augurio del inmenso ascenso del alma.

Sección IV

Todo aquí en donde cada cosa parece su aislada mismidad son figuras del solo trascendente Uno: su: Uno; su: figs. sólo por él existen, su aliento es su vida; una invisible Presencia moldea la olvidadiza arcilla. Compañero de juegos en el poderoso juego de la Madre, uno vino a este precario globo rotatorio su: de la Madre. para esconderse de su búsqueda en la fuerza y en la forma. Espíritu secreto en el sueño de lo Inconsciente, Energía sin forma, Palabra sin voz, estaba aquí antes de que los elementos pudieran emerger, antes de que existiera la luz de la mente o de que la vida pudiera respirar. su: id.

Cómplice de su inmenso fingimiento cósmico,

60

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

sus: de él. sus: id.

sus propias apariencias convierte en formas reales y hace el símbolo igual a la verdad: a sus pensamientos atemporales da una forma en el Tiempo.

Él es la esencia, el yo de las cosas; ella ha forjado a partir de él sus trabajos de ingenio y de poder: ella lo envuelve en la magia de sus talantes su: él; sus: ella. y fabrica con su miríada de verdades sus innumerables sueños. El Dueño del ser ha descendido a ella, niño inmortal nacido en los años que pasan.

sus: de él.

En los objetos que configura, en las personas que concibe, ensoñadora persigue su idea de él, y atrapa aquí una mirada allí un gesto: por siempre él repite en ellos sus incesantes nacimientos. Él es el Hacedor y el mundo que ha hecho, él es la visión y es el Vidente; él es a un tiempo el actor y lo actuado, él es a un tiempo el conocedor y lo conocido, él mismo es el soñador y el sueño. Son Dos que son Uno y juegan en muchos mundos: se han hablado y encontrado en la Sabiduría y en la Ignorancia y la luz y la oscuridad son el intercambio de sus ojos; nuestro placer y nuestro dolor son su contienda y su abrazo, nuestros actos, nuestras esperanzas forman parte de su historia; están maridados secretamente en nuestro pensamiento y en nuestra vida. El universo es una interminable mascarada: pues nada aquí es del todo lo que parece; es la visión del sueño cierto de una verdad que a no ser por el sueño no sería completamente verdadera, un fenómeno que emerge significativo contra los tenues trasfondos de la eternidad; nosotros aceptamos su faz y pasamos desapercibidos de cuanto significa; vemos una parte que tomamos por el todo. Así han concebido su escenificación con nosotros por caracteres: autor y actor y él mismo escenario, él se mueve como Alma, como Naturaleza ella. Aquí en la tierra en donde debemos interpretar nuestros papeles,

61

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

desconocemos cómo transcurrirá el desarrollo del drama; los párrafos que recitamos velan su propio sentido. Ella sustrae su poderoso plan a nuestra mirada: ha escondido su gloria y su gozo y disimulado el Amor y la Sabiduría de su corazón; de todas las maravillas y las bellezas que son suyas, sólo podemos percibir una pequeña parte oscurecida. También él reviste aquí una disminuida divinidad; ha abandonado su omnipotencia, a su calma ha renunciado y al infinito. Olvidado de sí mismo, sólo a ella reconoce; a ella lo abandona todo para hacerla más grande.

su: de ella.

su: id.

Él espera reencontrarse a sí mismo en ella renovado, encarnado, uniendo su paz del infinito al creativo éxtasis de su pasión. Aunque amo de cielos y tierra, le deja a ella el control del cosmos y lo observa todo, Testigo de su escena.

su: id.

Comparsa en su escenario no recita texto alguno o se esconde entre bastidores.

su: id.

Toma nacimiento en su mundo, sigue su voluntad, intenta adivinar el sentido de sus enigmáticos gestos, los fluctuantes giros al azar de su talante, lleva a término sus intenciones que ella misma parece no conocer y sirve a su secreto propósito a lo largo del Tiempo.

su: id.

sus: de él.

su: id.

La venera como a alguien demasiado grande para él; la adora como la regente de su deseo, se somete a ella como causa motriz de su voluntad, hace arder el incienso de sus noches y sus días ofreciendo su vida, una magnificencia de sacrificio. Extasiado pretendiente de su amor y de su gracia, gozarse en ella es para él su mundo entero: a través de ella crece él en todos los poderes de su ser; por medio de ella lee él el oculto propósito de Dios en las cosas. O, cortesano en su incontable séquito, contento de estar con ella y sentirla próxima

62

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

su: de él.

convierte en lo más lo poco que ella otorga y todo cuanto ella hace lo cubre con su propia delicia. Una mirada puede convertir todo su día en maravilla, una palabra de sus labios presta alas de felicidad a las horas. Él se apoya en ella para cuanto hace y es: construye con sus dones sus ufanos días afortunados y muestra su plumaje de pavo real de la alegría de la vida y se baña en la gloria de su fugaz sonrisa.

su: de ellos.

Sección V

de él; de ella.

su: de él. id.

De mil maneras sirve sus regias necesidades; él hace que las horas giren alrededor de su voluntad, que todo sea reflejo de sus caprichos; todo es su juego: este inmenso mundo por completo es sólo él y ella.

Este es el nudo que ata las estrellas: Dos que son uno constituyen el secreto de todo poder Dos que son uno son la fuerza y la ley de las cosas. Su alma, silente, soporta al mundo y a ella, sus actos son los registros de sus mandatos. Feliz, inerte, yace él bajo sus pies: su pecho ofrece para su danza cósmica de la que nuestras vidas son el palpitante teatro, y que nadie podría soportar sino por su fuerza en nuestro interior, pero que nadie abandonaría a causa de su delicia.

Sus trabajos, sus pensamientos han sido ideados por ella, su ser del de ella es inmenso espejo: activo, inspirado por ella, él habla y se mueve; de él; de ella. sus acciones obedecen las mudas demandas de su corazón: pasivo, soporta los impactos del mundo como toques de ella que modelan su alma y su vida: de él; de ella. su viaje a través de los días es su marcha solar; sus, suyo: de ella. él corre sobre sus caminos; suyo es su recorrido. su: de ella.

de él; de ella.

Testigo y estudioso de su alegría y de su dolor, partícipe de su mal y de su bien, él ha consentido sus apasionadas vías, él es impulsado por su dulce y terrible fuerza. Su nombre sancionador pone iniciales a todos sus trabajos;

63

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

de él; de ella. su: ella.

su, su: de él. su: de ella. sus: id. id.



sus: de ella. de él; de ella. id. de ella, de él.

de él. su: de él. de él; de ella.

su silencio es la firma en sus acciones; en la ejecución del esquema de su drama, en sus fantasías del momento y de su humor, en la marcha de este obvio mundo habitual en donde todo es intenso y extraño para los ojos que ven y las formas comunes de la Naturaleza son texturas asombrosas, ella a través de su mirada de testigo y de su movimiento de poder despliega el material de su Acto cósmico, sus aconteceres que exaltan y sacuden el alma, su fuerza que mueve, su poder que salva y que mata su Palabra que en el silencio habla a nuestros corazones, su silencio que trasciende a la Palabra suprema, sus alturas y sus profundidades hacia las cuales nuestro espíritu se mueve, sus eventos que tejen la textura de nuestras vidas y todo mediante lo cual nos encontramos o nos perdemos a nosotros mismos, cosas dulces y amargas, magníficas y mezquinas, cosas terribles y hermosas y divinas. Ella ha construido su imperio en el cosmos, él es gobernado por medio de sus leyes poderosas y sutiles. Su consciencia es un bebé sobre sus rodillas, su ser un campo de su inmenso experimento, su espacio sin límites el campo de juegos de sus pensamientos; ella somete al conocimiento de las formas del Tiempo y al creativo error de la mente limitante y al azar que lleva la rígida faz del destino y a su juego de muerte y dolor e Inconsciencia, su alterada y esforzada inmortalidad. Su alma es un sutil átomo dentro de una masa, su sustancia un material para sus trabajos.

su: de él.

Su espíritu sobrevive en medio de la muerte de las cosas, asciende hacia la eternidad a través de las lagunas del ser, conducido por ella desde la Noche hasta la Luz inmortal.

su: de él.

Este grandioso don de sí es el regalo de su libre voluntad, a ella somete su pura fuerza trascendente.

su: de ella.

En el misterio de su cósmica ignorancia, en el insoluble enigma de su juego,

64

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

sus: de ella.

una criatura hecha de materia perecedera, en la pauta que ella ha dispuesto para él, él se mueve, él piensa con sus pensamientos, con sus pesares su pecho suspira; él adopta la apariencia de la cosa que a ella le gustaría que pareciera, él es cualquier cosa que su artística voluntad pueda hacer. Aunque ella lo lleva por sus caminos de fantasía, jugando con él como su niño o su esclavo, a la libertad y al dominio de lo Eterno y al estado de inmortalidad por encima del mundo, conduce ella a su aparente marioneta de una hora.

sus: de ella. su: de él. su: de él. su: de ella. sus: de ella. su: de él.

su: de él.

sus: de él.

Incluso en su etapa mortal en la casa del cuerpo, viajero sin propósito entre nacimiento y muerte, soñador efímero de la inmortalidad, ella lo espolea a reinar. Él asume sus poderes; le ha puesto a ella los arneses del yugo de su propia ley. Su faz de humano pensamiento se ciñe una corona. Sometido a su trahilla, uncido a su velado capricho, él estudia sus vías para ver si puede prevalecer aunque sea por una hora y que ella realice su voluntad; él hace de ella su sierva de la pasión de un momento: ella finge obedecer, sigue la autoridad de su criatura: por él ella fue creada, vive sólo para su uso. Mas al conquistarla, todavía es más su esclavo; él es su subordinado, todos sus medios a ella pertenecen; sin ella él nada puede, ella lo gobierna todavía.

Por fin él despierta a una memoria del Yo: ve en el interior la faz de la deidad, la Divinidad irrumpe a través del molde humano: ella: Naturaleza. ella pone al descubierto sus alturas más altas y es su compañera. Hasta entonces él es un objeto de su juego; su aparente regente, pero juguete de su fantasía, un robot viviente movido por los resortes de su energía, actúa como en los movimientos de un sueño, autómata recorriendo los surcos del Destino, avanza vacilante conducido por el azote de su Fuerza: su pensamiento trabaja, buey en los campos del Tiempo;

65

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

de él; de ella.

su: de él. de ella; de él. id. su: de ella.

su: de ella.

Sección VI i

su voluntad que él cree propia, esta fraguada en su forja. Obediente al mudo control de la Naturaleza del Mundo, llevado por su propio formidable Poder, su compañera elegida en un juego de titanes, de su voluntad él ha hecho la dueña de su destino, de su antojo el dispensador de su placer y su dolor: se ha vendido a sí mismo a su regio poder por cualquier golpe o dádiva que ella pueda escoger: incluso en lo que para nuestros sentidos es sufrimiento él siente la dulzura de su toque dominador, en cualquier experiencia encuentra el gozo de sus manos; en su corazón soporta la felicidad de su pisada y la sorpresa de la alegría de su llegada en cada acontecimiento y en la suerte de cada instante. Todo cuanto ella pueda hacer es maravilloso ante su mirada: él se recrea en ella, nadador en su mar, entusiasta incansable de la delicia del mundo, se regocija en cada uno de sus pensamientos y de sus actos y consiente todo lo que ella pueda desear; sea lo que fuere lo que ella desee él lo quiere ser: El Espíritu, el incontable Uno, ha dejado atrás su solitaria eternidad, es un eterno nacimiento en la eternidad del Tiempo, es su multitud finita en un Espacio infinito.

El dueño de la existencia permanece oculto en nosotros y al escondite juega con su propia Fuerza; en el instrumento de la Naturaleza haraganea en secreto Dios. El Inmanente vive en el hombre como en su casa; ha hecho del universo su campo de juegos, un vasto gimnasio de sus trabajos de poder. Todosabiduría acepta nuestro oscurecido estado, divino, reviste formas de animal o de hombre: eterno, consiente Destino y Tiempo, inmortal, coquetea con la mortalidad. El Todo-Consciente se aventuró en la Ignorancia,

66

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

el Todo-Gozo admitió ser insensible. Encarnado en un mundo de lucha y de dolor se pone la alegría y la tristeza como un vestido y bebe la experiencia como un vino vigorizante. Aquel cuya trascendencia gobierna las preñadas Vastedades, clarividente mora ahora en nuestra profundidades subliminales, luminoso Poder individual, solo. El Absoluto, el Perfecto, el Solo ha hecho salir a su muda Fuerza del silencio en donde ella permanece en la amorfa quietud sin características su: de la Fuerza. preservando del Tiempo mediante su sueño inmóvil la inefable potencia de su soledad. su: del Abs. VI ii

su: del Abs.

El Absoluto, el Perfecto, el Solo ha penetrado con su silencio dentro del espacio: él ha formado esas innumerables personas a partir de un solo yo; él ha construido un millón de figuras de su poder; en todo vive, quien en su Vastedad vivía solo; el Espacio es él mismo y el Tiempo es sólo él. El Absoluto, el Perfecto, el Inmune, uno que está en nosotros como nuestro yo secreto, ha asumido nuestra máscara de imperfección, ha hecho suyo este habitáculo de carne, ha proyectado su imagen a la humana medida para que a su divina medida nosotros podamos elevarnos; más tarde en una figura de divinidad el Hacedor nos remodelará e impondrá un plan de deidad en el molde mortal elevando nuestras mentes finitas hasta su infinito, tocando el momento con la eternidad. Esta transfiguración es el débito de la tierra al cielo: una deuda mutua ata al hombre con el Supremo: su naturaleza debemos ponernos como él se puso la nuestra; somos hijos de Dios y debemos estar igualados con él: somos su porción humana, que debe transformarse en divina. Nuestra vida es una paradoja que tiene como clave a Dios.

67

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

VI iii

Pero mientras tanto todo es la sombra proyectada por un sueño y para el absorto e inmóvil espíritu la vida y él mismo revisten el aspecto de un mito, el estribillo de una larga historia sin sentido. Porque la clave permanece escondida y guardada por el Inconsciente; el Dios secreto mora tras el umbral. En un cuerpo que opaca al Espíritu inmortal [Residente sin nombre revistiendo poderes invisibles con formas y motivos de la Materia que exceden al pensamiento y con el riesgo de la consecuencia insospechada, omnipotente Influencia indiscernible,] él se asienta, desapercibido para la forma en la que vive y vela su conocimiento por medio de la mente que a tientas camina. Errante en un mundo que sus pensamientos han construido da vueltas en un claroscuro de error y verdad para encontrar una sabiduría que en lo alto es suya. Como uno olvidadizo se busca a sí mismo; busca como si hubiera perdido una luz interior: como quien de paso se entretiene en exóticos escenarios en viaje hacia una casa que ya no conoce. La verdad de su ser busca quien es la Verdad; es el Actor que se convirtió en lo actuado, es el Pensador que se convirtió en el pensamiento; la multitud es quien era el silente Uno. En las figuras simbólicas de la Fuerza cósmica y en sus signos vivientes e inanimados y en su compleja trama de acontecimientos él explora el incesante milagro de sí mismo, hasta que el multiforme enigma haya sido resuelto a la simple luz de un Alma que todo lo atestigua.

VI iv

su: de ella. id.

Este fue su pacto con su poderosa compañera, por amor a ella y unido a ella para siempre seguir el curso de la eternidad del Tiempo, entre los mágicos dramas de sus repentinos humores y las sorpresas de su Idea enmascarada y las vicisitudes de su inmenso capricho.

68

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

Dos parecen sus metas, mas por siempre son uno y se miran uno al otro a través del Tiempo infinito; Espíritu y Materia son su final y su principio.

sus: de ella.

Buscador de ocultos significados en las formas de la vida, de la inmensa voluntad inexplorada de la gran Madre y del tempestuoso enigma de sus vías terrestres él es el explorador y el marino en un secreto océano interior sin límite: es el aventurero y el cosmólogo de una mágica críptica geografía de la tierra. En su fijo diseño material del orden en donde todo parece seguro e, incluso cuando cambia, lo mismo, aunque el final siempre permanece desconocido y siempre inestable es el cambiante flujo de la vida, sus sendas son encontradas para él por el silencioso destino; como estaciones en el tumultuoso flujo de las edades aparecen tierras firmes que tientan y detienen un poco, luego nuevos horizontes reclaman el avance de la mente. No hay fin para la infinitud de lo finito, no hay última certeza en la que el pensamiento pueda reposar ni hay término para la experiencia del alma. Una orilla, una lejanía nunca del todo alcanzada, una no ganada perfección lo llama desde distantes fronteras en lo Invisible: sólo un largo comienzo ha sido realizado.

Sección VII

Este es el marino en el flujo del Tiempo, el lento descubridor del Mundo de la Materia, que, enrolado en este pequeño nacimiento corporal, ha aprendido su oficio en minúsculas bahías del yo, pero que al fin se atreve a las insondables infinitudes, viajero sobre los mares de la eternidad. En su inmadura salida inicial a la aventura del mundo contempladle desconocedor de la fuerza de su divinidad, tímido principiante de su vasto intento. Experto capitán de frágil nave,

69

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

traficante de pequeñas mercancías perecederas, al principio se ciñe a la orilla y rehuye las inmensidades, no osa afrontar el alejadísimo océano peligroso. Navega en un nimio tráfico costero, su paga gastada poco a poco de un puerto al puerto vecino, contento con el seguro curso inalterable de su ronda, no se arriesga a lo nuevo y a lo nunca divisado. Pero ahora escucha el sonido de mares más grandes. Un mundo ensanchado lo llama a distantes escenarios y a viajes en un más amplio arco de visión y a pueblos desconocidos y a playas todavía no visitadas. En comisionada quilla su casco mercante sirve al comercio del mundo en las riquezas del Tiempo surcando la espuma de un gran mar cercado por tierras para alcanzar luces de puertos desconocidos en climas distantes y abrir mercados para las opulentas artes de la vida, ricos fardos, estatuillas labradas, telas multicolores, y juguetes adornados con joyas traídos para diversión de un niño y productos perecederos conseguidos con duro trabajo y efímeros esplendores ganados y perdidos a través de los días. O pasando a través de una puerta de pilares de roca, sin aventurarse todavía a atravesar océanos sin nombre y a dirigirse a un sueño de distancias viaja contiguo a costas ya no familiares y encuentra nuevo abrigo en islas perturbadas por las tormentas, o, guiado por un seguro compás en su pensamiento, se introduce a través de una brillante bruma que oculta las estrellas, su rumbo fijado sobre las rutas mercantes de la Ignorancia. Su proa apunta hacia orillas no descubiertas, se arriesga en continentes no imaginados: buscador de las islas de los Bienaventurados, deja atrás las últimas tierras, cruza los últimos mares, vuelve hacia las cosas eternas su simbólica búsqueda; sus: de la vida. la vida cambia para él sus escenarios construidos en el tiempo, sus: id. sus imágenes que velan el infinito. Los límites de la tierra retroceden y el aire terrenal

70

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

ya no cuelga más a su alrededor su velo translúcido. Ha cruzado el límite del pensamiento mortal y de la esperanza, ha alcanzado el fin del mundo y fija la mirada más allá; los ojos del cuerpo mortal sumergen su mirada en Ojos que contemplan la eternidad. Un mundo más grande el viajero del Tiempo debe explorar. Por fin escucha un cántico en las alturas y las lejanas conversaciones y lo desconocido deviene cercano: cruza las fronteras de lo que no se ve y pasa sobre el filo de la mortal mirada a una nueva visión de sí mismo y de las cosas.

el mundo.

Es un espíritu en un mundo inacabado que no le conoce y que no puede conocerse a sí mismo: el símbolo de superficie de su búsqueda sin destino toma significados más profundos para su visión interior; la suya es una búsqueda de la oscuridad por luz, de la vida mortal por inmortalidad. En el bajel de una encarnación terrena sobre los estrechos raíles del sentido limitador contempla las mágicas olas del Tiempo en donde la mente como una luna ilumina la oscuridad del mundo. Allí es dibujado siempre en retirada de la vista, esbozado como en una tenue nebulosa de luz de sueño, el contorno de una vaga orilla misteriosa. Marino en el insondable mar del Inconsciente, viaja a través de un estrellado mundo de pensamiento sobre la cubierta de la Materia hacia un sol espiritual. A través del ruido y del grito multitudinario, a través de los estáticos silencios trascendentes, a través de un extraño mundo intermedio bajo cielos excelsos, más allá de las longitudes y latitudes de la tierra, su meta está fijada fuera de todos los mapas actuales. Pero nadie conoce hacia dónde navega cruzando lo desconocido o qué secreta misión le encomendó la gran Madre.

su: de la Madre. En la escondida fortaleza de su omnipotente Voluntad,

conducido por su aliento a través del agitado mar de la vida,

71

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

avanzando entre el estruendo del trueno y la quietud sin vientos, avanzando entre la bruma y la niebla en las que ya nada se ve, sus: de la Madre. él lleva en su pecho sus órdenes selladas. Más tarde conocerá, al abrir el místico mandato, si a un vacío puerto en lo Invisible su: de la Madre *. va o, armado con su fíat, a descubrir nuevos mente y cuerpo en la ciudad de Dios y entronizar al Inmortal en su casa de gloria su: de él. y hacer de lo finito uno con lo Infinito.

sus: de la Madre.

Al surcar el salobre páramo de los interminables años sus vientos oceánicos impulsan su barca errante, las cósmicas aguas salpicando conforme avanza, como un rumor a su alrededor y un peligro y una llamada.

su: de la Madre. Él siempre continúa en la estela de su fuerza.

Navega a través de la vida y de la muerte y de otra vida, avanza a través de sueño y de vigilia. su: de la Madre. Hay en él un poder de su oculta fuerza que lo ata al sino de su propia creación, su: de él.

su: de él.

y nunca puede el poderoso Viajero reposar y nunca puede cesar el místico viaje hasta que el crepúsculo inconsciente sea levantado del alma del hombre y las mañanas de Dios hayan rebasado su noche. En tanto la Naturaleza permanece, también él está aquí, por eso es seguro que él y ella son uno; incluso cuando duerme, él la mantiene en su pecho: quienquiera que la abandone, él no partirá para reposar sin ella en lo Incognoscible.

Hay una verdad que conocer, un trabajo por hacer; su: de la Madre. su juego es real; él consuma un Misterio: existe un plan en el profundo capricho del mundo de la Madre, un propósito en su vasto y aleatorio juego.

su: de ella.

Desde la primera aurora de la vida ella siempre tuvo esta intención, este constante deseo cubrió con su juego, evocar una Persona en el impersonal Vacío, con la Luz de la Verdad sacudir las masivas raíces de trance de la Tierra, despertar un mudo yo en las inconscientes profundidades

72

CANTO IV: EL CONOCIMIENTO SECRETO

y levantar de su sueño de pitón a un Poder extraviado para que los ojos de lo Eterno pudieran ver desde el Tiempo y el mundo manifestar al desvelado Divino. Para eso abandonó él su blanco infinito y puso sobre el espíritu la carga de la carne, para que la semilla de la Divinidad pudiera florecer en el Espacio sin mente.

FIN DEL CANTO CUATRO

73

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Canto V: El Yoga del Rey: El Yoga de la Libertad y la Grandeza del Espíritu

Sección I

De los hombres nacidos en el tiempo fue el primero que tuvo este conocimiento. Admitido a través de una cortina de mente luminosa que se interpone entre nuestros pensamientos y la visión absoluta encontró la cueva oculta, la puerta mística cercana al manantial de visión en el alma, y entró donde las Alas de Gloria cobijan en el espacio silencioso donde todo es por siempre conocido. Indiferente a la creencia y a la duda ávido del simple impacto de lo desnudo real cortó la cuerda de la mente que ata el corazón de la tierra y desechó el yugo de la ley de la materia. Las normas del cuerpo no limitan los poderes del espíritu: cuando la vida hubo detenido sus latidos, la muerte no llegó; se atrevió a vivir cuando la respiración y el pensamiento se acallaron. Así pudo pasar al interior de ese lugar mágico que pocos pueden siquiera ojear con rápida mirada elevados por un momento desde los laboriosos trabajos de la mente y desde la pobreza de la visión terrena de la Naturaleza. Todo cuanto los Dioses han aprendido es allí directamente conocido. Allí en una escondida cámara cerrada y muda están guardados los registros gráficos del escriba cósmico, y las tablas de la Ley sagrada, allí está la página índice del Libro del Ser; el texto y el glosario de la verdad Védica están allí; los ritmos y metros de las estrellas indicadores de los movimientos de nuestro destino: los simbólicos poderes del número y de la forma, y el código secreto de la historia del mundo y la correspondencia de la Naturaleza con el alma están escritos en el místico corazón de la Vida.

74

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

*

En el resplandor de la cámara de memorias del espíritu pudo recobrar las luminosas notas marginales que salpican de luz el intrincado ambiguo pergamino, rescatar el preámbulo y la cláusula de salvaguarda del oscuro Pacto por el que es regido todo lo que surge del sueño de la Naturaleza material para vestir al Eterno con formas nuevas. Ahora pudo releer e interpretar de modo distinto

sus: del Pacto. sus extrañas letras simbólicas, sus abstrusos signos dispersos,

resolver su oráculo y su paradoja, sus enigmáticas frases y sus confusos términos, id. el profundo oxímoron de sus réplicas de la verdad, * y reconocer como justa necesidad sus rigurosas condiciones para el poderoso trabajo, — imposible labor Hercúlea de la Naturaleza su: la Nat. que sólo su mágica pericia podía realizar, su: del Pacto. su ley de oposición de los dioses, su lista de inseparables contrarios. id. La gran Madre muda en su trance cósmico utilizando para alegría y dolor de la creación la sanción del infinito al nacimiento de la forma, acepta ejecutar de forma indómita la voluntad de conocer en un mundo inconsciente, la voluntad de vivir bajo el reinado de la muerte, la sed de éxtasis en un corazón de carne, y consuma a través de la aparición de un alma por un milagroso nacimiento en el plasma y en el gas el misterio del pacto de Dios con la Noche. Una vez más fue oído en el silencio de la Mente cósmica la promesa del Eterno a su Fuerza creadora induciendo la pasión del mundo a comenzar, el grito del nacimiento en la mortalidad y el verso inicial de la tragedia del Tiempo.

Asw.

De las profundidades emergió el enterrado secreto del mundo; leyó el original decreto conservado en los sellados archivos de la cripta del espíritu,

75

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

y vio la rúbrica y el flamígero sello de la Sabiduría en el oscuro trabajo encapuchado del Poder que construye en la Ignorancia los peldaños de la Luz. Una durmiente deidad abrió ojos inmortales: él vio el pensamiento sin forma en formas sin alma, supo a la Materia preñada de sentido espiritual, la mente osó estudiar lo Incognoscible, la vida osó su gestación del Niño Dorado. En la luz que inundaba la vacua vaciedad del pensamiento, interpretando el universo por los signos del alma leyó desde el interior el texto de lo exterior: el enigma se volvió sencillo y perdió su percepción oscura. Un resplandor más intenso iluminó la poderosa página. Un propósito se fundía con los caprichos del Tiempo, un significado salía al paso de los trompicones del Azar y el Destino revelaba el concatenamiento de una vidente Voluntad; una consciente amplitud colmaba el antaño mudo Espacio. En el Vacío vio entronizada la Omnisciencia suprema.

Sección II

Una Voluntad, una inmensa esperanza embargaban ahora su corazón, y para discernir la forma superhumana elevó sus ojos hacia invisibles alturas espirituales, con la aspiración de hacer descender un mundo más grande. La gloria que había vislumbrado debe ser su morada. Un sol más brillante y más divino debe pronto iluminar esta habitación crepuscular con su oscura escalera interior, el alma niña en su minúsculo jardín de infancia entre objetos diseñados para una lección apenas aprendida dejar atrás su primera gramática del intelecto y su imitación del arte de la Naturaleza de la Tierra, cambiar su dialecto terrenal por el lenguaje de Dios, estudiar la Realidad en símbolos vivos y aprender la lógica del Infinito. El Ideal debe ser la verdad común de la Naturaleza, el cuerpo iluminado por el Dios que habita en el interior, el corazón y la mente sentirse uno con todo cuanto es,

76

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

un alma consciente vivir en un mundo consciente. Como a través de la niebla es visto un pico soberano, apareció la grandeza del Espíritu eterno, exiliado en un universo fragmentado en medio de apariencias a medias de cosas más divinas. Éstas ya no podían servir ahora a su regia nueva condición; la dignidad del Inmortal rehusaba el sino de vivir la miseria de un mezquino trato hecho entre nuestra pequeñez y nuestras limitadas esperanzas y las compasivas Inmensidades. Su: Asw.

Su altura repelía la bajeza del estado de la tierra: una amplitud descontenta con su armazón se retractaba del pobre asentimiento a los términos de la Naturaleza, desdeñaba el riguroso contrato y el precario arrendamiento. Sólo comienzos han sido aquí logrados; sólo nuestra base la Materia parece completa, absoluta máquina sin alma. O todo parece un embrollo de medias ideas, o ensillamos con el vicio de la forma terrestre un apresurado atisbo imperfecto de cosas celestes, barruntos y grotescas imitaciones de tipos celestiales. Aquí el caos se convierte a sí mismo en un mundo, efímera formación a la deriva en el vacío: remedos de conocimiento, inconclusos arcos de poder, destellos de belleza en formas terrenas, quebrados reflejos de unidad del amor se deslizan, fragmentos espejeantes de un fluctuante sol.

*

Una apiñada colección de toscas vidas experimentales son ensambladas por piezas en un teselado todo. No hay respuesta perfecta para nuestras esperanzas; hay cegadas puertas mudas que carecen de llave; el pensamiento se eleva en vano y regresa trayendo una luz prestada, defraudados por las imitaciones que se nos venden en el bazar de la vida, nuestros corazones se aferran a una perdida dicha celestial. Hay pasto para saciedad de la mente, hay estremecimientos de la carne, pero no del deseo del alma.

77

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

Aquí incluso el rapto más elevado que el Tiempo puede dar es una imitación de beatitudes no alcanzadas, una mutilada estatua del éxtasis, una felicidad herida que no puede sobrevivir, un breve contento de la mente o del sentido que la Fuerza del Mundo arroja a su cuerpo esclavo, o un simulacro de forzada dicha en los serrallos de la Ignorancia. Pues todo lo que hemos adquirido pronto pierde su valor, crédito devaluado en el banco del Tiempo, cheque de imperfección librado sobre el Inconsciente. Una inconsecuencia sigue cada esfuerzo hecho, y el caos aguarda en cada cosmos que se forma: en cada éxito acecha la semilla del fracaso. Vio la ambigüedad que aquí tienen todas las cosas, la carencia de certeza del confiado pensamiento arrogante del hombre, la transitoriedad de los logros de su fuerza. el hombre. él: id.

Un ser pensante en un mundo inconsciente, una isla en el mar de lo Desconocido, él es una nimiedad que intenta ser grande, un animal con algunos instintos de Dios, su vida una historia demasiado común para ser contada, sus hechos un número cuya suma es nada, su consciencia una antorcha encendida para ser apagada, su esperanza una estrella sobre una cuna y una tumba. Y sin embargo un destino más grande puede ser suyo, puesto que el Espíritu eterno es su verdad. Puede re-crearse a sí mismo y a cuanto le rodea y dar nueva forma al mundo en el que vive: sin saberlo, es el Conocedor más allá del Tiempo, es el Yo por encima de la Naturaleza, por encima del Hado.

Sección III Su alma se retrajo de todo cuanto él había realizado. él: Asw. Silenciado fue el fútil fragor del esfuerzo humano, abandonada giraba la rueda de los días; en la distancia se perdía la densa marcha de la vida.

78

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

El Silencio había quedado su único compañero. Impasible vivía inmune a las esperanzas de la tierra, una figura en el inefable santuario del Testigo sus: de Asw. recorriendo la vasta catedral de sus pensamientos sus: de la cated. bajo sus arcos a la sombra del infinito y el acogimiento hacia el cielo de invisibles alas. Había en él una llamada desde alturas intangibles; indiferente al pequeño puesto avanzado de la Mente, moraba en la amplitud del reino de lo Eterno. Su ser excedía ahora el Espacio concebible, su ilimitado pensamiento lindaba con la visión cósmica: había en sus ojos una luz universal, un influjo dorado fluía a través de corazón y cerebro; una Fuerza descendía a sus miembros mortales, corriente desde eternos mares de Gozo; sentía él la invasión y la alegría sin nombre. Consciente de su oculto Origen omnipotente, atraído por el omnisciente Éxtasis, centro vivo de lo Ilimitable ensanchado hasta igualarse con la circunferencia del mundo, se dirigió hacia su inmenso destino espiritual. Abandonadas en un lienzo de aire deshilachado, pintura perdida en lejanos y desvanecientes girones, las cimas de la naturaleza terrestre se disipaban bajo sus pies: ascendía él para alcanzar el infinito más arriba. El océano de silencio de lo Inconmovible lo vio pasar, flecha lanzada a través de la eternidad repentinamente disparada desde el tenso arco del Tiempo, un rayo que retorna a su engendrador el sol.

él: Asw.

Oponente a esta gloria de escape, el negro Inconsciente agitaba su cola de dragón azotando con su fuerza a un somnoliento Infinito en las profundas oscuridades de la forma: la muerte yacía bajo él como una puerta de sueño. Apuntando exclusivamente al Deleite inmaculado, persiguiendo a Dios como a una espléndida pieza,

79

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

ascendía ardiente cual cono de fuego. A unos pocos les es concedida esta rara liberación divina. Uno entre muchos miles nunca tocados, absortos en el esquema externo del mundo, es elegido por un secreto Ojo testigo y conducido por una mano de Luz indicadora a través de las inexploradas inmensidades de su alma. Peregrino de la Verdad perdurable, nuestras medidas no pueden contener su mente inconmensurable; se ha apartado de las voces del estrecho reino y ha abandonado la pequeña senda del Tiempo humano. En los silentes recintos de un plan más vasto atraviesa los vestíbulos de lo Invisible, o presta atención siguiendo a un Guía incorpóreo a un solitario grito en la vacuidad sin límites. Acallado todo el profundo murmullo cósmico, vive en el silencio previo a que el mundo surgiera, su alma desnuda ante lo Uno eterno.

al elegido.

Lejos de la compulsión de las cosas creadas el pensamiento y sus sombríos ídolos desaparecen, los moldes de forma y persona se deshacen: la inefable Inmensidad lo conoce por lo que es. Solitario pionero de la tierra que hacia Dios se dirige, entre los símbolos de cosas no formadas todavía observado por cerrados ojos, mudas caras de lo Nonacido, viaja al encuentro de lo Incomunicable, escuchando el eco de sus solas pisadas en los patios eternos de la Soledad. Una Maravilla sin nombre colma las inmóviles horas. Su espíritu se funde con el corazón de la eternidad y contiene el silencio de lo Infinito.

Sección IV En una divina retirada del mortal pensamiento, en un prodigioso gesto de la visión del alma, su ser ascendió a alturas inaccesibles, desnudo de su vestimenta de humanidad.

80

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

Conforme ascendía, a encontrarse con él en su pureza y desnudez se precipitó un poderoso Descenso. Un Poder, una Llama, una Belleza a medias visible con ojos inmortales, un violento Éxtasis, una terrible Dulzura, lo envolvió con sus formidables miembros y penetró nervio y corazón y cerebro que vibraron y desfallecieron con la epifanía: su naturaleza se estremeció en el abrazo de lo Desconocido. En un momento más breve que la muerte, más extenso que el Tiempo, por un poder más implacable que el Amor, más feliz que el Cielo, tomado soberanamente en brazos eternos, arrastrado y enseñoreado por una desnuda dicha absoluta, en el torbellino de un circuito de poder y de fuerza precipitado en inimaginables profundidades, alzado hasta alturas inconmensurables, fue arrancado de su mortalidad y experimentó un nuevo e ilimitado cambio. Un conocimiento Omnisciente sin visión o pensamiento, una indescifrable Omnipotencia, una mística Forma que podía contener los mundos, pero que hacía de un pecho humano su apasionado santuario, lo atrajo desde la soledad de su búsqueda a las magnitudes del abrazo de Dios. Como cuando un Ojo de la eternidad anula las horas aboliendo agente y acto, así su espíritu resplandecía ensanchado, desnudo, puro: su despertada mente se transformó en una pizarra vacía en la que lo Universal y Solo podía escribir. Todo lo que restringe nuestra caída consciencia era retirado de él como una carga olvidada: un fuego que parecía el cuerpo de un dios consumió las limitadoras figuras del pasado y preparó amplia habitación para que viviera un nuevo yo. El contacto de la Eternidad rompió los moldes del sentido.

sus: de él.

Una Fuerza mayor que la de la tierra ocupó sus miembros, inmensos procesos pusieron al descubierto sus desconocidas envolturas,

81

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

extrañas energías afloraron y tremendas manos veladas deshicieron la triple cuerda de la mente y liberaron la celestial amplitud de mirada de una Divinidad. Como a través de un traje es vista la forma de quien lo lleva, allí a través de formas alcanzaban al escondido absoluto un sentimiento cósmico y una visión trascendente. Incrementados y potenciados fueron los instrumentos.

su: ilusión.

su: Asw.

La ilusión perdió sus lentes de aumento; conforme de su declinante mano las medidas caían, atómicas se veían las cosas que tan enormes parecían. El pequeño anillo del ego ya no podía cerrarse; en los inmensos espacios del yo el cuerpo parecía ahora sólo una errática cáscara, su mente el atrio exterior repleto de frescos de un Habitante imperecedero: su espíritu respiraba un aire superhumano. La aprisionada divinidad rompió su cerca mágica. Como con sonido de trueno y de mares, vastas barreras se desplomaron alrededor de la inmensa liberación. Inmutablemente contemporáneos con el mundo, círculo y final de cada esperanza y de cada afán inexorablemente trazados en torno de pensamiento y acto, los fijos inamovibles exteriores del cuerpo desaparecieron por sí mismos bajo el paso del Encarnado. El nefasto velo y la cripta sin fondo entre los que la vida y el pensamiento se mueven por siempre, con la prohibición de cruzar aún los sombríos límites terribles, las guardianas oscuridades mudas y formidables, dotadas de poderes para circunscribir el espíritu sin alas en los confines de Mente e Ignorancia, dejando de proteger una eternidad dual se desvanecieron rescindiendo su enorme cometido: antes figura del vano elipse de la creación, el expansionante cero perdió su gigantesca curva.

*

Los antiguos vetos adamantinos ya no permanecían: superada fue la obsoleta norma de la tierra y de la Naturaleza;

82

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

los anillos de pitón de la restrictiva Ley no podían retener el Dios súbitamente surgido: abolidos fueron los mandatos del destino. Ya no más existía la pequeña criatura acosada por la muerte, no la frágil forma del ser que preservar de una omnidevoradora Inmensidad. Los enormes martilleantes latidos de un confinado corazón del mundo derribaron de golpe los estrechos diques que nos mantienen a salvo contra las fuerzas del universo. Alma y cosmos se contemplaron como poderes iguales. Un ser ilimitado en un Tiempo inmensurable invadió la Naturaleza con el infinito; vio despejado de caminos y de muros su titánico campo de acción.

Sección V

Todo fue descubierto a su ojo sin sellos.

Una secreta Naturaleza desvestida de su protección, otrora formidable en una pavorosa media luz, sorprendida en su augusta privacidad su: de Asw. permanecía desnuda ante el ardiente esplendor de su voluntad. En sombrías cámaras iluminadas por un extraño sol que apenas se abrían a escondidas llaves místicas sus: secr. Natur. sus peligrosos arcanos y encapuchados Poderes reconocieron la llegada de una Mente dominadora y experimentaron la compulsión de una mirada nacida en el tiempo.

sus: id.

id. ...

Imprevisibles en sus fantásticos procesos, inmediatas e invencibles en la acción, sus secretas energías nativas de mundos más grandes situados por encima de nuestro necesariamente limitado ámbito, el oculto privilegio de los semidioses y el seguro esquema-de-poder de sus crípticos signos, sus diagramas de geométrica fuerza, sus potencias de diseño fecundo en maravillas solicitaron ser empleadas por un poder criado en la tierra. Un súbito mecanismo consciente de la Naturaleza armó con latente esplendor de milagro la profética pasión de una Mente vidente,

83

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

y la fulgurante desnudez de una libre fuerza del alma. Todo lo antaño imposible parecía ahora devenir una natural extensión de posibilidad, un nuevo dominio de normalidad suprema. Un todopoderoso ocultista erige en el Espacio este aparente mundo exterior que engaña al sentido; teje sus ocultos hilos de consciencia, construye cuerpos para su energía sin forma; de la informe y vacía Vastedad ha fabricado su artificio de sólidas imágenes, su magia de moldeable número y diseño, los rígidos vínculos irracionales que nadie puede abolir, esta entrecruzada maraña de leyes invisibles; sus infalibles normas, sus encubiertos procesos, llevan a término indefectiblemente una inexplicable creación en donde nuestro error configura muertos esquemas de conocimiento para una viviente ignorancia.

secr. Natur.

En sus talantes de misterio divorciados de las leyes del Hacedor también ella soberanamente crea su campo, su voluntad conformando las indeterminadas inmensidades, haciendo un finito de lo infinito; también ella puede construir un orden a su capricho, como si su impetuosa grandeza apostara por superar los velados secretos cósmicos del Creador. Los raudos pasos de su fantasía, entre cuyas pisadas las maravillas como flores brotan, son más seguros que la razón, más ingeniosos que la inventiva y más vivaces que las alas de la Imaginación. Ella lo recrea todo mediante el pensamiento y la palabra, fuerza toda substancia con la varita mágica de la Mente. La Mente es una divinidad mediadora: sus poderes pueden enmendar todo el trabajo de la Naturaleza: la mente puede suspender o cambiar la concreta ley de la tierra.

la Mente.

Liberada del somnoliento sello del hábito de la tierra puede quebrantar el plúmbeo agarre de la Materia; indiferente a la airada mirada de la Muerte,

84

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

*

puede inmortalizar el trabajo de un momento: un simple fíat de su fuerza pensante, la ocasional presión de su ligero asentimiento puede liberar la Energía muda y confinada en su cámara de misterioso trance: hace del sueño del cuerpo una potente arma, mantiene silencioso el aliento, los latidos del corazón, mientras lo invisible es encontrado, lo imposible hecho, comunica sin medios el pensamiento no pronunciado; promueve los acontecimientos mediante su mera voluntad silenciosa, actúa a distancia sin manos o pies. A esta Ignorancia gigante, a esta Vida enana las puede iluminar con una profética visión, invocar el rapto báquico, el aguijón de las Furias, en nuestro cuerpo avivar al demonio o al dios, invocar al Omnisciente y Omnipotente, despertar en el interior una olvidada Omnipotencia. En su propio plano brillante emperadora, incluso en este rígido reino, la Mente puede ser reina: la lógica de su semidiosa la Idea en el salto de un momento de transición trae sorpresas de creación nunca realizadas ni siquiera por el extraño ingenio inconsciente de la Materia. Todo aquí es milagro y puede por milagro cambiar. Este es ese filo de poder de la secreta Naturaleza.

En el margen de grandes planos inmateriales, en reinos de una gloria de fuerza no trabada, en donde la Mente es dueña de vida y de forma y el alma cumplimenta sus pensamientos por su propio poder, ella: secr. Natur. ella medita sobre palabras poderosas y mira a los lazos invisibles que juntan las separadas esferas. sus: secr. Natur. Desde allí al iniciado que observa sus leyes

ella le trae la luz de sus misteriosos reinos: aquí a donde él está, sus pies sobre un mundo postrado, su mente ya no arrojada al molde de la Materia, sus: mist. reinos. por encima de sus confines en rachas de espléndida fuerza

85

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

sus: mist. reinos.

id.

ella le trae sus mágicos procesos y las fórmulas de sus prodigiosos lenguajes, hasta que cielo e infierno se vuelven proveedores de la tierra y el universo el esclavo de la voluntad mortal.

Mediadora con velados e innominados dioses cuya forastera voluntad toca nuestra vida humana, imitando los métodos del Mago del Mundo su: secr. Natur. ella inventa para su autolimitado libre albedrío sus vías y finge para los efectos mágicos una causa vinculante. sus: id.

*

su: de Asw.

A todos los mundos hace partícipes de sus hechos, cómplices de su poderosa violencia, de sus atrevidos saltos a lo imposible: de cada uno de ellos ha tomado ella sus ingeniosos medios, extrae del matrimonio de amor libre entre planos elementos para el más-difícil-todavía de su creación; una trama prodigiosa de sabiduría incalculable, compendio de proezas de divina invención ha combinado ella para hacer lo irreal verdadero o para liberar la inexpresada realidad; en su Circéico país de maravillas carente de fronteras en tropel apacienta sus ocultos poderíos: sus mnemotecnias de la artesanía del Infinito, chorros del velado capricho subliminal, trozos sueltos del saber oculto de la Inconsciencia, la libertad de una Verdad soberana sin ley, pensamientos que nacieron en el mundo de los inmortales, oráculos que irrumpen de detrás del santuario, advertencias de la daemónica voz interior y atisbos y destellos fulgurantes de profecía e indicaciones al oído interior, intervenciones abruptas categóricas y absolutas y los actos inexplicables de lo Superconsciente, han urdido su equilibrada red de milagros y la peculiar técnica de su arte prodigioso. Este extraño reino pasó a su cargo. Como quien se resiste más a aquello que más ama,

86

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

sus grandes posesiones y su poder y saber ella cedió, coercida, con reticente alegría; se dio a sí misma para el rapto y para la utilización. Absuelta de las aberraciones en profundas vías, recuperó los fines para los que fue creada: se volvió contra el mal al que ella había ayudado instrumento de su furia, su invisible medio de matar; sus peligrosos humores y su fuerza arbitraria ella rindió al servicio del alma y al control de una voluntad espiritual. Un mayor déspota domeñó su despotismo. Asaltada, sorprendida en la fortaleza de su yo, conquistada por su propio inesperado rey, colmada y rescatada por quien su servidumbre fuera, ella cedió en un derrotado éxtasis, su sellada hermética sabiduría obtenida de ella por fuerza, fragmentos del misterio de la omnipotencia.

Sección VI

Una frontera soberana es la Fuerza oculta. Guardiana del umbral del escenario del Más Allá de la tierra, ha canalizado las irrupciones de los Dioses y ha abierto a través de perspectivas de visión intuitiva una larga ruta de brillantes descubrimientos.

ella: Fuerza ocul. su: id. 2sus: id.

Los mundos de un maravilloso Desconocido estaban cerca, al otro lado de ella permanecía una inefable Presencia: su reino recibía sus místicas influencias, sus fuerzas de león se agazapaban bajo sus pies; el futuro duerme desconocido tras sus puertas. Infernales abismos se abrían en torno a los pasos del alma y picos divinos llamaban hacia su elevada visión: un interminable ascenso y aventura de la Idea tentaba allí sin tregua a la mente exploradora e incontables voces visitaban al hechizado oído; un millón de figuras pasaban y desaparecían para siempre. Era una fachada de la multiforme casa de Dios, comienzos del semivelado Invisible. Un mágico porche de entrada fluctuante

87

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

vibraba en la penumbra de una tamizada Luz, atrio del místico tráfico de los mundos, balcón y milagrosa fachada. de la F. ocult. Por encima de ella resplandecían supremas inmensidades;

todo lo desconocido contemplaba desde el infinito: lo desconocido. se alojaba sobre un borde del Tiempo sin horas,

observando desde algún perpetuo Ahora, sus: de lo desc. sus sombras reverberantes con el nacimiento de dioses, sus cuerpos señalando al Incorpóreo, id. sus frentes resplandecientes con el Alma Suprema, id.

sus formas proyectadas desde lo Incognoscible, sus ojos soñadores de lo Inefable, sus rostros de mirada fija hacia la eternidad. La vida aprendía en él su inmenso trasfondo subconsciente; pequeños frentes se abrían a las invisibles Vastedades: sus: de la vida. sus abismos aparecían al desnudo, sus remotas trascendencias flameaban en diafanidades de abigarrada luz. él: Asw.

SecciónVII Un orden gigantesco era descubierto aquí del cual la cenefa y extendido fleco constituye la menguada esencia de nuestras vidas materiales. Este universo puesto de manifiesto cuyas figuras ocultan los secretos fundidos en luz superconsciente, escribía nítidas las letras de su resplandeciente código: un mapa de sutiles signos excediendo al pensamiento pendía sobre un muro de la mente recóndita. Iluminando las concretas imágenes del mundo convirtiéndolas en símbolos significativos con su brillo, ofrecía al intuitivo exégeta sus: este univ. sus reflejos del eterno Misterio. Ascendiendo y descendiendo entre los polos de la vida los escalonados reinos de la graduada Ley se sumergían desde lo Eterno en el Tiempo, después felices con la gloria de una mente multiplural y enriquecidos con la aventura y el deleite de la vida

88

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

y repletos con la belleza de las formas y colores de la Materia ascendían de retorno desde el Tiempo al Yo inmortal, llevando al alma por una dorada ladera, enlazando con hebras de diamante los extremos del Espíritu.

cada uno: reinos.

id. That.

los actos.

En este descenso de consciencia en consciencia cada uno se apoyaba en el oculto poder del Inconsciente, fuente de su necesitada Ignorancia, artífice de los límites en los que vive. En esta ascensión de consciencia en consciencia cada uno alzaba lo más a Eso de lo cual vino, origen de todo lo que siempre había sido y morada de todo lo que todavía podía llegar a ser. Una escala de órgano de los actos del Eterno, ascendiendo a su clímax en una Calma infinita, pasos del Maravilloso de múltiple faz, estadios predestinados de la Vía evolutiva, medidas de la estatura del alma en crecimiento, daban significado a la propia existencia y mediando entre las alturas y las profundidades, unían los veladamente maridados opuestos y ligaban la creación a lo Inefable. Un último mundo cimero fue visto en el que todos los mundos confluyen; en el fulgor de su cúspide en donde no existen ni la Noche ni el Sueño, comenzaba la luz de la Trinidad suprema. Todo lo aquí buscado quedaba allí al descubierto.

mundo cimero. Liberaba lo finito en lo infinito

y surgía a sus propias eternidades. El Inconsciente encontraba su corazón de consciencia, la idea y la sensación a tientas en la Ignorancia por fin asían apasionadamente el cuerpo de la Verdad, la música nacida en los silencios de la Materia extraía puro del ámbito insondable de lo Inefable el sentido que había contenido pero no podía expresar; el perfecto ritmo ahora sólo a veces soñado traía una respuesta a la desgarrada ávida necesidad de la tierra rasgando la noche que había ocultado lo Desconocido,

89

LIBRO I: EL LIBRO DE LOS COMIENZOS

su: a la tierra. entregándole su perdida alma olvidada.

Una gran solución ponía fin al largo callejón sin salida en el que terminan las alturas del esfuerzo mortal. Una reconciliadora Sabiduría contemplaba la vida; tomaba los esforzados tonos bajos de la mente y el confuso estribillo de las esperanzas humanas y hacía de ellos una dulce y alegre llamada; elevaba desde un trasfondo de dolor el inarticulado murmullo de nuestras vidas y encontraba para él un sentido ilimitable. Una poderosa unidad su perpetuo tema, recogía las esparcidas tenues expresiones del alma, leídas apenas entre nuestras líneas de rígido pensamiento o en medio de esta somnolencia y coma en el pecho de la Materia oídas en sueños como inconexos murmullos; agrupaba los dorados vínculos que habían perdido y les mostraba su divina unidad, rescatando del error del yo dividido al profundo grito espiritual en todo cuanto es. Todas la grandiosas palabras que se esforzaban por expresar al Uno eran elevadas a un absoluto de luz, a un por siempre vivo fuego de Revelación y a la inmortalidad de la Voz eterna. Ya no había más pelea de verdad con verdad; el interminable capítulo de sus diferencias contado de nuevo en la luz por un omnisciente Escriba discurría a través de la diferencia hacia la unidad, la sinuosa búsqueda de la mente perdía cada matiz de duda guiada hacia su final por un omnividente lenguaje que revestía el inicial y original pensamiento con la solución de una frase definitiva: unidos fueron los creativos modos y tiempos del Tiempo al estilo y la sintaxis de la Identidad. Una oda de exaltación surgió desde perdidas profundidades meditativas; una antífona resonó hacia los éxtasis triunos, un clamor de los momentos hacia el gozo de lo Inmortal.

90

CANTO V: EL YOGA DEL REY: EL YOGA DE LA LIBERTAD Y LA GRANDEZA DEL ESPÍRITU

Como estrofas de una cósmica oda, una jerarquía de ascendentes armonías poblada con voces y con rostros aspiraba en un crescendo de los Dioses desde los abismos de la Materia a los picos del Espíritu. Por encima estaban las inmutables moradas del Inmortal, blancas cámaras de coqueteo con la eternidad y las prodigiosas puertas del Solo. Conforme se desplegaban los mares del yo aparecían las inmortales regiones del Uno. Una multimilagrosa Consciencia desplegaba inmensos propósito y proceso y normas libres de trabas, grandes avenidas familiares de una Naturaleza más inmensa. Liberado de la presa del sentido terreno calmos continentes de potestad fueron vislumbrados; regiones nativas de belleza cerradas a los ojos humanos, entrevistas al principio a través de relucientes párpados de asombro, sorprendían la visión con felicidad; franjas solares de conocimiento, franjas lunares de deleite se extendían en un éxtasis de inmensidad más allá de nuestro pobre rango corporal. Allí pudo entrar él, permanecer allí un tiempo. Viajero en rutas inexploradas afrontando el invisible peligro de lo Desconocido, aventurándose a través de enormes reinos, irrumpió en otro Espacio y otro Tiempo.

FIN DEL CANTO CINCO FIN DEL LIBRO UNO © Aswapati “Savitri de Sri Aurobindo” 2011-2017

91

LIBRO DOS

El Libro del Viajero de los Mundos

CANTO I: LA ESCALERA CÓSMICA

Canto I: La Escalera Cósmica

Sección I Aswapati.

En soledad avanzaba observado por el infinito a su alrededor y lo Incognoscible en lo alto. Todo cuanto al ojo mortal rehuye podía ser visto, todo cuanto la mente jamás ha captado podía ser conocido; todo cuanto voluntad mortal alguna puede osar podía ser hecho. Un ilimitado movimiento colmaba una paz ilimitada. En una profunda existencia más allá de la de la tierra engendradora o afín a nuestras ideas y sueños en donde el Espacio es un vasto experimento del alma, en una sustancia inmaterial ligada a la nuestra en la profunda unidad de todo cuanto es, surgió el universo de lo Desconocido. Una creación espontánea sin fin o pausa revelaba la grandeza del Infinito: arrojaba a los azares de su juego un millón de talantes, una miríada de energías, las formas del mundo que son fantasías de su Verdad y las fórmulas de la libertad de su Fuerza. Derramaba en el por-Siempre-estable flujo un rapto báquico y una orgía de Ideas, pasión y movimiento de la eternidad. Allí surgían nonatos en el Inmutable oleaje pensamientos que subsisten en su inmortal consecuencia, palabras que perviven inmortales aunque silentes, actos que extraían del Silencio su mudo significado, líneas que transportan lo inexpresable. La quietud del Eterno veía desde la alegría inconmovible el trabajo de su Poder universal desplegando en tramas de dolor y en dramas de deleite la maravilla y la belleza de su voluntad de ser. Todo, incluso el dolor, era aquí placer del alma;

95

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

aquí toda experiencia era un mismo plan, la multitudinaria expresión del Uno. Todo apareció de golpe ante su sola mirada; nada escapaba a su vasta visión intuitiva; nada se aproximaba que no pudiera percibir como afín: él era espíritu uno con esa inmensidad. Imágenes en una celestial consciencia encarnando al Nonato que nunca muere, las estructuradas visiones del cósmico Yo vivas por el toque de la eternidad del ser lo contemplaban como pensamientos espirituales uncidos a la forma dando figura a los movimientos del Inefable. Aspectos del ser se revestían con perfiles del mundo; formas que abren puertas francas a cosas divinas, se volvían familiares a su mirada en las horas; los símbolos de la realidad del Espíritu, los vivientes cuerpos del Incorpóreo se acercaban a él, sus cotidianos camaradas. Las inagotables visiones de la Mente insomne, transcripciones de su contacto con lo invisible, lo rodeaban con incontables signos indicadores; las voces de un millar de reinos de la Vida le enviaban sus poderosos mensajes. Las sugestiones celestiales que invaden nuestras vidas terrenales, las terribles imaginaciones soñadas por el Infierno, que de tener lugar y ser experimentadas aquí nuestra embotada capacidad pronto cesaría de sentir o nuestra mortal fragilidad no podría soportar por mucho tiempo, estaban dispuestas allí en sus sublimes proporciones. Mas allí vivían en su atmósfera natal, recuperaban su más alta intensidad y natural poder; su vigorizante presión sobre el alma hacía sentir profundo en la base de la consciencia la pasión y la pureza de sus extremos, lo absoluto de su grito solitario y la soberana dulzura o violenta poesía

96

CANTO I: LA ESCALERA CÓSMICA

de su hermoso o terrible deleite. Todo lo que el pensamiento puede conocer o la más amplia visión percibir y todo lo que pensamiento y visión jamás pueden conocer, todas las cosas ocultas y raras, remotas y extrañas estaban próximas al contacto del corazón, percibidas por el sentido del espíritu. su: Asw. su: id.

Éstos: 97.2.

cada: tono. su: id. su: id.

Solicitando entrada a las puertas de su naturaleza invadían los ampliados espacios de su mente, ardientes testigos de su autodescubrimiento, ofreciendo su maravilla y su multitud. Éstos se convertían ahora en partes nuevas de sí mismo, expresiones de la vida más grande de su espíritu, el cambiante escenario de su largo caminar en el tiempo o el bordado tejido de su sentido: tomaban el lugar de las cosas humanas profundas y se movían como íntimos compañeros de sus pensamientos, o eran el medio natural de su alma. Incansable la aventura de deleite del corazón, interminables los reinos de gozo del Espíritu, tonos innúmeros pulsados en cuerdas de única armonía; cada uno a su equilibrio universal de amplias alas, a su insondable sentimiento del Todo en uno, aportaba notas de una perfección todavía no conocida, de su singular refugio en las intimidades de la Verdad, de su feliz particularidad en lo Infinito. Todo lo que el Único ha soñado y hecho era encontrado allí matizando con incesante rapto y sorpresa y una opulenta belleza de apasionada diferencia el recurrente latido que momentaneiza en el Tiempo a Dios. Sólo faltaba la sola Palabra atemporal que lleva la eternidad en su solitario sonido, la autoluminosa Idea llave de todas las ideas, el íntegro de la perfecta suma del Espíritu que iguala el desigual Todo al igual Uno, el signo único que interpreta todos los signos, el índice absoluto de lo Absoluto.

97

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Sección II

Allí aparte en su propia intimidad amurallado en una mística cortina de dinámica luz vio un solitario e inmenso apilamiento cósmico de alta curvatura erguido cual carro de montaña de los Dioses estático bajo un cielo inescrutable. Como si desde el pedestal e invisible base de la Materia hasta un tope también invisible, un esculpido océano de los mundos levantándose con olas de crines de espuma hasta el Supremo ascendiera hacia extensiones inconmensurables; esperaba elevarse al reino de lo Inefable: Un centenar de niveles lo elevaban hasta lo Desconocido. Así se encaramaba hasta alturas intangibles y desaparecía en la silenciosa Vastedad consciente como la escalonada torre de un templo asciende hasta los cielos construida por la aspiración del alma del hombre para vivir cerca de su sueño de lo Invisible.

lo: apilamiento. El infinito lo llama a medida que sueña y asciende;

su cúspide toca el ápice del mundo; ascendiendo hasta enormes quietudes silenciosas marida la tierra con las veladas eternidades.

él: id.

