Salud Y Adolescencia Parte Primera

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LICENCIAS POR ESTUDIOS CURSO 2004/2005

“Salud y adolescencia. Hacia un modelo alternativo de salud. Estrategias en un Centro Educativo”

MORALES ABAD, Mª JOSÉ I.E.S. VICTORIA KENT (FUENLABRADA, MADRID)

Mª José Morales Abad

Salud y Adolescencia, hacia un modelo alternativo de Salud

ÍNDICE PARTE PRIMERA: SALUD Y ADOLESCENCIA I.

INTRODUCCION

1. Justificación del trabajo 2. Antecedentes

II.

3 7

ADOLESCENTES Y JÓVENES

1. Adolescentes

17

El adolescente según el psicoanálisis El adolescente según la sociología El adolescente según la antroposofía

17 18 19

2. Jóvenes

III. 1. 2. 3. 4. 5.

24

JUVENTUD Y SALUD La salud en los adolescentes desde el punto de vista médico Algunos datos sociológicos Datos de morbilidad El problema de la alimentación La salud sexual y reproductiva Comportamiento sexual Contracepción Embarazos e interrupciones voluntarias del embarazo ETS Contracepción hormonal de emergencia

6. Situación de la salud mental

35 36 37 38 38

39

Características de la enfermedad mental en la juventud Trastornos de la alimentación Depresión Suicidio Violencia y delincuencia

7. Drogadicciones

41 42 48 50 53

55

El consumo de alcohol y sus consecuencias El tabaco El cannabis Otras drogas

8. Mortalidad

57 65 67 68

69

Accidentalidad Otras causas de mortalidad en jóvenes

IV.

25 28 30 31 35

CONCLUSIÓN

69 71

72

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PARTE SEGUNDA: SOBRE LAS TERAPIAS NATURALES I. 1. 2. 3. 4. 5. 6.

OTRAS FORMAS DE VER LA SALUD ¿Medicinas alternativas o complementarias? Medicina Tradicional China. Acupuntura Medicina Ayurvédica Naturopatía y Medicina Naturista Homeopatía Medicina Antroposófica

75 76 89 104 113 121

PARTE TERCERA: UN PROGRAMA DE SALUD I.

ALGUNAS IDEAS PARA MEJORAR LA SALUD DE LOS ADOLESCENTES

II.

PROGRAMAS DE SALUD EN CENTROS EDUCATIVOS

1. Objetivos 2. Programa de actividades a desarrollar

129

132 133

III. PROPUESTAS PARA TALLERES DE SALUD (en cuadernillos independientes) Entre pucheros: Taller de Cocina Alimentos y sus tipos Recetas fáciles Naturaleza en conserva Las hierbas: Un botiquín natural La botica popular Ungüentos y potingues Las plantas medicinales del Centro Masajes: La importancia del tacto Reflexología podal Terapias artísticas: Creatividad y manos en acción Cestería Macramé

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BIBLIOGRAFÍA

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PARTE PRIMERA: SALUD Y ADOLESCENCIA I. INTRODUCCIÓN 1. Justificación del trabajo El proyecto que en su día presenté surgía de una inquietud que se ha gestado durante mis años de profesión como docente en institutos de Secundaria. La convivencia con chicos y chicas de entre 12 y 18 (20) años, y la observación de lo que podríamos llamar su “vitalidad”, así como de sus hábitos de vida y de sus conocimientos sobre la incidencia de éstos en su bienestar físico y mental, me han llevado a reflexionar sobre la necesidad de abordar de un modo más sistemático el tratamiento de la Educación para la Salud. La calidad de vida de los alumnos/as está claramente influenciada por su estado de salud, y éste en buena medida por su estilo de vida. El estilo de vida debe entenderse como la forma de vivir que adopta una persona o grupo, la manera de ocupar su tiempo libre, las costumbres alimentarias, los hábitos higiénicos y el consumo (Camacho y colab., 2002). Existen comportamientos que todo el mundo considera factores de riesgo para la salud como el consumo de tabaco, de alcohol y otras drogas, la ingesta de dietas inadecuadas ricas en grasas o hipercalóricas, hacer poco ejercicio, realizar una actividad física de intensidad o duración no adecuadas al sujeto concreto, mantener unas pautas de descanso irregulares o conducir imprudentemente. Así, por ejemplo, el estado nutricional constituye uno de los mayores condicionantes del estado de salud y del crecimiento de la población infantil. Nuestro país, perteneciente al mundo desarrollado no presenta grandes carencias nutricionales, pero en los últimos años ha visto cambios sustanciales en la forma de alimentarse su población, con una introducción masiva de alimentos elaborados, sobre todo dirigidos a niños y adolescentes, adornada por una potentísima presión publicitaria, y favorecida por una actitud tolerante de los padres (Vázquez y colab., 1992). Pero en la actualidad habría que considerar otros factores que, cada vez con más frecuencia, inciden en el estilo de vida de la población adolescente, como el consumo de medicamentos, las actividades de tiempo libre, las enfermedades de transmisión sexual, la preocupación por el aseo y la propia imagen, el estrés y los hábitos educacionales y de estudio. Los educadores siempre hablamos de que los jóvenes de comienzos del siglo XXI valoran, por encima de todo, lo próximo, lo cercano, en lugar del proyecto de futuro; buscan un presente feliz, sin límites y sin grandes responsabilidades. Pero también observamos con cierta frecuencia como, ante situaciones aparentemente normales en un centro escolar, los alumnos/as pueden dar muestras de un intenso estrés, sencillamente 3

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por el hecho de sentirse juzgados. La respuesta ante ese estrés muchas veces es la huida pero, en todos los casos, tiene efectos fisiológicos. Nuestro entorno social y ambiental tampoco ayuda en muchos casos a evitar o combatir el estrés (Hill y Ostrov, 2000). La adolescencia actual aparece como una categoría estirada cronológicamente hacia dos extremos: hacia la infancia porque, como consecuencia de las mejoras en el nivel de vida y de alimentación, la maduración fisiológica reproductiva tiende a adelantarse; y hacia la juventud, como consecuencia del alargamiento del periodo de preparación y formación, ya que la complejidad tecnológica del mundo laboral exige cada vez mayor preparación intelectual y profesional. Igualmente, las escasas oportunidades de encontrar trabajo e insertarse socialmente en el mundo adulto, el retraso en la estabilización de las parejas y la formación de familias propias, contribuyen a este alargamiento. Esta demora repercute en la emancipación del adolescente, provocando una inestabilidad emocional que aleja al joven de la seguridad que le ofrecía su estatus dependiente de la niñez, sin que pueda gozar todavía del adulto, basado en su propia autonomía. Los adolescentes actuales no se distinguen, en general por ser portadores de alternativas utópicas, sino que se les percibe como individualistas, desencantados, carentes de valores, hedonistas, apolíticos, adictos a la televisión y los video-juegos, adoradores de moda, consumistas... (Madrid y Antona, 2000). Esto refleja la situación social del momento, con ausencia de valores, de modelos de referencia, en la que la única meta parece ser la de sobrevivir y adaptarse al modelo social dominante de competitividad-consumo, que precisa individuos muy flexibles, poco sólidos y fácilmente maleables. De esta adaptación surgen dos tipos de comportamientos sociales:  El modelo de no implicación, de desmotivación, falta de compromiso ideológico, que tiene como resultado el que el sujeto quede subordinado voluntariamente a la realidad que vive sin mostrar ninguna rebeldía o reivindicación. Es un individualismo adaptativo, gobernado por el principio de supervivencia y competencia.  El modelo de desvalorización del esfuerzo con búsqueda de los refuerzos a corto plazo, todo se consume en el presente, aquí y ahora. No hay que esperar otros paraísos. Aparece así una rutinización de la vida, la más de las veces sin dirección conocida. Hay que vivir lo más posible en el menor tiempo sin más norma que “hago lo que me gusta y dejo de hacer lo que me disgusta”. Se trata de una búsqueda del bienestar de evasión para salir de las presiones sociales. Una válvula de escape se la va a proporcionar la sociedad de consumo disfrazada de todo tipo de sucedáneos con el objeto de satisfacer los deseos más profundos. Los medios de comunicación suponen un vehículo para extender una filosofía de vida adolescente y juvenil totalmente seductora y difícilmente contrarrestada por los adultos. Otro punto importante en el contexto social actual es la ruptura de la relación cultura=trabajo. Disponer de un nivel de estudios determinado no es condición suficiente para conseguir un empleo aunque si es necesario. Conclusión: la sociedad del siglo XXI muestra a los jóvenes una gran paradoja en cuanto a su permisividad/exigencia y control, su idealismo/materialismo, frágil e insegura a la hora de marcar límites. 4

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Hay que tener presente que el periodo de la adolescencia se encuentra caracterizado, como veremos más adelante con algo más de profundidad, por profundos cambios biológicos y físicos, por avances en el desarrollo de sus conocimientos y por un conjunto de expectativas sociales cambiantes, que influirán notablemente en las decisiones que deben tomar los jóvenes en relación con su salud. Los adolescentes se encuentran ante nuevas situaciones que les ofrecerán la posibilidad de tomar bebidas alcohólicas, fumar, consumir drogas a las que se tiene cada vez más fácil acceso, o llevar conductas de riesgo como tener relaciones sexuales. También habría que incluir la alimentación y el estar físicamente activos como cambios que afectan a la salud de los jóvenes. La experimentación con conductas poco saludables suele iniciarse en la adolescencia temprana (hasta los 14 años), incrementándose en la adolescencia media (hasta los 17 años) y alcanzando su pico en la adolescencia tardía (hasta los 20 años). Tomar consciencia de la problemática que suscitan ciertos estilos de vida en los escolares nos lleva a estudiar cómo surgen y se desarrollan para generar estrategias de prevención eficaces. Otro dato a tener en cuenta es la proliferación de revistas dirigidas a este intervalo de edad en particular y a la población en general que abordan, desde un mejor o peor criterio, el tema de la salud. Sirva de ejemplo citar las siguientes Comer bien, Saber vivir, Cuerpo y Mente, Salud vital, Vivir feliz, Red alternativa, Espacio humano, etc. En ellas se pueden encontrar consejos dietéticos, consejos para el ejercicio, para la relajación, explicaciones en mayor o menor profundidad de determinadas patologías comunes en la actualidad, orientaciones para mejorar la autoestima o la vida en pareja, etc. Esto es, en cierta medida, una muestra de que la sociedad reclama el derecho a la salud y, en ese sentido, podría considerarse positiva su influencia. El peligro radica en su utilización para establecer patrones que, me voy a permitir llamarlo así, van “comiendo el coco” a nuestros adolescentes y condicionando su futura visión de lo que es una vida saludable. Sirva de ejemplo cómo, lentamente, la preocupación por las calorías va entrando en las mentes de los chicos/as ligada a la idea del éxito o del fracaso en las relaciones con sus iguales, a la vez que se les ofrecen consejos nutricionales que podrían resultar cuestionables. 5

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Otra cuestión importante es el hecho de que asistimos a una excesiva “medicalización” de los adolescentes y de la sociedad en general. Según la opinión de los propios profesionales de la salud, la preocupación es creciente y los padres acuden rápidamente a los centros de Atención Primaria ante cualquier anomalía que observan en sus hijos. Curiosamente, en un momento histórico en el que la información está al alcance de todos, parece existir una mayor inseguridad a la hora de afrontar dolencias de poca gravedad. Durante los últimos veinte años ha habido una explosión de interés en el campo de la nutrición y el comportamiento. La obsesión actual por la salud, así como el deseo de utilizar la comida como una panacea, ha originado una explosión de artículos que afirman que simplemente el cambio de la dieta lleva a la salud tanto física como mental. Algunos alimentos han sido condenados mientras otros se han visto ensalzados. Esto también puede llevar a un cierto fanatismo dietético y a pensar que la nutrición es el único factor digno de tener en cuenta al hablar de salud (Kanarek y Marks-Kaufman, 1994). De la misma manera, parecen recobrar una cierta consideración las llamadas terapias alternativas y los remedios tradicionales. Estas medicinas alternativas se caracterizan por emplear medios naturales para mantener y equilibrar la salud, desde las terapias estructurales o manuales, basadas en la manipulación del cuerpo y entre las que se encuentran la osteopatía, la quiropraxia, el masaje terapéutico, el drenaje linfático, el shiatsu y la kinesiología; las terapias nutricionales con suplementos de nutrientes aportados por la terapia ortomolecular y oligoterapia; la fitoterapia, que aprovecha las virtudes de las plantas; la acupuntura, basada en la activación y circulación de la energía, etc. hasta un tercer grupo de terapias que enfocan la curación a través de procesos mentales, tales como la meditación o el reiki (Giménez Serrano y Martín González, 2000).

2. Antecedentes Según el Estudio sobre hábitos de salud en escolares de Leganés y Fuenlabrada, realizado en 1996 y coordinado por Mª T. Sanz Cuesta, las dos primeras causas de muerte en los países desarrollados, para todas las edades, son las enfermedades del aparato circulatorio y los tumores (en la Comunidad de Madrid constituyeron, durante el año 1989, el 38 % y el 25 % respectivamente. Diversos estudios han puesto de manifiesto la relación de esas dos causas con algunos factores de riesgo como el tabaco, alcohol, consumo excesivo de grasa e insuficiente actividad física. En la población de 1 a 24 años, la principal causa de muerte es “externa” e incluye accidentes, homicidios y suicidios, todo ello relacionado con determinadas conductas. Todos estos hábitos asociados con las principales causas de muerte suelen establecerse durante la adolescencia y juventud, extenderse durante la edad adulta y estar relacionados entre sí. La mayor parte de ellas son, en cierta medida, susceptibles de prevenirse a través de actividades de promoción y educación para la salud. La promoción de conductas hacia una salud positiva se incluyó como uno de los objetivos del programa Salud para Todos en el año 2000, concretamente lo referido al consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales, alimentación equilibrada, actividad física adecuada y disminución del estrés. 6

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El mencionado estudio se centró en el Área Sanitaria 9 (que comprende el centro educativo en el que desarrollo mi labor profesional). En el momento de realizar la investigación, esta área comprendía una población de 328.518 habitantes, con un 25,7 % de población menor o igual a 14 años. Esto hizo que se pusiera en marcha un Programa Marco de Atención al Niño uno de cuyos objetivos generales era fomentar conocimientos, actitudes y hábitos saludables en la población infantil, interviniendo sobre el niño, la familia y la comunidad. Entre las actividades que se contemplaban estaba el diseñar y poner en marcha proyectos de educación para la salud en centros escolares, así como hacer educación para la salud de forma individualizada en los controles periódicos de salud. En el trabajo se mencionan diversas investigaciones llevadas a cabo con carácter general o particular (sobre el tabaco, el alcohol y la sexualidad) en poblaciones escolares de distintos lugares, pero éste resulta especialmente interesante para nosotros por reflejar, con un margen de algunos años, una realidad más aproximada a la existente en mi centro. Los investigadores que participaron en el proyecto realizaron encuestas sobre hábitos no saludables con la intención de estudiar factores de riesgo presentes en los jóvenes. Se estudiaron no sólo los comportamientos sino también los conocimientos y actitudes hacia dichos hábitos para poder, después, diseñar intervenciones que contribuyeran a disminuir estos factores de riesgo y aumentar el nivel de salud. Al tiempo, se tuvieron en cuenta algunas características del entorno microsocial del escolar que podían influir sobre sus hábitos de salud (familia, amigos, escuela, etc.). La encuesta se realizó durante el curso escolar 1993-94. La población considerada era de 7589 alumnos y alumnas de 8º de EGB de los cuales 3366 correspondían a Leganés (3031 a colegios públicos y 335 a concertados), y 4223 a Fuenlabrada (3432 de colegios públicos y 791 de concertados). La mayoría tenían 13 o 14 años, salvo un 20 % de 15-16 que se tuvieron en cuenta a la hora de interpretar resultados. Los hábitos de salud estudiados fueron: ∗ ∗ ∗ ∗ ∗

Estado de ánimo y Relaciones personales Consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales Sexualidad Ejercicio físico, ocio y tiempo libre Conductas relacionadas con los accidentes

En cada uno de ellos se buscaba conocer el porcentaje de escolares afectados, la edad de inicio, las diferencias entre sexos, municipio y nivel cultural de los padres. Además se investigaban otros factores que podían favorecer la aparición de dichos hábitos y averiguar el conocimiento que tenían los escolares sobre la influencia de éstos en su salud. Se hicieron preguntas referidas a los distintos aspectos que recogemos a continuación. En cada apartado también incluimos las conclusiones.

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Estado de ánimo y Relaciones personales

Estado de ánimo ¿Cómo te sientes normalmente? ¿Alguna vez te sientes muy solo/a? ¿Te sientes aburrido en el colegio? •



La mayoría de los escolares señaló sentirse “descansado” (76 %) y “alegre” (93 %). Además, casi 4 de cada 10 escolares dijeron sentirse “nerviosos”, siendo este sentimiento más frecuente entre las chicas. La mitad manifestó sentirse “solo” algunas veces. También en este sentimiento hubo diferencias por sexo, siendo más frecuente entre las chicas.

Relaciones con los padres ¿Crees que a tus padres les importa lo que te pasa? ¿Con qué frecuencia te animan tus padres por lo que haces? ¿Hablas con tus padres de tus problemas personales? ¿Qué estudios querrían tus padres que tuvieras?





Sobre las relaciones con los padres, la mayoría de los escolares creía que a sus padres les importa lo que les pasaba, y les animaban con frecuencia, pero el 25 % afirmó no hablar con ellos sobre sus problemas personales. La mitad creía que sus padres desearían que ellos realizaran estudios universitarios.

Relaciones con los amigos ¿Cuántos amigos íntimos tienes? ¿Hablas con tus amigos de tus problemas personales? En relación con tus amigos te sientes... ¿Tus amigos tienen influencia sobre ti? •

Casi todos dijeron tener algún amigo íntimo (95 %) y la mitad afirmó que estos amigos tienen influencia sobre ellos.

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Relación con los profesores ¿Consideras que los profesores están satisfechos con tu comportamiento?



Uno de cada diez escolares pensaba que sus profesores no están satisfechos con ellos y dos de cada diez manifestaron desconocer esta situación.

Expectativas de futuro ¿Tienes ilusión con tu futuro profesional? ¿Qué estudios te gustaría realizar? ¿Hasta donde crees que pueden llegar? • •

El 75 % veía su futuro con ilusión, siendo esto más frecuente entre las chicas, los de menor edad y los hijos de padres con estudios universitarios. Al 40 % le gustaría realizar estudios universitarios y también el 40 % confiaba en poder realizar estos estudios. ∗ Consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales

Conocimiento de los escolares sobre drogas y medios a través de los cuales obtuvieron su información ¿Qué drogas conoces? ¿A través de qué medios has recibido la información sobre drogas? ¿Cuál crees que es la persona que mejor te puede informar en el tema de drogas?



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El porcentaje de escolares que identificó tabaco y alcohol como drogas fue muy bajo. Por municipio, fueron los escolares de Leganés los que con mayor frecuencia los señalaron. Los escolares afirmaron que su información sobre drogas la obtuvieron, principalmente, a través de la televisión, la madre y el padre. En su opinión quienes mejor pueden informarles sobre este tema son los sanitarios. Actualmente, la mayor parte de nuestros escolares disponen de una guía editada en el 2001 y distribuida gratuitamente en hogares y centros educativos, con información completa y clara sobre las drogas más habituales, de modo que el acceso a su conocimiento ha sido uno de los temas más y mejor trabajados. 9

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Tabaco ¿Has fumado alguna vez en tu vida? ¿Has fumado alguna vez en el último mes? ¿Cuánto fumas actualmente? Fumador diario, fumador semanal, no fumador ¿Cuántos años tenías cuando fumaste por primera vez? ¿Dónde sueles fumar? ¿Fuma tu padre? ¿Fuma tu madre? Opina sobre las siguientes frases - Las personas que fuman en lugares cerrados perjudican la salud de los que les rodean - Fumar te ayuda a sentir bien - Cuando sea mayor fumaré - Estando con los amigos que fuman estás obligado a fumar - Fumar no es tan perjudicial como dicen - Se debería permitir que los fumadores fumen cuando y donde quieran - Se deberían prohibir los anuncios de tabaco - Las personas que fuman son más interesantes - Los fumadores se concentran mejor y tienen más memoria que los que no fuman

Alcohol ¿Has bebido alguna bebida alcohólica alguna vez en tu vida? ¿Has bebido alguna bebida alcohólica alguna vez en el último mes? ¿Te has emborrachado alguna vez en tu vida? ¿Cuánto sueles beber? Bebedor diario, bebedor semanal, no bebedor ¿Cuántos años tenías la primera vez que bebista alguna bebida alcohólica? ¿Dónde sueles beber? ¿Qué bebidas alcohólicas sueles beber? ¿Bebe tu padre? ¿Bebe tu madre? ¿Beben tus hermanos? ¿Beben tus amigos? ¿Beben tus profesores? Opina sobre las siguientes frases: - Tomar bebidas alcohólicas ayuda a olvidar los problemas - Tomar bebidas alcohólicas abre el apetito - Tomar bebidas alcohólicas ayuda a pasarlo mejor con los amigos - Tomar alcohol te hace sentir bien - Tomar alcohol te hace parecer mayor y más interesante - Beberé cuando tenga edad suficiente para hacerlo

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Casi el 50 % de los niños había tenido algún contacto con el tabaco y un 20 % señalaba fumar al menos un cigarro a la semana. Dos terceras partes de los escolares había tenido algún contacto con el alcohol y uno de cada diez señaló beber, al menos, un vaso de bebida alcohólica a la semana. 10

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Respecto al consumo de tabaco no se observaron diferencias por sexo, aunque la frecuencia de consumo de alcohol fue (entonces) significativamente mayor para los chicos que para las chicas (en capítulos posteriores veremos algunos datos sobre esto más actualizados). El hábito de fumar de los escolares estudiados se asoció de forma significativa con su consumo de alcohol. La edad de inicio de ambos hábitos fue muy temprano. Así, el 31,8 % de los alumnos de 13-14 años que fuman, al menos, un cigarro a la semana empezó a una edad menor o igual a 12 años y el 46,8 % de los que dijeron beber, al menos, un vaso de bebida alcohólica a la semana empezó a esa misma edad. El 22,8 % afirmó haberse emborrachado alguna vez. Para ambos hábitos la edad fue más precoz en los chicos. La bebida más frecuente fue la cerveza. Según la percepción de los escolares, el 58 % de los padres y el 33 % de las madres eran fumadores. En ambos casos los alumnos de Fuenlabrada dieron mayores frecuencias. En cuanto al alcohol, el 32 % de los padres bebía alcohol a diario o los fines de semana, mientras que este porcentaje era del 10,9 % para las madres. El 85 % de los escolares señaló que fumaba alguno de sus profesores. Respecto al alcohol, la mayoría dijo no saber si sus profesores bebían. El consumo de tabaco de los escolares se asoció de forma significativa con el hábito tabáquico de hermanos y amigos. El consumo de alcohol se asoció también al hábito en hermanos y amigos, pero no al del padre y la madre. El consumo de ambas drogas aumentaba de forma significativa a medida que lo hacía el dinero disponible de los escolares. Respecto al lugar de consumo, el 78, 9 % afirmó consumir en la calle, un porcentaje similar en los bares, el 62,8 % en fiestas con los amigos, el 32,3 % en fiestas familiares y un 12,1 % en el recreo. En cuanto a otras drogas, la más frecuentemente ofrecida fue “derivados del cannabis”. Un dato esperanzador, el 92 % se manifestó en desacuerdo respecto a la frase “estando con los amigos que fuman estás obligado a fumar” y un 90 % lo hizo respecto a “las personas que fuman son más interesantes, y el 42 % afirmó estar de acuerdo en que “se deberían prohibir los anuncios de tabaco”. Algo similar ocurrió respecto “tomar bebidas alcohólicas te hace parecer mayor y más interesante” (80 % de desacuerdo). Eso demuestra que son críticos respecto a la publicidad y las modas al tiempo que parecen poder mantener hábitos saludables incluso con amigos que no los desarrollen.

