ROGELIO SAUNDERS
(La Habana, 1963). Ha publicado el relato Algo tan mezquino (Editorial Letras cubanas, 1993) y los cuadernos de poemas Polyhimnia (Editorial Abril, 1996) y Observaciones (Editorial Extramuros, 1999).
ÉGLOGA EN EL BOSQUE* Por lo demás, he vivido en medio de un poema lírico, como todo obseso Pier Paolo Pasolini
… ese cansancio de tener que ser nuevamente el padre, cuando se está condenado a ser eternamente el hijo, el hijo, pues, que no volvió de la guerra, o que volvió demasiado pronto (el que regresa, regresa siempre demasiado pronto, debió decir la señora, plumero en mano, mirando el vacío apenas desordenado del cuarto de estudiante de Jacob, un apenas milimétrico, un leve desplazamiento a la izquierda o a la derecha, y la risa breve tapada por una mano aristocrática, desguantada, estéril, transparente, la mano de una loca, en efecto: relatos, escrituras), siempre de un impulso, siempre proveniente, siempre, siempre, siempre, siempre, fluído, fluir fluído, fluído fluir fluído del flujo y el reflujo, y las montañas al fondo: colinas como elefantes blancos, en un manual escolar: diferencia entre pico y colina, incomprensible, específicamente alto, volando en todos los mapas, en todos los agrafismos levantado en diagrama, en diadema, en exodografía, en lírica prórroga, pero frío, lento, exacto en tanto incógnito émulo del despiadado sol hermano hermano, tranquilo, así, en el trivium (la tribuna) de la nada, arropado en el blanco despiadadamente simple, caminando como por sobre los muertos, mientras apenas esbozados, esbozos muertos, garabatos geométricos y pieles tendidas al sol en muda hilera nula, inacallables pájaros del sinsentido en el bosque de ramazón de leche, en la trabazón infinita sin valor alguno, rostros de leche cuajada frente a la boca congelada de hambre, la boca en O que espera todavía, como un ingeniero con los pies juntos frente al monumentum de la Olympia imaginaria, seco pájaro incoloro de alas de hielo, tragando frío y expulsando frío: libre con esa libertad que sólo tiene la confesión espantosa e inoportuna ante el ojo que llora con una cancioncilla neurótica el día muerto bajo los alerces en la fiesta inconclusa /de los enamorados, sol muerto y perenne en la mentira (pseudos) muerta y perenne del lecho bajo los alisios, nieve, entonces, o viernes sinfónico, *
Tomado de Observaciones.
que muestra el trasero pustuloso (postulado) por la loca ventanilla lógica de una risilla exacta como un escalpelo, la calva obscena del gemebundo Órgano ilocalizable, enterrado en el bosque, sobresaliente la cabeza de clown amarillo que gira sobre sí misma 360 grados, sin descanso, pero con cansancio, con difunta ansia, con convicta indecencia envuelta en una carcajada amplia como el mundo, infinita como el ruido, incomprensibleinimportante como el universo (sí: qué importa), estrellas (etoiles) arriba y abajo, como espejo y espejo, y lago y lago, no: charca y charca, en una cadencia de algo así como diez o doce cadáveres por minuto, pero, sin duda, no es allí donde está su victoria (pero yo, ¿dónde estoy yo?, ya sé: yo me perdí hace tiempo), sin dejar de estar un solo momento en lo evidente, pinos arrancados que se mecen todavía, que todavía, o cartílagos, tendones, hiperextrarrígenos, ergos, parergos, rechazando el patético grito inexplicablemente vivo en el pataleo del ahogado, en el ojo plúmbeo, virado al blanco, más vítreo que nunca, que remueve el agua del pantano, de donde brotan cosas (stuff), donde se hunde también el sueño primero y último, pero no hay que hacerse ilusiones: la felicidad es demasiado simple, de modo que todo sigue moviéndose y sobresaltando alegremente en contra de las agujas del reloj, pero en el sentido de las agujas del