Entre los muchos sistemas del Uno fabricados por una creativa alegría interpretativa sólo él nos indica nuestra jornada de regreso desde nuestro largo autoextravío en las profundidades de la Naturaleza; plantado en la tierra contiene en sí todos los reinos: es un breve compendio de la Vastedad. Ésta era la única escalera hasta la meta del ser. Sumario de las etapas del espíritu, su copia de las jerarquías cósmicas recreaba en nuestro secreto aire del ser un sutil esquema del universo. Está adentro, debajo, afuera, encima. Actuando sobre este visible esquema de la Naturaleza despierta el pesado sueño de la materia de nuestra tierra a pensar y a sentir y a reaccionar a la alegría; modela en nosotros nuestras partes más divinas,

98

CANTO I: LA ESCALERA CÓSMICA

eleva la mente mortal hasta un aire más noble, hace anhelar propósitos intangibles a esta vida de la carne, liga la muerte del cuerpo con la llamada de la inmortalidad: desde el desmayo de la Inconsciencia labora hacia una Luz superconsciente. Si la tierra fuera todo y esto no estuviera en ella, el pensamiento no podría existir ni la respuesta de la delicia de la vida: sólo formas materiales podrían entonces ser sus huéspedes guiadas por un inanimada fuerza cósmica. Por esta dorada sobreabundancia la tierra sustentó al hombre pensante y algo más que al hombre sustentará; este superior esquema del ser es nuestra causa y contiene la llave de nuestro ascendente destino; hace emerger de nuestra densa mortalidad al espíritu consciente criado en la casa de la Materia. El símbolo viviente de esos planos conscientes, sus influencias y divinidades de lo invisible, su inimaginable lógica de los actos de la Realidad surgidos de la inexpresada verdad en las cosas, han fijado la graduación de lenta escala de nuestra vida interior. Sus escalones son pasos del regreso del alma desde la profunda aventura del nacimiento material, una escalera de ascenso liberador y peldaños que la Naturaleza sube hacia la deidad. Antaño en la vigilia de una mirada inmortal su: Naturaleza. esa escala había marcado su gigantesca inmersión de descenso,

el inmenso y postrado salto de la caída de una divinidad. Nuestra vida es un holocausto del Supremo. La gran Madre del Mundo por su sacrificio ha hecho de su alma el cuerpo de nuestro estado; aceptando aflicción e inconsciencia la caída en la imperfección de la divinidad desde su propio esplendor tejió la base de innumerables motivos de todo lo que nosotros somos. Un ídolo del ser es nuestra mortalidad. Nuestra tierra es un fragmento y un residuo; su poder está formado con la materia de mundos más grandes

99

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

e impregnado del lustre de sus colores deslucido por su somnolencia; un atavismo de nacimientos más altos es suyo, sus: nacimientos. su sueño es turbado por sus enterradas memorias que rememoran las perdidas esferas desde las que cayeron. *

su: de la tierra. Fuerzas insatisfechas se agitan en su pecho;

su: id.

su: id.

son partícipes de su creciente destino más grande y de su regreso hacia la inmortalidad; consienten compartir su sino de nacimiento y de muerte; encienden destellos parciales del Todo y guían su ciego espíritu laborioso a componer una exigua imagen de la poderosa Totalidad. La calma y luminosa Presencia interior aprueba su trabajo y guía al Poder que no ve. Su vasto designio acepta un modesto comienzo. Un intento, un borrador a medio hacer es la existencia del mundo; sus líneas dudan de su escondido significado, sus curvas no llegan a unir el grandioso final pretendido. Sin embargo una primera imagen de grandeza vibra en él, y cuando los ambiguos abigarrados trazos hayan encontrado la multicoloreada unidad hacia la cual avanzan, el júbilo del Artista se reirá de las reglas de la razón; súbitamente la divina intención será percibida, el fin justificará la segura técnica de la intuición. Habrá un diagrama de muchos mundos que se encuentran, cubo y cristal de unión de los dioses; una Mente pensará tras la máscara sin mente de la Naturaleza, una consciente Vastedad colmará el inmemorial tosco Espacio mudo. Este tenue e incierto bosquejo de alma llamado hombre destacará del trasfondo del Tiempo inmenso radiante resumen de la eternidad, pequeño punto que revelará las infinidades. Un proceso del Misterio es el universo. Al principio fue establecida una extraña anómala base, un vacío, una cifra de una secreta Totalidad, en la que el cero contenía al infinito en su suma y Todo y Nada eran un único término,

100

CANTO I: LA ESCALERA CÓSMICA

un eterno negativo, la matriz de la Nada: entre sus formas nace siempre el Niño que vive por siempre en las vastedades de Dios. Un lento movimiento inverso tuvo lugar entonces: un gas fue expelido desde un invisible Fuego, de sus densos anillos se formaron estos millones de estrellas; sobre el recién nacido suelo de la tierra fue escuchado el paso de Dios. A través del espeso humo de la ignorancia de la tierra una Mente comenzó a ver y a admirar las formas y buscó a tientas el conocimiento en la Noche inconsciente: atrapada en el ciego aferramiento de la piedra la Fuerza trazó su plan y construyó en sueños este inmenso mundo mecánico, para que la Materia pudiera crecer consciente de su alma y cual atareada comadrona la fuerza de vida hiciera dar a luz al cero que es portador del Todo. Porque ojos eternos volvieron hacia los abismos de la tierra la lúcida claridad de una pura mirada y vieron una sombra de lo Incognoscible reflejada en el ilimitado sueño del Inconsciente, la búsqueda de la creación del ser comenzó su andadura. Un espíritu soñaba en el burdo girar cósmico, la mente fluía inconsciente en la savia de la vida y los pechos de la Materia amamantaban la divina Idea. Había nacido un milagro de lo Absoluto; el infinito vestía un alma finita, la inmensidad del océano vivía dentro de una gota errante, un cuerpo creado en el tiempo albergaba lo Ilimitable. Para vivir este Misterio vinieron aquí nuestras almas.

Sección III

Un Vidente en el interior que conoce el plan decretado que se oculta tras nuestros breves pasos, inspira nuestro ascenso hacia alturas que no divisamos como una vez lo hizo al salto abismal hacia la tierra y la vida.

Su: Vidente. Su llamada había alcanzado al Viajero del Tiempo.

Aparte en una profunda soledad, viajaba en su silenciosa y solitaria fortaleza

101

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

llevando la carga del deseo del mundo. Una amorfa Calma llamaba, una innominada Luz. Por encima de él estaba el blanco Rayo inmóvil, a su alrededor los Silencios eternos. No había plazo fijado para el intento de alto alcance; mundo tras mundo desvelaban sus guardados poderes, cielo tras cielo sus profundas beatitudes, mas todavía el invisible Imán atraía su alma. Figura sola en la gigantesca escalera de la Naturaleza, ascendía hacia un final indiscernible en la desnuda cima de las cosas creadas.

FIN DEL CANTO UNO

102

CANTO II: EL REINO DE LA MATERIA SUTIL

Canto II: El Reino de la Materia Sutil

Sección I

Aswapati.

En el impalpable ámbito del yo secreto, este imperceptible vasto soporte del ser exterior separado de la visión por la sólida cerca de la tierra, entró en un mágico aire de cristal y encontró una vida que no vivía por la carne, una luz que hacía visibles cosas inmateriales. Refinado grado en la jerarquía de la maravilla, el reino de mágica artesanía de la Materia sutil perfilaba contra un cielo de vivos colores, destacando de un trance de esplendor y de bruma, la mágica revelación de su parte frontal. Un mundo de tipos más primorosos está cerca del nuestro, en el que, no desfiguradas por la distorsionante visión de la tierra, todas las figuras son bellas y verdaderas todas las cosas. En ese luminoso ambiente místicamente claro los ojos eran puertas a un sentido celestial, el oído música y el tacto un encanto, y el corazón recibía un aliento más profundo de poder.

sus: nat. tierra.

sus: id.

Allí residen los radiantes orígenes de la naturaleza de la tierra: los perfectos planos en los que diseña sus tareas, los distantes resultados de su fuerza al trabajo, reposan en un armazón de establecido destino. Acometidos ahora vanamente o logrados en vano, ya fueron planeados y fijados allí el tiempo y la apariencia de sus futuros dominios en los suntuosos lineamientos trazados por el deseo. El dorado planteamiento de las laberínticas tramas de la mente, las riquezas no encontradas o todavía no recogidas por nuestras vidas, no empañadas por el alcance del pensamiento mortal aguardan en esa diáfana atmósfera. Nuestros vagos comienzos allí son sorprendidos,

103

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

nuestros términos medios esbozados en líneas proféticas, nuestros alcanzados fines viven anticipados. Este brillante techo de nuestro abatido plano, interceptando la libre dádiva del aire del cielo, admite pequeñas irrupciones de poderoso aliento o fragantes vías a través de celosías de oro; protege la techumbre de nuestra mente terrestre de soles inmortales y de la persistencia de la lluvia de Dios, aunque deja paso a un extraño resplandor irisado, y brillantes rocíos gotean desde el cielo de lo Inmortal. Un pasaje para los Poderes que mueven nuestros días, oculto tras estos muros más burdos de la Naturaleza, un vaporoso vestíbulo nupcial de la Mente con la Forma permanece oculto por un tapiz de sueños; los designios del cielo se deslizan a su través como a través de un velo, su visión interior sostiene esta escena exterior. Una consciencia más sutil con líneas más felices, posee un tacto que nuestro toque no puede alcanzar, una pureza de sensación que jamás percibimos; su intercesión con el Rayo eterno inspira nuestros breves intentos transitorios de la tierra hacia la belleza y la perfecta forma de las cosas.

sus: Niño.

En habitaciones de joven divinidad de poder y temprano juego del Niño eterno las corporeizaciones de sus excelsos pensamientos bañadas en brillantes tintes indelebles de maravilla y arrulladas por susurros de ese aire transparente toman reposo de coloridos sueños cual pájaros en árboles eternos antes de zambullirse para flotar en el océano del tiempo de la tierra. Todo lo que aquí parece tiene allí un semblante más hermoso. Cuanto nuestros corazones conciben, nuestras mentes crean, perdiendo parte de su superior belleza original, de allí exiliado consiente aquí un matiz terreno. Cuanto hay aquí de visible encanto y gracia encuentra allí sus líneas perfectas e inmortales; todo lo aquí bello es allí divino.

104

CANTO II: EL REINO DE LA MATERIA SUTIL

Hay allí figuras no imaginadas por la mente humana: cuerpos que carecen de homólogos terrestres atraviesan el iluminado trance del ojo interior y arrebatan el corazón con su paso celestial persuadiendo al cielo para habitar esa asombrosa esfera. Las maravillas del futuro deambulan en sus abismos; lo viejo y lo nuevo es modelado en esas profundidades: un carnaval de belleza invade las alturas en ese reino mágico de visión ideal. En sus antecámaras de espléndida privacidad materia y alma en consciente unión se encuentran como amantes en un lugar solitario y secreto: en el abrazo de una pasión todavía no desventurada unen su fuerza, su dulzura y su deleite y al fundirse hacen de los mundos elevado e inferior uno. Intruso desde el amorfo Infinito que se atreve a irrumpir en el reino de lo Inconsciente, el salto del espíritu hacia el cuerpo toca fondo. Aunque todavía no envuelto en las peculiaridades terrenales, exhibe ya perdurables muerte y nacimiento, para que la forma celestial pueda convencer a los abismos, recubrimiento de su inmortalidad sensible al lustre del rango de quien lo lleva, apto para resistir el estrago del Cambio y del Tiempo. Tejido mezcla de la radiante luz del alma y de la sustancia de la Materia cargada con el signo de la Fuerza, — conjeturado supersticiosamente en el estrecho aire de nuestra mente como abstracta apariencia de fantasma producto de la imaginación, — percibe aquello que los cuerpos terrestres no pueden sentir y es más real que esta estructura más grosera. Tras la pérdida del manto de la mortalidad su peso es aligerado para potenciar su ascenso; refinado al toque de más sutiles envolturas deja caer las viejas mortajas de tejido más denso, anula el agarre del descendente tirón de la tierra y lleva el alma de un mundo a otro cada vez más elevado,

105

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

hasta que en el desnudo éter de las cimas sólo queda la simplicidad del espíritu, primigenio vestido transparente del ser eterno. Mas cuando debe volver a su carga mortal y al duro conjunto de la experiencia de la tierra, en su regreso recupera esos vestidos más pesados. Pues mucho tiempo antes la sólida vestimenta de la tierra fue forjada mediante la técnica del atómico Vacío, una luminosa envoltura de autodisfraz fue tejida alrededor del secreto espíritu en las cosas. Los reinos sutiles están hechos de esas brillantes envolturas.

*

Este mundo de maravilla con todos sus radiantes dones de visión y de inviolable felicidad, sólo de la expresión se preocupa y de la forma perfecta; hermoso en sus cimas, cuenta con peligrosos planos inferiores; su luz se acerca hasta el borde del lapso de la Naturaleza; confiere belleza al terror de los abismos y ojos fascinantes a los peligrosos Dioses, inviste de gracia al demonio y a la serpiente. Su trance impone la inconsciencia de la tierra, inmortal teje para nosotros el sombrío vestido de la muerte y autoriza nuestra mortalidad.

su: C.sup.*

Este intermediario sirve a una Consciencia superior: recipiente de su disimulada autocracia, es la base sutil de los mundos de la Materia, es lo inmutable en sus mutables formas, en los pliegues de su creativa memoria guarda el tipo inmortal de las cosas perecederas: sus rebajadas potencias fundamentan nuestros caídos poderes; su pensamiento inventa nuestra razonada ignorancia; su sentido genera los reflejos de nuestro cuerpo. Nuestro secreto aliento de más poderosa fuerza no puesta a prueba, el escondido sol de una visión interior de un instante, sus delicadas sugestiones son una fuente oculta para nuestras iridiscentes ricas imaginaciones que toca las cosas comunes con tonos transfiguradores

106

CANTO II: EL REINO DE LA MATERIA SUTIL

hasta que incluso el barro de la tierra crece rico y cálido como los cielos y una gloria resplandece en la decadencia del alma. Su conocimiento es el punto de partida de nuestro error; su belleza viste la fealdad de nuestra máscara de barro, su artista bien comienza nuestro cuento de mal. Un cielo de creativas verdades en lo alto, un cosmos de armoniosos sueños en medio, un caos de formas que se disuelven por debajo, se sumerge perdido en nuestra base inconsciente. Su caída produjo nuestra densa Materia.

Sección II i

Así se efectuó la inmersión de Dios en la Noche. Este caído mundo se convirtió en semillero de almas habitado por la escondida divinidad. Un Ser despertó y vivió en el vacío sin sentido, una Nesciencia inmensa como el mundo se esforzó hacia la vida y el pensamiento, una Consciencia surgió desde el sueño sin mente. Todo aquí es conducido por una inanimada voluntad.

ella: tierra.

*

Así caída, inconsciente, frustrada, densa, inerte, abismada en un inanimado y turbio sopor la tierra yacía, esclava del sueño, forzada a crear con tan sólo una subconsciente memoria anhelante abandonada por una felicidad muerta antes de que ella naciera, prodigio extrañado de su inconsciente pecho. Este cieno debe albergar la orquídea y la rosa, de su renuente ciega substancia debe emerger una belleza que pertenece a esferas más felices.

*

la tierra.

Este es el destino que le ha sido legado, como si un dios muerto dejara una fiducia de oro a una fuerza ciega y a un alma aprisionada. Las partes perecederas de una divinidad inmortal debe reconstruir a partir de fragmentos perdidos, volver a redactar a partir de un documento completo en alguna parte su cuestionable título a su Nombre divino. Un residuo su única herencia, todo lo contiene en su polvo sin forma.

107

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

ella: tierra.

Su gigantesca energía circunscrita a formas exiguas en la lenta tentativa de avance de su poder con el uso tan sólo de frágiles y romos instrumentos, ella ha aceptado como necesidad de su naturaleza y encomendado al hombre como el más espléndido de los trabajos una labor imposible a los dioses. Una vida que apenas sobrevive en un campo de muerte reclama su porción de inmortalidad; un tosco cuerpo a medias consciente sirve como instrumento a una mente que debe recobrar un conocimiento perdido apresado por la tenaza de piedra de la inconsciencia del mundo, y llevando aún estas innumerables ataduras de la Ley un espíritu cautivo debe erigirse como rey de la Naturaleza.

II ii

Un poderoso parentesco es la causa de esta audacia. Todo cuanto intentamos en este imperfecto mundo, mira hacia delante o mira hacia atrás a través del barniz del tiempo a su pura idea y firme arquetipo inviolado en un absoluto arte sin tacha de creación. Aprehender lo absoluto en las formas que pasan fijar el toque de lo eterno en las cosas del tiempo, es aquí la ley de toda perfección. Un fragmento es captado aquí del plan de los cielos; de otro modo nunca podríamos esperar una vida más grande y el éxtasis y la gloria no podrían ser. Incluso en la pequeñez de nuestra mortal condición, incluso en esta casa prisión de la forma exterior, un brillante pasadizo para la infalible Llama es horadado a través de gruesos muros de nervio y cerebro, un Esplendor presiona o un Poder irrumpe, la gran barrera inerte de la tierra es removida un poco, el sello inconsciente es levantado de nuestros ojos y nos transformamos en recipientes de poder creativo. El entusiasmo de una divina sorpresa invade nuestra vida, sentimos una mística exaltación, una alegre angustia tiembla en nuestros miembros; un sueño de belleza danza a través del corazón,

108

CANTO II: EL REINO DE LA MATERIA SUTIL

That.

un pensamiento de la Mente eterna se aproxima, indicaciones lanzadas desde lo Invisible despertando del sueño del Infinito llegan a nosotros, símbolos de Eso que todavía nunca fue realizado. Pero pronto la inerte carne deja de responder, declina entonces la sagrada orgía de deleite, la llama de pasión y la marea de poder nos son arrebatados y aunque una resplandeciente forma, imaginada suprema, permanece para asombro de la tierra muy poco de lo expresado ha dejado una huella. A medias ven los ojos de la tierra, sus fuerzas a medias crean; sus trabajos más originales son copias del arte de los cielos.

sus: tierra.

Esplendor de dorado artificio, obra maestra de inspirado mecanismo y funcionamiento, sus formas ocultan lo que albergan y sólo imitan el no captado milagro de las formas autonacidas que por siempre viven en la mirada del Eterno. Aquí en un difícil mundo a medias terminado hay una lenta labor de Poderes inconscientes; aquí está la ignorante mente conjetural del hombre, su talento nacido en un suelo inconsciente.

su: del hombre. Su arte es copiar en copias de la tierra.

Pues cuando se esfuerza por cosas que a la tierra exceden, demasiado rudas las herramientas del trabajador, demasiado tosca su propia materia, y a duras penas con la sangre de su corazón termina su transitoria casa de la divina Idea, su esbozo de una posada en el Tiempo para lo Nonato. Nuestro ser se estremece con elevadas memorias lejanas y querría hacer descender aquí sus atemporales significados, pero, demasiado divinas para el esquema de la Naturaleza de la tierra, fuera de nuestro alcance fulguran las eternas maravillas. Absolutas moran, nonatas, inmutables, inmaculadas en el aire eterno del Espíritu, inmortales en un ámbito de Tiempo inmóvil y en permanente ensoñación en su espacio profundo. Sólo cuando hemos ascendido por encima de nosotros mismos,

109

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

una línea de lo Trascendente encuentra nuestro camino y nos une a lo eterno y verdadero; nos trae la inevitable palabra, el acto divino, los pensamientos que no mueren jamás. Una onda de luz y de gloria envuelve el cerebro, y descendiendo por la desvaneciente ruta del momento llegan las figuras de la eternidad. Como visitantes de la mente o huéspedes del corazón desposan por un instante nuestra mortal brevedad, o a veces en una rara mirada reveladora son captados por la delicada suposición de nuestra vista. Aunque sólo comienzos y primeros intentos, esos destellos apuntan al secreto de nuestro nacimiento y al escondido milagro de nuestro destino. A lo que allí somos y aquí en la tierra seremos le es puesta imagen en un contacto y una llamada. En tanto la imperfección de la tierra es nuestra esfera, el cristal de nuestra naturaleza no muestra nuestro ser real; esa grandeza todavía permanece postergada en el interior. El incierto futuro de la tierra esconde nuestra herencia: la Luz ahora distante crecerá nativa aquí, la Fuerza que nos visita se convertirá en nuestro camarada poder; lo Inefable encontrará una voz secreta, el fuego del Imperecedero consumirá la pantalla de la Materia haciendo de este cuerpo mortal el vestido de la divinidad. La grandeza del Espíritu es nuestro origen eterno y será nuestra corona en el Tiempo perenne. Un vasto Desconocido está a nuestro alrededor y dentro; todas las cosas están envueltas por el dinámico Uno: un sutil lazo de unión une todas las vidas. Toda la creación es una única cadena: no estamos solos en un esquema cerrado entre la deriva de una Fuerza inconsciente y un incomunicable Absoluto. Nuestra vida es un acicate en un sublime rango del alma, nuestro ser mira más allá de sus muros mentales

110

CANTO II: EL REINO DE LA MATERIA SUTIL

y se comunica con mundos más grandes; hay tierras más brillantes y cielos más amplios que los nuestros.

su: Ser.

Hay reinos en donde el Ser permanece abismado en sus propias profundidades; percibe en su inmenso corazón dinámico a sus innominadas, no formadas, nonatas potencias clamar por expresión en la amorfa Vastedad: inefables más allá de Ignorancia y muerte, las imágenes de su Verdad eterna miran hacia fuera desde una cámara de su alma autoabsorta: como si ante su propia mirada interior de testigo el Espíritu sostuviera su reflejado yo y elaborara, el poder y la pasión de su corazón eterno, las figuras de su éxtasis amorfo, las grandezas de su multitudinario poder. De ahí llega la mística substancia de nuestras almas al prodigio del nacimiento de nuestra naturaleza, allí está la no caída altura de todo cuanto somos y la fuente sin fecha de todo cuanto esperamos ser.

*

En cada plano el hierático Poder, iniciado de verdades no pronunciadas, sueña en transcribir y hacer parte de la vida en el estilo que le es natural y propio y en su lengua viva algún rasgo de la perfección del Nonato, alguna visión captada en la Luz omnisciente, algún lejano tono de la inmortal Voz del rapsoda, algún éxtasis del Gozo todo creador, alguna forma y diseño de la Belleza inexpresable. Mundos hay allí más cercanos a esos reinos absolutos, en donde la respuesta a la Verdad es súbita y segura y el espíritu no está aprisionado por su armazón ni los corazones por afilada división alcanzados y rasgados y el deleite y la belleza son sus habitantes y el amor y la dulzura son la ley de la vida.

Una substancia más delicada en un molde más sutil da cuerpo a la divinidad con que la tierra sólo sueña; su:subs. delicada. su resistencia puede dar alcance a los raudos pies de la alegría;

111

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

franqueando los obstáculos fijos puestos por el Tiempo, la rápida red de un intuitivo abrazo captura la fugitiva felicidad que nosotros deseamos. Una Naturaleza elevada por un aliento más amplio, plástica y pasiva al Fuego que todo lo conforma, responde al toque casual de la flamígera Divinidad: inmune a nuestra inercia de respuesta escucha la palabra a la que son sordos nuestros corazones, adopta la visión de ojos inmortales y, viajera en las vías de línea y color, persigue al espíritu de la belleza hasta su hogar. Así nos acercamos al Todo Maravilla siguiendo su encanto en las cosas como señal y guía; la belleza es la huella que nos muestra por dónde ha pasado, el amor es el ritmo de los latidos de su corazón en pechos mortales, la felicidad la sonrisa de su rostro adorable. Una comunión de entidades espirituales, un prodigio de creativa Inmanencia, hace toda creación profundamente íntima: una cuarta dimensión de sentido estético en la que todo está en nosotros, nosotros en todo, a la amplitud cósmica realinea nuestras almas. Un inflamado rapto une al vidente con lo visto; el artífice y su obra vueltos íntimamente uno alcanzan la perfección por el mágico latido y la pasión de su fundida identidad. Todo lo que lentamente reconstruimos con fragmentos reunidos, o evoluciona a trompicones mediante una prolongada labor, nace allí espontáneo por su eterno derecho. También en nosotros el intuitivo Fuego puede arder; una Luz que actúa, está enroscada en nuestros replegados corazones, en los niveles celestiales está su casa: al descender, puede traer aquí aquellos cielos. Mas raramente arde la llama ni arde durante mucho tiempo; el gozo que reclama de esas alturas más divinas trae breves reminiscencias magnificentes

112

CANTO II: EL REINO DE LA MATERIA SUTIL

y elevados espléndidos atisbos de pensamiento revelador, pero no la total visión y deleite. Un velo es dejado, algo queda todavía retenido, para que, prendadas de la belleza y del gozo, nuestras almas no se olviden de aspirar hacia el Supremo.

Sección III

En ese bello reino sutil detrás del nuestro la forma lo es todo, y los dioses físicos son los reyes. La inspiradora Luz juega en primorosos confines; una belleza sin mácula llega por gracia de la Naturaleza; allí la libertad es la garantía de la perfección: aunque falta la Imagen absoluta, la Palabra encarnada, el puro éxtasis espiritual, todo es un milagro de simétrico encanto, una fantasía de perfecta línea y desarrollo. Allí todo se siente satisfecho consigo mismo y con el todo, rica plenitud por el límite conseguida, maravilla que abunda en la absoluta pequeñez, intrincado rapto desencadenado en un minúsculo espacio: cada ritmo afina con su entorno, cada línea posee una perfección inevitable, cada objeto impecablemente construido para uso y embeleso. Todo está enamorado de su propio deleite. Intacto vive seguro de su perfección en una complacencia celestial de autocontenta inmunidad; alegre de ser, no tiene necesidad de nada más. No había aquí el disgusto del esfuerzo inútil: exento de la ordalía y de la prueba carente de oposición y de dolor, era un mundo que no podía temer ni afligirse. Carecía de la gracia del error y del fracaso, no había cabida para la falta, ni para la caída. De un pleno autocontento extraía a la vez sus descubrimientos de formas de la muda Idea y el milagro de sus rítmicos pensamientos y actos,

113

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

su clara técnica de firmes y redondeadas vidas, su graciosa población de formas inanimadas y la gloria de cuerpos que alientan como los nuestros. Asw.

Asombrado, sus sentidos embelesados con deleite, se movía en un mundo divino y sin embargo familiar admirando prodigiosas formas tan próximas a las nuestras aunque perfectas como juguetes de un dios, inmortales respecto de la mortalidad. En sus estrechos y exclusivos absolutos las escalonadas supremacías de lo finito entronizadas permanecen; ni siquiera sueñan en lo que pudieran haber sido; sólo entre límites este absoluto puede vivir. En una excelencia limitada a su propio plano en la que todo estaba terminado y no se habían dejado resquicios, ni espacios para sombras de lo inconmensurable, ni lugar para la sorpresa incalculable, cautivo de su propia belleza y de su éxtasis, en un círculo mágico operaba el Poder encantado. El Espíritu permanecía atrás desapercibido tras su marco.

*

la vida.

Admirable por el brillante acabado de sus líneas un horizonte azul limitaba el alma; mas se movía en luminosas facilidades, su calado los bajíos del ideal exterior: la vida en sus límites permanecía satisfecha con la felicidad menuda de los actos del cuerpo. Asignada como Fuerza a un limitado rincón de la Mente, apegada a la segura parquedad de su habitación se dedicaba a los pequeños trabajos y jugaba y dormía y no pensaba en un mayor trabajo inacabado. Olvidadiza de sus violentos inmensos deseos, olvidadiza de las alturas de las que surgió, su caminar estaba fijado dentro de un radiante cauce.

id. id.

El bello cuerpo de un alma a gusto, como quien ríe en dulces y soleadas arboledas, como un niño se mecía en su dorada cuna de gozo. La llamada de los espacios no alcanzaba su morada encantada, carecía de alas para un vuelo más amplio y peligroso,

114

CANTO II: EL REINO DE LA MATERIA SUTIL

no afrontaba el peligro del cielo o el de los abismos, no conocía amplios horizontes ni poderosos sueños, ni el anhelo por sus perdidas infinitudes. Una pintura perfecta en un perfecto marco, su: de Asw. este arte como de hadas no podía retener su voluntad: sólo proporcionaba la deliciosa tregua de un momento; despreocupada hora gastada en leve gozo.

el espíritu. Asw.

Nuestro espíritu se cansa de las superficies del ser, trascendido es el esplendor de la forma; se vuelve hacia escondidos poderes y estados más profundos. Así ahora buscaba más allá una luz más grande. Su alma de picos trepadora dejando tras de sí este brillante vestíbulo de la Casa de los Días, abandonó él este perfecto Paraíso material. Su destino permanecía más allá en la inmensidad del Espacio.

FIN DEL CANTO DOS

115

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Canto III: La Gloria y la Caída de la Vida

Sección I

Aswapati.

Un accidentado amplio ascenso atraía ahora sus pies. Respondiendo a la atribulada llamada de una Naturaleza más grande cruzó los límites de la Mente corporal y entró en extensos oscuros ámbitos conflictivos en donde todo era duda y cambio y nada era seguro, un mundo de búsqueda y de fatiga sin reposo. Como uno que encuentra la faz de lo Desconocido, un interpelante sin nadie para darle réplica, atraído por un problema nunca resuelto, siempre inseguro del suelo que pisaba, siempre solicitado por una meta inconstante viajaba a través de un país poblado de dudas en cambiantes confines de base temblorosa. Por delante divisaba una frontera nunca alcanzada de la que se creía a cada paso más próximo ahora, — lejano horizonte de espejismo en retirada. Había allí un nomadeo que no toleraba hogar, un viaje de incontables sendas sin un fin.

Asw.

Nada encontraba que satisficiera su corazón; era un vagabundeo incansable que buscaba y no podía cesar. Allí la vida es lo manifestado Incalculable, un movimiento de océanos inquietos, un largo y venturoso salto del espíritu en el Espacio, una irritante perturbación en la Calma de lo eterno, un impulso y una pasión de lo Infinito.

su: la vida. id.

Asumiendo cualquier forma que su fantasía desea, escapada de la restricción de las formas fijas ha dejado la seguridad de lo probado y conocido. No apacentada por el miedo que camina a través del Tiempo, no asustada por el Sino que persigue y por la Suerte que brota, acepta el desastre como un riesgo común;

116

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

despreocupada del sufrimiento, haciendo caso omiso del pecado y la caída, forcejea con el peligro y con el descubrimiento en las inexploradas extensiones del alma. Existir parecía sólo un largo experimento, el azar de una ignorante Fuerza buscadora que prueba todas las verdades y, sin encontrar ninguna suprema, sigue hacia adelante insatisfecha, insegura de su meta. Según veía una mente interior, así estaba configurada la vida: pasaba de pensamiento en pensamiento, de fase en fase, torturada por sus propios poderes o ufana y dichosa, ahora dueña de sí misma, ahora juguete y esclava. Una inmensa inconsecuencia era la ley de su acción, como si toda posibilidad debiera ser agotada, y la angustia y el gozo fueran juegos del corazón.

sus: vida.

En un galope de vicisitudes de atronadores cascos barría los campos de carrera de la Circunstancia, u, oscilando, se agitaba entre sus alturas y sus abismos, exaltada o destrozada en la inconstante rueda del Tiempo. En medio de un tedioso arrastrarse de deslucidos deseos se retorcía, un gusano entre gusanos en el barro de la Naturaleza, luego, con la estatura de un Titán, tomaba la tierra toda como pasto, ambicionaba los océanos por ropaje, por corona las estrellas y lanzando gritos daba zancadas desde un pico a otro más gigante, clamando por mundos para conquistar y gobernar. Luego, irracionalmente enamorada de la faz de la Aflicción, se hundía en la angustia de las profundidades y, revolcándose, se aferraba a su propia miseria. En dolorosa conversación con su despilfarrado yo escribía el balance de todo lo que ya había perdido, o se sentaba junto al sufrimiento como con un viejo amigo. Un estallido de violentos raptos pronto era agotado, o permanecía atada a un gozo inapropiado perdiendo las alternativas del destino, perdiendo el propósito de la vida. Un escenario fue planeado para todos sus innumerables talantes en el que cada uno pudiera ser la ley y el modo de vida, pero ninguno pudiera ofrecer una pura felicidad;

117

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

sólo un vacilante entusiasmo dejaban detrás o el ardiente deseo que trae consigo una mortal fatiga. En medio de su rauda incalculable variedad algo permanecía insatisfecho, siempre lo mismo y en lo nuevo veía sólo una cara de lo viejo, pues cada hora repetía todo el resto y cada cambio prolongaba el mismo desasosiego. la vida.

Un espíritu de su ser y de su propósito inseguro, cansado enseguida de alegría y felicidad en demasía, necesita la espuela del placer y del dolor y el gusto natural del sufrimiento y de la inquietud: se esfuerza por un resultado que nunca puede conseguir. Un sabor perverso acosa sus sedientos labios: llora por la aflicción que llegó por propia elección, añora el placer que atormentaba con heridas su pecho; aspirando al cielo vuelve sus pasos hacia el infierno. El azar y el peligro ha elegido como compañeros de juego; el terrible vaivén del Destino ha tomado por cuna y asiento. Mas como puro y brillante desde lo Eterno fue su nacimiento un perdido mundo de éxtasis perdura en sus ojos, sus humores son caras de lo Infinito: belleza y felicidad son su natural derecho, y el Gozo imperecedero su casa eterna.

Sección II

sus: Asw.

*

Ahora esto dejaba al descubierto su antigua faz de júbilo, repentina revelación al corazón de la aflicción tentándolo a resistir y a anhelar y a esperar. Incluso en mundos cambiantes desprovistos de paz, en un aire atormentado por la tristeza y por el miedo y mientras sus pies hollaban un suelo inseguro, vio la imagen de un más feliz estado. En una arquitectura de hierático Espacio [girando y ascendiendo hacia las cumbres de la creación, hasta una altura azul nunca demasiado alta para una cálida comunión entre cuerpo y alma, tan lejos como el cielo, tan cerca como el pensamiento y la esperanza,]

118

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

resplandecía el reino de una vida sin aflicción. él: Asw.

Encima de él en una nueva bóveda celeste otra que el firmamento contemplado por ojos mortales, como en un orlado techo de los dioses, archipiélago de risa y de fuego, fluctuaban estrellas desperdigadas en un ondulado océano de cielo. Encumbradas espirales, anillos mágicos de vívidos colores y relucientes esferas de extraña felicidad flotaban a través de la distancia como un mundo de símbolos.

De la dificultad y el esfuerzo no podían participar, en la desgracia no podían ayudar, insensibles al sufrimiento de la vida, al esfuerzo, a la aflicción, su: de la vida. no empañadas por su ira, pesimismo y odio, impasibles, no afectadas, contemplaban grandes planos de visión por siempre beatíficas en su eterno derecho. Absortas en su propia belleza y contento, de su inmortal alegría seguras vivían. Aparte en su propia gloria inmersas, remotas ardiendo flotaban en una vaga neblina resplandeciente, perdurable refugio de sueño luminoso, nebulosa de esplendores de los dioses hecha para los ensueños de la eternidad. Casi increíbles para la fe humana, a duras penas parecían de la materia de las cosas que existen. Como a través de un mágico cristal de televisión perfiladas para un magnificador ojo interior brillaban como imágenes lanzadas desde una remota escena demasiado altas y felices para ser alcanzadas por párpados mortales. Pero próximos y reales para el anhelante corazón y para el apasionado pensamiento y para la sensación del cuerpo están los ocultos reinos de beatitud. En un ámbito cercano no alcanzado que sin embargo percibimos, no afectados por la rigurosa presa de Muerte y Tiempo, escapando de la búsqueda de tristeza y deseo, en brillantes encantadas periferias resguardados permanecen regocijándose en la dicha por siempre.

119

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

En sueño y en trance y en meditación ante nuestros ojos, a través de un espacio interior de visión sutil, de amplios paisajes rapturosos fugaces a la vista, las figuras del perfecto reino pasan y dejan tras ellas una brillante estela de recuerdo. Escenas imaginadas o grandiosos mundos eternos, captados en sueño o sentidos, tocan nuestros corazones con sus profundidades; aparentemente irreales, aunque más reales que la vida, más felices que la felicidad, más ciertos que las cosas ciertas, si fueran sueños o imágenes captadas, la verdad del sueño haría falsas las vanas realidades de la tierra. Allí viven fijados en un súbito momento eterno o por siempre recordados retornan a ojos anhelantes calmos cielos de Luz imperecedera, iluminados continentes de paz violeta, océanos y ríos del regocijo de Dios y países felices bajo soles de color púrpura.

Sección III Esto, antes remota idea del brillo de una estrella o estela de cometa del sueño de la imaginación, tomaba ahora una cercana forma de realidad.

su: Asw.

El abismo entre el sueño-verdad y el hecho de la tierra fue cruzado, los mundos de maravilla de la vida ya no eran sueños; su visión desveló ante sí a todos ellos: sus escenas, sus acontecimientos afluían a sus ojos y a su corazón impactándolos con pura belleza y gozo puro. Una inanimada región más elevada atrajo su mirada cuyos confines se adentraban en un cielo del Yo y desaparecían en una extraña y etérea base. Resplandecía la quintaesencia de la delicia suprema de la Vida. Sobre un espiritual y misterioso pico sólo una elevada transfiguradora línea de milagro separaba la vida del amorfo Infinito y protegía al Tiempo contra la eternidad. De esa amorfa esencia el Tiempo acuña sus formas; el silencio de lo Eterno mantiene el acto cósmico:

120

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

las mudables imágenes de la Fuerza del Mundo han extraído el brío de ser, la voluntad de perdurar de un profundo océano de paz dinámica. Invirtiendo la cúspide del espíritu hacia la vida, ella: F. del Mun. ella emplea las plásticas libertades del Uno para proyectar en actos los sueños de su capricho, su: Uno; sus: ella. la llamada de su sabiduría sujeta sus descuidados pies, su eterna calma inmutable su: Uno. debe tipificar el milagro de su creación. su: de ella. Con las energías carentes de visión del Vacío inventando la escena de un universo concreto, sus: de la escena. con su pensamiento ella ha fijado sus pasos, en sus actos a ciegas ella ve por los destellos de su Luz que todo lo conoce. su: Uno. Ante su voluntad la inescrutable Supermente se inclina para guiar su fuerza que siente pero que no puede conocer, su: Super.; sus: ella. su aliento de poder controla sus inquietos mares y la vida obedece a la Idea gobernadora. su: de ella. su: id.

su: de ella. su: Mente.

Por su voluntad, guiada por una luminosa Inmanencia la atrevida Mente experimentadora recorre su vía a través de oscuras posibilidades en medio de formaciones fortuitas de un mundo inconsciente. Nuestra humana ignorancia se mueve hacia la Verdad para que la Inconsciencia pueda devenir omnisciente, los transmutados instintos configurarse como pensamientos divinos, los pensamientos albergar la infalible visión inmortal y la Naturaleza ascender hacia la identidad de Dios.

su: Naturaleza. El Amo de los mundos por propia voluntad convertido en su esclavo

sus: id. sus: id.

es el ejecutor de sus fantasías: ella ha canalizado los mares de omnipotencia; ella ha limitado por sus leyes lo Ilimitable. El Inmortal se unció a sí mismo para hacer sus trabajos él trabaja en las tareas que su Ignorancia determina, escondido bajo la capa de nuestra mortalidad. Los mundos, las formas que su fantasía de diosa fabrica han perdido su origen en invisibles alturas:

121

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

incluso separados, desviados de su fuente eterna, incluso deformados, oscuros, estropeados y caídos, — puesto que incluso lo caído tiene su pervertido gozo y ella no desperdicia nada que pueda aprovecharse para el deleite, — también éstos pueden retornar a los picos o aquí revocando la sentencia de la caída del espíritu, recobrar su perdida divinidad. Captadas simultáneamente en un barrido de visión eterna vio la nobleza y esplendor de sus zonas de alta cuna Asw. sus: de la Natur. y sus regiones postradas en las más abismales profundidades. En lo alto había una monarquía del yo no caído, abajo el sombrío trance del abismo, el polo opuesto o las sombrías antípodas. Había allí inmensidades de la gloria de los absolutos de la vida: todo reía en una segura inmortalidad y en una eterna infancia del alma anterior a que la oscuridad llegara y el dolor y la aflicción nacieran en donde todos se atrevían a ser ellos mismos y a la vez uno y la Sabiduría jugaba en una inocencia sin pecado con la desnuda Libertad bajo el sol feliz de la Verdad. su: la vida.

Había allí mundos de su risa y tremenda ironía, había allí ámbitos de su gusto por el esfuerzo y por la lucha y las lágrimas; su cabeza apoyaba en el pecho de la amorosa Muerte, el sueño imitaba por un momento la paz de la extinción.

ella: la vida; su: Dios.

Ella ha separado la luz de Dios de su oscuridad para probar el sabor de los desnudos contrarios.

sus: de luz y oscur.

Mezclando aquí en el corazón del hombre sus tonos y matices ha tejido el mutable diseño de su ser, su vida una corriente de encrespado avance en el tiempo, su naturaleza una constante fija movilidad, su alma el cambiante celuloide de una película en movimiento, su personalidad un caótico cosmos.

su: hombre. id.



* su: ser.

La gran creadora con su críptico toque ha convertido en pathos y en poder el propio sueño del ser, de su insondable misterio ha hecho un juego de pasión.

122

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

Sección IV Mas también había mundos a medio camino del cielo. El Velo estaba allí pero no el Sombrío Muro; en formas no tan remotas a la humana comprensión cierta pasión de inviolada pureza irrumpía, un rayo del Gozo original. Los gozos de los cielos pudieran haber sido de la tierra si la tierra fuera pura. Nuestros divinizados sentido y corazón podrían haber alcanzado algún brillante extremo de natural felicidad, alguna emoción de los absolutos de la Supernaturaleza: todas las energías hubieran reído y disfrutado en los difíciles caminos de la tierra sin jamás sentir su cruel filo de dolor, todo amor hubiera jugado sin que hubiera lugar a la vergüenza de la Naturaleza. la tierra. sus: tierra.

Pero ella ha estabulado sus sueños en los atrios de la Materia y todavía sus puertas están atrancadas para las cosas supremas. Estos mundos podían sentir el aliento de Dios visitando sus cimas; había allí algún resplandor de la orilla de lo Trascendente. A través de los blancos eónicos silencios inmortales figuras de encarnada felicidad atravesaban amplios espacios cercanos al sueño de la eternidad. Puras voces místicas en el silencio de la beatitud apelaban a las inmaculadas dulzuras del Amor, reclamando su melifluo toque para conmover los mundos, sus gozosas manos para tomar los miembros de la Naturaleza, su intolerante dulce poder de unión para tomar todos los seres entre sus brazos salvadores, atrayendo hacia su compasión al rebelde y al abandonado para forzar en ellos la felicidad que rehusan. Un canto virginal al invisible Divino, una flamígera rapsodia de blanco deseo atraía una música inmortal dentro del corazón y despertaba el durmiente oído del éxtasis. Una sensación más pura, más ardiente tenía allí su hogar, una exaltada urgencia que los miembros terrenales no pueden mantener; se respiraba un amplio desahogado espacioso aliento y el corazón corría veloz de latido en rapturoso latido. La voz del Tiempo cantaba la alegría del Inmortal;

123

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

inspiración y lírico clamor, los momentos llegaban con éxtasis en sus alas; una belleza inimaginable se movía en una desnudez celestial liberada de límites en las inmensidades del sueño; el grito de los Pájaros de la Maravilla llamaba desde los cielos a los que inmortales viven a las orillas de la Luz. La creación fluía de las manos de Dios; maravilla y rapto recorrían los caminos. Simplemente ser era una delicia suprema, la vida era una feliz risa del alma y el Júbilo era rey con el Amor por ministro. La luminosidad del espíritu revestía allí un cuerpo. Los contrarios de la vida eran amantes o amigos naturales sus: de la vida. y sus extremos afilados bordes de armonía: la Indulgencia llegaba con una tierna pureza y alimentaba al dios en su pecho maternal: allí nadie era débil, así que la falsedad no tenía cabida; la Ignorancia era una delgada sombra que protege a la luz, la Imaginación la libre voluntad de la Verdad, el Placer un candidato al fuego de los cielos; el intelecto era un adorador de la Belleza, la Fortaleza era la esclava de la calma ley espiritual, el Poder descansaba su cabeza sobre los pechos de la Felicidad. Había allí cimas de una gloria inconcebible, autonomías del tranquilo autogobierno de la Sabiduría su: Sabiduría. y elevados dominios de su sol virginal, iluminadas teocracias de la vidente alma entronizadas en el poder del rayo de lo Trascendente. Una visión de grandezas, un sueño de magnitudes en reinos de brillante sol se movían con regia andadura: asambleas, atestados senados de los dioses, potestades de la vida reinaban en sitiales de voluntad de mármol, altas dominaciones y autocracias y laureadas virtudes y armados poderes imperativos. Todos los objetos eran allí magníficos y hermosos, todos los seres vestían una regia impronta de poder.

124

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

*

Allí se sentaban las oligarquías de la Ley natural, violentas cabezas arrogantes servían a una única calma faz de monarca: todas las posturas del alma revestían divinidad. Allí coincidían las ardientes mutuas intimidades de la alegría de dominar y de la alegría de servir que el Amor impone en el corazón del Amor que obedece y que mantiene el cuerpo del Amor bajo un rapturoso yugo. Todo era un juego de encuentro de majestades. Pues la adoración eleva la reclinada fortaleza del adorador junto a la satisfacción y al gozo del dios a quien su alma adora: el soberano es allí uno con todo lo que gobierna; para él que sirve con un libre y ecuánime corazón la obediencia es su principesca escuela de aprendizaje, diadema y privilegio de su nobleza, su confianza es un elevado idioma natural, su servicio una soberanía espiritual.

Había allí reinos en donde el Conocimiento se reunía con la Fuerza creativa en su excelsa casa y la hacía toda ella suya: el gran Iluminado abarcaba sus resplandecientes miembros sus: F.c. y los colmaba con la pasión de su rayo su: F.; su: C. hasta que todo su cuerpo era su transparente hogar y su alma toda una réplica de su alma. id. Apoteósica, transfigurada por el toque de la sabiduría, sus días se convertían en un sacrificio luminoso; inmortal polilla en feliz e inextinguible fuego, ella: F.; su: C. ardía ella en su dulce intolerable llama. sus: F.

Una Vida cautiva desposaba a su conquistador. su: C.; su: F. En su amplio cielo construyó ella su mundo de nuevo;

dio al calmo paso de la mente la velocidad del motor, al pensamiento la necesidad de vivir lo que el alma veía, a la vida un ímpetu para conocer y ver. su: C.; su: F. Su esplendor la abrazaba, su pujanza se aferraba a él;

ella coronaba la Idea rey con vestiduras púrpuras, su: F. ponía su mágico cetro serpentino en el puño del Pensamiento, hacía figuras de las rítmicas formas de su visión interior su: C. sus: F.; su: C. y de sus actos el cuerpo vivo de su voluntad.

125

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Flamígero trueno, relámpago creador, su: C.; su: F. su victoriosa Luz cabalgaba sobre su Fuerza inmortal; un poderoso galope de centauro portaba al Dios. La vida entronizada con la mente, una doble majestad. Había allí mundos de una felicidad excelsa y grave y de acción teñida de sueños, de risa teñida de pensamiento, y la pasión allí podía esperar por su deseo hasta que escuchaba la cercana proximidad de Dios. Había allí mundos de un infantil regocijo y alegría; una despreocupada jovialidad de mente y corazón encontraba en el cuerpo un instrumento celestial; iluminaba con halo dorado el contorno del deseo y predisponía los miembros del deificado animal a divinos retozos de amor, belleza y gozo. En un suelo radiante que se miraba en la sonrisa del cielo el súbito impulso de vida ni decaía ni se paraba: desconocedor de la fatiga, felices eran sus lágrimas. Trabajar era allí un juego y el juego el único trabajo, las tareas del cielo un entretenimiento de poder divino: celestial bacanal por siempre pura, no sustentada por la debilidad como en las mortales estructuras la vida era un sin fin de estados de rapto: la edad nunca llegaba, la preocupación jamás fruncía el ceño.

su: niños.

Imponiendo en la seguridad de las estrellas la carrera y la risa de poderes inmortales, los desnudos niños-de-dios corrían en sus campos de juego surcando los vientos con esplendor y presteza; de la tormenta y del sol compañeros, jugaban con la blanca cabellera de agitados mares, aniquilaban la distancia pisoteada hasta la muerte bajo sus ruedas y se medían en las arenas de su fuerza. Imperiosos en su resplandor como los soles encendían el cielo con la gloria de sus miembros extendidos como una divina largueza hacia el mundo. Sortilegio para forzar el corazón al puro deleite, portaban el orgullo y el dominio de su encanto

126

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

como estandarte de la Vida en los caminos del Espacio. Las ideas eran luminosas compañeras del alma; la mente jugaba con la palabra, lanzaba jabalinas de pensamiento, mas no necesitaba el esfuerzo de esos instrumentos para conocer; el conocimiento era como lo demás un juego de la Naturaleza. Investidos con el luminoso rayo de limpio corazón, infantes herederos del temprano instinto de Dios, arrendadores a perpetuidad del Tiempo estremeciéndose todavía con el gozo de la primera creación, impregnaban la existencia con la juventud de su alma. Una exquisita y vehemente tiranía, la intensa compulsión de su voluntad de gozo derramaba en el mundo sonrientes corrientes de felicidad. Reinaba allí un aliento de grandioso contento espontáneo, un afortunado transcurrir de los días en un aire tranquilo, una corriente de amor y paz universales. Una soberanía de incansable dulzura vivía como una canción de dicha en los labios del Tiempo. Un amplio orden espontáneo liberaba la voluntad, aleteo a pleno sol del alma hacia la felicidad, aliento y grandeza del acto libre de trabas y súbita libertad dorada del fuego del corazón. Allí no había la falsedad de la separación del alma, allí no llegaba el retorcimiento del pensamiento o de la palabra a despojar la creación de su natural verdad; todo era sinceridad y fuerza natural. La libertad era regla única y ley suprema. En feliz sucesión ascendían o descendían esos mundos: en reinos de rara belleza y sorpresa, en campos de grandeza y de poder de titán, la vida jugaba a sus anchas con sus inmensos deseos. la vida.

id.

Un millar de Edenes podía construir sin pausa; no había límite fijado a su grandeza y a su gracia ni a su celestial diversidad. Despierta por el grito y la agitación de innumerables almas, surgidas del seno de algún profundo Infinito,

127

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

su: vida.

sonriente como un recién nacido al amor y a la esperanza, alojando en su naturaleza el poder del Inmortal, portando en su pecho la Voluntad eterna, no necesitaba otra guía que su corazón luminoso: la caída no degradaba la divinidad de sus pasos, ni la Noche intrusa había llegado para cegar sus ojos. Uso allí no había para mezquino círculo o cerca; cada acto era una perfección y una alegría.

*

Sección V Asw.

Abandonada a los humores de su veloz fantasía y al ricamente coloreado tumulto de su mente, iniciada de divinos y poderosos sueños, mágica constructora de formas innumerables explorando las medidas de los ritmos de Dios, a su gusto componía su mágica danza de maravilla, Dionisíaca diosa de deleite, Bacante de éxtasis creativo.

Vio este mundo de felicidad y percibió su llamada, mas no encontró forma de penetrar en su alegría; no existía puente a través de la sima de consciencia. Un aire más sombrío todavía rodeaba su alma atada a una imagen de vida atribulada. Pese a la anhelante mente y al añorante sentido, a un entristecido Pensamiento por la gris experiencia conformado y a una visión ensombrecida por la preocupación y el pesar y el adormecimiento todo esto parecía sólo un espléndido sueño deseable concebido en la añorante distancia por el corazón de quien camina en la penumbra del dolor de la tierra.

id.

Aunque había sentido el abrazo de lo Eterno, su naturaleza vivía demasiado próxima a los mundos sufrientes, y en donde él estaba había accesos de la Noche. Apenas, acuciado de demasiado cerca por la preocupación del mundo, puede el denso molde en el que hemos sido fabricados responder con pura alegría a la alegría, con pura luz a la luz. Porque su atormentada voluntad de pensar y de vivir despertó inicialmente a una mezcla de dolor y de placer

128

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

y todavía conserva el hábito de su nacimiento: una terrible dualidad es nuestra existencia. En los ásperos comienzos de este mundo mortal no había vida ni el juego de la mente ni el deseo del corazón. Cuando la tierra fue construida en el Vacío inconsciente y nada había excepto el escenario material, identificados con el mar con el cielo y con la piedra sus jóvenes dioses suspiraban por la liberación de las almas dormidas en los objetos, difusas, inanimadas. En esa desolada inmensidad, en esa desnuda belleza, en la sorda quietud, en medio de desapercibidos sonidos, pesada era la no compartida carga de la Divinidad en un mundo que no tenía necesidades; pues nadie había allí para sentir o para recibir. Esta sólida masa que no toleraba el pálpito del sentido su: jóv. dioses. no podía contener su vasto impulso creativo:

ya no inmerso en la armonía de la Materia, el Espíritu perdió su estatuesco reposo. el espíritu.

En el indiferente trance tentó por la visión, pasionó por los movimientos de un consciente corazón, famélico de palabra y de pensamiento y de dicha y de amor, en el insensible mudo girar de noche y día ansió el latido del anhelo y la respuesta. La ecuánime inconsciencia sacudida por un toque, el intuitivo Silencio tembloroso por un nombre, clamaron a la Vida para que invadiera el insensible molde y en las formas brutas despertara la divinidad. Una voz fue oída en el mudo globo rodante, un murmullo clamaba en el sordo Vacío. Un ser parecía alentar donde antes nadie había: algo confinado en las inanimadas profundidades insensibles, negado a la existencia consciente, perdido para el gozo, se dio la vuelta como quien duerme desde un tiempo sin fecha.

su: algo.

Consciente de su propia enterrada realidad, recordando su olvidado ser, su olvidado derecho, anheló conocer, aspirar, disfrutar, vivir.

129

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

La vida escuchó la llamada y abandonó su nativa luz.

la vida.

id.

Desbordando desde su brillante espléndido plano en la rígida contracción y expansión del mortal Espacio, también aquí el gracioso Ángel de grandes alas derramó su esplendor y su ímpetu y su dicha, confiando colmar un hermoso nuevo mundo con la alegría. Como llega una deidad al pecho de un mortal y colma sus días con su celestial abrazo, descendió para construir su casa en las formas que pasan; a la matriz de la Materia arrojó el fuego de lo Inmortal, en la insensible Vastedad despertó pensamiento y esperanza, con su encanto y su belleza golpeó la carne y el nervio y forzó la delicia en el insensible marco de la tierra. Vivo y vestido con árboles y con hierbas y con flores el magno cuerpo pardo de la Tierra sonrió a los cielos, azur replicó al azur en la risa de los mares; nuevas criaturas sensibles colmaron las invisibles profundidades, la gloria y la intensidad de la vida corrían en la belleza de las bestias, el hombre osaba y pensaba y contrastaba el mundo con su alma. Mas cuando el mágico aliento venía de camino, y antes de que sus dones pudieran alcanzar nuestros aprisionados corazones, una oscura ambigua Presencia lo cuestionó todo. La secreta voluntad que se viste a sí misma con la Noche y ofrece al espíritu la ordalía de la carne, impuso una mística máscara de muerte y de dolor.

id.

Confinada ahora en los lentos y sufrientes años permanece la alada y maravillosa andarina y ya no puede recobrar su más feliz estado, sino que debe obedecer la inerte ley de lo Inconsciente, insensible fundamento de un mundo en el que límites ciegos han sido impuestos a la belleza y aflicción y alegría como forcejeantes camaradas viven. Un sombrío y terrible mutismo cayó sobre ella: abolido fue su poderoso espíritu sutil y fenecido su don de la infantil felicidad de un dios, toda su gloria transmutada en pequeñez

130

CANTO III: LA GLORIA Y LA CAÍDA DE LA VIDA

y toda su dulzura en un lisiado deseo. Alimentar la muerte con sus trabajos es aquí el sino de la vida. Así velada fue la inmortalidad que ella aparentaba, infligiendo consciencia en las cosas inconscientes, un episodio en una muerte eterna, un mito del ser que debe cesar por siempre. Tal fue el maléfico misterio de su cambio.

FIN DEL CANTO TRES

131

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Canto IV: Los Reinos de la Vida Pequeña

Un mundo tembloroso inquieto vacilante nacido de ese doloroso encuentro y eclipse sus: la vida. aparecía en la desolación que sus pies habían hollado, una bullente oscuridad, una agitada búsqueda. Sección I

Era la convulsión de una fuerza semiconsciente apenas despierta del sueño de lo Inconsciente, atada a una Ignorancia guiada por el instinto, que intenta encontrarse a sí misma y encontrar su lugar entre las cosas. Pobreza y desvalimiento por única herencia, asaltada por recuerdos fugitivos cuando apresados, acosada por una olvidada esperanza sustentadora, se esforzaba desde una ceguera como de manos que van a tientas en colmar la dolorosa y catastrófica brecha entre el sufrimiento de la tierra y el gozo desde el que la Vida descendió. Un mundo siempre a la búsqueda de algo perdido, persigue la alegría que la tierra no ha sido capaz de conservar.

su: un mundo.

Demasiado cerca de nuestras puertas su inapaciguable inquietud para que la paz pueda vivir en el inerte sólido globo: ha unido su avidez a la avidez de la tierra, ha contagiado la ley de la ansiedad a nuestras vidas, ha hecho de la necesidad de nuestro espíritu un abismo insondable. Una Influencia entró en la noche y el día mortales, una sombra se extendió sobre la raza nacida en el tiempo; en la agitada corriente [por donde discurre el ciego pulso del corazón y el latido del nervio de la sensación despierta al sentido que separa el sueño de la Materia de la Mente consciente,] se extravió una llamada desconocedora de por qué venía. Una Fuerza de más allá del ámbito de la tierra ha tocado la tierra; el reposo que pudiera haber sido no puede ser; un anhelo sin forma pasiona en el corazón del hombre, hay en su sangre un clamor por cosas más felices:

132

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

si no hubiera podido pasear en un suelo libre y soleado con la infantil mente ajena al dolor de las bestias o vivir feliz, indolente, como el árbol y la flor. La Fuerza que vino sobre la tierra para bendecir, se ha quedado en la tierra para sufrir y aspirar. Silenciada ha quedado la risa infantil que corría a través del tiempo: la natural alegría de vivir del hombre ha sido nublada y la tristeza es la cuidadora de su destino. El contento sin pensamiento del animal ha quedado atrás, la preocupación y la reflexión agobian su andar cotidiano; él ha surgido a la grandeza y al descontento, él es consciente de lo Invisible. Buscador insaciable, tiene todo por aprender: ya ha agotado los actos superficiales de la vida, los escondidos reinos de su ser quedan por explorar. Se transforma en una mente, se convierte en un espíritu y un yo; en su frágil habitáculo crece señor de la Naturaleza. En él la Materia despierta de su prolongado y oscuro trance, en él la tierra siente la Divinidad que se aproxima. Poder sin ojos que no ve siquiera su propósito, inquieta ávida energía de Voluntad, la vida arrojó su semilla en el indolente molde del cuerpo; en su feliz torpor despertó una ciega Fuerza compeliéndolo a la sensación y a la búsqueda y al sentimiento. En la enorme tarea del Vacío perturbando con sus sueños la inmensa rutina y el rodar inerte de un durmiente universo la poderosa prisionera luchaba por la liberación. Por su anhelo despertó a la vida la inerte célula, prendió en el corazón un fuego de pasión y de necesidad, en medio de la profunda calma de las cosas inanimadas surgió su gran voz de esfuerzo y de oración y de lucha.

su: la vida.

Una consciencia que va a tientas en un mundo sordo, un sentido que no guía le fue otorgado para hacer su camino; el pensamiento fue retenido por lo que ahora nada conocía, mas todo lo desconocido era suyo para sentir y captar.

133

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Obedeciendo al impulso hacia el nacimiento de las cosas nonatas eclosionó rompiendo su sello de vida insensible: en su sustancia no pensante de muda energía del alma que no puede expresar lo que sus profundidades adivinan, despertó una ciega necesidad de conocer. De la cadena que la aprisionaba hizo su instrumento; suyos eran el instinto, crisálida de la Verdad, y el esfuerzo y el crecimiento y la forcejeante nesciencia. Insuflando en el cuerpo deseo y esperanza, imponiendo consciencia en la inconsciencia, trajo a la opaca resistencia de la Materia la angustiada demanda de su soberano derecho perdido, su incansable búsqueda, su desconcertado inquieto corazón, sus erráticos pasos inseguros, su clamor por el cambio. Adoradora de una alegría sin nombre, en su oscura catedral de placer a pequeños dioses sombríos ofrece ritos secretos. Mas en vano y sin resultado es el sacrificio, el sacerdote un mago ignorante que sólo realiza infructuosas transformaciones en el plano del altar y arroja ciegas esperanzas a una impotente llama. El peso de transitorios logros ralentiza sus pasos y bajo esta carga apenas puede avanzar; pero las horas la llaman, continúa el camino pasando de pensamiento en pensamiento, de deseo en deseo; su mayor progreso resulta una incrementada necesidad. Insatisfecha de la Materia, se vuelve hacia la Mente; conquista la tierra, su campo, para luego reclamar los cielos. Insensibles, destrozando el trabajo que ella ha hecho las trastabillantes edades pasan sobre su trabajo, sin que todavía una gran luz transformadora haya descendido y ningún rapto revelador tocado su caída. Sólo una vislumbre rasga a veces el cielo de la mente justificando la ambigua providencia que hace de la noche un paso hacia desconocidas auroras o una oscura llave hacia un estado más divino.