∗ Sexualidad Información sobre sexualidad La información que tienes sobre sexualidad consideras que es... ¿A través de qué personas o medios has recibido la información sexual que tienes? ¿Qué personas crees que te pueden informar mejor y más objetivamente en el tema de la sexualidad? 11

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Conocimientos de los escolares sobre sexualidad ¿Cuáles son las enfermedades de transmisión sexual que conoces? ¿Qué crees que hacen los jóvenes para prevenir contagios de estas enfermedades? ¿Qué métodos anticonceptivos conoces? Una mujer no se queda embarazada haciendo el amor con un hombre... ¿Por qué crees que se producen embarazos no deseados entre los jóvenes? Opiniones de los escolares sobre sexualidad Opina sobre las siguientes frases: - La sexualidad es uno de los temas que más me preocupan - Sólo haría el acto sexual con la persona a la que quiero - No es necesario llegar al acto sexual para que nuestras relaciones sexuales sean satisfactorias - Me gustaría tener relaciones sexuales con el mayor número de personas que pueda - Cuando alguien se masturba puede contraer una enfermedad - Masturbarse es una forma de conseguir placer - Masturbarse es algo que sólo pueden hacer los chicos - El condón es uno de los métodos anticonceptivos más seguros - El preservativo previene las enfermedades de transmisión sexual

Experiencias sexuales y temores

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El 25 % de los escolares dijo que su información sobre sexualidad era insuficiente o incompleta. Este sentimiento fue más frecuente entre las chicas que entre los chicos. La fuente de información más frecuente para las chicas fue la madre y para los chicos los amigos. Los temas más demandados para aumentar su información fueron “Primera relación sexual” y “Relaciones chicos/chicas”. Destaca el bajo porcentaje de escolares que querían conocer más sobre “órganos sexuales”. El SIDA era conocido por la mayoría de los escolares. El resto de ETS apenas se conocía. Los métodos anticonceptivos más conocidos fueron “preservativo masculino” y la “píldora”. El 25 % señalaron como causa de embarazos no deseados entre los adolescentes el pensar “la primera vez hay poco riesgo”. La experiencia sexual más frecuente fue “caricias y besos” y la menos frecuente “acto sexual con penetración”.

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Los principales temores respecto al acto sexual fueron “posibilidad de un embarazo” y “contagio de enfermedades”. Ambos temores fueron señalados con mayor frecuencia por las chicas.

∗ Ejercicio físico, ocio y tiempo libre Deportes practicados ¿Practicas algún deporte? ¿Con qué frecuencia practicas deporte?

Opiniones de los escolares en relación al ejercicio físico Opina sobre las frases - El ejercicio es importante para mí - El deporte me hace perder mucho tiempo - La gente vive más si practica deporte - El deporte me ayuda a hacer amigos

Tiempo libre ¿Sabes cómo emplear tu tiempo libre? ¿Dónde pasas la mayor parte de tu tiempo libre? ¿A qué dedicas tu tiempo libre en días de clase? ¿A qué dedicas el tiempo libre de los fines de semana? ¿Perteneces a alguna asociación juvenil? ¿Qué cantidad de dinero recibes a la semana? ¿A qué hora debes estar en casa los fines de semana?

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El 91,7 % practicaba algún deporte, siendo la frecuencia mayor entre las chicas para los deportes individuales y menos competitivos. De los escolares que practicaban deporte, dos tercios lo hacía regularmente, un 7 % una vez a la semana y un 25 % ocasionalmente. Los chicos eran más regulares que las chicas. La mayoría pasaba su tiempo libre en la calle o en casa. El porcentaje de escolares que ocupaba la mayor parte de su tiempo libre en bares y discotecas fue de 8 %. En los días de clase, casi la mitad tiene como principal tarea el hacer los deberes y casi un 25 % ve la televisión y el vídeo. 13

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Entre las actividades realizadas todos los fines de semana, destacan ver la televisión (60 %), salir a la calle (60 %) y hacer deporte (50 %). Un 25 % nunca lee los fines de semana, siendo la frecuencia mayor en niños y en los de más edad. Casi el 50 % no pertenece a ninguna asociación, y de los que si pertenecen, un tercio es socio de asociaciones deportivas, casi un 12 % realiza actividades extraescolares y un 5,2 % frecuenta asociaciones parroquiales. No tenía paga fija el 37 % y la mitad recibía menos de 1000 pesetas a la semana (este dato también habrá cambiado considerablemente en estos diez años). Un 35 % se gasta el dinero de la paga en ropa (más las chicas) y un 33 % en bares y discotecas. Sólo un 9 % se gasta el dinero en libros. En cuanto a la hora de llegada, el 57 % manifestó llegar antes de las diez de la noche, y el 42 % entre las diez y la una de la madrugada.

∗ Conductas relacionadas con los accidentes Accidentes ¿Has sufrido algún accidente en el último año por el que te atendieron en la consulta de un médico o en urgencias?

Conductas de riesgo ¿Montas en bici habitualmente? ¿Usas el casco? ¿Montas en bici por lugares por donde circulan coches? ¿Respetas las señales de tráfico y los semáforos cuando montas en bicicleta? ¿Montas en moto habitualmente? ¿Usas el casco? ¿Respetas las señales de tráfico y los semáforos cuando montas en moto? ¿Vas en patín/patines por donde circulan coches? ¿Te pones el cinturón de seguridad cuando vas en el asiento delantero del coche? ¿Cruzas la calle respetando las señales de tráfico y los semáforos?

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Un 25 % sufrió algún accidente en el último año con necesidad de atención médica, siendo más frecuente entre los chicos. Los lugares más frecuentes donde se produjeron los accidentes fueron la calle (30 %) y el colegio (24,5 %). En casa sólo se produjo el 9 %. Casi la mitad de los escolares tuvo el accidente haciendo deporte, un 13 % montando en bici y un 4 % atropellado por un vehículo. En cuanto a las conductas de riesgo de accidentes, el casco es muy poco usado por los escolares para montar en bici (uno de cada diez escolares lo usa), lo que coincide 14

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con su propia opinión sobre la peligrosidad de esta práctica (sólo dos de cada diez cree que es muy peligroso). En cuanto al uso de casco para montar en moto, el 80 % de los escolares que montan lo utiliza (con frecuencia o algunas veces). El 89 % de ellos opinó que no usar casco en moto es muy peligroso. El uso de cinturón de seguridad en el asiento delantero de un coche era una práctica habitual de los escolares. En cuanto al respeto a las señales de tráfico y los semáforos cuando son peatones, el 25 % afirmó hacerlo siempre, el 50 % dijo hacerlo a veces. Cuando iban en bici la frecuencia era del 55 %. De forma general se observa más prudencia en chicas que en chicos.

Todas estas conclusiones, y algunos datos más (sobre todo a nivel cuantitativo) se recogieron a su vez en otra obra, Nuestros hijos y sus hábitos de salud, (Girbés Fontana, 1997), con el objeto de darlo a conocer a los padres y madres a través de las AMPAS, así como de reflexionar de modo conjunto sobre los resultados y dejar abierta la posibilidad de profundizar en los temas de mayor interés para ellos. El material se dispuso en transparencias, de las cuales la cuarta me parece especialmente significativa en la línea en la que me dispongo a trabajar. Es la siguiente:

RAZONES DEL ESTUDIO  La población menor o igual a 14 años representa el 25,7 % de la población total.  Los hábitos estudiados están asociados con las principales causas de muerte.  Se establecen en la adolescencia.  Están relacionados entre sí.  Se pueden prevenir.  Es responsabilidad de todos su prevención.

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II. ADOLESCENTES Y JÓVENES Como docentes de secundaria, interesa comenzar nuestras observaciones unos pocos años antes de que comiencen a manifestarse los problemas de salud dado que, cuando llegan al instituto, con 12 o 13 años, empieza para ellos una terrible y a la vez extraordinaria época de cambios cuyo desarrollo repercutirá en sus hábitos y estilo de vida posteriores.

1. Adolescentes La adolescencia es reconocida por todos como una etapa crítica del desarrollo personal a la que nunca se presta atención suficiente. Aunque en las últimas décadas psicólogos y pedagogos han realizado notables avances en el conocimiento de los procesos físicos y psicológicos de estas edades, esto ha coincidido con momentos en los que la estructura familiar y social ha cambiado drásticamente, de modo que los niños, ya desde muy pequeños, adquieren hábitos que van a ser de enorme trascendencia en su desarrollo individual ulterior. En la adolescencia una parte de estos hábitos se consolidará pero también habrá algunos que podrán modificarse según las experiencias vividas. Según muchos investigadores, la adolescencia debe considerarse más como un proceso de transición que como una etapa o estadio único del ciclo vital, un camino de la infancia a la madurez. Desde luego durante este proceso operan distintos factores: presiones de índole fisiológica y emocional, más internas, y, a la vez, las que proceden de los compañeros, padres, profesores, y sociedad en general, que son externas. Estas últimas fuerzan a los chicos y chicas a caminar hacia la madurez a un ritmo más rápido del que quizá preferirían en algunos aspectos, mientras en otros actúan de freno, reteniendo a los adolescentes con una libertad e independencia menores a las esperadas. El equilibrio entre ambos tipos es determinante de un buen desarrollo personal. EL ADOLESCENTE SEGÚN EL PSICOANÁLISIS Según los psicoanalistas, los cambios del adolescente resultan de las pulsiones propias de la pubertad, que causan una conmoción emocional interna y dan lugar a una vulnerabilidad de la personalidad, unido esto al despertar de la sexualidad que hace buscar objetos amorosos adecuados, fuera del medio familiar, rompiendo así los lazos emocionales que le unían a los padres desde la infancia. Estas cuestiones dan lugar al empleo de defensas psicológicas para enfrentarse a la ansiedad y que en ocasiones resultan obstaculizadoras del proceso de adaptación. Según BLOS (1967), un destacado autor de esta corriente, la desvinculación es una de las llaves del proceso adolescente. El adolescente tiene que entrar en contacto emocional con las pasiones de su época de lactancia y su primera infancia para lograr su individualidad. Cuando el adolescente idolatra a personajes famosos como cantantes, deportistas o actores, refleja al progenitor idealizado por el niño pequeño. En tal estado el adolescente puede quedar totalmente embebido por ideas abstractas o con ideales 16

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políticos, religiosos o filosóficos, dato a tener en cuenta si se observan los actuales modelos y su posible influencia. Otra característica propia de los adolescentes, que les vuelve a veces incomprensibles es la ambivalencia: inestabilidad emocional de las relaciones, contradicciones en cuanto a pensamientos y sentimientos, cambios en el modo de reaccionar, fluctuaciones entre amor y odio, aceptación y rechazo, vinculación y desvinculación, necesidad de libertad y terror a librar en solitario las propias batallas. Una tercera característica, el inconformismo y la rebelión constituyen rasgos casi universales de la adolescencia, y ayudan en cierto modo a desvincularse de los padres, aunque el proceso empiece con una clara dependencia pasiva de la opinión de los mismos (“Basta que yo diga A para que mi hijo haga B”). Por último habría que mencionar la experiencia de separación y pérdida que tiene lugar como resultado de la ruptura de los vínculos emocionales y que despierta el “hambre de objeto y de afecto”, una necesidad de intensos estados emocionales, incluyendo las actividades delictivas, las drogas y las experiencias místicas, así como las relaciones breves, pero intensas, todo, según BLOS conducente a llenar el vacío interior, a superar la depresión y el sentimiento de soledad que forman parte de la adolescencia. Parte de este “hambre” se alivia hasta cierto punto dentro de la banda juvenil o del grupo de compañeros, sustituto de la familia en la edad adolescente en el que podrá experimentar sentimientos tan esenciales como los de estimulación, empatía, pertenencia y participación, y representar papeles para la identificación. EL ADOLESCENTE SEGÚN LA SOCIOLOGÍA Esta visión de la adolescencia, basada sobre todo en factores internos, se completa con la visión sociológica que busca en la sociedad y en acontecimientos externos la clave. Uno de los conceptos más importantes para esta corriente es el de socialización como proceso por el cual los individuos incorporan los valores, los estándares y las creencias vigentes en la sociedad. Algunos de éstos se refieren a papeles o posiciones y por tanto van ligados a expectativas de comportamiento adecuado a cada caso. Los agentes de socialización son la escuela, el hogar, los medios de comunicación, etc. El proceso de socialización dependerá de las circunstancias de cada individuo; durante la niñez solemos asumir el papel que se nos asigna, pero cuando llegamos a la adolescencia hay mayores oportunidades a la hora de elegir papeles y también de definir cómo los queremos representar. De este modo, gran parte de la vida está caracterizada por la inclusión de la persona en una serie de papeles que constituyen su repertorio. Los adolescentes experimentan nuevas exigencias dentro de los papeles que tenían (alumnos, hijos) ya que al hacerse mayores se incrementan gradualmente las expectativas sobre ellos (mejores resultados en los estudios, más responsabilidad, ayuda en casa, etc.), pero, al mismo tiempo, adquieren papeles completamente nuevos que conllevan mayor dificultad dado que en ocasiones son incluso opuestos por plantear expectativas incompatibles (hijo/novio). El adolescente y el joven se ven así atrapados entre dos personas o conjuntos de personas que esperan de él distintas formas de comportamiento (padres/pandilla). Esta situación resulta más dura si se piensa que en la actualidad no existe una transición gradual hacia la adquisición de responsabilidades, y se pasa del niño obediente al adolescente rebelde en muy poco tiempo, o del escolar al 17

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empleado, o del adolescente al padre, según los casos. Aquí padres y educadores son fundamentales para conseguir una transición más gradual, ayudando al adolescente a elegir y a afianzarse en aquellos papeles que va eligiendo, lo cual redunda en un mayor equilibrio posterior. Según ELDER (1975), el proceso de socialización interactua con el cambio social en particular con algunos fenómenos de las últimas décadas como la prolongada dependencia de los jóvenes como resultado del incremento de las oportunidades de estudiar, y la decadencia del papel desempeñado por la familia. El trabajo de ambos progenitores y el estilo de vida actual hacen que adultos y adolescentes pasen muy poco tiempo juntos. La familia ha renunciado a la responsabilidad en la educación de sus hijos pasando el grupo de compañeros a asumir un papel más relevante aún en la socialización del individuo junto a otros medios como las organizaciones juveniles, políticas, los medios de comunicación, etc. Los que trabajamos con chicos y chicas de este intervalo de edad hemos visto cómo la escuela adquiría poco a poco el papel de educar antes destinado a los progenitores, trasladándose a las aulas los conflictos relativos a valores e ideales. De alguna manera los adolescentes se ven ahora con una mayor dificultad para establecer un puente hacia la adopción de papeles adultos. EL ADOLESCENTE SEGÚN LA ANTROPOSOFÍA Aún habría que hablar de una tercera corriente de pensamiento, la antroposófica, que considera la pubertad como un grandioso proceso dramático en la vida (Lievegoed, 1999). Las ideas antroposóficas se plasman en la obra de Rudolf Steiner y en la pedagogía Waldorf a la que nos referiremos en otras ocasiones a lo largo del trabajo. Interesa comentar aquí algunos aspectos de esta concepción: - El hombre no es tan sólo una entidad de origen corpóreo que desarrolle, a partir de la corporalidad determinadas propiedades espirituales, depositadas en ella por herencia. El hombre es una entidad que participa de dos mundos: el material-físico y el divino-espiritual. - El niño llega al mundo con un cuerpo modelado por la herencia y con su individualidad espiritual. - Dentro del despliegue físico y espiritual del hombre se halla activa no solamente una potencialidad genética sino asimismo una biográfica, que se manifiesta dentro de la conciencia como el YO (el núcleo más profundo de nuestro ser). En la psique, alma humana, es donde el YO se vivencia como realidad. - El hombre se concibe como una unidad ternaria de cuerpo, alma y espíritu, en la que el Yo como individualidad es integrante del mundo divino-espiritual y el cuerpo, del material. El alma recibe sus impulsos y contenido de los dos mundos. Toda su metodología de trabajo y su análisis del desarrollo del ser humano se basa en que sólo pueden desenvolverse hombres felices, capaces y prudentes si la pedagogía tiene en cuenta, desde el principio, el cuerpo, el alma y el espíritu. Para la antroposofía el ser humano pasa por tres periodos evolutivos hasta alcanzar la madurez: el primero, del lactante e infante, en el que el niño se ve totalmente rodeado por el hogar y vive dentro de la protección materna (o debiera). El segundo periodo es en el que el niño da otro paso hacia el mundo externo y con el hogar, la escuela empieza a 18

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cobrar significado en el mundo del niño; el tercer periodo, tras los años de la enseñanza precedente, se dedica al encauce de la futura profesión. Desde el lado biológico, estos mismos periodos pueden caracterizarse así: Primero, desde el nacimiento hasta la segunda dentición. Segundo, desde el cambio de dientes hasta la pubertad, y tercero, desde la pubertad hasta la mayoría de edad, cada uno de ellos con siete años aproximadamente, aunque existen diferencias de adelanto, retraso o relacionadas con las diferencias en el desarrollo entre niños y niñas. En el primer periodo (0-7 años), el niño se caracteriza por su gran apertura al mundo, sin resistencia psíquica ante lo que le sale al encuentro, con confianza ilimitada para enfrentarse al mundo. Con una gran inocencia vive en medio de un mundo en el que el bien y el mal se mezclan indiscriminadamente. Desde su actividad interna el niño responde con imitación y gracias a ella aprende a hablar momento en que se le abren las puertas a la vida espiritual humana. Aprende por imitación todo lo útil y desacertado que integra la convivencia humana, y con una imitación más delicada comienza a crear las bases para la futura moralidad. La relación con su medio ambiente está sustentada por una confianza y una apertura que no se repite ya en ninguna fase de la vida. En el segundo periodo (7-14 años) el niño tiene ya su propio mundo en el que vive circundado por un alto muro que lo separa del mundo real. En él se siente el rey, es feliz y ese bienestar sólo se pierde si del mundo exterior le llegan impresiones que no puede asimilar y acomodar a su medio interior. Esas impresiones pueden quedar aisladas y no asimiladas y dar origen después a trastornos de la vida psíquica. En el tercer periodo, a la entrada de la pubertad, se agrieta el muro y lentamente se desmorona. Entonces el chico o la chica se enfrenta con la realidad desnuda, quiere conquistarla y es capaz de ello porque en el periodo anterior se ha consolidado como unidad psíquica. En su propio mundo ha conocido un centro, el propio yo, con el cual puede relacionarlo todo y del que todo parte. Desde ahí, el yo se abre paso hacia el mundo externo, a fin de transformarlo según sus propias normas. Se hace activo a nivel social. Desde este punto de vista, durante el primer periodo el niño está principalmente interesado en la imitación, durante el segundo se desenvuelve su vida emotiva y durante el tercero, el niño conquista el mundo de las ideas. Rudolf Steiner definió la pubertad como la etapa de la madurez para la Tierra, pues el adolescente despierta no sólo a la realidad del otro sexo, sino también a la de la Tierra como un todo, donde la separación de los sexos no representa sino un modesto sector parcial. La pubertad se inicia con una dolorosa experiencia: el mundo colorista del niño queda desgarrado y el adolescente se encuentra, de repente, en un mundo sobrio y gris. La soledad se convierte así en una de las más fuertes compañías de la pubertad (“Nadie me comprende”). Desde ella se busca el camino hacia el otro o hacia la comunidad (el grupo). Después de la separación vendrá la síntesis cuya búsqueda llenará los siete años de la juventud (14-21) hasta la edad adulta. La heterogeneidad de esta etapa se relaciona con esa experiencia de soledad, cuyo vacío se intenta llenar por múltiples caminos. El joven busca al amigo mayor que le comprenda en su soledad y que le tienda la mano rescatándolo de sus confusos pensamientos. La sexualidad que interesa tanto en la prepubertad pasa a segundo plano 19

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y se busca alguien a quien abrirle el corazón. La pubertad es el momento en que empieza a buscarse un nuevo papel dentro de un mundo mucho más amplio, es la búsqueda de la propia identidad que, si se malogra puede desembocar en una exagerada introversión o en la identificación con una pandilla. El segundo problema es el nuevo enfoque de la sexualidad que apareció como aspecto biológico y que ahora ha de complementarse con una forma de “intimidad” que convierte al sexo en eros, en fuerza sentida en las relaciones interhumanas. Donde esa actividad no se manifiesta se produce aislamiento y alienación no sólo frente al otro sexo, sino también frente a otras relaciones sociales. A nivel pedagógico, la autoridad incondicional vigente durante la etapa anterior caduca al entrar la pubertad: el joven quiere reconocer al mayor como guía. Muchos problemas en la vida familiar se deben a que los padres persisten en su actitud autoritaria y no la transforman en dirección amistosa, sufriendo el joven tal comportamiento como ofensa a su propia personalidad. El adolescente busca la síntesis con el mundo de modo consciente. El pensar es la primera área en que se busca esa imagen del mundo dentro de la cual quede ubicado en el universo entero. El varón extrovertido se convierte en explorador, se mueve en el mundo de la electrónica con asombrosa seguridad, muchos comienzan a formar su imagen científica del mundo. Con tesón y perseverancia que no suelen evidenciarse en la escuela lleva a cabo experimento tras experimento: la esperanza y el fracaso son los dos polos entre los que se mueve su vida. A pesar de ello, sigue sintiendo el abismo que le separa de los demás, sigue sin comprender su propia interioridad. Bajo la superficie de bravura y desenfado externos, late el solitario y tierno corazón que, en momentos silenciosos, cavila sobre la injusticia del paraíso perdido de la infancia o entra en enfadada rebeldía contra el mundo duro y áspero que le invade. Por eso el adolescente se siente inseguro en sus relaciones humanas. Las chicas se le hacen incomprensibles, desfilan ante él con soberano aplomo y le dejan boquiabierto en repetidas ocasiones. Sólo entre sus amigos se siente más seguro, con ellos puede conversar sobre intereses comunes, medir sus fuerzas, etc. El problema es encontrar al mejor amigo, aquel que realmente comprenda lo que le pasa, frente al cual pueda descubrir su lado débil y que con cariño le diga la palabra acertada en los momentos en que necesita recuperar la seguridad. Esa amistad es difícil de encontrar a los quince años pues aún no se está preparado para ofrecer ese tipo de entrega. Es la edad de los amores platónicos, amores que nada tienen de sexuales y si de momentos melancólicos, aunque también de esos otros “amores” que se vivencian en público, frente a los amigos y para presumir de adulto. A consecuencia de todos estos sentimientos e impulsos contradictorios el adolescente no puede conversar con nadie sobre las más profundas ansias de su alma. Esta situación de emergencia que, en muchos casos es motivo de depresiones y, en casos extremos, de suicidio, encuentra una salida en el diario, un producto de la pubertad que sirve como válvula de escape para la propia desesperación, viniendo a ocupar el lugar del amigo verdadero. La etapa del diario suele culminar a los quince o dieciséis años. Una vez que se amplíe la imagen del mundo y el adolescente medianamente se haya adaptado a su nueva realidad la búsqueda de síntesis puede hacerse más profunda. A los dieciséis o diecisiete años puede comenzar a buscar una relación religiosa con el prójimo 20