reloj, en una trabazón horrible y jubilosa de glóbulos aleatorios que se comportan visiblemente como moléculas, ¿no ve usted que se comportan visiblemente como moléculas?, ¿acaso no se da cuenta Ud. que esos que flotan a su alrededor, grandes como melones, /son moléculas?, y dije: sí, sí, sí, son moléculas, porque, de cualquier modo, no fui yo quien lo dijo, porque, sin duda, a mi gato no lo matarán, no, a mi gato no lo matarán, y sonreímos, ¿ve?, sonreímos, nosotros podemos sonreír, tenemos el poder de sonreír, amplia, divinamente, exquisitamente, nosotros: ratas, líquenes, insectos, polímeros, espiroquetas, creciendo, inextricando, territorializando y desterritorializando, já já, reímos y crecemos, descontruímos al mismo tiempo que proliferamos en todas direcciones: virtuocitos colmados de trayectoria, en avenidas perfectas que avanzan infinitamente en milimétrica y aleatoria formación de ejércitos transparentes de Entropía, sin comienzo ni fin, sin segundas intenciones: en claro verso, en diverso claro abierto en el pre-claro bosque, semillero de legiones, de tersos léxicos lógicos e hiperlógicos, perpléxicos y parapléxicos, un pie hacia la izquierda y otro hacia la derecha, bastón en mano, discurseando, pedorreando, golpeando en la lógica cabeza, toc toc, no hay nadie, el dueño no está, el refectorio se deshabitó, y buen caminito que era ese, pero: ¡basta!, adiós cabeza, se estaba hablando aquí del nenúfar gigante, hermano nauseabundo y sabio, del cociente eficaz que atrae y traga, así, ¡chac! (o: ¡zas!), aniquila, suprime, en una palabra: des-engendra (pero yo, yo estaba triste, yo iba, ¿yo estaba?), no estabas, hombre, es evidente, en lo que Hermógenes (¿o era Himípenes?) tampoco estaba, nadie estaba: nadie iba: todos íbamos y todos estábamos, pequeños castrati o joven vagabundo con un pie en las ruinas, el El eterno, cadavéricamente falso,
sin duda, un impulso, un Ya sin esperanza, un YA IMPOSIBLE REDENCION ALGUNA –dijo Celán en el acto simultáneo (y paralelo) de arrojarse a través (to come along) de la misma ventana a través de la cual simultánea (y paralelamente) se arrojaba Deleuze, y la perplejidad (última, primera) subsecuente: hermano, hermano (¿?), y ¡blup! en el azul profundo, en el monstruo de silicio, ¡adiós!, ¡adiós!, o bien: ¡hola!, ¡hola!, perro mundo, la oreja pegada al radio, un martes de carnaval (mardi gras), chucrut, chucrut, sonido de chucrut, de oreja sin lavar adherida a un bloque nauseabundo, chucrut, chucrut, dios ha muerto, todo es posible, y la gran calma de la certeza aniquilando las luces, hasta la del fósforo, mein Gott (no, pero dios no existe: nicht Gott, ¡niiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiichhhhh!……………….……………. ¡niiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiichhhhh! ¡NIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIEEEEEEEEEEEEETTTTTTTTTZZZZZZZZZSSSSSSCHEEEEEEE!, maravilloso, o: Una muerte maravillosa, insólita, que según creo, puede entenderse de 2 maneras: así____________ y así______________, siendo nuevamente el germen, el oblivium o el paraninfo, central-lateral, no sé por qué he dicho esto, el fardo, el pesado fardo, hombre, relájate, eso es, relájate, tantas horas sin dormir, tantas horas sin comer, tantas horas sin beber, VELANDO EL CADAVER, así se olvida el principio, tranquilo, step by step, pelado, arrasado cráneo amarillo saltando (degringolant) en el pe(d)reg(r)ullo, parodiando el Alfa Beto, el abeto de alfalfa y el pino alerce, IN - OL - VI - DA - BLE, arrodillado, a-currucado, tranquilo, cabeza inclinada, nuca expuesta, EXTENDIDA, clara, directa, PERFECTA, en una palabra (¡chac! ¡zas!): D i S j e c T a, calma, afterwards, yo también salto, sí, salto, el Gran Salto, el pequeño