134

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

En la Nesciencia comenzó su poderosa tarea, en la Ignorancia continúa su inacabado trabajo, tantea hacia el conocimiento, pero no encuentra la faz de la Sabiduría. Ascendiendo lentamente con pasos inconscientes, abandonada de los Dioses aquí se mueve como un alma infante dejada cerca de las puertas del Infierno vacilante a través de la niebla en busca del Paraíso.

Sección II

En esta lenta ascensión debe él seguir sus pasos incluso a partir de su tenue y sombrío comienzo subconsciente: sólo así puede llegar la salvación final de la tierra. Pues sólo así puede conocer la oscura causa de todo lo que nos posterga y frustra a Dios en el proceso de liberación del alma aprisionada.

Asw.

En sendas de rápido descenso a través de puertas peligrosas se aventuró entrando en una gris oscuridad rebosante de instintos de los abismos sin mente que pujaban por vestir una forma y conquistar un lugar. La Vida era aquí íntima con la Muerte y con la Noche y comía el alimento de la Muerte para poder sobrevivir un poco; era su inquilina y desvalida adoptada. Aceptando la subconsciencia, en el mudo reino de la oscuridad transeúnte, no esperaba nada más. Allí en la distancia de la Verdad y del pensamiento luminoso

vio la casa natal, el separado nacimiento id. Fuerza: la vida. de la destronada, deformada y sufriente Fuerza. Desdichado rostro de la falsedad hecha cierta, contradicción de nuestro divino nacimiento, indiferente a la belleza y a la luz, ostentosamente exhibía su animal desgracia sin tapujos, brutal y desnuda, una auténtica imagen reconocida y rubricada de su descastada fuerza exiliada de cielo y esperanza, caída, regodeándose en la vileza de su estado, la humillación de una fuerza una vez semidivina, la desgraciada penuria de sus bestiales deseos,

135

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

la mirada fija del rostro de su ignorancia, el desnudo cuerpo de su miseria. Desde aquí comenzaba a arrastrarse fuera de su choza de barro en donde había yacido inconsciente, rígida, muda: su estrechez y torpor la atrapaban todavía, presa de una oscuridad no disipada por la Luz. Allí no se acercaba toque redentor de lo alto: mirar hacia arriba era ajeno a su visión, olvidada la valiente divinidad de su andadura; pasadas quedaban la gloria y la felicidad, la aventura en los peligrosos campos del Tiempo: apenas conseguía, revolcándose, subsistir y vivir.

Sección III Una intensa inquieta bruma de Espacio que busca, una región oscura engullida en vagas envolturas, que parecía, sin nombre, sin cuerpo y sin casa, una ciega e informe mente al descubierto, buscaba un cuerpo para trasladar su alma. Su plegaria denegada, tentaba tras el pensamiento. Sin embargo sin energía para pensar, apenas para vivir, se abrió a un extraño y pigmeo mundo en el que esta desdichada magia tenía su origen.

él: Asw.

En sombríos confines en los que Vida y Materia se encuentran deambulaba él entre cosas medio distinguidas, medio barruntadas, perseguido por comienzos nunca asidos y por fines perdidos. Allí nacía la vida pero moría antes de que pudiera vivir. No había suelo firme, ni deriva constante; sólo alguna llama de Voluntad sin mente tenía poder. Él mismo permanecía borroso para sí mismo, percibido a medias, oscuro, como en lucha con el Vacío para existir. En extraños dominios en donde todo era sensación viviente pero no había pensamiento rector ni causa ni orden, sólo un rudimentario corazón de niño lloraba por juguetes de felicidad, la mente parpadeaba, desordenado resplandor incipiente, y fortuitas energías amorfas se dirigían hacia la forma y tomaban cada brizna de fuego como la guía de un sol.

136

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

Esta fuerza de ojos vendados no podía dar un paso pensante; demandando la luz seguía la pista de la oscuridad. Una Fuerza inconsciente tanteaba hacia la consciencia, la Materia golpeada por la Materia centelleaba hacia la sensación, ciegos contactos, lentas reacciones emitían chispas de instinto desde un cubierto lecho subliminal, las sensaciones se apiñaban, mudas sustitutas del pensamiento, la percepción respondía a los despertadores golpes de la Naturaleza pero era todavía una respuesta mecánica, una sacudida, un salto, un comienzo en el sueño de la Naturaleza, y toscos impulsos desbocados abriéndose paso corrían descuidados de cada movimiento que no fuera el suyo propio y, de forma oscura, chocaban con otros aún más oscuros, libres en un mundo de establecida anarquía. La necesidad de existir, el instinto de sobrevivir absorbía la tensa precaria voluntad del momento y un deseo ciego tanteaba por alimento. Los apetitos de la Naturaleza eran la única ley, fuerza forcejeaba con fuerza, sin que ningún resultado permaneciera: únicamente eran logrados una nesciente presa y deriva y sensaciones e instintos que no conocían su origen, sensaciones de placer y sensaciones de dolor tan pronto alcanzadas como perdidas, y el movimiento bruto de vidas sin pensamiento. Era un mundo vano e innecesario cuya voluntad de ser traía pobres y tristes resultados y sufrimiento sin sentido y un gris desasosiego. Nada parecía merecer el esfuerzo de llegar a ser.

Sección IV i Mas no juzgaba así el despierto ojo de su espíritu. su: Asw. Como brilla una solitaria estrella testigo que arde aparte, retirada centinela de Luz, en la deriva y el pulular de una Noche sin mente, único pensador en un mundo sin propósito Asw. a la espera de alguna formidable aurora de Dios, vio la intención de los trabajos del Tiempo. Incluso en aquel sinsentido se había realizado una labor

137

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

preñada de mágica voluntad y cambio divino. Las primeras contorsiones de la serpiente Fuerza cósmica se desenroscaban desde el místico anillo del trance de la Materia; y levantaba su cabeza en el cálido aire de la vida. Todavía no podía deshacerse del profundo sueño de la Noche o ponerse aún los flecos y mechas de maravilla de la mente, colocar sobre la fina pedrería de su capucha la corona del alma o permanecer erguida bajo el brillo del sol del espíritu. Hasta ahora sólo se habían visto abyección y fuerza, el secreto arrastrarse de la consciencia hacia la luz a través de un fértil limo de deseo y de palpitante sentido, bajo la corteza del cuerpo del denso yo un lento fervor trabajando en la oscuridad, la turbia levadura del apasionado cambio de la Naturaleza, fermento de la creación del alma a partir del cieno. Un celestial proceso vestía este gris disfraz, una caída ignorancia en su cerrada noche trabajaba para lograr su sordo indecoroso trabajo, camuflaje de la necesidad de lo Inconsciente para liberar la gloria de Dios en el cieno de la Naturaleza. Su: de Asw. Su visión, espiritual en órbitas encarnadas,

podía atravesar la gris neblina fosforescente y escrutar los secretos del cambiante flujo que anima estas mudas y sólidas células y conduce el pensamiento y el ansia de la carne y el agudo deseo y la avidez de su voluntad.

-

También esto rastreó él a lo largo de su oculta corriente y siguió su curso hasta una fuente milagrosa. Una mística Presencia que nadie puede probar ni regir, creadora de este juego de sol y de sombra en esta dulce y amarga paradójica vida, pide para el cuerpo las intimidades del alma y por la súbita vibración de un nervio liga sus mecánicos latidos a la luz y al amor. Invoca a las durmientes memorias del espíritu desde subconscientes profundidades bajo la espuma del Tiempo;

138

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

olvidadas de su llama de feliz verdad, acercándose con ojos espesos que apenas ven, llegan disfrazadas como sentimientos y deseos, por unos instantes flotan como brozas sobre la superficie y emergen y se hunden en una marea sonámbula. Aunque sus movimientos son impuros, degradados, siempre una verdad celestial anida en las profundidades de la vida; en sus partes más oscuras arde ese fuego. -

Un toque del rapto de Dios en los actos de la creación, un perdido recuerdo de felicidad acecha aún en las mudas raíces de muerte y nacimiento, la insensible belleza del mundo refleja el deleite de Dios. La sonrisa de ese arrobo está secreta por doquier; fluye en el soplar del viento, en la savia de los árboles, su colorida magnificencia florece en hojas y flores. Cuando la vida irrumpió a través de su semiadormecimiento en la planta que sufre y siente pero no puede moverse o gritar, en los animales y en el pájaro alado y en el hombre pensante hizo del ritmo del corazón el latido de su música; forzó el despertar de los inconscientes tejidos y suplicó la felicidad y obtuvo el sufrimiento y se estremeció con el placer y con la risa y con el breve deleite, y tembló con el dolor y ansió el éxtasis.

139. 9.

Imperativo, sin voz, mal entendido, demasiado lejano de la luz, demasiado cercano al corazón del ser, nacido del Gozo eterno de forma extraña en el Tiempo, presiona en el centro del corazón y en el vibrante nervio; su aguda búsqueda rasga nuestra consciencia; nuestro dolor y nuestro placer tienen este aguijón por causa: instigado por él, mas ciego a su verdadero gozo el deseo del alma se lanza hacia las cosas que pasan. Todo impulso anhelante de la Naturaleza al que nadie puede resistir, llega surgiendo a través de la sangre y del arrebatado sentido; un éxtasis del infinito es su causa. En nosotros torna hacia amores y deseos perecederos, hacia la voluntad de conquistar y tener, de tomar y guardar,

139

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

de ampliar el ámbito y el alcance de la vida y el nivel de placer, de batallar y vencer y apropiarse, a la esperanza de unir el gozo propio con el gozo de los otros, al anhelo de poseer y ser poseído, de gozar y ser gozado, de sentir, de vivir. 138.28.

Aquí estaba su temprano breve intento de ser, el súbito final de su momentáneo deleite cuya impronta de fracaso acosa toda vida ignorante. Infligiendo todavía su hábito en las células la sombra de un oscuro y maléfico comienzo persigue como un fantasma todo cuanto soñamos o hacemos.

todo cuanto...

A pesar de que en la tierra son firmes establecidas conductas, una rutina o un sentido de lo que debe ser hecho, una estable repetición dentro del flujo, sin embargo las raíces de su voluntad son siempre las mismas; estas pasiones son la sustancia de la que estamos hechos. Este fue el primer grito del mundo que despertaba. Todavía se aferra en torno nuestro y atenaza al dios. Incluso cuando la razón ha nacido y el alma toma forma, en el animal y en el reptil y en el hombre pensante permanece y es la fuente de toda su vida. También esto fue necesario para que aliento y vida pudieran ser. El espíritu en un finito mundo ignorante debe rescatar así su aprisionada consciencia haciéndola surgir de minúsculos fontanales en puntos inestables desde la hermética inmensidad de lo Inconsciente. Esta Naturaleza vive atada a su origen, una adherencia de fuerza inferior está en ella todavía; de las profundidades inconscientes sus instintos surgen; su vida es vecina de la insensible Nada.

1ª creación.

IV ii

Bajo esta ley un ignorante mundo fue creado. En el enigma de las oscurecidas Vastedades, en la pasión del Infinito que se extravió de sí mismo cuando todo fue sumergido en la negación del Vacío, la noche del No Ser jamás podría haber sido salvada

140

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

si el Ser no se hubiera sumergido en la oscuridad llevando con él su triple mística cruz. Invocando en el mundo temporal la verdad eterna, la beatitud convertida en tristeza, el conocimiento hecho ignorante, la fuerza de Dios convertida en el desvalimiento de un niño pueden traer aquí abajo el cielo mediante su sacrificio. Una contradicción fundamenta la base de la vida: lo eterno, la divina Realidad se ha enfrentado cara a cara con sus propios contrarios; el Ser se convirtió en el Vacío y la Fuerza Consciente en Nesciencia y senda de una ciega Energía y el Éxtasis adoptó la figura del dolor del mundo. *

En una misteriosa ley de dispensación una Sabiduría que prepara sus remotísimos finales planeó comenzar así su lento juego eónico. Búsqueda y lucha y abrazo titubeante de ojos vendados entre una Naturaleza que se muestra a medias y un Alma escondida, un juego del escondite en habitaciones de penumbra, un juego de amor y de odio y de miedo y de esperanza continúa en la guardería infantil de la mente su áspero y duro retozo de las nacidas idénticas gemelas. Hasta que por fin la esforzada Energía puede emerger y encontrar al mudo Ser en campos más amplios; entonces pueden verse y hablarse y, estrechamente pecho con pecho, en una consciencia más amplia, una luz más clara, abrazarse Ambos y luchar y conocerse el uno al otro mirando más de cerca ahora el rostro del compañero de juegos. Incluso en estos deformes enroscamientos pudo él sentir la respuesta de la Materia a un incipiente movimiento del alma. En la Naturaleza vio al poderoso Espíritu escondido, observó el débil nacimiento de una Fuerza tremenda, persiguió el enigma del indeciso paso de la Divinidad, escuchó los tenues ritmos de una gran Musa aún no nacida.

Sección V

Llegó luego un aliento más ardiente de Vida despertante, y surgieron desde el oscuro abismo de las cosas

141

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

2ª creación.

las extrañas creaciones de un sentido pensante, existencias a medias entre sueño y realidad. Era una vida que no esperaba sobrevivir: nacían seres que perecían sin dejar huella, eventos que eran partes de un drama informe y acciones llevadas a cabo por la voluntad de una ciega criatura. Una Fuerza en búsqueda descubría su camino hacia la forma, eran construidos patrones de amor y de alegría y de dolor y figuras símbolo para los talantes de la Vida.

*

Un insecto hedonismo aleteaba y se arrastraba y se solazaba bajo los estremecimientos de superficie de una soleada Naturaleza, y raptos de dragón, agonías de pitón se arrastraban en el pantano y en el lodo y lamían algo de sol. Inmensas fuerzas armadas sacudían un suelo frágil y tembloroso, grandes criaturas poderosas de cerebro enano, y tribus pigmeas imponían su menguada forma de vida. En un enano modelo de humanidad la Naturaleza iniciaba ahora la extrema experiencia y punto culminante del capricho de su designio, luminoso resultado de su semiconsciente ascenso de peldaños entre sus excelencias y sus esperpentos hacia lo masivo desde formas infinitesimales, hacia un sutil equilibrio de cuerpo y de alma, hacia un orden de inteligente pequeñez.

su: Asw.

A su alrededor al latir del Tiempo en los momentos surgió el reino animal, en donde la acción lo es todo y la mente está todavía nacida a medias y el corazón obedece un mudo invisible control. La Fuerza que trabaja a la luz de la Ignorancia, comenzó su experimento animal, colmando con criaturas conscientes su esquema del mundo; pero sólo a lo externo estaban ellas vivas, sólo respondían a toques y superficies y al aguijón de la necesidad que guiaba sus vidas. Un cuerpo que desconocía su propia alma interior, vivía y anhelaba, experimentaba furia y alegría y dolor;

142

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

había allí una mente que descubría el mundo objetivo como un extraño o un enemigo a su puerta: sus pensamientos eran amasados por los golpes del sentido; no captaba el espíritu en la forma, no penetraba en el corazón de aquello que veía; no se preocupaba por el poder que hay más allá del acto, no estudiaba el motivo oculto en las cosas ni luchaba por encontrar el significado de todo ello. -

Había allí seres que revestían forma humana; vivían absortos en la pasión de su escena, mas no conocían quiénes eran o por qué vivían: contentos de respirar, de sentir, de experimentar emociones, de actuar, la vida no tenía para ellos otro propósito que el disfrute de la Naturaleza y el estímulo y el deleite de las cosas exteriores; identificados con la corteza exterior del espíritu, trabajaban para los deseos del cuerpo, no ansiaban nada más. El velado espectador observando desde sus profundidades no fijaba su ojo interior sobre sí mismo ni se dirigía a encontrar el autor de la trama veía sólo el escenario y el drama. Allí no existía la tensión de la preocupación por un sentido más profundo, el fardo de la reflexión no había llegado: la mente miraba a la Naturaleza con ojos ignorantes, adoraba sus dones y temía sus golpes monstruosos.

la mente; sus: Natur. No

reflexionaba en lo mágico de sus leyes, no estaba sedienta de los secretos pozos de la Verdad, simplemente llevaba un registro de los actos recurrentes y ensartaba sensaciones en un vívido hilo: cazaba y huía y venteaba los vientos, o haraganeaba tendida al sol y al aire suave: buscaba los apasionantes contactos con el mundo, pero sólo para alimentar con el gozo las emociones superficiales.

143. 9.

Experimentaban la sensación de la vida en el contacto externo, no podían percibir detrás el contacto del alma. Proteger la forma de su yo del daño de la Naturaleza, disfrutar y sobrevivir era todo su cuidado.

143

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

El estrecho horizonte de sus días quedaba colmado con cosas y criaturas que podían ayudar o dañar: las utilidades del mundo acumulaban sobre su minúsculo yo. Aislados, concentrados en el páramo desconocido, para proteger sus pequeñas vidas de la Muerte que los circundaba construían un delgado círculo de defensa contra el asedio del inmenso universo: depredaban al mundo y al tiempo eran su presa, mas nunca soñaban conquistar y ser libres.

su: F. d. M.

Obedeciendo las sugerencias de la Fuerza del Mundo y a rígidos tabúes una mezquina parte obtenían de su rica despensa; no había un código expreso ni un plan de vida: los modelos de pensamiento de un pequeño grupo fijaban la consuetudinaria ley de comportamiento. Ignorantes del alma salvo como un espectro interior, atados a un mecanismo de vidas iguales y a la monótona sensación habitual y a la pulsión del sentimiento, daban vueltas en los surcos de deseo animal. Cercados en muros de piedra laboraban y guerreaban, conseguían mediante un egoísmo en bandada un pequeño bien o causaban un terrible daño y una cruel aflicción en vidas sensibles pensando que no hacían mal alguno. Ávidos del saqueo de hogares felices y apacibles y saciados con la matanza, el pillaje, la violación y el fuego, hacían de los seres humanos su desvalida presa, un grupo de cautivos conducidos a la desgracia de toda una vida, o hacían de la tortura un espectáculo y una fiesta, burlándose o estremeciéndose con los sufrimientos de sus laceradas víctimas; admirándose a sí mismos como titanes y como dioses ufanamente cantaban sus altas y gloriosas acciones y celebraban su victoria y su espléndida fuerza. Un animal en el instintivo rebaño empujado por los impulsos de la vida, forzado por las comunes necesidades, cada uno en su propia especie veía el espejo de su ego; todo servía al propósito y a la acción del conjunto. Aquellos como él mismo, por sangre o por carácter afín,

144

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

eran para él partes de su vida, sus otros yoes, estrellas integrantes de su nebulosa personal, satélites acompañantes del sol de su yo. Dominador del entorno de su vida, líder de una arrebujada masa humana que se apiña en busca de seguridad en una tierra peligrosa, los reunía a su alrededor como Poderes menores para hacer frente común contra el mundo, o, débil y solo en una tierra indiferente, como una fortaleza para su indefenso corazón, o si no para curar la soledad de su cuerpo. En los que no eran de su especie percibía al enemigo, una desconocida e indeseada fuerza a la que huir y temer, un extraño y un adversario al que odiar y matar. O vivía como vive el animal solitario; en guerra con todo afrontaba su singular destino. Absorto en el acto presente, en los días fugaces, ninguno pensaba en mirar más allá del logro de las horas, o soñaba con hacer de esta tierra un mundo más hermoso, o con sentir algún toque divino que sorprendiera su corazón. La alegría que proporcionaba el momento fugitivo, el deseo alcanzado, el gozo, la experiencia ganada, el movimiento y la velocidad y la fuerza eran júbilo suficiente y los anhelos del cuerpo compartidos y las disputas y el juego, y las lágrimas y las risas y la necesidad llamada amor. En la guerra y en el abrazo estas deficitarias vidas se unían a la Vida Toda, luchadores de una dividida unidad que se infligen mutuamente dolor y felicidad ignorantes del Ser por siempre uno. Armando a sus criaturas con la delicia y la esperanza una a medias despierta Nesciencia luchaba allí para conocer a través de vista y tacto las cosas exteriores. El instinto fue formado; en el abigarrado sueño de la memoria el pasado pervivía como en un océano insondable: convirtiendo en pensamiento a medias el inflamado sentido sus: Nesciencia. sus manos palpaban a su alrededor tentando hacia la verdad,

145

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

agarraba para sí lo poco que podía alcanzar y captar y lo ponía aparte en su cueva subconsciente. Así debe el débil ser crecer en luz y en fuerza y surgir al fin a su más elevado destino, mirar en lo alto a Dios y a su alrededor al universo, y aprender con el fracaso y progresar con la caída y batallar con el entorno y con el destino, mediante el sufrimiento descubrir su alma profunda y poseyéndola crecer a sus propias vastedades. la Nesc.

su: id. id.

En mitad de la andadura se detuvo y no volvió a encontrar su camino. Nada todavía había sido conseguido excepto el comienzo, aunque cerrado pareciera el círculo de su fuerza. Sólo había forjado partículas de ignorancia; sólo la vida podía pensar y no la mente, sólo el sentido podía sentir y no el alma. Sólo cierto calor de la llama de la Vida había prendido, cierta alegría de ser, algunos entusiastas latidos del sentido. Todo era un ímpetu de Fuerza medio consciente, un espíritu desperdigándose anegado en la densa espuma de la vida un vago yo asiéndose a la forma de las cosas. Tras todo ello se movía [en busca de vasijas para contener una primera virginal vendimia de los racimos de Dios, un trasvase al barro de la tierra de la Bienaventuranza celestial, que intoxicara a los aletargados alma y mente un embriagador espeso y áspero vino de éxtasis, incipiente, no vertido aún en una forma espiritual,] oscuro habitante del ciego corazón del mundo, una aún no nacida voluntad de divinidad, un mudo Deseo.

Sección VI Una tercera creación revelaba ahora su faz. Un molde fue creado de la incipiente mente del cuerpo. Un destello de luz prendió la oscura Fuerza Cósmica; dotó a un mundo conducido con la Idea vidente y armó al acto con la punta dinámica del pensamiento: un minúsculo ser pensante contemplaba los trabajos del Tiempo. Una difícil evolución desde abajo

146

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

llamaba a una enmascarada intervención desde arriba; de otra forma este enorme, ciego inconsciente universo pudiera no haber revelado jamás su mente oculta, o tal vez con anteojeras haber trabajado en el animal y en el hombre la Inteligencia que ideaba la escena cósmica. Asw.

Al principio vio un débil poder oscuro de la mente moviéndose oculto en la Materia y en la muda vida. Delgada corriente que fluía dentro del vasto flujo de la vida, agitada y empujada bajo un cielo conductor en medio del oleaje y de un rutilante trémulo batir, liberaba salpicaduras de sensación y olas de sentimiento. En lo profundo de un mundo insensible sus comprimidas olas y espuma de consciencia corrían presionando y arremolinándose a través de un angosto estrecho, llevando la experiencia en su apretado paso. Fluían emergiendo a la luz superior desde la profunda poza de su nacimiento subliminal para alcanzar alguna elevada existencia todavía desconocida. No había allí yo pensante, propósito no había ninguno: todo era tensión desorganizada y vaga búsqueda. A la inestable superficie sólo surgían sensaciones, punzadas y filos de deseo y vuelcos de pasión y breves gritos de emoción, un casual coloquio de la carne con la carne, un murmullo sin palabras del corazón al anhelante corazón, destellos de conocimiento sin la forma de pensamiento y escapes de voluntad subconsciente o tironeos de avidez, todo era un débil chispear en una superficie espumante: giraba alrededor de una sombra del yo a la deriva en un inconsciente flujo de la Fuerza en el Tiempo. Llegó entonces la presión de un Poder vidente que lo atrajo todo hacia una turbia masa danzante que giraba alrededor de un simple punto luminoso, centro de referencia en un campo consciente, figura de una unitaria Luz interior. Alumbraba el impulso del a medias sensible flujo,

147

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

e incluso daba una ilusión de fijeza como si un mar pudiera servir como suelo firme. Ese extraño Poder observador impuso su visión. Forzó en el flujo un límite y una forma, proporcionó a su corriente una orilla más baja y estrecha, trazó líneas para atrapar la carencia de forma del espíritu. Diseñó la mente vital de pájaro y de bestia, la correspondiente al reptil y al pez, modelo primitivo de los pensamientos del hombre. Un movimiento finito de lo Infinito llegó surcando los cielos a través del inmenso aire del Tiempo; un avance de conocimiento se movía en la Nesciencia y guardó en la forma un alma separada. su: del alma. Preservó su derecho a ser inmortal,

aunque le construyó una muralla contra el asedio de la muerte y arrojó un garfio para a aferrarla a la eternidad. Una entidad pensante apareció en el Espacio. Un pequeño mundo ordenado irrumpió a la vista en el que el ser disponía de la celda de su prisión para actuar y ver, un suelo para andar, un despejado aunque exiguo campo de acción. Una personalidad instrumental había nacido, y una limitada y constreñida inteligencia consintió confinar en límites estrechos su campo de búsqueda; amarró el pensamiento a las cosas visibles, prohibiendo la aventura de lo Invisible y el viaje del alma a través de las desconocidas infinitudes. Una razón reflexiva, espejo del hábito de la Naturaleza que iluminó la vida para conocer y fijar su campo, acepta una peligrosa ignorante brevedad y el inconcluso propósito de su recorrido y el provecho que va junto al precario azar de las horas en los asignados límites de su destino. Un poco de alegría y de conocimiento contentaban a este pequeño ser fijado con un nudo y suspendido en un promontorio de su entorno, una pequeña curva aislada del Espacio inconmensurable,

148

CANTO IV: LOS REINOS DE LA VIDA PEQUEÑA

un pequeño arco de vida en toda la inmensidad del Tiempo. Existía un pensamiento que planeaba, una voluntad que se esforzaba, aunque para metas menudas dentro de un ámbito limitado, derrochando un esfuerzo desmesurado en cosas efímeras. Se reconocía a sí mismo como una criatura del barro; no pretendía un comportamiento más amplio, ni un propósito más elevado; carecía de la mirada interior, de la vista dirigida hacia lo alto. Colegial atrasado en el desvencijado banco de la lógica adoctrinado por el falible sentido, tomaba la apariencia por la faz de Dios, por luces casuales la marcha de los soles, por cielo una estrellada franja de dudoso azul; aspectos del ser parecían ser el todo. Existía una voz de atareado intercambio, una plaza de mercado de pensamientos y actos triviales: una vida pronto gastada, una mente esclava del cuerpo parecían aquí la brillante culminación del trabajo de la Naturaleza, y los minúsculos egos tomaban el mundo como un medio para saciar por unos momentos apetitos enanos y breves deseos, en un pasaje cerrado por la muerte veían el comienzo y el fin de la vida como si un callejón sin salida fuera el signo de la creación, como si para eso el alma hubiera ansiado el nacimiento en el prodigio de un mundo generado espontáneamente y en las oportunidades del Espacio cósmico. -

Esta criatura impetuosa sólo para la supervivencia, condicionada a pensamientos nimios de un rango no muy amplio y a las necesidades del cuerpo y a las penas y a las alegrías, fuego avivándose con el combustible de la muerte, subsistía con lo que capturaba y de lo que recogía: atesoraba y crecía para sí y a nadie se daba. Sólo esperaba en su guarida la grandeza y el placer y la victoria del dominio en pequeños territorios y la conquista de espacios para vivir ella misma y sus afines, animal limitado al territorio de su alimento. Desconocía al Inmortal dentro de su casa; no tenía causa más grande y más profunda para vivir.

149

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

149. 25.

Sólo dentro de límites se sentía poderosa; experta en capturar la verdad para uso externo, su conocimiento era un instrumento para el cuerpo; absorta en los pequeños quehaceres de su casa-prisión daba vueltas una y otra vez alrededor de los mismos puntos en el insistente círculo de interés y deseo, mas se tenía a sí misma como la dueña de su prisión. Para la acción, no para el conocimiento hecha, el pensamiento era su tejado — o el borde de su canalera: veía una imagen del mundo exterior y veía su yo de superficie, pero no sabía nada más. Desde una lenta confusa y embrollada búsqueda de sí misma la mente creció hacia una claridad afilada, precisa, resplandor encerrado en una pétrea ignorancia. En este limitado estrecho liderazgo del pensamiento apegado al terreno, inspirado por las cosas comunes, sujeta a un cerrado mundo familiar, en medio de la multitud de sus variables tramas, sus cambiantes actores y su millón de máscaras, la vida era un juego monótonamente repetido. No había amplias perspectivas para el espíritu, no súbitas invasiones de un deleite desconocido, no áureas distancias de inmensa liberación. Este insustancial estado se asemejaba a nuestros humanos días aunque fijado a la eternidad de un tipo inmutable, movimiento de un momento predestinado a perdurar a través del Tiempo. La existencia como un puente abarcaba los inconscientes abismos, construcción medio iluminada dentro de la niebla, que desde un vacío de la Forma surgía a la vista y se adentraba en un vacío del Alma. Párvula luz nacida en una gran oscuridad, la vida no sabía hacia dónde iba ni de dónde venía. Invadiéndolo todo flotaba todavía la bruma de la nesciencia.

FIN DEL CANTO CUATRO

150

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

Canto V: Las Divinidades de la Vida Pequeña

Sección I Aswapati.

Un fijo y estrecho poder de rígidas formas, así vio el imperio de la vida pequeña, desdichado rincón en la eternidad. Estaba situado en la orilla de la Idea protegido por la Ignorancia como por una concha. Luego, esperando conocer el secreto de este mundo atisbó a través de la exigua franja que presentaba a la vista, para distinguir de la neta oscuridad de su superficie la Fuerza que lo impulsaba y la Idea que lo había creado, imponiendo la nimiedad a lo Infinito, el espíritu regente de su pequeñez, la ley divina que le confería su derecho a existir, su pretensión en la Naturaleza y su necesidad en el Tiempo. Dirigió su mirada al cerco de niebla que sustentaba este mal iluminado continente de estrechuras cercado por los cielos y los mares de la ignorancia y lo mantenía a salvo de la Verdad, del Ser y de la Luz.

su: id.

-

Como cuando un foco acuchilla el ciego corazón de la Noche y las residencias y los árboles y las figuras de los hombres aparecen desvelados a un ojo en medio de la Nada, a todas las cosas latentes les fueron arrancados sus velos y quedaron expuestas al fulgor de blanco sol de su mirada. Una atareado inquieto rudo populacho pululaba por millares de forma sombría y desapercibida. En una bruma de misterio envolviendo la escena del mundo las pequeñas deidades de los actos más inferiores del Tiempo que trabajan remotas al atento ojo del Cielo, tramaban, sin saberlo las criaturas a quienes ellas manejan, las pequeñas conspiraciones de este reino nimio que se divierte con las pequeñas componendas, las breves esperanzas, y los pequeños pasos presurosos y las pequeñas sendas

151

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y los revolcamientos de reptil en la oscuridad y en el lodo, y el abajamiento y la ignominia de la vida que se arrastra. Una trepidante y variopinta multitud, una extraña mezcolanza de mágicos artesanos, aparecía modelando la plástica arcilla de la vida, un nido de elfos, un reino elemental. mirada de Asw. Asombrados por el inhabitual resplandor,

como parte integrante de las sombras surgieron diablillos de divertidos miembros y esculpidos rostros de animales, duendecillos provocadores, trasgos de cara arrugada o pequeñas hadas, y genios más hermosos aunque desalmados y pobres y seres caídos, su celestial porción perdida, y errantes divinidades atrapadas en el polvo del Tiempo. Ignorantes y peligrosas voluntades pero dotadas de poder, mitad animal, mitad divino su talante, su forma.

151.23. sus: id.

Desde la grisura de un sombrío trasfondo llegan sus murmullos, una fuerza inarticulada, despiertan en la mente el eco de un pensamiento o de una palabra, al impulso de su aguijón atraen la sanción del corazón, y en esa pequeña Naturaleza hacen su trabajo y producen el desasosiego de sus fuerzas y criaturas. Sus semillas de alegría malogran con el fruto de la aflicción, apagan con el aliento del error sus exiguas luces y convierten sus superficiales verdades en fines de falsedad, espolean sus pequeñas emociones, conducen sus pasiones al abismo o a través de la ciénaga y del barro: o si no azuzan con una aguijada de fuertes ásperos deseos, mientras corre por desviadas vías que a ninguna parte conducen la carreta de la vida que no puede encontrar una salida de la ignorancia. Jugar con el bien y con el mal es su ley; atrayendo al fracaso y al éxito carente de sentido, corrompen todos los modelos, trampean todas las medidas, hacen del conocimiento un veneno, de la virtud un aburrido patrón y llevan los interminables ciclos del deseo a través de apariencias de suerte triste o feliz a una ineludible fatalidad.

152

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

Todo se mueve allí por su influencia. Pero no sólo aquel es su imperio o su papel: doquiera haya mentes sin alma y vidas a la deriva y en un pequeño cuerpo el yo sea todo lo que cuenta, doquiera amor y luz y amplitud faltan, esos expertos de lo torcido llevan a cabo su tarea. A todos los mundos semiconscientes extienden su reino. También aquí esos diosecillos manejan nuestros humanos corazones, nuestra naturaleza crepuscular es su lugar de acecho: también aquí el sombrío corazón primitivo obedece las veladas sugestiones de una Mente oculta que persigue a nuestro conocimiento con luz engañosa y se interpone entre nosotros y la Verdad que salva. Mente oculta.

Nos habla con las voces de la Noche: nuestras sombrías vidas se mueven hacia una mayor oscuridad; nuestras búsquedas prestan oído a calamitosas esperanzas. Una estructura de pensamientos ocultos es construida y la razón usada por una Fuerza irracional. No tan sólo esta tierra es nuestra maestra y nodriza; los poderes de todos los mundos tienen aquí su entrada. En sus propias regiones siguen la rueda de la ley y aprecian la seguridad de un patrón establecido; en la tierra arrojados fuera de sus inalterables órbitas su ley es conservada, perdida su forma fija de las cosas. A un creativo caos son arrojados en donde todo demanda un orden pero es conducido por el Azar; ajenos a la naturaleza de la tierra, deben aprender sus modos, extraños u opuestos, deben integrarse: trabajan y se esfuerzan y penosamente lo consiguen: esto lo juntan, aquello lo separan, todo lo despedazan y lo vuelven a unir, pero nada podemos conocer y vivir verdaderamente hasta que todo haya encontrado su divina armonía. El incierto camino de nuestra vida serpentea cíclicamente, la inquieta búsqueda de nuestra mente demanda siempre luz, hasta que ellos hayan conocido su secreto en su origen, en la luz del Eterno y su inespacial morada,

153

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

en la alegría del Eterno solo y uno. Pero ahora la Luz suprema queda muy lejos: nuestra vida consciente obedece a las leyes de lo Inconsciente; en pos de ignorantes propósitos y ciegos deseos nuestros corazones son movidos por una fuerza ambigua; incluso las conquistas de nuestra mente llevan una corona deformada. Un orden de lento cambio encadena nuestra voluntad. Éste es nuestro sino hasta que nuestras almas son libres. Una poderosa Mano hace entonces retroceder el firmamento de la mente, lo Infinito se hace cargo de los actos finitos y la Naturaleza entra en la Luz eterna. Sólo entonces finaliza este sueño de la vida inferior.

Sección II

En el principio de este enigmático mundo que parece a un tiempo una enorme máquina brutal y un lento desenmascaramiento del espíritu en las cosas, en esta cámara giratoria sin muros en la cual Dios se sienta imperturbable por doquier como desconocido para sí mismo y para nosotros invisible en un milagro de inconsciente retraimiento, aunque todo sea aquí su acción y su voluntad. En este girar y extenderse a través de la infinita vacuidad el Espíritu devino Materia y se sepultó en el torbellino, cuerpo durmiente sin sentido y sin alma. Un masivo fenómeno de formas visibles soportado por el silencio del Vacío apareció en la Consciencia eterna y adoptó la apariencia de un mundo exteriorizado e insensible. No había nadie allí para ver ni nadie para sentir; sólo el milagroso Inconsciente, cualificado mago sutil, estaba a la obra. Inventando vías para mágicos resultados, manipulando el maravilloso instrumento de la creación, señalando mecánicamente mudos puntos de sabiduría, utilizando la inconcebible inevitable Idea, realizaba los trabajos de la inteligencia de Dios

154

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

o configuraba la voluntad de un supremo Desconocido. Todavía la consciencia estaba escondida en la matriz de la Naturaleza, imperceptible era el Gozo por cuyo rapto soñaban los mundos. El ser era una sustancia inerte manejada por la Fuerza. Al comienzo había sólo un Espacio etéreo: sus inmensas vibraciones daban más y más vueltas albergando alguna inconcebida iniciativa: sustentado por un supremo Hálito original el acto místico de expansión y contracción creó contacto y fricción en el vacío, a la abstracta vaciedad aportó repulsión y atracción: engendrador de un universo en expansión en una matriz de fuerza disgregadora, derrochando conservaba una suma infinita. En el corazón del Espacio encendió un invisible Fuego que, esparciendo mundos como quien pudiera esparcir semillas, sembró el luminoso orden de las estrellas. Un océano de eléctrica Energía de manera amorfa formó sus extrañas partículas-onda construyendo con su danza este sólido esquema, su poder encerró para que reposara en el átomo; masas fueron forjadas o aparentadas y formas visibles; la Luz lanzó la súbita chispa reveladora del fotón y mostró, en la instantaneidad de su destello de imágenes preñado, este cosmos de cosas aparentes. Así ha sido creado este real imposible mundo, un obvio milagro o una convincente apariencia. O así se lo parece a la atrevida mente del hombre que sienta su pensamiento como árbitro de la verdad, tomando su personal visión como hecho impersonal, como testigos de un mundo objetivo su falible sentido y el artificio de sus instrumentos. Así debe él descubrir el patente enigma de la vida bajo una luz dudosa, mediante el error apoderarse de la Verdad y lentamente separar la faz y el velo.

155

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

O si no, desamparado de fe en la mente y el sentido, su conocimiento un brillante cuerpo de la ignorancia, él ve en todas las cosas extrañamente modeladas aquí la mal recibida broma de una Fuerza engañosa, una parábola de Maya y de su poder. Este vasto movimiento perpetuo captado y mantenido en el misterioso e inalterable cambio del persistente movimiento al que llamamos Tiempo y por siempre renovando su recurrente latido, estas móviles rondas que estereotipan un flujo, estos estáticos objetos en la danza cósmica que no son sino las autorrepetitivas frondas espirales de la Energía extendidas por el espíritu del incubador Vacío, esperaban vida y sentido y Mente despabiladora. El Soñador cambió ligeramente su pose de piedra. Mas cuando el escrupuloso trabajo del Inconsciente estuvo hecho y el Azar coercido por leyes fijas e inmutables, quedó establecido un escenario para el consciente juego de la Naturaleza. Entonces se agitó el silente sueño inmóvil del Espíritu; la Fuerza escondida apareció callada y lentamente. Un sueño de vida despertó en el corazón de la Materia, una voluntad de vivir removió el polvo de lo Inconsciente, la anormalidad de la vida sorprendió al Tiempo hueco, efímera en una vacía eternidad, infinitesimal en un muerto Infinito. Un aliento más sutil estimuló las formas de la muerta Materia; el fijo ritmo del mundo cambió a un grito consciente; un Poder de serpiente emulaba a la insensible Fuerza. Islas de vida salpicaron el Espacio sin vida y gérmenes de vida se formaron en un aire informe. Una Vida había nacido que seguía las leyes de la Materia, ignorante de los motivos de sus pasos; siempre mudable, aunque por siempre la misma, repetía la paradoja que le dio nacimiento: sus inquietas e inestables estabilidades recurrían incesantemente en el flujo del Tiempo y movimientos llenos de propósito en formas carentes de pensamiento

156

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

delataban los esfuerzos de una aprisionada Voluntad. Vigilia y sueño yacían confinados en mutuo abrazo; desvalidos e indistintos llegaron placer y dolor temblando con los primeros tenues estremecimientos de un Alma del Mundo. Una fuerza de vida que no podía gritar o moverse, pero que se transformaba en belleza apuntando a algún profundo deleite: una inarticulada sensibilidad, pálpitos del corazón de un mundo inconsciente, corrían a través de su somnoliento torpor y removían un vago e incierto estremecimiento, un errático latido, un tenue abrirse como de ojos secretos. Una incipiente sensación de sí creció y el nacimiento fue dado a luz. Una divinidad despertaba aunque yacía con miembros dormidos; su casa rehusaba abrir sus cerradas puertas. Desapercibida para nuestros ojos que sólo ven la forma, el acto y no al aprisionado Dios, la vida escondía en su pulso oculto de crecimiento y de poder una consciencia con sordos apagados latidos de sensación, una mente inhibida que no conocía todavía el pensamiento, un espíritu inerte que sólo podía ser. ella: vida.

Al principio ella no alzaba la voz, ni se atrevía al movimiento: cargada con poder del mundo, viva con fuerza de vida, con tan sólo sus raíces se aferraba a la desnuda tierra, se estremecía en silencio con los impactos del rayo y de la brisa y extendía cual tallos trepadores dedos de deseo; en el esfuerzo de su anhelo hacia el sol y hacia la luz no notaba el abrazo que la hacía respirar y vivir; absorta soñaba contenta con la belleza y el color. Hasta que al fin la encantada Inmensidad miró hacia delante: activa, vibrante, la vida, tanteó por la mente; forzó el reticente molde para crecer consciente. Tallada fue la magia de una forma consciente; el trance de sus vibraciones ritmó una rápida respuesta, y luminosas convulsiones estimularon cerebro y nervio, despertó en la Materia la identidad del espíritu

157

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y en un cuerpo prendió el milagro del amor del corazón y de la mirada de testigo del alma. Compelidos por una invisible Voluntad pudieron surgir fragmentos de algún vasto impulso de llegar a ser y vívidos vislumbres de un ser secreto, y las dubitativas semillas e impulso de las formas hacia la existencia despertaron del inconsciente desmayo de las cosas. Una creación animal se arrastraba y corría y volaba y clamaba entre la tierra y el cielo, asediada por la muerte pero con la esperanza de vivir aún y con el contento de respirar aunque sólo fuera por un poco. Después el hombre fue moldeado desde el bruto original. Una mente pensante había llegado para elevar los modos de la vida, herramienta de afilado borde de una Naturaleza mezclada y difusa, una inteligencia medio testigo, medio máquina. sus: de la Natur. Esta aparente conductora de la rueda de sus trabajos enviada para motivar y registrar su rumbo su. id. su: mente; sus:N. y fijar su ley en sus inconstantes poderes, resorte=mente. este resorte maestro de delicada ingeniería, quien=hombre. aspiraba a iluminar a quien lo usaba y refinar

elevando a la visión del Poder que en el interior mora la ensimismada ruda iniciativa mecánica: él alzó sus ojos; la luz Celestial reflejó una Faz. Naturaleza.

Asombrada por los trabajos elaborados en su místico sueño, observó el mundo que ella había construido: reflexiva ahora comprendía la gran autómata; pausaba ella para entenderse a sí misma y su propósito, pensativa aprendía a actuar mediante la norma consciente, una visionada medida guiaba sus rítmicos pasos; el pensamiento delimitaba sus instintos con una estructura de voluntad e iluminaba con la idea su cegado ímpetu. En su masa de impulsos, en sus actos reflejos, en la impulsada o guiada deriva y misterio de certeros pasos irracionales de lo Inconsciente estampó ella la engañosa imagen de un yo, un ídolo viviente de desfigurado espíritu;

158

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

en los actos de la Materia impuso una pautada ley; construyó un cuerpo pensante a partir de las células químicas y desde una fuerza guiada moldeó un ser. Ser lo que ella era no inflamaba su esperanza: dirigió su sueño hacia algún elevado Desconocido; un aliento fue sentido abajo del Uno supremo. Una abertura miró hacia las esferas en lo alto y sombras coloreadas dibujaron en suelo mortal las pasajeras representaciones de cosas inmortales; un raudo destello celestial puede a veces llegar: el iluminado rayo del alma cayó sobre la tierra y la carne y tocó con apariencias de luz ideal la substancia con la que nuestros sueños terrenales están hechos. Un frágil amor humano que no puede perdurar, alas de polilla del ego para elevar la seráfica alma, aparecieron, encanto superficial de días contados extinguido por un breve aliento del Tiempo; la alegría que olvidó la mortalidad por un momento llegó, rara visitante que partió temprano, e hizo que todo pareciera hermoso por una hora, esperanzas que pronto se difuminan en descoloridas realidades y pasiones que se convierten en cenizas a medida que arden prendían la tierra común con su breve llama. Una criatura insignificante y pequeña visitada, elevada por un desconocido Poder, el hombre trabajaba en su pequeño pedazo de tierra por medios para subsistir, disfrutar, sufrir y morir. Un espíritu que no perecía con el cuerpo y con la respiración estaba aquí como una sombra de lo Unmanifiesto y permanecía detrás de la pequeña forma personal aunque todavía no reclamaba este cuerpo terrenal. Asintiendo al prolongado trabajo de lento recorrido de la Naturaleza, observando los trabajos de su propia Ignorancia, desconocido, desapercibido el poderoso Testigo vive y nada delata la Gloria que está aquí. Una Sabiduría gobernando el místico mundo,

159

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

un Silencio escuchando el grito de la Vida, ve el presuroso agolpamiento del flujo de los momentos hacia la silenciosa grandeza de una hora distante.

Sección III i

Este enorme mundo ininteligiblemente gira a la sombra de una absorta Inconsciencia; oculta una llave a internos significados perdidos, guarda en nuestros corazones una voz que no podemos escuchar. Enigmática labor del espíritu, máquina precisa de la que nadie conoce el uso, arte e ingenio sin sentido, esta minuciosamente elaborada orquestada vida interpreta por siempre sus sinfonías carentes de motivo.

la Naturaleza. su: id.

su: id. su: id. sus: la mente. ella: la Nat.

La mente aprende pero no conoce, dando la espalda a la verdad; estudia la superficie de las leyes con el pensamiento superficial, vigila los pasos de la vida y observa los procesos de la Naturaleza, sin poder ver por qué actúa o por qué vivimos nosotros; advierte su infatigable cuidado de preciso mecanismo, su paciente complejidad de fino detalle, el ingenioso valiente plan inventivo del espíritu en su grandiosa masa innecesaria de interminables trabajos, añade cifras cargadas de propósito al despropósito de su suma, sus techados pisos apilados, sus tejados elevados sobre los cuidadosamente esculpidos fundamentos que ella ha puesto, ciudadelas de la imaginación levantadas en aire mítico o asciende una escalera de sueño hasta una mística luna: creaciones transitorias que señalan y alcanzan el cielo: un esquema de conjetura del mundo es elaborado en la sombría base de incertidumbre de la mente, o penosamente construido un fragmentario todo. Impenetrable, un recóndito misterio es el vasto plan del que formamos parte; sus armonías son discordancias a nuestra vista porque desconocemos el magnífico tema al que sirven. Inescrutables trabajan las cósmicas agencias. Nosotros únicamente percibimos la orilla de un amplio oleaje;

160

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

nuestros instrumentos carecen de esa luz más grande, nuestra voluntad no sintoniza con la Voluntad eterna, la visión de nuestro corazón es demasiado ciega y apasionada. Impotente para participar del toque místico de la Naturaleza, inepta para captar el pulso y el corazón de las cosas, nuestra razón no puede sondear el poderoso mar de la vida y únicamente cuenta sus olas y escruta su espuma; desconoce de dónde provienen esos movimientos que tocan y pasan, hacia dónde discurre el apresurado flujo: sus: de los mov. únicamente se esfuerza para canalizar sus poderes y espera dirigir su curso a los humanos fines: mas todos sus recursos provienen del almacén de lo Inconsciente. Nuestra mente vive remotamente alejada de la auténtica Luz aferrándose a pequeños fragmentos de la Verdad en un pequeño rincón del infinito, nuestras vidas son pequeñas calas de una fuerza oceánica. Nuestros movimientos conscientes tienen orígenes ocultos pero con esas sombrías sedes no mantenemos trato; ningún acuerdo ata a nuestras camaradas partes; nuestros actos emergen desde una cripta que nuestras mentes desconocen. Nuestras más hondas profundidades permanecen ignorantes de sí mismas; incluso nuestro cuerpo es un negocio misterioso; como las raíces de nuestra tierra se ocultan escondidas debajo de nuestro suelo, así permanecen escondidas las raíces de nuestra mente y de nuestra vida. Nuestras fuentes están herméticamente guardadas debajo, dentro; nuestras almas son movidas por poderes desde detrás del muro. En los ámbitos subterráneos del espíritu una potencia actúa despreocupada de lo que expresa; valiéndose de inconscientes escuchas y escribas, es la causa de cuanto pensamos y sentimos. Los trogloditas de la Mente subconsciente, intérpretes mal preparados de lento balbuceo sólo conscientes de la pequeña rutina de su trabajo y ocupados del registro en nuestras células,

161

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

a resguardo en escondites subliminales entre una oscura oculta maquinaría, capturan el místico Morse cuya mesurada cadencia transmite los mensajes de la Fuerza cósmica. Un susurro penetra en el oído interno de la vida y ecos que provienen de las pardas cavernas subconscientes, brota la palabra, tiembla el pensamiento, vibra el corazón, la voluntad responde y tejido y nervio obedecen la llamada. Nuestras vidas trasladan estas sutiles insinuaciones; todo constituye el negocio de un secreto Poder. III ii -

Una muñeca pensante es la mente de la vida: su elección es el trabajo de fuerzas elementales que no conocen su propio nacimiento ni su fin ni su causa y no vislumbran el inmenso propósito al que sirven. En esta vida inferior del hombre de tono deslucido e insulso, aunque llena de punzantes nimiedades innobles, el Muñeco consciente es empujado a cien caminos y siente el impulso pero no las manos que lo llevan.

-

162.12,19.

Porque nadie puede ver la enmascarada tropa irónica de la que las figuras de nuestros yoes son marionetas, nuestras acciones involuntarios movimientos de sus manos, nuestra apasionada contienda la puesta en escena de un divertimento. Ellos mismos ignorantes de su propia fuente de poder juegan su papel dentro del enorme todo. Agentes de la oscuridad que imitan la luz, espíritus oscuros moviendo cosas oscuras, de forma involuntaria sirven a un Poder más grande. Motores de la Necesidad que organiza la Casualidad, canales aviesos de una formidable Voluntad, herramientas de lo Desconocido usándonos como sus herramientas, investidos de poder en el estrato más bajo de la Naturaleza, a las acciones que los mortales creemos nuestras traen ellos las incoherencias del Hado, o hacen un destino del descuidado capricho del Tiempo y echan en suerte las vidas de los hombres de mano en mano en un inconsecuente y tortuoso juego.

162

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

Contra toda verdad más alta su naturaleza se rebela; sólo a la fuerza del Titán su voluntad se postra rendida. Desmesurada su influencia en humanos corazones, intervienen en todos los aspectos de nuestra naturaleza. Arquitectos insignificantes de vidas rastreras e ingenieros del interés y del deseo, de la cruda terrosidad y los turbios estremecimientos y las burdas reacciones del nervio material construyen nuestras enquistadas estructuras de obstinación y las mal iluminadas mansiones de nuestro pensamiento, o con las factorías y bazares del ego ponen cerco al hermoso templo del alma. Diminutos artistas de los tonos de la pequeñez, establecen el mosaico de nuestra comedia o planean la trivial tragedia de nuestros días, disponen la acción, combinan la circunstancia y la fantasía de los talantes visten. Estos desafortunados apuntadores del ignorante corazón del hombre y tutores de sus vacilantes palabra y voluntad, promovedores de las mezquinas iras y deseos y odios y pensamientos cambiantes y superficiales comienzos de la emoción, estos menudos ilusionistas con sus máscaras, pintores del decorado de un deslucido escenario y habilidosos tramoyistas del juego humano, siempre andan atareados en este mal iluminado escenario. Nosotros mismos incapaces de construir nuestro destino sólo como actores recitamos y exponemos nuestras partes hasta que la obra acaba y pasamos hacia un Tiempo más brillante y un Espacio más sutil. Así imponen ellos su pequeña ley pigmea y refrenan la ascensión de lento avance del hombre, su: del hombre. hasta que su tan exiguo recorrido cierran con la muerte.

Sección IV

Ésta es la vida diaria de la efímera criatura. En tanto el animal humano es el señor y una densa naturaleza inferior sofoca el alma,

163

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

en tanto la visión exteriorízante del intelecto sirve a los intereses terrenales y a los gozos de la criatura, una incurable pequeñez persigue sus días. Pues desde que la consciencia apareció en la tierra, la vida es la misma en el insecto, el simio y el hombre, sin cambio en su sustancia, su recorrido la ruta común.

la vida.

Si nuevos diseños, si detalles más ricos aparecen y el pensamiento es añadido y más complicadas preocupaciones, si poco a poco adquiere una faz más luminosa, todavía incluso en el hombre la trama es pobre y mezquina.

su: del hombre. Un burdo contentamiento prolonga su caído estado;

sus pequeños éxitos son fracasos del alma, sus pequeños placeres puntúan frecuentes penas: privación y esfuerzo son el costoso precio que paga por el derecho a vivir y la muerte su última recompensa. Una inercia sumergida hacia el inconsciente, un sueño que imita a la muerte es su reposo. Un raquítico esplendor de fuerza creativa constituye su acicate hacia frágiles trabajos humanos que sin embargo sobreviven a su breve aliento creador. A veces sueña con los festejos de los dioses y ve los Dionisíacos gestos pasar, — grandeza leonina que desgarraría su alma si a través de sus inseguros miembros y debilitado corazón la dulce y gozosa poderosa locura se propagara: divertimentos triviales estimulan y agotan la energía que le ha sido otorgada para desarrollarse y ser. Su corta hora es empleada en cosas menudas. Una breve compañía con demasiados inconvenientes, un poco de amor y de celos y de odio, un toque de amistad en medio de las indiferentes multitudes trazan el plan de su corazón en el menguado mapa de la vida. su: del hombre. Si despierta a algo grandioso, demasiado frágil su tono

para traslucir la tensión cenital de ese deleite, su pensamiento para eternizar su efímero ascenso, el brillante destello del arte es un simple pasatiempo para sus ojos,

164

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

una simple emoción que golpea los nervios es el hechizo de la música. En medio de su agobiante fatiga y cúmulo de preocupaciones, apurado por la insistencia de un tropel de pensamientos, atrae a veces sobre su dolorida faz las poderosas manos de la calma Naturaleza para curar el sufrimiento de su vida. su: Natur.; su: él.

Por su silencio es salvado del tormento de su ser; en su apacible belleza encuentra su más pura felicidad. Amanece una nueva vida, él mira hacia fuera con mirada más amplia; el hálito del Espíritu lo impulsa aunque pronto se retira: su consistencia no fue hecha para acoger a este poderoso huésped. Todo vuelve a degradarse a la convención y a la rutina o una ardiente excitación le trae vívidas alegrías: sus días están teñidos con el color rojo de la lucha y la ardiente mirada aviesa del deseo y el tinte carmesí de la pasión; batalla y crimen son sus juegos tribales. Carece de un instante para volver sus ojos hacia dentro y buscar su yo perdido y su alma muerta. Su movimiento gira en un eje demasiado corto; volar no puede sólo se arrastra sobre su larga ruta o si, impaciente por el paso cansino del Tiempo, quiere añadir un espléndido apresuramiento al lento avance del Destino, su corazón forzado enseguida jadea se cansa y desfallece; o continúa marchando sin encontrar un fin. Apenas unos pocos pueden elevarse a una vida más grande. Todo se afina a una escala baja y a un bajo nivel de consciencia. Su conocimiento mora en la casa de la Ignorancia; su fuerza ni siquiera una vez se aproxima al Omnipotente, raras son sus visitas de éxtasis celestial. La dicha que duerme en las cosas e intenta despertar, brota en él en forma de pequeña alegría de la vida: esta insuficiente gracia constituye su persistente sostén; aligera la carga de sus muchos pesares y le reconcilia con su pequeño mundo. Está satisfecho con el común promedio de la especie; las esperanzas del mañana y sus viejas rondas de pensamiento, sus familiares antiguos intereses y deseos

165

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

ha construido dentro de un denso y angostante límite para proteger su pequeña vida de lo Invisible; el parentesco de su ser con el infinito lo ha apartado de sí bajo llave dentro del ser interior, separado con una cerca la grandeza del oculto Dios. Su ser fue formado para representar un papel trivial en el pequeño drama de un exiguo escenario; en una estrecha cornisa ha plantado la tienda de su vida bajo la amplia mirada de la estrellada Inmensidad. Él es la coronación de todo cuanto ha sido hecho así es justificada la labor de la creación; ¡éste es el resultado del mundo, el equilibrio final de la Naturaleza! Y si esto fuera todo y ningún otro fuera el propósito, si lo que ahora parece fuera todo lo que debe ser, si esto no fuera un estadio a través del cual pasamos en nuestro camino desde la Materia hacia el eterno Yo, hacia la Luz que creó los mundos, la Causa de las cosas, bien pudiera interpretar la limitada visión de nuestra mente la existencia como un accidente en el Tiempo, una ilusión o fenómeno o efecto, la paradoja de un Pensamiento creativo que se mueve entre irreales opuestos, una Fuerza inanimada esforzándose en sentir y conocer, la Materia que se arriesgó a leerse a sí misma mediante la Mente, la Inconsciencia engendrando monstruosamente el alma. A veces todo parece irreal y remoto: nos parece vivir en una ficción de nuestros pensamientos extraída de la fantasiosa sensación de un cuento de viajeros, o captada en la película del cerebro registrador, una imaginación o la circunstancia de un sueño cósmico. Una marcha sonámbula bajo la luna, una imagen del ego que pasa a través de un sueño ignorante contando los momentos de un Tiempo espectral. En una falsa perspectiva de efecto y causa, confiado a un engañoso panorama del espacio del mundo, incesantemente a la deriva de escena en escena,

166

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

a dónde no lo sabe, a qué fabulosa frontera. Todo aquí es un sueño o existe de forma dudosa, pero quién es el soñador y desde dónde observa el sueño es aún desconocido o sólo una sospecha rodeada por las sombras. O el mundo es real pero nosotros demasiado pequeños, inadecuados para la grandeza de nuestro escenario. Una fina curva de vida atraviesa el titánico girar de la órbita de un universo sin alma, y en la panza de la rala masa rodante una mente está alerta en un pequeño globo casual y se pregunta por qué ella misma y todas las cosas existen. Y sin embargo para alguna subjetiva visión interior que extrañamente se ha formado en la ciega sustancia de la Materia, un diminuto puntillismo del pequeño yo toma forma como la base consciente del ser del mundo. Tal es nuestro escenario a la media luz de aquí abajo.

su: Materia. id. id.

su: Razón.

Éste es el signo de lo infinito de la Materia, éste el extraño sentido de la pintura mostrada a la Ciencia la giganta, medidora de su ámbito, conforme se enfrasca en la anotación de su detenido estudio y matematiza su inmenso mundo aparente, a la Razón limitada dentro del círculo del sentido, o en el amplio impalpable Canje del Pensamiento una especuladora de endebles magníficas ideas, abstracciones en el vacío su moneda con no sabemos qué firmes valores por base. Sólo la religión en esta bancarrota ofrece sus dudosas riquezas a nuestros corazones o firma cheques sin fondos para el Más Allá: nuestra pobreza alcanzará allí su desquite. Nuestros espíritus desechando una vida ya inútil parten hacia el vacío desconocido o llevan con ellos pasaporte de la muerte a la inmortalidad.

Sección V

Sin embargo éste era sólo un esquema provisional, una falsa apariencia esbozada por el restrictivo sentido,

167

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

insuficiente descubrimiento de sí misma de la Mente, un temprano intento, un primer experimento. Era un juguete para entretener a una párvula tierra; pero el conocimiento no termina en estos poderes de superficie que viven en un alero de la Ignorancia y no se atreven a mirar dentro de las peligrosas profundidades o a mantener la vista hacia las alturas para medir lo Desconocido. Existe una visión más profunda desde el interior y, cuando hemos abandonado estos pequeños arrabales de la mente, una visión mayor nos alcanza en las alturas en la luminosa amplitud de la mirada del espíritu. Por fin despierta en nosotros un Alma testigo que mira hacia las verdades invisibles y escruta lo Desconocido; entonces todo asume una nueva y maravillosa faz: el mundo se estremece con una luz de Dios en su núcleo, en el profundo corazón del Tiempo elevados propósitos se mueven y viven, los límites de la vida se desmoronan y se junta con el infinito. Este amplio, confuso, sin embargo rígido esquema se convierte en un magnífico embrollo de los Dioses, un juego, una obra de ambigüedad divina. Nuestras búsquedas son experimentos de corto alcance que efectúa un silencioso e inescrutable Poder probando sus oportunidades desde la Noche inconsciente para alcanzar su luminoso ser de Verdad y de Gozo. Escudriña a lo Real a través de la forma aparente; labora en nuestros mortales mente y sentido; en medio de las representaciones de la Ignorancia, en los simbólicos dibujos trazados por la palabra y el pensamiento, busca la verdad hacia la cual todas las apariencias apuntan; busca la fuente de la Luz con la lámpara de la visión; trabaja para encontrar al Hacedor de todos los trabajos, al no percibido Yo interior que es el guía, al desconocido Yo superior que es la meta.

su: Natur.