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y con Dios, cuestión que puede adoptar múltiples formas, dado que normalmente se realiza en comunidad. Si se malogra el encuentro auténtico, la comunidad fácilmente degenera en pandillismo, porque el propio yo sólo halla su satisfacción cuando se une a otros yoes. El joven busca el “nosotros” y va en constante aumento el ansia de vivencias comunes con otros, ya que sólo así resultan gozosas. El problema es que la base de esas comunidades aún es endeble y los desengaños no se hacen esperar. Constantemente reaparece la duda y se necesita un nuevo encuentro para volver a hablar de las mismas cosas. Para los mayores resulta desesperante el que no se llegue nunca a conclusiones después de tanta “charla”, pero lo que a ellos les importa es la convivencia, la búsqueda en conjunto, la permanencia en la búsqueda. Tras la “palabrería” late el ansía de convivir compartiendo, algo que deberíamos fomentar para asentar las bases de una verdadera comunidad futura. Para muchos este periodo representa despertar a valores vitales que les acompañarán en los años siguientes para convertirse en valores personales. Para otros es el periodo romántico en el que, de alguna manera, se libran torneos y se demuestra el valor y el honor. Frente al varón que conquista y domina el mundo externo, tenemos a la mujer que ahonda y maneja el mundo interno del alma. Durante la pubertad la muchacha dirige su mirada hacia los abismos de su alma: las relaciones humanas, las inflexiones del alma, suscitan su interés. Mira, vive y padece todo lo que de humano se desenvuelve en torno suyo. Experimenta la soledad con igual o probablemente con mayor intensidad que el muchacho. Mientras éste se debate entre la propia soledad y la felicidad que le produce el proceso de conocer el mundo, la chica queda encerrada en su vivencia pues es su mundo interior el que quisiera conquistar. La chica se nos muestra así madura en el aspecto corporal (desde los 12-14 años), con una asombrosa intuición de los asuntos humanos, pero carente de un centro que le sirva de apoyo. También busca a la amiga con quien compartir confidencias y en esos momentos desaparece la sensación de soledad, aunque fugazmente. Es vulnerable, hipersensible, exaltada y desesperada, radiante y sollozante, sabia y necia, y siempre solitaria. Es más dada al diario que el muchacho y trabaja en él con creatividad literaria; inconscientemente siente que para ella lo que importa son las cosas internas. A los dieciséis o diecisiete años la chica ya es madura y vive conscientemente de su superioridad; como compañera nunca deja traslucir su propia inseguridad. Los conocimientos adquiridos en años anteriores se amplían en virtud de cierta sabiduría humana que le permite aceptar tareas para las cuales los muchachos no se hallan maduros todavía. De todas formas, aún muestra cierto rasgo ajeno a la realidad en muchas cosas de las que hace. También ella habrá de pasar por una última fase de maduración de la voluntad, en la que sus ideales se pongan a prueba y se convierta en realidad social. En cualquier caso, la mujer persistirá toda la vida en juzgar el mundo externo de conformidad con su propia experiencia, en tanto que el hombre puede fácilmente supeditar sus propias experiencias a los descubrimientos científicos y sociales.

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CARACTERÍSCAS DE LA ADOLESCENCIA PSICOANÁLISIS SOCIOLOGÍA ANTROPOSOFÍA    

Desvinculación Ambivalencia Inconformismo y rebelión Experiencia de separación y pérdida

   

Proceso de socialización Nuevas exigencias Expectativas a veces incompatibles Decadencia de la familia como educadora

        

Soledad Búsqueda de la propia identidad Conquista del mundo (chico) y del mundo interior (chica) Sexualidad La autoridad caduca Inseguridad en las relaciones humanas Comunidad o pandillismo Despertar a valores vitales Maduración de la voluntad

En MADRID y ANTONA (2000) aparece otro cuadro que nos puede completar el anterior y que recoge gran parte de las ideas anteriormente expuestas. DESARROLLO PSICOSOCIAL DE LOS ADOLESCENTES ASPECTO PRIMERA ADOLESCENCIA ADOLESCENCIA ADOLESCENCIA MEDIA TARDÍA (10-14 años) (15-17 años) (18-21 años) INDEPENDENCIA Menor interés en las Punto máximo de Reaceptación de los actividades paternas. conflictos con los consejos y valores Conflictos con los padres paternos. padres Se cambia el papel padre-hijo a adultoadulto ASPECTO Preocupación por el Aceptación general Aceptación e CORPORAL aspecto físico. del cuerpo. identificación de la Muy sensibles a los Preocupación para imagen corporal defectos. hacer el cuerpo más M: desean perder atractivo. peso V: desean ser altos y musculosos AMIGOS Intensas relaciones Máxima integración Grupo de amigos con amigos del con los amigos. menos importante. mismo sexo. Pandillas. Formación de Poderosa influencia Conformidad con los parejas de los amigos valores de los amigos IDENTIDAD

Inicio del pensamiento abstracto. Objetivos vocacionales idealistas.

Mayor ámbito de sentimientos. Mayor capacidad intelectual. Sentimientos de omnipotencia 22

Objetivos vocacionales prácticos y realistas. Delimitación de los valores morales, religiosos y sexuales.

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SEXUALIDAD

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Necesidad de intimidad. Falta de control de los impulsos. Inseguridad, agresividad Autoexploración. Contacto limitado con el otro sexo

Comportamiento arriesgado. Adquisición de la identidad y papel sexual

Capacidad para comprometerse y establecer límites

Actividad sexual con múltiples parejas. Prueban su masculinidad/feminid ad. Preocupación con fantasías románticas. 25 % se inicia en las relaciones coitales

Se forman relaciones estables. Capacidad de reciprocidad en el cariño a otra persona en vez de la orientación narcisista previa. Mayor actividad sexual

2. Jóvenes Podemos considerar juventud aquella etapa de la vida en la cual se empiezan a tomar las primeras decisiones independientes, a practicar elecciones y a acumular los aprendizajes necesarios para llegar a ser un adulto autónomo en todos los aspectos. Nace ahora el deseo de realizar el YO en el mundo, lo que se logra en función de la actividad personal en el mundo: la profesión y la característica de la propia vida. La realización del yo en el mundo va siempre unida a un intenso idealismo: el joven está dispuesto a sacrificios y esfuerzos por sus ideales. Más tarde se dará cuenta de que para realizarse primero deberá interiorizar la voluntad y trabajar sobre sí mismo, para poder después lanzarse a reformar la sociedad. Todo ello dependerá de cómo se haya desarrollado, previamente, su relación con el mundo. Se despierta el sentimiento de responsabilidad además porque, trascendido el periodo de amistad que mitigó las penas psíquicas, los chicos y chicas hacen su elección. Con ello, si el desarrollo personal ha sido el correcto, no persiguen sólo la satisfacción del deseo sexual sino el de establecer una relación dentro de la cual se realicen los ideales sociales. El tipo de hombre que se insertará en la sociedad dependerá mucho de cual haya sido su trayectoria anterior. A esta edad (sobre los 18 años) los jóvenes deberían tener unos hábitos y códigos morales de actuación. En la primera etapa habrán adquirido hábitos y un modelo moral por imitación, lo que les permitirá decidir de modo espontaneo en las situaciones ordinarias; posteriormente habrán confrontado situaciones diversas en las que lo moral habrá tenido presencia, lo que les aportará material para observar diferencias delicadas y decidir así con más juicio en situaciones concretas; por último, sus propias vivencias íntimas de la lucha entre lo bueno y lo malo presente en el ambiente en que vive le darán la posibilidad de ahondar en cada situación y buscar soluciones constructivas. Las tres fases son necesarias, dado que si se persiste en la primera las respuestas siempre serán idénticas, sin reflexión, sin comprensión, siguiendo un patrón posiblemente válido en el mundo en el que crecieron, pero no en el que habrán de desenvolverse. De la 23

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misma manera, si se permanece atascado en la tercera fase, el individuo permanece en la actitud del púber, con problemas morales que no es capaz de resolver. Este tipo de comportamiento es origen de neurosis causantes de angustia, odio y duda que repercutirán en el equilibrio físico y mental del joven.

III. JUVENTUD Y SALUD 1. La salud en los adolescentes desde el punto de vista médico “Recientemente se ha venido hablando del tremendo desafío que representará el envejecimiento de la población en las próximas décadas. La forma más efectiva de conseguir un envejecimiento activo es promocionar la salud a lo largo de todo el ciclo vital. Esto nos permitirá disminuir y retrasar el inicio de la enfermedad crónica y aumentar la calidad de vida a todas las edades.” (Flores Cerdán, en el prólogo de Ganar Salud con la Juventud, 2002) La Promoción de la Salud de los adolescentes y jóvenes en todas las sociedades requiere un entendimiento, no sólo de la salud, sino también del despliegue del potencial pleno del individuo dentro de un contexto cultural determinado. Ya hemos hablado de que la adolescencia es un periodo dinámico de transición de la niñez a la edad adulta, marcado por cambios en el cuerpo, la mente y las relaciones sociales. Estos cambios se producen en una sociedad cambiante y compleja que prolonga ese periodo de transición cada vez más como una exigencia para lograr adultos más y mejor preparados. Una sociedad en la que la influencia de la familia –que ha pasado de ser numerosa a ser una familia nuclear o con un solo padre o madre- está cambiando. Con una influencia de los medios de comunicación, que se dirigen con especial atención a los más jóvenes influyéndoles en cómo viven su cuerpo, cómo deben ser y qué deben hacer (consumir). Todos estos cambios pueden estar llevando a provocar que una etapa de la vida fundamentalmente sana se vea afectada por un gran número de factores de riesgo que provocan problemas de salud en nuestros adolescentes: consumo de sustancias tóxicas como el tabaco, alcohol y otras drogas; accidentes; suicidios; problemas de salud mental como la depresión; trastornos del comportamiento alimentario como la anorexia, bulimia; enfermedades de transmisión sexual, SIDA, embarazos no deseados, etc. Las enfermedades físicas no son ya, pues, la principal causa de mortalidad e incapacidad en los adolescentes; actualmente, la mayoría de los problemas de salud de esta edad son evitables. En las próximas páginas se van a intentar analizar algunos de los problemas de salud enumerados en relación con los hábitos de vida, su posible origen, sus repercusiones tanto sobre el organismo como en las relaciones sociales del joven y su desarrollo integral como individuo, para terminar comentando algunas de las estrategias posibles para paliar la situación. Las fuentes empleadas son diversas y abarcan tramos de edad ligeramente

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distintos por lo cual, a la hora de dar datos estadísticos comentaré a qué intervalo están referidos en cada caso. Cuando un profesional de la salud confiesa a sus compañeros su dedicación preferente a la salud de los adolescentes, suele causar asombro y admiración, ya que se considera que pueden crear dificultades “y es mejor mantenerse lejos de ellos hasta que sus hormonas descansen” (Medical Journal, noviembre 85). También los docentes estamos familiarizados con este tipo de afirmación y es que al adolescente siempre se le relaciona con problemas de difícil solución, como depresión, anorexia o drogas. Tres tópicos que analiza el Dr. Cornellá, Presidente de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente en el prólogo de un reciente trabajo titulado ¡No te cortes!, Programa del adolescente (Madrid y Antona, 2000). El primer tópico habla de trastornos depresivos. Todos sabemos que la mala adaptación al ritmo desbocado de los avances tecnológicos que marca nuestra civilización es una importante causa de estrés. La falta de energía suficiente para aguantar el ritmo de vida que nos fuerza a llevar hace aparecer trastornos psíquicos vinculados a la ansiedad y la depresión. La población menor de 20 años tiene más posibilidades de sufrir una depresión que sus padres y que sus abuelos, pero también es verdad que la mejor medicina es la prevención. Como comentaremos más adelante, la educación de la autoestima, la posibilidad de aumentar la capacidad de resistencia y la orientación específica de padres y adolescentes pueden ser vías preventivas eficaces. Los trastornos de la conducta alimentaria, segundo tópico, representan un modelo nuevo de patología de gran complejidad en sus factores predisponentes y desencadenantes. Quizá el principal problema sea la propia percepción que tiene del trastorno el paciente. Su incidencia aumenta y los medios de comunicación informan sobre ello con imágenes desalentadoras. Existe un porcentaje importante de la población adolescente que puede desarrollar un trastorno de su conducta alimentaria así que hay que emplearse a fondo en su prevención. La vinculación de adolescencia y experimentación con drogas se sitúa como tercer tópico. La droga, con su lenguaje específico, se ha convertido en fuente de ansiedad para muchos jóvenes que se encuentran viviendo con aquello que no comprenden. Pero la droga dura, despreciada y perseguida, tiene su contrapunto en la droga socialmente aceptada, la que es patrimonio de la sociedad adulta y que no somos capaces de controlar: alcohol, tabaco, pero también la farmacopea de complacencia, y los psicofármacos que esconden problemas más profundos. También aquí hay que prevenir. Un programa de atención a la salud del adolescente debe ser etiológico, atacando al origen de las patologías que, iniciadas en esta edad mostrarán su cara más oscura (morbimortalidad) en la etapa de jóvenes o adultos. Además es también un programa ideológico ya que supone una manera de enfocar nuestro trabajo de modo interdisciplinar: no puede haber mensajes contradictorios desde la familia, los docentes, los médicos de distintas especialidades y el resto de la sociedad.

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Conclusiones de la investigación sobre la salud del adolescente (Silber y colab., 1992):  Las amenazas para la salud del adolescente hoy día proceden predominantemente de la conducta más que de condiciones biomédicas.  Muchos de los adolescentes de nuestros días incurren en comportamientos sanitarios con potencial para graves consecuencias.  Los adolescentes actuales incurren en comportamientos de riesgo para la salud a edades cada vez más tempranas que las pasadas generaciones.  Muchos adolescentes incurren, simultáneamente, en comportamientos de riesgo múltiples para la salud.  La mayoría de los jóvenes incurren en algún tipo de comportamiento personal que amenaza su salud y bienestar.  La mayoría de los problemas de salud o de las conductas de riesgo que se producen en esta etapa son consecuencia de los procesos propios de la adolescencia. Entre los jóvenes hay rasgos comunes pero también es cierto que se trata de un grupo muy diverso, cuyas creencias, valores, actitudes, expectativas y comportamientos difieren considerablemente, reflejando el conocimiento, la experiencia e influencias sociales que cada uno presenta. Esta diversidad representa un reto para el diseño de intervenciones educativas y sanitarias eficaces. Según un documento aún más reciente revisado por la Comisión de Salud Pública y titulado Ganar Salud con la Juventud, (Varios, 2002), el análisis epidemiológico derivado de estudios cuantitativos y cualitativos sobre la salud de los jóvenes convergen en unas ideas comunes:

 Los problemas y conflictos de salud tienen que ver directamente con los estilos de vida, lo relacional y en definitiva con la convivencia.  La prevención de estos problemas es posible si se estructuran las estrategias estimadas convenientes. Muchos análisis de la situación actual de la juventud concluyen que, en general, el colectivo goza de buena salud, sobre todo si medimos la salud con índices de mortalidad y morbilidad por enfermedades bien establecidas. Sin embargo, nosotros pretendemos analizar la salud desde el punto de vista de que la infancia y la adolescencia son esenciales para adquirir un Capital de Salud a nivel de información sobre temas claves y de adquisición de habilidades de vida y actitudes saludables. Los temas más importantes      

Las habilidades

Sexualidad Nutrición Drogas Seguridad y riesgos Actividad física Salud mental

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Habilidad de comunicación Relaciones sociales Autoestima y asertividad Conocimiento de sí mismos Toma de decisiones Tolerancia y cooperación Control emocional

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Durante el periodo de escolarización obligatoria, niños, niñas y jóvenes pueden adquirir información, valores y conductas que les ayuden a vivir de modo saludable. La escuela es un buen espacio para trabajar la consecución de ese capital de salud, pero requiere el apoyo fundamental de familias y sociedad. Todo lo que se invierta en la etapa de la adolescencia será crucial en la juventud, momento en que se toman decisiones importantes respecto al estilo de vida. La familia debe ser un referente a lo largo de la vida y especialmente en la infancia y juventud, influyendo de manera notable en la salud. Es vital la comunicación intrafamiliar, recientemente estudiada en relación con el consumo de drogas. Los resultados son esperanzadores pues los jóvenes menos vulnerables afirmaban que sus padres les entienden realmente, son fuente de consejo competente en sus vidas, se interesan por su vida escolar, comparten aficiones, les respetan como personas y la atmósfera familiar es cooperativa y armoniosa. En el otro extremo, existen grupos de jóvenes que necesitan una atención especial, como los desescolarizados y no integrados en el mercado laboral, y los colectivos en circunstancias socioeconómicas muy desfavorables. En ellos se acumulan riesgos y déficit en la adquisición de un capital de salud que no son subsanados con programas generales dirigidos a la juventud. En este mismo colectivo habría que incluir a todos los que padecen algún tipo de deficiencia, discapacidad, minusvalía o condiciones crónicas que impiden sus actividades diarias. También ellos necesitan programas especialmente adaptados. En estudios realizados en varios países se ha concluido que los recursos específicos para jóvenes son escasos, tanto en España como en otros países de nuestro entorno, lo que ha movido a la OMS a lanzar el reto a los servicios de salud dirigidos a adolescentes.

2. Algunos datos sociológicos En el trabajo citado Ganar Salud con la Juventud hay datos referidos a un intervalo de edad que considera jóvenes a las personas entre 15 y 29 años, que en España representan un 22,23 % de la población (8.855.000 jóvenes). La distribución territorial de dicha población era, en el momento de realizar el estudio que vamos comentando, muy dispar, concentrándose el 58 % en cuatro comunidades:

Andalucía Cataluña Madrid Valencia

20 % 15 % 13 % 10 %

Además, el 67 % vive en núcleos de población urbana, de más de 10.000 habitantes, el 16 % en núcleos intermedios y un 17 % en núcleos rurales menores de 2.000 habitantes, dato que será importante a la hora de marcar estilos de vida.

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En MADRID y ANTONA (2000) aparecen algunos datos socio-demográficos para los adolescentes y jóvenes de Madrid que, aunque sea sólo parcialmente, podemos generalizar para nuestro entorno. El primero que comentaremos aquí es el referido a las formas de vida, aspecto clave en nuestro enfoque de la salud: ∗ La edad, sexo y relación con la actividad son las variables que más influyen y diferencian la intensidad y reparto de los tiempos libres y de ocio. Estos están protagonizados básicamente por los medios audiovisuales (TV, sobre todo, radio y música), decreciendo con la edad un poco a favor de la lectura. ∗ La media de horas de tiempo libre de que disponen los jóvenes de 10 a 19 años está entre 3 a 5 horas. Los de 10-14 años lo dedican fundamentalmente a ver la televisión, jugar en casa, salir con amigos, leer y hacer deporte. Los de 15-19 años lo dedican a ir a bares, discotecas, hacer deporte, estudiar y ver la televisión, principalmente. ∗ La pandilla o grupo estable de amigos es el eje central de las relaciones y del ocio, contrastando la intensidad de este asociacionismo informal con la escasa –casi nula- participación en el asociacionismo formalizado. ∗ El gasto medio de los jóvenes considerado como “gastos de bolsillo” oscila entre 4.500 y 5.000 pesetas al mes (hoy en día habría que actualizarlo al alza). Esta cantidad aumenta con la edad y se inclina favorablemente hacia los varones y las áreas de estatus elevado. Los gastos se centran por orden de importancia en: a) bares, pubs y cafeterías. b) discotecas, ropa, libros, revistas y cine o teatro. c) Restaurantes, discos o cassettes. Otro aspecto tratado es el lugar de residencia: 4 de cada 5 jóvenes siguen residiendo en el domicilio de su familia. La permanencia entre los jóvenes que se aproximan a la edad adulta se está haciendo mucho más generalizada que a mediados de la pasada década. Esta característica constituye uno de los rasgos más específicos de las actuales generaciones juveniles. En cualquier caso, existe una gran autonomía en la organización cotidiana en el interior de la vivienda familiar, pese a su mayoritaria dependencia económica. El joven es un “huésped”. En tercer lugar, el tema de la emancipación, cada vez más tardía debido a la falta de autonomía económica. El alto nivel de desempleo o la flexibilidad del mercado laboral – contratos temporales- son factores que no permiten pensar en independizarse con un trabajo estable. Esto repercute en un más lento proceso de socialización a través de la actividad laboral. Por sexo son las mujeres las que antes se emancipan debido fundamentalmente a su más temprana iniciación en la vida de pareja. En un 20 % de los casos son las que sostienen el hogar cuando no hay hijos. Resumiendo, el trabajo permite la autonomía económica completa a 1 de cada 3 jóvenes que trabajan. En lo referente a la ocupación, actualmente es destacable el hecho de que haya más jóvenes estudiando que trabajando. De la población joven comprendida entre los 15 y 29 28

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años en el año 1968 trabajaban el 61 % y estudiaban el 22 %. En 1995, trabajaban el 42 % y estudiaban el 54 %. Un 16 % de los que dejan el trabajo lo hace para estudiar. Estos datos son más significativos para el tramo de 15 a 20 años. En la última Encuesta de Salud Municipal de 1995 prácticamente el 100 % de los menores de 15 años están escolarizados (enseñanza obligatoria) y del grupo de 15 a 19 años, sólo un 14 % no lo está. Según la Comunidad de Madrid, el fracaso escolar en la ESO en nuestro territorio ronda el 32 % (según datos de la misma fuente, del año 2000), siendo en la zona sur de más del 50 %. El abandono, algo más frecuente en las mujeres, se produce sobre todo por razones económicas y también de autoestima (jóvenes que se sienten incapaces de proseguir estudios).