Gran Salto, el Salto grande—pequeño del gran poema largo, del largo poema grande, del gran fardo poético pequeño como una cagarruta de pájaro en que ha venido ha convertirse el pesado fardo de lo no dicho de Mallarmé el Elegante, con sus transparentes cejas de nieve y su manteau architípico, habiendo expulsado al Loco con ese gesto perfecto con que se aparta ¡tic! con el dedo meñique una migaja /al concluir el petit déjeneur, con el punto ciego entre los dos ojos puesto en el Loira, Mallarmé, entonces, se tragó al loco, como el niño de cierta opaca moneda se tragó el sol: de un solo golpe, ¡gulp!, se perdió, se deshabitó, ¡fuera, mallarmé, fuera!, no significa nada: no era más que otro juego y no significa nada —y yo que estaba tan triste (lo que no quiere decir que ahora esté tan alegre: ni lo uno ni lo otro, ni esto ni aquello), concluir debe ser algo inaudito, nostalgia del deceso, como se dice: yo amaba esos bizcochos bañados en mermelada, ah, acurrucado, y el sol de papel, de papel frío como un cometa frío, como un yerto asteroide árido que ralla la celosía de la palma de la mano, otro chasco, otro yerro (otro ¡chac! y otro ¡zas!), clinamen de la cabeza, de la péndula que ríe sin intención, amistosa sin sentido, pelele lánguido en la rara linde de labios de púrpura (¿empurpurados?) tú y yo, dijo el gordo sin brazos, sin cuello, ovoide cuasi indistinto gigantome
en la linde, dijo: tú y yo, yo y tú, tú y ¿quién?, ¿QUIEN?, ¿QUIEN?, ¿QUIEN DIJO QUIEN?, inenarrablemente rayado: cuerpo purpúreo, cuerpo blanco manchado ribereñamente de ocre, extraño helecho lechoso plantado en el bosque helado, como una esponja de mar en trabazón insólita con un pez serrucho, como si hubiera estrellas, y mar, y verde tardío entrando como el sol por una persiana: /sol subdividido en lengua corroyente, en diente afilado, diminuto, simétrico, milimétrico, terriblemente eficaz, autentico corta-frío: chac chac chac, y chac chac chac chac chac, como una música última (y primera) sonando dentro del hueco y polvoriento corazón, obsoleto, puesto a un lado, librado a su indecencia, a su desidia, a su Paraqué y su Desdecuándo, errando entre cañaverales de Java junto con otros deshechos de horda, loco corazón muerto hiperhinchado como una rana gigante del Japón (1m x 1m) que relojea sin fin cañada tras cañada, cantando (viejo desvergonzado) quién soy yo, quién eres tú, con la estereotipada síncopa que ya no se oye ni en las imaginarias cajas de música, pero así es, sin duda (o bajo toda duda), en el apenas desordenado cuarto de amontonamiento (de amontillamiento) también llamado depósito, esa palabra súbita, y sin embargo, amplia, pero entendiéndolo como diversa, como el pivot en que todo gira y se deshace, cae, se a-montona, sin recomenzar, sino descomenzando, en negación perenne, no, no, no, no, y no, nunca, no, no: nunca, pero tampoco hacia atrás, sino en el sitio de lo que no tiene lugar, estando desde siempre en todas partes, en el ninguna parte que está siempre en todas partes, sin espera, sin fruto, sin canción y sin fuego, tan enfermo como está todo lo sano, salvo que esto por demasiado visible es invisible, ¿eh Hieronymus verdad que es invisible?, invisibilísimo, Heliogábalo, Heliogábalo, invisibilísimo, de modo que la impresión que se tiene de que avanza es i……………………….. ¿es qué?, es i … lo … cu … to … ria, eso, je je, ilocutoria, greña nauseabunda, nada se acerca, ha muerto toda estación, congelada en signo pálido, toda esperanza recesó, quitamos eso como se quita un cartel gastado, aun cuando los graffiti eran buenos, buenos para nada, a los 5 años le dio con uno de esos en la cabeza: chac, así sonó la cabeza, y le gustó, así que repitió el movimiento: chac, chac, chac y chac, ahí, por así