No todo es aquí una ciega tarea de la Naturaleza: una Palabra, una Sabiduría nos observa desde lo alto, un Testigo sancionador de su voluntad y de sus trabajos,

168

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

un Ojo invisible en las invisibles inmensidades; hay una Influencia desde una Luz arriba, hay pensamientos remotos y selladas eternidades; un místico motivo conduce las estrellas y los hombres. En este pasaje desde una sorda Fuerza ignorante a la esforzada consciencia y al transitorio aliento una poderosa Supernaturaleza aguarda en el Tiempo. El mundo es otra cosa diferente de lo que ahora pensamos y vemos, nuestras vidas un misterio más profundo de lo que hayamos podido soñar; nuestras mentes son corredores en la salida de la carrera hacia Dios, nuestras almas yoes diputados del Supremo. Recorriendo el ámbito cósmico por sendas estrechas solicitando una exigua paga de manos de la Fortuna y vestido con ropas de mendigo camina el Uno. Incluso en el teatro de estas pequeñas vidas tras lo actuado alienta una secreta dulzura, un impulso de miniaturizada divinidad. Una mística pasión de las fuentes de Dios fluye a través de los resguardados espacios del alma; una fuerza que ayuda sostiene a la sufriente tierra, una invisible proximidad y un oculto gozo. Hay apagados latidos de subtonos de risa, el murmullo de una oculta felicidad, una exultación en las profundidades del sueño, un corazón de gozo dentro de un mundo de sufrimiento. Un Infante nutrido en el encubierto pecho de la Naturaleza, un Infante jugando en los mágicos bosques, flauteando hasta el rapto junto a las corrientes del espíritu, aguarda la hora en la que nos volveremos hacia su llamada. En esta investidura de vida de la carne un alma que es una chispa de Dios pervive y a veces irrumpe a través de la sórdida pantalla y prende un fuego que nos hace medio divinos. En las células de nuestro cuerpo se asienta un Poder oculto que ve lo invisible y planea la eternidad, nuestras partes más pequeñas dan cabida a las más profundas necesidades;

169

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

también allí los dorados Mensajeros pueden llegar: una puerta es abierta en el muro de adobe del yo; a través del bajo dintel con agachadas cabezas ángeles de éxtasis y de don de sí pasan, y alojados en un santuario interior de sueños viven los constructores de la imagen de la deidad. La misericordia está allí y el sacrificio de fuego alado, y destellos de compasión y de ternura lanzan luces celestiales desde el recluido santuario del corazón. Un trabajo es llevado a cabo en los profundos silencios; una gloria y maravilla de sentido espiritual, una risa en el perdurable espacio de la belleza transformando la experiencia del mundo en alegría, habitan el misterio de los intocados abismos; arrullada por los latidos del Tiempo la eternidad duerme en nosotros. En el herméticamente sellado corazón, en el núcleo feliz, impasible tras esta forma exterior de muerte la Entidad eterna prepara en el interior su asunto de divina felicidad, su reino de manifestación celestial. Incluso a nuestra escéptica mente de ignorancia llega la premonición de alguna inmensa liberación, hacia la que nuestra voluntad tiende lentas y determinadas manos. Cada parte en nosotros desea su absoluto. Nuestros pensamientos codician la Luz duradera, nuestra fuerza deriva de una Fuerza omnipotente, y puesto que desde una velada alegría de Dios los mundos fueron creados y puesto que la Belleza eterna va en busca de la forma incluso aquí en donde todo está hecho de polvo del ser, nuestros corazones son cautivados por formas atractivas, nuestros mismos sentidos buscan ciegamente la felicidad.

su: de la Real.

Nuestro error crucifica la Realidad para forzar aquí su nacimiento y un cuerpo divino, compeliendo, [encarnada en una forma humana y respirando en miembros que uno puede tocar y abrazar,] a su Conocimiento a rescatar una antigua Ignorancia,

170

CANTO V: LAS DIVINIDADES DE LA VIDA PEQUEÑA

su: de la Real.

*

a su salvadora luz a rescatar al inconsciente universo. Y cuando este Yo más grande llegue como un mar a colmar esta imagen de nuestra transitoriedad, todo será invadido por el deleite, transformado: en olas de un éxtasis nunca soñado envolverá nuestra mente nuestra vida y nuestro sentido y reirá en una luz distinta de la de este arduo limitado día humano, los tejidos del cuerpo se estremecerán en una apoteosis, sus células sufrirán una brillante metamorfosis. Este pequeño ser del Tiempo, esta sombra de alma, este viviente figurín enano del oscurecido espíritu emergerá fuera del tráfico de sus minúsculos sueños.

*

Su forma de persona y su faz de ego se despojarán de este mortal disfraz grotesco, cual trol de arcilla que se remodela en un dios será construido de nuevo a la imagen del Huésped eterno, será atraído al pecho de una blanca Fuerza y, llameante con el toque paradisíaco de un fuego rosado de dulce gracia espiritual, en la roja pasión de su cambio infinito, temblará, consciente, y se estremecerá con el éxtasis. Como invirtiendo un conjuro de deformación, liberado de la magia negra de la Noche, renunciando a la servidumbre del sombrío Abismo, conocerá por fin a quien vivía en el interior sin ser visto, y cautivado por la maravilla en el adorante corazón ante el entronado Niño Divino se arrodillará consciente, trémulo de belleza delicia y amor. Pero primero debemos culminar el ascenso del espíritu desde el abismo del que nuestra naturaleza surgió. El alma debe elevarse soberana por encima de la forma y ascender hasta cimas más allá de la sondormida mente; debemos insuflar nuestros corazones con un vigor celestial, sorprender al animal con el oculto dios. Entonces prendiendo la dorada lengua de sacrificio, invocando los poderes de un brillante hemisferio,

171

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

nos despojaremos del descrédito de nuestro mortal estado, haremos del abismo una avenida para el descenso Celestial, iluminaremos nuestras profundidades con el excelso Rayo y hendiremos la oscuridad con el místico Fuego.

Sección VI Aventurándose una vez más en aquella niebla natal introduciéndose en la peligrosa bruma, en la preñada agitación, a través del caos astral surcó una vía Asw. por entre los grisáceos rostros de sus demoníacos dioses, cuestionado por los murmullos de sus titilantes fantasmas, asediado por los sortilegios de su fuerza fluida. Como uno que pasea sin guía a través de campos extraños dirigiéndose hacia no se sabe dónde ni con qué esperanza, hollaba él un suelo que cedía bajo sus pies y se dirigía con pétrea fortaleza hacia una fugitiva meta. Su estela tras él era una línea desvaneciente de puntos resplandecientes en una vaga inmensidad; un murmullo sin cuerpo viajaba a su lado en la herida penumbra quejándose contra la luz. su: de la opacidad.

Una inmensa obstrucción su inconmovible corazón, conforme él se movía la atenta opacidad multiplicaba su hostil masa de muerte y sus indagadores ojos; la oscuridad reverberaba como una antorcha que se apaga. Alrededor de él el extinguido fantasma de un resplandor poblaba con sombrías y engañosas sombras la difusa oscura y desmedida caverna del Inconsciente. Su única luz solar era la llama de su espíritu.

FIN DEL CANTO CINCO

172

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

Canto VI: Los Reinos y las Divinidades de la Vida más Grande

Sección I

Como quien entre oscuros muros en retroceso hacia la lejana claridad de la boca de un túnel, en pos de la luz, camina ahora con un paso más alegre y siente aproximarse una atmósfera de aire menos enrarecido, así escapó de esa gris anarquía. Llegó a un mundo infructuoso, una región sin propósito de dificultoso nacimiento en la que el ser escapaba del no ser y se atrevía a vivir pero carecía de fuerza para permanecer. En lo alto resplandecía una pensativa faz celeste atormentada, atravesada por alas de incierta bruma que se aventuraban con voz de vientos vagabundos clamando por una dirección en el vacío como almas ciegas en busca de sus personalidades perdidas erráticas a través de mundos no familiares; alas de vaga indagación se topaban con el interrogante del Espacio.

su: Asw.

Tras la decepción amanecía una dudosa esperanza, una esperanza del yo y de la forma y del beneplácito para la vida y del nacimiento de lo que todavía jamás pudo ser, y de la alegría del atrevimiento de la mente, de la elección del corazón, de la gracia de lo desconocido y de las manos de súbita sorpresa y de un toque de segura delicia en la inseguridad de las cosas: su jornada llegó a una extraña zona de incertidumbre en donde la consciencia jugaba con lo inconsciente y el nacimiento era un intento o episodio. Se tornaron próximos un encantamiento que no podía conservar su conjuro, un impaciente Poder que no podía encontrar su camino, una Casualidad que elegía una extraña aritmética pero no podía unir con ella las formas que producía, una multitud que no podía mantener su suma que daba menos que cero y más que uno.

173

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Llegando a un enorme y sombrío sentido que no se preocupaba de definir su fugaz rumbo, la vida laboraba en un extraño y mítico aire despojada de sus dulces y espléndidos soles. En mundos imaginados, nunca sin embargo hechos realidad, persistente brillo tenue en el horizonte de la creación, uno se extraviaba y ensoñaba y nunca terminaba de llegar a término: llegar a término hubiera destruido ese mágico Espacio. Los prodigios de un crepuscular mundo de maravilla lleno de una belleza extrañamente, vanamente modelada, un flujo de fantásticas realidades, desvaídos rasgos de un Esplendor sellado arriba, despertaban la pasión del deseo de los ojos, forzaban a la creencia en el enamorado pensamiento y atraían al corazón aunque sin llevarlo a meta alguna. Fluía una magia como de escenarios cambiantes que mantenían por un momento su fugitiva delicadeza de líneas austeras delineadas por un arte abstracto en una luz enrarecida con finas pinceladas de sueños sobre un plateado fondo de incertidumbre. Un naciente resplandor de cielos próximo a la mañana, un intenso fuego concebido aunque nunca encendido, acariciaban el aire con ardientes sugerencias de día. Lo perfecto anhelando por el encanto de la imperfección, lo luminoso atrapado en el cepo de la Ignorancia, etéreas criaturas seducidas por el atractivo del cuerpo a esta región de promesa, batiendo alas invisibles, llegaban ávidas de la alegría de la vida finita mas demasiado divinas para pisar suelo creado y compartir el hado de las cosas perecederas. Los Niños del incorpóreo Resplandor surgidos de un pensamiento sin forma en el alma y perseguidos por un deseo imperecedero, atravesaban el campo de la vigilante mirada. Una Voluntad que inconstante fracasaba, trabajaba allí: la vida era búsqueda pero el encuentro jamás llegaba.

174

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

Allí aunque todo atraía, nada satisfacía, las cosas parecían ser lo que nunca del todo eran, se veían imágenes que parecían actos vivos y símbolos que escondían el sentido que proclamaban mostrar, pálidos sueños aparecían reales a los ojos del soñador. Allí llegaban las almas que vanamente se esfuerzan por nacer, y espíritus atrapados podían errar todo el tiempo, sin jamás encontrar la verdad por la cual viven. Todo discurría como esperanzas que persiguen un escondido azar; nada era sólido, nada parecía completo: todo era inseguro, milagroso y cierto sólo a medias. Parecía un reino de vidas carentes de base.

Sección II i Amaneció entonces una búsqueda más grande, un cielo ampliado, una jornada bajo las alas de una Fuerza cavilante. Apareció en primer lugar el reino de la estrella de la mañana: bajo su dardo temblaba una belleza crepuscular y el latido de la promesa de una Vida más amplia.

ella: Vida.

Luego lentamente surgió un enorme y dubitativo sol y bajo su luz ella hizo del yo un mundo. Había allí un espíritu que buscaba su propio ser profundo, pero se contentaba con fragmentos puestos al frente y con partes de vida que desfiguraban el todo pero que, puestas juntas, pudieran un día hacerlo cierto. Sin embargo algo parecía haber sido alcanzado por fin.

Un creciente volumen de la voluntad de ser, [un texto de vida y un gráfico de fuerza, un codicilo de actos, un cantar de formas conscientes lleno de significados fugitivos al abrazo del pensamiento y repleto de subtonos del rítmico grito de la vida,] sí: el volumen. podía escribirse a sí mismo en los corazones de las cosas vivientes. En una irrupción de poder del Espíritu secreto, en la respuesta de delicia de la Vida y de la Materia, podía ser captada una faz de inmortal belleza que prestaba inmortalidad a la alegría de un momento, una palabra que podía encarnar la Verdad más elevada

175

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

surgida de una casual tensión del alma, algún tono de lo Absoluto podía descender a la vida, alguna gloria de conocimiento y visión intuitiva, alguna pasión del cálido corazón del Amor. *

Hierofante del Secreto carente de cuerpo recluido en una invisible envoltura espiritual, la Voluntad que empuja al sentido más allá de su ámbito a sentir la luz y la alegría intangibles, encontró a medias su camino hacia la paz de lo Inefable, captó a medias una secreta suavidad de deseo que anhelaba desde un pecho de misterioso Gozo, manifestó a medias la velada Realidad. Un alma aún no envuelta dentro de su manto mental pudo atisbar el verdadero sentido de un mundo de formas; iluminada por una visión en el pensamiento, boyante por la discerniente llama del corazón, pudo captar en el consciente éter del espíritu la divinidad de un simbólico universo.

II ii

Este reino nos inspira con nuestras más vastas esperanzas; sus fuerzas han efectuado aterrizajes en nuestro globo, sus señas han trazado su diseño en nuestra vida: confiere un soberano movimiento a nuestro destino, sus olas errantes provocan el alto oleaje de nuestras vidas. Todo cuanto nosotros buscamos está allí prefigurado y todo cuanto no hemos conocido ni hemos buscado que sin embargo un día debe nacer en humanos corazones para que el Eterno pueda consumarse en las cosas. Encarnada en el misterio de los días, eterna en un abierto Infinito, una ascendente posibilidad sin límites sube hacia lo alto por la escalera sin fin de los sueños por siempre en el consciente trance del Ser. Todo en esa escalera asciende hacia un invisible final.

-

Una Energía de perpetua transitoriedad realiza la jornada de la que el retorno no es seguro, el peregrinaje de la Naturaleza hacia lo Desconocido.

176

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

Como si en el ascenso hacia su perdido origen esperara desarrollar todo cuanto pueda existir, su alto cortejo pasa de nivel en nivel, progreso que salta de visión a mayor visión, proceso de marcha de forma a más amplia forma, caravana de inagotables formaciones de un Pensamiento y una Fuerza ilimitados. su: 176.34.

id.

Su Poder eterno que una vez yacía en el regazo de una Calma sin principio y sin fin, separado ahora del gozo inmortal del Espíritu, erige el tipo de todos los gozos que ella ha perdido; forzando a la transitoria substancia para que adopte la forma, espera mediante la liberación del acto creativo franquear alguna vez el abismo que no puede colmar, restañar por unos instantes la herida de la separación, escapar de la prisión de la pequeñez del momento y encontrar las inmensas excelencias de lo Eterno en el incierto campo de tiempo aquí parcelado. Casi se aproxima a lo que nunca puede ser alcanzado; encierra la eternidad en una hora y colma una pequeña alma con el Infinito; lo Inmóvil se inclina a la magia de su llamada; permanece en una orilla de lo Ilimitable, percibe al Morador sin forma en todas las formas y siente a su alrededor el abrazo del infinito. Su tarea no conoce desenlace; no sirve a propósito alguno sino que trabaja guiada por una Voluntad sin nombre que llegó desde alguna desconocida amorfa Inmensidad.

*

Esta es su secreta e imposible tarea atrapar lo ilimitado en la red del nacimiento, vaciar al espíritu dentro de la forma física, conferir palabra y pensamiento a lo Inefable; su empeño revelar al por siempre Unmanifiesto. Sin embargo por su habilidad lo imposible ha sido hecho: ella sigue su sublime plan irracional, inventa dispositivos de su arte de magia

177

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

para encontrar nuevos cuerpos para lo Infinito e imágenes para lo Inimaginable; ella ha atraído lo Eterno a los brazos del Tiempo. Incluso ahora ella misma desconoce lo que ha hecho. Pues todo es elaborado bajo una desconcertante máscara: una semblanza que difiere de su escondida verdad el aspecto reviste del truco de una ilusión, una fingida irrealidad que el tiempo lleva, la incompleta creación de un alma cambiante en un cuerpo que cambia con su inquilina. 176.34.

Insignificantes sus medios, infinito su trabajo; sobre un inmenso campo de consciencia informe con pequeños golpes finitos de mente y de sentido perpetuamente despliega una infinita Verdad; resuelve en el Tiempo un misterio eterno. La grandeza por ella soñada sus actos han perdido, su trabajo es pasión y dolor, rapto y sufrimiento, su gloria y su servidumbre; y sin embargo ella no tiene elección y sigue trabajando; su poderoso corazón le impide desistir. En tanto el mundo permanece su fracaso vive asombrando y frustrando la mirada de la Razón, capricho y belleza inexpresables, soberbia locura de voluntad de vivir, una audacia, un delirio de deleite.

id.

mundo Vida más G.

Ésta es la ley de su ser, su único recurso; sacia, aunque la satisfacción nunca llega, su ávida voluntad de prodigar por doquier sus multitudinarias imágenes de las ficciones del Ser y los millares de diseños de la única Realidad. Creó un mundo rozado por el huidizo dobladillo de la verdad, un mundo arrojado dentro del sueño de lo que busca, un icono de la verdad, una consciente forma del misterio. Ese mundo no permaneció como la mente de la tierra encerrado en las sólidas barreras del acto aparente; osó confiar en la mente soñadora y en el alma.

178

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

mundo Vida más G.

Cazador de verdades espirituales aunque sólo pensadas o barruntadas o mantenidas por la fe, capturó con la imaginación y confinó la pintura de un pájaro del paraíso dentro de una jaula. Esta vida superior está enamorada de lo Indistinguible; invoca una Luz suprema más allá de su alcance, puede sentir el Silencio que redime el alma; siente un toque salvador, un rayo divino: la belleza y el bien y la verdad son sus divinidades. Está próxima a cielos más celestiales que los ojos de la tierra ven, a una más terrible oscuridad que la vida del hombre pueda soportar: tiene parentesco con el demonio y con el dios. Un extraño entusiasmo ha conmovido su corazón; ansía las alturas, se apasiona por lo supremo. Persigue el mundo perfecto, la perfecta forma, se lanza hacia el pensamiento cimero, la cimera luz. Pues mediante la forma lo Sinforma es atraído y toda perfección bordea lo Absoluto. Una criatura del cielo que nunca vio su casa, su ímpetu roza lo eterno en un punto: sólo puede aproximarse y tocar, no lo puede contener; sólo puede esforzarse hacia algún brillante extremo: su grandeza es buscar y crear. En cada plano, esta Grandeza debe crear.

II iii Grand.= 176.34.

En la tierra, en el cielo, en el infierno siempre es la misma; de cada destino toma su poderosa parte. Guardiana del fuego que enciende los soles, triunfa en su gloria y en su poder: obstaculizada, impedida lleva en sí el impulso de Dios para nacer: el espíritu sobrevive en el suelo del no ser, la fuerza del mundo subsiste al choque de la desilusión del mundo: muda, todavía es la Palabra, inerte el Poder. Aquí caída, esclava de la muerte y de la ignorancia, es llevada a aspirar a las cosas inmortales y movida a conocer incluso lo Incognoscible. Incluso inconsciente, nula, su sueño crea un mundo.

179

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Cuanto más desapercibida, más poderosamente trabaja; hospedada en el átomo, enterrada en el terrón, su expeditiva pasión creativa no puede cesar. La inconsciencia es su gigantesca prolongada pausa, su desmayo cósmico es una estupenda fase: nacida en el tiempo, disimula su inmortalidad; en la muerte, su lecho, aguarda la hora de levantarse. Incluso denegada la Luz que la envió y muerta la esperanza que necesitaba para su tarea, incluso cuando sus más brillantes estrellas se extinguen en la Noche, nutrida por la privación y la calamidad y con el dolor como masajista, sirvienta, ama de cría de su cuerpo, su torturado espíritu invisible continúa todavía trabajando aun en la oscuridad, creando aun con dolores; crucificado lleva a Dios sobre su pecho. En gélidas profundidades insensibles donde la alegría no existe, confinada, oprimida por el resistente Vacío en donde nada se mueve y nada puede llegar a ser, todavía recuerda, todavía invoca el arte que el Trabajador Prodigioso le otorgó al nacer, confiere al amorfo aletargamiento una forma, desvela un mundo en donde antes nada había. En reinos confinados a un postrado círculo de muerte, a una oscura eternidad de Ignorancia, un pálpito en una inerte masa inconsciente, o aprisionada en inmovilizadas espirales de Fuerza, por la ciega compulsión de la materia sorda y muda ella rehusa dormir inmóvil en el barro. Entonces, por castigo de su rebelde despertar dotada solamente de la rígida Circunstancia mecánica como ingeniería de su arte de magia, diseña divinas maravillas a partir del barro; en el plasma implanta su muda impronta inmortal, ayuda al tejido vivo a pensar, al retraído sentido a sentir, a través de los frágiles nervios destella punzantes mensajes, en un corazón de carne milagrosamente ama,

180

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

a los toscos cuerpos otorga un alma, una voluntad, una voz.

sus: 179. 24.

Siempre invoca como con varita mágica seres y formas y escenas innumerables, portadores de la antorcha de sus pompas a través del Tiempo y del Espacio. Este mundo es su prolongada jornada a través de la noche, los soles y los planetas lámparas que alumbran su camino, nuestra razón la confidente de sus pensamientos, nuestros sentidos sus vibrantes testigos. Esbozando sus señales a partir de cosas medio ciertas, medio falsas, trabaja para reemplazar con sueños realizados el recuerdo de su perdida eternidad.

II iv

Estas son sus obras en la inmensa ignorancia del mundo: hasta que el velo se haya levantado, hasta que la noche se haya extinguido, en la luz o en la oscuridad continúa su incansable búsqueda; el Tiempo es la vía de su interminable peregrinar. Una poderosa pasión motiva todos sus trabajos. Su Amante eterno es la causa de su acción; por él surgió ella de las invisibles Vastedades para moverse aquí en un inhóspito mundo inconsciente.

1su: 179. 24. sus: Huésp. su: id.

Cuanto en el mundo acontece es su comercio con su Huésped oculto, sus talantes toma ella como apasionados moldes para su corazón; en la belleza atesora ella la soleada luz de su sonrisa. Avergonzada de su espléndida cósmica pobreza,

sus: ella; su: él. con sus pequeños obsequios engatusa su poderío, con sus escenarios mantiene la fidelidad de su mirada id.

y atrae sus errantes pensamientos de visión lejana para que se posen en las figuras del millón de impulsos de su Fuerza. Sólo atraer a su velado compañero y mantenerlo apretado contra su pecho bajo su manto del mundo para impedir que desde este abrazo regrese a su paz amorfa, es el asunto de su corazón y el ceñidor de su cuidado. Mas cuando él está más cerca, ella lo siente lejano. Pues contradicción es la ley de su Naturaleza. A pesar de que ella está siempre en él y él en ella, como si desconociera la eterna atadura, su voluntad es encerrar a Dios dentro de sus trabajos

181

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y guardarlo como su preciado prisionero para que nunca puedan separarse en el Tiempo. Una cámara suntuosa para el sueño del espíritu al principio ella construyó, una escondida habitación interior, en donde él duerme como un huésped olvidado. Pero ahora ella se vuelve para romper el olvidado conjuro, despierta al durmiente en el esculpido lecho; ella encuentra de nuevo la Presencia en la forma y en la luz que despierta con él recobra un sentido para el Tiempo apresurado y cansino, y a través de esta mente que antaño oscurecía el alma pasa un destello de la invisible deidad. A través de un luminoso sueño del espacio del espíritu construye la creación como un puente arco iris entre el original Silencio y el Vacío. El universo en movimiento se ha convertido en una red con la que teje una trampa para el consciente Infinito. Hay con ella un conocimiento que oculta sus pasos bajo la apariencia de una muda omnipotente Ignorancia. Hay con ella un poder que hace ciertas las maravillas; lo increíble es el material de su acto común. sus: 179. 24.

id. mundo Vida más G.

Sus determinaciones, resultan enigmas en acción; examinados, se convierten en diferentes de lo que eran, explicados, parecen todavía más inexplicables. Incluso en nuestro mundo ha prevalecido un misterio que la ingeniosa pantalla de trivial simplicidad de la tierra esconde; sus niveles más amplios de sortilegios están construidos. Allí el enigma muestra su espléndido prisma, allí no existe el intenso camuflaje de lo común; oculta, profunda llega toda experiencia, el prodigio es siempre nuevo, el milagro divino. Hay allí una velada carga, un toque misterioso, hay un secreto de oculto sentido. Aunque ninguna máscara terrenal oprime su cara, hacia su propio interior ella huye de su propia mirada. Toda las formas son indicios simbólicos de alguna velada idea

182

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

cuyo encubierto propósito se oculta a la búsqueda de la mente, sin embargo es una matriz de soberana consecuencia. Allí cada pensamiento y cada sentimiento es un acto, y cada acto un símbolo y un signo, y cada símbolo oculta un poder viviente. 179. 24.

Ella construye un universo de verdades y de mitos, pero lo que más necesita no lo puede construir; todo lo mostrado es sólo una figura o una copia de la Verdad, pero lo Real vela de ella su mística faz. Todo lo demás lo encuentra, le falta la eternidad; todo es buscado, mas perdido lo Infinito.

Sección III i Una consciencia iluminada desde lo alto por una Verdad ésta: cons. fue percibida; ésta podía ver la luz pero no la Verdad: captaba la Idea y con ella erigía un mundo; construía allí una Imagen a la que llamaba Dios. Mas algo verdadero e íntimo se albergaba allí. Los seres de ese mundo de vida más grande, inquilinos de un aire más amplio y de un espacio más libre, no viven por el cuerpo o para las cosas externas: una existencia más profunda era el asiento de su ser. En este intenso dominio de lo interno los objetos moran como compañeros del alma; los actos del cuerpo son un texto menor, traducción superficial de una vida interior. En este mundo todas las fuerzas forman la comitiva de la Vida y el pensamiento y el cuerpo se comportan como sus sirvientes.

su: Vida.

Las amplitudes universales le dan cabida: todas perciben el movimiento cósmico en sus propios actos y son los instrumentos de su cósmico poder.

su: todas.

O de su propio ser hacen su universo.

le: a la Vida.

A todos quienes han surgido a una vida más grande, una voz de las cosas nonatas susurra al oído, a sus ojos visitados por alguna alta luz solar la aspiración les muestra la imagen de una corona: para desarrollar una semilla que ella ha arrojado dentro,

183

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

su: de la Vida.

para culminar su poder en sí mismas sus criaturas viven. Cada una es una grandeza que crece hacia las alturas o desde su centro interior desborda hacia el exterior; ondas circulares de concéntrico poder que se tragan, engullido, su entorno. Aunque muchos con esta abundancia construyen una simple choza; en ámbitos más estrechos y panoramas más angostos confinados viven satisfechos con alguna partícula de grandeza obtenida. Gobernar el exiguo imperio de su persona, destacar en su pequeño mundo y hacer propias las alegrías y las tristezas de su entorno y satisfacer los motivos y los deseos de su vida son suficientes encomienda y cometido para su capacidad, actuar de mero administrador de la Persona y de su destino. Esto era línea de transición y punto de partida, una primera inmigración dentro de lo celestial, para todo aquel que entra en esa brillante esfera: estos son los parientes de nuestra raza terrena; esta región linda con nuestro mortal estado.

III ii

Este mundo más amplio nos presta nuestros movimientos más elevados, sus poderosas formaciones construyen nuestros yoes en desarrollo; sus criaturas son nuestras réplicas aunque más brillantes, completan los tipos que nosotros sólo iniciamos y culminan de forma segura lo que nosotros nos esforzamos por ser. Como caracteres eternos concebidos, de una pieza, no empujados como nosotros por mareas contrarias, secundan ellos al invisible guía en el corazón, sus vidas obedecen la ley de la Naturaleza interior. Allí se conserva el almacén de la grandeza, el molde del héroe; el alma es la atenta constructora de su destino; nadie es un espíritu indiferente e inerte; cada uno elige su bando, pues ellos ven al dios que adoran. Una batalla se entabla entre lo verdadero y lo falso, un peregrinaje comienza hacia la Luz divina. Pues incluso la Ignorancia aspira allí a conocer y brilla con el lustre de una distante estrella;

184

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

hay allí un conocimiento en el corazón del sueño y la Naturaleza llega a ellos como una fuerza consciente. Un ideal es su líder y su rey: aspirando a la monarquía del sol invocan a la Verdad para su elevado gobierno, la mantienen encarnada en sus actos cotidianos y colman sus pensamientos con su inspirada voz y conforman sus vidas a la forma de su aliento, hasta que de su divinidad de dorado sol también ellos participan. O a la verdad de la Oscuridad se alistan; por el Cielo o por el Infierno deben librar combate: guerreros del Bien, sirven a una causa luminosa o son soldados del Mal en la paga del Pecado. Pues el mal y el bien una igual ocupación mantienen doquiera el Conocimiento es gemelo de la Ignorancia.

su: divinidad.

su: el Pecado.

Todos los poderes de la Vida tienden hacia su divinidad en la amplitud y audacia de ese aire, cada uno construye su templo y expande su culto, y también el Pecado es allí una deidad. Afirmando la belleza y el esplendor de su ley reclama la vida como su natural dominio, asume el trono del mundo o viste ropajes papales: sus adoradores proclaman su sagrado derecho. Reverencian a una Falsedad tocada con tiara roja, adoran la sombra de un Dios torcido, admiten la Idea negra que retuerce el cerebro o yacen con la Energía ramera que mata el alma. Una virtud dominante adopta una pose estatuaria, o una pasión de Titán incita a un arrogante desasosiego: en el altar de la Sabiduría son reyes y sacerdotes o sus vidas un sacrificio a un ídolo de Poder. O la Belleza brilla en ellos como errática estrella; demasiado lejana para darle alcance, apasionadamente siguen su luz; en el Arte y en la vida captan el rayo del Todo Belleza y hacen del mundo su reluciente casa del tesoro: incluso las formas comunes están vestidas de maravilla;

185

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

un encanto y una grandeza encerrados en cada hora despierta a la alegría que duerme en todas las cosas creadas. Una formidable victoria o un formidable fracaso, un trono en el cielo o un agujero en el infierno, la Energía dual han justificado y estampado sus almas con su formidable sello: sea lo que sea lo que el Destino pueda hacer con ellos, han ganado; algo han hecho, algo han sido, viven. Allí la Materia es consecuencia del alma y no su causa. En un balance inverso a la verdad de las cosas de la tierra lo grueso pesa menos, lo sutil cuenta más; en los valores interiores se apoya el plan exterior. Como por el pensamiento vibra la expresiva palabra, como se conmueve el acto por la pasión del alma el sensible diseño aparente de este mundo mira vibrante hacia atrás a un poder interior. Una Mente no limitada por el sentido externo otorgaba figuras a los imponderables del espíritu, registraba sin surcos los impactos del mundo convertía en concreta emoción del cuerpo los vívidos trabajos de una Fuerza incorpórea; poderes aquí subliminales que actúan sin ser vistos o emboscados se agazapan a la espera detrás del muro daban un paso al frente descubriendo su faz. Lo oculto se hacía allí patente, lo obvio conservaba un aspecto oculto y apoyaba su espalda en lo desconocido; lo invisible era percibido y se insertaba entre las formas visibles. En la comunión de dos mentes que se encuentran el pensamiento miraba al pensamiento sin necesidad de la palabra; la emoción abrazaba a la emoción en dos corazones, cada uno sentía el estremecerse del otro en carne y nervio o se fundían uno con el otro y crecían inmensos como cuando arden dos casas y el fuego se junta con el fuego: el odio estrujaba al odio y el amor penetraba en el amor, la voluntad luchaba con la voluntad en el invisible ámbito de la mente; las sensaciones de los otros pasando a través como olas

186

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

dejaban estremecido el sutil armazón del cuerpo, su furia se precipitaba al galope en violento ataque, avasallante carga de cascos sobre el sacudido suelo; uno sentía la pena del otro invadirle el pecho, la alegría ajena corría exultante a través de la sangre: los corazones podían aproximarse a través de la distancia, acercarse las voces pronunciadas sobre la orilla de lejanos mares. Pulsaba allí el latido del viviente intercambio: el ser percibía al ser incluso en la lejanía y la consciencia respondía a la consciencia. Y sin embargo la unidad última no se encontraba allí. Había una separatividad entre alma y alma: podía construirse un muro interior de silencio, una armadura de poder consciente podía proteger y escudar; el ser podía estar encerrado en sí mismo y en soledad; uno podía permanecer aparte en su mismidad, solo. Faltaba todavía la identidad y la paz de la unión. Todo era todavía imperfecto, conocido a medias, a medio hacer: el milagro de la Inconsciencia sobrepasado, el milagro de lo Superconsciente todavía, [desconocido, retraído, no percibido, incognoscible,] los contemplaba desde lo alto, origen de cuanto eran. Como formas llegaban del amorfo Infinito, como nombres vivían de una innominada Eternidad. El comienzo y el fin permanecían ocultos; un término medio trabajaba inexplicado, abrupto: eran palabras que hablaban a una vasta Verdad carente de palabras, eran números engrosando una suma no acabada. Nadie verdaderamente se conocía a sí mismo o conocía al mundo o a la viviente Realidad allí atesorada: sólo conocían lo que la Mente podía tomar y construir a partir del inmenso almacén secreto de la Supermente. Una oscuridad bajo ellos, un brillante Vacío arriba, inseguros vivían en un gran Espacio ascendente; mediante misterios explicaban un Misterio, una enigmática respuesta se añadía al enigma de las cosas.

187

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Asw.

Conforme se movía en el éter de esta ambigua vida, él mismo pasaba a ser un enigma para sí mismo; en todo veía símbolos a los que buscaba un significado.

Sección IV Entre inestables manantiales de muerte y nacimiento y sobre mudables fronteras de cambio del alma, cazador en la creativa senda del espíritu, Asw. continuó en las magníficas y poderosas estelas de la vida su: de la vida. persiguiendo su hermética delicia formidable en una peligrosa aventura sin término. Al principio no aparecía propósito alguno en esos largos recorridos: sólo veía la apartada fuente de donde las cosas aquí surgían que miraba hacia atrás a una fuente más remota. la vida.

Pues conforme se distanciaba de las líneas terrenales se percibía una atracción más intensa desde lo Desconocido, un contexto superior de pensamiento liberador la conducía hacia la maravilla y el descubrimiento; allí llegaba una gran liberación de las pequeñas preocupaciones, una imagen más poderosa de deseo y de esperanza, una fórmula más vasta, un escenario más grande. Ella seguía dando vueltas hacia alguna remota Luz: sus signos todavía encubrían más de lo que mostraban; pero ligados a una visión y una voluntad de lo inmediato perdían su propósito en el alborozo del uso, hasta que despojados de su significado infinito se convertían en una cifra que rutilaba con sentido irreal. Armada con un arco mágico y embrujado apuntaba hacia un blanco que permanecía invisible y que parecía siempre remoto a pesar de estar siempre próximo.

Como quien deletrea caracteres iluminados, el libro de claves de un intrincado texto mágico, él: Asw; sus: vida. recorría él con la vista sus sutiles extraños diseños enmarañados y el difícil teorema velado de sus claves, rastreaba en las inmensas arenas del desierto del Tiempo sus: vida. el hilo de los comienzos de sus titánicos trabajos, observaba su charada en acción en busca de algún indicio, su: id.

188

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

leía los Inexistentes Gestos de sus siluetas, y se esforzaba por capturar en sus abigarrados desplazamientos la fantasía de la danza de sus secuencias que escapaban con ritmo de misterio, destello de pies fugitivos en huidizo suelo. sus: vida.

En el diseño laberíntico de sus pensamientos y esperanzas y en las callejuelas de sus íntimos deseos, en los complicados rincones repletos de sus sueños y en rondas atravesadas por intrigantes irrelevantes rondas, caminante extraviado en medio de escenas fugitivas, perdía él su rastro siguiendo cada decepcionante conjetura. Constantemente hallaba palabras clave, cuya clave desconocía. Un sol que deslumbraba a su propio ojo de visión, brillante capucha de un luminoso enigma iluminaba la densa barrera púrpura del cielo del pensamiento: un tenue trance prolongado mostraba a la noche sus estrellas.

su: id. sus: id.

su: id.

sus: id.

Como si sentado próximo al vano de una ventana abierta, entre profusión de destellos leía al del relámpago capítulos de su metafísico romance de la búsqueda del alma de la Realidad perdida y sus ficciones esbozadas desde el hecho auténtico del espíritu, sus caprichos y fantasías y encubiertos significados, sus impetuosas parodias incompresibles y sus giros de misterio. Las espléndidas envolturas de su secreto que cubrían su deseable cuerpo fuera del alcance de la mirada, las extrañas formas significativas tejidas en su ropa, sus diseños cargados de sentido del alma de las cosas él vio, sus falsas transparencias de colorido pensamiento, sus ricos brocados pespunteados con imaginativas fantasías y las mudables máscaras y bordados del disfraz. Un millar de camufladas caras de la Verdad lo miraban desde sus formas con ojos irreconocibles y sin palabras hablaban bocas irreconocibles, desde la mascarada de su disfraz, o lo observaban desde la recóndita magnificencia y sutil esplendor de sus vestimentas.

189

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

En repentinos destellos de lo Desconocido, inexpresivos sonidos se volvían verídicos, ideas que parecían sin sentido esclarecían la verdad; voces que llegaban desde invisibles mundos expectantes pronunciaban las sílabas de lo Unmanifiesto para vestir el cuerpo de la Palabra mística, y mágicos diagramas de la Ley oculta sellaban una precisa ilegible armonía, o utilizaban color y figura para reconstruir el blasón heráldico de las secretas cosas del Tiempo. sus: vida.

En sus verdes junglas y en sus secretas profundidades, en sus espesuras de alegría en donde el peligro abraza al deleite, vislumbró las escondidas alas de sus más musicales esperanzas, resplandor de azur y de oro y de fuego escarlata. En sus umbrías sendas, que bordean las azarosas andaduras de sus campos y junto a sus cantarines riachuelos y calmos lagos encontró el brillo de sus dorados frutos de gozo y la belleza de sus flores de sueño y de éxtasis. Como en el milagro de un corazón transmutado por la alegría observó en el resplandor alquimista de sus soles la eclosión carmesí de una flor secular en el árbol de sacrificio del amor espiritual.

su: id.

En el adormilado esplendor de sus lunas él vio, perpetua repetición a través de las horas, la danza de pensamientos cual libélulas sobre la corriente del misterio que rozan pero nunca prueban su carrera de murmullos, y escuchó la risa de sus sonrosados deseos corriendo como para escapar de manos anhelantes, tintineantes campanillas tobilleras de dulce fantasía.

su: id.

En medio de símbolos vivos de su oculto poder se movía él y los percibía como cercanas formas reales: en esta vida más concreta que las vidas de los hombres palpitaban latidos del corazón de la oculta realidad: allí estaba encarnado lo que nosotros únicamente pensamos y sentimos, armazón propio tenía lo que aquí toma prestadas formas exteriores.

sus: id.

Compañero del Silencio en sus austeras alturas

190

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

su: vida.

sus: id.

id. id. Asw.

su: vida.

*

aceptado por su poderosa soledad, permaneció él junto a ella en meditativos picos en donde la vida y el ser son un sacramento ofrecido a la Realidad de más allá, y la vio soltar dentro del infinito sus encapuchadas águilas de significancia, mensajeras del Pensamiento hacia lo Incognoscible. Identificado con la visión y el sentido del alma, penetrando en sus profundidades como en el interior de una casa, se transformó él en todo lo que ella era o anhelaba ser, pensó con sus pensamientos y viajó en sus etapas, vivió por su aliento y examinó todo con sus ojos para poder aprender el secreto de su alma. Espectador subyugado por su escena, admiró su espléndido frente de pompa y de juego y las maravillas de su rica y delicada artesanía, y se estremeció con la insistencia de su grito; aceptó apasionado los sortilegios de su poder, sintió arrojada sobre él su abrupta voluntad misteriosa, sus manos que amasaban el destino en su violento abrazo, su toque que impulsa, sus poderes que toman y arrastran. Mas también vio esto, a su alma que lloraba por dentro, sus vanas búsquedas que se aferraban a la huidiza verdad, sus esperanzas cuya sombría mirada emula a la desesperación, la pasión que enseñoreaba sus miembros vehementes, la agitación y el rapto de sus pechos anhelantes, su mente que trabaja afanosamente insatisfecha con sus frutos, su corazón que no conquista a su único Amado. Siempre se encontraba con una velada Fuerza indagadora, exiliada diosa construyendo cielos simulados, Esfinge cuyos ojos buscan en lo alto un escondido Sol.

Sección V sus: de la vida. Constantemente percibía la cercanía de un espíritu en sus formas: su: espírit.; su: vida. su

pasiva presencia era la fuerza de su naturaleza; en las formas aparentes esto es lo único real, incluso sobre la tierra el espíritu es la clave de la vida,

191

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

sus: vida; su: espirit.

pero sus sólidos exteriores en parte alguna llevan su traza. El sello del espíritu es indistinguible en los actos de la vida.

*

Un pathos de las perdidas alturas es su llamada. Sólo a veces es captada una línea imprecisa que parece una insinuación de la velada realidad.

lo: a Asw.

La Vida lo miraba fijamente desde vagos contornos confusos ofreciendo una imagen que los ojos no podían conservar, historia allí nunca antes escrita. Como en un fragmentado diseño en parte perdido los significados de la Vida escapaban al ojo que observaba. El rostro de la vida oculta de la mirada su ser real; el sentido secreto de la Vida está escrito adentro, arriba. El pensamiento que le da sentido vive alejado más allá; no es visto en su diseño a medias terminado. En vano esperamos leer los signos camuflados o descubrir la palabra de la charada representada sólo a medias. Sólo en esa vida más grande un críptico pensamiento es hallado, sugerida alguna palabra reveladora que hace del mito de la tierra una historia inteligible. Por fin fue visto algo que se asemejaba a una verdad.

En la penumbra de un aire de peligroso misterio el ojo que mira a la mitad oscura de la verdad distinguió una imagen en medio de un densa mancha borrosa y dirigiendo la vista a través de una niebla de tintes sutiles vio encadenado a un dios medio ciego desconcertado ante el mundo en el cual se movía, su: del dios. aunque consciente de una luz que animaba su alma. Asw.

el dios.

sus: vida. el dios. sus: vida.

Atraído por extraños resplandores lejanos, guiado por los sonidos de flauta de un Músico distante buscaba su camino en medio de las llamadas y las risas de la vida y de la caótica sucesión de su miríada de pasos hacia alguna total profunda infinitud. Alrededor se agolpaba el bosque de sus signos: al azar leía él [mediante flechazos de Pensamiento que acertaban en el blanco por intuición o luminosa suerte,] sus cambiantes coloridas luces viarias de la idea

192

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

y sus aconteceres súbitos e impredecibles, los jeroglíficos de sus simbólicos boatos y sus puntos de referencia en las entrecruzadas sendas del Tiempo.

lo: al dios.

En sus laberintos de aproximación y de retirada a todas partes lo atrae y lo rechaza, pero atraído en demasía ella escapa a su abrazo; por todos los caminos ella lo lleva pero ninguno es seguro.

su: vida.

Cautivado por la multitonal maravilla de su canto, atraído por el hechizo de sus maneras y movido a la alegría y a la tristeza por su toque casual, espírit=dios 192.25. él se extravía a sí mismo en ella mas sin conseguirla. sus: vida.

su: id.

Un fugitivo paraíso le sonríe desde sus ojos: él sueña en su belleza hecha por siempre suya, él sueña con el dominio al que someterá a sus miembros, él sueña con el encanto de sus pechos de gozo. En su ornamentada escritura, su fantasiosa traducción del limpio texto original de Dios, cree él leer la Maravillosa Escritura, sagrada llave de desconocidas beatitudes. Pero la Palabra de la Vida permanece oculta en su escrito, el canto de la Vida ha perdido su nota divina.

192.25.

sus: vida.

su: vida.

Invisible, cautivo en una casa de sonido, el espíritu perdido en el esplendor de un sueño desde su silencio natural escucha la oda de mil voces de una ilusión. Una delicada textura de embrujo rapta el corazón o una ardiente magia tiñe sus tonos y colores, que sin embargo tan sólo despiertan una emoción de gracia transitoria; notas de una marcha errática interpretada por el Tiempo errante, que llaman a un breve deleite insatisfecho o ensimisman en embelesos a la mente y al sentido, mas no obtienen la luminosa respuesta del alma. Un ciego latido del corazón que llega al gozo a través de las lágrimas, un anhelo de picos jamás alcanzados, un éxtasis de insatisfecho deseo acompañan los últimos ascensos hacia el cielo de su voz. Transmutados son los recuerdos de pasados sufrimientos

193

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

su: vida. sus: vida.

su: vida.

en la dulce estela fugitiva de antiguas tristezas: convertidas son las lágrimas en gemas de diamantino dolor, su tristeza en el mágico remate de un cantar. Breves son sus arrebatos de felicidad que tocan la superficie, y luego escapan o mueren: un perdido recuerdo resuena en sus profundidades, suya es una nostalgia inmortal, la velada llamada del ser; prisionero en el limitante mundo de lo mortal, un espíritu lacerado por la vida solloza en su pecho; un preciado sufrimiento es su más profundo grito. Caminanta en desoladas rutas desesperadas, frustrada voz a lo largo de los caminos del sonido abandonada clama a una olvidada felicidad. Extraviada en las cavernas de eco del Deseo, conserva los fantasmas de las esperanzas muertas de un alma y mantiene viva la voz de cosas perecidas o permanece sobre dulces y erráticas notas buscando el placer en el corazón del dolor. Una fatídica mano ha pulsado las cuerdas cósmicas y la intrusión de un distorsionado acorde sofoca la escondida clave de la música interior que sin ser oída conduce las cadencias de superficie. Sin embargo alegría es vivir y crear y alegría amar y esforzarse aunque todo fracase, y alegría buscar aunque todo cuanto encontramos decepcione y todo en lo que nos apoyamos traicione nuestra confianza; sin embargo algo en el fondo hacía que valiera la pena, un apasionado recuerdo acosa con el fuego del éxtasis. Incluso la aflicción mantiene la alegría escondida bajo sus raíces: pues nada de lo que el Uno ha hecho es realmente vano: en nuestros derrotados corazones sobrevive la fuerza de Dios y la estrella de la victoria todavía ilumina nuestra desesperada ruta; nuestra muerte constituye un pasaje hacia nuevos mundos. Esto a la música de la Vida añade el crescendo de su antífona. A todo presta ella la gloria de su voz; a los arrobos del cielo que susurran a su corazón y pasan,

194

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

a los efímeros anhelos de la tierra que gritan desde sus labios y declinan. Únicamente el himno dado por Dios escapa al arte que vino con ella desde su casa espiritual pero se detuvo a medio camino y fracasó, palabra silenciosa despertada en alguna profunda pausa de mundos que esperan, murmullo suspendido en el silencio de la eternidad: pero ningún aliento llega desde la paz celestial: un suntuoso interludio ocupa el oído y el corazón atiende y el alma consiente; repite una música evanescente prodigando en lo transitorio la eternidad del Tiempo. Un trémolo de las voces de las horas olvidadizo oculta el alto tema intentado que el espíritu que decidió encarnarse vino a interpretar en el vasto clavicordio de la Fuerza de la Naturaleza. Tan sólo un poderoso murmullo aquí y allá de la eterna Palabra, de la beatífica Voz o un toque de Belleza que transfigura corazón y sentido, un errante esplendor y un místico grito, recuerda la fuerza y la dulzura que ya no escuchamos.

Sección VI aquí: en la Tierra.

Aquí está la brecha, aquí se detiene o se hunde la fuerza de la vida; este déficit empobrece a la mágica artesana: esta carencia hace que todo el resto parezca escaso y desnudo. Una empobrecida visión domina el horizonte de sus actos: sus profundidades recuerdan lo que ella vino a hacer, pero la mente ha olvidado o el corazón se confunde: en las interminables líneas de la Naturaleza está extraviado el Dios. En el conocimiento sintetizar la omnisciencia, en la acción erigir al Omnipotente, crear aquí a su Creador fue la pretensión de su corazón, ocupar el escenario cósmico con la manifestación de Dios. Esforzándose para transformar el silente lejano Absoluto, en omnireveladora epifanía, en expresión de lo Inefable, querría traer aquí la gloria de la fuerza de lo Absoluto,

195

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

convertir el reposo en rítmico balanceo de creación, maridar con un cielo de calma un mar de felicidad. Un fuego para llamar a la eternidad dentro del Tiempo, hacer la dicha del cuerpo tan vívida como la del alma, querría elevar la tierra a la vecindad del cielo, los trabajos de la vida igualar con el Supremo y reconciliar al Eterno con el Abismo. Su sentido pragmático de la Verdad trascendente le hace colmar el silencio con voces de los dioses, pero en el griterío la Voz una permanece perdida.

su: vida.

Porque la visión de la Naturaleza va más allá de sus actos. Una vida de dioses en el cielo ve en lo alto, un semidiós emergiendo desde el simio es todo lo que logra en nuestro mortal elemento. Aquí el semidiós, el semititán son su tope: esta vida más grande fluctúa entre la tierra y el cielo. Una punzante paradoja persigue sus sueños: su encapuchada energía mueve a un mundo ignorante a buscar la alegría que su propio poderoso abrazo sofoca: estrechado entre sus brazos no puede volver a su origen.

el mundo.

Inmenso su poder, interminable el vasto dinamismo de sus actos, su significado permanece extraviado y perdido.

su: vida.

Aunque ella lleva en su pecho secreto las órdenes y el trayecto de la etapa de todas las cosas nacidas parcial parece su conocimiento, pequeño su propósito; sobre un suelo de anhelo discurren sus suntuosas horas. Una plúmbea Nesciencia lastra las alas del Pensamiento, su poder oprime al ser con sus ropajes, sus acciones aprisionan su inmortal mirada.

su: vida.

Un sentido del límite agobia sus habilidades y en parte alguna están asegurados el contento o la paz: porque a todo lo profundo y bello de su trabajo le falta una sabiduría que haga al espíritu libre. Un trasnochado y desvaído encanto tenía ahora su faz decaía en él el interés por su súbito y llamativo saber; su: Asw.; suya: vida. la amplitud de su alma demandaba una dicha más profunda que la suya. su: vida.

él: Asw.; su: vida. y

196

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

sus: vida.

De sus trazados de Dédalo él buscaba escapar; más ni de asta ni de marfil puerta encontraba ni postigo hacia la visión espiritual, no había salida de este espacio como de sueño. Nuestro ser debe avanzar eternamente a través del Tiempo; la muerte no nos ayuda, vana es la esperanza de cesar; una secreta Voluntad nos compele a persistir. El reposo de nuestra vida está en el Infinito; no puede terminar, su fin es la Vida suprema. La muerte es un pasaje, no el final de nuestro caminar: un antiguo impulso profundo continúa su trabajo: nuestras almas son arrastradas como por una traílla oculta, llevadas de nacimiento en nacimiento, de mundo en mundo, nuestros actos prolongan tras el decaimiento del cuerpo la ancestral jornada perpetua que no tiene pausa. Ninguna cima silenciosa es hallada en donde el Tiempo pueda reposar. Era una corriente mágica que no alcanzaba mar alguno. No importa lo lejos que fuera, hacia dónde se volviera, la rueda de los trabajos corría con él y lo superaba; siempre quedaba por hacer una tarea más. Un pulso de acción y un grito de búsqueda crecía para siempre en este inquieto mundo; un atareado murmullo ocupaba el corazón del Tiempo. Todo era intento de solución y agitación constante. Un ciento de vías para vivir eran intentadas en vano: una homogeneidad que asumía un millar de formas luchaba por escapar de su prolongada monotonía y fabricaba cosas nuevas que pronto eran como las antiguas. Un llamativo decorado atraía el ojo y valores noveles renovaban antiguos temas para burlar a la mente con la idea del cambio. Una pintura diferente que todavía era la misma apareció sobre el difuso trasfondo cósmico. Únicamente otra laberíntica casa de criaturas con sus hechos y acontecimientos, una ciudad de tráfico de almas cautivas,

197

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

un mercado de creación y sus mercaderías, era ofrecida a los laboriosos mente y corazón. Un circuito que termina en donde comenzó hacia adelante es impulsada la eterna marcha de progreso en la desconocida ruta de la perfección. Cada esquema final conduce a un subsiguiente plan. Mas cada nuevo comienzo parece el último, inspirado evangelio, última cima de la teoría, proclamando la panacea para todos los infortunios del Tiempo o transportando el pensamiento a su último vuelo cenital y haciendo sonar las trompetas del descubrimiento supremo; cada breve idea, de perecedera estructura, divulga la inmortalidad de su ley, su afirmación de ser la perfecta forma de las cosas, la personificación última de la Verdad, dorado tope del Tiempo. Más nada ha sido alcanzado de valor infinito: un mundo construido siempre de nuevo, nunca completo, seguía apilando intentos a medias sobre fracasados intentos y veía un fragmento como la eterna Totalidad. En el carente de propósito monto total de las cosas hechas la existencia parecía un vano acto de necesidad, una lucha de eternos opuestos en un cerradísimo abrazo de antagonismo, un juego sin desenlace o idea, una ávida marcha de vidas sin meta, o, escrita sobre una vacía pizarra del Espacio, una inútil y recurrente suma de almas, una esperanza frustrada, una luz que nunca brilló, la labor de una Fuerza incompleta encadenada a sus actos en una oscura eternidad. No hay final o todavía no puede ser visto: aunque derrotada, la vida debe seguir luchando; de continuo sigue viendo una corona que no puede alcanzar; sus ojos permanecen fijos más allá de su caído estado. donde la corona.

Allí vibra todavía dentro de su pecho y de los nuestros la gloria que un día fue y ya no es,

198

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

o desde allí nos llama un no realizado más allá una grandeza todavía no alcanzada por el titubeante mundo. En una memoria detrás de nuestro mortal sentido persiste el sueño de un aire más amplio y más feliz respirando entre libres corazones de alegría y de amor, olvidado por nosotros, inmortal en el Tiempo perdido. sus: vida.

El espectro de la beatitud persigue sus angustiadas profundidades; porque ella recuerda todavía, aunque ahora tan lejano, su reino de dorada facilidad y alegre deseo y la belleza y la fuerza y la felicidad que fueron suyos en la dulzura de su radiante paraíso, en el reino del éxtasis inmortal a medio camino entre el silencio de Dios y el Abismo. En nuestras partes ocultas guardamos este conocimiento; despiertos a la llamada de un vago misterio, encontramos una honda Realidad invisible mucho más verdadera que la faz que ofrece al mundo la presente verdad: somos acosados por un yo que ahora no podemos recordar y movidos por el Espíritu que todavía debemos llegar a ser. Como uno que ha perdido el reino de su alma, miramos hacia atrás a alguna fase divina de nuestro nacimiento diferente de esta imperfecta criatura de aquí y esperamos en éste o en un mundo más divino recuperar todavía de la paciente custodia del Cielo lo que por el olvido de nuestra mente se nos escapa, la natural felicidad de nuestro ser, la delicia de nuestro corazón que hemos cambiado por aflicción, el estremecimiento del cuerpo que cambiamos por mero dolor, el gozo por el que nuestra naturaleza mortal suspira como suspira una oscura polilla hacia la Luz incandescente. Esta onda del ser añorante de gozo, este apremiante torbellino de energías insatisfechas, estas alargadas hasta la lejanía hileras de esperanzas que luchan en vanguardia alzan los ojos en adoración hacia el Vacío azul llamado cielo buscando la áurea Mano que nunca ha venido,

199

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

-

200.02.

id. él: id.

el advenimiento que toda la creación espera, el hermoso rostro de la Eternidad que aparecerá sobre los caminos del Tiempo. Pero todavía nos decimos para reavivar la fe, “Oh, seguramente un día acudirá a nuestra llamada, un día recreará nuestra vida de nuevo y pronunciará la fórmula mágica de paz y traerá la perfección al esquema de las cosas. Un día descenderá a la vida de la tierra, dejando el secretismo de las puertas eternas, a un mundo que a él clama por ayuda, y traerá la verdad que hace libre al espíritu, la alegría que es el bautismo del alma, la fortaleza que es el extendido brazo del Amor. Un día levantará él su terrible velo de belleza, impondrá la delicia en el palpitante corazón del mundo y pondrá al descubierto su cuerpo secreto de luz y de gozo.” Pero ahora nos esforzamos en alcanzar una meta desconocida: no hay final para la búsqueda ni para el nacimiento, no hay final para la muerte y el regreso; la vida que consigue su propósito demanda propósitos más grandes, la vida que fracasa y muere debe vivir de nuevo; hasta que no se haya encontrado a sí misma no puede cesar. Todo aquello por lo que vida y muerte fueron creadas debe ser realizado. ¿Pero quién puede decir que incluso entonces hay reposo? O reposo y acción son una sola cosa en el seno profundo de la suprema bienaventuranza de Dios. En un alto estado en donde ya no hay ignorancia, cada movimiento es una ola de paz y de gozo, reposo la inmóvil fuerza creativa de Dios, acción una onda en el Infinito y el nacimiento un ademán de la Eternidad. Un sol de transfiguración todavía puede brillar y la Noche puede dejar al desnudo su corazón de mística luz; la autoanulante, autoinfligida paradoja en un autoluminoso misterio pudiera cambiar,

200

CANTO VI: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA VIDA MÁS GRANDE

el embrollo en un milagro gozoso. Entonces Dios podría ser visible aquí, tomar aquí una forma; podría ser descubierta la identidad del espíritu; la vida podría revelar su verdadero rostro inmortal.

su: vida.

Pero ahora una labor sin término es su destino: en el decimal periódico puro de los acontecimientos nacimiento, muerte son puntos de ininterrumpida repetición; el viejo signo de interrogación apostilla cada página terminada, cada volumen de la historia de su esfuerzo. Un cojeante Sí camina todavía a través de los eones acompañado de un eterno No. Todo parece en vano, sin embargo interminable es el juego. Impasible da vueltas la Rueda por siempre giratoria, la vida no tiene desenlace, la muerte no trae el reposo. Prisionero de sí mismo el ser vive y conserva su fútil inmortalidad; la extinción denegada, su único escape. Un error de los dioses ha creado el mundo. O con indiferencia el Eterno observa el Tiempo.

FIN DEL CANTO SEIS

201

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Canto VII: El Descenso dentro de la Noche

Sección I

Asw.

Una mente absuelta de la vida, serenada para conocer, un corazón divorciado de la ceguera y del dolor, del sello de las lágrimas, del yugo de la ignorancia, se volvió para descubrir la causa del fracaso de este extenso mundo. Apartó la mirada de la faz visible de la Naturaleza y la dirigió al interior de la invisible Inmensidad, el formidable Infinito desconocido, dormido más allá de la interminable espiral de las cosas, que contiene al universo en sus atemporales extensiones y del que las ondas de su ser son nuestras vidas. Los mundos son construidos por su Aliento inconsciente y Materia y Mente son sus representaciones o sus poderes, nuestros pensamientos de vigilia el producto de sus sueños. Rasgado fue el velo que cubre las profundidades de la Naturaleza: vio la fuente del perdurable dolor del mundo y las fauces de la negra sima de la Ignorancia; el mal agazapado en las raíces de la vida alzó su cabeza y le miró a los ojos. En una oscura franja en donde desaparece el Espacio subjetivo, desde una desnuda orilla dominando todo cuanto es, una tenebrosa Nesciencia despierta, con sus enormes ojos vacíos asombrándose de Tiempo y de Forma, observaba las invenciones del viviente Vacío y del Abismo en donde nuestros comienzos surgieron. Detrás aparecía una esculpida máscara gris de la Noche contemplando el nacimiento de todas las cosas creadas. Una oculta Potencia consciente de su fuerza, una vaga y acechante Presencia por doquier, un Hado adverso que amenaza todo lo creado, una Muerte aparentando ser la oscura semilla de la vida, parecía dar vida y dar muerte al mundo.