3. Datos de morbilidad Según Taracena del Piñal, las enfermedades del adolescente podrían agruparse en tres puntos importantes de pérdida de salud:  Salud física: accidentes, suicidios, tumores, incapacidades permanentes, pasajeras, etc.  Salud mental: exacerbaciones incontroladas de los caracteres normales de la crisis puberal, psicopatías, trastornos nutricionales, etc.  Salud social: tabaco, alcohol, otras drogas, embarazo no deseado, delincuencia, inadaptación social, etc. De la Encuesta Nacional de Salud del año 1987 en Madrid hay algunos datos destacables en cuanto a salud física: ∗ El 88,5 % de los adolescentes valora su estado de salud como “bueno” o “muy bueno”. ∗ Referente a las enfermedades crónicas son de mencionar, para el grupo de edad de 10 a 15 años, la faringitis (14,1 %), las enfermedades de la boca (14,5 %) y las alergias (14,1 %). Para el grupo de 16 a 19 continúan las alergias (12,4 %), las enfermedades de la boca (10,9 %), apareciendo las jaquecas (15 %) con el porcentaje más alto y los trastornos del estómago (10,4 %). ∗ Respecto a los problemas visuales, el porcentaje es de 43,2 % para el conjunto de la población adolescente, siendo el 32 % para el grupo de 10 a 15 años, y el 58 % para el de 16 a 19. ∗ Del total de accidentes ocurridos, el 31,7 % transcurren en la escuela y el 26, 5 % en la calle, mientras que el daño sufrido más importante ha sido el de contusiones (46,3 %), seguido por el de fracturas con un 24,4, %. ∗ Los porcentajes más significativos por el tipo de dolor son los de boca (20 %), y cabeza (22 %), para el grupo de 10 a 15 años. Para el de 16 a 19 son significativos los dolores de cabeza con un alto porcentaje (31 %) y los de huesos (20 %). ∗ Referente a las consultas al médico, el total respecto a los dos grupos es del 14,5 %, siendo ligeramente mayor en las mujeres (16 %) que en los hombres (13 %).

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En los siguientes apartados nos ocuparemos de las enfermedades o patologías, las cuales, por ser “evitables”, son susceptibles de ser trabajadas con los programas educativos y de prevención que constituyen el objetivo de nuestro trabajo.

4. El problema de la alimentación El modelo dietético empieza a sufrir alteraciones en la infancia y sobre todo en la adolescencia. Los cambios observados en el modelo tradicional de distribución de las comidas y especialmente los relacionados con el desayuno son uno de los aspectos que más preocupan actualmente a los especialistas. Las transformaciones producidas en la sociedad, los nuevos estilos de vida y, en definitiva, la falta de tiempo, han dado lugar a una tendencia progresivamente mayor a realizar desayunos cada vez más ligeros e incluso a omitirlos. Este problema se agrava si se tiene en cuenta la también progresiva tendencia a aligerar las cenas, dando lugar a una distribución horaria de las comidas a veces irracional con repercusiones negativas en el estado nutricional y, por tanto, en la salud. La adolescencia es una edad con unos requerimientos dietéticos y nutricionales concretos e importantes, en la que no pocas veces aparecen desórdenes alimenticios, a veces imbuidos por modas y corrientes sociales, otras por excesivas exigencias internas y externas, y a menudo, por ambas. Incluso dentro de una misma cultura los adolescentes no constituyen un grupo homogéneo, ya que existe una amplia variación en el desarrollo, la maduración y el estilo de vida. Varios estudios han mostrado que los chicos manifiestan más autoconfianza, más felicidad y bienestar y menos vulnerabilidad, mientras que las chicas tienden a estar menos satisfechas con su cuerpo, su personalidad y su salud. Se trata, como vimos en la primera parte del trabajo, de una etapa de la vida con unas connotaciones fisiológicas y con unos cambios en la maduración muy importantes. ¿Qué papel juega la alimentación? El mismo de siempre: dotar al organismo de energía suficiente y aportar los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente. En esta etapa, dado que la mayor parte de los cambios que se producen son fisiológicos (maduración sexual, aumento de la talla, etc.), los requerimientos nutricionales son muy elevados por lo que es necesario un adecuado control de la alimentación para asegurar el aporte suficiente, para no caer en déficit ni carencias que puedan ser origen de alteraciones y trastornos de salud. Entre el 15 y el 20 % de la población está incluida entre los 10 y 19 años. En esta época de la vida existe un especial riesgo nutricional, fundamentalmente de déficit de hierro, calcio y vitaminas A y C. A lo largo de los últimos años, el peso y la talla de los adolescentes españoles ha ido incrementándose hasta situarse en tasas similares a las de la Unión Europea. Es muy difícil establecer unas recomendaciones estándar para los adolescentes, debido a las peculiaridades individuales que presentan y a la falta de trabajos científicos que aporten luz al tema. La mayor parte de las recomendaciones se basan en las raciones para “una buena salud”. Dado que a esta edad no suelen presentar problemas, los chicos y chicas piensan que “da igual lo que se coma”. De los hábitos alimentarios de los jóvenes madrileños destacan una serie de factores que pudieran convertirse en situaciones de riesgo futuro para su salud: se viene observando una ingesta insuficiente de lácteos, sobre todo en chicas, y de verduras, 30

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cereales y legumbres. Por el contrario, hay un exceso de ingesta de carne, sobre todo en chicos, así como de grasas saturadas y bollería industrial. También se observa tendencia al sobrepeso, más clara en los varones y niveles de colesterol total y fracciones LDL y HDL elevadas. En vista de lo anterior, parece indicada la intervención con adolescentes en aras de prevenir algunas patologías en la edad adulta como son la osteoporosis y las enfermedades cardiovasculares. Las recomendaciones de la Recominendes Dietary Allowances (RDA) deben aplicarse de una manera individualizada ya que existe una amplia gama de requerimientos que dependen de distintos factores: apetito, crecimiento, actividad y ganancia ponderal, y todo ello relacionado con los depósitos de grasa subcutánea. Durante la adolescencia el grado de prevalencia de la sensación de estado nutricional “insatisfactorio” es muy alto. Las niñas tienden a comer menos que los niños, lo que aumenta el riesgo. Refrescos, café, té y bebidas alcohólicas frecuentemente reemplazan a leches y zumos naturales. Sin embargo, existen una serie de circunstancias que influyen en los requerimientos y en el estado nutricional: Aumento de las necesidades nutricionales. Durante la pubertad, el adolescente alcanza el 25 % de su talla adulta (con una velocidad de 8-12 cm/año), el 40-50 % de su peso definitivo, desarrollo de los caracteres sexuales secundarios e importantes cambios en la composición corporal (aumenta un 50 % su masa esquelética, casi se duplica la masa muscular, comienza a depositarse la grasa, de modo que a los 20 años las chicas tienen doble de tejido adiposo y dos tercios de la masa muscular de los varones). También se produce un aumento del volumen sanguíneo (hasta el 33 %) y de los órganos internos.

Adopción de hábitos alimentarios especiales. Debido al sentimiento de autonomía e independencia, a la preocupación por el aspecto, a las diferentes situaciones familiares, a la mayor influencia de los amigos y los medios de comunicación, los adolescentes adoptan hábitos alimentarios de riesgo. En general los hábitos de los adolescentes se caracterizan por varios puntos fundamentales:

 Tendencia a “saltarse” comidas, sobre todo el desayuno. Entre el 30-50 % de los adolescentes no desayunan o lo hacen de forma irregular e insuficiente, lo que se compensa a lo largo del día con picoteos o refrigerios en algunos casos. Se ha visto relación entre la falta de desayuno y las dificultades en el aprendizaje y el rendimiento escolar.  “Picoteo” a todas horas. Conduce a una disminución del apetito, además de basarse en alimentos de bajo valor nutritivo y alto valor calórico (galletas, dulces, helados, chocolates, etc.) lo que favorece obesidad, caries y malos hábitos dietéticos. 31

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 Comidas rápidas y alimentos “basura”. Forma parte del estilo de vida adolescente. Son atractivas y baratas, pero tienen un elevado aporte calórico con exceso de grasa saturada, ricas en sodio, con abundantes hidratos refinados y por ello carentes de fibra, vitaminas y minerales. Su repercusión en la salud depende de la frecuencia de uso.  Dietas especiales (derivaciones de dietas vegetarianas o macrobióticas mal realizadas y sin supervisión). Dietas de adelgazamiento. Es frecuente en este periodo realizar dietas hipocalóricas llevados por una excesiva valoración del aspecto físico reforzada por los medios de comunicación. A veces se inician dietas especiales que conducen a carencias de vitaminas y minerales.  Sustitución de la leche por bebidas azucaradas. El ácido fosfórico de éstas hace más atractivo el sabor del refresco y actúa de forma muy negativa en el metabolismo del calcio impidiendo su utilización y la formación de hueso. La adolescente que consume estos productos tendrá un gran riesgo de fracturas y osteoporosis en la edad adulta. Estos comportamientos se basan fundamentalmente en la adquisición de situaciones psicológicas de independencia por parte del adolescente, a las que se unen dificultades para aceptar recomendaciones tanto por parte de los padres como de los maestros, una imagen personal distorsionada, etc. Durante los últimos años, un incremento de los trastornos del comportamiento alimentario, como la anorexia y la bulimia. Trastornos que en la obsesión y presión por ajustarse a ciertos cánones estéticos llevan a los jóvenes, sobre todo a mujeres, a situaciones de alto riesgo para su vida y salud. Según la Comunidad de Madrid, a través de un estudio realizado en 1999, alrededor del 1 % de los 800.000 jóvenes madrileños de edades comprendidas entre 15 y 24 años tiene factores de riesgo que les pueden llevar a desarrollar anorexia. Lo que equivale a unos 8.000 jóvenes de los que el 92,8 % son mujeres. Un dato significativo es el alto número de jóvenes que realizan algún tipo de dieta de adelgazamiento sin tener sobrepeso (5,6 % de los chicos frente al 27,5 % de chicas con edades entre 15 y 16 años). Sin estar claramente determinados, parece que los factores etiológicos de carácter psicosocial son fundamentales, por lo que la prevención y detección precoz de estos trastornos son necesarios. Hablaremos de estas patologías en el apartado de salud mental.

ASPECTOS RELACIONADOS CON LAS DIETAS DE LOS ADOLESCENTES RIESGOS NUTRICIONALES Energía

Existe un gran riesgo de insuficiente aporte calórico. Sobre todo de calorías útiles, pues el consumo continuado de “chuches” aporta calorías vacías que implican un gasto energético mayor por parte del organismo para su asimilación, además de otros problemas asociados (desmineralización, diabetes, obesidad) Alimentos con La ingesta de grandes cantidades de grasa tiene efecto tóxico directo propiedades sobre la mucosa intestinal que junto con la degradación bacteriana carcinogénicas promueve neoplasias. También un alto consumo de proteínas origina 32

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Calcio Hierro

Zinc

Dietas vegetarianas mal elaboradas Caries

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derivados volátiles, nitrosaminas y sustancias que favorecen el crecimiento bacteriano. Existe un riesgo de desmineralización ósea con tendencia a la osteoporosis del adulto si no se corrige Las necesidades de hierro están muy aumentadas al aumentar considerablemente la masa magra del individuo, la masa hemoglobínica y en el caso de las niñas las pérdidas por la menstruación. Elemento fundamental llega a ser necesario en determinadas poblaciones, habiéndose registrado carencias en distintas zonas de Estados Unidos. Pueden originar déficits importantes de vitaminas D, B12, rivoflavina, proteínas, calcio, hierro y zinc

La adolescencia es una época especial de riesgo por la baja ingesta de flúor y el elevado consumo de azúcares refinados. Otros aspectos Determinadas situaciones como la anorexia, obesidad, toma de drogas como los anticonvulsionantes y la toma de anticonceptivos orales. Especial consideración merecen dos situaciones especiales: embarazo y actividad física. La suma de un embarazo en la adolescencia es un factor añadido a una época de especiales demandas y de especial riesgo de malnutrición. Se necesita un 13 % más de calorías por día (290 cal extras) y durante la lactancia 750 cal extras diarias. La adolescente embarazada debe tener una especial atención en su dieta en orden a prevenir consecuencias negativas en ella y en su hijo. En la mayoría de los individuos la actividad física intensa probablemente no incrementa la necesidad de nutrientes específicos excepto agua y calorías, como compensación del incremento del gasto energético y la pérdida de agua causada por el ejercicio. En el deporte es normal es adquirir un aumento de peso que ha de referirse a la fracción magra, no al tejido graso. El aumento de masa muscular debe producirse por el ejercicio no por la ingesta desordenada de hormonas, drogas, exceso de proteínas o de vitaminas. - Agua y electrolitos. Aproximadamente en condiciones de calor y humedad altas con ejercicio intenso perdemos por evaporación 1 litro por metro cuadrado de superficie corporal. Un buen método para saber el grado de deshidratación es comparar el peso antes y después del ejercicio. Por cada 500 gr perdidos necesitamos aproximadamente 500 ml de agua de reposición. Si la pérdida de peso es superior al 3 %, debe ser considerada de riesgo. Mientras dure el ejercicio es recomendable tomar aproximadamente 250 ml cada media hora. Las sales minerales se pueden dar con los fluidos pero normalmente no es necesario pues la dieta del atleta tiene suficiente sal. - Energía. La energía requerida depende de la duración e intensidad del ejercicio. En descanso la mayoría de la energía se suple por el metabolismo aerobio de las grasas. En ejercicios intensos y de corta duración, la energía es aportada por el metabolismo anaerobio de la glucosa. En el ejercicio prolongado la energía procede de la glucolisis. En resumen, la 33

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energía gastada y su reposición dependen de la actividad y las características del individuo. - Proteínas. Contrariamente a lo que se cree no son necesarios grandes aportes proteicos. Para un cálculo de 600 a 1200 cal debemos aportar entre 22 y 45 gr de proteínas diarios. Un exceso en consumo de estos nutrientes acarrea importantes consecuencias orgánicas. - Minerales y vitaminas. Los normales salvo en el caso de hierro, que requiere aportes especiales en deportes de resistencia. Antes de las competiciones no se deben comer grandes cantidades de grasas o proteínas. Si se pueden dar hidratos de carbono. La ingesta de bebidas azucaradas aumenta la insulina lo que no ocurre si se consumen durante el ejercicio.

RECOMENDACIONES PARA LA DIETA ANTES DEL EJERCICIO

Proveer adecuadas calorías, principalmente como carbohidratos complejos. Proveer abundante agua y fluidos antes del ejercicio. Última comida al menos 2 horas y media antes, con alimentos fácilmente digeribles. No dar excesiva cantidad de azúcar (puede producir diarrea y aumento de osmolaridad)  No dar bebidas carbónicas

   

5. La salud sexual y reproductiva Una sexualidad sana incluye:  Aptitud para disfrutar de la actividad sexual y reproductora y para regularla de conformidad con una ética personal y social.  Ausencia de temores, sentimientos de vergüenza y culpabilidad, de creencias infundadas y de otros factores psicológicos que inhiban la vivencia de la sexualidad o perturben las relaciones sexuales.  Ausencia de trastornos orgánicos y de enfermedades y deficiencias que entorpezcan la actividad sexual y reproductora.

COMPORTAMIENTO SEXUAL Las investigaciones sobre comportamiento sexual demuestran que la edad de inicio de las relaciones sexuales coitales se situaba en torno a los dieciocho años y nueve meses para mujeres y a los diecisiete años y nueve meses para hombres, según la Encuesta de 34

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Juventud en España, 1996. Sin embargo, según datos de la evaluación sobre el pasado año (2004) en la Consulta Joven del Centro de Salud del Naranjo, en Fuenlabrada, de 84 jóvenes atendidos, 5 habían tenido su primera relación con menos de 14 años, 55 entre los 14 y 16, 23, entre los 17 y 19, y sólo dos, mayores de 19, afirmaban no haber tenido relaciones. Es evidente, y estos datos se creen extrapolables en la actualidad a otras ciudades españolas, que la edad de la primera relación se ha reducido notablemente. La edad de la primera relación sexual está en relación con un conjunto de circunstancias familiares y socioeconómicas. En términos generales, favorece una iniciación sexual más tardía el hecho de: ser mujer, pertenecer a una familia de estatus alto o medio-alto, prolongar los estudios, ir a la Universidad, haber estudiado en un centro religioso o ser católico practicante, mayor control paterno en horarios, amigos e intimidad sexual en el hogar. La abstinencia de las relaciones completas tiene su principal razón en el miedo al embarazo no deseado, estando la fidelidad a la pareja en segundo lugar. CONTRACEPCIÓN Según la Encuesta de Fecundidad 1999, el 79,9 % de las mujeres de 15 a 19 años no ha utilizado nunca un método anticonceptivo y entre las 423.000 adolescentes que tenían cónyuge, pareja estable o relaciones ocasionales, sólo la mitad utilizaba métodos anticonceptivos. Respecto al tipo de método, un 20 % usó anticoncepción oral hormonal. El 0,10 % utilizó la píldora del día siguiente o tratamiento de emergencia. Pero el más usado es el preservativo masculino (42 % de mujeres entre 15 y 49 años). El miedo a padecer una ETS (Enfermedad de Transmisión Sexual), sobre todo el SIDA y la hepatitis B, ha contribuido a que en los años noventa el preservativo desplazara a la píldora como método más usado. Es destacable que las primeras experiencias no suelen ir acompañadas de planificación anticonceptiva. Entre el 30 y el 40 % no han utilizado ningún método eficaz. De los que lo utilizan en el 90 % usan preservativo y en muchos casos hacen un uso inadecuado del mismo por falta de aprendizaje adecuado o por otros motivos. Dadas las peculiaridades del adolescente y cómo inician sus relaciones, éstas no siempre se realizan en las condiciones más adecuadas para usar el preservativo. Tener encuentros en lugares públicos, miedo y ansiedad ante las primeras veces, relaciones esporádicas y distanciadas, etc. no son elementos facilitadores para normalizar y planificar el uso del preservativo. El primer contacto con este método suele ser entre los 14 y 15 años, en charlas, campañas, o a través de amigos, hermanos, etc. Se convierte así en un objeto simbólico, un instrumento para un ritual de paso de niño a adulto. A los 17 o 18 años, cuando el grupo adquiere mayor relevancia, el acceso puede hacerse de forma grupal, y a los 20-22 años, de manera individual, acudiendo a una farmacia y a marcas determinadas.

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EMBARAZOS E INTERRUPCIONES VOLUNTARIAS DEL EMBARAZO La falta de uso de anticonceptivos conduce a embarazos no deseados. Actualmente se reconoce que el embarazo en adolescentes y la maternidad temprana está asociados con el fracaso escolar, el deterioro de la salud física y mental, el aislamiento social, la pobreza y otros factores relacionados. En 1998 se produjeron en España 11.264 nacimientos de madres menores de 20 años de las cuales el 60 % no estaban casadas. En el 20,5 % de los casos el padre también era menor de 20 años. El 68 % de estos menores eran solteros. Destacan algunos estudios que la edad de los padres por debajo de 20 años se manifiesta como un riesgo desde el comienzo en la vida para los recién nacidos: más del doble de riesgos biológicos asociados al menor peso al nacer, parto distócico y prematuridad. La tasa de embarazos en la población adolescente (15-19 años) en Madrid es del 11,4 por mil. España registra una de las tasas de fecundidad más baja del mundo, la más baja de Europa, pero no ocurre lo mismo con las tasas en los grupos de edad más jóvenes. A partir de 1975 se observa que la fecundidad ha disminuido ininterrumpidamente, sin embargo en los adolescentes fue en aumento y no es hasta comienzos de los años 80 que se inicia la reducción. Los aspectos psicosociales que afectan a los jóvenes, padres y madres, puede condicionar completamente su proyecto de vida: abandono de estudios, temprana asunción de responsabilidades, privación de tiempo de ocio, conflictos familiares, difícil incorporación laboral, etc. Todo ello unido a un aumento de diversos factores que definen el embarazo en la adolescencia como de alto riesgo: consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, malnutrición, seguimiento médico inadecuado, etc. Además suele asociarse a una situación de familia desestructurada, separación de los padres, muerte o enfermedad de los padres, fracaso escolar y falta de proyecto de vida. Estas situaciones pueden crear un vacío en la joven que la lleva a iniciar relaciones más precozmente y sin protección en busca de mayor afecto. Según el Registro de Interrupción Voluntaria del Embarazo del Ministerio de sanidad y Consumo, el número de interrupciones voluntarias del embarazo (IVE) en mujeres menores de 25 años fue, en 2000, de 27.547 lo que supuso un aumento del 10 % respecto a 1999. Esto significa que el 33 % de los embarazos de esas menores terminaron en IVE, con una tasa del 7,49 % en menores de 20 años. Entre las menores de 20 años que abortaron en el año 2000, sólo el 27,41 % utilizó algún servicio de planificación familiar, mientras durante los dos años anteriores y en el grupo de 20 a 24 años, lo hizo el 34,48 %. Otro dato importante es que el 23,15 % de las mujeres que abortaron en el 2000, había tenido uno o más abortos anteriores, de ellas el 8,5 % de las menores de 20 años. De 1990 a 2000 el número de abortos de repetición subió del 19,59 % al 23,15 %. En suma, los embarazos en adolescentes han aumentado ligeramente y las IVE han manifestado una tendencia ascendente, aunque siguen por debajo de la mayoría de los países de la UE. 36

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ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL La incidencia de enfermedades de transmisión sexual puede haber aumentado en los adolescentes debido a diversos factores de riesgo: inicio precoz de relaciones sexuales, falta de protección eficaz, sentimiento de invulnerabilidad, uso de drogas, factores ambientales, falta de desarrollo de la educación sexual y mal cumplimiento de la prescripción sanitaria. Es significativo el alto desconocimiento sobre ETS que tienen los adolescentes. No hay datos fiables de prevalencia pero de las visitas de los chicos a los centros municipales de salud se deduce un 3 % en edad comprendida hasta los 19 años, porcentaje equiparable al del conjunto de la población. Hay más de 30 enfermedades bacterianas, virales, fúngicas y parasitarias que pueden ser transmitidas por vía sexual, aunque algunas son más relevantes. En España solo la sífilis y la gonococia son de declaración obligatoria. La primera ha disminuido desde 1984 en más de ocho puntos, observándose una estabilización desde 1997 en torno a 1,94 por cada 100.000 habitantes. La gonococia tras unos años de intensa subida, se situó en 1999 en 3,85 por 100.000 habitantes. De todas las ETS es la infección por Chlamydia la más común afectando a un 5,7 % de jóvenes europeos, aunque también tiende a disminuir. El condiloma es el segundo diagnóstico más frecuente y la ETS viral que más aumentó en las últimas décadas. En cualquier caso, la enfermedad más grave y preocupante de las transmitidas por vía sexual es la infección por VIH. En cuanto al SIDA, hasta el 30 de septiembre de 1998 el número de casos, en jóvenes de 15 a 19 años era de 4.259 de los cuales ya han fallecido más del 60 %. Madrid es la comunidad autónoma con más casos. En el año 2001 se habían notificado en España 20.558 casos de SIDA en personas menores de 29 años, lo que representa el 33 % de los casos declarados. CONTRACEPCIÓN HORMONAL DE EMERGENCIA Otro modo de medir la falta de planificación que evite las consecuencias no deseadas de la práctica sexual es a través del uso de la contracepción de emergencia, que según la Comunidad de Madrid, es un tema de interés. La edad de las mujeres que han solicitado la píldora del día siguiente, desde 1995, está comprendida en su mayor parte, entre 17 y 26 años, con una media de 22 años. Los motivos alegados son la rotura del preservativo o el no haber utilizado ningún método anticonceptivo. Según la Federación de Planificación Familiar de España, se estima que unas 40.000 mujeres recurren cada año a este tipo de contracepción. La comercialización ha supuesto regularizar una situación anómala en cuanto a prescripción y dispensación. Tomado en las primeras 24 horas, la eficacia es del 95 % reduciéndose al 58 % si se emplea entre las 48 y las 72 horas. Actualmente se plantea una cierta incertidumbre sobre el posible uso que la población adolescente y joven pueda hacer de este método en el sentido que se convierta en habitual y desplace a los realmente indicados como tales. Ello podría ocasionar un 37

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ascenso en las tasas de ETS, SIDA al tiempo que alteraría el hecho de corresponsabilizarse en las relaciones sexuales. Un estudio llevado a cabo recientemente en la Comunidad de Madrid afirma que “no utilizar el preservativo es un acto conscientemente orientado a la búsqueda de un goce en un ámbito de riesgo calculado, donde la píldora del día siguiente actúa de red salvadora”. Conclusión bastante significativa. El hecho de que la Constitución Española y el Código Penal dejen claro que la sexualidad constituye una dimensión fundamental de la personalidad, y que es legal la autodeterminación sexual a partir de los 13 años, edad en la que se reconoce la capacidad de establecer libremente relaciones sexuales consentidas, hace imprescindible la formación de los adolescentes en este campo, dado que podrán elegir también el método anticonceptivo, sin permiso de progenitores o tutores. Esto se producirá siempre y cuando el facultativo que le atienda reconozca su condición de madurez, es decir que comprende las consecuencias de su decisión sobre su integridad corporal y sobre su salud, así como sus repercusiones sobre su vida futura.