decirlo, fue que empezó la música, pero que no es un estado que quiere expresarse primero en música, aun cuando la música siempre esté ahí, a la portée de la main, pintarrajeada prostituta, NICHT MUSIK, hay faroles girando en el amarillo luminoso de la callejuela nauseabunda, soy yo, soy yo otra vez, el germen reiterativo, el arrasado campo obsecante, la apoplejía del occiso, el vasto mar geométrico donde trasiegan los rocambolescos zapatos de cordones rígidos, enhiestos como cabellos electrocutados, hincados en el huevo perfecto como uñas curvadas /de cuervo sempiterno, de perenne sapo que canta la mala suerte, que anuncia la buena muerte, y así, entre grandes saltos pequeños, erige un monumento el cansancio, animal protogenésico de grandes glóbulos enjalbegados, de grandes párpados soñolientos de hijo perennemente huérfano, lejano, indiferente, acaso levemente ocupado en la vigilia estorbada de la mantis que vela al insecto-hoja y descuida las hojas de hierba, acto sin tragedia que celebra el grillo y deplora la cigarra,
mientras el sapo los contempla a todos con ojo crítico y simultáneo, en el momento en que todo gira, se deshace y se amontona, y un blanco silencio, una vasta calma incolora se extiende hasta los confines del pantano, así, sin música, todo va mejor –dice el sapo con un chasquido algodonoso. Chac chac: comer, ser comido. Es entonces, pues. Es entonces que comienza ese…
EL PÁJARO DE ORO*
*
Inédito.
cerdos sacrificados a la luna copos de nieve lloviznando sobre un péndulo alas aisladas e irisados matices gatos jaspeados [semejantes] a un jarrón chino
asa porcelana
(que concluye en)
pájaro
(como lados de)
pincel volutas de azafrán y trenes elevados en la sombra desnudo perfil ocelote
dama
juglar
secretario
muslo de cereza de ámbar de almendra de durazno de sílex pétalo frío de loto
el óvalo de óleo su rostro, su cabello el ladrido del pájaro de chile almeja bermellón pick up
pick up
pick up me from the grass from de heaven au fond du ciel
pick up
pick up
la espada y el relámpago: un muro un hombre con sombrero un dibujo de tiza un automóvil amarillo una zapatilla de terciopelo incienso de jazmín un corset un cigarrillo una luneta de ópera
don’t and weather weather and don’t versos inundados por la sombra
estasis es éxtasis
salto de las ocas en el blanco y el azul ojos abiertos de la inteligencia, nudos
círculos de ocarina olas de arena
dispersión del iris: vuelo de ojas de tilo suspensión del arco: hojaldre doloroso
doncellez sencilla tintineo del sembrador manzana suspendida cuchillo de hojalata
pájaros sacrificados a la luna sálvame del hospital no de los ojos laqueados de los ojos laqueados no
cabeza en forma de jarrón chino
disforma —— no
novia sinfonía
galope en la nieve o cuchillo ocre golpe de gong sueño de leche dispersión de la noche en la boca del pez mar batiendo contra la ventana de papel urinario en forma de gato jaspeado el espejo de cera con un doble perfil la boca del escriba es una moneda
destello de bronce sonidos de marfil
destellos de marfil sonidos de bronce
quítame este chaleco de fuego
sonríe a mis ojos laqueados hiéreme con ese cuchillo ¡oh tú, Ermitaño!
la huella de los caballos púrpura y gris la sombra de la oca
el universo transgredido el tiempo transparente los globos los paseantes los niños mudos la bailarina el guía lento y arqueado señala al templo
¿dónde está el sol? sordo el pianista ríe como un idiota collar de la reina flauta de jade
¡OH TU! tap tap tap que se aleja muslo negro en la escarcha Amazing —dice
Se ha roto el arcoiris. Se ha quebrado la lira Se han descarrilado los trenes. El pincel está seco. Yo estoy loco muerto estoy dormido estoymuertoestoy
the key is in the grace risa del pájaro de oro fin de la sinfonía