202

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

Entonces desde el sombrío misterio de los abismos y desde el estéril seno de la Máscara algo que parecía un Pensamiento sin forma destacó lentamente. Una fatal Influencia se infiltraba en las criaturas cuyo toque letal asediaba al espíritu inmortal, sobre la vida era posado el inquietante dedo de la muerte y cubierta con error, aflicción y dolor la natural voluntad del alma hacia la verdad, la alegría y la luz. Una deformación enroscada que reivindicaba para sí la verdadera condición del ser, el verdadero impulso de la Naturaleza. Una hostil y pervertida Mente al trabajo en cada rincón de vida consciente instalada a sus anchas corrompía la Verdad con sus propias fórmulas; interceptora de la escucha del alma, afligiendo al conocimiento con el matiz de la duda capturaba los oráculos de los ocultos dioses, borraba los postes indicadores del peregrinaje de la Vida, cancelaba los firmes edictos grabados sobre la roca por el Tiempo, y en los fundamentos de la Ley cósmica erigía sus pilones de bronce de desgobierno. Incluso la Luz y el Amor por ese encubierto peligroso conjuro transformados desde la brillante naturaleza de los dioses en ángeles caídos y en engañosos soles, se convertían ellos mismos en un peligro y un hechizo, una perversa dulzura, un maleficio nacido del cielo: sus poderes podían deformar las cosas más divinas. Un viento de tristeza alentaba sobre el mundo; todo pensamiento era sitiado por la falsedad, todo acto estampado con el signo del defecto o de la frustración, todo alto intento con el fracaso o con el éxito vano, pero nadie podía conocer la razón de su caída. La Máscara gris susurraba y, aunque ningún sonido era oído, sin embargo en el ignorante corazón una semilla era sembrada que contenía el negro fruto de sufrimiento, pesadumbre y muerte. De las frías estepas de un inhóspito Indistinguible invisible, llevando la máscara gris de la Noche,

203

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

llegaban los sombríos terribles mensajeros, invasores desde un peligroso mundo de poder, embajadores del mal absoluto.

*

En silencio las inaudibles voces hablaban, manos que nadie veía plantaban la semilla fatal, ninguna forma era vista, pero un horrible trabajo era hecho, un decreto de hierro escrito en torcidas unciales imponía una ley de pecado y de destino adverso.

La vida lo miraba con alterados y sombríos ojos: a Asw. su: de la vida. él veía su belleza y el anhelante corazón de las cosas

su: id.

su: id.

su: id.

que con una pequeña felicidad está contento, respondiendo a un pequeño rayo de verdad o de amor; veía él su luz dorada y su lejano cielo azul, el verde de sus hojas y el color y el perfume de sus flores el encanto de los niños y el amor de los amigos y la belleza de las mujeres y los amables corazones de los hombres, más también veía los terribles Poderes que conducen sus humores y la angustia que ella ha extendido sobre sus vías, el Hado esperando en los pasos todavía no dados de los hombres y su mal y su tristeza y su último don la muerte. Un aliento de desilusión y decadencia estaba atento para corromper la madurez de la Vida y hacía pudrir la completa semilla del alma: el progreso se convertía en proveedor de la Muerte.

Un mundo aferrado a la ley de una Luz asesinada apreciaba los pútridos cuerpos de muertas verdades, saludaba retorcidas formas como cosas libres, nuevas y ciertas, bebía la belleza de la fealdad y del mal ellos: habit. mundo. sintiéndose ellos mismos huéspedes en un banquete de los dioses y gustando la corrupción como una comida muy especiada. Una oscuridad se asentaba en el agobiado aire; acosaba la brillante sonrisa de los labios de la Naturaleza y mataba la confianza natural a su corazón e imponía la aviesa mirada del miedo en sus ojos. El deseo que deteriora la natural bondad del espíritu reemplazaba con unos elaborados virtud y vicio

204

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

el franco impulso espontáneo del alma: afligiendo a la Naturaleza con la mentira dual, sus valores gemelos estimulaban un prohibido entusiasmo, hacían del mal un alivio del espurio bien, al ego entutoraban con la rectitud y el pecado y cada uno se convertía en un instrumento del Infierno. En desechados montones a los lados de una monótona carretera los sencillos deleites de antaño eran abandonados en el yermo del descenso de la vida hacia la Noche. Toda gloria de vida estaba ensombrecida, empañada con la duda; toda belleza terminaba en una avejentada faz; todo poder estaba trastocado en tiranía maldita por Dios y la Verdad en una ficción necesitada por la mente: la búsqueda de la alegría era ahora una aburrida cacería; todo conocimiento estaba convertido en una perpleja Ignorancia.

Sección II i Como de una oscura matriz vio emerger el cuerpo y el rostro de un oscuro Indistinguible escondido detrás de los hermosos arrabales de la vida. Su peligroso asunto es la causa de nuestro sufrimiento. Su aliento es un sutil veneno en los corazones de los hombres; todo el mal comienza desde esta ambigua faz.

sus: Asw.

lo: Asw.

Un peligro amenazaba ahora el aire común; el mundo se llenó de Energías amenazantes, y a cualquier sitio que volviera sus ojos en busca de ayuda o esperanza, en campo y casa, en calle y en campamento y en bazar encontraba el acechante y sigiloso ir y venir de armadas inquietantes encarnadas Influencias. Un desfilar de figuras de diosas oscuras y desnudas alarmaban el aire con gran desasosiego; terribles pisadas invisibles se aproximaban, formas amenazantes invadían la luz-de-sueño, y siniestros seres lo adelantaban por el camino cuya misma mirada era una calamidad: un encanto y una dulzura repentina y formidable, caras que mostraban atractivos labios y ojos

205

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

se aproximaban a él armadas de la belleza por celada, pero escondían un fatal propósito en cada rasgo y podían en un momento cambiar peligrosamente. Mas únicamente él discernía este velado ataque. Un velo cubría la visión interior, había allí una fuerza que ocultaba sus horribles pasos; todo era fraude, aunque se pensara a sí mismo la verdad; todo era acoso aunque inconsciente del acoso: pues nadie podía ver a los autores de su caída. II ii

Apercibido de alguna oscura sabiduría todavía retenida que era el sello y justificación de esta fuerza, siguió la senda de inmensos pasos oscuros que regresaban a la noche de la que vinieron. Llegó a una zona no edificada ni poseída por nadie: allí todos podían entrar pero nadie permanecer por mucho tiempo. Era un ámbito no humano de aire maligno, un abigarrado vecindario sin casa alguna, una tierra de frontera entre el mundo y el infierno. Allí la irrealidad era dueña de la Naturaleza: se trataba de un espacio en donde nada podía ser cierto, porque nada era lo que había anunciado ser: una elevada apariencia envolvía una engañosa vaciedad. Pero nada quería confesar su propio fingimiento incluso a sí mismo en el ambiguo corazón: una vasta decepción era la ley de las cosas; sólo mediante esta decepción podían vivir.

*

Un Nihil carente de sustancia garantizaba la falsedad de las formas que adoptaba esta Naturaleza y las hacía parecer ser y vivir por un momento. Una magia prestada las extraía del Vacío; tomaban una forma y una sustancia que no eran las suyas y mostraban un color que no podían conservar, reflejos de un fantasma de la realidad. Cada resplandor de arco iris era una espléndida mentira; una irreal belleza agraciaba el encanto de una cara. No podía confiarse en permanencia alguna:

206

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

La alegría nutría las lágrimas y el bien resultaba un mal, pero nunca de un mal podía resultar un bien: el amor pronto terminaba en odio, el deleite asesinado por el dolor, la verdad se convertía en falsedad y la muerte gobernaba la vida. Un Poder que se reía de los males del mundo, una ironía que juntaba los contrarios del mundo y los arrojaba al uno en brazos del otro para que lucharan, ponía un rictus sardónico en la faz de Dios. Distante, su influencia penetraba por doquier y dejaba la marca de una pezuña hendida en el pecho; un retorcido corazón y una extraña sombría sonrisa se burlaban de la siniestra comedia de la vida. Anunciando el advenimiento de una peligrosa Forma unos inquietantes pasos amortiguaban su terrible pisada para que nadie pudiera escucharlos o ponerse en guardia; nadie oía hasta que el terrible abrazo había llegado. O si no todo auguraba una aproximación divina, se percibía un aire de profecía, una celestial esperanza, que atendían la buena nueva, la llegada de una nueva estrella. El Diablo era visible pero envuelto en un manto de luz; parecía un ángel que ayuda desde los cielos: revestía la falsedad con la Escritura y con la Ley; engañaba con la sabiduría, con la virtud mataba el alma y conducía a la perdición por la senda que lleva al cielo. Proporcionaba una espléndida sensación de poder y de gozo, y, cuando el aviso surgía desde el interior, reafirmaba al oído con dulcísimos tonos o tomaba a la mente cautiva en su propia red; su rigurosa lógica hacía lo falso parecer cierto. Deslumbrando al elegido con el sagrado saber hablaba como la mismísima voz de Dios. El aire estaba lleno de perfidia y astucia; expresar la verdad era un estratagema en este sitio; la emboscada acechaba en una sonrisa y el peligro hacía de la seguridad su embozo, de la confianza su puerta de entrada: la falsedad llegaba sonriendo con los ojos de la verdad;

207

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

cada amigo podía tornarse en enemigo o espía, la mano que uno estrechaba escondía la estocada de una daga y un abrazo podía ser la jaula de hierro del Destino. La agonía y el peligro acechaban a sus temblorosas presas y les hablaban suavemente como se habla a un tímido amigo: el ataque surgía repentinamente vehemente e inesperado; el miedo asaltaba el corazón en cada vuelta y clamaba con la angustia de una terrible voz; llamaba a alguien para que salvara pero nadie se aproximaba. Todos caminaban cautelosamente, porque la muerte estaba siempre cercana; pero la precaución parecía un inútil derroche de cuidado, porque todo cuanto protegía se convertía en una trampa mortal, y cuando después de una larga incertidumbre la salvación llegaba y traía un alegre consuelo que disipaba la angustia, no resultaba sino un pasaje amable hacia peor destino. Allí no había tregua ni lugar seguro donde reposar; nadie se atrevía a dormir ni a bajar la guardia: era un mundo de batalla y de sobresalto. Los que estaban allí vivían exclusivamente para sí mismos; todo estaba en guerra contra todo, aunque con odio común se volvían contra la mente que buscaba algún bien superior; la verdad estaba exiliada para que no se atreviera a hablar y herir al corazón de la oscuridad con su luz o traer la nobleza de su conocimiento para blasfemar de la asentada anarquía de lo establecido.

Sección III Luego la escena cambió, aunque conservó su horrible esencia: alterando su forma la vida seguía siendo la misma. Había allí una capital sin Estado: sin nadie que gobernara, sólo facciones en pugna. Vio una ciudad de la antigua Ignorancia fundada sobre un suelo que desconocía la Luz. Allí todos caminaban solitarios en su propia oscuridad: sólo coincidían en diferir en los caminos del Mal, vivir a su propia manera sólo para ellos mismos o hacer respetar una común mentira o error;

208

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

allí el Ego era señor sobre su asiento victorioso y la Falsedad sentada junto a él, su reina y compañera: el mundo se volvía hacia ellos como el Cielo hacia la Verdad y hacia Dios. La Injusticia justificaba con sentencias firmes las soberanas medidas de pesaje de la legalizada mercancía del Error, pero todos los pesos eran falsos y ninguno el mismo; siempre vigilante con su balanza y una espada, para que ninguna palabra sacrílega pusiera en evidencia las desde antaño fórmulas consagradas de su arbitrariedad. Envuelta en sublimes declaraciones la intransigencia campaba a sus anchas y el libertinaje andaba al acecho parloteando de ley y orden: allí no había altar dedicado a la Libertad; la verdadera libertad era aborrecida y perseguida: la armonía y la tolerancia no se veían por ninguna parte; cada grupo proclamaba su Ley terrible e implacable. Una estructura de moralidad rematada con reglas escrituradas o una teoría apasionadamente creída y celebrada parecían la tabla de un elevado sagrado código del Cielo. Una práctica formal con cota de malla y talón de acero daba a una ruda y despiadada clase de guerreros arrancada de las salvajes entrañas de la tierra un arrogante porte severo de rigurosa nobleza, una cívica postura rígida y formidable. Mas todos sus actos privados desmentían la pose: el poder y la utilidad eran su Verdad y su Prerrogativa, la rapacidad de águila desgarraba el bien codiciado, picos picoteaban y garras desgarraban cualquier presa más débil. En su dulce intimidad de complacientes pecados a la Naturaleza obedecían y no a un moralista Dios. Inconscientes mercaderes en fardos de lo contrario, hacían lo que en otros perseguían; cuando sus ojos se posaban sobre el vicio de sus paisanos, la indignación los inflamaba, una virtuosa cólera; olvidadizos de su propio hondamente escondido delito, como turba lapidaban al vecino sorprendido en pecado. Un pragmático juez interno dictaba falsas sentencias,

209

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

*

planteaba las peores iniquidades en base a la equidad, razonaba las malas acciones como justas, sancionaba la escala del interés y del deseo del ego mercader. Así había un equilibrio, el mundo podía vivir. Un fervor fanático impulsaba sus despiadados cultos, toda fe diferente a la suya flagelada hasta la sangre como herejía; inquirían, capturaban, torturaban, quemaban o golpeaban y forzaban al alma a abandonar lo verdadero o morir. Entre sus opuestos credos y sectas en lucha abierta la Religión se sentaba sobre un trono teñido de sangre. Cien tiranías oprimían y mataban y fundamentaban la unidad sobre la fuerza y el fraude. Sólo la apariencia era apreciada allí como real: el ideal era un cínico extremo del ridículo; abucheada por la multitud, mofada por los chistosos iluminados, la búsqueda espiritual erraba marginada, — autoengañosa maraña del pensamiento de un soñador o loca quimera parecía o la impostura de un hipócrita, su apasionado instinto arrastrado a través de mentes oscuras perdidas en los circuitos de la Ignorancia. Una mentira era allí la verdad y la verdad una mentira.

-

Aquí debe el viajero de la Vía superior — pues peligrosos reinos del Infierno serpentean la ruta celestial — detenerse o pasar lentamente a través de este peligroso espacio, en sus labios una oración y el gran Nombre. Si no sondara todo con la afilada punta de lanza del discernimiento, podría tropezar en la interminable red de la falsedad. Frecuentemente debe volver la vista sobre sus hombros como uno que siente en su pescuezo el aliento de un enemigo; si no alcanzándolo sigilosamente por detrás un golpe traicionero podría arrojarlo y postrado clavarlo al impuro suelo, su espalda atravesada por la afilada estaca del Mal. De esta manera pudiera uno caer sobre el camino de lo Eterno perdiendo la única posibilidad del espíritu en el Tiempo sin que sus noticias llegaran a los expectantes dioses, marcado como “extraviado” en el registro de las almas,

210

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

su nombre el índice de una fracasada esperanza, la posición de una estrella muerta que se recuerda. Sólo estaban a salvo quienes guardaban a Dios en sus corazones: coraje su armadura, fe su espada, deben caminar, la mano lista para herir, el ojo para reconocer, lanzando la jabalina de una mirada al frente, héroes y soldados en la armada de la Luz. Incluso así apenas, pasado el horripilante peligro, liberados en un aire puro más calmo, se atrevían al fin a respirar y a sonreír de nuevo. De nuevo se movían bajo un sol real. Aunque el Infierno reclamaba supremacía, el espíritu todavía mantenía poder. Asw.

Atravesó esta región No Humana sin más consideración; enviado por las alturas, deseado por el Abismo: nadie se atravesaba en su camino, ninguna voz prohibía. Porque raudo y fácil es el camino del descenso, y ahora hacia la Noche se dirigía su faz.

Sección IV Aguardaba una mayor oscuridad, un reino peor, si puede haber peor en donde todo es mal extremo; mas para lo encubierto lo descubierto es lo peor al desnudo. Allí Dios y la Verdad y la suprema Luz jamás habían estado o no habían tenido poder alguno. Como cuando uno se desliza en el trance de un momento profundo sobre el borde de la mente hacia otro mundo, cruzó la frontera cuya sigilosa traza el ojo no podía ver y sólo el alma podía percibir.

Asw.

Llegó a un blindado cruel dominio y se vio a sí mismo errático como un alma perdida en medio de lúgubres muros y despiadados arrabales de la Noche. A su alrededor se amontonaban grises y sórdidas cabañas en la vecindad de altivos palacios de pervertido Poder, inhumanos alojamientos y demoníacos distritos. Una satisfacción del mal abrazaba su miseria; un sufrimiento acosando el esplendor asediaba esos caídos pardos suburbios de las ciudades del sueño de la vida.

211

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Allí la Vida mostraba al alma espectadora las sombrías profundidades de su extraño milagro. la Vida.

Una poderosa diosa caída, sin esperanza, oscurecida, deformada por alguna terrible maldición de Gorgona, como pudiera una ramera emperatriz en un tugurio, desnuda, desvergonzada, exultante alzaba su maligna faz de peligrosa belleza y encanto, y, suscitando el pánico con un trémulo beso entre la magnificencia de sus funestos pechos, atraía a sus abismos la caída del espíritu.

su: Asw.

Ante el campo de su mirada multiplicaba ella como en una película panorámica o cambiante plató el implacable esplendor de sus pompas de pesadilla. En el oscuro escenario de un mundo sin alma escenificaba entre espeluznantes luces y sombras sus dramas del dolor de las profundidades escritos en los agonizantes nervios de las cosas vivientes: épicas de horror y de siniestra majestad, pervertidas estatuas escupidas y endurecidas en el barro de la vida, un exceso de horrendas formas y de hechos horrendos paralizaba la compasión en el pecho endurecido.

su: Vida.

En tugurios de pecado y reuniones nocturnas de vicio estilizadas infamias de la concupiscencia del cuerpo y sórdidas imaginaciones grabadas en la carne, convertían el deseo en un arte decorativo: abusando del don de la Naturaleza su pervertida destreza inmortalizaba el grano sembrado de la muerte viviente, en una jarra de barro vertía el báquico vino, entregaba a un sátiro el cetro de un dios. Impuras, sádicas, con muecas en sus bocas, grises invenciones asquerosas horripilantes y macabras llegaban televisionadas desde los abismos de la Noche.

Su: Vida.

Su oficio ingenioso en monstruosidad, impaciente de toda forma y equilibrio natural, asombro boquiabierto de desnudas líneas exageradas, caricaturizaba una cruda realidad,

212

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

y artísticas exhibiciones de extrañas formas distorsionadas, y máscaras agargoladas obscenas y terribles arrollaban hasta atormentadas posturas al lacerado sentido. Vida.

Inexorable adoradora del mal, hacía de la vileza una enorme y sublimada inmundicia; un poder de dragón de energías de reptil y extrañas epifanías de Fuerza rastrera y grandezas de serpiente tumbándose en el barro atraían la adoración a un destello de cieno. Toda la Naturaleza arrancada de su marco y de su base era retorcida hasta una postura antinatural: la repulsión estimulaba al inerte deseo; la agonía era aderezada para el gozo como una rojiza comida especiada, al aborrecimiento le fue confiado el trabajo del deseo y la tortura adoptaba la forma de un abrazo; un ritual de angustia consagraba la muerte; la adoración se ofrecía al Antidivino. Una nueva estética del arte del Infierno que adiestraba a la mente para amar lo que el alma odia, imponía lealtad en los estremecidos nervios y forzaba a vibrar al reacio cuerpo. Demasiado dulce y demasiado armoniosa para excitar en este régimen que asolaba el núcleo del ser, la belleza fue proscrita, el sentimiento del corazón embotado hasta el sueño y apreciados en su lugar los estremecimientos de la sensación; el mundo era puesto a prueba por impulsos de la llamada del sentido. Aquí el frío intelecto material era el juez y necesitaba la comezón sensual y la sacudida y el azote para que su dura aridez y muertos nervios pudieran sentir alguna pasión y fuerza y acre punzada de vida. Una nueva filosofía teorizaba los derechos del mal, glorificaba la brillante raíz de la decadencia, o prestaba a una Fuerza pitón la persuasiva palabra y armaba con el conocimiento al bruto primal. Exclusivamente inclinada sobre la vida y la Materia de forma amenazante, la mente se convertía en la imagen de una bestia rampante;

213

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

se ponía en pie dentro del foso para escarbar hacia la verdad e iluminaba su búsqueda con los destellos del subconsciente. De allí surgían a borbotones ensuciando el aire superior, los inmundos y ulcerantes secretos del Abismo: a esto lo llamaba hecho positivo y vida real. Esto ahora conformaba la fétida atmósfera.

a Asw. su: id.

Una salvaje pasión bestial se arrastraba desde la Noche secreta para mirar a su presa con ojos fascinantes: a su alrededor como un fuego de farfullantes lenguas se repantingaba y reía un éxtasis bestial; el aire estaba lleno de anhelos brutales y crueles; agolpándose y zahiriéndose en monstruoso enjambre apremiaban con ponzoñoso zumbido dentro de su mente pensamientos que podían envenenar el más celestial aliento de la Naturaleza, forzando párpados reticentes asaltaban la visión actos que revelaban el misterio del Infierno. Todo lo que allí había estaba cortado por el mismo patrón.

Sección V

Una raza poseída habitaba aquellos lares. Una fuerza demoníaca que acecha en las profundidades del hombre y bulle reprimida por la humana ley del corazón, intimidada por la calma y los soberanos ojos del Pensamiento, puede en una llamarada y terremoto del alma surgir e, invocando a su noche nativa, subvertir la razón, invadir la vida y estampar su pezuña en el tembloroso suelo de la Naturaleza: esto era en ellos el ardiente núcleo de su ser. Una poderosa energía, un monstruoso dios, duro con el fuerte, implacable con el débil, miraba al cruel despiadado mundo que construyó desde los pétreos párpados de su fija idea. Su corazón estaba ebrio con el vino de una terrible ansiedad, con el sufrimiento de los otros sentía un estremecido deleite y de la muerte y de la ruina escuchaba la música grandiosa. Ostentar poder, ser el amo, era la única virtud y bien: reclamaba el mundo entero como salón de estar del Mal,

214

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

que su siniestro partido totalitario reinara el cruel destino de las cosas que alientan. Todo en un único plan era diseñado y normalizado bajo el asfixiante peso de una oscura dictadura.

Asw.

En calle y en casa, en consejos y en tribunales encontraba a seres que parecían como hombres vivos y que se elevaban con su palabra sobre altas alas del pensamiento pero que acogían todo lo que es infrahumano, vil y más bajo que el más bajo reptar de reptil. La razón diseñada para aproximarse a los dioses y elevar a la escala celestial mediante el toque de la mente sólo realzaba con su rayo iluminador la pervertida monstruosidad de su naturaleza innata.

su: Asw.

Con frecuencia, observando un rostro familiar gozosamente encontrado en alguna vuelta peligrosa, esperando reconocer una mirada de luz, su visión advertida por el ojo interior del espíritu descubría súbitamente la marca de fábrica del Infierno, o veía con el sentido interior que no puede errar, en el semblante de una hermosa o viril forma al demonio y al trasgo y al diablo. Una insolencia con la fortaleza de un frío corazón de piedra reinaba poderosa, obedecida, sancionada por la ley del Titán, la inmensa risa de una gigantesca crueldad y las faustas acciones crueles de la violencia de un ogro. En este amplio cínico antro de bestias pensantes uno buscaba en vano un rastro de compasión o de amor; no había muestra de dulzura en parte alguna, sólo Fuerza y sus acólitos, codicia y odio: allí no había ayuda para el sufrimiento, nadie para socorrer, nadie se atrevía a resistir o a pronunciar una palabra noble. Armada con el escudo del Poder tiránico, firmando los edictos de la terrible ley y utilizando la sangre y la tortura como sello, la Oscuridad proclamaba sus consignas al mundo. Un servil silencio con anteojeras acallaba la mente

215

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

o sólo repetía lecciones aprendidas, mientras mitrada, sosteniendo el báculo del buen pastor, la Falsedad entronizaba en temerosos y postrados corazones los cultos y credos que organizan la muerte en vida y matan el alma en el altar de una mentira. Todos eran engañados o servían a su propio engaño; la verdad en esta agobiante atmósfera no podía vivir. Allí la desdicha creía en su propia felicidad y el miedo y la debilidad abrazaban sus abyectas profundidades; todo lo que es bajo y sórdido, equivocado, todo lo que es deslucido y pobre y miserable, respiraba en descuidado contento su aire natural y no sentía anhelo de divina liberación: arrogantes, mofándose de estados más luminosos los habitantes de los abismos despreciaban el sol. *

Una autarquía en barricadas excluía la luz; obsesiva en su voluntad de ser su propio gris yo, se jactaba de su norma única y espléndido tipo: calmaba su avidez con un sueño de saqueo; exhibiendo su cruz de servidumbre como una corona, se aferraba a su tétrica violenta autonomía. La garganta de un toro bramaba con su descarada lengua; su cruel y desvergonzado clamor llenando el Espacio y amenazando a todos quienes se atrevían a escuchar la verdad clamaba el monopolio del maltratado oído; una ensordecida aquiescencia daba su voto, y jactanciosos dogmas gritados en la noche conservaban para el alma caída una vez parecida a un dios el orgullo de su desastroso absoluto.

Sección VI Descubridor solitario en esos amenazantes reinos protegidos del sol cual ciudades de termitas, oprimido por la turba las pisadas el clamor y las consignas, avanzando desde lo sombrío a lo todavía más sombrío y peligroso, luchaba con poderes que arrancaban a la mente su luz le, su: Asw. y le afligían desde su propio interior con sus pegajosas influencias.

216

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

Pronto emergió en un sombrío espacio abierto. Ahora las pobladas sendas habían quedado atrás; caminaba entre amplias orillas de declinante atardecer. A su alrededor crecía una demacrada vacuidad espiritual, un amenazante páramo, una siniestra soledad que dejaba la mente desnuda ante un invisible asalto, una página vacía en la que todo el que quisiera podía escribir descarnados mensajes monstruosos sin control alguno. Un punto viajero en las descendentes vías del Anochecer en medio de campos yermos y cobertizos y esparcidas cabañas y unos pocos árboles retorcidos y fantasmales, enfrentaba una sensación de muerte y de consciente vacío. Pero todavía había allí una invisible Vida hostil cuyo porte como de muerte oponiéndose a la luz y a la verdad hacía viva una desierta brecha en la nulidad. Asw.

Oía las horripilantes voces que niegan; asaltado por pensamientos que pululaban como hordas espectrales, una presa para los espantosos fantasmas de la penumbra y del terror aproximándose con sus fauces letales, conducido hacia abajo siempre hacia abajo por una extraña voluntad, el cielo en lo alto un contagio de la Fatalidad, luchaba para proteger su espíritu de la desesperación, pero sentía el horror de la creciente Noche y del Abismo que surgía reclamando su alma. Entonces cesaron las presencias de criaturas y de sus formas la soledad lo envolvió en sus silenciosos pliegues. Todo se desvaneció de repente como un pensamiento borrado; su espíritu se convirtió en un vacuo abismo expectante vacío de la muerta ilusión de un mundo: nada había quedado, ni siquiera una faz del mal. Estaba a solas con la grisácea Noche de pitón. Una densa e innominada Nada consciente, silenciosa, que parecía viva pero sin cuerpo o mente, deseaba todos los seres para aniquilarlos para poder estar por siempre desnuda y sola. Como en las intangibles mandíbulas de una bestia sin forma,

217

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

agarrado, estrangulado por este lujuriante borrón viscoso, atraído hacia unas negras y gigantescas fauces y la engullente garganta e inmensa panza de fatalidad, su ser desapareció a su propia visión arrastrado hacia profundidades ávidas de su caída.

su: serp.

su: Asw.

Un amorfo vacío oprimía su esforzado cerebro, una oscuridad siniestra y fría entumecía su carne, una susurrada sugestión gris helaba su corazón; jalado por una fuerza de serpiente desde su cálido hogar y arrastrado hacia la extinción en la desierta vacuidad la vida se aferraba a su sede con cuerdas de entrecortado aliento; lamido era su cuerpo por una lengua tenebrosa. La sofocada existencia se esforzaba en sobrevivir; la esperanza estrangulada perecía en su alma vacía, creencia y memoria abolidas morían y todo lo que ayuda al espíritu en su curso. Allí se arrastraba a través de cada tenso y dolorido nervio dejando tras de sí su punzante estela temblorosa un miedo inexpresable y sin nombre. Como un océano constriñente y silencioso rodea a su víctima, asustaba a su mente enmudecida la cercanía de una implacable eternidad de dolor inhumano e intolerable.

210.22 *.

Esto debe soportar, su esperanza del cielo extrañada; existir por siempre excluida la paz de la extinción en un lento Tiempo sufriente y torturado Espacio, una angustiada nada su interminable estado. Su pecho era ahora una vacuidad sin vida, y en el lugar en donde antes estaba el luminoso pensamiento, tan sólo permanecía como un pálido fantasma inmóvil una incapacidad para la fe y la esperanza y la horrible convicción de un alma derrotada todavía inmortal pero con su divinidad perdida, perdido el yo y Dios y el contacto con mundos más felices.

Asw.

Pero él resistía, acallado el vano terror, soportaba los asfixiantes anillos de agonía y de espanto;

218

CANTO VII: EL DESCENSO DENTRO DE LA NOCHE

entonces la paz regresó y la soberana mirada del alma. Al vacuo horror replicaba una calma Luz: inmutable, inmortal y nonata, poderosa y silente la Divinidad en él despertaba y afrontaba el dolor y el peligro del mundo. Asw.

Las corrientes de la Naturaleza dominaba con una mirada: con su desnudo espíritu afrontaba al desnudo Infierno.

FIN DEL CANTO SIETE

219

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Canto VIII: El Mundo de la Falsedad, la Madre del Mal y los Hijos de la Oscuridad

Sección I * -

Entonces pudo ver el oculto corazón de la Noche: la labor de su descarnada inconsciencia dejaba al descubierto lo ilimitado del terrible Inane. Un vacuo Infinito carente de espíritu estaba allí; una Naturaleza que negaba la Verdad eterna en la vana libertad jactanciosa de su pensamiento esperaba abolir a Dios y reinar sola. Allí no había Huésped soberano, ni Luz testigo; sin ayuda alguna crearía su propio mundo inhóspito.

220.04. id.



-

Sus enormes ojos ciegos prestaban atención a los actos del demonio, sus sordos oídos escuchaban la falsedad que sus mudos labios pronunciaban; su inmensa fantasía extraviada alcanzaba formas tremendas, su sensibilidad sin mente vibraba con feroces pretensiones; concibiendo un brutal principio de vida el mal y el sufrimiento engendraron un alma monstruosa. De las informes profundidades surgieron los Señores de la anarquía, enormes seres Titánicos y poderes demoníacos, egos del mundo atormentados por deseo pensamiento y voluntad, vastas mentes y vidas sin un espíritu interior: impacientes arquitectos de la casa del error, líderes de la cósmica ignorancia y desasosiego y patrocinadores de la aflicción y de la mortalidad encarnaban las oscuras Ideas del Abismo. Una sombría sustancia llegó a la vacuidad, sombrías formas nacieron en el Vacío inconsciente y remolinos confluyeron y crearon un Espacio adverso en cuyos negros pliegues el Ser imaginó el Infierno.

sus: Asw. Sus ojos atravesando la triplemente blindada penumbra su: Señ.anarq. identificaron su visión de ciega mirada fija: acostumbrados a la desnaturalizada oscuridad, ellos veían ellos: id.

220

CANTO VIII: EL MUNDO DE LA FALSEDAD

la irrealidad hecha real y consciente Noche. Un violento, cruel y formidable mundo, una antigua matriz de inmensos calamitosos sueños, enroscada como una larva en la oscuridad que la protege de las puntas de lanza de las estrellas del Cielo. Era la puerta de un falso Infinito una eternidad de desastrosos absolutos, una inmensa negación de las cosas espirituales. Todo aquello una vez autoluminoso en la esfera del espíritu se había vuelto ahora sus propios oscuros contrarios: el Ser colapsado en un vacío inútil que sin embargo era un cero engendrador de mundos; la inconsciencia al envolver a la Mente cósmica produjo un universo desde su sueño letal; el Gozo caído en un coma negro, insensible, retrayéndose de sí mismo y de la eterna alegría de Dios a través de una falsa penosa figura de aflicción y de dolor todavía dolorosamente clavado sobre una cruz fijado al suelo de un mundo mudo e insensible en donde el nacimiento era un dolor y la muerte una agonía, para que las cosas no pudieran cambiar demasiado pronto de nuevo en gozo. La Idea se sentaba, sacerdotisa de la Perversidad, en su negro trípode de la triuna Serpiente leyendo mediante signos puestos del revés la escritura eterna, una hechicera invirtiendo la estructura de Dios para la vida. En sombrías naves laterales con los ojos del mal por lámparas y fatales voces cantando desde el ábside, en tenebrosas extrañas basílicas infernales entonando la magia de la Palabra impía, el siniestro profundo Iniciado sus: Nat 220.05. daba forma al ritual de sus Misterios. El alimento diario de la Naturaleza era allí el sufrimiento que cautivaba a los angustiados carne y corazón, y la tortura era la fórmula del deleite, el dolor imitaba el éxtasis celestial. Allí el Bien, desleal jardinero de Dios,

221

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

regaba con la virtud el árbol de savia venenosa del mundo y, esmerado con la palabra y el acto exterior, injertaba sus hipócritas flores en nativo mal. Todas las cosas elevadas servían a sus más bajos opuestos: las formas de los Dioses rendían culto al demonio; la faz del Cielo se convertía en máscara y celada del Infierno. Allí en el corazón del fenómeno vano, en un enorme retorcido núcleo de la acción vio una Forma ilimitable y vaga sentada sobre la Muerte que engulle todas las cosas nacidas. Una fría rígida faz de ojos espantosos e inmóviles, el terrible tridente en su sombría mano extendida, atravesaba todas las criaturas con un único destino.

Sección II

Cuando nada había excepto la Materia sin alma y un hueco carente de espíritu era el corazón del Tiempo, la Vida tocó la primera el insensible Abismo; despertando al desnudo Vacío a la esperanza y al sufrimiento su pálido rayo golpeó la insondable Noche en la que Dios se escondía a sí mismo de su propia mirada.

En todas las cosas buscaba ella su adormecida mística verdad, la inexpresada Palabra que inspira las formas inconscientes; sus: Dios abismado. en sus profundidades buscó a tientas una invisible Ley, a tientas buscó su mente en el sombrío subconsciente su: id. y se esforzó por encontrar una vía para que el espíritu pudiera ser.

ella: vida; su: cosas.

Pero desde la Noche llegó una respuesta diferente. En esa matriz de tinieblas había arrojada una semilla, una muda cáscara insondada de pervertida verdad, una célula de un insensible infinito. Un monstruoso nacimiento preparaba su forma cósmica en el embrión de titán de la Naturaleza, la Ignorancia. Entonces en una fatal y formidable hora algo que nacía desde el desnudo sueño de lo Inconsciente engendrado de forma reacia por el mudo Vacío, levantó su siniestra cabeza contra las estrellas; eclipsando la tierra con su inmenso cuerpo de Fatalidad

222

CANTO VIII: EL MUNDO DE LA FALSEDAD

heló los cielos con la amenaza de una faz. Un Poder sin nombre, una sombría Voluntad surgió inmensa y extraña a nuestro universo. En el inconcebible Propósito que nadie puede estimar un vasto No Ser se vistió a sí mismo con la forma, la ilimitada Nesciencia de las inconscientes profundidades cubrió la eternidad con la nada. Una Mente que busca reemplazó al Alma vidente: la vida creció dentro de una inmensa y ávida muerte, el gozo del Espíritu fue transmutado en cósmico dolor. Asegurando la autoencapuchada neutralidad de Dios una poderosa oposición conquistó el Espacio.

su: tierra.

Una soberana gobernante falsedad, muerte y sufrimiento, impuso su tremenda hegemonía sobre la tierra; desarmonizando el estilo original de la arquitectura de su diseñado destino, falsificó la primigenia Voluntad cósmica y sometió al esfuerzo y a pavorosas vicisitudes el largo lento proceso del paciente Poder. Implantando el error en la sustancia de las cosas de la Ley que fuera todosabiduría hizo una Ignorancia; frustró el toque seguro del recóndito sentido de la vida, mantuvo enmudecido al intuitivo guía del sueño de la Materia, deformó el instinto del insecto y del bruto, desfiguró la nacida pensante humanidad del hombre. Una sombra se cruzó con el simple Rayo: en la caverna del corazón fue oscurecida la luz de Verdad que arde sin testigos en el altar de la cripta tras el silente sigilo del velo acompañando a la divinidad del santuario. Así nació la terrible Energía antagonista que imita la poderosa forma de la Madre eterna y se burla de su luminoso infinito con una distorsionada silueta gris en la Noche. Deteniendo la pasión del alma que asciende, forzó en la vida un paso lento y titubeante;

223

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

sus: Energ. antag.

id. su: id.

el desviante y retardante peso de sus manos ha sido impuesto en la mística curva de la evolución: la tortuosa línea de su mente engañosa los Dioses no la ven y el hombre es impotente; oprimiendo la chispa de Dios dentro del alma fuerza el retroceso a la bestia de la caída humanidad. Mas en su formidable mente instintiva ella percibe al Uno crecer en el corazón del Tiempo y ve lo Inmortal brillar a través del molde humano. Temerosa por su hegemonía y llena de miedo y de rabia acecha alrededor de cada luz que brilla en la oscuridad proyectando su rayo desde la solitaria tienda del espíritu, esperando entrar con cruel paso sigiloso y en la cuna matar al Niño divino.

su: víctima.

Incalculables son su fuerza y su astucia; su contacto es fascinación y muerte; asesina a su víctima con su propio deleite; incluso de Dios hace un garfio para arrastrar al Infierno. Por ella el mundo discurre hacia su agonía.

Frecuentemente el peregrino de la vía Eterna mal iluminado a través de las nubes por la pálida luna de la mente, o por sinuosos vericuetos errando solitario, o perdido en desiertos en donde ninguna senda es vista, su: Energ. antag. cae arrollado por su salto de león, conquistado cautivo bajo sus terribles garras. Intoxicado por un aliento abrasador y enamorado de una boca destructora, una vez compañero del Fuego sagrado, el mortal perece a Dios y a la Luz, un Adversario gobierna corazón y cerebro, una Naturaleza hostil a la Madre-Fuerza. El yo de la vida somete sus instrumentos a Titánicas y demoníacas agencias que magnifican la Naturaleza de la tierra y la distorsionan: un encubierto quintacolumnista es ahora guía del pensamiento; su sutil murmullo derrotista asesina la fe

224

CANTO VIII: EL MUNDO DE LA FALSEDAD

y, alojada en el pecho o susurrante desde el exterior, una mentirosa inspiración funesta y oscura un nuevo orden sustituye al divino. Un silencio cae sobre las alturas del espíritu, del velado santuario el Dios se retira, vacía y fría es la Cámara de la Novia; la dorada Aura ya no se ve ahora, ya no arde el blanco rayo espiritual y silenciada para siempre está la secreta Voz. Luego por el Ángel de la Torre de Vigía un nombre es eliminado del libro de registro; una llama que cantaba en el Cielo declina apagada y muda; en ruina termina la épica de un alma. Ésta es la tragedia de la muerte interior cuando se pierde el divino elemento y tan sólo una mente y un cuerpo viven para morir.

Sección III

Pues el Espíritu permite terribles agencias y existen sutiles y desmesurados Poderes que se protegen a sí mismos bajo la cubierta de la Ignorancia. Vástagos de los abismos, agentes de la Fuerza sombría, aborrecedores de la luz, intolerantes de la paz, imitando al pensamiento del resplandeciente Amigo y Guía, oponiéndose en el corazón a la eterna Voluntad, velan al oculto inspirado Armonista. Sus oráculos de sabiduría constituyen nuestras cadenas; las puertas de Dios han cerrado con llaves de credo y excluido mediante la Ley su inagotable Gracia. A lo largo de todas las líneas de la Naturaleza han plantado sus postes e interceptado las caravanas de Luz; doquiera los Dioses actúan, ellos intervienen.

*

Un yugo ha sido impuesto sobre el débil corazón del mundo; enmascarados han quedado sus latidos de Gozo celestial, y las cerradas periferias de la Mente brillante bloquean las exquisitas entradas de Fuego del empíreo.

-

Siempre los oscuros Aventureros parecen ganar;

225

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

la Naturaleza llenan con institutos de mal, convierten en derrotas las victorias de la Verdad, proclaman como falsedades las leyes eternas, y cargan el dado del Destino con estupendas mentiras; los santuarios del mundo han ocupado, usurpado sus tronos. Despreciando las menguadas oportunidades de los Dioses reclaman la creación como su conquistado feudo y se coronan a sí mismos los Señores de hierro del Tiempo. Versados en la ilusión y la máscara, los artífices de la caída y del dolor de la Naturaleza han construido sus altares de Noche triunfante en el templo de arcilla de la vida terrestre.

su: 225.36.

En los vacíos recintos del Fuego sagrado, ante el retablo del místico rito enfrentando el sombrío velo que nadie puede penetrar, entona su solemne himno el mitrado sacerdote invocando su terrible presencia en su pecho: atribuyéndoles el espantoso Nombre canta las sílabas del mágico texto y convoca el invisible acto de comunión, mientras entre el incienso y el murmullo de la plegaria toda la cruel pesadumbre con la que el mundo es atormentado es mezclada en el espumante cáliz del corazón del hombre y derramada ante ellos como vino sacramental. Asumiendo nombres divinos gobiernan y guían.

su: id.

Adversarios del Supremo han venido desde su mundo de pensamiento y de poder sin alma a servir con malevolencia al esquema cósmico. La Noche es su refugio y estratégica base. Contra la espada de Llama, el luminoso Ojo, abastionados viven en enormes fuertes de penumbra, calmos y seguros en sombría privacidad: ningún errante rayo del Cielo puede allí entrar. Armados, protegidos con sus máscaras letales, como en un estudio de Muerte creativa los gigantes hijos de la Oscuridad se sientan y planean

226

CANTO VIII: EL MUNDO DE LA FALSEDAD

el drama de la tierra, su trágico escenario. Todo el que quiera levantar el caído mundo debe llegar bajo los peligrosos arcos de su poder; pues incluso oscurecer a los radiantes niños de los dioses es su privilegio y terrible derecho. Nadie puede alcanzar el cielo sin haber pasado a través del infierno.

Sección IV - También esto el viajero de los mundos debe osar. Asw.

Guerrero en la inmemorial lucha en duelo, penetró en la muda desesperación de la Noche desafiando la oscuridad con su alma luminosa. Alarmando con sus pasos el umbral de penumbra llegó a un tremendo y doloroso reino poblado por almas que nunca habían gustado del gozo; ignorantes como hombres nacidos ciegos que no conocen la luz, podían equiparar el peor de los males con el más alto de los bienes, la virtud era a sus ojos una cara del pecado y el mal y la miseria eran su estado natural. Un terrible código penal de gobierno haciendo de la aflicción y del dolor la ley común, decretando la tristeza universal había cambiado la vida en un estoico sacramento y la tortura en cotidiano festival. Una ley fue dictada para castigar la felicidad; la risa y el placer fueron proscritos como pecados mortales: una mente sin preguntas era calificada de prudente contento, una insulsa apatía silenciosa del corazón como paz: allí no había sueño, el torpor era el único descanso, la Muerte llegaba pero no aportaba tregua ni desenlace; el alma seguía viviendo por siempre aún más sufriente.

id.

Constantemente indagaba más profundamente este reino de dolor; a su alrededor crecía el terror de un mundo de agonía seguida de peor agonía, y en el terror una enorme perversa alegría contenta del propio infortunio y del de los demás. Allí el pensamiento y la vida eran un continuo castigo,

227

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

el respirar una carga y toda esperanza un azote, el cuerpo un campo de tormento, un amasijo de desasosiego; el reposo era una espera entre angustia y angustia. Esta era la ley de las cosas que nadie soñaba cambiar: un duro corazón sombrío, una severa mente sin sonrisa rechazaban la felicidad como un dulce empalagoso; la tranquilidad era un tedio y un aburrimiento: sólo mediante el sufrimiento la vida ganaba colorido; necesitaba la especia del dolor, la sal de las lágrimas. Si uno pudiera cesar de ser, todo estaría bien; si no sólo las sensaciones crueles proporcionaban algún entusiasmo: un frenesí de celos abrasando el corroído corazón, el aguijón de los feroces rencor odio y lujuria, el susurro que atrae al infierno y el golpe traicionero aportaban momentos de viveza en las grises dolientes horas. Observar el drama de la infelicidad, el estertor de las criaturas bajo la saeta del destino y la trágica mirada de pesadumbre dentro de la noche y el horror y el martilleante corazón del miedo eran los ingredientes en la áspera copa del Tiempo que complacían y ayudaban a disfrutar de su gusto amargo. De tal abrasador tejido estaba confeccionado el extenso infierno de la vida: esos eran los hilos de la oscura tela de araña en la que el alma estaba apresada, temblorosa y raptada; esto era la religión, ésta la norma de la Naturaleza.

uno: 227.07.

En una sangrienta capilla de iniquidad para adorar a una negra despiadada imagen de Poder con endurecido corazón uno debe cruzar de hinojos atrios empedrados, el pavimento un suelo de maligno destino. Cada piedra era un afilado borde de fuerza cruel saciada con la coagulada sangre de pechos torturados; los secos árboles nudosos permanecían en pie como hombres muertos rígidos en una pose de agonía, y desde cada ventana atisbaba un siniestro sacerdote entonando Te Deums por la suprema gracia del sacrificio, ciudades desarraigadas, hogares humanos destruidos, quemados cuerpos retorcidos, la masacre de una bomba.

228

CANTO VIII: EL MUNDO DE LA FALSEDAD

“Nuestros enemigos han caído, han caído,” cantaban, “todos cuantos resistían nuestra voluntad han sido castigados y muertos; cuán grandes somos, cuán grande es Tu misericordia.” Así pensaban ellos alcanzar el imperturbable trono de Dios e imponerlo a cuantos se oponían a sus actos sus: ellos; sus: Dios. magnificando sus acciones para tocar sus cielos, a Dios. y hacerlo un cómplice de sus crímenes. Allí no cabía enternecida compasión alguna, sólo la fuerza despiadada y los talantes de hierro tenían influjo, una inmemorial soberanía del terror y de la tiniebla: todo ello adoptaba la figura de un Dios oscurecido reverenciado por la atormentada desdicha que había causado, que mantenía esclavizado a un mundo miserable, y desvalidos corazones clavados a un constante mal adoraban los pies que los pisoteaban en el barro. Era un mundo de pesadumbre y de odio, la pesadumbre con el aborrecimiento por única alegría, aborrecimiento con el pesar de los demás por festín; un amargo rictus fruncía la atormentada boca; una trágica crueldad veía su ocasión siniestra. El odio era el arcángel negro de este reino; brillaba, joya sombría en el corazón abrasando el alma con sus rayos malignos, y se revolcaba en su caído abismo de poder. Incluso los objetos parecían rezumar esas pasiones, — pues la mente desbordaba en lo inanimado que respondía con la perversidad que recibía, — contra sus usuarios utilizaban malignos poderes, dañaban sin manos y extrañamente, repentinamente mataban, elegidos como instrumentos de un invisible sino. objetos.

O hacían de sí mismos el fatídico muro de una prisión en donde los hombres condenados velaban a través de las arrastradas horas contadas con los tañidos de una siniestra campana. Un ambiente maligno empeoraba el mal de las almas: toda las cosas eran allí conscientes y todas perversas.

Asw.

En este infernal dominio se atrevió a entrar de forma decidida incluso en su más profunda sima y oscuro núcleo,

229

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

perturbando su tenebrosa base, se atrevió a impugnar su antiguo privilegiado derecho y su fuerza absoluta: se sumergió en la Noche para conocer su espantoso corazón, buscó en el Infierno la raíz y causa del Infierno. sus: Inf.; su: Asw. Sus

angustiados abismos se abrieron en su propio pecho;

su: abismos. escuchó los gritos de su abarrotado dolor, los latidos del corazón de su fatal soledad. id.

En lo alto una fría sorda eternidad. En inciertos tremendos pasajes del Destino escuchó la Voz del trasgo que guía hacia la muerte, y enfrentó los encantamientos del Signo del demonio, y paso a través de la emboscada de la adversaria Serpiente. En amenazantes sendas, en torturadas soledades sin compañía erraba a través de vías desoladas en las que el Lobo rojo espera junto a la corriente sin vado y las negras águilas de la Muerte chillan al precipicio, y afrontó los sabuesos de la desdicha que acosan los corazones de los hombres aullando a través de las sabanas del Destino, en los campos de batalla sin base firme del Abismo libró a oscuras sombríos combates en mudas profundidades, resistió asaltos del Infierno y golpes del Titán y recibió crueles heridas interiores que son lentas en curar. Prisionero de una encaperuzada Fuerza mágica, capturado y arrastrado en la letal red de la Falsedad y aún estrangulado en el dogal del dolor, o arrojado en el siniestro cenagal de la engullente duda, o encerrado en pozos de error y de desesperación, sus: Fuerza mág. bebió sus raciones de veneno hasta apurarlas todas. En un mundo en donde ni la esperanza ni la alegría podían llegar sufrió la ordalía del absoluto reino del mal, pero conservó intacta la radiante verdad de su espíritu. Incapaz de movimiento o de fuerza, en la vacua negación de la Materia prisionero y ciego, sujeto a la negra inercia de nuestra base entre sus manos guardaba como un tesoro su alma titilante. Su ser se aventuró en el Vacío sin mente, en intolerantes abismos que no conocían pensamiento ni sensación;

230

CANTO VIII: EL MUNDO DE LA FALSEDAD

el pensamiento cesaba, el sentido decaía, su alma todavía veía y conocía. En atómicas parcelaciones del Infinito cerca de los mudos comienzos del perdido Yo, sintió la primorosa diminuta insustancialidad de la creación de las cosas materiales. O, ahogado en la tiniebla sin fondo de lo Inconsciente, sondeó el misterio oscuro e inagotable de las enormes profundidades vacías de sentido de donde con esfuerzo la vida surgió en un universo muerto. Allí en la desnuda identidad perdida por la mente percibió el sentido secreto del mundo insensible y una muda sabiduría en la Noche inconsciente. Llegó al interior del abismal retiro en donde la oscuridad atisba desde su yacija, grisácea y desnuda, y estuvo en el postrero fondo cerrado del subconsciente en donde el Ser dormía inconsciente de sus pensamientos y construía el mundo desconociendo lo que construía. Allí yace esperando su hora el futuro desconocido, allí está el registro de las estrellas desvanecidas. Allí en el sueño profundo de la Voluntad cósmica vio la llave secreta del cambio de la Naturaleza. Una luz permanecía junto a él, una mano invisible se posaba sobre el error y el dolor hasta transformarlos en un trémulo éxtasis, la dulce sacudida de un abrazo. Vio en la Noche el sombrío velo del Eterno, conoció la muerte como un sótano de la casa de la vida en la destrucción percibió el paso apresurado de la creación, conoció la pérdida como el precio de una celestial ganancia y el infierno como un atajo hacia las puertas del cielo. Entonces en la oculta factoría de la Ilusión y en la mágica imprenta del Inconsciente rasgados fueron los formatos de la Noche primal y demolidos los estereotipos de la Ignorancia. Viva, respirando un profundo aliento espiritual, la Naturaleza cancelaba su agarrotado código mecánico y los artículos del restrictivo contrato del alma,

231

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

la Falsedad devolvía a la Verdad su atormentada forma. Anuladas fueron las tablas de la ley del Dolor, y en su lugar aparecieron luminosos caracteres. El diestro dedo invisible del Calígrafo escribió su rápida e intuitiva caligrafía; las formas de la tierra se convirtieron en sus divinos documentos, la sabiduría encarnó lo que la mente no podía revelar, la inconsciencia fue expulsada del silencioso pecho del mundo; transfigurados los fijos esquemas del Pensamiento razonador.

Asw.

Despertando la consciencia en las cosas inertes, impuso sobre el oscuro átomo y la muda masa la escritura de diamante del Imperecedero, inscribió en el sombrío corazón de las cosas caídas el cántico de una oda de exaltación del libre Infinito y el Nombre, fundamento de la eternidad, y trazó en las despiertas células exultantes en jeroglíficos de lo Inefable la lírica del amor que espera a través del Tiempo y el místico volumen del Libro de la Bienaventuranza y el mensaje del Fuego superconsciente. Entonces la vida latió pura en el armazón corporal; el Resplandor infernal murió y ya no podía matar. El Infierno rajó de través su inmensa escarpada fachada como si un edificio mágico fuera destruido, la Noche se abrió y se desvaneció como un abismo de sueño. En la carencia de ser excavada como un Espacio vacío

ella: la Noche. en el cual ella había ocupado el lugar del ausente Dios,

se derramó una extensa íntima y gozosa Aurora; recompuesto fue todo cuanto el desgarrado corazón del Tiempo había hecho y la tristeza ya no podía vivir en el pecho de la Naturaleza: la división cesó, porque Dios estaba allí. El alma inflamó el cuerpo consciente con su rayo, materia y espíritu se unieron y fueron uno.

FIN DEL CANTO OCHO

232

CANTO IX: EL PARAÍSO DE LOS DIOSES DE LA VIDA

Canto IX: El Paraíso de los Dioses de la Vida

Sección I Asw. A su alrededor lucía el resplandor de un gran Día radiante. Esp. del D., 233. 24. Un

lustre de maravilloso Infinito, contenía en el esplendor de su risa dorada regiones de felicidad del corazón liberado, embriagadas con el vino de Dios, inmersas en luz, perpetuamente divinas.

id.

Favorito e íntimo de los Dioses obediente al divino comando de alegría, era soberano de su propio deleite y señor de los reinos de su fuerza.

id.

Seguro del gozo para el que todas las formas fueron creadas, no afectado por el miedo ni por el dolor ni por los golpes del Destino ni alarmado por el soplo del Tiempo fugaz ni sitiado por la circunstancia adversa, respiraba en una dulce segura desprotegida facilidad libre de la fragilidad de nuestro cuerpo que invita a la muerte, alejado de nuestra peligrosa zona de vacilante Voluntad.

id.

No precisaba refrenar sus apasionados latidos; estremecido por el abrazo de un cálido sentido satisfecho y por el súbito impulso de la maravilla la llama y el grito de la magnífica carrera carmesí de los impulsos de la vida, vivía en el ritmo enjoyado de la risa de Dios y se recostaba en el pecho del amor universal.

-

*

Inmune libre de trabas el Espíritu del Deleite pastoreaba sus reverberantes rebaños de sol y bandadas de luna a lo largo de la lírica rapidez de las despreocupadas corrientes en la fragancia del asfódelo divino. Un silencio de felicidad envolvía los cielos, un despreocupado esplendor sonreía sobre las alturas; un murmullo de inarticulada fascinación temblaba en los vientos y rozaba el suelo embelesado;

233

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

incesante en brazos del éxtasis repitiendo su dulce nota involuntaria un sollozo de rapto discurría a través de las horas. Asw.

Avanzando bajo un arco de gloria y de paz, viajero en la meseta y en la contemplativa crestería, como quien a través del cristal del Mago del Mundo ve pasar una milagrosa imaginería de paisajes del alma atravesaba escenarios de una alegría inmortal y oteaba en abismos de belleza y de dicha. A su alrededor había una luz de soles conscientes y una acogedora alegría de grandes cosas simbólicas; llanuras de brillante calma se agolpaban a su encuentro, montañas y valles violeta de Bienaventuranza, profundas cañadas de alegría y rumorosas cascadas y bosques de temblorosa soledad púrpura; a sus pies extendidas como brillantes pensamientos enjoyados rapturosas ciudades de ensueño de los reyes Gandharvas. A través de los vibrantes sigilos del Espacio una tenue y feliz música se deslizaba dulcemente, tañidas por manos invisibles escuchó íntimos al corazón pasar los sollozos de arpas de celestiales juglares, y voces de una melodía no terrena cantaban la gloria del amor eterno en el aire blancoazulado de rayo de luna del Paraíso.

*

Cima y corazón de todo ese maravilloso mundo, apartadas permanecían altas montañas Elíseas sin nombre, ardientes como puestas de sol en el trance del atardecer. Como hacia alguna nueva profundidad no buscada, dentro de una gozosa calma introducían su base; sus laderas descendían a través de un apuro de risas y de voces, enhebradas por una multitud de arroyos cantarines, adorando al cielo azul con su himno feliz, hasta perderse dentro de bosques de umbría soledad: elevados hasta el interior del amplio misterio silencioso sus picos ascendían hacia una grandeza más allá de la vida. Los brillantes Edenes de los dioses de la vida

234

CANTO IX: EL PARAÍSO DE LOS DIOSES DE LA VIDA

lo: Asw.

lo recibieron en sus inmortales armonías. Toda las cosas que florecen en el Tiempo eran allí perfectas; la Belleza era el molde natural de la creación, la Paz una estremecida voluptuosa pureza. Allí el Amor colmaba sus dorados y sonrosados sueños y la Fuerza sus más altas y poderosas ensoñaciones; el Deseo se elevaba, súbita llama todopoderosa, y el Placer tenía la estatura de los dioses; los Sueños caminaban parejos al recorrido de las estrellas; las agradables cosas comunes se convertían en milagros: sorprendido por el repentino conjuro del espíritu, golpeado por la alquimia de una divina pasión, el dolor exacerbado se transformaba en potente gozo curando la antítesis entre cielo e infierno.

sus: vida. id.

íd.

Asw.

Todas las elevadas visiones de la vida están allí encarnadas, sus erráticas esperanzas alcanzadas, sus dorados panales sorbidos por la activa lengua del goloso de miel, sus vehementes suposiciones convertidas en extasiadas verdades, sus poderosos jadeos sosegados en calma inmortal y liberados sus inmensos deseos. En ese paraíso de perfecto corazón y sentido ninguna nota baja podía distorsionar el interminable encanto de su dulzura ardiente e inmaculada; sus pasos están seguros de su intuitiva pisada. Tras la angustia de la prolongada lucha del alma por fin fueron encontradas la calma y el celestial reposo y, acogido en el regazo de la mágica corriente de las horas sin pena, sanados fueron los heridos miembros de su naturaleza de guerrero en los acogedores brazos de Energías que ni consentían mácula ni temían a su propio gozo. En escenarios prohibidos a nuestro pálido sentido en medio de milagrosas fragancias y colores de maravilla encontró las formas que divinizan la mirada, escuchó la música que puede inmortalizar a la mente y hacer al corazón tan amplio como el infinito y captó las inaudibles

235

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

el oído oculto.

su: Asw.

id.

cadencias que despiertan el oído oculto: desde el inefable silencio las escucha llegar tembloroso con la belleza de un lenguaje sin palabras, y pensamientos demasiado grandes y profundos para encontrar una voz, pensamientos cuyo deseo recrea de nuevo el universo. Una escala del sentido que ascendía con pies fogosos hasta alturas de inimaginada felicidad, refundía el aura de su ser en brillo de alegría, su cuerpo resplandecía como un caparazón celestial; sus puertas hacia el mundo eran barridas por océanos de luz. Su tierra, dotada de competencia celestial, albergaba un poder que ya no necesitaba cruzar la cerrada línea aduanera de la mente con la carne y pasar de contrabando a la divinidad dentro de la humanidad.

Ya no retrocedía ante la suprema demanda de una infatigable capacidad para el gozo, Asw.=un poder. un poder que podía explorar su propio infinito y la belleza y la pasión y la respuesta de las profundidades y no temía el desmayo de la identidad gozosa en donde el espíritu y la carne se unen en íntimo éxtasis anulando la disputa entre el ser y la forma. Asw.

id.

De visión y sonido extraía energía espiritual, hacía del sentido una vía para alcanzar lo intangible: se estremecía con las influencias celestiales que construyen la sustancia del alma más profunda de la vida. La naturaleza de la tierra renacía, compañera del cielo.

Apropiado compañero de los Reyes eternos, equiparado a las divinidades de los Soles vivientes, participaba en los radiantes juegos del Nonato, escuchaba los susurros del Juguetón nunca visto y oía su voz que roba el corazón y lo acerca hasta el pecho del deseo de Dios, su: Juguetón. y percibía su miel de felicidad sus: Asw. fluir a través de sus venas como los ríos del Paraíso, hizo del cuerpo una copa de néctar de lo Absoluto. Asw.

En inesperados momentos de llama reveladora,

236

CANTO IX: EL PARAÍSO DE LOS DIOSES DE LA VIDA

en apasionadas respuestas semidesveladas alcanzó la orilla de éxtasis desconocidos; un toque supremo sorprendía su acelerado corazón, recordado era el abrazo de lo Maravilloso, y descendían insinuaciones de blancas beatitudes.

el de Asw.

La eternidad se aproximaba disfrazada de Amor y posaba su mano sobre el cuerpo del Tiempo. Una pequeña dádiva llega desde las Inmensidades, pero es inconmensurable para la vida su beneficio de gozo; todo el inexpresado Más Allá está en ella reflejado. Una gota gigantesca de la Bienaventuranza incognoscible inundaba sus miembros y a rodear su alma llegaba un ardiente océano de felicidad; anegado zozobraba en dulces y ardientes inmensidades: soportaba el terrible deleite que puede hacer añicos la carne mortal, el rapto natural a los dioses. El placer inmortal lo limpiaba en sus olas y transformaba su fuerza en poder imperecedero. La inmortalidad capturaba al Tiempo y llevaba a la Vida.