6. Situación de la salud mental La salud mental hace referencia a cómo una persona piensa, siente y actúa cuando hace frente a situaciones de la vida. Es cómo nos vemos a nosotros mismos, nuestra vida y nuestras relaciones, cómo vivimos los cambios y problemas y cómo buscamos soluciones. Incluye el manejo del estrés, las relaciones con otras personas y la toma de decisiones. Es decir que depende de cuestiones como:       

Autonomía funcional Percepción correcta de la realidad Adaptación eficaz y respuesta a las demandas del entorno Relaciones interpersonales adecuadas Percepción de autoeficacia Buen autoconcepto Estrategias adecuadas para afrontar el estrés

Los trastornos de salud mental son una causa de morbilidad y mortalidad (suicidio) a la que urge dar respuesta. Trastornos de ansiedad, depresión, psicopatías y sociopatías son frecuentes en las consultas. Estudios europeos recientes demuestran que entre un 17 % y un 22 % de los jóvenes menores de 18 años sufren problemas de desarrollo, emocionales y de conducta. Uno de cada ocho jóvenes padece un trastorno mental, y esto sube a uno de cada cinco en ambientes socioeconómicamente desfavorecidos. Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos concluye con datos que necesitan una reflexión: ∗ Uno de cada cinco niños o adolescentes puede tener un problema de salud mental que puede ser diagnosticado y tratado durante su desarrollo.

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∗ Uno de cada diez puede tener un problema emocional serio (que altera e interrumpe la vida social, académica y emocional). ∗ Dos tercios de todos los jóvenes con problemas no reciben ayuda. Sin ayuda las consecuencias pueden llegar desde el fracaso escolar, el abuso del alcohol y las drogas, los problemas familiares, la violencia o incluso el suicidio. De estos trastornos: ∗ Desórdenes de ansiedad. Afectan a 8 o 10 % de los niños y adolescentes. Son los más comunes. ∗ Depresión mayor. Afecta al 6 % de niños y adolescentes. ∗ Desorden bipolar. 1 % de los adultos. A veces aparece durante la pubertad. ∗ Déficit de atención/hiperactividad. 5 % de niños y adolescentes. ∗ Déficit de aprendizaje. 5 % de niños y adolescentes. ∗ Desórdenes de conducta. 4 a 10 % de niños y adolescentes. ∗ Desórdenes de la alimentación. 1 % de las chicas (anorexia), 1 a 3 % de adolescentes (bulimia). ∗ Autismo y otros trastornos relacionados. 7 a 14 por 10.000 adolescentes. ∗ Esquizofrenia. 3 por 1000 adolescentes. En España no existen datos poblacionales representativos de salud mental, pero los datos hospitalarios nos llevan a pensar que la epidemia de mala salud mental que hay en otros países desarrollados es también aquí una realidad. En nuestro país, en 1998 se produjeron 103.055 ingresos hospitalarios por trastornos mentales, de los cuales 12.715 fueron del grupo de 15 a 24 años. Los ingresos por esta causa se disparan en el grupo de edad doblándose en el intervalo de 25 a 34 años. Además hay que tener en cuenta que la mayoría de los problemas mentales de los jóvenes cursan sin ingreso hospitalario lo que nos lleva a pensar en la importancia de la detección y tratamiento adecuado para evitar consecuencias a corto, medio y largo plazo. Las investigaciones más recientes proponen una prevalencia de los trastornos de ansiedad de entre un 5 % y 10 % en niños mayores y adolescentes. Los jóvenes perciben su salud de una manera muy relacionada con su entorno familiar, estilo de vida, rendimiento escolar, relaciones sociales y condiciones de vida. La mala calificación de la propia salud y la percepción de síntomas coinciden con modos de vida arriesgados, especialmente el consumo de drogas, la soledad, un ambiente escolar que se percibe de modo negativo y una gran cantidad de problemas vividos en relación con el colegio o el trabajo. En 1997, el 15,7 % de la población de 16 a 24 años valoró que su estado de salud era regular, malo o muy malo. PORCENTAJE DE VALORACIÓN DE LA SALUD PERCIBIDA ENTRE LOS 16 Y 24 AÑOS, según la Encuesta Nacional de Salud, 1997 20 % 64,3 % 15,7 % Muy bueno Bueno Regular/ malo/muy malo La salud mental es uno de los componentes de la salud más invisibles y peor evaluados. Se estima que menos del 20 % de los jóvenes europeos con problemas mentales recibe un tratamiento adecuado, a pesar de que existen una gran variedad de tratamientos psicosociales y farmacológicos eficaces. Asimismo, un estudio dirigido por la 39

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OMS revela que la enfermedad mental, incluido el suicidio, ocupa el segundo lugar en la carga de enfermedad en los países con economía de mercado. Carga de enfermedad por categoría de enfermedades en los países con economía de mercado, 1990.

Todas las dolencias cardiovasculares Todas las enfermedades mentales Todas las enfermedades cancerosas Todas las enfermedades respiratorias Todas las derivadas del consumo de alcohol Todas las infecciosas y parasitarias Todas las derivadas del consumo de drogas

18,6 % 15,4 % 15,0 % 4,8 % 4,7 % 2,8 % 1,5 %

Una de las consecuencias no evaluadas de una deficiente salud mental es la violencia. Un reciente estudio del Defensor del Pueblo pone de manifiesto que el 33 % de los alumnos de enseñanza secundaria manifiestan haber sufrido violencia verbal, el 7 % violencia física, el 9 % violencia psicológica, el 11 % violencia social y el 20 % algún robo. CARACTERÍSTICAS DE LA ENFERMEDAD MENTAL EN LA JUVENTUD La OMS alertó en el año 2002 sobre la salud mental de los adolescentes y cómo ésta condiciona el futuro de las sociedades. La infancia y la adolescencia está caracterizada por periodos de transición y reorganización, y es importante valorar pensamientos, emociones y conductas de esta población de acuerdo con su evolución y con el contexto familiar, social y cultural. Los problemas mentales de los jóvenes no están tan definidos como los de los adultos, y aparecen en familias de todas las clases sociales y con todos los tipos de antecedentes. Nadie es inmune aunque existen factores de riesgo que debemos considerar:

     

Incapacidad mental (retraso) bajo peso al nacer historia familiar de alteraciones mentales o adicciones pobreza multigeneracional separación de las personas cuidadoras antecedentes de abusos y negligencia

Las intervenciones preventivas sobre estos factores de riesgo han demostrado ser efectivas a través de programas educativos para niños y jóvenes y también para los padres, a través de apoyo especializado. De modo que aquí la escuela debería dotarse de conocimientos y recursos, materiales y humanos, para detectar y atender a este alumnado.

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La incidencia de muchos trastornos (trastornos de la alimentación, depresión, problemas relacionados con el consumo de droga, conducta suicida, y psicóticos) aumenta notablemente de la niñez a la adolescencia y la prevalencia continúa incrementándose en la edad adulta. Las investigaciones más recientes proponen una prevalencia de los trastornos de ansiedad de entre un 5 % y 10 % en niños mayores y adolescentes. ¿Dónde colocar el límite de normalidad y anormalidad en la adolescencia? Cada vez más se reconoce que a partir de los 12 o 14 años se produce un aumento importante tanto de trastornos de conducta y del control de los impulsos como de reacciones depresivas y estados de ansiedad (especialmente de ansiedad social). Frecuentemente son diagnosticados como Trastornos Adaptativos por su relación directa con acontecimientos vitales que vive el adolescente. Las fugas del hogar, la conducta antisocial, cefaleas recurrentes y dolores inespecíficos, trastornos de la conducta alimentaria, ideas suicidas y autodestructivas serían algunos indicadores cada vez más presentes. El suicidio se ha convertido en la segunda causa de muerte en jóvenes a partir de los 14 años, duplicándose su número en las dos últimas décadas. Elgunos estudios encuentran tasas entre 15-20 % de adolescentes con ideas suicidas acompañadas de sentimientos de desesperanza e indefensión. TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN Según BOCKEMÜHL (1990) durante las décadas de los 70 y 80, los trastornos de la alimentación atacaron como una peste a los países más civilizados, sin que los médicos y los familiares, la mayoría de las veces, pudieran verse a la altura de los graves y crecientes problemas sociales y terapéutico-pedagógicos que nos planteaban estos enfermos. Para abordar estas enfermedades resulta necesaria una orientación global que abarque lo físico, lo anímico y lo espiritual, como la que se desprende de la antropología y medicina antroposóficas. La característica principal de estas patologías es la diversa relación con la ingesta. Desde la anorexia hasta la obesidad, pasando por los episodios de bulimia compulsiva y los vómitos provocados se podrían distinguir los cuadros siguientes:  Sobrepeso con vómitos (bulimia)  Sobrepeso por sobrealimentación (obesidad)  Peso normal con vómitos (bulimia nerviosa, con ataques de hambre canina y vómitos)  Delgadez por ayuno (anorexia)  Delgadez por vómitos (bulimarexia) El cualquiera de los casos lo decisivo es el peso corporal o la extraviada manipulación de la ingesta. La natural relación con la comida sufre una perturbación grave y compulsiva, que es simple en el caso de una ingesta desmesurada y desenfrenada y en el rechazo de los alimentos, o doble, en el juego entre ingesta impulsiva y vómito artificial. También se perturba la relación con el propio cuerpo. Las sensaciones de hambre y saciedad no desaparecen pero dejan de ser expresiones vegetativas naturales para la mente. El enfermo no interpreta los mensajes del cuerpo correctamente lo que le produce intranquilidad. Si la razón falla, las sensaciones se imponen compulsivamente. 41

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Los trastornos de la alimentación son una amenaza seria para el desarrollo normal del individuo. Alrededor del 20 % de las víctimas tempranas se convierten en casos crónicos, y la mortalidad es aproximadamente del 6 % a lo largo de la vida. Afectan unas diez veces más a las chicas que a los chicos. OBESIDAD La obesidad ha sido reconocida como problema médico desde hace bastante tiempo. Es evidente que constituye un complejo problema y corrientemente va asociada a una serie de dificultades, obedeciendo a múltiples causas. Muchos jóvenes con trastornos nutricios muestran una alteración en su capacidad para reconocer signos internos de hambre o apetito. Mientras la mayoría de las personas son capaces de juzgar si han comido ya lo suficiente, debido a un feedback fisiológico, los individuos obesos o bien ignoran tales señales o las interpretan erróneamente. SCHACHTER (1968) diseñó un experimento de laboratorio para demostrarlo. Invitó a dos grupos de individuos, uno de ellos constituido por obesos y otro por sujetos de peso normal, a participar en un estudio sobre el sentido del gusto. La mitad de cada agrupo recibió alimentos antes de comenzar la prueba. Durante el propio experimento, se presentaron a los probandos cinco tipos diferentes de alimentos, diciéndoles que podían comer cuanto gustasen para poder describir adecuadamente los sabores de cada uno. En el grupo control los que habían tomado algo antes, comieron muy poco durante la degustación, mientras que en el grupo de los obesos, los que comieron antes volvieron a hacerlo al mismo nivel o mayor que los que tenían el estómago vacío. Un segundo factor que se piensa subyace a la obesidad es un trastorno del sentido de autocontrol. Frecuentemente son individuos obesos aquellos que carecen de un sentimiento de autonomía personal y que sienten que son manejados por otros. Así tan sólo mediante su comportamiento nutricio pueden expresar sus deseos y necesidades. Diversos experimentos demuestran que los adolescentes obesos son pasivos y tímidos, ansiosos por agradar, tolerantes con los malos tratos, y dispuestos a aceptar las opiniones negativas que otras personas tienen de ellos. En tercer lugar, diversos autores han llamado la atención sobre el hecho de que comer excesivamente puede ser un fenómeno reactivo en aquellos que han sufrido algún trauma psíquico o la pérdida de un ser querido. Bajo tales condiciones, comer quizá representa una compensación de la pérdida y puede utilizarse por el individuo para reducir la depresión o la sensación de vacío emocional. Por último, un motivo para comer en exceso puede tener relación con su efecto sobre la imagen corporal. Estar gordo y no tener un aspecto estético puede constituir una defensa contra el atractivo sexual o la popularidad. Puede ser un modo útil de resistencia a las aspiraciones parentales, como éxito social para las chicas o logros en actividades deportivas para los chicos, éxito y logros que el adolescente quiere rechazar sin confrontación directa. En adolescentes especialmente sensibles puede suponer un procedimiento para asegurar el rechazo que temen y que sin embargo buscan, como una confirmación de una imagen negativa acerca de sí mismo y una escasa autoestima. ANOREXIA Y BULIMIA Centrándonos en la anorexia y la bulimia nerviosas, se trata de problemas de salud que se manifiestan como trastornos del comportamiento alimentario y que, a veces, cuando no se tratan, pueden poner en peligro la vida de las personas que los sufren. 42

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Afectan principalmente a las mujeres, aunque hay hombres que también los padecen. Pueden aparecer a cualquier edad, pero es en la adolescencia cuando se dan con mayor frecuencia, debido al momento vital de cambio y de búsqueda de la propia identidad. Se inicia muy sutilmente, pudiendo pasar desapercibido en un primer momento. La personas con anorexia y con bulimia comparten una preocupación excesiva por no engordar, aun cuando su peso sea normal o esté muy por debajo de lo saludable, convirtiéndose la comida en el eje central de sus preocupaciones y desatendiendo progresivamente otros aspectos de sus vidas. En ambos casos falta el sentido de la enfermedad. La anorexia y la bulimia se diferencian por la forma en que las personas se comportan ante la comida. Puede ocurrir que una misma persona sufra ambos trastornos alternativa o sucesivamente. La anorexia nerviosa se caracteriza por un miedo exagerado a engordar y por una distorsión de la imagen corporal que hace que las personas que la padecen se vean y se sientan gordas cuando no lo están. Esto les lleva a los siguientes comportamientos: ∗ comen cada vez menos ∗ realizan ejercicio físico intenso, con la única idea de adelgazar ∗ en ocasiones vomitan y/o utilizan diuréticos y laxantes solo con la finalidad de perder peso Todo ello provoca una pérdida de peso excesiva, de hasta el 40 % del peso normal medio, que tiene unas repercusiones físicas iniciales como son la retirada de la regla, la caída progresiva del pelo o la sequedad de piel, que se queratiniza, se hace áspera, velluda y se estira sobre los huesos. El aspecto es asténico, con tez gris pálida, ojos grandes, hundidos, lastimeros. Los brazos y piernas, normalmente fríos y pálidos, se mueven con cautela, inexpresividad y lentitud, aunque salta a la vista la necesidad de moverse de estos enfermos. En fases más avanzadas, pueden llegar a poner en peligro su vida por la desnutrición con problemas de corazón y circulación, desequilibrios hormonales graves, etc. El sueño está turbado, con gran fatiga. La menstruación no pocas veces se siente como desagradable, contaminante y asquerosa. Se da inclinación a reducir el nivel de la glucemia hasta el choque hipoglucémico e incluso al colapso circulatorio. La respiración se hace lenta y superficial (bradipnea). También quedan trastornadas las funciones circulatorias, con disminución de la presión sanguínea y la retardación de los latidos del corazón (bradicardia). Aparecen trastornos del metabolismo hídrico (hipovolemia, pérdida de turgencia o edema), escasez de plasma sanguíneo, sequedad de piel o almacenamiento de fluidos. Se trastorna el equilibrio electrolítico, disminuye el potasio en sangre con modificación del electrocardiograma. Se producen trastornos también en las funciones renales. Todo lo anterior indica que se agotan lentamente todas las funciones vitales relacionadas con el metabolismo, los procesos secretores así como puede mermar la conservación de funciones de crecimiento, regeneración y reproducción hasta llevar a la muerte. Los anoréxicos son, en su mayoría muy inteligentes en lo que concierne a la formación escolar. Entienden bien y pronto, tienen buena memoria y son concienzudos y hábiles, obteniendo buenas calificaciones, pero se observa que no hay ideas propias, ni originalidad ni fantasía creadora, así como juicios propios. Dominan la objetividad, la 43

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precisión. No tienen formada una percepción realista, un pensamiento y una comprensión independientes. Estas peculiaridades no suelen advertirse en la escuela. Con el creciente enflaquecimiento se reduce la capacidad de concentración, atención y memoria de modo que, al final, tampoco pueden superarse intelectualmente las tareas escolares. En su lugar, llegan a primer plano la inquietud interior, el aturdimiento y las obsesiones, todo ello en relación con la forzada disminución de peso. Caen en un letargo con ensueños de un mundo ideal, dorado, que toma carácter de realidad. Después, viene el anhelo de la muerte, con ideas de suicidio. Quedan eliminados lo social, lo real y lo cualitativo. La sensibilidad también se ve alterada. Los enfermos notan una disminución de su emotividad, no pueden emitir un juicio ni expresar una opinión personal, no pueden decidir qué es bueno ni malo, qué es importante o insignificante. Pierden seguridad y orientación. No logran establecer relaciones nuevas ni mantener las antiguas, quedando sólo la relación de dependencia con la madre. Domina un ánimo indiferente o depresivo en el que destacan el desconcierto y el desamparo, la sensación de miedo y pánico, sobre todo durante las comidas. Las sensaciones corporales pierden naturalidad. Viven dolorosamente el empobrecimiento anímico, el estar vacíos y la incapacidad de vibrar con los demás en la alegría o la tristeza, la confianza y la propia afirmación, el amor y el gozo que suelen darse en las relaciones anímicas sanas. Avanzada la enfermedad, todos los actos se convierten en ritos estrictos y rígidos dirigidos a la reducción de peso, a la dieta y al empeño de hacerlo todo bien con el fin de evitar reproches y ganar reconocimiento. Padecen miedo constante a inesperadas modificaciones del “sistema”, no empiezan nada sin estar seguros de poder hacerlo bien, no perseveran en ninguna actividad, no se creen capaces de nada. La bulimia nerviosa presenta, junto al miedo a la gordura, un sentimiento de pérdida de control con la comida, siendo característicos: ∗ los atracones compulsivos ∗ provocarse vómitos para contrarrestar los atracones ∗ usar laxantes, diuréticos y lavativas sin control Estos comportamientos provocan una gran vergüenza, por lo que suelen realizarse a escondidas. Como en la bulimia el peso suele ser normal, el trastorno es menos visible. Físicamente tienen un aspecto bueno y a menudo solo se les reconoce por callosidades en el dorso de la mano, provocadas por la presión de los dientes superiores en los vómitos o por tumefacciones en las parótidas y caries visibles. En los bulímicos, normalmente mayores, predomina una amabilidad contenida o sequedad, con grave inseguridad en las relaciones que oculta un gran sufrimiento y el miedo a que pueda descubrirse su secreto. En ambos casos, hay que tener claro que el problema no es la alimentación, sino el modo en que la persona se valora y se percibe a sí misma. Estamos hablando de un problema de salud mental que tiene tratamiento y que hay que prevenir. La anorexia y la bulimia nerviosas deben distinguirse de otras dolencias con adelgazamiento y vómitos. Por ejemplo, hay que eliminar clínicamente las enfermedades orgánicas que provocan también falta de apetito y, por tanto, adelgazamiento. Para reconocer la anorexia, es importante el deseo del paciente de disminuir de peso sin tener 44

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conciencia de que el cuerpo adelgaza cada vez más, de mantener el estado de hambre como manía, y la manifiesta preocupación por diversidad de dietas. Frecuentemente se añade un desmesurado activismo para quemar energías. Con la bulimia, además se atesoran comestibles y se encuentran indicios de vómitos provocados. También deben distinguirse, por sus diferentes necesidades de tratamiento, de otras enfermedades mentales como la esquizofrenia y la depresión, que suelen cursar también con adelgazamiento, vómitos y pérdida de menstruación, y que no son fáciles de detectar en la infancia y adolescencia. La depresión y la anorexia muestran en parte un parentesco pero la relación con la comida es diferente. Los depresivos se sienten nulos y descuidan la alimentación, mientras los anoréxicos reafirman su propia estimación refrenándose en la comida. ¿Por qué aparecen estos problemas? Siguiendo los factores hereditarios resulta que en las mismas familias se encuentran ya anoréxicos y cuadros depresivos o tienen algo que ver con el alcoholismo y la toxicomanía. El papel del factor hereditario parece confirmarse también porque, entre los gemelos anoréxicos, el 50 % son univitelinos, mientras que sólo el 10 % son bivitelinos. También llaman la atención en las familias ciertos datos sociológicos: frecuentemente padre y madre compulsivos o padre muy escrupuloso. Pero en casi todas las familias se encuentra una expectativa especial de éxito, la necesidad de reconocimiento externo y de agradar socialmente. En su estilo comunicativo, se dan con frecuencia la sobreprotección del hijo, dificultades en la superación de problemas, evitación de conflictos e inseguridad en la expresión de sentimientos y en el trato con los demás. A menudo hay un fondo de problemas matrimoniales graves, pero encubiertos, que los enfermos sufren especialmente y, mediante su enfermedad, al provocar la compasión de ambos padres, pueden obligarlos a solidarizarse. Por otra parte, cada sociedad tiene una forma concreta de enfermar. En la sociedad actual, la industria de la moda, los medios de comunicación y los mensajes de la publicidad (productos light, dietas de adelgazamiento, cuerpos perfectos, etc.) nos están diciendo que para tener éxito en la vida es imprescindible ser guapo/a y necesariamente delgada, en el caso de la mujer. Ya hemos comentado que las dietas son una práctica habitual en nuestra sociedad sin que ello implique, normalmente, una patología. Sin embargo, aunque todos participamos de esta situación, es cierto que algunas personas, y en algunas etapas de la vida, tienen unas características psicológicas que les hacen especialmente vulnerables a estos mensajes de modo que seguirlos se convierte en obsesión. La historia particular, la forma de entender la vida, de enfrentarse a los problemas, de resolver los conflictos y la valoración de sí misma son factores importantes. En los adolescentes, la búsqueda de la identidad, la progresiva autonomía y el deseo de integrarse en grupos fuera de la familia hacen que los jóvenes busquen modelos a quienes parecerse y con quienes identificarse, lo que les hace más vulnerables a las modas. Cuando sienten que el cuerpo es el vehículo principal de aceptación en el grupo y por tanto de prestigio social, corre el riesgo de enfermar. Es imprescindible que los adultos estemos atentos a su desarrollo y valoremos los cambios que se van produciendo para poder detectar de forma precoz las señales de alarma. 45