FIN DEL CANTO NUEVE

237

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Canto X: Los Reinos y las Divinidades de la Pequeña Mente

Sección I i

That.

También esto debe ser ahora dejado atrás y abandonado, como todo debe serlo hasta que es conseguido lo Más Alto en quien el mundo y el ser se vuelven verdaderos y uno: hasta que Eso es alcanzado nuestra jornada no puede cesar. Por siempre una meta sin nombre atrae más allá, por siempre asciende el zigzag de los dioses y hacia lo alto apunta el ascendente Fuego del espíritu.

Esta …=Asw. Esta respiración de felicidad de cien matices

id.



y su pura acrecentada figura de alegría del Tiempo, se mecía sobre olas de felicidad sin tacha, batido con simples latidos de éxtasis, esta fracción del espíritu entero apresada entre una apasionada grandeza de extremos, este ser limitado elevado hasta el cenit del gozo, feliz de disfrutar un toque de cosas supremas, colmado en su sellada pequeña infinidad, ámbito infinito creado dentro del tiempo desafiando al Tiempo, una pequeña expresión del vasto deleite de Dios. Los momentos se alargaban hacia el eterno Ahora, las horas descubrían la inmortalidad, pero, satisfechas con sus sublimes contenidos, se detenían en picos cuyas cimas a medio camino del Cielo apuntaban a un ápice al que nunca podían ascender, a una grandeza en cuyo aire no podían vivir. Invitando a su elevada y exquisita esfera, a sus seguros y delicados extremos a esta criatura que abraza sus límites para sentirse seguro, esas alturas declinaban la llamada a una aventura más grande. Una gloria y una suavidad de satisfecho deseo amarraban al espíritu a dorados postes de gozo. No podía albergar la amplitud de un alma

238

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

que necesitaba todo el infinito como su casa. Un recuerdo suave como la hierba y tenue como el sueño, belleza y llamada en retroceso se hundían atrás como un dulce sonido que se desvanece en la lejanía de la larga ruta que asciende hacia la Eternidad. En lo alto una ardiente blanca tranquilidad. Asw.

id.

Un espíritu contemplaba reflexivo los mundos y cual brillante ascensión de cielos que pasan a través de la claridad hacia una oculta Luz extensos reinos luminosos de la Mente brillaban desde la calma. Pero antes encontró una extensión gris-plateada en donde la Noche y el Día se habían unido y eran uno: era una zona de tenues y cambiantes rayos separando el flujo sensitivo de la Vida del equilibrio del Pensamiento. Una coalición de incertidumbres ejercían allí un precario gobierno en un suelo reservado para la duda y la razonada conjetura, encuentro del Conocimiento con la Ignorancia.

-

239.20.

-

En su nivel inferior mantenía un difícil influjo una mente que apenas veía y lentamente descubría; su naturaleza cercana a nuestra terrestre naturaleza y afín a nuestro precario pensamiento mortal que mira del suelo al cielo y del cielo al suelo pero desconoce lo que hay más abajo y más arriba, sólo se percibía a sí misma y a las cosas exteriores. Éste fue el primer instrumento de nuestro lento ascenso desde la semiconsciencia del alma animal viviendo en un agolpada sucesión de acontecimientos de la forma en un ámbito que no puede comprender ni cambiar; sólo ve y actúa en un escenario dado y siente y disfruta y pena por un tiempo limitado. Las ideas que guían al oscuro espíritu encarnado a lo largo de los caminos del sufrimiento y del deseo en un mundo que se esfuerza por descubrir la Verdad, fundan aquí su poder de ser y la fuerza de la Naturaleza. Aquí son concebidas las formas de una vida ignorante

239

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

-

que ve el hecho empírico como asentada ley, trabaja para la hora y no para la eternidad y que trafica con sus ganancias para satisfacer la llamada del momento: el lento proceso de una mente material que sirve al cuerpo al que debería regir y usar y que necesita apoyarse en el sentido que yerra, comenzó en esa luminosa oscuridad. Avanzando lentamente desde un cojeante comienzo, utilizando hipótesis para apuntalar el argumento, entronizando sus teorías como certezas, razona desde lo conocido a medias a lo desconocido, por siempre construyendo su frágil casa de pensamiento, por siempre deshaciendo la red que ha hilado.

240.4.

*

Un sabio crepuscular cuya propia sombra le parece su ser, pasando de minuto en minuto la brevedad vive; un rey dependiente de sus satélites firma los decretos de ignorantes ministros, un juez que sólo posee la mitad de sus pruebas, una voz proclamando postulados de incertidumbre, un arquitecto del conocimiento, no su creador. Este poderoso esclavo de sus instrumentos cree su baja posición la más alta cima de la Naturaleza, desmemoriado de su participación en todas las cosas creadas y altivamente humilde en su propio engreimiento se cree a sí mismo una freza del barro de la Materia y toma sus propias creaciones como su causa. Hacia la eterna luz y conocimiento destinados a crecer, desde los desnudos comienzos del hombre hacia lo alto es nuestro ascenso; desde la caída pequeñez de la tierra debemos abrirnos paso, con el fuego espiritual debemos buscar nuestra Naturaleza: un arrastrarse de insecto preludia nuestro glorioso vuelo; nuestro humano estado acuna al dios futuro, nuestra mortal fragilidad a una fuerza inmortal.

I ii

Desde el nivel superior del resplandor de gusano de esos ámbitos de pálido fulgor en donde el brillo de la aurora jugueteaba con el allí natural crepúsculo y ayudaba al Día a crecer y a la Noche a menguar,

240

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

Asw. -

escapando sobre un ancho y resplandeciente puente, llegó a un reino de incipiente Luz y de regencia de un sol apenas naciente. De sus rayos nació la completa órbita de nuestra mente.

-

la Intelig. id.

241.05.

Designada por el Espíritu de los Mundos para mediar con las inconscientes profundidades, un prototipo de hábil Inteligencia apoyada por igual en alas del pensamiento y de la duda avanzaba penosa sin pausa entre los ocultos extremos del ser. Un Secreto alentaba en el movimiento de la vida; velada nodriza de los milagros de la Naturaleza, configuraba los prodigios de la vida a partir del barro de la Materia: cortaba los patrones de las formas de las cosas, plantaba la tienda de la mente en la indeterminada ignorante Vastedad. Un Mago maestro de medida y artificio ha creado una eternidad de formas recurrentes y al errático pensamiento espectador ha asignado un lugar en el escenario del inconsciente. Sobre la tierra por la voluntad de esta ArchiInteligencia una energía sin cuerpo se vistió con el traje de la Materia; protón y fotón sirvieron al Ojo hacedor de imágenes para convertir lo sutil en un mundo físico y lo invisible apareció como forma y lo impalpable fue percibido como masa: la magia de lo percibido se unió al arte del concepto y confirió a cada objeto un nombre revelador: la idea se disfrazó en el artificio de un cuerpo, y por una extraña mística ley atómica fue construido un marco en el cual el sentido podía colocar su simbólica pintura del universo. Aún fue hecho un milagro mayor.

la Intelig.

La luz mediadora ligó el poder del cuerpo, el sueño y el ensueño del árbol y la planta, el vibrante sentido del animal, el pensamiento del hombre, al esplendor del Rayo en lo alto. Su perspicacia endosando a la Materia el derecho de pensar

241

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

abrió sensibles corredores para la mente de la carne y encontró un medio para que la Nesciencia conociera. Ofreciendo sus pequeños cuadrados y cubos de palabra como figurados sustitutos para la realidad, momificado alfabeto memorístico, ayudó a la invisible Fuerza a leer sus trabajos. ella: Fuerza.

Una enterrada consciencia surgió en ella y ahora se sueña a sí misma humana y despierta. Pero todo era todavía una inestable Ignorancia; todavía el Conocimiento no podía llegar y abrazar firmemente esta inmensa invención vista como un universo.

Intelig.

Una especialista de la pesada máquina de la lógica impuso su rígido artificio en el alma; asistenta del inventor intelecto, descuartizó la Verdad en trozos manejables para que cada uno pudiera tener su ración nutricia de pensamiento, luego mediante su arte reconstruyó el cuerpo muerto de la Verdad: un robot exacto y útil y falso reemplazó la refinada visión del espíritu en las cosas: un pulido mecanismo hacía el trabajo de un dios.

de la Verdad. Nadie encontraba el verdadero cuerpo, su alma parecía muerta:

nadie poseía la mirada interior que puede ver la Verdad completa; todos glorificaban a la rutilante sustituta. Entonces desde las secretas alturas irrumpió una ola que levantó un brillante caos de luz rebelde; miró hacia arriba y vio los deslumbrantes picos, miró hacia adentro y despertó al durmiente dios. La imaginación llamó a sus brillantes escuadras que se aventuraron en escenarios inexplorados en donde aguardan todas las maravillas que nadie ha conocido todavía: alzando su bella y milagrosa cabeza, conspiró con su hermana de nido la inspiración para llenar los cielos del pensamiento con una rutilante nebulosa. Un luminoso Error bordeó el friso del altar del misterio; la oscuridad se convirtió en la nodriza del oculto sol de la sabiduría, el mito amamantó al conocimiento con su brillante leche;

242

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

el infante pasó de débiles a radiantes pechos. 241.05.

Así trabajaba el Poder sobre el mundo que crecía; su sutil oficio retuvo la llamarada plena, cuidaba la infancia del alma y la amamantaba con ficciones mucho más ricas en su dulce savia llena de néctar nutriendo su inmadura divinidad que la ración de paja seca del cultivo de la Razón, su apretujado pasto de innumerables hechos, alimento plebeyo en el cual todavía hoy prosperamos.

241.02.

Así afluyeron desde el reino de la temprana Luz etéreos pensamientos al mundo de la Materia; sus rebaños de dorada cornamenta acudían en tropel a la cueva del corazón de la tierra.

sus: id.

Sus rayos de amanecer iluminan nuestros ojos crepusculares, sus jóvenes formaciones conmueven la mente de la tierra a esforzarse y a soñar y a recrear, a sentir el toque de la belleza y a conocer al mundo y al ser: el Niño Dorado comenzaba a pensar y a ver.

Sección II

En esos radiantes planos se encuentran los primeros pasos de la Mente. Ignorante de todo pero ansiosa de conocerlo todo, su curiosa lenta investigación comienza allí; su búsqueda se dirige a las formas de su alrededor, esperando descubrir cosas grandiosas. Ardiente y de dorados brillos de fuegos de amanecer, alerta vive sobre la orilla de la invención. Mas todo lo que hace es a la escala de un niño, como si el cosmos fuera un juego de guardería, la mente, la vida juguetes de un Titán bebé. Trabaja como quien construye la replica de un fuerte milagrosamente estable por un tiempo, levantado con arena sobre la ribera del Tiempo en medio de un oculto mar de eternidad carente de orillas.

g. P.=la Mente. Un pequeño agudo instrumento la gran Potencia eligió,

un arduo juego apasionadamente persigue; enseñar a la Ignorancia es su difícil encomienda, su pensamiento comienza en un nesciente Vacío original

243

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y cuanto enseña ella misma lo debe aprender despertando al conocimiento en la guarida en la que dormita.

*

Pues el conocimiento no llega a nosotros como un huésped llamado a nuestro aposento desde el mundo exterior; amigo e inquilino de nuestro yo secreto, se escondió tras nuestras mentes y cayó dormido y lentamente despierta a los golpes de la vida; el poderoso daemon permanece dentro carente de forma, evocarlo, darle forma es la tarea de la Naturaleza. Todo era un caos de lo verdadero y lo falso, la mente buscaba entre profundas brumas de Nesciencia; miraba dentro de sí misma mas no veía a Dios. Una provisional diplomacia material negaba la Verdad para que las verdades provisionales pudieran vivir y ocultaba la Deidad en credos y suposiciones para que la Ignorancia del Mundo pudiera crecer paulatinamente sabia. Éste fue el embrollo provocado por la Mente soberana al mirar dentro de la Noche desde la resplandeciente orilla en sus primeros escarceos con la Inconsciencia: una oscuridad que le es ajena desconcierta sus luminosos ojos; sus rápidas manos deben aprender un precavido entusiasmo; sólo un lento avance la tierra puede soportar. Mas era distinta su fuerza a la de la ofuscada tierra forzada a manejar improvisados instrumentos inventados por la fuerza de vida y por la carne. La Tierra todo lo percibe a través de dudosas imágenes, todo lo concibe en azarosos golpes de visión, pequeñas luces encendidas por toques de un pensamiento a tientas.

*

Mente.

Incapaz de la directa mirada interior del alma ve por rachas y por soldados fragmentos de conocimiento, hace de la Verdad la esclava de su indigencia, dejando de lado la mística unidad de la Naturaleza corta en cuanto y masa el cambiante Todo; como vara de medida toma su ignorancia. En su propio dominio Pontífice y vidente, esta mayor Potencia con su medio levantado sol

244

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

trabajaba dentro de límites pero dominaba su campo; conocía por un privilegio de fuerza pensante y reclamaba una naciente soberanía de visión. En sus ojos aunque oscuramente ribeteados se iluminaba la mirada de Arcángel que sabe sus actos inspirados y modela un mundo en la llama de su visión lejana. su: Mente.

*

En su propio plano no da traspiés ni falla, sino que se mueve en límites de poder sutil a través de los cuales la mente puede avanzar hacia el sol. Candidata a una más alta suzeranía, abrió un pasaje en medio de la Noche hacia la Luz, en busca de una no asida Omnisciencia.

Sección III i Una enana trinidad de triple cuerpo era su sierva. mente física.

La primera, la más pequeña de las tres, pero de robusta complexión, frente estrecha y angulosa y firme quijada, Pensamiento pigmeo que necesitaba vivir entre límites siempre agachada martilleando hecho y forma. Absorta y confinada en la externa mirada, asienta su postura en la sólida base de la Naturaleza. Técnica admirable, tosca pensadora, remachadora de la Vida en las rutinas del hábito, obediente a la burda tiranía de la Materia, prisionera de los moldes en los que trabaja, se somete a sí misma a lo que ella misma crea. Esclava de un monto fijo de reglas absolutas, ve como Ley los hábitos del mundo, como Verdad los hábitos de la mente. En su plano de concretas imágenes y acontecimientos dando vueltas en un repetitivo círculo de ideas y reproduciendo siempre viejos actos familiares, vive contenta con lo común y conocido. Está enamorada del suelo ancestral que fue su morada: aborreciendo el cambio como audaz pecado, recelosa de cada nuevo descubrimiento únicamente avanza paso cuidadoso tras cuidadoso paso

245

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y teme lo desconocido como a un abismo mortal. Prudente tesorera de su ignorancia, retrocede ante la aventura, parpadea a la gloriosa esperanza, prefiriendo un seguro pie firme sobre las cosas a la peligrosa alegría de la amplitud y de la altura. Las lentas impresiones del mundo sobre su laboriosa mente, huellas profundas indelebles casi, acrecientan su valor mediante su pobreza; los viejos seguros recuerdos son su stock de capital: sólo lo que el sentido puede captar parece absoluto: al hecho externo imagina como la sola verdad, identifica la sabiduría con la mirada hacia la tierra, y las cosas conocidas de antaño y lo siempre hecho son para su necesidad de aferrarse una balaustrada de seguridad en la peligrosa escalera del Tiempo. *

Fideicomiso celestial son para ella las antiguas vías establecidas, leyes inmutables que el hombre no tiene derecho a cambiar, sagrado legado del grandioso pasado muerto o única vía que Dios ha hecho para la vida, forma estable de la Naturaleza para nunca ser cambiada, parte de la inmensa rutina del universo. Una sonrisa del Conservador de los Mundos envió de antiguo esta Mente guardiana a la tierra para que todo pudiera permanecer en su inamovible tipo fijado y de su secular postura no cambiar jamás. Se le ve dando vueltas fiel a su tarea, infatigable en el asignado recorrido de la tradición; en deterioradas y desmoronadas oficinas del Tiempo mantiene atenta guardia frente a los muros de la costumbre, o en los oscuros alrededores de una Noche ancestral dormita en el pequeño patio empedrado y ladra a cada luz desconocida como a un enemigo que quisiera destrozar su casa, perro guardián de la abarandillada-por-el-sentido casa del espíritu contra intrusos de lo Invisible, alimentado con despojos de vida y huesos de materia

246

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

en su perrera de objetiva certeza. Y sin embargo tras ella permanece un cósmico poder: una mesurada Grandeza retiene su plan más vasto, una impenetrable uniformidad marca el paso de la vida; inmutables las órbitas de las estrellas surcan el inerte Espacio, un millón de especies siguen una muda Ley. Una inmensa inercia constituye la protección del mundo, incluso en el cambio se atesora la inmutabilidad; en inercia declina la revolución, en el nuevo atavío lo viejo reasume su papel; la Energía actúa, lo estable es su sello: en el pecho de Shiva se apoya la formidable danza. III ii mente de deseo.

Un ardiente espíritu llegó, el siguiente de los tres. Jorobada amazona del rojo Asno Salvaje, una impetuosa Inteligencia de crin leonina saltó desde la gran Llama mística que envuelve los mundos y con su terrible filo devora el corazón del ser. De allí surgió la abrasadora visión del Deseo. Revestía un millar de formas, tomaba innumerables nombres: una necesidad de multitud e incertidumbre la aguijonea por siempre a perseguir al Uno en innumerables caminos a través de la inmensidad del Tiempo por circuitos de inagotable diversidad. Todo los pechos inflama con un ambiguo fuego. Brillante resplandor en sombrío flujo, flameaba hacia el cielo, para luego hundirse, devorada, hacia el infierno; trepaba para agarrar y arrastrar la Verdad hasta el barro y utilizaba para turbios fines su brillante Fuerza; inmenso camaleón oro azul y rojo que puede volverse negro y gris y sórdidamente pardo, hambriento vigilaba desde una moteada rama de la vida para atrapar insectos gozos, su comida favorita, sórdido alimento de suntuosa apariencia alimentando la espléndida pasión de sus colores. Serpiente de fuego con una deslucida nube por cola, seguida por una nidada de sueños de rutilantes pensamientos,

247

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

erguida cabeza de ondulantes penachos multicolores, lamía todo conocimiento con humeante lengua. Torbellino succionando un aire hueco, fundamentaba en la vaciedad estupendas afirmaciones, nacida en la Nada a la Nada regresaba, aunque todo el tiempo sin saberlo se dirigía hacia el oculto Algo que es el Todo. Vehemente por alcanzar, incapaz de retener, una brillante inestabilidad era su seña, errar su tendencia innata, su impronta natural. Repentinamente propensa a una irreflexiva creencia, tenía por cierto todo lo que halagaba sus propias esperanzas; se encariñaba de doradas naderías nacidas del deseo, bruscamente tomaba lo irreal como provisión. En la oscuridad descubría formas luminosas; atisbando una media luz suspendida en la sombra veía coloridas imágenes garabateadas en la cueva de la Fantasía; o se arrastraba en círculos a través de la noche de la conjetura y captaba en la cámara de la imaginación relucientes escenas de promesa a la luz de efímeras llamaradas, fijaba en el aire de la vida los pies de apresurados sueños, conservaba impresiones de Formas pasajeras y encapuchados Poderes y destellos de imágenes de verdades vistas a medias. Una afanosa inclinación para tomar y poseer no guiada por la razón o la vidente alma era su primer y postrero movimiento natural, derrochaba la fuerza de vida para alcanzar lo imposible: desdeñaba el camino recto y discurría por erráticas curvas y abandonaba lo que había conseguido por cosas aún no probadas; veía los propósitos no realizados como el hado del momento y escogía el precipicio para saltar hacia el cielo. La aventura su sistema en el juego de la vida, tomaba logros fortuitos como asentados resultados; el error no desalentaba su confiada visión ignorante de la profunda ley de las vías del ser el fracaso no entorpecía su ardiente impronta;

248

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

una casualidad hecha cierta garantizaba todo lo demás. El intento, no la victoria, era el encanto de la vida. Incierta ganadora de apuestas inciertas, el instinto su padre y la mente de vida su madre, corría su carrera para llegar primera o última. No obstante no eran nimios sus logros ni vanos o nulos; alimentaba una porción de la fuerza del infinito y podía crear las cosas elevadas que su fantasía deseaba; su pasión apresaba lo que se escapaba a la calma inteligencia. La clarividencia del impulso colocaba el salto de su abrazo en altos cielos que el Pensamiento había escondido en deslumbrante niebla, captaba destellos que revelaban un oculto sol: sondeaba el vacío y encontraba allí un tesoro. Una semiintuición enriquecía su sentido; arrojaba el relampagueante tridente y alcanzaba lo invisible. Veía en la oscuridad y vagamente parpadeaba en la luz, su campo la ignorancia, lo desconocido su recompensa. III iii mente racional.

*

De esos Poderes el último era el mayor. Llegada tarde desde un lejano plano del pensamiento a un atestado mundo irracional de Posibilidad en donde todo era burdamente percibido y ciegamente hecho, pero en el que lo fortuito parecía lo inevitable, llegó la Razón, la achaparrada divinidad artesana, a su angosta casa sobre una cresta del Tiempo. Versada en la invención y en el diseño, faz pensativa cejijunta de ojos penetrantes, tomó su firme e inamovible asiento, la más fuerte, la más sabia de las Tres troles. Pertrechada de lentes y vara de medir y sonda, observaba el universo como un objeto y las multitudes que en él viven y mueren y el cuerpo del Espacio y la huidiza alma del Tiempo, y tomaba la tierra y las estrellas en sus manos para comprobar qué podía hacer con esas extrañas cosas. En su poderosa decidida laboriosa mente, inventando sus líneas esquemáticas de la realidad

249

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y las curvas geométricas de su plan en el tiempo, multiplicaba sus lentas disecciones a la Verdad: impaciente ante el enigma y lo desconocido, intolerante con lo irregular y lo único, imponiendo reflexión en el camino de la Fuerza, imponiendo claridad a lo insondable, luchaba para reducir a normas el misterioso mundo. Nada conocía aunque todo esperaba conocer. -

En oscuros reinos del inconsciente otrora vacíos de pensamiento, enviada por una suprema Inteligencia para arrojar su rayo sobre la oscura Vastedad, luz imperfecta conduciendo una errante masa mediante el poder de la sensación y de la idea y la palabra, de la Naturaleza descubre los procesos, la sustancia, la causa. Armonizar toda la vida bajo el control del pensamiento, inmenso embrollo con el que se las ve todavía; ignorante de todo excepto de su propia mente indagadora para salvar al mundo de la Ignorancia vino. Trabajadora soberana a través de las centurias observando y remodelando todo cuanto es, confiada aceptó su estupendo encargo.

Allí: 250.09.

Allí la reclinada y poderosa figura se sienta encorvada bajo las lámparas de arco del taller de su casa en medio del estruendo y repiqueteo de sus herramientas. En sus creativos ojos una rigurosa mirada que coerce el plástico material de la Mente cósmica, plasma las rígidas invenciones de su cerebro en patrón de eterna fijeza: indiferente a la muda demanda cósmica, desapercibida de realidades demasiado cercanas, del pensamiento no expresado, del sigiloso corazón, se inclina para forjar sus credos y códigos de hierro y estructuras de metal para aprisionar la vida y modelos mecánicos de todas cuantas cosas existen. A partir del mundo observado teje un mundo concebido: devana en rígidas y sin embargo insustanciales líneas

250

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

*

sus vaporosas marañas verbales de abstracto pensamiento, sus segmentados sistemas del Infinito, teodiceas y cartas cosmogónicas y mitos mediante los que explica lo inexplicable. A voluntad dispone en el fino aire de la mente como mapas colocados en el aula del intelecto, forzando la amplia Verdad dentro de un estrecho esquema, sus innumerables estrictas filosofías en lucha; del cuerpo fenoménico de la Naturaleza esculpe en rígidas líneas con el borde afilado del Pensamiento, como raíles por los que discurra el poder del Mago del Mundo, sus ciencias precisas y absolutas.

*

En los inmensos muros desnudos de la nesciencia humana escrita cubriendo los abigarrados mudos jeroglíficos de la Naturaleza redacta en claros caracteres demóticos la vasta enciclopedia de sus pensamientos; un álgebra de sus signos matemáticos, sus números e infalibles fórmulas construye para dejar afianzado su sumario de las cosas. Por todas partes corre como en una cósmica mezquita [trazando la sagrada escritura en verso de sus leyes] el laberinto de sus estampados arabescos, arte de su sabiduría, artificio de su conocimiento. Este arte, este artificio son su único capital. En sus elevados trabajos de pura inteligencia, en su retirada de la trampa de los sentidos, no llega sin embargo rotura de los muros de la mente, ni salta el destello de absoluto poder que desgarra, ni amanece luz de celestial certeza. Un millón de caras muestra aquí su conocimiento y cada una de ellas está aturbantada con una duda. Todo es cuestionado, todo reducido a nada. Una vez monumentales en su masiva artesanía sus antiguos magníficos escritos míticos desaparecen y en su lugar surgen rígidos signos efímeros; este cambio constante significa el progreso ante sus ojos:

251

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

su pensamiento es una interminable marcha sin meta. No hay cima en la cual pueda pararse y ver con una simple mirada la totalidad del Infinito. III iv

Un juego sin resultados concluyentes es el trabajo de la Razón.

-la: a la Razón. Cada poderosa idea puede usarla como su instrumento; aceptará cada caso y defenderá su causa. la Razón.

Mas abierta a cada pensamiento, no puede conocer. La eterna Abogada sentada como juez arma con la invulnerable cota de malla de la lógica un millar de combatientes por el velado trono de la Verdad y los monta en los elevados lomos de caballo del argumento para justar por siempre con verbosa lanza en un bufo torneo en el que ninguno puede vencer. Poniendo a prueba los valores del pensamiento con sus rígidos exámenes equilibrada se sienta en el amplio aire vacío, distante y pura en su postura imparcial. Absolutos parecen sus juicios aunque ninguno es seguro; luego en apelación el Tiempo cancela todos sus veredictos. Aunque como rayos de sol a nuestra mente de exiguo brillo su conocimiento aparenta llegar desde un claro cielo, sus rayos no son sino destellos de una linterna en la Noche; manto reluciente que extiende para cubrir la Ignorancia. Pero ahora se ha perdido su antigua pretensión soberana de gobernar el alto ámbito de la mente con su norma absoluta, de encadenar al pensamiento con la forjada infalible cadena de la lógica o de ver la verdad desnuda en una brillante neblina abstracta. Señora y a la vez esclava del puro fenómeno, viaja por los caminos de la visión que yerra o contempla un fijo mundo mecánico que para ella han construido sus instrumentos. Buey yuntado en la carreta del hecho probado, arrastrando enormes balas de conocimiento a través del polvo de la Materia para llegar al inmenso bazar de la utilidad. En aprendiza se ha convertido de su antiguo esclavo; un subalterno sentido es el árbitro de su búsqueda. Esto es lo que utiliza como piedra de toque.

252

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

Como si no supiera que los hechos son la cáscara de la verdad, conservando las cáscaras, desecha la semilla. Una antigua sabiduría se desvanece en el pasado, la fe de las edades resulta una frívola historia, Dios se desvanece en el pensamiento que despierta, viejo sueño a desechar por innecesario: únicamente busca las claves mecánicas de la Naturaleza. Dando la interpretación de inevitables a las leyes-de-la-piedra excava en la dura tapadera del suelo de la Materia, para dejar al descubierto los procesos de las cosas que ocurrieron. Una pesada máquina inmensa espontáneamente formada aparece ante la afanosa mirada de admiración de su ojo, intrincada ingeniería carente de propósito de ordenado fatal e infalible Azar: ingenioso y meticuloso y preciso, su burdo inconsciente exacto mecanismo desarrolla una marcha sin error, el mapa de una vía segura; sin reflexión planea, sin voluntad actúa, a un millón de propósitos sirve sin propósito alguno y sin mente construye un mundo racional. Carece de conductor, de autor, de idea: su vasta acción lleva a cabo por sí misma sin causa alguna; energía sin vida irresistiblemente conducida, cabeza de la Muerte en el cuerpo de la Necesidad engendra la vida y concibe la consciencia, y luego se pregunta por qué fue todo y de dónde vino. Nuestros pensamientos son partes de una máquina inmensa, nuestras reflexiones no son sino un efecto de la ley de la Materia, el conocimiento místico fue una fantasía o una ceguera; del alma y del espíritu no tenemos ya necesidad: la Materia es la admirable Realidad, el patente ineludible milagro, la concreta verdad de las cosas, simple, eterna, única. Un impetuoso dispendio suicida creando el mundo por un misterio de autoabandono ha esparcido sus mundos en el Espacio vacío;

253

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

más tarde la Fuerza autodesintegradora contraerá la inmensa expansión producida: entonces termina este poderoso trabajo carente de sentido, el Vacío se queda desnudo, vacuo como antes.

*

Así justificado, culminado, el gran nuevo Pensamiento explicaba el mundo y dominaba todas sus leyes, llegaba hasta las mudas raíces, despertaba tremendos poderes velados; ponía a su servicio los inconscientes djins que sin uso duermen en el ignorante trance de la Materia. Todo era exacto, rígido, indudable. Mas cuando fundamentada en la roca de las edades de la Materia la totalidad permanecía firme y bien definida y a salvo, todo se anonadó en un mar de dudas; este sólido esquema se fundió en una corriente sin fin: había encontrado el Poder sin forma inventor de las formas; repentinamente tropezó con cosas invisibles: un relámpago desde la Verdad sin descubrir sobresaltó sus ojos de perpleja mirada y cavó una sima entre lo Real y lo Conocido hasta que todo su saber pareció una ignorancia. Una vez más el mundo se había convertido en una red de maravilla, proceso mágico en un mágico espacio, unas ininteligibles profundidades de milagro cuyos orígenes permanecen perdidos en lo Inefable. Una vez más nos enfrentamos con el puro Incognoscible. En un derrumbe de valores, en una inmensa fractura del hado, en el chisporroteo y dispersión de su truncado trabajo perdió ella su construido mundo hasta entonces claro.

*

Quedaba la danza de un cuanto, la dispersión del azar en el estupendo girar airoso de la energía: incesante movimiento en el Vacío infinito que inventaba formas sin pensamiento ni propósito: Necesidad y Causa eran fantasmas sin forma; la materia un incidente en el devenir del ser, la ley el hábito preciso de una ciega fuerza. Ideales, éticas, sistemas carecían de base

254

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

y pronto se desplomaban o sin sanción vivían; todo se convirtió en caos, esfuerzo y conflicto y lucha. Ideas opuestas y crueles se lanzaban sobre la vida; una dura represión restringía la anarquía y libertad era sólo el nombre de un fantasma: creación y destrucción valseaban abrazadas en el seno de una desgarrada y temblorosa tierra; todo daba vueltas en un mundo de danza de Kali. Así desplomada, hundiéndose, esparciéndose en el Vacío, intentando aferrarse en apuntalamientos, en un suelo en el que permanecer, ella sólo veía una diminuta Vastedad atómica, el desperdigado y escasamente moteado substrato del universo en el cual flota una sólida faz fenoménica del mundo. Sólo un proceso de acontecimientos había allí y el plástico y mudable cambio de la Naturaleza y, vigorizada por la muerte para matar o para crear, la débil invisible fuerza omnipotente del átomo. Aún quedaba una posibilidad de que aquí pudiera haber un poder que liberara al hombre de los antiguos medios insuficientes y lo dejara como soberano del escenario terrestre. Pues entonces la Razón podría atrapar a la Fuerza original para conducir su carro sobre los caminos del Tiempo. Así todo podría servir a la necesidad de la raza pensante, un Estado absoluto fundar un orden absoluto, cortar todas las cosas a una normalizada perfección, hacer de la sociedad una máquina justa y exacta. Entonces la ciencia y la razón despreocupadas del alma podrían resolver un tranquilo mundo uniforme, saciar búsquedas inmemoriales con verdades externas y en la mente una fuerza pensante de único patrón, infligiendo la lógica de la Materia a los sueños del Espíritu hacer del hombre un razonable animal y de su vida una simétrica textura. Así sería el apogeo de la Naturaleza en un oscuro globo, gran resultado del prolongado trabajo de las edades, la evolución de la tierra culminada, su misión finalizada.

255

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Así pudiera ser si el espíritu estuviera dormido; el hombre entonces podría reposar contento y vivir en paz, señor de la Naturaleza quien antaño como su esclavo trabajara, el desorden del mundo fraguando en Ley, — si el tremendo corazón de la Vida no se rebelara, si Dios en el interior no pudiera encontrar un plan más grande. Pero muchos rostros tiene el Alma cósmica; un toque puede alterar la fija apariencia del Destino. Puede llegar un cambio repentino, aparecer un camino. Una Mente más grande puede ver una Verdad mayor, o cuando todo lo demás ha fallado podemos encontrar escondida dentro de nosotros la llave de un perfecto cambio. Elevándose desde el suelo por el que serpentean nuestros días, la consciencia de la Tierra puede desposarse con el Sol, nuestra vida mortal cabalgar sobre las alas del espíritu, nuestros pensamientos finitos comulgar con lo Infinito. III v 241.02.

la Razón.

En los brillantes reinos del Sol de amanecer todo es nacimiento en el poder de la luz: todo aquí deformado guarda allí su forma feliz todo lo aquí mezclado e imperfecto, es allí puro y completo; mas cada uno es un simple paso, la fase de un momento. Consciente de una Verdad más grande que trasciende sus actos, la mediadora se sentaba y contemplaba sus trabajos y percibía en ellos la maravilla y la fuerza mas sabía del poder tras la faz del Tiempo: ella hacía la tarea, obedecía al conocimiento dado, su corazón profundo anhelaba hacia grandes cosas ideales y desde la luz buscaba una luz mayor: un brillante límite trazado a su alrededor empequeñecía su poder; trabajaba fiel a su limitada esfera, pero sabía que su más alta, más amplia visión era sólo una búsqueda a medias, sus más poderosas acciones un paso o una etapa. Pues no por la Razón la creación fue hecha y no por la Razón puede ser vista la Verdad que a través de los velos del pensamiento, de las pantallas del sentido apenas la visión del espíritu puede describir

256

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

empañada por la imperfección de sus medios: la pequeña Mente está atada a las pequeñas cosas: su sentido no es sino el toque exterior del espíritu, a medias despierto en un mundo de oscura Inconsciencia; tantea por sus seres y sus formas como uno titubeante en medio de la Noche ignorante. En este pequeño molde de párvulos mente y sentido el deseo es el llanto del corazón de un niño que llora por el gozo, nuestra razón la creadora de juguetes, la asignadora de normas de un extraño juego de tropiezos. Pero ella conocía a sus enanas ayudantas cuya confiada mirada una limitada perspectiva tomaba por meta lejana. El mundo que ella ha construido es un informe provisional de quien viaja hacia la a medias descubierta verdad de las cosas avanzando entre nesciencia y nesciencia. Pues nada es conocido en tanto que algo permanece oculto; la Verdad es conocida sólo cuando todo es visto. Atraída por el Todo que es lo Uno, ella suspira hacia una luz más alta que la suya; tapada por sus cultos y sus credos ha atisbado la faz de Dios: sabe que no ha encontrado sino una forma, un ropaje, pero tiene la esperanza de verlo en su corazón y sentir el cuerpo de su realidad. Sin embargo una máscara es lo que hay y no una faz, a pesar de que a veces dos ojos ocultos aparecen: la razón no puede desprender esta máscara de parpadeante luz, sus esfuerzos únicamente hacen que parpadee más todavía; en pequeños fardos empaqueta lo Indivisible; encontrando sus manos demasiado pequeñas para contener la vasta Verdad desmenuza el conocimiento en partes inconexas o busca a través de nubes de tormenta un sol desvaído: ve, sin comprender lo que ha visto, a través de los cerrados rostros de las cosas finitas la miríada de aspectos del infinito. Un día la Faz consumirá la máscara. Nuestra ignorancia es la crisálida de la Sabiduría,

257

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

nuestro error marida nuevo conocimiento en su camino, su oscuridad es un nudo de luz ennegrecido; Pensamiento danza de la mano con Nesciencia en el camino gris que serpea hacia el Sol. Incluso mientras sus dedos palpan los nudos que los unen a su extraña compañía, en los momentos de su lucha conyugal a veces irrumpen destellos del Fuego que ilumina. Incluso ahora hay aquí grandes pensamientos que en solitario caminan: armados han llegado con la palabra infalible investidos de luz intuitiva que es la sanción de los ojos de Dios; anunciadores de una Verdad distante llamean venidos desde la orilla de la eternidad.

*

Un fuego vendrá desde las infinitudes, una Gnosis más grande mirará al mundo surcando desde alguna lejana omnisciencia resplandecientes mares desde el silente extasiado Solo para iluminar el profundo corazón del ser y de las cosas. Aportará a la Mente un conocimiento eterno, a la vida su propósito, a la Ignorancia su fin.

Sección IV Por encima en una alta estratosfera inerte, eclipsando a la enana trinidad, estaban, aspirantes a un ilimitado Más Allá, cautivos del Espacio, cercados por limitantes cielos, en el incesante circuito de las horas anhelantes de vías directas hacia la eternidad, y desde su alta posición contemplaban este mundo dos Daemones de resplandeciente mirada testigos de todo cuanto existe. *

1.

Un poder para insuflar ánimo al rezagado mundo, imperioso cabalgaba un inmenso Pensamiento-de-Vida de alto vuelo no habituado a hollar el firme suelo inalterable: acostumbrado a un infinito azul, planeaba en un cielo soleado y en un aire iluminado por las estrellas; a lo lejos veía la inalcanzada casa del Inmortal

258

CANTO X: LOS REINOS Y LAS DIVINIDADES DE LA PEQUEÑA MENTE

y escuchaba remotas las voces de los Dioses. Iconoclasta y destructor de los fuertes del tiempo, franqueando el límite y excediendo la norma, prendía los pensamientos que brillan a través de las centurias y movía a actos de fuerza sobrehumana. Tan lejos como sus alados aeroplanos podían volar, visitando el futuro en grandes brillantes incursiones reconocía amplios horizontes de sueños del destino. Apto para concebir, incapaz de realizar, trazaba sus mapas conceptuales y sus planos de visión demasiado extensos para la arquitectura del Espacio mortal.

2.

Más allá en la inmensidad en donde pisada no hay, imaginadora de incorpóreas Ideas, impasible al grito de la vida y del sentido, una pura Mente-de-Pensamiento examinaba el acto cósmico. Arcángel de un blanco reino trascendente, contemplaba el mundo desde alturas solitarias luminoso en un aire remoto y vacío.

FIN DEL CANTO DÍEZ

259

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Canto XI: Los Reinos y las Divinidades de la Mente más Grande

Sección I

Allí cesaban los límites del laborioso Poder.

Pod.: peq. mente.

Mas no cesan ni el ser ni la creación. Pues el Pensamiento trasciende los círculos de la mente mortal, es más grande que su instrumento terrenal: la divinidad embutida en el estrecho espacio de la mente rebosa por todas partes a una vastedad que es un pasaje hacia el infinito. Eterno se mueve en el ámbito del espíritu, corredor hacia la lejana luz espiritual, hijo y servidor de la fuerza del espíritu. Pero también la mente proviene de una cima desconocida. Asw.

Su ser se extendía más allá de la visión del Pensamiento. Porque el espíritu es eterno e increado y su grandeza no nació del pensamiento y su conocimiento no puede llegar por el pensamiento. Se conoce a sí mismo y en sí mismo vive, se desenvuelve donde no hay pensamiento ni forma alguna. Sus pies están posados sobre las cosas finitas, sus alas pueden atreverse a cruzar el Infinito.

su: Asw.

Ante su visión un espacio prodigioso de grandes y maravillosos encuentros atraía sus pasos, en donde el Pensamiento se asomaba sobre una Visión más allá del pensamiento y configuraba un mundo desde lo Inconcebible. En cumbres que la imaginación no puede hollar, en horizontes de una interminable visión, bajo un velo azul de eternidad se veían los esplendores de una Mente ideal extendiéndose a través de los confines de las cosas conocidas. Origen de la pequeñez que somos, imbuida del inagotable más que debemos ser, sostén de todo lo que el esfuerzo humano ejecuta,

260

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

creadora de esperanzas no realizadas por la tierra, se despliega más allá del universo en expansión; vuela más allá de las fronteras de los Sueños, sobrepasa el techo del vuelo de la vida. M. ideal.

su: M. ideal.

-

Despierta en una luminosa esfera no limitada por el Pensamiento, expuesta a omniscientes inmensidades, arroja en nuestro mundo sus enormes influencias cimeras, su velocidad que excede el paso cansino de las horas, su fuerza que cabalga invencible a través del Tiempo, sus poderes que tienden un puente en el abismo entre el hombre y Dios, sus luces que combaten Ignorancia y Muerte. En su vasto ámbito de Espacio ideal en donde belleza y poder caminan de la mano, las verdades del Espíritu toman la forma de Dioses vivos y cada uno puede construir un mundo por derecho propio. En un aire que ni el error ni la duda pueden marcar con los estigmas de su deformidad, en comunión con la absorta intimidad de una verdad que ve en una infalible luz en la que la visión no titubea ni el pensamiento anda errático, exento del exorbitante tributo de lágrimas de nuestro mundo, soñando su luminosa mirada de creación en las Ideas que pueblan la eternidad. En una llamarada solar de alegría y poder absoluto en lo alto los Señores del trono del Ideal en sesiones de segura felicidad, en regiones de iluminada certeza. Lejanos están esos ámbitos de nuestro trabajo y anhelo y llamada, reino de perfección y sagrado santuario cerrado a los inciertos pensamientos de la mente humana, remoto de la túrbida andadura de la vida mortal. Mas puesto que nuestros secretos yoes son parientes próximos, un aliento de divinidad no alcanzada visita la imperfecta tierra en la que nos afanamos; a través de la dorada risa de un reluciente éter una luz cae sobre nuestras desconcertadas vidas insatisfechas,

261

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

un pensamiento desciende desde los mundos del ideal y nos mueve a modelar de nuevo incluso aquí su: mundos del i. alguna imagen de su grandeza y atractivo y prodigio más allá del horizonte de la mortal esperanza. En medio de la pesada uniformidad de los días y contradicha por la ley humana, una fe en cosas que no son y que serán vive camarada del deleite y del sufrimiento de este mundo, hija del deseo prohibido del alma secreta nacida de sus amoríos con la eternidad.

su: del futuro.

Nuestros espíritus irrumpen libres desde su ámbito; el futuro aproxima su faz de milagro, su divinidad nos observa con ojos de presente; actos que parecían imposibles se convierten en naturales; sentimos la inmortalidad del héroe; el coraje y la fuerza que la muerte no puede tocar despiertan en miembros que son mortales, en corazones que desfallecen; nos movemos por el rápido impulso de una voluntad que desdeña el lento paso cansino del tiempo mortal. Esas incitaciones no llegan desde una esfera ajena: nosotros mismos somos ciudadanos de ese Estado madre, aventureros, hemos colonizado la noche de la Materia. Pero ahora nuestros derechos están suspendidos, nuestros pasaportes anulados; vivimos autoexiliados de nuestra casa más celestial. Un rayo errante de la Mente inmortal aceptó la ceguedad de la tierra y pasó a ser nuestro humano pensamiento, sirviente de la Ignorancia. Exiliado, en este globo inseguro peón capturado y llevado en el nesciente abrazo de la Vida, aprisionado por la célula oscura y el nervio traicionero, sueña con estados más felices y poderes más nobles, natural privilegio de los dioses no caídos, recordando aún su antigua soberanía perdida. En medio de la bruma y la niebla de la tierra y del barro y de la piedra todavía recuerda su elevada esfera y la alta ciudad de su espléndido nacimiento.

262

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

Un recuerdo se desliza desde los cielos de la Verdad, una inmensa liberación se aproxima, una Gloria llama, un poder emerge, una desconocida felicidad. En fascinantes corredores de una luz velada a medias errático, una brillante sombra de sí mismo, este súbito guía precario de dioses ciegos, esta gabarra poco iluminada, este ministro siervo alquilado por una mente y un cuerpo para uso en la tierra olvida su trabajo en medio de las crudas realidades; mas recobra su renunciado imperial derecho, viste una vez más un manto púrpura de pensamiento y se conoce a sí mismo como vidente y rey del Ideal, comunicante y profeta de lo Nonato, heredero del gozo y de la inmortalidad. Reales son todas las cosas que aquí sólo son sueños, en nuestras ignoradas honduras duerme su reserva de verdad, en nuestras no alcanzadas alturas reinan y se presentan ante nosotros en pensamiento y en meditación arrastrando sus ropajes de luz. Mas nuestra enana voluntad y frío sentido pragmático no admite a los visitantes celestiales: aguardándonos sobre las cimas del Ideal o resguardados en nuestro secreto invisible yo todavía destellan a veces a través del alma despierta, esconden de nuestras vidas su grandeza, belleza, poder. Nuestro presente percibe a veces su regio toque, nuestro futuro procura hacia sus luminosos tronos: desde el espiritual sigilo observan, pasos inmortales en los corredores de sonido de la mente: nuestras almas pueden ascender a resplandecientes planos, las amplitudes desde las que vinieron pueden ser nuestro hogar.

Asw.

Recuperado su privilegio de mirada sin sombras el Pensador entró en el aire de los inmortales y bebió de nuevo de su pura y poderosa fuente. Inmutables en armoniosa calma y gozo vio, soberanamente libres en la luz ilimitada, los planos no caídos, los mundos creados por el pensamiento

263

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

en donde el Conocimiento es el conductor del acto y la Materia de sustancia pensante está hecha, la sensación, ave del paraíso suspendida en alas de sueños, responde a la llamada de la Verdad como a la voz de un progenitor, la forma luminosa salta desde el todo conformante rayo y la Voluntad es una consciente carreta de los Dioses, y la Vida, una espléndida corriente de Fuerza meditativa, que lleva las voces de místicos Soles. Vida.

Trae una felicidad de musitada verdad; su corriente discurre dulcificando el seno del Espacio risa desde el corazón inmortal del Gozo, e insondable Alegría de la eternidad, sonido del murmullo de la Sabiduría en lo Desconocido y aliento de un invisible Infinito. En resplandecientes claridades de aire amatista el Espíritu de la Mente omnipotente y sin cadenas anidaba en el loto azul de la Idea. Un celestial sol de oro de Verdad perpetua derramaba el misterio del Rayo eterno a través de un silencio estremecido con la palabra de la Luz en un ilimitado océano de revelación.

Asw.

En la lejanía veía los hemisferios que se juntan. En el ascendente filo del trance de la meditación grandes escalas de pensamiento subían hacia alturas nonatas en donde las últimas crestas del Tiempo tocan los cielos de la eternidad y la Naturaleza habla al absoluto del espíritu.

Sección II i Un triple reino de ordenado pensamiento apareció primero, modesto comienzo de un inmenso ascenso: encima estaban los brillantes cielos etéreos de la mente, un compacto e interminable encumbramiento como si el cielo presionara al cielo actuando de contrafuerte sobre el Vacío contra una abastionada luz; lo más alto se esforzaba en alcanzar la vecindad de la eternidad, lo más amplio se ensanchaba hasta el infinito. Mas aunque inmortales, poderosos y divinos, los primeros dominios eran cercanos y parientes de la mente humana;

264

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

sus deidades configuran nuestras más grandes vías de pensamiento, un fragmento de su pujanza puede ser nuestra: estas extensiones no eran demasiado amplias para albergar nuestras almas, estas alturas no eran demasiado altas para la esperanza humana. Un triple vuelo llevaba hasta este triple mundo. Aunque escarpada para ser hollada por fuerzas comunes, su ascendente ladera miraba hacia abajo sobre nuestra posición terrena: en la inclinación de una pendiente no demasiado abrupta uno podía regresar viajando en las profundas líneas descendentes para comunicar con el universo mortal. Los poderosos guardianes de la escalera de ascenso que interceden con la Palabra todo-creadora, aguardaban allí al alma peregrina que bordea el cielo; asiendo las mil llaves del Más Allá ofrecían su conocimiento a la mente que ascendía y colmaban la vida con las inmensidades del Pensamiento. *

Los profetas hierofantes de la Ley oculta, pontífices de refulgente llama de la Verdad divina, intérpretes entre la mente del hombre y la de Dios, traen el fuego inmortal a los hombres mortales. Iridiscentes, dando cuerpo a lo invisible, los guardianes de los brillantes rangos de lo Eterno enfrentaban el Sol en falanges radiantes. Desde lejos parecían una imaginería simbólica, iluminados originales de la sombría escritura a la que nuestra mirada transcribe el Rayo ideal, o iconos representando una mística Verdad, pero, más de cerca, Dioses y Presencias vivas. Una sucesión de frisos marcaba los peldaños más bajos; fantásticamente ornamentados en la opulencia de su miniatura, albergaban el completo significado de un mundo, minúsculos símbolos de la alegría de su perfección, extraños animales que eran fuerzas de la Naturaleza hechas vivas y, consciente de la maravilla de su drama, el hombre convertido en una imagen no desfigurada de Dios y los objetos en exquisitas acuñaciones del reino de la Belleza;

265

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

mas amplios eran los territorios a los que aquellos planos sirven. Al frente de la ascendente epifanía disfrutadores del Mundo del Tiempo, favoritos del Mundo de la Bienaventuranza, los Dueños de las cosas reales, señores de las horas, 1. compañeros de juegos de una joven Naturaleza y de un Dios niño, creadores de la Materia mediante la oculta expresión de la Mente cuyos sutiles pensamientos sostienen la Vida inconsciente y guían la fantasía de los irracionales acontecimientos, permanecían allí, raza de jóvenes dioses de aspecto entusiasta, niños reyes nacidos en el temprano plano de la Sabiduría, su: Sabiduría. adiestrados en el místico juego en su escuela de formación del mundo. Constructores al servicio del eterno Hacedor de Milagros, modeladores y medidores del fragmentado Espacio, ellos han concebido con su plan de lo oculto y de lo conocido una casa para habitación del invisible rey. Obedientes al profundo comando de lo Eterno han construido en el frente material de las cosas esta tan ancha como el mundo guardería de jóvenes almas en la que el espíritu infante aprende por la mente y el sentido a leer las letras del escrito cósmico y a estudiar el cuerpo del cósmico ser y a indagar el secreto significado de todo. A todo cuanto el Espíritu concibe le proporcionan un molde; persuadiendo a la Naturaleza a modos visibles prestan una forma finita a las cosas infinitas. A cada poder que surge desde lo Unmanifiesto dejando la amplitud de la paz de lo Eterno captaban y retenían mediante su ojo preciosista y convertían en figurante de la cósmica danza. Su: de cada poder. Su

libre antojo limitaban mediante armónicas leyes y compelían a aceptar su puesto y línea en la magia de un ordenado universo. El Todo-Continente era contenido en la forma, la unidad era cortada en unidades mensurables, lo ilimitado incorporado dentro de una cósmica suma: el interminable Espacio estructurado dentro de una curva,

266

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

* su: 266.4.

id.

*

el Tiempo indivisible diseccionado en pequeños minutos, lo infinitesimal concentrado para conservar seguro el misterio de lo Amorfo arrojado dentro de la forma. Insuperable su habilidad ideada para usar la magia de la secuencia del número y del deletreo del signo, del diseño la milagrosa potencia fue captada cargada con belleza y significado y por el determinante mandato de su mirada figura y cualidad igualándose se unían en una inextricable identidad. En cada evento estampaban las curvas de su ley y su fideicomiso y la carga de agobiada circunstancia; un mero incidente libre y divino deseado a cada momento o aventura del alma, alargaba una misteriosa cadena uncida por el destino, línea prevista de un plan inmutable, un paso más en la larga marcha de la Necesidad. Una condición era impuesta a cada entusiasta Poder restringiendo su voluntad de monopolizar el mundo, un cauce de bronce prescrito para fuerza y acto y mostrado a cada momento el lugar señalado prefijado inalterablemente en la espiral del inmenso rizo de Tiempo fugitivo desde la eternidad.

sus: 266. 4.

*

Inevitables sus pensamientos como eslabones del Destino impuestos sobre el salto y la relampagueante carrera de la mente y sobre el frágil flujo fortuito de la vida y sobre la libertad de las cosas atómicas inmutable causa y adamantina consecuencia. La Idea abandonó el plástico infinito en el cual había nacido y ahora en su lugar recorría pequeños pasos separados de la cadena de montaje de una trama: una vez inmortal, atado ahora a nacimiento y fin, arrancado de su inmediatez de una visión sin error, el Conocimiento era reconstruido a partir de células de inferencia en un rígido cuerpo inconsistente y perecedero; así limitado crecía, pero no pudo soportarlo y quebró

267

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y dio paso a un nuevo cuerpo pensante. Una jaula para los seráficos Pensamientos de grandes ojos del Infinito fue rematada con un entrecruzamiento de leyes del mundo como barrotes y limitada a un breve arco del horizonte la irisada visión de lo Inefable. Un Espíritu eterno fue hecho esclavo de las horas; el Ilimitable fue arrojado a la prisión del nacimiento para construir un mundo que la Mente pudiera abrazar y gobernar.

266.4.

II ii 2.-

En una tierra que miraba hacia un millar de soles, para que lo creado pudiera crecer señor de la Naturaleza y las profundidades de la Materia fueran iluminadas con un alma encadenaron a fecha y a norma y a limitado panorama el movimiento del millón de misterios de lo Uno. Más arriba permanecía alineada una sutil raza de arcángeles de párpados y miradas más amplios que indagaban lo invisible. Una luz de conocimiento liberador brillaba a través de las profundidades silentes de sus ojos: vivían en la mente y conocían la verdad desde el interior; un visión retraída en el concentrado corazón podía atravesar la pantalla de los acontecimientos del Tiempo y los rígidos moldes y formas de las cosas visibles. Todo cuanto escapaba al estrecho dogal del concepto la visión lo divisaba y alcanzaba; sus videntes pensamientos colmaban los vacíos dejados por el sentido que busca. Sublimes arquitectos de la posibilidad e ingenieros de lo imposible, matemáticos de las infinidades y teóricos de las verdades incognoscibles, formulan postulados del enigma y unen lo desconocido a los mundos aparentes. Acólitos aguardan cerca de la Energía eterna, el ciclo de sus trabajos investigan; traspasando su cerco de inefable privacidad su mente podía penetrar su oculta mente y extraer el diagrama de sus ocultos pensamientos; leían los códigos y claves que ella había cifrado,

268

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

hacían copias de todos sus reservados planes, a cada turno de su misterioso recorrido asignaban una razón y una inamovible norma. Lo invisible se tornaba visible a los estudiosos ojos, explicado era el inmenso esquema Inconsciente, audaces líneas eran trazadas sobre el Vacío; lo Infinito reducido a cuadrado y cubo. Asignando símbolo y significado, trazando la curva de un Poder trascendente, elaboraban la cábala de la Ley cósmica, la línea que equilibra descubrían de la técnica de la Vida y estructuraban su magia y su misterio. Imponiendo esquemas de conocimiento en la Vastedad constreñían a silogismos de pensamiento finito la libre lógica de una infinita Consciencia, confeccionaban la gramática de los ocultos ritmos de la danza de la Naturaleza, evaluaban la trama del drama de los mundos, hacían de cifra y número la llave de todo cuanto es: el psicoanálisis del Ser cósmico era rastreado, sus secretos dados caza, y leída la desconocida patología de lo Único. Evaluado era el sistema de lo probable, el azar de las huidizas posibilidades, para rendir cuentas de la incontable suma de lo Real, descubiertas las tablas logarítmicas de la Necesidad, plasmado en un esquema el triple acto del Uno. Desvelada, la inconexa invisible multitud de fuerzas que giran en manos de la Casualidad parecía obedecer a algún vasto imperativo: sus entremezclados motivos llevaban a término la unidad. sus: mult. de f. Una sabiduría leía sus mentes para ellas mismas desconocidas, su anarquía apelmazaba dentro de una fórmula su: id.

y desde su gigantesca aleatoriedad de Fuerza, siguiendo la rutina de su millón de sendas, distinguiendo aun las más débiles líneas y trazos de un diseño oculto e inalterable,

269

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

del caos de los talantes de lo Invisible derivaba el cálculo del Destino. En su espléndida satisfacción de universal saber el conocimiento de la Mente descollaba sobre el poder del Omnisciente: las potencias de alas de águila de lo Eterno sorprendidas en su imperio no hollado se inclinaban desde sus giros para obedecer las señas del Pensamiento: cada no revelado Dios forzado a la forma revelada, que asignado su lugar se mueve en el juego de la Naturaleza, zigzagueaba al gesto de una Voluntad jugadora de ajedrez en el tablero de un cósmico Destino. En la amplia secuencia de los pasos de la Necesidad predicho, cada acto y pensamiento de Dios, sus valores sopesados por una Mente contable, controlado en su matematizada omnipotencia, perdía su divino aspecto de milagro y era una cifra en una suma cósmica. Los poderosos caprichos y relampagueantes talantes de la Madre surgidos de su omnisapiente deleite carente de trabas desde la libertad de su dulce y apasionado pecho, despojados de su maravilla eran encadenados a causa y propósito; su: Madre. un ídolo de bronce reemplazaba su mística forma que atrae los movimientos de las vastedades cósmicas, en el bosquejo preciso de un rostro ideal olvidada era la impronta de ensueño de sus pestañas que llevan en su curva sueños del infinito, perdida la fascinante maravilla de sus ojos; el movimiento de batir de olas del vasto mar de su corazón uncían a un teorema de ordenados latidos: sus: Madre. sus profundos designios que de sí misma ella había velado su: 268.14. se reclinaban descubiertos en su confesionario. Al nacimiento y la muerte de los mundos fijaban fecha, el diámetro del infinito era trazado, medido el distante arco de invisibles alturas y visualizadas las insondables invisibles profundidades, hasta que parecía conocido todo lo que en la totalidad del tiempo podía ser.

270

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

Todo era coercido mediante número, nombre y forma; nada era dejado de inventariar, incalculable. su: 268.14.

Sin embargo su sabiduría estaba rodeada de una Carencia: podían encontrar y mantener verdades mas no la única Verdad: lo Supremo era para ellos incognoscible. Por mucho que conocieran no podían captar el todo que debe ser conocido: el insondable corazón del mundo quedaba inatisbable y lo Trascendente conservaba su secreto.

II iii

3.-

En una ascensión más sublime y más osada hacia la amplia cima del triple escalón desnudos peldaños subían cual llameantes rocas de oro abrasador su camino hacia un puro cielo absoluto. Augustos y pocos los soberanos Reyes del Pensamiento habían hecho del Espacio su amplia mirada que todo lo ve vigilando los inmensos trabajos del Tiempo: una extensión de omniabarcante Consciencia contenía al Ser en silencioso abrazo.

Intercesores de un luminoso Invisible, captaban en el largo pasaje hacia el mundo los imperativos del Yo creador obedecidos por la inconsciente tierra, por el consciente cielo; sus: Reyes; su: Yo. sus pensamientos son partícipes en su vasto control. Una gran Consciencia todorregidora está allí y la Mente de forma involuntaria sirve a un Poder más alto; es un canal, no el origen de todo. El cosmos no es un accidente en el Tiempo; hay un propósito en cada juego del Azar, hay una libertad en cada rostro del Hado. Un Conocimiento sabe y guía el misterioso mundo; sus: del mundo. la mirada de la Verdad conforma sus seres y sus eventos;

una Palabra nacida por sí misma en las alturas de la creación, voz de lo Eterno en las esferas temporales, profeta de las visiones de lo Absoluto, muestra el significado de la Idea en la Forma y de esta semilla surgen los frutos del tiempo. En cimas más allá de nuestro alcance el Todo Sabiduría se sienta:

271

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

una singular e infalible mirada viene de lo alto, un silencioso toque desde el aire excelso despierta el ignorante conocimiento en sus actos del secreto poder en las inconscientes profundidades, compeliendo a la cegada Divinidad a emerger, determinando la desnuda danza de la Necesidad conforme pasa a través del circuito de las horas y se desvanece de la persecución de ojos finitos perdiéndose en los cíclicos horizontes del Tiempo eónico.

*

su: Natur.

Las inaccesibles fuerzas del cósmico girar llevan en sus bacantes miembros la fijeza de una original previsión que es el Destino. Incluso la ignorancia de la Naturaleza es un instrumento de la Verdad; nuestro esforzado ego no puede cambiar su curso: todavía es un poder consciente el que se mueve en nosotros, una idea semilla es engendradora de nuestros actos y el destino el hijo no reconocido de la Voluntad. Infaliblemente mediante la directora mirada de la Verdad todas las criaturas aquí su secreto ser descubren, forzadas a convertirse en aquello que en ellas mismas ocultan. Porque Aquel que Es se manifiesta en los años y la lenta Divinidad encerrada en la célula asciende desde el plasma a la inmortalidad. Mas oculta, mas negada a la captación humana mística, inefable es la verdad del espíritu, inexpresada, tan sólo captada por el ojo del espíritu.

el espíritu.

ellos: 271.13.

Cuando desnudo de ego y mente escucha la Voz; a través de la luz mira a una luz siempre más grande y ve la Eternidad envolviendo la Vida. Esta Verdad mayor es ajena a nuestros pensamientos; donde una libre Sabiduría trabaja, ellos buscan una norma; o nosotros solamente vemos un airoso juego del Azar o un trabajo en cadenas forzado por la limitante ley de la Naturaleza, gobierno absoluto de un mudo Poder inconsciente. Audaces en su sensación de fortaleza nacida de Dios se atrevían a aferrar con su pensamiento la Verdad absoluta;

272

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

mediante una abstracta pureza de profana visión, mediante una percepción desnuda, intolerante de las formas, traían a la Mente lo que la Mente nunca podía alcanzar y esperaban conquistar la celestial base de la Verdad. Un desnudo imperativo de frase conceptual arquitectónico e inevitable traducía lo impensable en pensamiento: un alado fuego argentino de puro sentido sutil, oído=sentido. oído de la mente retirado de las rimas externas descubría las semillas-sonidos de la eterna Palabra, escuchaba el ritmo y la música que construye los mundos, y captaba en las cosas la incorpórea Voluntad de ser. Lo Ilimitable medían con la vara medidora de los números y trazaban la fórmula definitiva de las cosas limitadas, en diáfanos sistemas daban cuerpo a verdades ilimitadas, lo Eterno hacían explicable en el Tiempo y evaluaban al inconmensurable Supremo. Para depositar y limitar las inasibles infinidades erigían muros absolutos de pensamiento y de palabra y construían un vaciedad para contener al Uno. En su visión conducían hacia un pico vacío, un poderoso espacio de frío y soleado aire. Para unificar su labor, excluyendo a la vida que no puede soportar la desnudez de la Inmensidad, hicieron una cifra de una multitud, en la negación fundamentaron el significado del Todo y en la nada el positivo absoluto. Una simple ley simplificó el tema cósmico, comprimiendo la Naturaleza dentro de una fórmula; su labor de titán hizo de todo el conocimiento uno, un álgebra mental de las vías del Espíritu, un abstracto de la viviente Divinidad. Aquí la sabiduría de la mente se detuvo; se sintió completa; en un espiritual cero se sentó entronizada y tomó su vasto silencio por lo Inefable.

273

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Sección III Este era el juego de los brillantes dioses del Pensamiento.

su: pensador.

Atrayendo al tiempo la Luz atemporal, aprisionando la eternidad en las horas, esto es lo que han planeado, enredar los pies de la Verdad en una dorada red de concepto y frase y mantenerla cautiva para regocijo del pensador en su pequeño mundo forjado de sueños inmortales: allí debe permanecer enmurada en la mente humana, emperadora apresada en casa de su súbdito, adorada y pura y silenciosa en el trono de su corazón, su espléndida propiedad protegida y aparte tras la muralla de silencio de su secreta contemplación, inmaculada en su virginal pureza, la misma por siempre y por siempre una, su adorada Diosa inmutable a través de los tiempos.

O si no, leal consorte de su mente que asiente a su naturaleza y a su voluntad, ella sanciona e inspira sus palabras y acciones su: de palab. y accs. prolongando su resonancia a través de los expectantes años, su: pensador. compañera y registradora de su marcha atravesando un brillante trecho de pensamiento y de vida labrado en la eternidad del Tiempo. su: id. su: id. ella: Verdad.

su: id.

id. id.

Atestiguadora de su alta triunfante estrella, su diosa servidora de una elevada Idea, por ella dominará él un mundo postrado; garante de sus hechos y de sus creencias, ella da testimonio de su derecho divino a guiar y a gobernar. O como abraza un amante a su amada, deidad objeto de la adoración y del deseo de su vida, única imagen a quien su corazón idolatra, ahora ella es suya y debe vivir sólo para él: ella lo ha invadido con su repentino gozo, inagotable maravilla es su feliz abrazo, una seducción, un cautivador milagro deslumbrante.

su: id.

Tras larga persecución de embeleso por ella clama, única alegría de su cuerpo y de su alma:

274

CANTO XI: LOS REINOS Y DIVINIDADES DE LA MENTE MÁS GRANDE

irresistible es su divina llamada, su inmensa posesión y emoción permanente, una embriaguez y un éxtasis: la pasión de los humores que manifiesta, de celestial gloria y variedad, su: Verd. sus: pens. hace siempre nuevo su cuerpo ante sus ojos, o si no repite el toque del primer hechizo, el éxtasis luminoso de sus místicos pechos y los bellos vibrantes miembros un campo viviente de palpitante nuevo descubrimiento sin fin. su: Verdad. id.

Un nuevo comienzo florece en la palabra y en la risa, un nuevo encanto devuelve el viejo extremo deleite: él se pierde en ella, ella es su cielo aquí. La Verdad sonreía sobre el gracioso juego dorado. Inclinada desde silenciosos espacios eternos la gran e ilimitada Deidad fingía otorgar la soleada dulzura de sus confidencias. su: Verd; su: pens.

Encarnando su belleza en su abrazo ella ofrecía en un fugaz beso sus labios inmortales y atraía hasta su pecho una glorificada cabeza mortal: ella hacía de la tierra su hogar, el cielo demasiado pequeño para ella. En un pecho humano vivía su oculta presencia; esculpió él en su propio ser su figura de ella: ella conformó su cuerpo a un abrazo de la mente. A los estrechos límites del pensamiento ella ha venido; ha sufrido que su grandeza sea comprimida en la pequeña cabaña de la Idea, la habitación cerrada del abrazo de un solitario pensador: ha rebajado sus alturas a la altura de nuestras almas y deslumbrado nuestros párpados con su celestial mirada. Así cada uno está satisfecho con su elevado logro y se piensa a sí mismo bienaventurado más allá de la mortalidad, rey de la verdad sobre su separado trono. Para su poseedor en el campo del Tiempo un simple esplendor captado de su gloria parece la única luz verdadera, la resplandeciente totalidad de su belleza.

275

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Mas ni el pensamiento ni la palabra puede atrapar la Verdad eterna: el mundo completo vive en un solo rayo de su sol. En nuestra cerrada y estrecha casa iluminada con lámparas del pensamiento la vanidad de nuestra cerrada mente mortal sueña que las ataduras del pensamiento la han hecho nuestra; pero sólo jugamos con nuestras propias brillantes cadenas; amarrándola, somos nosotros quienes resultamos amarrados. En nuestra hipnosis hacia un punto luminoso no vemos cuán pequeña es la figura que de ella tenemos; no percibimos su inspiradora infinidad, no compartimos su inmortal libertad. -

Así ocurre incluso con el vidente y el sabio; pues siempre lo humano limita lo divino: desde nuestros pensamientos debemos dar el salto a la visión, respirar su divino aire Ilimitable, reconocer su única vasta supremacía, atrevernos a rendirnos ante su absoluto. Entonces el Unmanifiesto refleja su forma en la callada mente como en un espejo viviente; el eterno Rayo desciende a nuestros corazones y somos transportados dentro de la eternidad. Porque la Verdad es más amplia, más grande que sus formas.

ellos: 276.12.

Un millar de iconos ellos han hecho de ella y la encuentran en los ídolos a los que adoran; mas ella permanece ella misma e infinita.

FIN DEL CANTO ONCE

276

CANTO XII: LOS CIELOS DEL IDEAL

Canto XII: Los Cielos del Ideal

Sección I i Siempre desde la lejanía el Ideal le hacía señas.

Asw.

Despierto por el toque de lo Invisible, dejando atrás los confines de las cosas realizadas, aspiraba el poderoso descubridor, el incansable Pensamiento, desvelando en cada tramo un mundo luminoso. Dejaba cimas conocidas por inexplorados picos: apasionado, buscaba la solitaria Verdad no realizada, ansiaba la Luz que desconoce muerte y nacimiento. Cada etapa del remoto ascenso del alma era construida dentro de un cielo constante y permanentemente aquí percibido.

él: Asw.

A cada avance de la prodigiosa jornada un nuevo grado de maravilla y de bienaventuranza, un nuevo peldaño establecido en la poderosa escalera del Ser, grandioso paso tembloroso de fuego engalanado como si se estremeciera un espíritu ardiente que mantuviera con su llama la esperanza inmortal, como si un radiante Dios hubiera entregado su alma para que él pudiera percibir la huella de los pies peregrinos que presurosos ascienden hacia la casa de lo Eterno. A ambos extremos de los resplandecientes escalones podían verse los cielos de la Mente ideal en la azul luminosidad de un Espacio de ensueño como franjas de cielo brillante que ciñen la luna. En uno de los lados resplandecían tonalidad en flotante tonalidad, gloria de sol de amanecer irrumpiendo en el alma, en un trémulo rapto de visión interior del corazón y con el espontáneo arrobo que la belleza proporciona, los amorosos reinos de la Rosa inmortal. Por encima del espíritu que el sentido mortal resguarda hay dominios superconscientes de paz celestial, por debajo, los sombríos abismos taciturnos de lo Inconsciente,

277

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

y entre ambos, detrás de nuestra vida, la Rosa inmortal. A través del aire protector que el espíritu respira, una criatura de cósmica belleza y gozo invisible, insospechada para el ciego mundo que sufre, ascendiendo desde el profundo corazón rendido de la Naturaleza florece por siempre a los pies de Dios, alimentada por los misterios sacrificiales de la vida. También aquí su capullo nace en pechos humanos; entonces por un toque, una presencia o una voz el mundo se convierte en basamento de un templo y todo descubre al desconocido Amado. En una eclosión de celestial alegría y facilidad la vida accede a la divinidad interior y hace entrega en rapto de ofrenda de todo cuanto es, y el alma se abre a la felicidad. Se siente un gozo que ya nunca puede cesar del todo, un repentino misterio de Gracia secreta florece matizando de oro nuestra tierra de rojo deseo. Todos los altos dioses que ocultan sus rostros del manchado ritual apasionado de nuestras esperanzas, revelan sus nombres y sus inmortales poderes. Una ardiente quietud despierta las durmientes células, pasión de la carne que se convierte en espíritu, y de forma prodigiosa es culminado al fin el milagro para el cual nuestra vida fue hecha. En una blanca cúpula silenciosa una llama es contemplada y rostros de luz inmortal, los radiantes miembros que no conocen nacimiento ni muerte, los pechos que amamantan a la primogénita del Sol, las alas que congregan ardientes silencios de pensamiento, los ojos que miran al Espacio espiritual. Nuestros ocultos centros de fuerza celestial se abren como flores a un atmósfera celeste; la mente pausa estremecida por el excelso Rayo, e incluso este cuerpo transitorio puede entonces sentir amor ideal e inmaculada felicidad

278

CANTO XII: LOS CIELOS DEL IDEAL

y la risa de la dulzura y delicia del corazón liberada de la áspera y trágica presa del tiempo, y la belleza y el armonioso pasar de las horas. Esto mismo en elevados dominios toca a la especie inmortal; lo que aquí está en capullo ha florecido allí. Allí está el secreto de la Casa de la Llama, el fuego de pensamiento divino y dorada felicidad, el rapturoso idealismo de celestial sentido; allí están las admirables voces, la risa soleada, gorjeante remolino en los ríos de la alegría de Dios, y los misteriosos viñedos del dorado vino de la luna, todo el fuego y la dulzura de los que aquí apenas una brillante sombra visita la vida mortal. Aunque los gozos del tiempo son atestiguados allí, íntimo en el pecho es percibido el toque del Inmortal, escuchados los sonidos de flauta del Infinito. Aquí en la tierra hay tempranos despertares, momentos trémulos en un aire divino, y crecidos sobre el anhelo de su suelo los girasoles del Tiempo miran hacia la dorada Eternidad: allí están las imperecederas beatitudes. Un tallo en el que ondean un millón de lotos, mundo tras colorido y estático mundo asciende hacia una lejana invisible epifanía. I ii

En el otro lado de los escalones eternos los poderosos reinos de la Llama inmortal aspiraban alcanzar los absolutos del Ser. Desde la aflicción y la oscuridad del mundo, desde las profundidades en donde vida y pensamiento están sepultados, solitaria asciende hacia los cielos la Llama inmortal. En los sagrados misterios de una velada Naturaleza arde por siempre en el altar de la Mente, sus sacerdotes las almas de dedicados dioses, la humanidad su casa de sacrificio. Una vez prendida, jamás sus flameos pueden cesar. Un fuego a lo largo de las sendas místicas de la tierra,

279

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

se eleva a través del hemisferio mortal, hasta que portado por corredores del Día y del Crepúsculo penetra en la oculta Luz eterna y palideciendo se encarama en el invisible Trono. sus: de la Llama.

los mundos.

sus: id.

su: de los mund.

Sus mundos son escalones de una Fuerza ascendente: un sueño de contornos gigantes, de líneas titánicas, moradas de un no caído e iluminado Poder, cielos de Bien inmutable puro y nonato, alturas de la grandeza del rayo siempre joven de la Verdad, como en un simbólico cielo comienzan a ver y llaman a nuestras almas a un aire más vasto. En sus cimas avivan la insomne Llama; soñadores en un misterioso Más Allá, trascendentes de las sendas de Hado y Tiempo, apuntan por encima de sí mismos con el índice de sus picos a través de un éter de pálido zafiro de mente-de-dios hacia un dorado apocalipsis de Infinito. Un trueno rodante entre las montañas de Dios, inagotable, severa es su tremenda Voz: excediéndonos, a exceder de nosotros mismos nos llaman y nos ordenan subir incesantemente más arriba. Lejos de nuestra afanosa búsqueda esas cimas viven, demasiado elevadas para nuestra mortal fortaleza y estatura, apenas en un tremendo éxtasis de esfuerzo escaladas por la pura voluntad de atleta del espíritu. Austeras, intolerantes reclaman de nosotros esfuerzos demasiado continuados para nuestro nervio mortal a los que nuestros corazones no pueden adherirse ni nuestra carne soportar; tan sólo la fuerza del Eterno en nosotros puede osar intentar la inmensa aventura de ese ascenso y el sacrifico de todo cuanto aquí apreciamos. Nuestro conocimiento humano es una candela que arde en un sombrío altar hacia una Verdad inmensa como el sol; la virtud del hombre, un vestido burdamente hilvanado mal entallado, que atavía acartonadas imágenes del Bien; apasionada y ciega, sangrante, manchada de barro

280

CANTO XII: LOS CIELOS DEL IDEAL

su: del hombre. su energía avanza a trompicones hacia una Fuerza inmortal.

Una imperfección persigue a nuestro más alto esfuerzo; fragmentos y pálidos reflejos constituyen nuestra asignación.

su: de Dios. id.

I iii Asw.

Felices los mundos que no han caído como el nuestro, en donde la Voluntad es una con la Verdad y el Bien es uno con el Poder; no empobrecidos por la indigencia de la mente de la tierra, conservan el natural aliento de poder de Dios, sus puras espontáneas súbitas intensidades; allí está su gran espejo transparente, el Yo, y allí su soberana autarquía de bienaventuranza en la que naturalezas inmortales tienen su parte, herederas y copartícipes de la divinidad. A voluntad se movía a través de los reinos del Ideal, aceptaba su belleza y experimentaba su grandeza, participaba de las glorias de sus campos de maravilla, mas pasó y no se detuvo bajo el imperio de su esplendor. Todo allí era una luz intensa pero parcial. En cada uno de ellos una seráfica alada Idea de alta frente reunía todo el conocimiento en un pensamiento maestro, persuadía toda acción a un único sentido dorado, sometía todos los poderes a un único poder y le construía un mundo en donde pudiera reinar solo, hogar perfecto de un absoluto ideal.

*

Insignia de su victoria y de su fe, ofrecían al Viajero a sus puertas una inextinguible llama o una inmarcesible flor, emblema de privilegio de un alto reino. Un glorioso resplandeciente Ángel del Camino presentaba a la búsqueda del alma la dulzura y el poder de una idea, cada una parecía la fuente íntima y fuerza cimera de la Verdad, el corazón del significado del universo, llave de la perfección, pasaporte al Paraíso. Sin embargo había regiones en donde esos absolutos se juntaban y construían un gozoso círculo de entrelazadas manos; la luz permanecía abrazada por la luz, el fuego maridado con el fuego,

281

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

pero nadie quería perder su cuerpo en el del otro para encontrar su alma en la sola Alma del mundo, multiplicado rapto del infinito. Continuó su avance a una esfera más divina: allí, confluían en común grandeza, luz y bienaventuranza, todos los altos y hermosos y deseables poderes olvidando su diferencia y su reino separado devenían un solo multitudinario todo. Por encima de donde se separan las rutas del Tiempo, por encima del Silencio y de su Palabra de mil significados, en la inmutable e inviolada Verdad por siempre unidos e inseparables, los radiantes niños de la Eternidad moraban en la inmensa altura del espíritu en donde todos son uno.

FIN DEL CANTO DOCE

282

CANTO XIII: EN EL YO DE LA MENTE

Canto XIII: En el Yo de la Mente

Sección I

Por fin llegó un desnudo cielo indiferente en donde el Silencio escuchaba la Voz cósmica, mas nada contestaba a un millón de llamadas; la constante pregunta del alma encontraba una ausencia de respuesta. Una abrupta conclusión terminaba con las ardientes esperanzas, profunda cesación en poderosa calma, línea final en la última página del pensamiento y un margen y un blanco de paz sin palabras. Allí pausaba la ascendente jerarquía de los mundos.

Asw.

Permanecía él en un amplio arco de Espacio supremo a solas con un enorme Yo de la Mente que contenía toda la vida en un rincón de sus vastedades. Omnipotente, inmóvil y solitario, en el mundo que desde él se desplegaba, no tomaba parte: no daba importancia a las odas victoriosas, indiferente era a sus propias derrotas, escuchaba el grito del dolor sin expresar signo alguno; su mirada caía imparcial sobre el bien y sobre el mal, sin inmutarse veía llegar la destrucción. Causa igual de las cosas, solitario Vidente y Dueño de la multitud de sus formas, no actuaba aunque mantenía todos los pensamientos y todos los actos, Señor y testigo de la miríada de actos de la Naturaleza consintiendo los movimientos de su Fuerza.

su: Asw.

Su mente reflejaba este vasto quietismo. Este calmo testigo constituye la base secreta del Pensador: oculta en calladas profundidades la palabra es formada, desde escondidos silencios nace el acto a la mente fonadora, al laborioso mundo; sigilosamente el silencio, místico lugar de nacimiento del alma envuelve la semilla que el Eterno siembra.

283

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

En el supremo retiro y silencio eterno de Dios un vidente Yo y una potente Energía se encontraron; el Silencio se conoció a sí mismo y el pensamiento tomó forma: espontáneamente desde el poder dual la creación surgió. En el yo silencioso vivía y el yo vivía en él; sus mudas inmemoriales expectantes profundidades, suyos: de Asw. sus vastedades y sus silencios eran también suyos; uno con él crecía profundo, poderoso, libre. Asw.

Aparte, liberado, contemplaba todas las cosas hechas. Como quien construye sus propias escenas imaginadas y no se pierde en lo que está viendo, espectador del drama que uno mismo ha concebido, sus: del mundo. miraba hacia el mundo y veía sus pensamientos motrices con la carga de luminosa profecía en sus ojos, sus: pens. m. sus: del mundo. sus fuerzas de pies de viento y de fuego surgidas desde la mudez de su alma. su: Asw. Ahora parecía entender y conocerlo todo; no había deseo ni apetito de volición alguno, el gran inquieto inquiridor perdía su trabajo; nada se preguntaba nada más quería. Allí podía permanecer, el Yo y el Silencio conquistados: su alma estaba en paz, conocía el cósmico Todo.

That.

-

Entonces de repente un dedo luminoso cayó sobre todas las cosas vistas o tocadas o escuchadas o sentidas y mostró a su mente que nada podía ser conocido; Aquello debe ser alcanzado de donde todo conocimiento procede. El escéptico Rayo alteraba todo cuanto parece y golpeaba en las mismas raíces de pensamiento y sensación.

pens. y sens. Habían crecido en un universo de Nesciencia,

aspirando hacia un Sol superconsciente, jugando bajo el brillo y la lluvia de cielos más divinos que jamás pueden alcanzar por alto que sea su impulso o sobrepasar por intensamente que lo intenten. Una duda corroía incluso las herramientas del pensar, el recelo era arrojado sobre los instrumentos de la Mente; todo cuanto toma por brillante moneda de la realidad,

284

CANTO XIII: EN EL YO DE LA MENTE

el hecho probado, la fijada inferencia, la clara deducción, la firme teoría, el significado cierto, aparecían como fraudes en el banco de crédito del Tiempo o activos sin valor en la Tesorería de la Verdad. Una Ignorancia sobre un incómodo trono travestida de una casual soberanía figura de conocimiento ataviada con dudosas palabras y con oropel de formas de pensamiento brillantemente inadecuadas. Trabajadora en la oscuridad a la que una media luz deslumbra, lo que conocía era una imagen en un cristal quebrado, lo que veía era real pero distorsionada su visión. Todas las ideas de su vasto repertorio eran como los refunfuños de una nube pasajera que lo echa todo en salvas sin dejar ninguna huella. Una frágil casa pendiendo de un aire inseguro, la fina ingeniosa red alrededor de la que se mueve, extendida por un momento en el árbol del universo, y recogida de nuevo sobre sí misma, era sólo una trampa para atrapar la comida de insecto de la vida, pensamientos alados que aletean frágiles en la breve luz pero mueren, una vez capturados en fijas formas de la mente, propósitos insignificantes que parecen grandes en la pequeña escala del hombre, parpadeos de la brillante malla de la razón y creencias atrapadas y extinguidas en tela de araña. La cabaña mágica de acumuladas certidumbres construida de polvo reluciente y brillo de luz de luna en la que entroniza su imagen de lo Real, se desplomaba en la Nesciencia de donde había surgido. Sólo un brillo había allí de hechos simbólicos que en su resplandor amortajaban el misterio latente, y falsedades basadas en ocultas realidades sobre las que vivían hasta que desaparecían del Tiempo. Nuestra mente es una casa acosada por el pasado muerto, ideas enseguida momificadas, fantasmas de viejas verdades, espontaneidades de Dios atadas con las cuerdas de la forma y metidas en gavetas de la elegante oficina de la razón,

285

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

una tumba de grandes oportunidades perdidas, o una oficina para la malversación de alma y vida y para todo el despilfarro que el hombre hace de los dones del cielo y para todos sus derroches del almacén de la Naturaleza, un escenario para la comedia de la Ignorancia. El mundo parecía un eónico escenario de prolongado fracaso: todo crecía estéril, no quedaba base segura. 284. 27.

Asediada por el filo del rayo condenatorio la constructora Razón perdía su confianza en la exitosa prestidigitación y sesgo del pensamiento que hace del alma prisionera de una frase. Su más alta sabiduría era una brillante conjetura, su poderosa estructurada ciencia de las palabras una luz pasajera sobre las superficies del ser. Allí no había nada más que un esquema trazado por el sentido, un sustituto de los eternos misterios, una garabateada figura de la realidad, un plano y alzado de la arquitecta Palabra impuesto sobre las apariencias del tiempo. El yo de la existencia estaba ensombrecido por una duda; casi parecía la hoja de un loto que flota en un desnudo estanque de cósmica Nada.

-

sus: 286.23.

Esta gran Mente espectadora y creadora era sólo un delegado a medias percibido, un velo que pende entre el alma y la Luz, un ídolo, no el cuerpo viviente de Dios. Incluso el silente espíritu que contempla sus trabajos era un pálido frente de lo Incognoscible; una sombra parecía el inmenso Yo testigo, su liberación e inmóvil calma un vacío retroceso del ser desde las cosas hechas en el Tiempo, no la visión que de sí misma tiene la Eternidad. La paz profunda estaba allí, mas no la Fuerza que carece de nombre: no estaba allí nuestra dulce y poderosa Madre que acoge en su seno las vidas de sus hijos, ni su abrazo que toma el mundo en sus brazos

286

CANTO XIII: EN EL YO DE LA MENTE

en el insondable rapto del Infinito, ni la Bienaventuranza que es la espléndida fibra de la creación o la blanca pasión del éxtasis de Dios que ríe en la llama del corazón sin límites del Amor. Un Espíritu más grande que el Yo de la Mente debe responder a la búsqueda de su alma. Pues aquí no había indicio firme ni vía segura; las altas sendas ascendentes cesaban en lo desconocido; una artística Visión construía el Más Allá con patrones contradictorios y conflictivos matices; una separada experiencia fragmentaba al Todo. Asw.

Miraba hacia lo alto, mas todo era vacuo y silente: un firmamento azul-zafiro de abstracto Pensamiento escapaba hacia el interior de una amorfa Vacuidad. Miraba hacia abajo, mas todo era oscuro y mudo. Se escuchaba, entre medio, un murmullo de pensamiento y de plegaria, una contienda, un laborar sin fin ni pausa; una vana e ignorante búsqueda elevaba su voz. Un rumor y un movimiento y una llamada, una masa espumante, un grito infinito rodaba por siempre sobre el flujo oceánico de la Vida a lo largo de las costas de la mortal Ignorancia. En su seno inestable y enorme seres y fuerzas, formas, ideas como olas se empujaban pretendiendo figura y supremacía y surgían y se hundían y volvían a surgir de nuevo en el Tiempo; y en el fondo de la insomne agitación, una Nada engendradora de los mundos en lucha, una Muerte inmensamente creadora, un místico Vacío, por siempre sustentando el irracional grito, excluyendo por siempre la excelsa Palabra, inmóvil, despreciando interrogación y respuesta, reposaba bajo las voces y el discurrir la sombría muda incertidumbre de lo Inconsciente. Dos firmamentos de oscuridad y de luz oponían sus límites al caminar del espíritu

287

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

que velado avanzaba desde la infinitud del Yo en un mundo de seres y momentáneos eventos en donde todo debe morir para vivir y vivir para morir. el espíritu.

Inmortal mediante renovada mortalidad, vagabundeaba en la espiral de sus actos o corría alrededor de los ciclos de su pensamiento, pero no era más que su yo original ni conocía más que cuando en un principio comenzó. Ser era una prisión, la extinción un escape.

FIN DEL CANTO TRECE

288

CANTO XIV: EL MUNDO DEL ALMA

Canto XIV: El Mundo del Alma

Sección I

Una encubierta respuesta llegó a su búsqueda. En un remoto fondo resplandeciente del Espacio de la Mente podía verse una boca brillante, un luminoso pasadizo; parecía una puerta recoleta, absorta en gozo, un velado refugio, un escape hacia el misterio. Alejándose de la insatisfecha superficie del mundo desaparecía en el seno de lo desconocido, un pozo, un túnel de las profundidades de Dios. Se sumergía cual místico cauce de esperanza a través de numerosos estratos del amorfo yo silencioso hasta alcanzar la postrera profundidad del corazón del universo, y desde ese corazón surgía una llamada sin palabras suplicando con silenciosa Mente impenetrable, expresando un apasionado deseo invisible.

a Asw.

Como un dedo que apunta hacia lo secreto extendido en una atmósfera de aire cristalino, avisándole desde una cercana profundidad oculta, como un mensaje desde el alma profunda del cosmos, indicación de una recóndita alegría que se derramara desde una copa de concentrada felicidad, brillaba allí deslizándose furtivamente dentro de la Mente un mudo y tembloroso éxtasis de luz, la pasión y la delicadeza de un fuego sonrosado. Como uno que atraído hacia su perdido hogar espiritual presiente ahora la cercanía del amor que aguarda, en un pasaje sombreado y trémulo que lo acogía en medio de la persecución del día y de la noche, viajaba atraído por un misterioso sonido. Un murmullo a la vez multitonal y uno, sucesivamente era todos los sonidos, aunque siempre el mismo. Íntima llamada a un imprevisto deleite

289

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

con la reclamante voz de alguien conocido de antiguo, bien amado, pero al que la olvidadiza mente no consigue poner un nombre, guiaba de regreso al rapto al desacostumbrado corazón. El inmortal reclamo embelesaba al cautivado oído. Entonces, atenuando su imperioso misterio, disminuyó hasta convertirse en un susurro que envolvía el alma. Asemejaba la nostalgia de una flauta solitaria que recorriera las orillas de la memoria y empañara los ojos con lágrimas de añorante alegría. Impetuosa y ardiente nota única de un grillo, marcaba con punzante melodía el silencio sin luna de la noche y golpeaba sobre un nervio de místico adormecimiento con su insistente mágico toque despertador. Una cantarina risa argentina de campanillas tobilleras recorría las sendas de un solitario corazón; su danza solazaba una eterna soledad: una antigua dulzura olvidada llegaba entre sollozos. O escuchado desde la armonía de una lejana distancia el tintineante paso de una larga caravana parecía a veces, o el vasto himno de un bosque, el solemne recordatorio del gong de un templo, el zumbar embriagado de miel en islas de estío ardiente de éxtasis en un adormecido mediodía, o el cántico lejano de un océano peregrino. Un incienso flotaba en el aire estremecido, una mística felicidad temblaba en el pecho como si el invisible Amado hubiera llegado adoptando la repentina hermosura de una cara y alegres manos ceñidas pudieran estrechar sus pies fugitivos y el mundo cambiar con la belleza de una sonrisa. Llegó a un maravilloso mundo incorpóreo, el hogar de una pasión sin nombre o sin voz, sentía una profundidad respondiendo a cada altura, encontró un rincón que podía abrazar todos los mundos, un punto que era el nudo consciente del Espacio, hora eterna en el corazón del Tiempo.

290

CANTO XIV: EL MUNDO DEL ALMA

El Alma silenciosa de todo el universo estaba allí: vivía un Ser, una Presencia y un Poder, una única Persona que era ella misma y todo y preservaba los dulces y peligrosos latidos de la Naturaleza transfigurados en pálpitos divinos y puros. Uno que podía amar sin ser correspondido, que colmaba lo peor convirtiéndolo en lo mejor, curaba las amargas crueldades de la tierra, transformando toda experiencia en deleite; interviniendo en las afligidas sendas del nacimiento mecía la cuna del Niño cósmico y calmaba todo llanto con su mano de alegría; guiaba al mal hacia su secreto bien, convertía la atormentada falsedad en jubilosa verdad; su privilegio era revelar a la divinidad. *

Infinito, coetáneo con la mente de Dios, portaba en su interior una semilla, una llama, la semilla desde la que el Eterno renace, la llama que cancela la muerte en las cosas mortales. Todo se transformó afín a todo y su propio ser y cercano; la intimidad de Dios estaba por doquier, no había velos, ni abruptas barreras inertes, la distancia no podía dividir, el Tiempo no podía cambiar. Un fuego de pasión ardía en las profundidades del espíritu, un permanente toque de dulzura unía todos los corazones, latido de un sencillo gozo de única adoración en un rapturoso éter de amor inmortal. Una íntima felicidad moraba en todo, una sensación de universales armonías, una inconmensurable confiada eternidad de verdad y de belleza y de bien y de alegría hechas una. Aquí estaba el núcleo del que mana toda vida finita; un espíritu sin forma se convertía en alma de la forma.

Sección II

Todo allí era alma o estaba hecho de pura sustancia de alma; un cielo de alma cubría un profundo suelo de alma.

291

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Todo se conocía por un sentido espiritual: no había pensamiento sino un conocimiento íntimo y uno y se aprehendían todas las cosas por una conmovida identidad, una afinidad del yo con los otros yoes, el contacto de consciencia con consciencia y la mirada del ser en el ser con la visión interior y el corazón abandonado desnudo al corazón sin los muros de la palabra y la unanimidad de las mentes videntes en una miríada de formas luminosas con el único Dios. Allí no había Vida sino una fuerza apasionada, más delicada que la delicadeza, más profunda que las profundidades, percibida como un sutil y espiritual poder, un pálpito desde el alma al alma que responde, un movimiento místico, una cercana influencia, una libre y feliz e intensa aproximación de ser a ser sin pantalla o control, sin la cual la vida y el amor podrían no haber sido. Allí no había cuerpo, pues los cuerpos no eran necesarios, el alma misma era su propia forma inmortal y encontraba al mismo tiempo el toque de otras almas cercano, gozoso, concreto, maravillosamente cierto.

Asw.

Como cuando uno camina durante el sueño a través de luminosos sueños y, consciente, conoce la verdad que sus figuras expresan, aquí en donde la realidad era el sueño de sí misma, él conocía las cosas por su alma y no por su forma: como aquellos que fundidos en el amor han vivido largo tiempo hechos uno no necesitan palabra ni seña para que el corazón responda al corazón, se encontraba y comunicaba sin barrera o conversación con seres no velados por una estructura material. Se trataba de un extraño escenario espiritual, una hermosura de lagos y de corrientes y de montañas, un flujo, una fijeza en un espacio del alma, y llanuras y valles, extensiones de la dicha del alma, y jardines que eran zonas floridas del espíritu, sus meditaciones de coloreada ensoñación. El aire era el aliento de un puro infinito.

292

CANTO XIV: EL MUNDO DEL ALMA

Una fragancia deambulaba inmersa en colorida neblina como si el perfume y el color de todas las dulces flores se hubieran mezclado para copiar la atmósfera celestial. Atrayendo al alma que no a los ojos la belleza vivía allí afincada en su propio hogar, allí todo era hermoso por derecho propio y no necesitaba el esplendor de vestido alguno. Todos los objetos eran como cuerpos de Dioses, un espíritu símbolo envolviendo un alma, pues mundo y ser eran una única realidad.

Sección III i Inmersos en el silencioso trance internatal se sentaban allí los seres que una vez revistieron formas en la tierra en resplandecientes cámaras de sueño espiritual. Atrás habían quedado los hitos del nacimiento y de la muerte, atrás había quedado su corta escena de hechos simbólicos, atrás habían quedado los cielos y los infiernos de su largo camino; habían regresado al alma profunda del mundo. Ahora todo estaba recogido en un preñado reposo: persona y naturaleza experimentaban un cambio durante el sueño. En trance reunían sus personalidades pasadas, en la previsora contemplación de un trasfondo de la memoria profética de una nueva personalidad trazaban el mapa del recorrido de su nuevo destino: herederos de su pasado, exploradores de su futuro, electores de su propio autoescogido lote, esperaban la aventura de una nueva vida. *

Una Persona persistente a través del lapso de los mundos, aunque la misma por siempre en múltiples formas para la mente exterior irreconocibles, asumiendo nombres desconocidos en desconocidos climas imprime a través del Tiempo sobre la gastada página de la tierra una creciente figura de su secreto yo, y aprende por la experiencia lo que el espíritu ya conocía, hasta que puede ver su verdad viviente y a Dios. Una vez mas deberán enfrentar el problema-juego del nacimiento,

293

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

el experimento del alma de la alegría y de la pena y el pensamiento y el impulso iluminando el acto ciego, y la aventura en los caminos de la circunstancia a través de movimientos interiores y de escenarios exteriores viajando hacia el yo a través de las formas de las cosas. Había llegado al centro de la creación. El espíritu errante de estado en estado encuentra aquí el silencio de su punto de partida en la fuerza amorfa y la silenciosa continuidad y la acogedora pasión del mundo del Alma. Todo cuanto es hecho y una vez más deshecho, la calma visión persistente del Uno inevitablemente reconstruye, vive de nuevo: fuerzas y vidas y seres e ideas son tomadas en el seno de la quietud por un tiempo; allí vuelven a moldear su propósito y su rumbo, refunden su naturaleza y recomponen su forma. Por siempre cambian y al cambiar crecen, y pasando a través de una fructífera etapa de muerte y tras de un largo sueño vigorizante retoman su lugar en el proceso de los Dioses hasta que su trabajo en el Tiempo cósmico es hecho. III ii

Aquí estaba la cámara donde se forjan los mundos. Se producía un intervalo entre acto y acto, entre nacimiento y nacimiento, entre sueño y despierto sueño, una pausa que daba fuerzas renovadas para hacer y ser. Mas allá había regiones de deleite y de paz, silenciosos lugares de nacimiento de luz y esperanza y amor, y cunas de celestial rapto y reposo.

Asw.

En un adormecimiento de las voces del mundo se volvió consciente del momento eterno; su conocimiento despojado y desnudo de los ropajes del sentido conocía por identidad sin pensamiento ni palabra; su ser se veía a sí mismo sin sus velos, la línea de la vida descendía desde el infinito del espíritu. A lo largo de un camino de pura luz interior,

294

CANTO XIV: EL MUNDO DEL ALMA

solo entre fabulosas Presencias, bajo los ojos atentos de Dioses sin nombre, su alma continuó, solitario poder consciente, hacia el final que siempre vuelve a comenzar, aproximándose a través de una quietud muda y calma a la fuente de todas las cosas humanas y divinas.

*

Allí contempló en su poderoso equilibrio de unión la figura de los inmortales Dos en Uno, un solo ser estrechado en dos cuerpos, diarquía de dos almas unidas, sentadas absortas en profunda alegría creativa: su trance de gozo sustentaba el cambiante mundo. Tras de ellos en un crepúsculo de amanecer permanecía Una que los ponía al frente desde lo Incognoscible. Por siempre disfrazada espera al espíritu que busca; velando sobre supremos picos inalcanzables, guía del viajero de las invisibles sendas, protege la austera aproximación al Único.

Desde el comienzo de cada remotamente disperso plano dominando con su poder los soles cósmicos sus: cada plano. reina, inspiradora de sus múltiples trabajos y pensadora del símbolo de su escena. su: id. Por encima de todos ellos permanece sustentándolo todo, la sola Diosa omnipotente siempre velada de quien el mundo es la inescrutable máscara; las edades son las huellas de su paso, 1sus: de las edades. sus aconteceres la figura de sus pensamientos, y toda la creación es su acto interminable. Su: Asw. su: Una. Su espíritu fue convertido en recipiente de su fuerza; mudo en la insondable pasión de su voluntad su: Asw. extendía hacia ella sus unidas manos de plegaria. sus: id.

su: Una.

Entonces en una soberana respuesta a su corazón llegó un gesto como de mundos que se apartan, y desde el brillante misterio de su vestidura alzado un brazo levantó a medias el eterno velo. Apareció una luz apacible e imperecedera.

295

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

Atraído por las inmensas y luminosas profundidades del embelesante enigma de sus ojos, vio el místico contorno de un rostro. Arrollado por sus implacables luz y gozo, un átomo de su ser infinito avasallado por la miel y el fulgor de su poder, atraído hacia las orillas de su océano de éxtasis, embriagado con un intenso dorado vino espiritual, lanzó desde el rasgado silencio de su alma un grito de adoración y de deseo y la rendición de su mente ilimitada y el don de sí de su silente corazón. A sus pies cayó inconsciente, prono.

FIN DEL CANTO CATORCE

296

CANTO XV: LOS REINOS DEL CONOCIMIENTO MÁS GRANDE

Canto XV: Los Reinos del Conocimiento más Grande

Sección I

Tras un inconmensurable momento del alma regresando de nuevo a estos campos de superficie desde las atemporales profundidades en las que había estado inmerso, escuchó una vez más el paso lento de las horas. Todo lo que había percibido y vivido quedaba muy lejano: él mismo era para sí la única escena. Por encima del Testigo y de su universo permanecía en un reino de infinitos silencios aguardando la Voz que hablaba y construía los mundos. A su alrededor había una luz inmensa y absoluta, diamantina pureza de visión eterna; una consciencia permanecía silente, vacía de formas, libre, sin palabras, no coercida por signo o norma, por siempre satisfecha con sólo ser y gozo; pura existencia que vivía en su propia paz en el desnudo e infinito ámbito solitario del espíritu. Había emergido fuera de la esfera de la mente, había abandonado el reino de matices y de sombras de la Naturaleza; moraba él en la incolora pureza de su ser. Era un plano de indeterminado espíritu que podía ser un cero o la suma global de todas las cosas, un estado en el que todo cesaba y todo comenzaba. Devino todo cuanto presta figura al absoluto, vasto pico elevado desde donde el Espíritu puede ver los mundos, inmensa epifanía de calma, silencioso hogar de sabiduría, solitaria estación de Omnisciencia, trampolín del poder del Eterno, albo suelo en la casa del Todo-Deleite.

-

Aquí llegaba el pensamiento que va más allá del Pensamiento, la silenciosa Voz que nuestra escucha no puede oír, el Conocimiento por el que el conocedor es lo conocido,

297

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

el Amor en el que amante y amado son uno. Todo permanecía en una plenitud original, en la integridad previa a que ellos pudieran crear el sueño glorioso de sus actos universales; aquí era engendrado el nacimiento espiritual, aquí terminaba el lento movimiento de lo finito hacia lo Infinito.

ellos: 297.29 y ss. silente

Un millar de vías saltaban dentro de la Eternidad o cantando corrían al encuentro de la desvelada faz de Dios. lo: Asw.; su: Conoc. Lo

Conocido lo liberó de su limitante cadena; él golpeó a las puertas de lo Incognoscible.

sus: yo.

De ahí contemplando con inconmensurable perspectiva [una con la mirada interior del yo] dentro de sus propios puros vastos, vio el esplendor de los reinos del espíritu, la grandeza y maravilla de sus infinitos trabajos, el poder y la pasión surgiendo desde su calma, el éxtasis de su movimiento y de su reposo, y su encendido dulce milagro de vida trascendente, el indiviso abrazo en un millón de direcciones de su visión de un mismo asombroso Todo, sus inagotables actos en un Tiempo eterno, un espacio que es su propio infinito. Una gloriosa multiplicidad de un único radiante Yo, respondiendo al gozo con gozo, al amor con amor, todo allí eran móviles mansiones de gozo de Dios; eterno y único vivían al Uno. Allí las fuerzas son grandes irrupciones de la verdad de Dios y los objetos son sus puras formas espirituales; el espíritu ya no está escondido a su propia vista, toda consciencia es un océano de felicidad y toda creación es un acto de luz.

su: Asw. sus: alma.

Desde el neutral silencio de su alma pasó a sus campos de pujanza y de calma y vio a los Poderes que permanecen por encima del mundo, atravesó los reinos de la Idea suprema y buscó la cima de las cosas creadas y el omnipotente origen del cambio cósmico.

298

CANTO XV: LOS REINOS DEL CONOCIMIENTO MÁS GRANDE

Allí el Conocimiento lo llamaba a sus místicos picos en donde el pensamiento está contenido en un vasto sentido interno y el sentimiento se desliza a través de un mar de paz y la visión asciende mas allá del alcance del Tiempo. Asw.

su: Asw.

Igualado con los primeros videntes creadores, acompañado por una luz omnireveladora se movía a través de regiones de trascendente Verdad íntima, inmensa, innumerablemente una. Allí la distancia era la extensión de su propio inmenso espíritu; liberado de las ficciones de la mente el triple tramo divisor del Tiempo ya no confundía; su inevitable y continua corriente, el prolongado flujo del curso de su manifestación, era contenido en la simple amplia mirada del espíritu. Una belleza universal mostraba su faz: los invisibles densamente cargados significados, aquí protegidos tras la insensible pantalla de la forma, le descubrían su inmortal armonía y la llave del libro de la maravilla de las cosas comunes. En su ley de unión permanecían reveladas las múltiples medidas de la fuerza constructora, las líneas de la técnica del Geómetra del Mundo, los encantamientos que sostienen la red cósmica y la magia que subyace en las simples formas. En picos en donde el Silencio escucha con silente corazón los metros rítmicos de los mundo rodantes, atendió las sesiones del triple Fuego. En la orilla de dos continentes de sueño y de trance escuchó la por siempre inexpresada voz de la Realidad despertar al místico grito de la revelación, encontró el lugar de nacimiento de la súbita Palabra infalible y vivió en los rayos de un intuitivo Sol. Absuelto de las ligaduras de muerte y de sueño cabalgó los relampagueantes mares de la Mente cósmica y cruzó el océano del sonido original; en el último escalón hacia el celestial nacimiento

299

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

caminó a lo largo del estrecho borde de la extinción cerca de los elevados márgenes de la eternidad, y subió a la dorada cresta del mundo de sueño entre el fuego que mata y el fuego que salva; alcanzó la región de la Verdad inmutable, llegó a las fronteras de la Luz inexpresable y se estremeció con la presencia de lo Inefable. Por encima de él vio las flamígeras Jerarquías, las alas que se recogen alrededor del Espacio creado, los Guardianes de mirada solar y la Esfinge dorada y los ordenados planos y los inmutables Señores. Una sabiduría aguardando en la Omnisciencia se sentaba silenciosa en una vasta pasividad; no juzgaba, no medía, no se esforzaba por conocer, pero escuchaba el velado omnividente Pensamiento y el contenido de una calma Voz trascendente. Asw.

Había alcanzado la cima de cuanto puede ser conocido: su visión sobrepasaba la cúpula y la base de la creación; incandescentes los triples cielos revelaban sus soles, el oscuro Abismo exponía su monstruosa autoridad.

su: id.

Todo era su ámbito excepto el último Misterio, lo Incognoscible casi descubría su orilla.

su: id.

Las infinidades de su ser comenzaban a emerger, los ocultos universos a él clamaban; eternidades convocaban a eternidades enviando remoto su mensaje calmo sin palabras. Surgidas de la maravilla de las profundidades y ardientes desde las alturas superconscientes e irrumpiendo en grandes giros horizontales un millón de energías se juntaban y eran el Uno. Todo fluía inconmensurablemente a un único mar:

sus: del Uno. todas las formas vivientes devenían sus minúsculas moradas.

Una Energía Suprema que armonizaba toda vida mantenía ahora la existencia bajo su vasto control; él se convirtió en una porción de esa majestad. A voluntad vivía en el Rayo que no olvida.

300

CANTO XV: LOS REINOS DEL CONOCIMIENTO MÁS GRANDE

Sección II

En ese elevado reino en donde la falsedad no puede llegar, en donde todo es a la vez diferente y uno, en el océano carente de orilla de lo Impersonal la Persona cabalgaba anclada en el Mundo del Espíritu; se estremecía con los poderosos discurrires de la Fuerza-del-Mundo, sus actos eran camaradas de la infinita paz de Dios. Una gloria asociada y un yo simbólico, el cuerpo estaba rendido al alma, — punto inmortal de energía, bloque de equilibrio en un amplio flujo amorfo de cosmicidad, filo consciente de poder de lo Trascendente esculpiendo la perfección en una brillante sustancia-del-mundo, daba forma en ella a un sentido del universo. Allí consciencia era una íntima y única trama; lejos y cerca eran uno en el espacio del espíritu, allí los momentos estaban preñados del tiempo todo. La pantalla de lo superconsciente fue arrancada por el pensamiento, la idea daba lugar a sucesivas sinfonías de visión, la visión era una llamarada desde la identidad; la vida era una maravillosa jornada del espíritu, el sentimiento una ola del Gozo universal. En el reino del poder y de la luz del Espíritu, como uno que llegara desde la matriz del infinito llegó él recién nacido, infante y sin limitaciones y creció en la sabiduría del Niño eterno; era una inmensidad que de inmediato devino un Sol. Un gran silencio luminoso susurraba a su corazón; su conocimiento una visión interior que captaba lo insondable, una visión externa no limitada por breves horizontes: él pensaba y sentía todo, su mirada tenía poder. Estaba en comunión con el Incomunicable; seres de una consciencia más amplia eran sus amigos, se le aproximaban formas de una hechura más grande y más sutil; los Dioses conversaban con él detrás del velo de la Vida. Su ser colindaba con las crestas de la Naturaleza. La Energía original lo tomó en sus brazos;

301

LIBRO II: EL LIBRO DEL VIAJERO DE LOS MUNDOS

su cerebro fue envuelto en luz arrolladora, un conocimiento omniabarcante abrazó su corazón: en él surgían pensamientos que ninguna mente terrena puede tener, actuaban poderes que nunca corrieron a través de nervios mortales: escrutaba los secretos de la Sobremente, soportaba el éxtasis de la Superalma. Fronterizo del imperio del Sol, sintonizado con las armonías celestiales, ligó la creación a la esfera de lo Eterno. Sus partes finitas se aproximaban a sus absolutos, sus acciones formulaban el movimiento de los Dioses, su voluntad empuñaba las riendas de la Fuerza cósmica.

FIN DEL CANTO QUINCE FIN DEL LIBRO DOS © Aswapati “Savitri de Sri Aurobindo” 2011-2017

302

LIBRO TRES

El Libro de la Madre Divina

CANTO I: LA BÚSQUEDA DEL INCOGNOSCIBLE

Canto I: La Búsqueda del Incognoscible

Sección I

Demasiado poco es todo cuanto el mundo puede dar: su poder y su conocimiento son dones del Tiempo y no pueden calmar la sagrada sed del espíritu.

pod. y conoc.

Aunque son formas de grandeza del Uno y por su aliento de gracia nuestras vidas subsisten, aunque más próximo a nosotros que la propia cercanía, es un absoluto de la verdad que somos; escondido por sus propias obras, parecía remoto, impenetrable, oculto, silencioso, oscuro.

su: del Uno. el Uno.

Perdida estaba la Presencia que presta su encanto a todas las cosas, faltaba la Gloria de la cual éstas son signos desvaídos. El mundo seguía existiendo vaciado de su Causa, como el amor cuando la faz del amado ha desaparecido. El esfuerzo por conocer parecía una vana labor de la Mente; todo conocimiento se detenía ante lo Incognoscible: el intento de regir parecía un vano orgullo de la Voluntad; logro trivial desdeñado por el Tiempo, todo poder se retraía en el interior del Todopoderoso. Una caverna de oscuridad protege la Luz eterna. su: Asw.

sí: Asw.

Un silencio se asentó en su esforzado corazón; absuelto de las voces de deseo del mundo, se volvió hacia la eterna llamada de lo Inefable. Un Ser íntimo e inexpresable, intenso apremio de éxtasis y de paz percibido en sí mismo y en toda las cosas y sin embargo inasible, se aproximaba y se desvanecía de la búsqueda de su alma atrayéndole siempre más allá. Cercano, se retiraba; lejano lo llamaba aún. Nada podía satisfacer excepto su deleite: su ausencia dejaba insulsas las más grandes acciones, su presencia hacía a las más pequeñas parecer divinas.

305

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

Cuando estaba, el abismo del corazón se colmaba; pero cuando la estimulante Deidad se retiraba, la existencia perdía su propósito en la Insustancialidad. El orden de los planos inmemoriales, la plenitud divina de los instrumentos se convertían en soportes de una escena impermanente. Pero quién era esta grandeza él aún no lo sabía. Impalpable, aunque colmando todo cuanto es, construía y borraba un millón de mundos y tomaba y dejaba un millar de formas y de nombres. Revestía la apariencia de una indiscernible Vastedad, o era una sutil semilla en el alma: una distante grandeza la hacía inmensa y difusa, una mística intimidad la acogía dulcemente en el interior: a veces parecía un ensueño o un ropaje su: de Asw. a veces su propia sombra colosal. su: id.

su: id.

a Asw.

Una gigantesca duda ensombrecía su avance. A través de un neutral Vacío sustentador de todo cuya vaciedad sólo alimentaba su solitario espíritu inmortal, atraído hacia un recóndito Supremo, ayudado, coercido por enigmáticos Poderes, aspirando y medio hundiéndose y elevado, inquebrantablemente ascendía sin pausa. Siempre una vaga Inmensidad sin señas permanecía presente, inaccesible, más allá de la respuesta, condenando las cosas finitas a la nada, confrontándolo con lo inconmensurable. Al ascenso le llegó entonces una poderosa etapa. Fue alcanzada una altura en donde nada creado podía vivir, una línea en donde toda esperanza y toda búsqueda debe cesar próxima a una intolerante Realidad desnuda, un cero preñado con un cambio ilimitado. En un horizonte de vértigo en donde todos los disfraces decaen y la mente humana debe abdicar en la Luz o morir como una polilla en la desnuda llama de la Verdad, permanecía abocado a una tremenda elección.

306

CANTO I: LA BÚSQUEDA DEL INCOGNOSCIBLE

That.

*

Todo lo que había sido y todo hacia lo cual crecía debe ahora ser dejado atrás o transformado en un yo de Eso que carece de nombre. Solo y afrontando una Fuerza intangible que nada ofrecía como asidero al Pensamiento, su espíritu se enfrentaba a la aventura de lo Inane. Forcejeaba abandonado por los mundos de la Forma. Una fecunda Ignorancia amplia como el mundo zozobraba aquí; la jornada de amplio recorrido del Pensamiento tocaba a su fin e ineficaz pausaba la agente Voluntad. Los modos simbólicos del ser ya no ayudaban, las estructuras que la Nesciencia construye derrumbándose fallaban, e incluso el espíritu que sostiene el universo se debilitaba en luminosa insuficiencia.

*

En un lapso abismal de todas las cosas creadas trascendiendo cada soporte perecedero y alcanzando por fin su poderoso origen, el yo separado debe fundirse o renacer en una Verdad más allá del reclamo de la mente. Toda gloria de contorno, dulzura de armonía, rechazada como una gracia de notas triviales, cancelada desde el silencio desnudo, austero del Ser muerta en una pura y bienaventurada Nada.

*

Divinidad.

Los Demiurgos perder sus nombres y sus formas, los grandes mundos diseñados que habían planeado y forjado dejados atrás, tomados y abolidos uno por uno. El universo removía su colorido velo, y en el inimaginable final del inmenso enigma de las cosas creadas apareció visible en la lejanía la Divinidad del todo, sus pies firmemente asentados en las estupendas alas de la Vida, todopoderoso, solitario vidente del Tiempo, reconcentrado, inescrutable, con diamantina mirada. Atraídos por la insondable mirada los lentos ciclos inconclusos regresaban a su origen para surgir de nuevo desde este mar invisible.

307

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

su: Divinidad. Todo lo nacido desde su pujanza era ahora destruido;

nada de cuanto la cósmica Mente concibe permanecía. La eternidad se preparaba para desvanecerse y parecía un matiz y una imposición en el Vacío, el espacio era el parpadeo de un sueño que se hunde antes de terminar en las profundidades de la Nada. El espíritu que no muere y el yo de la Divinidad parecían mitos proyectados desde lo Incognoscible; desde Ello todo se desplegaba, en Ello es llamado a cesar. That.

Pero qué era Eso, ni el pensamiento ni la vista podían decirlo. Sólo una amorfa Forma del yo había quedado, un tenue espectro de algo que había sido, la última experiencia de una ola que desaparece antes de hundirse en un mar ilimitado, — como si conservara incluso al borde de la Nada la desnuda sensación del océano de donde vino. Una Inmensidad permanecía libre del sentido de Espacio, una Eternidad separada del Tiempo; una extraña sublime Paz inalterable que silente rechazaba de sí mundo y alma.

lo: a Asw.

Una desnuda Realidad solitaria respondía por fin a la apasionada búsqueda de su alma: desapasionada, sin palabras, absorta en su insondable silencio, conservando el misterio que nadie podría jamás atravesar, permanecía inescrutable e intangible enfrentándolo con su muda calma formidable.

Carecía de afinidad con el universo: ni acto ni movimiento había en su Vastedad: sus: de la Vida. alcanzado por su silencio el interrogante de la Vida moría en sus labios, el esfuerzo del mundo cesaba convicto de ignorancia sin encontrar sanción en la Luz suprema: allí no había mente con su necesidad de conocer, allí no había corazón con su necesidad de amar. Toda personalidad perecía en su innominalidad. Allí no había segundo, aquello no tenía pareja ni igual; sólo ello mismo era real para ello mismo.

308

CANTO I: LA BÚSQUEDA DEL INCOGNOSCIBLE

Una pura existencia libre de pensamiento y de talante, una consciencia de inmortal bienaventuranza no compartida, permanecía aparte en su puro infinito, una y única, inexpresablemente sola. Un Ser sin forma, sin características, silencioso conociéndose a sí mismo por su propia esencia eterna, consciente por siempre en sus inmóviles profundidades, no creador, no creado, nonato, el Uno por el cual todo vive, que por nadie vive, inconmensurable secreto luminoso guardado por los velos de lo Unmanifiesto, por encima del cambiante interludio cósmico permanecía supremo, inmutablemente el mismo, silenciosa Causa oculta, impenetrable, — infinito, eterno, impensable, solo.

FIN DEL CANTO UNO

309

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

Canto II: La Adoración de la Madre Divina

Sección I

Una quietud absoluta, inexpresable, sobreviene al pleno descubrimiento del alma; un muro de calma la separa del mundo, un abismo de silencio engulle el sentido y convierte en irreal todo cuanto la mente ha conocido, todo cuanto los insistentes sentidos seguirían entretejiendo prolongando una imaginada irrealidad. El vasto silencio espiritual del Ser ocupa el Espacio; sólo el Inconcebible permanece, sólo el Innominado carente de espacio y de tiempo: la agobiante necesidad de la vida es abolida: el pensamiento decae en nosotros, cesamos a la alegría y al dolor; el ego muere; somos liberados del ser y de la preocupación, hemos terminado para siempre con nacimiento y muerte y con esfuerzo y destino. ¡Oh alma, aún es pronto para regocijarse! Has alcanzado el silencio sin límites del Yo, has dado el salto dentro de un gozoso abismo divino; mas ¿dónde has dejado la misión del Yo y el poder del Yo? ¿en qué estancada orilla del camino del Eterno? Había uno en tu interior que era el yo y el mundo, ¿qué has hecho de su propósito bajo las estrellas? ¡La huida no aporta la victoria ni la corona! Viniste desde lo Incognoscible para algo, pero nada ha sido terminado y el mundo continúa pues sólo a medias el trabajo cósmico de Dios se ha realizado. Sólo el eterno No se ha aproximado clavado su mirada en tus ojos y matado tu corazón: pero ¿dónde está el Amoroso eterno Sí, y la inmortalidad en el corazón secreto, la voz que canta al Fuego creador, el simbólico OM, la gran Palabra que asiente,

310

CANTO II: LA ADORACIÓN DE LA MADRE DIVINA

el puente entre el éxtasis y la calma, la pasión y la belleza de la Novia, la cámara donde los gloriosos enemigos se besan, la sonrisa que salva, la dorada culminación de las cosas? También esto es Verdad en la mística fuente de la Vida. Un negro velo ha sido levantado; hemos visto la poderosa sombra del omnisciente Señor; pero ¿quién ha alzado el velo de luz y quién ha visto el cuerpo del Rey? El misterio del nacimiento y de la actividad de Dios permanece dejando intacto el sello del último capítulo, sin resolver el enigma del Juego inacabado; el Jugador cósmico tras su máscara ríe, y todavía el último secreto inviolado oculta tras la humana gloria de una Forma, tras la dorada imagen de un Nombre. Una extensa línea blanca has tomado como meta, pero en la remota lejanía fulguran los inefables senderos del sol: lo que parecía el origen y el fin era una ancha puerta, un último escalón desnudo dentro de la eternidad. Has abierto un ojo sobre la eternidad, el infinito recoge las formas que entregó, y a través de la oscuridad de Dios o de su luz desnuda su millón de rayos regresan al interior del Sol. Queda un cero signo del Supremo; la Naturaleza desnuda y calma deja al descubierto a Dios. su: Nat.

Mas en su grandiosa nada todo está allí: cuando sus pesados ropajes son apartados de nosotros, la ignorancia del alma ha muerto pero no el alma: el cero cubre una faz inmortal. Una elevada y vacía negación no lo es todo, una inmensa extinción no es la última palabra de Dios, el último sentido de la vida, el fin del tránsito del ser, el significado de este gran mundo misterioso. En el absoluto silencio duerme un absoluto Poder. Despertando, puede despertar el trance del alma

311

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

y en el rayo revelar al sol engendrador: puede hacer del mundo un recipiente de la fuerza del Espíritu, puede modelar en la arcilla la perfecta forma de Dios. Liberar el yo no es sino un paso radiante; realizarse aquí plenamente fue el deseo de Dios.

Sección II

Incluso mientras permanecía en el desnudo límite del ser y toda la pasión y la búsqueda de su alma encaraba su extinción en una amorfa Vastedad, la Presencia que anhelaba repentinamente se tornó cercana.

A través del silencio de la Calma primordial, desde un maravilloso núcleo de Trascendencia, un cuerpo de maravilla y translucencia su: Presencia. como si una dulce síntesis mística de su ser escapando de la Bienaventuranza original hubiera venido como una extensión de la eternidad, llegó alguien infinita y absoluta. Un ser de sabiduría, poder y deleite, igual que una madre atrae a su hijo a su regazo, estrechó en su pecho Naturaleza y mundo y alma. Aboliendo la vaciedad sin rasgos, truncando la vacuidad y el silencio sin voz, atravesando la infinitud de lo Incognoscible, en la libertad de las inmóviles profundidades se deslizó un hermoso y feliz resplandor.

su: Asw.