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¿Cómo prevenirlos? Estando atentos al comportamiento, no solo alimentario sino también en aspectos como si tiene amigos, si está centrado en los estudios o le va mal en ellos, si disfruta de las cosas que hace, si tiene confianza en si mismo, etc. (cuestiones que vimos en el estudio sobre hábitos de salud en el capítulo de antecedentes). La familia es el medio principal donde la persona se desarrolla, donde pueden surgir conflictos y dificultades que pueden manifestarse a través de la comida. Es donde se presentan los primeros síntomas y donde hay que estar más atentos. Para ello es imprescindible mantener una comunicación fluida entre todos los miembros que ayude a detectar los pequeños conflictos y poner palabras a los sentimientos y necesidades de cada uno. Eso hará que conozcan sus capacidades y sus limitaciones. Cuando no podemos expresar con palabras los conflictos internos es el cuerpo el que habla, y lo hace a través de síntomas como el no comer, el provocarse vómitos, etc. En CABRANES y colab. (2000) se habla de la atención a este tipo de enfermos así como de la prevención. Según este equipo de médicos, el ámbito escolar es el idóneo para establecer un programa de prevención de trastornos alimentarios, ya que los mensajes llegarían así a prácticamente toda la población de riesgo y, además, se podría diseñar un listado de objetivos evaluable después en cuanto a su grado de cumplimiento en dicha población. Pero este programa debe ser realizado con cuidado dados los efectos nocivos que ha causado la divulgación excesiva y mal planteada de esta problemática. Lo ideal sería comenzar con edades previas a la adolescencia, entre los 7 y 11 años, aproximadamente. Como objetivos básicos destacarían: ∗ Información sobre los riesgos de la desnutrición, malnutrición y nutrición desequilibrada; los riesgos de las conductas de purga, en especial el vómito, y los beneficios de las dietas saludables, especificando de forma precisa, a nivel dietético, lo que es y no es saludable, con promoción de hábitos alimentarios sanos. ∗ Desmitificación del valor de la imagen-aspecto como elemento esencial para la autoestima y el éxito, con disminución de la excesiva relevancia social de dicho valor y sustitución por valores de tipo cultural, ético, intelectual y otros, que incrementen la autoestima de los alumnos. En resumen, anorexia y bulimia son la síntesis, como enfermedad, de un proceso en el que coinciden muchos malestares. Las señales de alarma deben ser:

 Los chicos van cerrando cada vez más su círculo de amigos y manifiestan actitudes de aislamiento, soledad, tristeza y melancolía, pero empiezan a aumentar obsesivamente las horas de estudio y de otras actividades “útiles”.  Cambian sus hábitos en relación a la comida, de forma rígida y continuada, por ejemplo, procuran no coincidir con la familia a la hora de comer, comen cada vez menos y se obsesionan con contar calorías.  Aumentan de forma exagerada la práctica del ejercicio físico, con la única finalidad de perder peso.  Se quejan de su aspecto físico, mostrándose disconformes con su peso o con alguna parte de su cuerpo, especialmente caderas y muslos.  Están raros y con un cambio de carácter llamativo. 46

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DEPRESIÓN La depresión que comienza en la adolescencia es un estado muy recurrente, que causa un grave detrimento de la capacidad psicosocial y que constituye un problema serio de salud pública. En la niñez y la adolescencia, la depresión se asocia con problemas de adaptación, bajo rendimiento escolar y conducta suicida. Antes de la pubertad las enfermedades afectivas son relativamente raras, estimándose la prevalencia de la depresión mayor dentro del rango de 1,8 % a 2,5 %, y la frecuencia de las formas menores de depresión en el 2,5 %. La depresión es mucho más común en adolescentes. La incidencia por sexos es similar antes de la pubertad, pero aproximadamente 4 veces más común en mujeres después de comenzada la adolescencia. Según los datos epidemiológicos disponibles, la prevalencia de la depresión grave a lo largo de la vida es del 4 % en el grupo de 12 a 17 años, y del 9 % a los 18. Los últimos datos apuntan un aumento de prevalencia en adolescentes. A los 15 a 24 años, el consumo y la dependencia de las drogas se asocia con frecuencia a trastornos mentales como la depresión, a lo que se suma el que el consumo de este tipo de sustancias, cuando se es joven, presenta un alto riesgo de desarrollar trastornos mentales graves en la edad adulta. La depresión se clasifica de acuerdo con la severidad, evolución y presencia o ausencia de manía. El diagnóstico de depresión mayor requiere por lo menos dos semanas de tristeza, aburrimiento o irritabilidad durante, al menos, la mitad del tiempo y otros cuatro síntomas de depresión entre los siguientes:

 Estado de ánimo deprimido (o irritabilidad en niños y adolescentes) la mayor parte del día, casi todos los días, indicado por relato subjetivo o por la observación de terceros.  Disminución pronunciada del interés o el placer por todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi todos los días.  Pérdida o aumento de paso significativo sin dieta (más de 5 % del peso corporal en un mes) o disminución o aumento del apetito casi todos los días.  Insomnio o hipersomnia casi todos los días.  Agitación o retardo psicomotores casi todos los días (observable por terceros y no sólo sensaciones subjetivas de desasosiego y lentitud).  Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.  Sentimientos de desvalorización o culpa excesiva o inapropiada (que puede ser delirante) casi todos los días (no solamente autorreproche o culpa por estar enfermo).  Disminución de la capacidad de pensar o concentrarse, o indecisión, casi todos los días.  Pensamientos sobre muerte recurrentes (no solo miedo de morir), ideas suicidas recurrentes sin un plan específico o intento de suicidio o plan de suicidio específicos.

Los trastornos de adaptación con depresión son una perturbación de la afectividad más leve y relativamente más breve producidos por estrés severo. Existen distintas denominaciones de las depresiones. Una primera distinción distinguía los episodios “intrínsecos o endógenos” de los “situacionales o exógenos”. Actualmente no se considera tal división pues se piensa que los problemas afectivos son 47

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enfermedades y que éstas deben ser diagnosticadas sin tener en cuenta los sucesos que pueden o no ocasionarlas. Hay evidencias de que en la niñez la depresión “endógena” (independiente de circunstancias externas) está más asociada a la herencia y a ciertos marcadores biológicos como hiposecreción de somatrotrofina secundaria a hipoglucemia inducida por insulina. Según BRENT (1994) el factor de riesgo más importante para el desarrollo de depresión en la juventud es tener por lo menos un progenitor con trastornos afectivos. Los hijos tienen mayor riesgo de depresión cuanto mayor es la prevalencia de depresión en la familia, cuanto más jóvenes son los padres en el comienzo de la depresión y cuando hay antecedentes familiares de depresión recurrente. Se considera que la depresión de los padres contribuye a la depresión de los hijos a través de factores genéticos y de la desaparición del rol parental, de la disminución del apoyo familiar y del aumento de la discordia padre-hijo. Los trastornos depresivos también se asocian con otros tipos de traumas ambientales como maltrato, abuso sexual y pérdida de progenitor, hermano o amigo cercano. Después de la pérdida son mucho más probables cuando hay antecedentes familiares con depresión. Ciertos medicamentos como los antihipertensivos, los esteroides y el fenobarbital pueden predisponer así como ciertas enfermedades crónicas como la epilepsia, la enfermedad inflamatoria intestinal y la diabetes juvenil. La etiología de la depresión en la juventud es desconocida, pero investigaciones psicosociales y psicobiológicas han identificado varias diferencias clave entre jóvenes deprimidos y controles sanos:  Los niños y adolescentes deprimidos están sometidos a un mayor grado de desavenencia familiar  A nivel neuroendocrino, presentan varias anormalidades como hiposecreción de la hormona de crecimiento, hipoglucemia inducida por insulina y problemas con neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina.

En cuanto al cuadro clínico los niños deprimidos (más que los adolescentes) pueden presentar trastornos somáticos y características psicóticas asociadas a su estado de ánimo (delirios de desvalorización, desesperanza, pecado, culpa), alucionaciones auditivas autodespectivas e ideas paranoicas. La ansiedad también es más común en la depresión prepuberal (ansiedad por separación, recordemos las características de esta edad). Los adolescentes deprimidos presentan similares características pero es más probable que consuman drogas o alcohol y que hayan intentado suicidarse. Otros trastornos psiquiátricos también pueden estar asociados con perturbaciones anímicas relacionadas con la depresión: ∗ Los pacientes con trastornos de aprendizaje y déficit de atención pueden tener poca autoestima y desmoralización pero el diagnóstico de depresión requiere los criterios propios del síndrome. 48

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∗ Los pacientes anoréxicos, particularmente si están desnutridos, pueden tener la afectividad deprimida, pero no se puede diagnosticar depresión hasta normalizar el estado nutricional. ∗ Quienes han abusado de drogas y de alcohol suelen presentar perturbaciones anímicas. Incluso el trastorno puede preceder y predisponer al abuso de sustancia pero a menudo es secundario a éste y se alivia tras la desintoxicación. ∗ La irritabilidad de la manía y de la depresión puede ser signo también de los trastornos de conducta pero en éstos no aparecen los cambios de energía, sueño y patrones de pensamiento de aquellas. ∗ Las características del trastorno por déficit de atención pueden sugerir manía pero en esta hay más oscilaciones del carácter y cambios neurovegetativos. En la bibliografía se encuentra el término “depresión enmascarada” que se refiere al comportamiento agresivo o a la actuación asociados con la depresión que hacen más difícil identificar la enfermedad. Es cierto que un adolescente que ha consumido drogas y tiene un comportamiento agresivo e irritable podría tener un trastorno crónico del estado de ánimo que lo ha conducido a tales complicaciones, aunque es más probable que dicho trastorno no exista. Las depresiones en niños y adolescentes tiene una evolución crónica y recurrente. En el 40 % de los niños deprimidos se puede esperar recurrencia dentro de los dos años siguientes al episodio. Los prebúberes muestran un significativo deterioro social aun después de recuperarse de la depresión. Las secuelas de la depresión adolescente en la edad adulta son el abuso de drogas y alcohol, comportamiento antisocial y dificultades en las relaciones interpersonales. Además, la depresión aumenta sustancialmente el riesgo de suicidio en la adolescencia. Este riesgo parece ser mucho mayor al principio de la enfermedad. SUICIDIO El suicidio es una de las tres causas principales de muerte entre los jóvenes. Alrededor del 14 % de los suicidios se cometen a la edad de 15 a 24 años, asociándose también a menudo con los trastornos depresivos o con el consumo de drogas, lo cual pone de manifiesto la importancia de prevenir y tratar estos problemas. El suicidio se ha convertido en la segunda causa de muerte en jóvenes a partir de los 14 años y algunos estudios muestran tasas entre 15 y 20 % de adolescentes con ideas suicidas acompañadas de sentimientos de desesperanza e indefensión. El suicidio de un adolescente es algo que ocasiona una angustia y aflicción especial en los adultos. Un estado de profundo pesar, el deseo de haber podido prever la tragedia y el sentimiento de culpa por parte de quienes podrían evitar tan irrevocable acto, aunque se ponen de manifiesto a continuación de cualquier tentativa de suicidio, resultan especialmente intensos cuando es un joven el que se ha quitado la vida, más aún porque para la mayoría de los adultos la imagen del adolescente es la de la frescura, y las ganas de vivir.

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Suicidio y lesiones autoinfligidas. Tasa de mortalidad ajustada para el grupo de edad de 15 a 24 años, según sexo, y total nacional. España. 1980-1996. En un estudio realizado en Inglaterra y Gales entre los años 1962 y 1969 se concluyó que se suicidaban un doble número de chicos que de chicas, y que había más niños de estatura elevada y de inteligencia superior de lo que se suponía, lo cual indicaba un grado acelerado de madurez intelectual y física en dichos individuos. Entre las causas aparecía el hecho de saber que los padres se iban a enterar de algún tipo de comportamiento antisocial o vergonzoso que había sucedido fuera del hogar. Al parecer también se vio relación entre los comportamientos suicidas y la existencia de familiares o compañeros de colegio que hubieran pasado por la misma experiencia, o bien con la lectura de libros de contenido también suicida. CIRCUNSTANCIAS QUE AUMENTAN EL RIESGO DE SUICIDIO (Brent, 1994) Dificultades psiquiátricas: Depresión Abuso de sustancias psicoactivas Problemas de conducta Psicosis Antecedentes de amenazas o intentos de suicidio Mala adaptación social: Fracaso o deserción escolar Problemas legales Aislamiento social Conflicto interpersonal

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Factores familiares o ambientales: Pérdidas personales Problemas familiares: Maltrato, abuso o negligencia Antecedentes familiares de trastornos psiquiátricos o suicidio Experiencia de suicidios de terceros Acceso a armas de fuego en el hogar

Las muertes por suicidio son escasas hasta los 12 años aumentando progresivamente hasta los 14 y rápidamente a partir de los 15. Fallecen por esta causa más chicos aunque el número de tentativas es superior en chicas. JACOBS (1971) describe cuatro probables estadios dentro del desarrollo del comportamiento suicida: 1. Prolongados antecedentes de problemas. 2. Un periodo de escalada de problemas. 3. Progresivo fracaso de las técnicas existentes de enfrentamiento con los problemas ya viejos, y un aumento de problemas nuevos, que conduce al adolescente a un aislamiento social cada vez mayor en las relaciones que poseen para él importancia. 4. Fase final, caracterizada por una disolución, a modo de reacción en cadena, de todo género de relaciones sociales significativas, durante las semanas y los días que preceden a la tentativa de suicidio. En todos los casos hay un acontecimiento precipitante aunque sólo se vea a posteriori su importancia para el individuo afectado. Es evidente que hay que prestar atención a cualquier mensaje que pueda representar petición de auxilio. Los adolescentes que hablan abiertamente de suicidio han de ser atendidos, aunque lo único que podamos hacer sea tomar en serio su angustio o su necesidad de atención. COLEMAN (1985) recoge cuatro signos de advertencia para los adultos: 1. La continua presencia de un estado de ánimo deprimido, de trastornos de la alimentación y del sueño o bien una disminución del rendimiento escolar. 2. Gradual retraimiento social y creciente aislamiento de los demás. 3. Rupturas en la comunicación con los padres u otras personas de importancia en la vida del adolescente. 4. Antecedentes de tentativas de suicidio o de inmiscuirse en accidentes. A pesar de la validez de estos indicadores a veces resulta imposible predecir el suicidio o prevenir a los individuos para ello. La ideación suicida o los pensamientos sobre el suicidio son aún más frecuentes que las tentativas reales. Pueden considerarse un continuo desde ideas no específicas (“no vale la pena vivir”, “ojalá estuviera muerto”) hasta ideas específicas (plan de suicidio). Estas ideas están asociadas a los mismos factores que el comportamiento suicida (depresión, desesperanza, abuso de tóxicos, trastornos de conducta, maltrato físico) por lo que deben tenerse muy en cuenta para prevenir que concreten sus pensamientos.

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VIOLENCIA Y DELINCUENCIA Una preocupación emergente es la violencia entre la población joven, en la escuela o en la calle. La violencia en las aulas en una denuncia cada vez mayor en los centros educativos. El informe de la Fiscalía de Menores de Madrid de 1998 registra más de 600 casos de menores de 16 años detenidos, donde más de la mitad lo fueron por robo o hurto. En el mismo informe aparecen 1703 casos de denuncias sobre fugas y desapariciones de las que 520 fueron del domicilio y 1183 de centros de protección. El incremento de menores inmigrantes “sin papeles” hacen prever un crecimiento en estas cifras. HALL (1904), rescatando conceptos utilizados por Goethe y Schiller en el siglo XVIII (autores que se encuentran en los cimientos de la Antroposofía), escribió que los adolescentes son emocionalmente inestables y “páticos”. Existe en ellos un impulso natural que les lleva a experimentar estados psíquicos caracterizados por exaltada fogosidad y todo el conjunto está marcado por el sello de lo emocional. Las emociones se desarrollan por contraste y reacción hacia lo contrario. Así la adolescencia se convierte en la interrupción de un tranquilo y plácido desarrollo. En comparación con todos los demás problemas de la adolescencia, según COLEMAN (1985), la delincuencia juvenil es tanto el más corriente como el que mayor número de preocupaciones crea a las autoridades, las instituciones y el hombre de la calle. Con este término designamos comúnmente de modo amplio cualquier comportamiento antisocial por parte de los jóvenes, ya que el comportamiento criminal sólo queda de manifiesto cuando hay detenciones. De este modo las estadísticas subestiman las auténticas dimensiones del problema. Existen estudios en diferentes países que marcan como delitos más frecuentes los robos y manejo de bienes robados, en ocasiones con violencia o daños criminales, siendo más frecuente este último caso en los chicos que en las chicas. Una de las dificultades para analizar el problema estriba en que hay muchos tipos de delincuentes y su clasificación es compleja aunque una cuestión importante sería la reincidencia, la cual responde a factores de la personalidad. También la clase social puede influir en este sentido, existiendo estudios que afirman que el adolescente de clase media suele delinquir una sola vez. Según algunos autores existen delincuentes “sociológicos”, que resultan moldeados por la comunidad y las circunstancias familiares, en oposición más o menos consciente con todo el restante mundo social. Para este individuo el comportamiento antisocial constituye la norma, considerando a la policía y resto de representantes de la ley como auténticos adversarios dentro de la lucha para la supervivencia. En contraste con él, el delincuente “individual” es más probable que posea un trasfondo familiar que, o bien pertenece a la clase media, o no aprueba el comportamiento antisocial y, por tanto, se halla con frecuencia en conflicto con sus padres, suele padecer alguna modalidad de dificultad emocional o procede de una familia desestructurada. Algunos trabajos sociológicos suelen centrarse en los que se conocen como factores ecológicos asociados a la delincuencia: suburbios con vivienda deficiente, condiciones de hacinamiento, ausencia de servicios y carencia de centros culturales y recreativos, altas cuotas de desempleo, etc. Parece que, a pesar de los cambios sociales de los últimos años, estas zonas de elevada delincuencia se mantienen durante periodos largos de tiempo aunque la población haya cambiado y se hayan introducido nuevos recursos urbanos en dichos periodos. 52

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Un tema de especial interés para los sociólogos es la relación entre escuela y delincuencia. En diversos estudios se afirma que en escuelas distintas con alumnado de similar extracción social, pueden producirse llamativas diferencias en los índices de delincuencia, relacionadas estrechamente con las cuotas de asistencia y con el rendimiento escolar. Uno de los hallazgos documentados con más frecuencia en psicología infantil es la existencia de una relación entre delincuencia y trasfondo familiar conflictivo o bien destruido. Factores como divorcio entre los padres, violencia en el hogar, padre ausente, separación precoz entre madre e hijo, etc. se asocian a comportamiento antisocial en los adolescentes. Menos conocido es, sin embargo, el hecho de que en estos últimos años cierto número de estudios han señalado que la relación entre trasfondo familiar y delincuencia no es tan simple como se creía. Actualmente parece más probable que sean los conflictos emocionales dentro del hogar los que están vinculados al comportamiento delictivo, más que otros acontecimientos. Otra cuestión importante es la predicción de la delincuencia a partir del comportamiento infantil. Algunos autores afirman que es posible, incluso durante los años preescolares diferenciar entre niños que quizá entrarán, o no, en conflicto con la ley durante la adolescencia. Así, a los 7 u 8 años, se observan niños menos amistosos, menos responsables, más impulsivos y más hostiles a la autoridad. Niños que gozan de pocas simpatías, son peor aceptados por sus compañeros, se distraen con mayor facilidad en su labor escolar y tienen más dificultades para mantener la atención y terminar las tareas. A los 10 u 11 años, se acentúan más aún la inconstancia de los resultados escolares entre los futuros delincuentes, mientras que, hacia mediados de la adolescencia, las malas relaciones con los compañeros, el rechazo a aceptar responsabilidades y los continuos conflictos con la autoridad distinguen al grupo de los delincuentes. A todas las edades estos chicos tienen una imagen de sí mismos negativa, se consideran inútiles e insignificantes en comparación con sus compañeros de la misma edad y se profesan escaso aprecio o respeto. Todo esto nos hace pensar que el comportamiento delictivo de los adolescentes posee sus antecedentes en estadios infantiles tempranos de modo que no deriva en exclusiva de frustraciones o dificultades durante la adolescencia. Además pone en evidencia una especie de círculo vicioso en la escolaridad de muchos de estos niños. Tienen bajo rendimiento y gozan de menos simpatías en sus primeros años. Ellos mismos se acostumbran a la ausencia de simpatías y a los fracasos, lo cual les produce ansiedad, sentimientos de frustración y peores rendimientos, lo que atrae más de lo mismo. Son niños que los profesores “fichamos” rápidamente (los primeros nombres que aprendemos cada curso) y que se ven empujados hacia la marginación mediante una mezcla de profecía autocumplida y de rechazo por el personal docente. Este es un aspecto que deberíamos cuidar en extremo, pues también algunos tenemos experiencias de todo lo contrario, es decir, de cómo la consideración, el acercamiento, el otorgar protagonismo a estos chicos produce un cambio notable en su aucoconcepto y una mayor integración en la vida escolar.