El Poder, la Luz, el Gozo que palabra alguna puede expresar se configuró en un sorprendente rayo y construyó un pasaje dorado hacia su corazón tocando a través de él todas las anhelantes cosas sensibles. La dulzura de un momento de la Todo Belleza canceló la insustancialidad del cósmico girar. Una Naturaleza latiendo con Corazón divino fue percibida en el inconsciente universo; de la respiración hacía un misterio feliz. Un amor que llevaba la cruz del dolor con alegría transformaba en felicidad la tristeza del mundo,

312

CANTO II: LA ADORACIÓN DE LA MADRE DIVINA

convertía en dichoso el peso del largo Tiempo interminable, capturaba el secreto de la felicidad de Dios. Afirmando en la vida un recóndito éxtasis afianzaba al espíritu a su milagroso recorrido; aportando valores inmortales a las horas justificaba la labor de soles. Pues una estaba allí suprema detrás de Dios. Un Poder Maternal se extendía protector sobre el mundo; una Consciencia revelaba su maravilloso frente trascendiendo todo cuanto es, sin negar nada: imperecedera sobre nuestras caídas cabezas sentía él una rapturosa y estable Fuerza. La inmortal Verdad apareció, el imperecedero Poder de todo lo que aquí es construido y luego destruido, la Madre de todas las divinidades y de todos los poderes quien, mediadora, liga la tierra al Supremo. Cesó el Enigma que rige la noche de nuestra naturaleza, la recubriente Nesciencia fue desenmascarada y muerta; su mente de error fue arrancada de las cosas y los opacos humores de su falseante voluntad. su: Madre.

Iluminados por la identidad de su omniabarcante visión Conocimiento e Ignorancia ya no podían luchar más; los Oponentes titanes ya no podían por más tiempo, polos antagonistas del artificio del mundo, imponer la ilusión de su doble pantalla proyectando sus figuras entre nosotros y ella. Próxima estaba la Sabiduría, disfrazada por sus propios trabajos, de la que el oscurecido universo es el manto. La existencia ya no parecía una caída sin propósito, la extinción ya no era la única liberación. La oculta Palabra fue encontrada, la largamente buscada clave, revelado fue el significado del nacimiento de nuestro espíritu, condenado a unos imperfectos cuerpo y mente, en la inconsciencia de las cosas materiales y la indignidad de la vida mortal. Un Corazón era sentido en los espacios inmensos y desnudos,

313

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

un ardiente Amor de blancas fuentes espirituales anulaba la aflicción de las ignorantes profundidades; el sufrimiento se extinguía en su inmortal sonrisa. Una Vida de más allá crecía aquí conquistadora de la muerte; errar ya no era natural a la mente; el mal no podía llegar donde todo era luz y amor. El Sin-Forma y el Con-Forma estaban juntos en ella: la Inmensidad era abarcada de una mirada, una Faz revelaba el atestado Infinito. Encarnando de forma indescriptible en sus miembros el ilimitado gozo que las ciegas fuerzas del mundo buscan, su cuerpo de belleza iluminaba con luz de luna mares de felicidad. Permanece al frente de nacimiento esfuerzo y destino, en su lenta ronda los ciclos se vuelven a su llamada; sólo sus manos pueden cambiar la base de dragón del Tiempo. Suyo es el misterio que la Noche oculta; la alquímica energía del espíritu suya es; ella es el puente dorado, el maravilloso fuego. El luminoso corazón de lo Desconocido es ella, un poder de silencio en las profundidades de Dios; ella es la Fuerza, la esencial Palabra, el imán de nuestro dificultoso ascenso, el Sol del que encendemos nuestros soles, la Luz que se asoma desde las Vastedades inalcanzables, la alegría que hace señas desde lo imposible, el Poder de todo aquello que todavía nunca se ha manifestado. Toda la Naturaleza mudamente la llama sólo a ella para que con sus pies cure el doloroso latido de la vida y rompa los sellos en la tenue alma del hombre y prenda el fuego en el íntimo corazón de las cosas. Todo aquí será un día su dulce hogar, todos los contrarios anuncian su armonía; hacia ella nuestro conocimiento asciende, nuestra pasión tantea; en su milagroso rapto moraremos, su abrazo convertirá en éxtasis nuestro dolor. Nuestro ser será un día uno con todas las cosas a través de ella.

314

CANTO II: LA ADORACIÓN DE LA MADRE DIVINA

Confirmada en ella puesto que en ella transformada, nuestra vida encontrará en la suya cumplida respuesta en lo alto, las ilimitadas silenciosas beatitudes, aquí abajo, la maravilla del abrazo divino. Experimentado como un restallido de trueno de Dios, este rapto de cosas eternas invadió sus miembros; el asombro se posó sobre su embelesado sentido; su: Asw. su: Madre. su espíritu fue capturado en su intolerante llama. sus: Asw.

Una vez vista, su corazón sólo a ella reconocía. Sólo un ansia de infinito gozo había quedado.

su: Asw. *

Todos los propósitos en ella fueron perdidos, luego en ella encontrados; su base fue recogida en afinado chapitel.

Sección III Esto fue una semilla arrojada en el Tiempo eterno. Una Palabra es pronunciada o una Luz es mostrada, un momento ve, las edades trabajan para expresarlo. Así como destellos de lo Eterno surgieron los mundos; un instante eterno es la causa de los años. Todo lo que había hecho era preparar el terreno; sus pequeños comienzos demandaban un poderoso final: pues todo cuanto él había sido debe ser ahora recreado encarnar en sí mismo su alegría, entronizar su: Madre. casa: de Asw. su belleza y su grandeza en su casa de vida. Asw.

su: Asw.

su: Madre.

su: Asw.

Pero ahora su ser era demasiado inmenso para el yo; la demanda de su corazón había crecido inconmensurable: su sola libertad no podía satisfacer, su luz, su gozo reclamaba para la tierra y para los hombres. Mas vanos son el humano poder y el amor humano para romper el sello de ignorancia y de muerte de la tierra; el poder de su naturaleza parecía ahora el abrazo de un niño; el cielo está demasiado alto para que manos extendidas puedan alcanzarlo. Esta Luz no llega por el esfuerzo o por el pensamiento; lo Trascendente actúa en el silencio de la mente y el silencioso corazón oye la inexpresada Palabra. Un vasto don de sí era su única fuerza. Un Poder que vive en las alturas debe actuar,

315

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

traer dentro de la cerrada habitación de la vida el aire de lo Inmortal y colmar lo finito con lo Infinito. Todo cuanto deniega debe ser arrancado y matado y aplastadas las numerosas añoranzas por cuyo aprecio perdemos al Uno por quien nuestras vidas fueron hechas.

su: Madre.

Ahora el resto de las demandas habían acallado en él su grito: sólo anhelaba traer su presencia y su poder dentro de su corazón y de su mente y de su cuerpo; sólo ansiaba hacer descender por siempre su saludable toque de amor verdad y alegría a la oscuridad del mundo sufriente. Su alma fue liberada y entregada tan sólo a ella.

FIN DEL CANTO DOS

316

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

Canto III: La Casa del Espíritu y la Nueva Creación

Sección I

Quedaba una tarea más formidable que todo cuanto había hecho.

Asw. That.

Se volvió hacia Eso de donde todo ser procede, atendiendo un signo del Sigilo conocedor de la Verdad que permanece inasible tras nuestros pensamientos y guarda al mundo con su mirada que todo lo ve. En la remota calma de su alma, intenso, concentrado, monolítico, solo, paciente se asentó cual encarnada esperanza inmóvil en un pedestal de plegaria.

Pretendía una fuerza que todavía no existía sobre la tierra, la ayuda de un Poder demasiado grande para la voluntad mortal, la luz de una Verdad ahora sólo vista de lejos, su: de Asw. una sanción desde su alto Origen omnipotente. Mas desde las desalentadoras alturas no llegaba voz alguna; los cerrados párpados de la eternidad permanecían sin abrir. Un neutral vacío impotente oprimía los años. En la textura de nuestra limitada humanidad sentía la descarnada existencia inmensa y muda de nuestra inconsciente e inaccesible base, el pertinaz rechazo mudo en las profundidades de la vida, el ignorante No en el origen de las cosas. Una velada colaboración con la Noche todavía sobrevivía en él escondida a su propia mirada: todavía algo en su ser terrenal conservaba su parentesco con la Inconsciencia de donde vino. Una sombría complicidad con un pasado desvanecido atesorada en una estructura del viejo mundo permanecía acechante, secreta, inadvertida para la mente iluminada, y en murmullos subconscientes y durante el sueño todavía susurraba a la elección de la mente y del espíritu. Sus traicioneros elementos extendía como escurridizos granos

317

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

confiando que la Verdad recién llegada pudiera tropezar y caer, y voces de antiguo ideal erráticas clamaban y suplicaban celestial indulgencia para las graciosas imperfecciones de nuestra tierra y para las dulces debilidades de nuestro mortal estado. También esto quería ahora descubrirlo y exiliarlo, el elemento en él que traicionaba a Dios. Todos los recónditos espacios de la naturaleza fueron puestos al descubierto, todas sus sombrías criptas y rincones buscadas con fuego allá donde los refugiados instintos y no formuladas revueltas podían encontrar protección en el santuario de la oscuridad contra la inmaculada pureza de la limpiadora llama celestial. Todo cuanto era antidivino parecía haber perecido: pero algunos diminutos disidentes pudieran haber escapado y todavía permanecer al acecho un reducto de la ciega fuerza. Pues también el Inconsciente es infinito; cuanto más insistimos en sondear sus abismos, más se extiende, se extiende interminablemente. Entonces para que un humano clamor no pudiera dar al traste con la Verdad arrancó el deseo con sus sangrantes raíces y ofreció a los dioses el vacío originado. Así podría soportar el toque inmaculado. Llegó una última y más poderosa transformación. Su alma había emergido por completo como un mar enorme inundando mente y cuerpo con sus olas; su ser, desplegado hasta abrazar el universo, su interior y su exterior unidos para hacer de la vida una cósmica armonía, un imperio del inmanente Divino. En esta inmensa universalidad no sólo el alma de su naturaleza y la mente de su sentido incluían a cada alma y a cada mente en la suya, sino que incluso la vida de carne y nervio era transformada y convertida en carne y nervio unos con todo cuanto vive; la alegría de los otros sentía como su alegría, la aflicción de los otros como su aflicción;

318

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

su universal compasión soportaba, inmensa como un océano, la carga de la creación como la tierra soporta el sacrificio de todos los seres, estremecida con la alegría y la paz del oculto Trascendente. Ya no existía la interminable sucesión de la división; uno se convertía en la secreta unidad del Espíritu, la Naturaleza entera sentía de nuevo una simple felicidad. No había hendidura entre alma y alma, ni barrera entre el mundo y Dios.

la mente.

Sobrepasadas fueron la forma y la limitante línea de la memoria; la separativa mente fue capturada y apartada; disuelta y sin posibilidad de existir, fue vista la Consciencia única que creó el mundo; ahora todo era luminosidad y energía. Abolido hasta en su última fina traza declinante el círculo del pequeño yo fue removido; el ser separado ya no podía ser percibido; desapareció y ya no se reconocía a sí mismo, perdido en la inmensa identidad del espíritu.

Asw.

Su naturaleza creció un movimiento del Todo, explorándose a sí mismo para encontrar que todo era Él, su alma era una delegación del Todo que retornaba para juntarse al uno Supremo. Trascendida fue la fórmula humana; el corazón del hombre que había oscurecido al Improfanable recobró el poderoso latir de un dios; la búsqueda de su mente cesó en la Verdad que conoce; su vida era un flujo de la vida universal. Realizado permanecía en la frontera más elevada del mundo aguardando ascender más allá del mundo, aguardando descender para salvar al mundo. Un Esplendor y un Símbolo envolvían la tierra, serenas epifanías aguardaban y sagradas inmensidades rodeaban, sabias infinitudes permanecían íntimas y brillantes lejanías se asomaban próximas y familiares. El sentido declinaba en esta tremenda luminosidad;

319

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

las voces efímeras desaparecían de su oído y sin fuerza el Pensamiento se hundía alargado y pálido cual un dios cansado dentro de misteriosos mares. Los ropajes del pensamiento mortal fueron desechados dejando su conocimiento desnudo a la absoluta visión; el destino cesó de regir y el insomne aguijón de la Naturaleza: los atléticos impulsos de la voluntad fueron apaciguados en la inconmovible paz del Omnipotente. La vida en sus miembros permanecía postrada inmensa y silenciosa; desnuda, despojada de límites, no aterrada mantenía la inmensa mirada de la Inmortalidad. El último movimiento se extinguió y de repente todo se volvió silencioso. Una presión que era la mano invisible del Trascendente depositó en sus miembros el inconmensurable sello del Espíritu, el Infinito lo engulló en un trance sin límites.

Sección II

Como quien orienta su rumbo hacia orillas desconocidas impulsado allende los inmensos océanos por el aliento de Dios, debajo lo insondable, alrededor lo desconocido, su alma abandonó el ciego campo de estrellas, el Espacio. Distante de cuanto produce el mundo mensurable, sumergiéndose en recónditas eternidades se retiró desde la espumante superficie de la mente a las Vastedades silenciosas de nuestro interior en un omnisciente sueño. Por encima del imperfecto alcance de palabra y pensamiento, más allá de la mirada que busca el soporte de la forma, inmerso en las profundas sendas de la Luz superconsciente, o viajando en una vacua monótona Nada, solo en lo Inconmensurable carente de sendas, dejando atrás el no ser el ser y la identidad, traspasando las orillas del sueño de la mente consciente alcanzó por fin su sempiterna base. En alturas sin aflicción que ningún grito pasajero distorsiona, puro e incontaminado por encima de este juego mortal se despliega el silencioso e inmóvil aire del espíritu. Allí no hay principio y fin no hay allí;

320

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

allí está la fuerza estable de todo cuanto se mueve; allí descansa el eónico trabajador. Allí no gira una creación confinada en el vacío, ni un gigante mecanismo observado por un alma; allí no chirría la inmensa maquinaria movida por el destino; el matrimonio del bien y del mal en el interior de un pecho, el conflicto que lucha en el mismo abrazo del amor, el temible dolor del experimento de la vida en los valores de Inconsecuencia y de Azar, el peligro del juego de la mente, que arroja nuestras vidas como envite en una apuesta de indiferentes dioses y las cambiantes luces y sombras de la idea [que al caer sobre la superficie de la consciencia y en el sueño de una muda alma testigo crean el error de un mundo visto a medias en donde el conocimiento es una ignorancia que busca, los pasos de la vida una serie de tropiezos sin continuidad, su apariencia de diseño fortuito, su misma medida para lo verdadero y para lo falso] en ese inmóvil e inmutable reino no encuentran acceso, ni causa, ni derecho a existir: allí únicamente reina el inmutable poder del espíritu ecuánime en sí mismo a través de la silenciosa eternidad y su omnisciente y omnipotente paz. El pensamiento no pugna con el pensamiento ni la verdad con la verdad, no hay guerra del bien con su bien rival; no hay vidas vacilantes y que tan sólo ven a medias que pasan de azar a inesperado azar, ni sufrimiento de corazones forzados a latir en cuerpos de la inerte hechura de lo Inconsciente. Armados con el oculto inmune Fuego inextinguible su: de la Etern. los guardianes de la Eternidad custodian su ley

fijada por siempre sobre la gigantesca base de la Verdad en su casa magnífica e inmensa. Allí en su silencioso lecho espiritual la Naturaleza inmutable y trascendente conoce su origen

321

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

y al movimiento de mundos multitudinarios asiente inconmovible en perpetua calma. Causa de todo, sustento de todo y distante, el Testigo observa desde su imperturbable ecuanimidad, Ojo inmenso que todo lo ve. Asw.

id.

Aparte, calmo por encima del movimiento de la creación, inmerso en las eternas alturas, permanecía protegido en su ilimitado yo, acompañado sólo por el omnividente Uno. Una Mente demasiado poderosa para ser limitada por el Pensamiento, una Vida demasiado extensa para el juego en el Espacio, un Alma sin los poco convincentes límites del Tiempo, percibía la extinción del prolongado dolor del mundo, devenía el Yo nonato que nunca muere, participaba en las sesiones del Infinito. Se sumergía en la soledad del cósmico murmullo primal, anulado era el contacto establecido con las cosas nacidas en el tiempo, vacía quedaba la inmensa comunidad con la naturaleza. Todas las cosas eran retrotraídas a su semilla sin forma, el mundo permaneció silencioso por el transcurso de una hora. Aunque la afligida naturaleza que había dejado mantenía bajo él sus extensos campos innúmeros, su inmenso acto, retrocediendo, se perdía remoto como si un sueño sin alma por fin hubiera cesado. Ninguna voz llegaba desde los Silencios de lo alto, nadie contestaba desde las desoladas soledades. Reinaba un silencio de cesación, el inmenso silencio inmortal que precede al nacimiento de los dioses; una Fuerza universal esperaba, muda, el definitivo decreto del velado Trascendente.

Sección III Entonces repentinamente se produjo una mirada descendente. Como un mar que explora sus propias profundidades, una viva Unidad se ensanchó en su corazón haciéndolo uno con innúmeras multitudes. Un Gozo, una Luz, un Poder, un Amor de blanca llama

322

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

lo abarcó todo en un solo inmenso abrazo; la existencia encontró su verdad en el pecho de la Unidad y cada uno devino el yo y el espacio de todo. Los grandes ritmos del mundo eran latidos del corazón de una única Alma, sentir era la llama reveladora de Dios, la mente toda era una única arpa de innúmeras cuerdas, la vida toda un cántico de muchas vidas reunidas; pues los mundos eran muchos, pero el Yo sólo uno. Este conocimiento se convertía ahora en la semilla del cosmos: envuelta en la seguridad de la Luz, no necesitaba la vaina de la Ignorancia. Entonces desde el trance de este tremendo abrazo y desde los latidos de este único Corazón y desde la pura victoria del Espíritu surgió una nueva y maravillosa creación. Incalculables fluyentes infinitudes manifestando con su risa una inconmensurable felicidad vivían su innúmera unidad; mundos en donde el ser es ilimitado e inmenso de forma inimaginable daban cuerpo al Yo carente de ego; un rapto de beatíficas energías unía el Tiempo con la Eternidad, polos de una única alegría; se veían blancas inmensidades en donde todo está envuelto en todo. Allí no había contrarios, ni partes fragmentadas, a través de lazos espirituales todo estaba unido a todo y amarrado indisolublemente al Uno: cada uno era único, pero tomaba todas las vidas como propias, y, siguiendo hasta el fin esos tonos de lo Infinito, reconocía en sí mismo al universo. Asw.

Espléndido centro del girar del infinito impulsado a lo alto de su cenit, a su última extensión, percibía la divinidad de su propio gozo repetida en sus innumerables otros yoes: hacía suyas incansablemente dentro de su panorama personas y figuras de lo Impersonal, como prolongando en una cuenta sin fin,

323

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

en una rapturosa suma de multiplicación, los indefinidamente recurrentes decimales de la eternidad. Nadie estaba excluido, nadie vivía sólo para sí mismo, cada uno vivía para Dios en él y Dios en todos, cada individualidad inexplicablemente contenía al todo. Allí la Unidad no estaba atada a la monotonía; mostraba un millar de aspectos de sí misma, su calma inmutable estabilidad mantenía en un suelo permanente por siempre a salvo, compelidos a una espontánea sumisión, los incalculables pasos siempre cambiantes, el aparentemente temerario sutil plan de danza de inmensas fuerzas del mundo en su juego perfecto. La apariencia se volvía para mirar a su oculta verdad y hacía de la diferencia el sonriente juego de la unidad; hacía a todas las personas fracciones del Único, pero todas eran secretos enteros del ser. Toda lucha era transformada en dulce forcejeo de amor en el armónico círculo de un abrazo seguro. La reconciliante felicidad de la identidad daba una rica seguridad a la diferencia. En una línea que une atrevidos extremos el juego de juegos era jugado hasta su límite, en donde a través del autoencuentro mediante divino extravío surge allí el gozo supremo de la unidad cuya dichosa dulzura indivisa siente una coparticipación de lo Absoluto. Allí no había sollozo de sufrimiento en parte alguna; la experiencia corría de un punto a otro de la alegría: el gozo era la pura verdad inmortal de las cosas. Toda la Naturaleza era un consciente frente de Dios: una sabiduría trabajaba en todo, espontánea, segura de sí misma, una plenitud de Luz ilimitable, una autenticidad de Verdad intuitiva, una gloria y pasión de Fuerza creativa. Infalible, surgiendo desde la eternidad,

324

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

el pensamiento del momento inspiraba el acto pasajero. Una palabra, una risa, surgían desde el seno del Silencio, un ritmo de Belleza en la calma del Espacio, un conocimiento en el insondable corazón del Tiempo. Todo se dirigía hacia todo sin el retraimiento de la reserva: éxtasis uno sin fisura, el amor era una íntima y estremecida identidad en el palpitante corazón de esta vida luminosa. Una visión universal que une, una simpatía de nervio replicando a nervio, el oído que escucha el sonido interior del pensamiento y sigue los rítmicos significados del corazón, un tacto que no necesita manos para sentir, para estrechar, eran allí los medios naturales de la consciencia y acrecentaban la intimidad de alma con alma. Una gran orquesta de poderes espirituales, una concordia universal de intercambio del alma armonizaban una profunda Unidad, inconmensurable. Asw.

Proyectado en esos nuevos mundos se convirtió una porción de la mirada universal, un enclave de la luz que en todas partes habita, onda de un único mar de paz. Su mente respondía en comunión a innumerables mentes, sus palabras eran sílabas de la conversación del cosmos, su vida un campo del vasto movimiento cósmico. Sentía los pasos de un millón de voluntades moviéndose al unísono hacia una única meta.

id.

Corriente siempre renacida que nunca muere, atrapado en el flujo fascinante de su multiforme discurrir, estremecido por torbellinos de inmortal dulzura, soportaba arremolinándose en sus miembros conforme pasaban calmos movimientos de interminable dicha, el gozo de una miríada de miríadas que son sólo una.

Sección IV En esta vasta irrupción de la ley de perfección imponiendo su estabilidad en el flujo de las cosas

325

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

*

vio una jerarquía de planos radiantes enfeudados a este reino superior del estado de Dios. Armonizando a una única Verdad su propia norma de gobierno cada uno albergaba el contento de un brillante grado, único en belleza, perfecto en su género, imagen proyectada por una profunda verdad absoluta, maridado con todo en feliz diferencia. Cada uno ponía sus poderes a disposición de sus vecinos, pero no sufría disminución por su dádiva; especuladores de un místico intercambio, crecían por lo que tomaban y por lo que daban, a todos los demás percibían como sus propios complementos, uno en el poder y gozo de la multitud. Incluso en el proceder en donde la Unidad se retira aparte para percibir el rapto de sus yoes separados, el Solo en su soledad anhelaba el Todo y los Muchos se volvían para mirar al Uno.

Un todo-revelador todo-creador Gozo, a la búsqueda de formas para manifestar verdades divinas, su: de las formas. alineaba en su significativo misterio los resplandores de los símbolos de lo Inefable blasonados como colores sobre un aire descolorido en la blanca pureza del Alma Testigo. Esos colores eran el mismísimo prisma del Supremo, su belleza, su poder, la causa del gozo de su creación. Una vasta Verdad-Consciencia tomaba esos signos para entregarlos a un divino Corazón niño que los miraba con risa y con deleite y se gozaba en esas imágenes trascendentes vivas y reales como las verdades que albergaban. La blanca neutralidad del Espíritu se transformaba en patio de recreo de milagros, lugar de encuentro de secretos poderes de una mística Eternidad: convertía el Espacio en una maravillosa casa de Dios, derramaba a través del tiempo sus trabajos de poder eterno, desvelaba mostrada como una atractiva faz de éxtasis

326

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

la maravilla y la belleza de su Amor y de su Fuerza. La Diosa eterna se movía en su casa cósmica jugando con Dios como una Madre con su hijo: él: Dios; su: Madre. para él el universo era su pecho de amor, eran sus juguetes las verdades inmortales. sus: Dios. Todo lo que decidió extraviarse aquí tiene allí su lugar divino. Los Poderes que aquí engañan y equivocan a nuestros corazones, eran allí soberanos en verdad, perfectos en alegría, señores de una creación sin tacha, poseedores de su propia infinitud. Allí la Mente, espléndido sol de rayos de visión, conformaba la sustancia por la gloria de sus pensamientos y se movía en medio de la grandeza de sus sueños. Inmensa vara mágica de la imaginación convocaba lo desconocido y le otorgaba un hogar, desplegaba lujuriante en aire dorado las coloreadas alas irisadas de fantasía de la Verdad, o cantaba al intuitivo corazón de alegría notas de ensueño de maravilla que hacen lo Real cercano. Su poder que torna lo incognoscible próximo y cierto, en el templo del ideal entronizaba al Uno: poblaba pensamiento y mente y feliz sentido colmándolos con brillantes aspectos del poder de Dios y personalidades vivientes del uno Supremo, el habla que da voz a lo inefable, el rayo revelador de Presencias invisibles, las formas virginales a través de las cuales lo Amorfo brilla, la Palabra que acomoda la divina experiencia y las Ideas que pueblan lo Infinito. Allí no había sima entre pensamiento y acto, de continuo el uno replicaba al otro cual ave al ave que llama; la voluntad obedecía al pensamiento, el acto a la voluntad. Existía allí una entretejida armonía entre alma y alma. Un matrimonio con la eternidad divinizaba el Tiempo. Allí la Vida proseguía, infatigable de su entretenimiento, la alegría en el corazón y la risa en los labios,

327

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

la brillante aventura del juego de azar de Dios. su: la vida.

En el inventivo entusiasmo de su capricho, en su regocijo transfigurador planeaba en el Tiempo un fascinante puzzle de eventos, atraída a cada momento por nuevas vicisitudes de un autodescubrimiento que jamás puede cesar. A perpetuidad erigía rigurosas ataduras que la voluntad rompiera, traía nuevas creaciones para sorpresa del pensamiento y apasionantes aventuras para atrevimiento del corazón, en las que la Verdad regresaba con una faz inesperada o si no repetía un viejo familiar contento como la recurrencia de una deliciosa rima.

Jugando al escondite en el pecho de una Madre de Sabiduría, artista prolífica de su idea del mundo, sus: de la id. del mund. jamás agotaba sus innúmeros pensamientos ni la inmensa aventura vertida en formas pensantes ni el intento y el atractivo de nuevos sueños de existencia. su: id.

*

Tan incansable de la monotonía como del cambio, interminablemente desplegaba su acto impulsor, misterioso drama de divino deleite, viviente poema del éxtasis del mundo, kakemono de formas significativas, concentrada perspectiva de escenas en desarrollo, brillante persecución de formas que se autorevelan, ardiente acoso del alma que espera al alma, una búsqueda y un encuentro como de dioses. Allí la Materia es la firme densidad del Espíritu, un artificio de alegre exteriorización del yo, casa del tesoro de imágenes perdurables en donde el sentido puede construir un mundo de pura delicia: hogar de perpetua felicidad, albergaba las horas como en placentera posada. Allí los sentidos eran desembocaduras del alma; incluso los más jóvenes hijos del pensamiento de la mente encarnaban algún toque de las cosas más elevadas. Allí la sustancia era una sonora arpa del yo,

328

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

una red para los constantes relámpagos del espíritu, un poderoso foco de atracción de la intensidad del amor cuyo anhelante latido y grito de adoración tornaba las aproximaciones de Dios íntimas, dulces, maravillosas. Su solidez era una masa de hechura divina; su fijeza y dulce permanencia de encanto constituía un brillante pedestal para la felicidad. sus: de la Mater. Sus cuerpos entrelazados por un sentido divino

prolongaban la cercanía del abrazo de alma con alma; su cálido juego de visión y toque externos reflejaban el fulgor y el estremecimiento de la alegría del corazón, los ascendentes brillantes pensamientos de la mente, el gozo del espíritu; el éxtasis de la vida mantenía por siempre su llama y su grito. Todo lo que ahora pasa vivía allí inmortal en la imponente belleza y primorosa armonía de la Materia plástica a la luz espiritual. Sus ordenadas horas proclamaban la Ley de lo eterno; la visión reposaba en la seguridad de formas inmortales; el Tiempo era el transparente vestido de la Eternidad. Un arquitecto tallando la roca viva del yo, el fenómeno construía la residencia de verano de la Realidad en las playas del mar de lo Infinito.

Sección V

Contrapuesto a esta gloria de estados espirituales, sus paralelas y sin embargo sus opuestas, flotaba y se balanceaba eclipsado y como una sombra como una duda hecha sustancia, vacilante, pálido, este otro esquema fundamentado en dos vastas negaciones. Un mundo que no conoce al Yo que lo habita se esfuerza por encontrar su causa y la necesidad de su existencia; un espíritu ignorante del mundo que él mismo hizo, oscurecido por la Materia, parodiado por la Vida, lucha por emerger, por ser libre, por conocer y reinar; estaban íntimamente unidos en una desarmonía, pero las divergentes líneas en absoluto se encontraban. Tres Poderes gobernaban su irracional curso,

329

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

en el comienzo una Fuerza ignorante, en el medio una esforzada alma encarnada, en su final un espíritu silencioso denegando la vida. Un deslucido y desafortunado interludio despliega su dudosa verdad ante una Mente inquisitiva compelida por el Poder ignorante a jugar su parte y a dar cuenta de su cuento inconclusivo, del misterio de su plan inconsciente y del enigma de un ser nacido de la Noche por un maridaje de la Necesidad con el Azar. Esta oscuridad esconde nuestro más noble destino. Una crisálida de una verdad grande y gloriosa, sofoca la alada maravilla en su envoltura para que no escape de la prisión de la Materia y, desperdiciando su belleza en la amorfa Vastedad, inmersa en el misterio de lo Incognoscible, deje incumplido el milagroso destino del mundo. Aunque hasta ahora sólo sea un elevado sueño del espíritu o una controvertida ilusión de la diligente mente del hombre, una nueva creación surgirá de lo viejo, un Conocimiento inarticulado encontrará expresión, la belleza sofocada eclosionará en la flor del paraíso, placer y dolor se sumirán en el gozo absoluto. Un oráculo sin lengua hablará por fin, la consciencia Superconsciente crecerá en la tierra, las maravillas de lo Eterno alcanzarán la danza del Tiempo.

Asw.

id.

Pero ahora todo parecía una pululante inmensidad vana mostrada por una engañosa Energía a un espectador absorto en sí mismo y silencioso, despreocupado del espectáculo sin sentido que observaba, mirando la extraña procesión pasar como alguien a la espera de un final previsto. Veía un mundo que es desde un mundo que será. Allí adivinaba él más bien que veía o sentía, remotísimo sobre la orilla de la consciencia, este pequeño globo giratorio transitorio y frágil

330

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

y en él abandonado como el molde vano de un sueño perdido, frágil copia de la cáscara del espíritu, su cuerpo recogido en místico ensueño. -

Parecía una forma ajena, una mística sombra.

Sección VI Extraño parecía ahora ese vago universo lejano, sólo el Yo y la eternidad eran verdaderos. Entonces ascendió hasta él el recuerdo de los esforzados planos trayendo un grito de las antaño amadas cosas que se aprecian, su: 331.4=Asw. y al grito como a su propia llamada perdida replicó un rayo desde el oculto Supremo. Pues incluso allí mora la ilimitada Unidad. su: id. sus: id.

A su propia mirada irreconocible, vivía aún sumergido en sus propios mares tenebrosos, manteniendo la inconsciente unidad del mundo escondido en la insensible multitud de la Materia. Este yo-semilla sembrado en lo Indeterminado pierde su gloria de divinidad, ocultando la omnipotencia de su Fuerza, ocultando la omnisciencia de su Alma; agente de su propia Voluntad trascendente, incorpora el conocimiento a la inconsciente profundidad; aceptando error tristeza, dolor y muerte, paga el rescate de la Noche ignorante, redimiendo con su sustancia la caída de la Naturaleza.

Asw.

id.

Se conoció a sí mismo y por qué su alma había ido al interior de la apasionada oscuridad de la tierra para compartir el trabajo de un Poder errante que mediante la división espera encontrar al Uno. Él era dos seres, uno inmenso y libre arriba, otro esforzado, limitado, denso, su porción aquí abajo. Un lazo entre ellos todavía podía unir dos mundos; había una débil respuesta, una respiración distante; no todo había cesado en el ilimitado silencio. Su corazón permanecía en alguna parte consciente y solo profundamente alejado de él como una lámpara en la noche;

331

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

corazón.

id.

id.

permanecía desamparado, sólo, imperecedero, inmóvil con exceso de apasionada voluntad, su vivo, sacrificado y ofrecido corazón absorto en mística adoración, vuelto hacia su remotísima fuente de luz y de amor. En el luminoso silencio de su llamada muda se dirigía hacia las alturas que no podía ver; aspiraba desde las anhelantes profundidades que no podía abandonar.

su: de Asw.

En el centro de su vasto y decisivo trance a medio camino entre su yo libre y su caído yo, intercediendo entre el día de Dios y la noche mortal, su: corazón. aceptando la adoración como su única ley, aceptando el gozo como única causa de las cosas, renunciando a la austera alegría que nadie puede compartir, renunciando a la calma que vive por la calma sólo, id. se volvía hacia aquella por quien quería existir. id. id.

En la pasión de su solitario sueño permanecía cual apartado oratorio silencioso en donde duerme un consagrado suelo de plata iluminado por un único y estático rayo y en el que una invisible Presencia se arrodilla en plegaria.

id.

En un profundo pecho de paz liberadora todo lo demás estaba satisfecho con la quietud; sólo esto conocía que había una verdad mas allá.

id.

Todas las demás partes permanecían mudas en un centrado sueño asintiendo al lento Poder deliberado que tolera el error del mundo y su aflicción, asintiendo a la prolongada demora cósmica, esperando eternamente a través de los pacientes años la llegada de aquella por la que habían rogado para la tierra y para los hombres; éste era el ardiente punto que ahora la llamaba.

su: id.

id.

La extinción no podía apagar este fuego solitario; su visión colmaba la vaciedad de mente y voluntad; a pesar de la muerte, su persistente fuerza permanecía y crecía. Armado con la intuición de un gozo del que una conmovida tranquilidad era la clave,

332

CANTO III: LA CASA DEL ESPÍRITU Y LA NUEVA CREACIÓN

corazón.

id.

*

perseveraba a través de la inmensa vacuidad de la vida en medio de las vacías negaciones del mundo. Elevaba su silenciosa plegaria a lo Desconocido; permanecía atento a los pasos de sus esperanzas regresando a través de las vacías inmensidades, esperaba el fíat de la Palabra que llega a través del silente yo desde el Supremo.

FIN DEL CANTO TRES

333

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

Canto IV: La Visión y el Don

Sección I

Entonces surgió súbitamente un sagrado movimiento.

sus: Asw.

En medio del silencio sin vida del Vacío de la soledad y de la inmensidad llegó un sonido conmovedor cual entrañable ruido de pasos escuchado en los expectantes espacios del alma; un toque de delicia perturbó sus fibras.

su: id.

Una Influencia se había aproximado al ámbito mortal, un Corazón ilimitado estaba próximo a su anhelante corazón, una mística Forma envolvía su forma terrenal. A su contacto todo se abrió desde el sello del silencio; espíritu y cuerpo se estremecieron identificados, unidos en el abrazo de una alegría sin palabras; la mente, los miembros, la vida fueron inmersos en éxtasis.

su: id.

Intoxicadas como con lluvia de néctar las apasionadas pulsiones de su naturaleza fluían hacia ella, destellando como relámpagos, enajenadas como por un vino luminoso. Todo era un mar ilimitado que se alzaba hasta la luna. Una corriente divinizadora poseía sus venas, las células de su cuerpo despertaban al sentido del espíritu, cada nervio se convertía en un ardiente filamento de gozo: tejido y carne participaban de la beatitud.

su: Infl.

su: Asw. su: Infl.

Iluminadas, las pardas insondadas cavernas subconscientes se estremecían con el presentimiento de su paso largo tiempo añorado y se colmaban de crestas chispeantes y lenguas de plegaria. Incluso abandonado en el sueño, mudo, inanimado su mismo cuerpo contestaba a su poder. Aquella a quien adoraba estaba ahora en su interior: llama pura, etéreamente trenzada, una Faz poderosa apareció y labios movidos por palabras inmortales; párpados, hojas de la Sabiduría, caían sobre órbitas de rapto. Monumento marmóreo de reflexiones, brillaba

334

CANTO IV: LA VISIÓN Y EL DON

una frente, cripta de visión, e inmensos como la mirada que un océano dirige al Cielo, dos ojos tranquilos de ilimitado pensamiento miraban en el interior de los del hombre y veían al Dios que vendrá. -

Una Forma fue vista en el umbral de la Mente, una Voz absoluta y sabia habló en las cámaras del corazón: "¡Oh hijo de la Fuerza que asciendes a los picos de la creación, ningún alma te acompaña en la luz; solo permaneces a las puertas de lo eterno. Lo que tú has ganado tuyo es, mas más no pidas! Oh Espíritu que aspiras en un armazón ignorante, oh Voz surgida del mundo Inconsciente, ¿cómo hablarás tú por los hombres cuyos corazones permanecen mudos, harás de la cegata tierra la casa de la visión profética del alma o aligerarás la carga del insensible globo? Yo soy el Misterio mas allá del alcance de la mente, yo soy la meta del trabajo de los soles; mi fuego y mi dulzura son la causa de la vida. Mas demasiado inmenso mi peligro y mi gozo. No provoques el incalculable descenso, no pronuncies mi secreto nombre en el Tiempo hostil; el hombre es demasiado débil para soportar el peso de lo Infinito. La verdad nacida demasiado pronto podría quebrar la imperfecta tierra. Deja al omnividente Poder que labre su vía: en tu singular vasta realización reina aparte ayudando al mundo con tus magníficos días solitarios. Te pido que no fundas tu corazón de llama en el inmenso gozo indiferente de lo Inmóvil, dando la espalda al infructuoso paso de los años, desertando de la tremenda labor de los mundos, distante de los seres, perdido en el Solo. ¿Cómo se permitirá tu poderoso espíritu el reposo mientras la Muerte permanece todavía sin conquistar en la tierra y es el Tiempo un campo de sufrimiento y de dolor? Tu alma nació para compartir la abrumada Fuerza; obedece a tu naturaleza y cumple tu destino: acepta la dificultad y un trabajo igual al de los dioses,

335

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

para el omnisciente propósito de enlentecido paso vive. La humanidad está atada por el nudo del Enigma. Un destello de las alturas que piensa y planifica, arando el aire de la vida en surcos que se desvanecen, el hombre, único consciente en un mundo inconsciente, aspira en vano a modificar el sueño cósmico. Llegado de un Más Allá a medias luminoso es un extranjero en las vastedades sin mente; de paso en su a menudo cambiante hogar en la encrucijada de numerosos infinitos, ha plantado una tienda de vida en el Espacio desierto, la fija mirada del cielo lo contempla desde arriba, en la casa de la Naturaleza un huésped perturbador, viajero entre las inconstantes orillas del Pensamiento, cazador de desconocidos y hermosos Poderes, nómada de la lejana Luz misteriosa, en las inmensas vías pequeña partícula de Dios. Contra su espíritu todo está en terrible alianza, una influencia de Titán detiene su mirada hacia Dios. A su alrededor el ávido Vacío despiadado, la eterna Oscuridad lo busca con sus manos, Energías inescrutables lo llevan y lo confunden, inmensas deidades implacables lo oponen. Un Alma inerte y una Fuerza sonámbula han hecho un mundo separado de la vida y del pensamiento; el Dragón de los oscuros cimientos guarda inalterable la ley del Azar y de la Muerte; su: hombre. en su largo camino a través de Tiempo y Circunstancia la grisácea enigmática sombría Esfinge inferior, * sus terribles garras sobre arenas movedizas, lo espera armada con la palabra que mata el alma: su: hombre. en su camino se asienta el sombrío campamento de la Noche. Su día es un momento en el Tiempo perpetuo; presa es de los minutos y las horas. Asediado en la tierra e inseguro del cielo, descendido aquí desdichado y sublime,

336

CANTO IV: LA VISIÓN Y EL DON

un eslabón entre el semidiós y la bestia, desconoce su propia grandeza y su propósito; ha olvidado por qué ha venido y desde dónde vino. Su espíritu y sus miembros están en guerra; sus alturas se truncan demasiado bajo para alcanzar los cielos, su masa está enterrada en el cieno animal. Una extraña antinomia es la naturaleza de su comportamiento. Un enigma de opuestos es su campo: busca la libertad pero necesita vivir encadenado, tiene necesidad de la oscuridad para percibir alguna luz y necesidad del sufrimiento para sentir un pequeño gozo; necesidad de la muerte para encontrar una vida más grande. Hacia todas partes mira y se vuelve a cada llamada; carece de una luz certera por la que caminar; su vida es un juego de la gallina ciega, un juego del escondite; a sí mismo se busca y de sí mismo escapa; encontrándose, cree ser otro diferente. Siempre construye, pero no encuentra una base constante, siempre viaja, aunque no llega a ninguna parte; le gustaría guiar al mundo, a sí mismo no se puede guiar; le gustaría salvar su alma, su propia vida no puede salvar. La luz que su alma ha traído su mente la ha perdido; todo cuanto ha aprendido pronto está de nuevo en duda; un sol le parece la sombra de sus pensamientos, pero enseguida todo es sombra de nuevo y nada es cierto: desconocedor de lo que hace y hacia dónde se dirige fabrica en la Ignorancia signos de lo Real. Ha enganchado su mortal error a la estrella de la Verdad. La Sabiduría lo atrae con sus máscaras luminosas, mas él jamás ha visto la faz que hay detrás: una gigantesca Ignorancia cerca su saber. Asignado para afrontar el cósmico misterio en el sombrío escenario de un mundo material, falso su pasaporte de entrada y su personaje, es compelido a ser lo que no es; obedece a la Inconsciencia que ha venido a gobernar

337

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

y se sumerge en la Materia para realizar su alma. Despertada de sus guiadas formas inferiores la Madre Tierra confirió su fuerza a sus manos y dolorosamente guarda él el duro legado; sus: de la M.T. su mente es un extraviado portador de antorcha en sus caminos. Alumbrando el aliento a pensar y el plasma a sentir, labora con su lento y escéptico cerebro ayudado por los vacilantes fuegos de la razón, para hacer de su pensamiento y de su voluntad una puerta mágica para que el conocimiento penetre en la oscuridad del mundo y el amor gobierne un reino de rivalidad y de odio. Una mente impotente para reconciliar el cielo con la tierra y atada a la Materia con un millar de cadenas, él se alza a sí mismo para ser un dios consciente. Incluso cuando una gloria de sabiduría corona su rostro, cuando mente y espíritu irradian un rayo grandioso para exaltar este producto del esperma y del gen, este alquímico milagro del plasma y del gas, y él que compartía el correr y el arrastrarse del animal eleva la estatura de su pensamiento a las alturas de lo Inmortal, su vida todavía conserva la humana vía media; su cuerpo resigna a la muerte y al dolor, abandonando la Materia, su demasiado pesada carga. Un taumaturgo escéptico de los milagros un espíritu dejado yermo de su poder oculto por un cerebro incrédulo y por un crédulo corazón, deja a la postre el mundo como lo empezó: sin terminar su trabajo reclama un galardón celestial. Así ha perdido el absoluto de la creación. A mitad de camino detiene la estrella de su destino: un vasto y vano experimento largamente intentado, una mal servida elevada concepción dudosamente realizada, la vida del mundo continúa titubeante sin ver su meta, — un zigzag hacia una desconocida región peligrosa repitiendo siempre su camino habitual, retirándose siempre tras marchas prolongadas

338

CANTO IV: LA VISIÓN Y EL DON

y las más duras victorias sin resultado seguro, comenzando interminablemente un juego inconclusivo. En un traje inadecuado y voluminoso un radiante propósito todavía oculta su faz, una poderosa ceguera sigue esperando a trompicones, nutriendo su fuerza con dádivas de luminoso Azar. Porque el humano instrumento ha fracasado, su: Divinidad. la Divinidad frustrada duerme dentro de su semilla,

un espíritu enmarañado en las formas que creó. El fracaso no es fracaso para aquel a quien Dios dirige; a través de todo la lenta marcha misteriosa continúa: un inmutable Poder ha hecho este mundo mudable; una autorealizante trascendencia traza el camino del hombre; conductora del alma en su camino, conoce sus pasos, su vía es inevitable, y ¿cómo puede ser vano el final cuando es Dios quien guía? Aunque la mente del hombre pueda cansarse o desfallecer su carne, una voluntad prevalece cancelando su consciente elección: la meta retrocede, una inmensidad sin límites llama retirándose dentro de un inmenso Desconocido; no hay fin para la estupenda marcha del mundo, no hay reposo para el alma encarnada. Debe seguir viviendo, describir entera la inmensa curva del Tiempo. Un Influjo presiona desde el hermético Más Allá prohibiéndole el descanso y el solaz terreno, hasta que no se ha encontrado a sí mismo no puede pausar. Hay allí una Luz que guía, un Poder que ayuda; inadvertido, sin ser percibido ve en él y actúa: él: el hombre. sin saberlo, él da forma al Todo Consciencia en sus honduras, humano, alza los ojos hacia picos sobrehumanos: prestatario del oro de la Supernaturaleza, su: id. pavimenta su camino hacia la Inmortalidad. Los altos dioses contemplan al hombre y vigilan y eligen los imposibles de hoy como base para el futuro. su: id.

Su transitoriedad tiembla con el toque de lo Eterno, sus barreras ceden bajo el paso de lo Infinito;

339

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

los Inmortales tienen entradas en su vida: los Embajadores de lo Invisible se aproximan. Esplendor empañado por el aire mortal, el amor pasa a través de su corazón, huésped errante. La Belleza lo envuelve durante una hora mágica, tiene visitas de inmensa alegría reveladora, breves amplitudes lo liberan de sí mismo, tentándole hacia una gloria siempre más lejana esperanzas de inmortal dulzura lo atraen y lo abandonan. Su mente es cruzada por extraños fuegos de descubrimiento, infrecuentes sugerencias elevan su farfullante palabra al parentesco de un momento con la Palabra eterna; una máscara de Sabiduría envuelve su cerebro perturbándole con atisbos semidivinos. A veces apoya sus manos sobre lo Desconocido; a veces comulga con la Eternidad. Un extraño y grandioso símbolo fue su nacimiento y la inmortalidad y albergar al espíritu y la pura perfección y el gozo sin sombras son el poderoso destino de esta afligida criatura. En él la Madre Tierra ve aproximarse el cambio prefigurado en sus mudas y ardientes profundidades, una divinidad emanada de sus transmutados miembros, una alquimia del Cielo en la base de la Naturaleza. *

Adepto de la espontánea línea infalible, no dejes morir la luz que portan las edades, ayuda todavía a la ciega y sufriente vida de la humanidad: tu: de Asw. obedece al inmenso todopoderoso impulso de tu espíritu. Test.: tu espírit. Testigo de la negociación de Dios con la Noche,

se inclinó compadecido desde la calma inmortal y albergó el deseo, la turbulenta semilla de las cosas. Asiente a tu yo superior, crea, resiste. No ceses en el conocimiento, deja que tu labor sea vasta. Los límites terrenos ya no pueden aprisionar tu fuerza; iguala tu trabajo con el del prolongado Tiempo que no tiene fin. Viajero sobre las desnudas alturas eternas,

340

CANTO IV: LA VISIÓN Y EL DON

prosigue todavía la difícil y eterna ruta uniendo los ciclos con su austera curva ajustada para el hombre por los Dioses iniciados. Mi luz estará en ti, mi fortaleza será tu fuerza. No dejes que el impaciente Titán guíe tu corazón, no pidas el fruto imperfecto, el parcial galardón. Sólo un don, engrandecer tu espíritu, solicita; sólo un gozo, elevar tu raza, desea. Por encima del ciego destino y de los poderes antagonistas inconmovible permanece una alta inmutable Voluntad; a su omnipotencia deja el resultado de tus trabajos. Todas las cosas cambiarán en la hora transfiguradora de Dios."

Sección II

Augusta y melodiosa se desvaneció silenciada esta poderosa Voz. Nada se movía ahora en el vasto espacio circundante: un silencio se extendió sobre el mundo expectante, muda inmensidad de paz de lo Eterno. Pero el corazón de Aswapati le replicó, un clamor en medio del silencio de las Vastedades: "¿Cómo permaneceré satisfecho de los días mortales y la deslucida medida de las cosas terrenales, yo que he visto tras de la máscara cósmica la gloria y la belleza de tu rostro? ¡Duro es el destino al que a tus hijos sometes! ¿Por cuánto tiempo batallarán nuestros espíritus con la Noche y soportarán la derrota y el brutal yugo de la Muerte, nosotros que somos vasijas de una Fuerza inmortal y constructores de la divinidad de la raza? O si es tu trabajo el que yo hago aquí abajo en medio del error y del yermo de la vida humana en la vaga luz de la mente semiconsciente del hombre, ¿por qué no irrumpe algún distante destello de ti? Por siempre las centurias y los milenios pasan. ¿Dónde en la penumbra está tu rayo que viene? ¿Dónde está el trueno de tus alas de victoria? Sólo escuchamos los pies de los dioses que pasan. 341

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

Un plan en la oculta Mente eterna planificado en la retrospectiva y en la profética visión, los eones siempre repiten su incambiante ronda, los ciclos todo lo reconstruyen y por siempre aspiran. Todo cuanto hemos hecho está todavía por hacer. Todo se interrumpe y todo empieza de nuevo y es lo mismo. Inmensas revoluciones de la vida infructuosas giran, las edades recién nacidas perecen igual que las antiguas, como si el triste Enigma guardara su derecho hasta que todo para lo que este escenario fue creado sea cumplido. Demasiado pequeño el poder que ahora ha nacido con nosotros, demasiado tenue la luz que se desliza a través de los párpados de la Naturaleza, demasiado exigua la alegría con la que ella compra nuestro dolor. En un mundo brutal que no conoce su propio sentido, atormentados por el pensamiento sobre la rueda del nacimiento vivimos, instrumentos de un impulso que no es nuestro movidos a alcanzar mediante el precio de la sangre de nuestro corazón un conocimiento a medias, creaciones a medias que pronto se cansan. Una malograda alma inmortal en miembros perecederos, perplejos y rechazados laboramos todavía; anulados, frustrados, agotados, aún sobrevivimos. En la angustia trabajamos para que de nosotros pueda surgir un hombre de amplia mirada con un corazón más noble, una áurea vasija de la Verdad encarnada, el ejecutor del divino intento preparado para llevar el cuerpo terrenal de Dios, comulgante y profeta y amante y rey. Sé que tu creación no puede fracasar: porque incluso a través de la niebla del mortal pensamiento infalibles son tus misteriosos pasos, y, aunque la Necesidad reviste los ropajes del Azar, oculta en los ciegos cambios del Destino ella guarda la lenta calma lógica del paso del Infinito y la impecable secuencia de su voluntad.

*

Toda vida está fijada en una escala ascendente y adamantina es la Ley de la evolución;

342

CANTO IV: LA VISIÓN Y EL DON

en el comienzo está previsto el final. Este extraño irracional producto del cieno, este compromiso entre el animal y el dios no es la culminación de tu mundo milagroso. Sé que insuflará las inconscientes células, en armonía con la Naturaleza y en las alturas con el cielo, un espíritu vasto como el continente firmamento e irrumpirá con éxtasis desde fuentes invisibles, un dios descendido y engrandecido por la caída. Un Poder surgió de mi celda de sueño. Abandonando el lento renquear de las obras y el inconstante parpadeo de la mortal mirada, allá donde el Pensador duerme en luz en demasía e intolerante flamea el solitario Ojo que todo lo ve escuchando la palabra del Destino desde el corazón del Silencio en el interminable momento de la Eternidad, vio: un Poder. vio desde la eternidad los trabajos del Tiempo. Sobrepasadas fueron las plúmbeas fórmulas de la Mente, superado el obstáculo del Espacio mortal: la reveladora Imagen mostró las cosas que serán. Una gigantesca danza de Shiva rasgó el pasado; había allí el tronar como de mundos que colapsan; la tierra era invadida por el fuego y el rugido de la Muerte clamando por matar un mundo que su ansia había creado; había allí un estruendo de alas de Destrucción: el grito de batalla del Titán estaba en mis oídos, alarma y rumor sacudían la Noche acorazada. Vi los flamantes pioneros del Todopoderoso sobre el horizonte celestial que se vuelve hacia la vida llegar bajando en tropel las escaleras ambarinas del nacimiento; precursores de una divina multitud, desde las sendas de la estrella de la mañana venían al pequeño habitáculo de la vida mortal. Los vi cruzar el crepúsculo de una era, niños de ojos como soles de una maravillosa aurora, grandes creadores con amplias frentes de calma,

343

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

imponentes demoledores de las barreras del mundo y luchadores con el destino en sus justas de voluntad, trabajadores en las canteras de los dioses, mensajeros de lo Incomunicable, arquitectos de la inmortalidad. A la caída esfera humana venían, rostros que revestían todavía la gloria del Inmortal, voces que comulgaban todavía con los pensamientos de Dios, cuerpos embellecidos por la luz del espíritu, portando la palabra mágica, el místico fuego, portando la Dionisíaca copa de la alegría, aproximando ojos de un hombre más divino, labios cantando una desconocida antífona del alma, pies resonando en los corredores del tiempo. Altos sacerdotes de sabiduría, dulzura, poder y gozo, descubridores de las vías soleadas de la belleza y nadadores de las sonrientes corrientes flamígeras del Amor y danzantes dentro de las doradas puertas del rapto, su paso un día cambiará la sufriente tierra y justificará la luz en la faz de la Naturaleza. Aunque el Destino permanece en el elevado Más Allá y vano parece el trabajo en el que la fuerza de nuestro corazón fue empleado, todo aquello por lo que nuestro dolor fue soportado será hecho. Incluso como antaño el hombre sucedió a la bestia este alto divino sucesor seguramente vendrá tras el ineficiente paso mortal del hombre, tras su vana labor, sudor y sangre y lágrimas: conocerá aquello que la mente mortal apenas se atrevía a pensar, hará aquello que el corazón del mortal no podía atreverse. Heredero de la fatiga del tiempo humano, tomará sobre sí la carga de los dioses; la luz celestial toda visitará los pensamientos de la tierra, el poder del cielo fortalecerá los corazones terrenos; los hechos de la tierra alcanzarán la altura sobrehumana, la visión de la tierra se ensanchará hasta el infinito. Opresivamente incambiado permanece todavía el imperfecto mundo;

344

CANTO IV: LA VISIÓN Y EL DON

la espléndida juventud del Tiempo ha pasado y fracasado; pesados y largos son los años que cuentan nuestra labor y todavía los sellos permanecen firmes sobre el alma del hombre Madre=Tierra. y cansado está el anciano corazón de la Madre. 335.4. sus: de la Madre T. sus: id.

¡Oh Verdad apartada en tu secreto sol, voz de sus poderosas reflexiones en los cerrados cielos sobre cosas retiradas dentro de sus luminosas profundidades, oh Esplendor de Sabiduría, Madre del universo, Creadora, sublime Consorte del Eterno, no permanezcas por mucho tiempo con tu mano transmutadora sujetando vanamente una dorada barrera del Tiempo, como si el Tiempo no se atreviera a abrir su corazón a Dios. Oh radiante fuente de delicia de la creación libre del mundo y en las alturas inalcanzable, oh Bienaventuranza que por siempre moras profundamente escondida en el interior mientras los hombres te buscan en lo exterior y nunca te encuentran, Misterio y Musa de lengua sagrada, encarna la blanca pasión de tu fuerza, envía a la tierra alguna forma viviente de ti. Colma un momento con tu eternidad, permite que el infinito viva en un cuerpo, que el Todo Sabiduría envuelva una mente en mares de luz, que el Todo Amor lata singular en un humano corazón. Inmortal, hollando la tierra con pies mortales colma con toda la belleza del cielo miembros terrenales! Omnipotencia, ciñe con el poder de Dios movimientos y momentos de una voluntad mortal, infunde el poder eterno en una hora humana y con un solo gesto cambia el futuro del tiempo todo. Permite que una gran palabra sea pronunciada en las alturas y que un gran acto abra las puertas del Destino."

Sección III Su plegaria se desvaneció en la oponente Noche agobiada por el millar de fuerzas que deniegan, como si fuera demasiado débil para ascender hasta el Supremo. Más allí surgió una amplia Voz indulgente;

345

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

el espíritu de la belleza fue revelado en sonido: la luz flotaba alrededor de la maravillosa faz de la Visión y en sus labios tomó forma la alegría de lo Inmortal. "Oh enérgico pionero, he escuchado tu súplica. Una descenderá y romperá la Ley de hierro, cambiará el destino de la Naturaleza con el solo poder del espíritu. Una Mente ilimitada que pueda contener el mundo, un dulce e impetuoso corazón de ardientes calmas movido por las pasiones que mueven a los dioses descenderá. Todos los poderes y las grandezas se juntarán en ella; la belleza caminará celestial sobre la tierra, el deleite dormitará en el suave encaje de su cabello, y en su cuerpo como si fuera el árbol que lo acoge el Amor inmortal batirá sus gloriosas alas. Una música de las cosas ajenas al dolor le prestará su encanto; las arpas de lo Perfecto armonizarán su voz, las corrientes del Cielo murmurarán en su risa, sus labios serán los panales de miel de Dios, sus miembros sus doradas jarras de éxtasis, sus pechos flores-de-rapto del Paraíso. Llevará la Sabiduría en su silencioso pecho, la fuerza estará con ella como la espada de un conquistador y con sus ojos atisbará la bienaventuranza de lo Eterno. Una semilla será sembrada en la tremenda hora de la Muerte, una rama del cielo será trasplantada al suelo humano; la Naturaleza se franqueará a su paso mortal; el destino será cambiado por una voluntad inquebrantable."

Sección IV Como desaparece una llama en la Luz infinita inmortalmente extinguida en su origen, se desvaneció el esplendor y fue silenciada la palabra. Eco de un deleite que una vez estuvo próximo, la armonía viajaba hacia alguna distante quietud, música desvaneciente en el oído del trance, cadencia reclamada por distantes cadencias, voz resonante de armonías que se extinguía.

346

CANTO IV: LA VISIÓN Y EL DON

su: Madre.

Su forma se retiró del anhelante corazón abandonando la proximidad del desamparado sentido, ascendiendo hasta su inalcanzable hogar. Solitarios, brillantes, vacíos permanecían los campos interiores; todo era excesivo espacio vacío del espíritu, indiferente, yermo, un desierto de brillante paz. Entonces una línea se movió en la lejana orilla de la calma: la sensitiva suave onda terrestre de cálidos labios, un murmullo de multitudinarios gemidos y risas, llegó deslizándose sobre blancos pies de sonido. Abierta fue la profunda gloria del corazón del Silencio; las absolutas quietudes impasibles se rindieron al aliento del aire mortal, disolviéndose ilimitadamente los cielos del trance colapsaron en la mente despierta. La Eternidad bajó sus inexpresivos párpados sobre sus soledades remotas al conocimiento tras el sordo misterio del sueño. Cesó la grandiosa tregua, la amplia liberación. A través de la luz de los planos en rápido retroceso que se alejaba de él como la de una estrella que declina, compelido a ocupar su humana casa en el Tiempo su alma volvió al apresuramiento y al ruido de las profusas ocupaciones de las cosas creadas.

Asw.

Cual carro de las maravillas de los cielos de amplia base en flamígeras ruedas que a los dioses lleva, llameante atravesó las puertas espirituales. El mortal ajetreo lo recibió en su seno. Una vez más se movía en medio de escenarios materiales, exaltado por insinuaciones de las alturas y en las pausas del cerebro constructor tocado por los pensamientos que rozan la insondable corriente de la Naturaleza y vuelan de vuelta hacia orillas escondidas. El eterno buscador en el campo eónico asediado por el intolerante pulso de las horas de nuevo estaba dispuesto para grandes hechos de pies veloces.

347

LIBRO III: EL LIBRO DE LA MADRE DIVINA

Despierto bajo la ignorante bóveda de la Noche, veía el campo de estrellas innumerable y escuchaba la inquisitiva del insatisfecho flujo y se esforzaba con la hacedora de formas, la Mente calculadora. Viajero desde invisibles soles ocultos consumando el sino de las cosas transitorias, un dios en la figura de la bestia erguida, levantó su faz de conquista hacia los cielos estableciendo el imperio del alma en la Materia y su limitado universo como en una sólida roca en medio de mares infinitos. Asw.

El Señor de la Vida retomó sus poderosos recorridos en el exiguo campo del ambiguo globo.

FIN DEL LIBRO TRES, CANTO CUATRO FIN DE LA PRIMERA PARTE © Aswapati “Savitri de Sri Aurobindo” 2011-2017

348

Related Documents

Savitri Parte 1.pdf
August 2019 38
Chile 1pdf
December 2019 139
Vata Savitri
May 2020 3
Theevravadham 1pdf
April 2020 103
Majalla Karman 1pdf
April 2020 93
Rincon De Agus 1pdf
May 2020 84

More Documents from ""

S Form.pdf
August 2019 32
Savitri Parte 1.pdf
August 2019 38
S Form.pdf
August 2019 18
Calendario-2019.pdf
May 2020 7