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7. Drogadicciones La evolución que han experimentado los consumos de drogas en el Municipio de Madrid a lo largo de los últimos años, según datos del documento Prevención de las drogodependencias en el tiempo libre, (Plan Municipal contra las drogas, Madrid, 1999), se ha caracterizado fundamentalmente por la creciente penetración social del uso de las mismas. Este fenómeno se ha visto favorecido por la aparición de nuevas sustancias y por la incorporación de los adolescentes, los jóvenes y las mujeres a unas prácticas como el uso y abuso de drogas, que hasta hace pocos años eran habituales tan sólo entre la población adulta masculina. Junto a esta mayor presencia o cotidianeidad de las drogas, otro elemento que caracteriza la situación actual de los consumos de estas sustancias lo constituye el hecho de que su uso se produce mayoritariamente en contextos de normalidad social. Diversos estudios confirman que el uso de drogas no responde a conductas marginales, sino que se registran mayoritariamente entre personas que mantienen aceptables niveles de integración social (estudiantes, trabajadores, etc.) Ambos factores, mayor presencia y consumo en contextos normalizados, se refuerzan mutuamente y dan lugar a una reducción de la alarma social asociada al uso de drogas. Así, son muchos los ciudadanos que continúan atribuyendo un bajo nivel de riesgo asociado al consumo de sustancias tales como el tabaco, el alcohol, el cannabis o los tranquilizantes. En este contexto adquiere una gran relevancia desde la perspectiva epidemiológica los consumos de drogas que se registran entre los adolescentes y jóvenes. La Encuesta Escolar sobre uso de drogas en el municipio de Madrid, realizada en el último trimestre de 1997 arrojaba datos preocupantes sobre el consumo abusivo de alcohol en los fines de semana y del cannabis. Además también hay niveles importantes de experimentación con diferentes drogas legales (inhalables, hipnosedantes) e ilegales (cocaína, anfetaminas, drogas de síntesis). PREVALENCIA DE LOS CONSUMOS DE DROGAS ENTRE LOS ESTUDIANTES DE SECUNDARIA DEL MUNICIPIO DE MADRID (Población escolar de 14 a 18 años) TABACO Alguna vez Actualmente Ocasionalmente Diariamente 53 % 43,1 % 17,5 % 25,6 % ALCOHOL Alguna vez Último año Último mes 92 % 85,3 % 59,7 % OTRAS DROGAS Alguna vez Últimos 12 meses Último mes Inhalables 6,9 2,9 2,0 Cannabis 35,5 29,6 20,7 Cocaína 8,7 5,9 2,4 Heroína 0,7 0,2 0,2 Anfetaminas 7,4 3,6 1,7 Alucinógeneos 9,6 4,8 2,4 Tranquilizantes o 8,7 5,2 2,7 somníferos Drogas de síntesis 8,5 3,3 1,3 54

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Sobre el consumo de drogas hay casi tantos puntos de vista como personas estén reflexionando sobre el tema. Hay quien piensa que los consumidores de drogas son unos viciosos irresponsables, otros los ven como vividores, un tercer grupo de personas los consideran enfermos necesitados de tratamiento y ayuda, mientras otros piensan que se trata de conductas inmaduras que se pasarán con los años. Unos ven en las drogas una amenaza de dependencia, mientras otros las ven como algo ligado a la máxima libertad individual. Sea como sea, y tal como hemos venido diciendo, su uso está en muchos casos ligado a factores de riesgo de carácter psicosocial y, desde luego, es innegable la repercusión que las drogas tienen en la salud a corto, medio y largo plazo. La adolescencia, momento en que los chicos y chicas se acercan por primera vez a este mundo, es clave para la prevención y la toma de decisiones inteligentes. No es objeto de este trabajo hacer un análisis de las diferentes drogas y de sus efectos, dado que existe abundante literatura sobre el tema, entre la que resaltaríamos el librito recientemente publicado por el Ministerio del Interior y titulado Drogas: + información, - riesgos. Esta guía ha sido puesta a disposición de centros educativos y familias y, desde luego, constituye un manual claro y sencillo para hacer llegar información sobre el tema a nuestros adolescentes. Cuando se habla de consumo de drogas hay que diferenciar distintas situaciones porque ni todos los consumidores de estas sustancias son adictos, ni es inofensivo su consumo ocasional. De modo que se distinguen tres categorías básicas: Los que usan las drogas bien en pequeña cantidad, con poca frecuencia o con pocos efectos dada la propia situación física, psíquica y social del individuo, de manera que no se detectan consecuencias inmediatas sobre el consumidor ni sobre su entorno. Es difícil establecer el límite entre uso y abuso pues es subjetivo y hay muchos factores a considerar. Además no todas las drogas pueden relacionarse con este término. Entendemos por abuso la forma de relación con las drogas en la que, bien por su cantidad, por su frecuencia y/o por la propia situación física, psíquica y social del sujeto, se producen consecuencias negativas para el consumidor y/o su entorno. Como en el caso anterior, habrá que estudiar cada situación antes de decidir si hay abuso. Por último, la dependencia, según la OMS, se entiende como aquella pauta de comportamiento en la que se prioriza el uso de una sustancia psicoactiva frente a otras conductas consideradas antes como más importantes. El consumo que quizá empezó como algo esporádico, sin trascendencia, ligado a la salida de fin de semana con los amigos, se convierte así en una conducta que organiza la vida de la persona, que dedicará todos sus esfuerzos y su tiempo a pensar en drogas, a buscarlas, a conseguir el dinero, a consumirlas, a recuperarse de sus efectos, etc. Se trata de una dependencia física y psíquica que convierte una experiencia en origen aparentemente “liberadora” en algo tremendamente difícil de superar. Mientras la desintoxicación física es relativamente fácil, desactivar la dependencia psíquica es difícil puesto que nace de la necesidad de buscar estados afectivos agradables (bienestar, euforia, sociabilidad) o de librarse de un estado desagradable (estrés, timidez, aburrimiento). Se requiere introducir cambios en la conducta y en las 55

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emociones que le permitan funcionar por si mismo, superar el aburrimiento, afrontar la ansiedad, tolerar la frustración, establecer relaciones, etc. sin drogas. En un momento como es la adolescencia, marcada por cambios físicos y psicológicos tan importantes, y dada la mayor accesibilidad a las drogas existente en la actualidad, lo normal es que se comience a consumir algún tipo de droga a edades cada vez más tempranas y que, poco a poco, se hagan consumos combinados de diversas drogas, por ejemplo beber cantidades excesivas de alcohol, a la vez que se fuma un paquete de cigarrillos, se comparte un porro o se toma alguna droga de diseño en un mismo fin de semana. Este tipo de pautas multiplica los riesgos asociados a cada una de las drogas.

Alcohol Tabaco Inhalables Cannabis Éxtasis Coca

EDADES MEDIAS DE INICIO AL CONSUMO 12,9 años 13, 8 años 12,5 años 15,5 años 16,6 años 17 años

Una cuestión importante es que la sociedad reconozca como drogas no sólo a las que normalmente se asocian con situaciones especiales, sino a sustancias como el alcohol y el tabaco, que normalmente son el punto de arranque de nuestros jóvenes en el mundo de las adicciones y que causan 12.000 y 46.000 muertes anuales respectivamente.

EL CONSUMO DE ALCOHOL Y SUS CONSECUENCIAS El alcohol es la droga más consumida de nuestro entorno sociocultural, de la que más se abusa y la que más problemas sociales y sanitarios causa (accidentes de tráfico y laborales, malos tratos, alcoholismo, problemas de salud asociados, etc.). Su efecto depresor sobre el sistema nervioso adormece progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales superiores ejerciendo una acción inhibidora sobre los centros responsables del autocontrol. En España mueren cada año 12.000 personas a causa de enfermedades o accidentes ocasionados o favorecidos por el consumo de bebidas alcohólicas, lo que representaría el 3,3 % de todas las defunciones. Las causas más importantes son los accidentes, envenenamientos y lesiones autoinfligidas. En Europa, el abuso de alcohol es responsable de una de cada cuatro muertes entre jóvenes varones de 15 a 29 años, sobre todo en accidentes de tráfico ocasionados por personas que conducen bajo los efectos del alcohol. En Europa mueren por esta causa 57.000 jóvenes al año (ver epígrafe de Accidentalidad más adelante). Análisis de la situación Según datos de la encuesta sobre estilos de vida de la población adulta española, realizada en 1992, un 69,6 % de la población consumía alcohol, existiendo diferencias en relación con el sexo, la edad, el nivel de estudios y el estatus socioeconómico. Un 10 % se declaró ex bebedor, y un 20,2 % abstemio (nunca había bebido). 56

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En el momento de hacer la encuesta los resultados fueron: SEXO TOTAL HOMBRES MUJERES (N=1033) (N=2002) (N=966) Beben 69,6 % 81,5 % 58,7 %

16-25 (N=966) 83,1 %

EDAD 26-45 46-65 (N=966) (N=966) 77,5 % 64,2 %

66 y + (N=966) 44,7 %

El elevado consumo de alcohol por debajo de los 16-18 años es un indicador de la permisividad social, la disponibilidad, la gran accesibilidad y el incumplimiento legislativo en materia de alcohol. Los datos de la Encuesta sobre Drogas a población escolar de 14 a 18 años, representativa a nivel nacional (Plan Nacional sobre Drogas, 2000) son interesantes para comprender este fenómeno:  El alcohol es la sustancia más consumida entre la población escolar de 14 a 18 años; el 76 % declara haber consumido alcohol alguna vez y el 58 % declara un consumo habitual (últimos 30 días).  La edad media del inicio al consumo se sitúa en los 13,6 años y al consumo semanal a los 14,8 años. En términos generales la proporción de bebedores aumenta progresivamente entre los 14 y 18 años, sobre todo entre los 14 y 15 que se convierten en edad crítica de expansión de este hábito.  Se reducen las diferencias entre chicos y chicas, ellos beben más pero ellas con más frecuencia.  El 39,7 % de escolares se ha emborrachado alguna vez y el 20 % lo ha hecho en el último mes, aunque solo un 7,4 % percibe que bebe mucho.  El 28,5 % reconoce haber sufrido alguna consecuencia negativa asociada al consumo de alcohol, ya sea de salud, riñas, discusiones y conflictos familiares.

Problemas asociados al consumo de alcohol sufridos por los escolares. 

El 19,5 % reconoce haber conducido vehículos bajo los efectos del alcohol o haber sido pasajeros de vehículos en tales condiciones. 57

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Se mantiene el patrón de consumo de alcohol característico de los adolescentes consistente en consumo de cervezas y combinados, en lugares públicos, con amigos y durante el fin de semana. Consumen en bares, discotecas y en la calle, de modo que el alcohol se convierte en articulador del ocio y las relaciones sociales de los jóvenes. Los jóvenes que beben lo hacen en cantidades cada vez más elevadas y en más cortos periodos de tiempo (“binge drinking”) lo que hace que aumente los episodios de embriaguez. Existe una intensa asociación entre consumo de alcohol, tabaco y cannabis, de modo que el uso de cualquiera de estas sustancias implica una alta probabilidad de consumo de las restantes. Los escolares reciben información de los medios de comunicación (66,8 %), padres y hermanos (57 %), amigos (53,2 %) y profesores (45,6 %), lo que pone de relevancia el medio familiar, educativo y social. El porcentaje de abstemios se ha incrementado en la edad de 16 a 24 años desde 1987, en ambos sexos.

Existen colectivos en riesgo, entre ellos la “población que sale de marcha” cuyas características son:  Edad media de 21,9 años, con estatus socioeconómico medio y alto.  Consumo de alcohol del 90 %, de los cuales el 70 % se ha emborrachado en el último mes y más del 30 % una o dos veces a la semana.  El 50,7 % ha conducido bajo los efectos del alcohol, y de ellos un 9,4 % ha tenido accidentes de tráfico.  Salen de marcha mayoritariamente dos noches a la semana. El 76,7 % viven con su familia de origen, pero opina que sus padres ejercen poco (45,3 %) o ningún control sobre ellos (24,9 %). El alcohol tiene consecuencias demostradas en los jóvenes a corto y largo plazo. En la niñez y en la adolescencia podemos mencionar, a corto plazo: accidentes, violencia, intoxicaciones, problemas de desarrollo y sociales. A largo plazo, el alcohol se asocia a enfermedades crónicas graves: cáncer de hígado y otros órganos, hipertensión; a nivel social, con delincuencia y pérdida de productividad, y con bajo rendimiento escolar. La conducta sexual arriesgada va a menudo asociada a agresiones sufridas en la infancia, al consumo de alcohol y otras sustancias o a los trastornos del desarrollo y mentales.

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COMPLICACIONES Y TRASTORNOS RELACIONADOS CON EL CONSUMO DE ALCOHOL (Alcohol y Salud, 1994) SOMÁTICAS PSIQUIÁTRICAS SOCIOFAMILIARES Y LABORALES Hígado: Esteatosis hepática Hepatitis alcohólica Cirrosis alcohólica Esófago: Reflujo gastroesofágico, vómitos Carcinoma esofágico Estómago: Gastritis alcohólica aguda Gastritis crónica superficial Intestino: Cuadros diarreicos y de malabsorción Páncreas: Pancreatitis aguda etílica Pancreatitis crónica Cardiovascular: Miocardiopatía alcohólica Miocardiopatía por cobalto (bebedores de cerveza) Arritmias cardiacas Hipertensión arterial Arteriosclerosis Hematopoyesis: Anemias carenciales hipocromas Macrocitosis. Anemias megaloblásticas Anemias hemolíticas Síndrome de Zieve Leucopenia Trombocitopenia Sistema endocrino: Disminución de la líbido, impotencia, atrofia testicular, infertilidad Hiperestrogenismo y feminización en el hombre Trastornos de la ovulación Síndrome del pseudoCushing Músculo estriado: Miopatía alcohólica aguda o crónica

Intoxicación alcohólica

Desorganización familiar

Intoxicación atípica

Conflictos de pareja

Síndrome de abstinencia

Seguridad material amenazada

Delirium por abstinencia Actos violentos alcohólica “delirium tremens” Alucinosis alcohólica

Violencia y abandono de los hijos

Trastorno amnésico alcohólico o síndrome de Korsakoff

Retraso en el rendimiento escolar y trastornos físicos y psicológicos en los niños

Demencia asociada al alcoholismo

Deterioro de las relaciones interpersonales

Celos patológicos

Desajuste laboral

Trastornos depresivos

Absentismo laboral y pérdida de empleo

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Sistema nervioso: Polineuropatía etílica Neuritis óptica Trastorno cerebral generalizado Encefalopatía de Wernicke Psicosis de Korsakov Degeneración pontocerebelosa Atrofia cerebelosa Hematoma subdural Epilepsia alcohólica Otros: Alteraciones inmunológicas Trastornos óseos

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Encefalopatía alcohólica minor

Accidentes laborales

Implicación en delitos, suicidios y accidentes de tráfico

¿Qué supone el alcohol para el adolescente? Durante la infancia los niños aprenden a identificar el alcohol con el mundo adulto. La adolescencia es una etapa crítica para el inicio en el consumo de sustancias adictivas que marcan su acceso al mundo de adulto. El hábito de consumo de alcohol en muchos casos comienza por inercia, sin una reflexión previa, dentro de un entorno que lo favorece, y se ve potenciado en tanto en cuanto el o la adolescente observa que le sirve para escapar de situaciones negativas (exceso de timidez, nervios, inhibición, soledad, aburrimiento, etc.). Es importante por ello que desarrolle otras capacidades alternativas para conseguir los mismos resultados que se esperan del alcohol. Los chicos y chicas beben para conseguir Grupalidad. Los adolescentes buscan su identificación y construyen su personalidad entre iguales, de modo que la pertenencia a un grupo es fundamental. Hay que tener en cuenta, y esto se ve también en el medio escolar, que la pandilla actual es más abierta, flexible e informal que las que formamos los de generaciones anteriores, marcada por la fidelidad y por cierta estructuración. De modo que los chicos y chicas pueden estar o no, aguantar más tiempo, y consumir mucho más. Simetría. La cantidad de alcohol ingerida parece depender de lo que beban los amigos, de modo que el control sobre la propia ingesta está supeditado a la presión del grupo. Tristemente, asistimos a menudo a que ese mismo grupo abandone a su suerte al miembro que ha consumido más de la cuenta y ha perdido el control o que incluso padece los efectos de una intoxicación. Experimentación. El grupo puede ofrecer suficiente seguridad como para que el chico o la chica se anime a probarse a si mismo, sobre todo si presenta una serie de rasgos como atracción por el riesgo como modo de ampliar los límites, falsa conciencia de invulnerabilidad, etc. En la actualidad los procesos de socialización en estas edades van íntimamente unidos al consumo de drogas, y en los adolescentes la percepción del riesgo es menor en 60

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lo relativo al alcohol que para otras drogas. Tabaco y alcohol son, para muchos, conductas de entrada y, para algunos individuos, precursores de otras drogas, por lo que frenando la experimentación con ellos se llegaría a evitar un consumo inadecuado y seguramente también el uso de otras sustancias más dañinas. Con el tiempo, el nivel de consumo de alcohol tiende a moderarse y estabilizarse a medida que los jóvenes se forman su propia personalidad, se independizan del grupo de iguales y desarrollan su autocontrol. Esta moderación es menos probable cuanto mayor sea el nivel de consumo en la adolescencia. Etiología del alcoholismo La etiología del síndrome de dependencia del alcohol es el resultado de una compleja interacción de factores constitucionales (vulnerabilidad genética, personalidad), ambientales (aprendizaje infantil, actitud familiar) y socioculturales. Estudios realizados con gemelos y con niños adoptados muestran que las variables genéticas influyen de forma significativa en el origen del problema, aunque se desconoce el mecanismo. Los gemelos univitelinos presentan tasas dos veces más altas de concordancia para el alcoholismo que los bivitelinos, y la incidencia de alcoholismo, en los descendientes biológicos varones de alcohólicos es cuatro veces mayor que en los de padres no alcohólicos, sin considerar si son criados por padres adoptivos o biológicos. Se habla de “alcoholismo familiar” encontrando que los individuos con historia familiar previa de alcoholismo tienen un inicio más precoz, problemas médicos más graves, más características antisociales y un peor pronóstico (no está tan claro en las mujeres). Algunas hipótesis sobre qué es exactamente lo que puede heredarse son: -

El alcohol puede alterar los niveles de algún factor como la serotonina o las prostaglandinas. Puede aumentar la actividad de las endorfinas o de las sustancias parecidas a la morfina. Los hijos de alcohólicos pueden ser particularmente propensos a una elevada tolerancia en los primeros estadios del problema. Los factores hereditarios por sí solos no son suficientes para explicar la dependencia como muestra el llamado "rubor oriental”, con rubores, palpitaciones, hipotensión, cefaleas, vómitos, determinado por la presencia en un porcentaje elevado de la población oriental de una isoenzima de la alcoholdeshidrogenasa muy activa que acumula acetaldehido. Se supone que debería actuar como protector frente al alcoholismo, pero existen también altas tasas de alcoholismo por ejemplo entre coreanos, de modo que debemos pensar en la importancia de factores socioculturales.

Con respecto a la personalidad no parece existir ningún tipo que sea predictivo de alcoholismo. Según el psicoanálisis, el alcohol se usa para reducir la angustia provocada por conflictos emocionales, cualquiera que sea su origen. Una vez establecida la dependencia el paciente utiliza el alcohol para huir de los conflictos derivados de ella. En los alcohólicos de larga evolución no puede detectarse nada que merezca ser calificado como la personalidad alcohólica típica. Se encuentra en ellos con frecuencia ansiedad y depresión pero muestran desde la normalidad hasta la neurosis y sociopatía. 61

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La teoría del aprendizaje también ocupa un lugar en la explicación del alcoholismo. Con la intoxicación el sujeto reduce su ansiedad obteniendo una sensación de bienestar. Se refuerza así la conducta de ingestión de alcohol que se aprende de manera gradual. Cuando ya hay dependencia física se refuerza ya que el consumo evita el síndrome de abstinencia y aporta alivio. El medio familiar es fundamental en este aspecto. Un ambiente familiar con hábitos sanos y saludables frente al alcohol retrasa el inicio del consumo, actúa como protector y favorece que el consumo se mantenga dentro de la moderación. Cuando en la familia los padres tienen patrones de consumo excesivo pueden trasmitirlos a sus hijos. El adolescente puede identificarse con el modelo paterno o con los hermanos mayores. Además un padre (o madre) alcohólico genera tensiones continuas y dificultades emocionales que favorecen el consumo de alcohol al ir creciendo. Al hablar de factores socioculturales hay que valorar la disponibilidad y tolerancia social como factores muy importantes. En España, ya hemos comentado, el alcohol es de fácil acceso y relativamente barato. No solo es socialmente aceptado sino que se le reviste de aspectos simbólicos como la amistad, la unión del grupo, los acuerdos, las celebraciones, los éxitos, etc. Forma parte de nuestra cultura en numerosos rituales y además se le atribuyen una serie de valores y propiedades (nutritivo, estimulante del apetito, digestivo, cardiosaludable, antidepresivo, somnífero, etc. que favorecen aún más su consumo. Pero el alcohol interacciona con otras sustancias, es tóxico y produce adicción. Es una de las sustancias psicoactivas con mayor potencial adictivo físico y psíquico. Otro elemento que contribuye al importante consumo de esta sustancia es la publicidad, destinada al mantenimiento y a la captación de nuevos bebedores en grupos de población vulnerables, como son los niños, adolescentes y mujeres, a través de la publicidad directa, mediante la promoción de sus productos bajo el patrocinio de diversas actividades o utilizando marcas en otros objetos. La publicidad se sustenta en estudios motivacionales y pulsa todos los resortes por los que se mueve la juventud. La promoción puede hacerse incluso a través de bebidas refrescantes para niños cuyo diseño imita el de bebidas alcohólicas y mediante anuncios que incluyen los refrescos en el mismo contexto social en que los adultos consumen alcohol. ¿Por qué se consume alcohol? Cada vez es más frecuente la búsqueda de los efectos psicoactivos del alcohol, es decir, el uso de alcohol como droga, aunque los motivos que se pueden argumentar son diversos. Así, en el documento Alcohol y Salud (1992) aparece la siguiente tabla con los argumentos que el colectivo entrevistado considera bastante o muy importante para consumir alcohol (datos en porcentajes). ARGUMENTOS HOMBRES Porque quita la sed Por costumbre Por estar más alegre, de mejor humor

MUJERES

BEBEDORES

16,3

10,6

15,9

43,9 33,2

41,3 33

43,9 33,6

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NO BEBEDORES 8,2 40,8 32,4

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Para estimularse Para relajarse Por cortesía o consideración Para celebrar algo, festejar un acontecimiento Porque le va bien a la comida

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25,8 12,3 19,2

24,4 9,1 19,5

25,3 11,5 19,7

25 9,4 19,4

76,7

72

78,5

65,8

43

38,6

44,7

32,4

Lo cierto es que el alcohol provoca numerosos efectos engañosos que dependen de diversos factores:  La edad: beber alcohol mientras el organismo todavía se encuentre madurando es especialmente nocivo  El peso: afecta de modo más severo a las personas con menor masa corporal  El sexo: por factores fisiológicos, la tolerancia femenina es menor, en general, que la masculina  La cantidad y rapidez de la ingesta: a más alcohol en menos tiempo, mayor intoxicación  La ingestión simultánea de comida: el estómago lleno, sobre todo de alimentos grasos, dificulta la intoxicación  La combinación con bebidas carbónicas: acelera la intoxicación EFECTOS INMEDIATOS DEL ALCOHOL PSICOLÓGICOS FISIOLÓGICOS (en función de la dosis) (en función de la tasa de alcoholemia g/l) Desinhibición de 0,5 Euforia, sobrevaloración facultades y disminución de Euforia reflejos Relajación Sensación de seguridad 1 Desinhibición y dificultades para Sensación de ser mayor hablar y coordinar movimientos Aumento de la sociabilidad 1,5 Embriaguez con pérdida del Dificultades para hablar control de las facultades Dificultad para asociar ideas superiores Descoordinación motora 2 Descoordinación del habla y de la marcha, visión doble 3 Estado de apatía y somnolencia 4 Coma 5 Muerte por parálisis de los centros respiratorio y vasomotor El cuadro anterior pone de manifiesto por qué el consumo de alcohol tiene tan estrecha relación con una gran parte de los accidentes y de la mortalidad juvenil que analizaremos en el punto 8.

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EL TABACO El tabaquismo constituye uno de los principales problemas de salud pública, no sólo por sus efectos sobre la salud individual y colectiva, sino también por sus consecuencias económicas y sociales. Gran cantidad de estudios así como informes de la OMS ponen de manifiesto la relación entre el uso del tabaco y una alta morbi-mortalidad. Al igual que en otros países occidentales, el tabaco es la primera causa de muerte prematura evitable en la población española. En España mueren cada día más de 130 personas a causa del tabaco (datos del documento Campañas de Prevención del Tabaquismo en España, 1997). Esta cifra ha ido aumentando en los últimos años, pasando de 37.259 en 1978 a 46.220 muertes en 1992. De estas muertes, una de cada tres se producen en población menor de 65 años. De hecho el 13 % del total de muertes ocurridas en la Comunidad de Madrid (18,5 % en hombres y 7 % en mujeres) son atribuibles al consumo de tabaco según el Boletín Epidemiológico de 1994). Además, el consumo de tabaco está asociado a 25 enfermedades, de las cuales las cardiovasculares, el cáncer de pulmón, la bronquitis crónica y el enfisema, son las patologías más frecuentemente relacionadas con esta sustancia. Recientemente se demostró que el benzopireno causa mutaciones en el gen supresor p53 de células humanas y que esta mutación se encuentra en el 60 % de los cánceres de pulmón. Asimismo se han puesto de manifiesto los efectos nocivos del humo ambiental para las personas no fumadoras. Este humo contiene aproximadamente 4.700 componentes químicos, muchos de los cuales son tóxicos y carcinogénicos. Está compuesto en un 85 % por el humo no inhalado del cigarrillo y en un 15 % por el humo exhalado por la persona fumadora. Se ha comprobado que el humo no inhalado tiene mayores cantidades de compuestos carcinogénicos, cinco veces más cantidad de óxido de carbono y tres veces más cantidad de nicotina y alquitrán que el inhalado por el fumador. COMPONENTES TÓXICOS MÁS IMPORTANTES DEL TABACO Sustancia estimulante del sistema nervioso central responsable de los efectos psicoactivos de la sustancia y de la intensa dependencia física que el tabaco provoca Alquitranes Sustancias cancerígenas, como el benzopireno que inhala el fumador y quienes conviven con él en ambientes cerrados. Irritantes Tóxicos responsables de la irritación del sistema respiratorio ocasionado por el tabaco (faringitis, tos, mucosidad, etc.) Monóxido de carbono Sustancia que se combina con la hemoglobina inutilizándola para el transporte de oxígeno a las células Nicotina

En España la prevalencia del tabaquismo entre la población mayor de 16 años es del 36,9 % según los datos reflejados en la Encuesta Nacional de Salud de 1995. Al igual que ocurre con otros hábitos, el patrón de consumo varía enormemente en función de diversas variables, de las cuales el sexo y la edad son claves. Por grupos de edad, son el grupo de 25-44 años seguido del de 16-24 los que declaran tener un mayor consumo de tabaco (51,2 % y 45,6 % respectivamente). Según el mismo estudio, los no fumadores representan el 63 %, de los cuales el 48,5 % no ha fumado nunca y el 14,5 % ha dejado ese hábito. Son los hombres los que con más frecuencia dejan de fumar. 64

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La evolución de los últimos años es favorable siendo del 55 al 47,2 % en hombres desde 1987 a 1995, mientras en mujeres se observa un aumento del 23 al 27,2 % en el mismo periodo. Según datos de la Encuesta sobre drogas dirigida a la población escolar de 1994, la prevalencia del consumo de tabaco diario en escolares de 14 a 18 años fue de un 17,1 % en los chicos y un 24,1 % en las chicas. Varía entre un 8 % a los 14 y un 36 % a los 18 años. Entre la población más joven, a los 11 años, un 18,5 % de los niños y un 13,7 % de las niñas han probado el tabaco. A los 15 esa cifra se triplica lo que indica algo que ya hemos comentado: cada vez se inicia el hábito antes. EFECTOS DEL TABACO PSICOLÓGICOS Relajación Sensación de mayor concentración Sensación de parecer mayor

FISIOLÓGICOS Disminución de la capacidad pulmonar Fatiga prematura Merma de los sentidos del gusto y el olfato Envejecimiento prematuro de la piel de la cara Mal aliento Color amarillento de dedos y dientes Tos y expectoraciones, sobre todo matutinas

La dependencia del tabaco tiene características físicas y psíquicas, y el difícil de superar haciendo de esta droga una de las que más fidelidad despierta en sus usuarios (quien lo prueba suele continuar consumiéndolo). Cuando se deja el hábito aparece el síndrome de abstinencia con ansiedad, irritabilidad, insomnio, dolor de cabeza, fatiga, aumento del apetito, dificultad de concentración, etc. El deseo de fumar puede mantenerse durante años. RIESGOS ASOCIADOS AL TABAQUISMO FÍSICOS PSICOLÓGICOS Faringitis y laringitis Dependencia psicológica Dificultades respiratorias Reacciones de ansiedad y depresión Tos y expectoraciones consecuentes a la dificultad para dejar el Úlcera gástrica tabaco Cáncer pulmonar Cáncer de boca, laringe, esófago, riñón y vejiga Bronquitis y enfisema pulmonar Cardiopatías: infartos y anginas de pecho

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EL CANNABIS El cannabis es una plata con cuya resina, hojas y flores se elaboran las sustancias psicoactivas más conocidas (Hachís y marihuana) y más utilizadas entre las drogas ilegales. Su consumo, como el de la mayoría de las drogas de origen botánico ha acompañado a la humanidad desde tiempo inmemoriales siendo usada con fines religiosos, medicinales y lúdicos. Junto con los alucinógenos los derivados del cannabis fueron la droga de elección del movimiento hippy de los sesenta. Aunque suele ser mayor el consumo de drogas ilegales en hombres que en mujeres, en este caso hay cada vez menos diferencias. Entre 15 y 17 años, el porcentaje de quienes lo han probado es superior en las chicas (21,6 %) que en los chicos (21,1 %) y el consumo más o menos regular casi se iguala. El mayor consumo regular se da entre 20 y 24 años, con un 11,5 % del total. Hay unas 280.000 personas que consumen hachís habitualmente (1-2 días/semana) con descenso en los chicos y aumento en las chicas en los últimos años. La edad de inicio entre los escolares se sitúa en 14,8 años. Sus efectos se deben a un principio activo llamado tetrahidrocannabinol (THC). En los últimos tiempos han aparecido artículos que hablan del posible uso terapéutico de la marihuana y que han llevado a cierta confusión al conducir a pensar que su consumo es bueno. Pero lo cierto es que su consumo trae muchos problemas a distintos niveles. El hachís se elabora a partir de la resina almacenada en las flores de la planta hembra, prensada hasta formar una pasta compacta, marrón que recuerda al chocolate. Tu concentración de THC es mayor y por tanto también lo es su toxicidad. La marihuana se elabora a partir de la trituración de flores, hojas y tallos secos. Ambos se consumen fumados (peta, canuto, porro) y eso hace que el principio sea absorbido fácilmente por los pulmones por lo que llega al cerebro con rapidez. En pocos minutos se notan sus efectos que duran entre 2 y 3 horas.

EFECTOS DEL CANNABIS PSICOLÓGICOS Relajación Desinhibición Hilaridad Sensación de lentitud en el paso del tiempo Somnolencia Alteraciones sensoriales Dificultad en funciones complejas como: expresarse con claridad, memoria, concentración y aprendizaje

FISIOLÓGICOS Aumento del apetito Sequedad de la boca Ojos brillantes y enrojecidos Taquicardia Sudoración Somnolencia Descoordinación de movimientos

Los riesgos asociados al consumo de cannabis se deben al THC y a la forma de consumo. El THC es soluble en aceite y se concentra en tejidos grasos del cuerpo como el cerebro. Tiene una vida media de una semana, por lo que al cabo de siete días de su consumo aún se mantiene sin eliminar el 50 % del producto, favoreciendo su acumulación si el consumo se hace regular (por ejemplo en el ritual de fin de semana del porro compartido). 66

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RIESGOS DEL CONSUMO DE CANNABIS FÍSICOS PSICOLÓGICOS Respiratorios: tos crónica y bronquitis Entorpece funciones relacionadas con el Cardiovasculares: empeoramiento de aprendizaje, la concentración y la memoria. síntomas en casos de hipertensión o Dificulta tareas complejas que requieran insuficiencia cardiaca. lucidez y coordinación psicomotora Sistema endocrino: altera las hormonas (conducción de vehículos, por ejemplo). sexuales y la maduración Reacciones agudas de pánico y ansiedad. Sistema inmunitario: reduce la capacidad de Trastornos psíquicos de tipo esquizofrénico respuesta en personas propensas.

OTRAS DROGAS COCAÍNA Se trata de una droga psicoestimulante consumida generalmente por inhalación y cuya absorción fácil hace que llegue rápidamente al cerebro provocando efectos a los pocos minutos. Es la segunda droga ilegal más consumida. El 3,1 % de los españoles de 15-65 años la han probado en alguna ocasión siendo un 0,6 % quienes lo hacen de forma regular. El mayor consumo se da en la banda de 20-24 años, con un 3,3 % de los chicos y un 0,8 % de las chicas. En estudiantes de 14-18 años, el 5,4 % la ha probado en alguna ocasión. Durante años se pensó que sus efectos en la salud no eran graves de modo que, a diferencia de la heroína gozaba de cierto prestigio social, ligada al éxito. Sin embargo se han puesto de manifiesto los riesgos asociados a su consumo. Efectos fisiológicos como la disminución de la fatiga, la reducción del sueño, la inhibición del apetito y el aumento de presión arterial, “geniales” para la vida de ritmo frenético que llevan algunas personas, dan paso después a pérdida de apetito, insomnio, perforación del tabique nasal, patología respiratoria, riesgo de infartos y hemorragias cerebrales y cardiopatía isquémica. En el plano psicológico, la euforia, locuacidad, sociabilidad, hiperactividad y deseo sexual aumentado, se siguen de importantes trastornos psíquicos como ideas paranoides, depresión, irritabilidad y una gran dependencia difícilmente superable. DROGAS DE SÍNTESIS Todo un grupo de sustancias producidas por síntesis química, sin componentes naturales, en laboratorios clandestinos. Suelen mezclar componentes anfetamínicos con otros alucinógenos. Entre ellas, una de las más conocidas es el éxtasis. Lo que al principio pareció un consumo exclusivo, que alejaba el uso de otras drogas, pronto se rebeló propio de personas con hábitos de consumo de drogas combinadas como alcohol, tabaco o hachís. Estas drogas se han hecho presentes en el amplio menú que se pone a disposición de los jóvenes españoles las noches de los fines de semana. El 2,4 % de los españoles entre

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15-65 años las ha probado al menos una vez, y si se reduce el intervalo a 15-29 años, el porcentaje cambia al 4,7 %. En la población escolar de 14-18 años, en el 2000, el 5,7 % declaraba haberla probado, mientras el 2,5 % lo había consumido en los últimos 30 días (lo que puede interpretarse como consumo frecuente). Sus efectos son mixtos entre la estimulación y la percepción alterada. Al consumirse como pastillas se absorben en el aparato digestivo de modo más lento que otras vías. Efectos fisiológicos propios de esta droga son la taquicardia, arritmia e hipertensión, la sequedad de boca, la sudoración, contracción de mandíbula, temblores, deshidratación e hipertermia, que pueden ser seguidos de convulsiones, insuficiencia renal, hemorragias, trombosis e infartos cerebrales, insuficiencia hepática o coagulopatía. Se investiga ahora su neurotoxidad ya que hay evidencias de su impacto en la memoria. En el aspecto psicológico, los efectos de sociabilidad, empatía, euforia, sensación de autoestima aumentada y desinhibición, dan paso a inquietud, confusión, agobio, ansiedad, depresión y alteraciones psicóticas. ANFETAMINAS, ALUCINÓGENOS Y HEROÍNA Se trata de sustancias con un consumo minoritario y con tendencia a reducirse en los últimos años. En el caso de las anfetaminas, el 2,2 % de la población española las ha consumido en alguna ocasión y, refiriéndonos a la población escolar, el 4,1 % afirma haberlas consumido alguna vez, mientras el 1,8 % dice haberlo hecho con cierta frecuencia. Para los alucinógenos, el porcentaje de quienes los han probado baja a 1,9 % en la población general, mientras en el grupo de los estudiantes es del 5,2 %. Por último, el consumo de heroína es absolutamente minoritario habiendo disminuido mucho desde la década de los noventa. Sólo cuatro de cada mil españoles se interesa por esta droga. En cualquier caso es la que más problemas da por tratarse de un colectivo con cierta marginalidad.

8. Mortalidad ACCIDENTALIDAD Los accidentes son una de las primeras causas de morbilidad y mortalidad entre los jóvenes y adolescentes. Existen una correlación entre la edad, el tipo y lugar del accidente. El 47,7 % de los accidentes se producen en menores de 25 años y se da un predominio entre los hombres hasta los 24 años. Se trata de caídas y colisiones relacionados con los procesos evolutivos y de socialización. Así, entre los menores de 5 años los accidentes se producen sobre todo en el hogar; entre los 5 y los 14 en la escuela; entre los 15 y los 24 en la calle. Las causas externas de traumatismos y envenenamiento en el grupo de edad de 10 a 19 años son los responsables del 42 % de los fallecimientos. Los accidentes de tráfico representan la primera causa de mortalidad en el grupo de 5 a 29 años, así como la primera causa de lesión medular y de incapacidad laboral en jóvenes. 68

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Aparecen algunos factores predictivos de aumento del riesgo de accidentalidad como el alcohol, el género, la inexperiencia, la insatisfacción y la inseguridad, un futuro incierto y la valoración positiva que del riesgo se elabora en el discurso social. La mayoría de los accidentes que se producen podrían ser evitables dado que estarían relacionados con actitudes y comportamientos sobre los cuales es posible intervenir. En España, el estrato juvenil (15-29 años) constituye cerca del 25 % de la población, algo por encima de la media europea. De los nueve millones de jóvenes solo un 46 % está dentro del concepto de población activa, por lo que este colectivo carece de posición social propia y dispone de un nivel de ocio muy superior al de generaciones anteriores. Al llegar la noche crean un escenario singular como consecuencia de la falta de ubicación en la sociedad. De los 750.391 permisos expedidos por la DGT en el año 2000, dos tercios correspondían a conductores menores de 24 años y un 14 % a los comprendidos entre los 25 y 29. Si se consideran las licencias de ciclomotores, en el mismo año se expidieron un total de 180.266, de las que solo un 5 % correspondieron a personas mayores de 29 años. Esto da idea de la cantidad de jóvenes que anualmente se incorporan al fenómeno del tráfico. Del total de 20.756.419 españoles con permiso o licencia, un 28 % tiene menos de 30 años y un 15 % no pasa de los 25. El fenómeno va acompañado de elevadas tasas de siniestralidad. Las estadísticas indican que los primeros años al volante implican un riesgo de accidente considerablemente elevado, comenzando a decrecer pasados entre 3 y 5 años desde la obtención del permiso. Según datos de la DGT, en el año 2000 se produjeron en España 101.729 accidentes de tráfico con víctimas que dejaron 4.372 muertos, de los cuales un 27 % eran menores de 24 años (Maestro, 2004). Se prevé que el número de muertes como consecuencia de lesiones aumentará de 5,1 millones en 1990 a 8,4 millones en 2020, siendo las lesiones por accidente de tráfico la principal causa del aumento. En la actualidad las muertes debidas a dichas lesiones suponen un 2,2 % de la mortalidad mundial de todos los grupos de edad, y la novena causa de la carga de morbilidad en todo el mundo (FISAC, 2004). EVOLUCIÓN PREVISIBLE DE LA CARGA DE MORBILIDAD EN EL MUNDO 1999 2020 (situación hipotética de referencia) 1. Infecciones de las vías respiratorias 1. Cardiopatía isquémica inferiores 2. Depresión unipolar grave 3. Lesiones por accidente de tráfico 2. SIDA 4. Enfermedad cerebrovascular 3. Trastornos perinatales 5. Enfermedad pulmonar obstructiva 4. Enfermedades diarreicas crónica 5. Depresión unipolar grave 6. Infecciones de las vías respiratorias 6. Cardiopatía isquémica inferiores 7. Enfermedades cerebrovasculares 7. Tuberculosis 8. Paludismo 8. Guerra 9. Lesiones por accidente de tráfico 10. Enfermedad pulmonar obstructiva 9. Enfermedades diarreicas 10. SIDA crónica

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Si se analizan los accidentes considerados oficialmente como relacionados con el alcohol, en España se observa que los jóvenes están representados en un buen número de ellos (entre 1988 y 1992, el 32 % de conductores implicados en estos accidentes tenía entre 20 y 24 años, y el 54 % menos de 30). Aunque en otras edades conducir bajo los efectos del alcohol es igualmente grave, el conductor joven desarrolla comportamientos más arriesgados enmarcados en estilos de vida propios:  No le preocupan tanto aspectos económicos (seguros), familiares, sociales, etc.  Utiliza menos los elementos de seguridad (cinturón, casco)  Circula a mayor velocidad como forma de medir sus propias posibilidades o para destacar delante de otros  “Necesita” expresar su oposición a la autoridad establecida y a la norma impuesta Todo ello hace necesario que se desarrollen estrategias de prevención dirigidas a adolescentes y jóvenes que tengan como objetivos reducir el consumo de alcohol y otras drogas, prevenir que conduzcan bajo los efectos de las mismas, y disminuir la morbimortalidad en accidentes de tráfico asociados a esta causa. (González Luque, 1996).

OTRAS CAUSAS DE MORTALIDAD EN JÓVENES Las defunciones debidas a tumores fueron del 20,1 % y las debidas a enfermedades del aparato circulatorio el 11 %. En el rango de 20-29 años, los grupos de causas responsables de defunciones se ha modificado sustancialmente del 96 al 97. El SIDA ha dejado de ser la principal causa de muerte y ha pasado al cuarto lugar detrás de los accidentes de tráfico y otros, que representan el 40 %. La mayoría de las enfermedades con un papel negativo sobre la esperanza de vida están relacionadas con factores ligados al comportamiento individual. En el grupo de edad de 10 a 19 la primera causa son los accidentes de tráfico, la segunda todos los demás accidentes, la quinta el SIDA, las séptimas el suicidio y las lesiones autoinflingidas. Esto es peor en el grupo de 20 a 29 años. Sólo controlando las causas se conseguiría aumentar la vida media de la población madrileña (datos de Madrid & Antona, 2000). TASAS DE MORTALIDAD POR CAUSA, EDAD Y SEXO Mortalidad en la edad de 1 a 14 años en 1994 CAUSAS NÚMERO DE CASOS TASA (x 100.000 habitantes) Accidentes de tráfico 36 4,2 Demás accidentes y causas 21 2,34 externas Leucemia 14 1,56 Otras enfermedades 13 1,45 glandulares y trastornos de inmunidad Anomalías congénitas 12 1,34 Resto de causas 97

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Mortalidad para la población de 15 a 29 años CAUSAS NÚMERO DE CASOS Otras enfermedades de las 226 glándulas endocrinas y trastornos de inmunidad (incluye SIDA) (211) Demás accidentes y efectos 224 adversos Accidentes de tráfico 204 Enfermedades 178 cardiovasculares Signos, síntomas y estados 60 mal definidos Resto de causas 616

TASA (x 100.000 habitantes) 17,44 (16,28) 17,28 15,71 13,73 4,63

IV. CONCLUSIÓN En función de las características de la realidad adolescente y partiendo de la idea de trabajo conjunto que se mencionó al comienzo, habría que trabajar en los siguientes aspectos: ÁREA DEL PROBLEMA 1) Hábitos de salud

    

2) Afectividad

   

3) Ansiedad

   

4) Aprendizaje y adaptación escolar

 

DESCRIPCIÓN Inicio de tabaco y alcohol Descanso inferior a 9 horas Abandono del deporte o actividad física Alimentación inadecuada Aumento de horas de televisión (ocio pasivo) Conductas de riesgo Irritabilidad, decaimiento Sentimiento de no ser feliz Baja autoestima, descenso de interés Dificultades con el sueño Cefaleas, fatiga, dolores Alteraciones de la imagen corporal Uso de medicamentos para los nervios Problemas escolares Trastornos del desarrollo y aprendizaje

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MANIFESTACIONES Accidentes Alcohol, embriaguez Tabaquismo Uso de sustancias tóxicas

 Depresión  Suicidio  Trastornos adaptativos (crisis vitales)     

Trastornos del sueño Dolores inespecíficos Cefaleas recurrentes Síndrome premenstrual Anorexia, bulimia

 Fobia escolar  Fracaso escolar  Trastornos profundos del desarrollo

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5) Relaciones familiares e interpersonales

 Problemas de conducta  Dificultades de inserción grupal/pareja  Procesos de individualización/ separación 6) Sexualidad  Inicio precoz de relaciones coitales  Falta de información/ educación sexual  No uso de medidas de protección ante embarazo y ETS 7) Crecimiento y desarrollo  Alteraciones de la físico columna  Patología puberal  Infecciones: acné, hepatitis, VIH  Hipertensión arterial  Problemas de salud bucodental  Carencia de vacunaciones  Alteraciones visuales

 Fuga del hogar  Conducta antisocial  Sufrimiento de malos tratos y abusos  Déficit de habilidades sociales  Trastornos de la identidad sexual  Embarazos, IVE, ETS  Problemas en las relaciones de pareja  Violaciones y abuso sexual  Problemas relacionales  Absentismo escolar  Enfermedades y deficiencias físicas

En la tercera parte de este proyecto se expondrán algunas directrices que desde las instituciones se dan tanto a profesionales de la salud, como a educadores y familias con objeto de promover y mejorar la salud de nuestros jóvenes. Veremos también cómo se han plasmado estas y otras ideas en algunos centros educativos y cómo propongo desarrollar un programa de salud en mi centro de trabajo.

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